Capítulo 10
Charly
Lunes en la mañana y respiro aliviada, al parecer no hubo nada que lamentar. Los hombres que acompañaron a Neal narraron los motivos de su estado y su madre se sentía orgullosa de lo héroe que fue. Los de Dorothy no sospecharon nada, pero temía que sus padres hablaran entre sí. Yo, solo agradecía que los míos no se trataran con los de ambos.
—¿Lista? —pregunta mi padre entrando a mi habitación y afirmo. —te pediré un taxi antes de irme. —deja un beso en mis labios y sale no sin antes darme la bendición.
El grito de júbilo de mi madre me hace salir con el bolso en mis manos y a medio vestir. La mención de mis tíos me hace sonreír sin verlos bajando las escaleras casi que en las nubes. Sonrío al hombre en pie tan parecido a mi padre que me abre los brazos y a mi tía Aaliyah.
—Pero mira que hermosa estas —habla mi tía abrazándome —me encanta que te quitaras ese color.
—No tuve opción —confieso recibiendo el abrazo de mi tío.
Lo hice por complacer a mis padres y sin entender porque tenía que retirarme algo que me agradaba. Había prendido a querer ese color y lo hice parte de mí.
Me alejo de ambos y observo a la chica de cabello rubio, alta y de hermoso cuerpo que contempla la escena con labios apretados. La última vez que la vi Mila, tenía solo diez años y sentía celos del cariño de sus padres y hermanos hacia mí.
—¿No vas a saludarme? —le pregunto. —no me digas que aun sientes celos —me acerco a ella besando sus mejillas y se relaja rápidamente.
—Es el shock por verte tan...cambiada —aquella pausa sé a qué se debe y decido ignorarla.
Ya no somos dos niñas que discutían por todo y no quiero hacer un drama de algo que es evidente. Estoy gorda y no hay mucho que hacer.
—Estaba más gorda —confieso viendo a mi tío que se ha quedado en silencio bastante enojado con Mila. —el trabajo me ha ayudado.
—¿jefe exigente? —pregunta mi tía y sonrío.
—Es un amor —con mal carácter.
—¿Es tan hermoso como se ve en fotos? —me pregunta Mila.
Mis tíos carraspean y ella solo sonríe inocente. Una mirada a mi padre demuestra lo que le disgusta aquel comentario, pero sabe guardar silencio. Mila Joly May, es mi prima por partida doble. Mis madre y su hermana se casaron con dos hermanos.
Los míos me tuvieron a mí y a Kyle, ella murió a días de nacer. Mis tíos tuvieron tres hijos, Julián, Canden y Mila, la menor de todas y con veinte años. Era posesiva con sus padres y hermanos. Un comportamiento que todos veían extraño, siendo yo hija única ese debería ser mi conducta y no la de ella.
—Los veré al volver —les digo al ver la hora. —llegaré tarde.
—Solo Mila se queda. —habla la tía. —desde que supo tienes un empleo, ha querido venir a saber los detalles.
Mila me sonríe y le devuelvo la sonrisa. No nos llevamos bien de pequeñas, era más unida a mis dos primos. Considero que es algo que quedó en el olvido y podemos ser amigas.
Están de paso en la ciudad, pues han querido hacer un viaje en auto hasta miami. El mismo recorrido que hicieron el día que se casaron, festejando su aniversario número 24.
La tía Aaliyah se ve pálida y ha bajado de peso, cuando lo menciono sonríe. Diciendo que ha iniciado una dieta que le hizo mal. Cambia de tema diciendo que Mila desea quedarse. Canden y Julián, están trabajando, se les unirán más adelante.
—Debes dejarla, estas perfecta asi. —le recomiendo y miro a Mila —¿Te quedaras?
Alguien con quien hablar o salir, me vendría bien.
—Pasará un tiempo con ustedes, espero no sea molestia. —explica el tío Audrey algo preocupado.
—Esta casa es de ustedes también —comenta mi padre y señalándome la hora —llegaras tarde, el taxi llegó.
Me despido de ellos y prometen volver en un fin de semana el día que vengan por su hija. De camino a la oficina, no dejo de emocionarme ante la idea de tener con quien hablar en las noches, salir y compartir cosas.
Mis padres tienen su mundo y de vez en cuando es necesario a otro ser humano de tu misma edad. Existen cosas que no puedes contar a un particular y que te ahogan de tanto callarlas. Pago la carrera y me bajo del vehículo, en el instante mismo en que mi jefe llega. Es involuntario el gesto de mirar el reloj al verme llegar.
Esta vez estoy a tiempo.
—Una raya en el cielo —comenta y afirmo con orgullo —¿Qué tal su fin de semana señorita Joly?
—Muy activo. —respondo sin dejar de avanzar.
—Lo imagino. —comenta con una media sonrisa y avanzando hacia los ascensores.
—¿Me honrara con su compañía? —pregunto con curiosidad.
—¿Aun es mi oficina o la ha adaptado para sus hechizos de medianoche? —me encojo de hombros en respuesta.
He prometido bajar la guardia con él y ser más amable. Lo que hizo por mí de salvar mi trasero en la estación es un sacrificio que pocos están dispuestos hacer. Bajo mis hombros consciente de su escrutinio y miro mis zapatos antes de empezar a hablar.
—Debo pedirle disculpas por haberle llamado el sábado y darle las gracias por sacarme de allí —empiezo a decir y puedo sentir como apoya su cuerpo en la pared —yo pude llamar a mis papás, pero eso solo crearía problemas. —alzo la mirada al notar su silencio y descubro que me ve serio.
—¿Qué ocurrió ese día Exactamente?
Es un derecho que tiene, el de saber la verdad. Sacarme de allí sin ser fichada fue un gesto de buena fe hacia una desconocida. Le doy detalles fijos de lo que sucedió. Festejaba mi ascenso con Dorothy y Neal, Dick se acercó porque quería bailar, me negué, etc.
—Me tomo del brazo y me tiró hacia él. Neal reaccionó, pero Dick fue más fuerte y lo redujo sin problemas...
—Y llovieron golpes...
—Y mordidas —finalizo apenada. —me había dicho antes que debíamos hablar —alzo el rostro hacia él sin poder controlar la rabia que me produce los recuerdos —¿De cómo destruyó la carrera de papá? Salió de la financiera como un vulgar ladrón. Fue obligado a renunciar, solo así le permitirían defenderse. Yo no hice nada jefe, solo creer en sus sentimientos.
Hay cosas que deben salir cuando las retienes por mucho tiempo acabas por ahogarte. Encuentro en mi acompañante en ese ascensor al oyente perfecto. No hace juicios, ni preguntas y no intenta acercarse, pero me ve directo a los ojos, sin lastima y tan molesto como yo.
—Puedo retratarla a ella en un ascensor igual a este, ambas con regalo de cumpleaños, ella hermosa fina y jactándose de ser la ex de un Frederick. Charlotte con una torta sencilla, globos de helio y un feliz cumpleaños, ella vestida en Praga de la cabeza a los pies. Mismo ascensor, ambas con regalos, yo fui de sorpresa y me dejaron subir confundiéndome con alguien —sorbo mi nariz y bajo mi rostro al no poder controlar por mucho tiempo el llanto —seguí de largo cuando vi lo raro, mismo piso y dirección. Estaba embaraza, con ocho meses en una relación y planeaban casarse. Era yo quien sobraba...
—¡Ven aquí! —me pide acercándose y abrazándome. —Fueron injustos contigo, todos lo fuimos.
Me pego a él en medio del llanto, dispuesta a sacar de mis entrañas lo que he callado por años. Yo no merecía ese trato, porque no hice escándalos.
—Seguí y toqué una puerta cualquiera y resultó ser Oliver page. Ella no valoró ese gesto.
Las puertas se abren y me alejo de él apenada por la escena. Sostiene mis manos y me lleva a su oficina, me compaña a una silla y avanza hacia el bar.
—Lo siento ...
—No hay nada de que disculparte —me dice sentándose a mi lado con una bebida en sus manos — las lágrimas que se acumulan suelen ahogarnos o creemos que lo harán.
—No puedo tomar jefe —le digo alejando la mano que me brinda la copa.
—No voy a propasarme contigo...
—Usted sería incapaz —comento en tono irónico y recibiendo su pañuelo —fallas cardiacas —confieso y el aleja la bebida rápidamente de mí.
—¿Qué tan grave es? ¿Estás en control? ¿Por qué no me lo has contado?
Su preocupación es sincera y decido serlo con él. Intento sonreír y me sale fatal. No debí sincerarme de aquella manera, no él. Con mi jefe jugaba aquello que te dicen al ser apresado "Todo lo que digas puede y debe ser usado en mi contra".
—Mamá lo supo al dar a luz a gemelas, nuestro corazón no llegó a formarse en el útero como se espera...
Es cómico la manera de abrir los ojos ante mi confesión. Kyle no superó la primera semana, mi lucha duró más de una década. El trauma por la pérdida de mi hermana fue tan grande que mi madre no quiso tener más hijos.
—¡Gemela! —dice retirando mi pañuelo y limpiando mi rostro. — Jamás lo hubiera sospechado. ¿Por eso haces por dos? —me devuelve el pañuelo y me mira expectante.
—Lo mismo suele decir mi mamá. —sonríe alejándose de mí y sostengo el pañuelo en mis manos.
—Mi abuelo y mis tíos eran gemelos ¿Qué hay de ti?
—Papá y mamá —confieso sonriente y me ve con sospecha.
—¿Ambos? —afirmo con orgullo.
Busco dentro del bolso un móvil y ubico la foto de mis padres al lado de sus respectivos hermanos. Se la entrego y mira la imagen con curiosidad, esa que se convierte en sorpresa.
—¿Se casaron entre sí? —pregunta más para si —tus primos son también hermanos genéticamente.
—¡Exacto! —confirmo sorbiendo mi nariz —¿Cómo llegamos a esta conversación?
—Creo que fue por Murray —explica serio, pero se nota el esfuerzo que hace por no reír.
—Jamás debí mezclarlo, pero sobre todo mentir diciendo que era mi novio... Pero, cuando creí que si había alguien que lo mantendría lejos era usted y por eso lo dije.
—Dudo que eso lo detenga Charlie. Ella insiste en que el divorcio se dio porque descubrió que a quien ama era a ti.
Se incorpora avanzando a su escritorio. Niego divertida a esa revelación, Dick jamás estuvo enamorado de mí todo su comportamiento lo delató.
—No estuvimos juntos para llegar a tanto. Solo eran cuatro meses —confieso.
—Debo deducir que no crees en el amor a primera vista —niego y sonríe divertido sentándose en la silla.
—¿Puedo saber porque no cree que lo detenga? — me animo a preguntar y su sonrisa se esfuma del rostro.
—No sería la primera vez que Dick me quite a mi pareja —alzo una ceja intrigada y el afirma —la relación con Aryana surgió estando casados ella y yo.
No hay manera de saber que pasa por su rostro cuando dice aquello. Aparenta estar tranquilo, pero siendo un tema tan delicado decido dejarlo tal cual lo ha dicho. Me incorporo de la silla y pido permiso para salir de su oficina. Hay que estar muy enamorada para dejar a un hombre asi e ir por alguien tan superficial como Dick.
Su pañuelo tenía sus iniciales y olía a él. En toda el día me sentí atraída a llevármelo a la nariz y oler su aroma. Con la certeza de no poder entregárselo en esas condiciones decidí devolvérselo limpio al día siguiente.
Al medio día recibí un mensaje de mamá preocupada por Mila. Ocupó una de las habitaciones de huéspedes, trajo bastante equipaje para solo ser una semana. A mi madre le preocupaba, que su llegada a nosotros tuviera otro fin. No lo creía posible, contrario a nosotros ellos siguieron su vida en Canadá. Es posible que solo quería estar lejos de su familia un tiempo y dado su bajo presupuesto solo nos tenia a nosotros.
Esa misma tarde al llegar a casa entré al baño y lo lavé el pañuelo de mi jefe. Lo hice con cuidado de no dañarlo, en un blanco inmaculado. Lo tendí con cuidado en un costado de mi cama, sin dejar de sorprenderme que aun tuviera su olor impregnado en cada rincón de la fina tela.
—Charly.
—¡Voy mamá!
Cierro la puerta con cuidado tras de mí y me encuentro a Mila en pie la suya. Según mensajes de mamá solo bajó a almorzar y cuando escuchó la voz de papá. Una vez regresó a su trabajo, subió a su habitación y se encerró.
—¿No bajarás a cenar? —mi pregunta queda sin respuesta pues ha cerrado la puerta en mis narices.
(...)
¡No esta! El pañuelo de mi jefe no se encuentra en el lugar que lo he dejado, encima del tocador, planchado y cuidadosamente doblado. Lo busco dentro de mi bolsa, sin resultados positivos. Mi única esperanza es que mi madre lo haya tomado al confundirlo con uno de papá. Es poco probable, porque el de mi jefe es fino.
—Mamá ¿Has visto un pañuelo blanco que dejé en el tocador? —pregunto asomándome por las escaleras.
—No cariño ¿Lo buscaste en la ropa sucia? —escucho solo su voz y luego su cabeza se asoma en el comedor —¿Estás seguro lo dejaste allí?
—Antes de entrar al baño —comento y veo a Mila cruzada de piernas en el sillón indiferente a nuestra platica —¿Lo has visto?
—No ¿Necesitas uno? Tengo varios.
Aprieto los labios y entorno los ojos, bajo lo sospechoso que es su comportamiento. Le explico a ambas que es importante y no es cualquier pañuelo, me lo ha prestado mi jefe quise entregarlo en las mismas condiciones.
—¿Por qué te dio un pañuelo? ¿Llorabas? —pregunta mi prima inocente captando la atención de mamá que me ve preocupada en busca de respuesta.
—Eso no viene al caso Mila, ese pañuelo es fino y debo devolverlo...
—Cariño, sé que estas preocupada, pero no seas injusta —habla mamá —solo estamos las tres, Mila es tan culpable de esa pérdida de ese pañuelo como yo.
—Solo que tú no eres dada a husmear, ni a meterse en donde no te han llamado...
—¡Charlie! —me interrumpe mi madre. —no seas altanera.
Giro sobre mis talones y voy directo a su habitación, la encuentro bajo llave y golpeo con el puño molesta. Ella tomó el maldito pañuelo, el por qué no lo tengo muy claro.
Rendida ante mi infructuosa búsqueda y sin apetito salgo de la casa sin despedirme de mi madre. Mila me ve con las piernas cruzadas y una sonrisa burlona que respondo con mis cejas juntas.
Y creíste sería buena compañía para ti... Veinticuatro horas y ya sales de la casa sin despedirte de tu mamá.
Apagué el móvil al llegar a mi trabajo y estuve todo el tiempo sola. Mi jefe había enviado un correo solicitando algunas cosas y notificando estaba en uno de los consultorios de cardiología. La ausencia de dos profesionales le hizo trabajar el doble.
De esa manera supe que su ausencia en la oficina se debía a eso y no a que no quería verme. De alguna manera saber aquello me alegró y me permitió no recordar el incidente con Mila.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top