Capítulo XXXVIII

"A menudo estamos más asustados que heridos; y sufrimos más en la imaginación que en la realidad"

Séneca

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—Tendrá contracciones más regulares debido a que pronto se encontrara en la etapa del parto, con estás no deberá preocuparse, mayormente duraran entre dos a tres minutos y mayormente solo llegará a sentir molestias o dolores, por lo que, con hacer ejercicios de aire, flexionar las piernas y tomar un descanso, podrá volver a recomponerse —me explica el doctor Horvat.

Estar en el octavo mes de embarazo es una primicia, realmente ya solo me faltan semanas para darle la bienvenida a mi bebé y siendo sincera, cada día que pasa he comenzado a ponerme más nerviosa, realmente el día del parto sé que será una locura, pero con Demian hemos empezado a preparar todo, desde el hospital hasta la bolsa que llevaré con todo el conjunto de mi hijo o hija. Sé que algunas cosas pueden ser prematuras, pero a veces los bebés llegan de forma anticipada e inmediata que no queda tiempo de hacer mucho además de respirar e intentar llegar al hospital antes que la criatura nazca en un mal lugar y momento.

—Las contracciones de parto suelen ser diferentes que las de Braxton Hicks, para ello debemos de tomar en cuenta que las de parto suelen ser más tensas y en menos de un minuto, tendrás dolores en el umbral y empezara a sacar flujo, pero no una dilatación. —Continua.

El tema de las contracciones ya no suele ser de mi sorpresa, desde el inicio de mi octavo mes las he empezado a sentir con más frecuencia, al principio me preocupe pensando que el bebé llegaría antes de lo indicado, pero luego al quedarme sentada en mi cama e intentar aminorar mi respiración, los dolores se calmaron. Así que, para poder tener respuestas sobre ello, tuve que ver vídeos de YouTube sobre el tema para poder actuar ante una nueva aparición de contracciones que ahora se ha vuelto casi como una nueva rutina de mañana, tarde y noche que parece no dejarme en paz.

—Lo principal es que debe de tener cuidado porque cuando hay sangrado o el flujo suele ser demasiado, es mejor que se comunique con el ginecólogo más cercano que tenga para así evitar cualquier tipo de peligro. —Asiento tomando sus indicaciones. —Por el momento, el bebé ya empieza a colocarse en posición de salida así que sentirá más sus movimientos en estos días, sin embargo, quiero que esté pendiente de eso, ya que un promedio de dos horas al menos debe de sentir que el bebé se mueve. —Tomo aire.

Esto de estar embarazada es casi como tener que hacer anotaciones importantes para un examen, realmente apenas puedo adquirir esa información en mi mente cuando siento perder a veces la concentración con pensar en que pronto tendré mi bebé en brazos pero para ello, tendré que pasar la dichosa prueba del parto, el cual tengo mucho miedo sobre cómo vaya a suceder, no obstante, a pesar que el doctor Nikola ya me haya recomendado la epidural, hizo énfasis de que esperaba que los parteros y enfermeras tuvieran cuidado sobre ello, ya que una dosis exagerada puede ponerme en peligro.

—Bueno, ya no tengo más que decir —sonríe cuando la cita virtual termina —. Han sido unos maravillosos meses en poder disfrutar con ustedes está aventura, no sé si los volveré a ver rondando por esta clínica, pero... —Demian y yo nos damos una mirada al unísono con ese comentario. —Les deseo las mejores bendiciones, espero que puedan traer su bebé pronto para que pueda conocerlo —dice entusiasmado.

— ¡Claro que eso sucederá! —Lo animo.

—De verás, mucha suerte en el parto y que todo pueda salir con éxito para que ese bebé llené de luz y alegría sus vidas. —Termina por decir el doctor Horvat.

Es impresionante saber la forma en como han ido pasando los meses, aún recuerdo como la primera vez que estuve en este lugar, me encontraba hecha un mar de nervios, temía por lo que me dijeran del bebé y más en tomarle cariño cuando había tomado la decisión de darlo en adopción, pero cuando Nikola me lo enseño en la ecografía fue como enamorarse a primera vista, ame ese momento y más al comenzar a conocer a mi bebé. Y ahora, a tan solo unas semanas, unas lágrimas se salen de mis ojos por todo el apoyo que la nueva pareja de mi mejor amigo Alen, me ha brindado desde que comencé esta aventura que ha sido caóticamente hermosa.

Antes de terminar la videollamada, le agradezco a Nikola dándole las mejores palabras que salen de mi boca antes de llorar, de la misma forma hace Demian, ya que no podemos hacer otra cosa que darle los mejores elogios por su increíble trabajo como apoyo, también, no sólo por ser acogedor, sino que haciéndonos sentir parte de ello con todos sus comentarios, bromas y frases nutritivas y optimistas.

La videollamada por la plataforma Zoom termina haciendo que Demian me dé una mirada y una previa sonrisa; realmente tuvimos que adelantar el viaje debido a que si me pasaba de mi treinta semana de embarazo, iba a ser imposible tener que viajar por cualquier medio de transporte, no por la simple razón que se me iba a ser incómodo, más por algún dolor de espalda o no poder flexionar mis piernas provocándome un síndrome de la clase turista, sino más bien, porque podía arriesgar mi vida y principalmente la del bebé. Así que, aunque todo se convirtió de forma precipitada y más porque también tuve una consulta con Nikola antes de marcharnos para saber si estaba en condiciones de viajar hasta Grecia, en fin, el viaje resulto ser satisfactorio y más cuando a la semana tuvimos que programar una cita con una obstetra para saber las condiciones del bebé, donde gracias a Dios, todo está bien.

Y ahora que ya me encuentro en mi octavo mes de embarazo, nada más he comenzado a prepararme para las últimas semanas antes que inicie el noveno mes de mi embarazo, realmente estoy feliz de estar en Grecia, como también, en convivir nuevamente con su familia. Sinceramente estos meses extrañare mucho a Croacia, pero siento que por primera vez tengo un segundo hogar que está fuera de mi hermoso país.

Las últimas semanas anteriores han llegado a ser aleatorias por decirlo así, con antojos, malos humores y con dolores de espalda por las benditas contracciones que han sido el nuevo incentivo que tengo para irme preparando para ser madre, si no fuera porque a veces me sumergía de trabajo en la panadería, puedo decir que estuviera quejándome día y noche en mi habitación intentando olvidar mis dolores y actividades.

Hubiera querido seguir dentro de las clases prenatales para aprender sobre el control de mi cuerpo, el seguir manteniendo una conexión más estrecha con mi bebé y con los consejos o técnicas de parto, sin embargo, por el viaje, tendré que recibir estás clases de forma virtual algo que no sé si funcionará, pero estoy dispuesta a seguir con ello a fin de que todo pueda salir bien.

Demian de igual forma, ha buscado todos los medios para que pueda seguir sintiéndome cómoda con el hecho del parto, al menos arreglar la habitación de nuestro hijo o hija fue un buen motor para volver a unirnos luego de que lo besé nuevamente, hasta el momento el impulso de que vuelva a suceder se ha quedado corto, pero eso no quita que no esté lejano, más cuando hemos regresado a su casa en donde no sé cómo él puede dormir bien a gusto en su cama sin pensar que ahí tuvimos sexo.

Me levanto del sofá para poder darme un pequeño aire y sentir que puedo moverme con más libertad para impedir que incremente la hinchazón en los tobillos, me acerco al balcón del jardín donde desde la altura de la casa, puedo ver como a lo lejos se ve la vista del mar, realmente algo que he podido conocer de la familia Thalassinos es que a ellos les gusta vivir cerca de la playa, bueno, eso es lo que pienso y he llegado a observar, algo muy bueno porque al menos no deben de estar viajando muy lejos para ir a ella así como en mi ocasión que debo de trasladarme de Zagreb a otras ciudades para poder disfrutar del sonido de las olas y poder darme un baño.

—Seguiré en contacto con el hospital para que puedas tener tu habitación privada cuando el bebé nazca —aparece Demian detrás de mí.

—Sí, gracias —le digo con media sonrisa.

— ¿Sucede algo? —Pregunta.

Hago una mueca para darle otra mirada a las casas que se encuentran abajo, realmente he llegado a tener una duda hace unos días atrás que me ha dejado un poco nerviosa y asustada, no debería tomarla como una posibilidad, pero tampoco me quiero precipitar a negarme en ello cuando durante el parto llega a suceder diferentes cosas.

—He observado que estos días has estado un poco preocupada. —Vuelve a decir para que diga alguna palabra.

—Solo, solo tengo miedo del parto. —Le digo sin bromas.

Escucho un suspiro para luego sentir como me acorrala en sus brazos para reconfortarme, decir aquello, es un poco inusual en mí y más cuando últimamente me ha visto más fuerte que nunca, por lo que sé ha quedado un tanto admirado que sin dudarlo, no sabe qué tipo de palabras utilizar para dicho momento a fin de sentirme mejor, sin embargo, conociéndolo es probable que use alguna pregunta para desviar el momento de compasión ante la tarea dura de una futura mamá, dar a luz a su bebé de la forma más adolorida que haya existido siempre.

— ¿A qué viene eso? —Y ahí está la pregunta.

Suspiro y la verdad es que los motivos sobran, como también, añadiendo la trágica muerte de mi madre quien a pesar que pudo darme a luz, al final solo fueron unos pequeños segundos que su corazón pudo resistir al escucharme llorar antes de que se marchara de este planeta y me dejara en manos de mi padre.

— ¿Puedes prometerme algo? —Le digo de repente.

—Odio las promesas, sabes que son fáciles de romper —comenta —pero, aun así, escucho.

—Quiero que me prometas que, si me llega a suceder algo en el parto... —me detiene de una sola vez sin esperar a que termine la promesa.

— ¿Qué quieres decir con eso? ¿Te has estado sintiendo mal? ¿Ha sucedido algo en los últimos días? ¿Hay algo de lo que no me he enterado? —Empieza a bombardearme con varias preguntas.

Es eso a lo que no quería llegar, Demian es demasiado sobreprotector que no se limita primero a escuchar para luego hablar, en vez de eso hace lo contrario, porque como veo, empezará a imaginarse demasiadas cosas de las cuales lo terminaran alterando hasta ponerlo nervioso y asustado.

— ¿Tienes alguna condición igual que la de tu madre? —Suspiro y niego.

—No Demian, solo hay cosas que suelen aparecer de forma imprevista y yo, quiero dejar todo en orden cuando el bebé llegué —le explico.

—Está bien que pienses así, pero no me gusta que te imagines que algo te pueda suceder a ti cuando sabes que una madre es lo más importante en la vida de su hijo. —Discute un poco alterado.

—Solo prométeme que, si algún día me sucede algo, quiero que cuides a nuestro hijo o hija, que le des una buena vida y educación, que le enseñes a que trabajando duro conseguirá sus sueños y, sobre todo, que lo ames, apoyes y nunca lo dejes solo o sola. —El rostro de Demian muestra miedo.

Veo como él simplemente se da la vuelta para tomar aire, no dice ni una palabra, solo se queda admirando el paisaje que nos propicia su hogar mientras que el viento agita algunos mechones de su cabello como el principal que es el de su frente. Cierra los ojos y su boca hace movimientos que me hacen entender que algo no le ha gustado de esto hasta que un recuerdo aparece en mi mente.

A Gredel y Obelix.

Ambos se marcharon instantáneamente de su vida sin despedirse; su esposa a quien amo durante muchos años, murió en un accidente, dejándole una carta para darle una mala noticia; sé que no tiene mucho que ver conmigo, pero por una parte es un recuerdo y experiencia dolorosa para Demian que no me quiero imaginar las locuras que deben de estar pasando por su cabeza más al creer que algo podría suceder durante el parto.

Sé que fue estúpido hacerle mención de ello cuando puede creer que durante el parto no sólo yo, sino que también nuestro bebé le pueda suceder algo como cuando perdió a Gredel y Obelix; ahora entiendo porque la actitud sobreprotectora y temerosa sobre el tema.

Me acerco a él y lo abrazo por la espalda, sin embargo, me cuesta poder ofrecerle está muestra de cariño cuando mi barriga nos separa. Los músculos de su espalda dejan de estar tensos para moverse, logrando que me retire de su espalda para darme cuenta como se da la vuelta y me da una mirada que me parece ver el recuerdo triste de un hombre que perdió hace nueve años una esposa y un hijo, que a pesar que le desmintieron sobre la idea de que era suyo, al fin y al cabo, fue la primera persona en amarlo como un padre.

—Danika, nuestro bebé te necesita, yo te necesito. —Recordé esas palabras que le dije en navidad durante el momento que me revelo su pasado. —No puedes dejarnos a los dos, no tienes idea de qué sería un hijo sin su madre —Bajo la mirada.

La pregunta es tan profunda que yo misma puedo responderla cuando sé que es perder a una madre que no recuerdas y jamás recibiste de ella un abrazo, un beso o un consuelo. Sinceramente haber pensado en lo peor ha sido totalmente estúpido cuando debería ver las cosas buenas que me traerá la llegada de mi bebé; pero ante ello, está esa idea sobre que nuestra vida suele ser impredecible el día de mañana y yo, nada más quiero garantizarle no sólo un buen futuro a mi hijo o hija, sino que también un padre que siempre pueda estar con él o ella sobre todas las cosas.

—Sé que estas asustada, pero tú eres una diosa y sabes que ellas son fuertes que no se dejan vencer por nada del mundo —suelto una leve sonrisa cuando me levanta la barbilla con un dedo —. Te prometo eso que dices, pero quiero que tú también me prometas que formaras parte de la vida de nuestro bebé. —Toma mis manos. —Quiero ver tu reacción cuando te lo entreguen luego de nacer, necesito escuchar tu ego cuando digas que su primera palabra fue «mamá», que llores en cada fecha del día de la madre cuando te entregue una manualidad hecha en la escuela, que te pongas melancólica cuando llegue a la adolescencia y quiera que lo dejes de ver como tu bebé, que aplaudas en cada uno de sus éxitos y que puedas conocer a nuestros nietos... Sé que es poco lo que te he dicho, pero piénsalo diosa, piensa en todo lo que te perderías por disfrutar con este pequeño o pequeña si no estás dentro de su vida... —Toca mi vientre. —Siempre debes de luchar ante toda situación hasta dar tu último aliento, ¿sí?

Aprieto mis labios mientras muevo la cabeza de arriba hacia abajo afirmando sus palabras, unas lágrimas se deslizan en mis mejillas y me hace ver más clara la realidad del asunto, ya que sin importar que, debo de ser valiente y fuerte ante las tormentas que vengan a mi vida. Lo digo porque he sobrepasado tantas cosas para ahora perderme de ver a mi bebé crecer... No claro que no. Luche contra mi jefe para que conociera las verdaderas intenciones de llevar el embarazo, me esforcé en pagar cada deuda que me dejo el idiota de mi ex marido y por supuesto, gane la demanda contra Tomislav quien ahora está condenado a vivir los próximos años bajo la cárcel, todas esas cosas no las he hecho o cumplido de por gusto, tuve complicaciones pero al final, logre levantarme de esas caídas para aprender de ellas y buscar de una u otra forma, darle una buena vida a mi bebé como lo importante, quedándome con él o ella a pesar de mis malas decisiones.

— ¿Alguna vez no quisiste ser consejero? —Limpie mis lágrimas luego de analizar el momento.

—No, ya te he dicho. Los números son lo mío. —Me guiñó el ojo.

(...)

Intento con todas mis fuerzas no soltar una carcajada en el momento en que la madre de Demian me sigue contando todas sus experiencias de niño y adolescente mediante me enseña un álbum se fotografías de él; cada una de ellas la señora Dionne me las explica con detalle recordando con mucha exactitud lo que sucedió ese día; estoy tentada en hacerle varias preguntas pero me las reservo cuando su propio hijo no deja de observarnos con desprecio y enojo al ver como su madre lo humilla en frente de mí, las más vergonzosas fueron las que le quitaron su ego de macho alfa, es decir, aquellas en las que era tan solo un bebé o empezaba su infancia.

Realmente Demian no debería enojarse con su madre, porque quien le dio la fabulosa idea de atormentarlo de esta forma fue Lancer quien trajo el álbum de fotografías de él sin el consentimiento de ninguno de sus padres, sin embargo, para la señora Dionne fue un buen momento para recordar todas las experiencias que ha vivido con su hijo menor, aunque mediante iba observando cada una de las fotografías me di cuenta como ella en ocasiones se puso nostálgica y melancólica a punto de tener que darle un tiempo para respirar.

Lo que sí me tiene un poco extrañada es darme cuenta como en todas las fotografías solo aparece Demian, en ninguna de ellas aparece con su hermano Karsten; ahora que conozco el daño que su hermano gemelo le hizo a él, me pregunto sobre que sucedieron con aquellas fotos en las que podían estar juntos, porque entre las familias que suelen tener gemelos, mellizos, trillizos, etc., siempre habrán fotos en las que los hermanos o hermanas aparezcan juntos, sin embargo, en todo este tiempo solo he visto de Demian.

—Aquí, fue su primer día en la universidad —señala otra fotografía la señora Dionne.

—Mamá, esto es humillante. ¿Puedes cerrar ese álbum? Por favor —Demian cierra los ojos para ponerse sus dedos encima de sus parpados.

— ¡Por todos los dioses del Olimpo! Había olvidado por completo que para aquella época te vestías como un tierno e inocente niño —se burló Lander de él.

—Awww, es cierto. —Sapphire le dio la razón a su esposo. —Usabas tirantes, camisas cuadriculadas o polos, jeans, botines sin calcetines y gafas. —Lo describió.

Demian maldijo demasiado bajo que fue imposible que alguien le escuchara, se frotaba las sienes con los dedos e intentaba controlar sus impulsos para no romper el maravilloso momento que su madre había considerado mostrarme una vez que Lancer le entrego el álbum y comenzó la historia de uno de sus hijos.

—Dios mío, Demian estuvo dentro de los campeonatos de pruebas de inteligencia —dije observando una fotografía de él participando en uno de esos campeonatos nacionales.

—Saben, me canse de esto. Llámenme cuando ya hayan terminado de criticar mis fotografías. —Toma las llaves de su auto para marcharse.

—Que gruñón, no me sorprende que se parezca a su padre. —Comenta su madre.

La señora Dionne se levanta del sofá entregándome el álbum de fotografías para poder seguir a Demian y detenerlo antes que se marche de casa. Sinceramente mi jefe a veces tienes sus malos humores de los cuales nadie puede detenerlo, pero a ver si su madre si puede hacerlo.

Sapphire y Lancer se quedan conmigo mientras sigo viendo las fotografías mientras el hermano mayor de Demian me explica varias de ellas, pero de forma inesperada aparece una que logra quitarme la sonrisa del rostro y es ver una larga fila de fotos que solo son de mi jefe y su ex esposa, quienes en muchas de ellas salen sonriendo, posando a la cámara y sin dudarlos en varias fiestas familiares en donde se ven felices, hasta que una de ellas, me deja sin aliento y provoca que mi piel se erice cuando veo una de Gredel embarazada.

Trago hondo porque además de que en todas las fotografías se ve hermosa, la de su embarazo la hace ver mucho más resplandeciente. Su cabello castaño cobrizo brilla a través de esos enormes ojos azules que tiene, su tez blanca resalta entre tanta belleza como si fuera simplemente una escultura casi en vida, sus labios son carnosos pero delineados hasta ver como su delicadeza y refinamiento la hacen ver de clase.

Sentí pánico por un momento al creer que si pasaba la hoja podía encontrarme una fotografía de Obelix, sinceramente Demian nunca detallo si al final se había parecido a su hermano o a Gredel, cuando en sí, omitió ese asunto en el instante que me contaba sobre su pasado, pero ahora, tengo miedo de saber si al final, ese bebé terminará siendo el vivo recuerdo de aquel hijo que perdió si no se llegó a parecer a su ex mujer.

Me retracto y simplemente cierro el álbum para levantarme e irme a dar un poco de aire en el jardín; nunca me había puesto a pensar lo grave que puede llegar a ser la situación de la llegada de nuestro bebé al mundo hasta el día de hoy.

No tengo idea de que, si Obelix termino pareciéndose a su padre o su madre, pero lo único que sé es que, si se pareció a Karsten, eso nos traerá un enorme problema a nuestras vidas cuando es de reconocer que ellos dos eran gemelos idénticos sin tener una gota de físico en que los diferencia. El conflicto es sobre que no quiero que Demian vea a mi bebé como aquel hijo que a pesar que no era suyo perdió en un accidente.

Sin embargo, un dolor aparece en mi cabeza cuando he empezado a recordar la razón por la que él siempre ha dicho que quiere una hija, no me quiero ver como la típica mujer paranoica pero los motivos empiezan a aparecer en mi cabeza y tengo miedo de llegar a descubrir que Obelix si se parecía a él.

Dios... Dame fuerzas para no pensar en lo peor.

— ¡Danika! —Alguien me toma de los brazos. — ¿Te sucede algo? ¡Estas pálida!

Lancer me lleva hasta una de las sillas que se encuentran en el jardín para que pueda sentarme y respirar con normalidad, le pide a Sapphire que me prepare un té y que también contacte a Demian luego de que esté terminara marchándose junto con su madre.

—Vamos respira lento. —Me acompaña a hacer ejercicios de respiración.

No puedo creer que una simple fotografía y unos terribles pensamientos hayan provocado que me sintiera fatal; más porque sentí unas nuevas contracciones y patadas del bebé que me hicieron callar y reprimir varios quejidos. Así que, intentando tranquilizarme, solo le pedí a Lancer que me llevará a mi habitación, donde apenas llegué, terminé por acostarme en la cama para descansar un rato y así, aliviar los dolores de las contracciones antes que estás pudieran empeorar.

(...)

Abro los ojos poco a poco luego de sentir como alguien acaricia y delinea mi rostro con un dedo, pronto me encuentro con los hermosos ojos de Demian quien ahora ha dejado de estar molesto para pasar a ser alguien mucho más cálido. Suelta un suspiro y pasa su mano por mi vientre, frotando la pancita mientras suelta varias sonrisas que no dudo que deben de ser porque ya ha sentido nuestro bebé moverse.

— ¿Qué hora es? —Me doy la vuelta para ver la puerta.

—Es de noche. —Me asegura.

— ¿Cuánto dormí? —Intento sentarme en la cama.

—Cinco horas, me preocupé al ver que no despertabas, pero mi madre aseguró que debía dejarte descansar. —Agradecí esa decisión de parte de él.

Me acaricio el cuello mientras intento recapitular lo que me paso hace unas horas, apenas recuerdo que estábamos viendo las fotos de su álbum hasta que él se levantó enojado de la vergüenza y su madre se marchó con él dejándome el libro de fotografías en mis manos. La impresión fue grande que ahora entiendo la razón de mi malestar y la verdad es que de nuevo comencé a tener un cierto disgusto a recordar a Gredel, como también, la razón por la que ha insistido de que espera que tengamos una hija.

— ¿Gredel vivía acá? —Se asombró al escuchar mi pregunta.

— ¿Por qué la pregunta? —Encogí los brazos sin humor.

Tampoco me quiero imaginar haber compartido la misma cama en la que Demian y Gredel estuvieron juntos y hay consumían su amor. Ya con eso sería la cerecita en el pastel luego de crear una serie de estúpidas ideas en mi cabeza.

—No, no vivía acá. —Respondió con seriedad. —Cuando estábamos casamos vivíamos en Kavala por mi trabajo en la empresa, luego de que Gredel muriera, compré está casa porque la anterior solo me traería recuerdos amargos de la vida que tuve con ella. —Me explicó.

Al menos puedo respirar en paz sin tener que pensar que también compartí la misma cama de ellos; un problema menos en mi cabeza del cual seguir analizando y seguir disgustándome en hablar de ella.

—Sabía que ver sus fotos solo te traería confusiones. —Suspiró.

Abro la boca para soltar la pregunta sobre sí todavía la ama, pero pronto la cierro al saber que sería una pregunta muy indecorosa para el momento cuando al hablar de ella me doy cuenta como su humor cambia, no sé si será porque la odia por lo que le hizo pasar o es que todavía la ama al seguir viviendo aquellos recuerdos y experiencias que tuvo con ella.

— ¿Por qué en todas las fotografías no aparece Karsten? —Le pregunto. —Desde que conozco a tu familia, en ningún momento ellos hablan de él, es como si no hubiera existido en sus vidas. —Le comenté.

—Porque mi padre nos prohibió a todos hablar sobre él —dice con un cierto tono de melancolía —, él, mi abuelo y mis hermanos saben lo que Karsten me hizo y también que Obelix era su hijo. —Bufo ante la respuesta.

— ¿Qué hay de tu madre? —Se pasa la mano por su cabello.

—No lo sabe —murmura —, ya tenía bastantes dolores de cabeza con Karsten que una noticia así empeoraría las cosas, añadiendo que, para entonces, mi madre había enfermado luego que descubriera que mi hermano le robará dinero a la compañía y vendiera algunas pinturas de ella sin su consentimiento para pagar sus deudas o seguir gastando el dinero, lo cual mi madre le dolió mucho saber de lo que había hecho. —Dice con odio.

Cada vez voy comprendiendo más la situación tensa en la que vivía la familia de Demian al tener un hijo problemático que no supiera encargarse de su propia vida; realmente falta mucho por descubrir sobre Karsten que a veces me voy dando cuenta que es como si tuviera al mismo Rade en frente de mí, quizás sería tonto pensarlo pero pueda que también está sea una de las razones porque al principio Demian no se llevaba bien conmigo, porque quizás el mismo reflejo de mi ex marido le recordaba a su hermano gemelo, es absurdo pensarlo pero podría ser una buena teoría.

—Lamento haber sacado el tema —me disculpo.

—No, no te preocupes. —Aprieta sus labios y vuelve a verme. —La verdad es que la próxima vez que Lancer haga algo similar, lo asesinaré. Te hubiera evitado el disgusto de conocer a Gredel si le hubiera quitado de las manos el álbum —niego.

—Ya es pasado, la verdad, tenía curiosidad de conocerla —eleva una ceja.

— ¿Ah sí? ¿Y qué impresión tuviste? —Hago una mueca.

¿Qué es más hermosa de lo que imagine? ¿Qué el embarazo parece haberle sentado mejor a ella que a mí? ¿Qué sentí un poco de celos al verte feliz con ella? Demonios, son tantas las impresiones malas que buenas que tuve que no creo que debería decírselas, añadiendo que hablar del tema me traer malas sensaciones y entre ellas náuseas.

— ¿Qué es eso? —Cambio de tema al señalarle una caja.

—Es un regalo que mi madre te trajo, pero luego que te sintieras mal me encargo para que te lo diera. —Se levantó de la cama y fue directamente a traer el obsequio.

Deja el regalo en mis manos para sentirlo un poco pesado, es enorme que probablemente empiece a creer que es ropa, así que dejando de ver el color crema de la caja, le quito el listón rosa para ver el contenido del obsequio, quedándome impresionada de que es un vestido. Me levanto de la cama para así alzarlo y darme cuenta que es un vestido precioso de colores pasteles como un arcoíris.

Encima del vestido venía una tarjeta para mí, así que al tomarla la leo para saber que se trata nada más de un mensaje de la señora Dionne.

"Espero que sea de tu talla querida, te quedará precioso. Espero que puedas usarlo en tu baby shower, porque no tengo dudas que todos se quedaran impresionados al verte."

—Mamá, tiene buenos gustos —opina Demian.

—Es hermoso, me encanta. —Le digo mientras me lo pruebo por encima.

—Me imagine, ya quiero verte usándolo. —Suelto una leve sonrisa ante su comentario.

Al menos ya tengo algo bonito para usar en mi baby shower que será en tres días, estoy tan feliz que ya quiero que llegue aunque no sé si podré dejar de sentir ese cosquilleo en mi cuerpo cada vez que Demian no deja de verme.

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Continuará...

Adivina adivinador, que sorpresas le traigo al lector hoy...

Bueno, realmente en un principio no pensaba crearlo pero en sí, se dio ese debate en mi cabeza en proporcionarle algún que otro capítulo que estuviera dirigido a la perspectiva de Demian, así que pronto leerán su propia versión de hechos y emociones, esperando que le den una buena bienvenida a ello :D

Como siempre, espero que hayan disfrutado del capítulo y sin dudarlo, que tenga un buen fin de semana!

Isabel Moz

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