Capítulo 13
—Tío Matt —saluda la pequeña Addison al verme entrar al hospital.
Al fondo veo a los hombres de seguridad que avanzan hacia ella a pasos rápidos y se detienen al notar que corre hacia mí.
—Se me cayó un diente —sonríe y señala con sus dedos el espacio y la alzo en brazos —a Alison fue este —sigue apuntando a otro.
—Te vez hermosa —comento besando sus mejillas —¿Dónde está mamá?
—En casa, vaciando tripas —sonrío ante aquel comentario —¿No tienes una pastilla mágica para hacer crecer al bebé?
—No la hay cariño. Y de haberla te perderás de una magnifica experiencia.
Me adentro a la clínica dirigiendo mis pasos al sitio en que he visto los escoltas de mi padre. Addison dice haber llegado con papá y mamá, Desiré se sintió mal.
—Papá no quiso salir con nosotros y tampoco dejar a mamá.
—Porque necesita de sus cuidados —explico y afirma —para que el bebé nazca sano.
—Queríamos quedarnos con ella.
—¿Y el diente? —pregunto y se encoje de hombros indiferente.
Su hermana sale por unos de los pasillos tomada de la mano de mamá. Se suelta al verme con su hermana en brazos y me arrodillo para recibirlas a ambas.
—El abuelo salvó a una chica. Le dijo a mi abuela que le recordaría eso la próxima vez que le diga era inútil ir a los congresos.
Ambas me ven sonrientes tomando cada una por su lado. Tienen el rostro de su padre y el comportamiento de Des, libres, alegres y despreocupadas.
—¿Qué tenía la chica?
—No sé, ella estaba tirada el abuelo cuando nosotros llegamos.
—El abuelo presionó su pecho...
—La abuela le tomó las muñecas.
—Es tu asistente ¿Cómo se llama Addis?
—Charlotte —les digo levantándome.
Mi madre a llegado hasta nosotros y afirma tomando a las niñas. La encontraron inconsciente sin pulso.
—Tu padre te dará mejores detalles. —comenta y afirmo —estará en cuidados intensivos.
—¿Sus padres?
—Envié a un auto por la señora, a su padre le contactó la clínica. Niñas su tío debe ir a ver a Charlotte.
Tengo a cada una sostenida de una de mis manos que sueltan ante la orden de mamá. Le doy un beso a cada una y avanzo a pasos rápidos hacia el lugar. Debí sospechar de su respiración y aquellas pausas al hablar. Estaban sus ojeras toda ella era una alerta que yo decidí ignorar.
—¿Qué sucedió? —le pregunto a mi padre que sale en ese instante.
—Está controlada, ahora debemos buscar que ocasionó esto—explica llevándome a un lado.
—Es de nacimiento...
—No ese Matt —interrumpe mi padre y me muestra la tabla con la hoja clínica —esté.
Reviso el reporte médico y niego confundido viendo todo historial. Hasta hace un mes ella tenía todo bajo control. Mi madre asegura que lo que ve es el comportamiento de un corazón que no ha está controlado.
—Es imposible una recaída. Tiene los medicamentos adecuados... lo único que se me ocurre es que no los esté tomando.
—Tiene problemas en casa, pero es para llegar a estos extremos —explico con la vista fija en los exámenes realizados.
—Están bajos —señalo un sitio en particular y papá afirma —en proporciones peligrosas.
Tiene bajo los glóbulos blancos, aquello le haría propensa a las infecciones, no a un paro cardiaco. Regreso a sus últimos exámenes y todo estaba transcurriendo con normalidad.
—Algún medicamento que usó por error. —explica mi padre —o drogas ilícitas. Ambas son absurdas, pero no hay que descartar. Por el momento debemos esperar a sus padres...
—Habla tu con ellos —le pido viéndolo a los ojos y es casi un ruego —yo no puedo verlo sin enojarme.
—¡Explícate!
—No sé detalles exactos, pero su padre tiene algo en mi contra. Ella ha sido discreta, pero sé que ha tomado terrenos altos.
—Alguien con su problema es propensa a recaídas por estrés. —afirmo y papá parece pensar —ningún padre quería un mal para su hija.
—No estoy diciendo...
—Quizás solo esté preocupado y tema que la estes usando —me interrumpe y lo veo serio —Soy padre, no puedo verlo desde otro punto de vista. Lo mejor es que hables tu con él y le calmes.
Cuando sepa que llevó a Charly a ese estado y no antes. Doy media vuelta dirigiéndome al octavo piso, el sitio de recursos humanos y el lugar de trabajo de sus únicos amigos.
—Si voy a defenderte exijo saber que pretendes con ella —su voz me detiene a pasos de los ascensores y giro hacia él antes de responder.
—No lo que le han hecho creer. —señalo mi pecho antes de continuar viendo a mi madre acercarse —fui educado por un caballero y una dama, todo lo demás es deducible por ti.
Sonríe asintiendo y mamá igual. No me interesa demostrar a través de mujeres mi virilidad y el ligue con las chicas. Todo eso lo viví y disfruté al máximo, el día que me casé dejé todo eso atrás.
—Señor —doy media vuelta y me encuentro con la asistente de Harrison seguida de los dos amigos de Charlotte.
—Beatriz tiene algo que puede ayudar. —señala el chico y me dirijo a ella.
Almorzó con ella ayer, estaba preocupada porque no recordaba si se había tomado o no los medicamentos. Asegura haberle ayudado, descubriendo que le faltaba por tomar el del medio día.
—Pero su pecho subía y bajaba—señala e imita el gesto —como el de un pajarito al ser atrapado.
—¿Se lo tomó delante de ti?
—Si. incluso se quejó que era dulce al querer pasarlo sin líquido. —señala.
—¿Recuerdas el nombre?
Me da los indicios de lo que recuerda y asiento. Agradezco la información, pero me detiene cuando avanzo hacia los ascensores.
—Dijo que últimamente no era ella —comenta —olvidada las cosas y se quedaba en blanco.
—Gracias, a todos —les digo y señaló a mi padre —él puede darle detalles de su salud.
—¿Podemos verla? —pregunta la chica, Dorothy creo era su nombre.
—Después que lo haga su familia.
Señaló al grupo de tres que vienen por los pasillos. Dos mujeres y un hombre, una de ellas la reconozco como su prima. La chiquilla que la ha dejado en un estado de indefensión que la hace irreconocible. Pido el ascensor y Juno se instala a mi lado, señalando a Juno acercarse.
—Señor.
—La prima no entra a verla —le ordeno —no me importa lo que tengas que hacer o amenazar. Aceptaré toda la culpa de lo que enfrentes, pero no entra.
—¿Qué digo si me piden explicaciones?
—Que yo di la orden. —respondo entrando al ascensor. —o coméntales que no me gustó el trato hacia mí el día que vino a entregar mi pañuelo.
Juno asiente con rostro neutral, pero en sus labios se asoma una sonrisa. Charlotte ha querido limpiar su nombre, sin dañar a terceros, eso me incluye no solo a mí, también a esa atrevida.
(...)
Salgo de los ascensores tras haber dejado el fármaco a laboratorio. Frente a ellos encuentro a un hombre rubio, de estatura media, 50 y tantos años. Lo recuerdo como uno de los tipos de la foto que mostró Charlotte.
—Debo suponer que no es su tío —me ve enojado y sonrío —me gustaría que lo fuera en este instante...
—¿Para evadir su culpa? Envía a su padre, su madre y hasta a sus escoltas. Todo con tal de no verme a los ojos y aceptar que tiene a mi hija en este estado.
Doy un paso más lo suficiente para estar cerca, bastante lejos para evitar golpearle. Hay una razón poderosa para que esté actuando de esta manera. Tiene los ojos humedecidos y rojos, consistentes con alguien que ha llorado bastante.
—¿Tan poca cosa ve a su hija que solo puede ser la amante de alguien?
—¿Lo negará? —me pregunta y afirmo —estaba con usted ayer, llegó con las mejillas rojas, ojos brillantes, cabello revuelto...
—Feliz. No por lo que cree señor—le corrijo sin perder la calma —la encontré trabajando a las diez de la noche, se negó a ir a casa. Intenté persuadirla de diferentes formas, ninguna me fue posible. Asi que la llevé a dar una vuelta, por la interestatal.
De lo único que soy culpable es de mi irresponsabilidad al permitirle levantarse con el auto en movimiento y disfrutar de la noche. El hombre se sorprende por lo que le narro, pero sigue con ese gesto de odio hacia mí.
—No me conoce...
—Usted solo quiere desquitarse de Dick Murray a través de mi hija y solo porque su ex le dijo que aún la amaba...
Acabo de escuchar la pieza que le faltaba a esta historia. Dick lo buscó le contó su verdad, limpió su trasero y me lanzó a los buitres. Ese hombre solo temía que jugara con su hija, quizás por pretender la vería como alguien inferior o que estaba acostumbrado a esto.
—Mientras usted ataca a su hija de todas las formas y aceptaba las acusaciones de su sobrina, su hija vivía un tormento —le digo acercándome a él — prefería trabajar aquí antes de ir al sitio en que ese sentía segura, de pronto ya no era asi.
—Es casualidad que el interés por mi hija creciera luego de esa noche. También fui joven y conozco las estúpidas decisiones que tomamos llevados por el deseo de desquite.
A un lado de la habitación se encuentra la chica, escoltada por Juno. Me distraigo con ella un instante y me pregunto si sus travesuras pueden llegar a tanto.
—Conozco a mi hija, y a los hombres como usted. Solo le pido no le aliente en sentimientos que no puede corresponder.
— No puedo prometer algo que se no voy a cumplir y me refiero explícitamente a mis sentimientos. Si conoce a su hija debería saber que es fácil de querer —me alejo de él retrocediendo varios pasos en calma —Por el momento, me interesa saber si hay más de su medicamentos y si los puede traer.
Me ofrece una mirada cargada de odio, que correspondo con tranquilidad, él decide a que darle prioridad en este instante. Tras pensarlo mucho pregunta.
—¿Cuántos?
—Todos los que tenga —respondo seco y afirma dando media vuelta.
Está compuesto por azúcar en su gran mayoría, pero hay rastros de algo más. Charly pudo estar consumiendo drogas ilícitas sin saberlo. Por eso el trabajo en exceso...
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