—De manera que, has decido trasladarla sin decírselo a ella —comenta Gregory sentándose frente a mí.
—No tuve tiempo de hacerlo, el nacimiento del niño fue una sorpresa.
—Debiste posponerlo hasta que ella lo supiera, no tienes idea en el problema en que te has metido.
—Recibirá la notificación en la mañana se lo pedí a Harrison.
El esta comparando a Charlotte con Desiré y ambas son como el día y la noche. Se burla de lo que el llama ingenuidad alegando que todas las mujeres son iguales.
—Cambian de insultos, pero no de tácticas al vengarse.
—Charlotte no...
La puerta se abre con violencia entrando Charly bastante sulfurada y con un documento en manos. La notificación debería llegarle en la mañana, justo cuando esté hablando conmigo. Gregory sonríe levantándose de la silla haciéndose a un lado y murmurando.
—Aquí vamos.
—Buenos días, señor —saluda a Gregory, pero no a mi —usted me recomendó en este lugar.
—Si y no me arrepiento —responde sonriente llevando su mano a uno de sus bolsillos. —te dije que quería ver que tan buena empleada eras...
—Charlotte —le llamo y niega.
—Vengo a darles las gracias por la oportunidad y entregar esto —estira el sobre hacia él y mi Gregory sonríe tomándolo en sus manos. —no se si entregarlos a usted que me dio la oportunidad a su padre que me consiguió el ascenso o —me mira con los labios apretados y vuelve a mirar a Gregory. —al señor Matthew, es mi carta de despido y tengo entendido que usted es el jefe de todo.
—Puedo recibirla.
El miserable está divirtiéndose con todo esto, saca una pluma del bolsillo y me pide consentimiento para hacerlo.
—No te atrevas a aceptar su renuncia Gregory. No es su puto hospital Charlotte.
—¡Usted no se meta!
¿Usted? ¿Desde cuándo he vuelto a ser usted? Mi hermano se detiene con la pluma en una mano y la carta en otras mientras sonríe. Retrocede varias pasos cruzando de brazos bastante divertido.
—Y tu decías hace ocho años que me ibas a enseñar como se hace respetar un hombre.
—Cierra el hocico Gregory —le exijo.
—Es el ser más despreciable y cobarde que he conocido.
Intento acercarme y retrocede con el pisa papel en sus manos. La risa de Gregory no contribuye a mi labor.
—Me estas pagando haber sacado a Des de ese hospital y fingir ser yo.
Ignóralo y céntrate en la chiquilla que está a punto de llorar. Vamos linda, que solo quería no calmar los rumores de ti."
—Señor —se acerca a Gregory y le señala el sobre —¿Podría?
—Por supuesto.
—¡No! ¡Dije que no! —me lanzo contra él y le arrebato el sobre que rompo en pedazos tirándolos al aire —¡Tu de este hospital no te vas!
—Ella podría trabajar conmigo —sugiere y lo veo sin poder creer.
—¿En serio? —pregunta acercándose y puedo notar su emoción es genuina.
¡No! eso no era lo que quería ¡Maldita seas Gregory!
—Por supuesto, hay una bacante como mi asistente que nadie ha podido llenar desde que Emma se fue, nada es igual...
—¡No!
—Pero dice que no la quieres aquí. —comenta inocente.
Doy un paso hacia él, pero una figura pequeña se interpone en mi camino. Mi hermano sonríe bajando el rostro fingiendo un interés que no tiene, un cariño que solo le profesa a Des y a sus hijos.
—¿Cuándo cree que podría empezar?
—Charly —le advierto tomando su mano, pero se sacude molesta —linda...
—No quiero hablar con usted. —señala a Gregory —con él sí.
—Lárgate Gregory
Mi voz sale casi inaudible, se asemeja más a un ruego que ha una exigencia. Antes de hacerlo nos mira a uno y a otro mientras niega divertido.
—Llamaré al 911 —comenta con la mano en el picaporte —911 ¿Cuál es su emergencia? Mi hermano fue atacado por un duende.
Cierra la puerta impidiendo que el abrecartas le llegue y aun con ella cerrada puedo escuchar su risa fuerte. Camina directo a la salida y apoyo mis manos en la puerta volviéndola a cerrar. Acerco mi cuerpo al de ella besando su cuello y dirigiendo mis manos a la falda en búsqueda de esa parte de ella que sé pide a gritos una caricia.
Jadea al sentir mis dedos lanza su cabeza hacia atrás permitiéndome me deleite dejando besos. Capturo uno de sus senos y la otra parte toca su humedad. Se tensa rápidamente y da un paso a un costado alejándose de mí.
Lleva el cabello recogido y expuesto su cuello, esta agitada, nerviosa y hay rastros de llanto en sus ojos. Todo esto se hubiera evitado si tan solo siguieran mis órdenes.
—No me quieres aquí. —niego tomando su rostro y vuelve a alejar mis manos.
—Me prometí que el día que empezará a sentir cosas por ti, sería necesario trasladarte de lugar. —empiezo a decir —le pedí a Harrison el traslado, pero para efectuarse en una semana. Yo debía hablar contigo, aclarar las cosas. No es posible trabajar juntos, porque serias una distracción y querría subir cada maldito tiempo con una excusa diferente y hacerte el amor en cada uno de estos lugares.
Señalo a mi alrededor al hacerlo, de la misma manera que lo hice cuando ella estaba en incapacidad. Me dije que en otro lugar con personas me iba a limitar y dejaria de ser el chiquillo con hormonas alborotadas en que ella me ha convertido.
Abraza su cuerpo con sus manos y me queda viendo sin decir nada. Aun está molesta, pero ha bajado la guardia permitiéndome acercarme.
—¿Qué te importa si él me da empleo? Deberías estar aliviado.
—¿Por qué trabajar para una empresa como empleada? —pregunto y retrocede al ver que doy un paso hacia ella.
—Soy empleada aquí ¿Qué más da?
—Serás la dueña de esto cielo al igual que yo —le explico y entorna los ojos como en la época en que apenas sinos soportábamos — me gustas y quiero que esto dure —elimino distancia y alzo su mentón dejando un beso en su cuello. —eres mi necesidad y debilidad al mismo tiempo, convertiste mis días tristes en alegres. Llegaste a iluminar mi sendero, pero también a trastornar mis emociones y romper mi autocontrol.
La tomo con las defensas bajas y la atrapo antes que pueda escabullirse. Retrocedo con ella hasta llegar al escritorio arrojando todo lo que hay en él. No estoy pensando con claridad, solo estoy sintiendo la necesidad de escuchar sus jadeos y que me lleve al mismo infierno. El fuego que ella desata en mí parece ser sacado de ese lugar.
—No quiero ser tu amigo Charlotte, ni tu jefe —retiro mi saco y lo lanzo detrás de mí, mientras ella sigue agitada.
—No puedes hacer planes solo. —alza el mentón y sonrío. —no puedes hacer como si yo no existiera...
Me acerco a ella callando sus protestas con mis labios, golpea con fuerza mis hombros y la aprieto contra mí. Paso sus piernas por mis caderas y restriego mi erección en su sexo logrando sacarle un jadeo. En segundos la furia se convierte en deseo, su boca le da acceso a mi lengua.
Apoyo una mano en su trasero eliminando el poco aire que pueda haber entre los dos y la otra va a uno de sus pezones por encima de la tela de su vestido. Cuando su mano baja a mi entrepierna y suelta mi cinturón sé que estoy perdido. Sus manos ligeras se deshacen en segundos de todo obstáculo capturando mi erección por encima de mi bóxer y jadeo su nombre.
El roce de sus manos pequeñas y el rítmico vaivén de sus manos cubriendo toda su dimensión me vuelven loco. Cuando creo que no podré más y el aire en mis pulmones acaba el todo se tiene. El beso acaba y la caricias también, de la nada todo se enfría y ella me hace a un lado acomodando su falda.
—Tienes razón Matt, es una pésima idea trabajar juntos —y se va.
¿Ella se va? Dejándome con una puta erección que nada podrá bajar, solo enterrándome en ella hasta que grite mi nombre. Puedo escuchar la risa de Gregory taladrar mi cabeza, sin estar presente o saber lo que ha sucedido.
"—Cambian de insultos, pero no de tácticas al vengarse."
Lanzo una patada a la silla derribándola y hago lo mismo con todo lo demás. La histeria y frustración alcanzan el sillón, escritorio y esta se dirige al de ella cuando una mujer alta con porte de modelo se instala frente a mí. Me observa de arriba abajo asustada, mi apariencia no es la mejor, pero me importa una mierda.
—Soy su nueva asistente...
—Largo —le ordeno y parpadea retrocediendo nerviosa —dije que largo —repito —y más te vale que ocupes tu antiguo puesto o estarás despedida.
(...)
No contestó mis llamadas, tampoco mis mensajes. La chica regresó a su puesto, pero Charly no ocupó el suyo. Felipe seguía vigilándola de lejos, pese a que le había despedido en la mañana. Por el supe que estaba en el gimnasio y decidí intentar "llegar a un acuerdo".
Acababa de venir a visitar a Emma, mañana le darían de alta a ella y a su bebé. Había decido llamarlo como su abuelo Jason y creo que nadie puso resistencia. Subo las escaleras escuchando el ruido propio de las maquinas mezclarse con la música del recinto.
La gran mayoría de artefactos están de espaldas al igual que quienes lo usan. Es fácil distinguirla en medio de todos, es la única sola haciendo su rutina.
—Nunca pensé que pudiera volver. —escucho decir a una mujer y yo me quedo en la entrada un instante.
—¿Has averiguado quien la trajo aquí?
—Nadie sabe. Mi esposo quedó en hablar con la gerencia para que la cambien de sitio.
—Ella no puede estar aquí. Es un desastre y mira como suda.
Me distraigo con los comentarios despectivos intentando ubicar quien puede ganarse la enemistad de alguien de esa manera. Noto que a quien ven es a Charly y miro a Felipe.
—Ella no quiso que usted lo supiera —se excusa —me rogó que no lo hiciera.
—¿Por eso sigues vigilándola? —asiente y apoyo una mano en su hombro —gracias, entonces. Buenas noches —saludo a las damas interrumpiendo su platica.
La gran mayoría de los que están allí se detienen al verme allí. Ninguno de nosotros usa este lugar o los otros dos, el riesgo es inmenso y el estrés por el acoso de prensa igual. Charly tiene audífonos puesto a todo volumen por lo que puede verse. Dura varios minutos en darse cuenta todos se han detenido y cuando lo hacen sigue la mirada.
—Hola cariño —le saludo, apaga la maquina lentamente y se baja de la misma manera —te he estado llamando, creo que hay un problema con tu móvil.
—Lo dejé en casa —responde limpiando su rostro y viendo a su alrededor. —esta mañana.
Estiro mi mano que recibe de forma nerviosa y la ayudo a salir. Ninguno mueve un musculo o parpadea, solo uno de los instructores que sonríe diciéndole adiós.
—¿Estas enojado? —susurra al darse cuenta de que no he dicho nada mientras salimos —lo estaré si no regresas...
—Ya puedo volver...has aprendido la lección —me la quedo mirando sorprendido y me hace un guiño.
—¡Bruja! —protesto y se alza de hombros pegándose a mi —van cinco...
Y lo siguiente que escucho es su risa fuerte...
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