Capítulo XXVIII
"Un mal pequeño es un gran bien"
Proverbio griego
⁎⁎⁎
—Llámame cuando llegues a Grecia, mamá. Y si es posible también cuando ya estés en Tolo. —Le dice Demian a su madre quien está a punto de abordar dentro del auto para que Lovro la llevé al aeropuerto.
—Sí, hijo. No te preocupes. —Ella le da un beso en la mejilla a él. —Danika.
La señora Dionne se acerca a mí para brindarme un abrazo antes de despedirse, realmente los últimos tres días nunca me la había pasado de lo mejor con su compañía, ya que además de conocerla también me enseñó a hacer varios platillos griegos que me sugirió hacerle a Demian cuando quiera quedarse en la casa de la finca; no puedo decir que será una forma de convencerlo o propiciarle un acercamiento hacia el bebé pero sí pude descubrir que la intención de ella es que su hijo tome la decisión de cambiarse de residencia para que ahora viva en la finca antes de tener que estarse moviendo de un lado a otro sólo para visitarme.
—Sería un placer que nos acompañes en navidad y año nuevo —mencionó ella.
— ¿En serio? —Dije admirada de su invitación.
—Claro, sería maravilloso... —Fue interrumpida antes de seguir hablando.
—Mamá, por favor despídete o puedes perder el vuelo. —Le sugirió Demian.
Realmente será un reto tener que aceptar esa invitación, porque a pesar que Demian y yo hemos dado un paso adelante ante la extraña relación de amistad que tenemos, aún sigue considerando que no es apropiado que mantenga una conexión con su familia, no por el bebé sino más bien porque después de todo, tenemos que respetar ciertos límites que estoy segura que él no quiere que me entrometa considerando que haber conocido a su madre, ha sido algo que tuvo que dejar pasar ya que no podía prohibirle a su mamá que no me dirigiera la palabra o que sucediera cualquier otra cosa.
—Te espero en navidad. —Fue lo último que me dijo la señora Dionne antes de abrazarme y darle una caricia a mi vientre.
Entro al auto para luego ver cómo se despide de nosotros para ir al aeropuerto, sinceramente la extrañare, su compañía en estos días fueron los mejores, es como haber tenido a una madre que no sólo se preocupó por el bienestar de su hija embarazada, sino que también, me consintió y aprovecho cada momento que estuvo en casa para mantener una cercanía con su nieto o nieta.
—Debemos irnos también, no quiero que tengamos un retraso en el camino. —Dijo Demian mientras va por su auto.
Me pongo unos guantes al sentir como la temperatura ha comenzado a bajar mediante pasan los días, fuera absurdo decir que el clima en Zagreb no es frío pero viviendo en una altura muy elevada, el clima ha dejado de ser fresco para empezar a congelar mis manos, me he tenido que abrigar muy bien para poder agarrar calor, al menos no me siento agobiada de tener que estar casi envuelta por completo de cabeza a pies, sino es probable que ya estuviera comenzando a quitarme toda la ropa porque sería cargar con un enorme peso que no me está favoreciendo en nada.
Demian estaciona el auto en frente de la casa para luego bajarse y abrirme la puerta del copiloto en donde entro sin tener problemas a que él tuviera que ser demasiado caballeroso para hacer eso; al entrar él a su vehículo, se pone el cinturón y se asegura que también me lo haya puesto, solo así, es cuando empieza a manejar en dirección a la clínica del doctor Horvat, esta se puede decir que será la penúltima cita que tendré antes que entre a los últimos dos meses de embarazo y esa sea considerada la última.
Esta ocasión puedo considerarla muy diferente que las dos anteriores, ya que ahora además de sentirme segura y alegre porque tendré un bebé, me siento entusiasmada porque volveré a ver de nuevo a mi hijo o hija en una pantalla después de dos largos meses. Sinceramente no imagine que el tiempo pasará rápido, aunque cada mes que pasa se vuelve cansado, lo digo por los cambios que está sufriendo mi cuerpo y no habló porque estoy empezando a subir de peso, sino más bien, porque el ritmo de mi respiración y de mi corazón comienzan a trabajar cada vez más, añadiendo que, al ser madre primeriza, he tenido que estarme acostumbrando a esos procesos.
— ¿Nerviosa? —Me da una corta mirada para no distraerse al estar manejando.
—No, estoy emocionada —digo con una enorme sonrisa.
—Quisiera estar igual que tú —menciona.
—No deberías temer a nada, me he cuidado muy bien durante estos dos meses —le explico para que tenga confianza.
—Lo sé, pero es que... —Lo interrumpo.
—Confía en mí, ¿sí? —Me da otra breve mirada.
—Confío en ti. —Deja ir una sonrisa relajada.
El camino se vuelve un poco más lento para tener cuidado con las calles que se han vuelto un poco más resbalosas por los cambios de clima, así que mientras que hubo un silencio cómodo durante nuestro trayecto no hice más que descansar y escuchar la música de la radio, sin embargo, en mi mente se cruzaron pequeños momentos y pensamientos que hicieron que mi estado de ánimo se elevará, al recordar cómo estos días Demian se ha mantenido más pendiente de mí, no digo que antes no lo hiciera pero últimamente se ha vuelto más cercano, estas dos últimas noches ha ido a mi habitación para leerle un cuento al bebé, añadiendo que me prepara un baño caliente, me complace con ciertas comidas y pasa más tiempo a mi lado intentando conocerme más y compartiendo momentos conmigo.
Lo más especial que he observado de él hasta hoy es haber escuchado como llamaba a su amiga que se encontró en el restaurante para decirle que no se presentaría a su fiesta porque tenía otras prioridades más importantes a las que recurrir y por supuesto, supe que podría deberse al bebé, ya que no cancelo ni se negó a ir conmigo a la siguiente visita con el obstetra; no porque en este instante ya estaría emprendiendo viaje para ir a esa fiesta.
No sé si ver eso como una posibilidad de que él pueda tomarle cariño al bebé, pero tampoco puedo dejar de dudar si lo hace por mantenerse siempre pendiente en su crecimiento porque sabe que si se da en la adopción debe de estar sanó. A pesar que ya no tuve el propósito de mencionarle que me quedaré con mi hijo o hija, creo que él pronto se dará cuenta que no tengo intenciones de dárselo a otra familia; gracias a Dios, Demian no me ha presionado en darle uno de los expedientes para llamar a una pareja que está dispuesta a la adopción, sino no sabría cómo explicarle que toda mi perspectiva ha cambiado desde hace un par de meses en donde me di cuenta que valía la pena luchar por el ser que llevo en mi vientre.
Demian se estaciono en el pequeño parqueo de la clínica para luego ayudarme a salir, apenas dejamos de estar en el auto cuando una pequeña ventisca logro que me refugiara en el abrigo rojo que me eligió Jelena cuando fuimos de compras, intente entrar en calor, pero cuando mi jefe abrió la puerta del local y me hizo entrar primero, de nuevo hubo una calidez que mi cuerpo retomo al estar dentro del lugar.
—Buenas tardes, señorita Blažević. —Me saludo la secretaria. —Buenas tardes, señor Thalassinos. —Prosiguió a saludar a Demian.
—Buenas tardes. —Dijimos ambos en unísono.
—El doctor Horvat la atenderá pronto. —Asiento la cabeza mientras Demian me lleva a la pequeña sala de espera para que me siente en uno de los sofás.
Veo como desde la ventanilla de la clínica, ha empezado a nevar, pequeños copos de nieve caen creando trozos de nieve en las cunetas y aceras de la calle; varias personas se cubren con sus abrigos, mientras otras empiezan a disfrutan de una caminata bajo el clima. El día se mantiene nublado y gris, un buen momento para darse una dormida y estar bajo unas deliciosas sábanas calientitas en las que desearía estar en casa mientras tengo una taza de café a mi lado y veo desde los ventanales de mi habitación la neblina que pasa por el jardín.
— ¡Danika!
La sangre se me congela al reconocer esa voz y más cuando por inercia mi cabeza gira a un lado para encontrarme con Alen, quien solo permaneció unos momentos con una enorme sonrisa porque su rostro cambio por uno sorpresivo al encontrarse con la persona menos adecuada para creer que estaría a mi lado y por supuesto, acompañándome a la cita con mi obstetra. Por naturaleza de mi curiosidad, giro mi rostro hacia el otro lado, para ver a Demian, quien ha palidecido al encontrarse con uno de sus empleados de su empresa; ambos no dicen ni una palabra y se miran entre sí, sin embargo, creo que es buen momento para dar una pequeña distracción cuando me levanto de un saltó y saludo a Alen mientras lo llevo a la salida de la clínica.
—Alen... —Intento darle una explicación, pero sus ojos no dejan de estar enormemente abiertos.
—No me digas que... —Le cubrí la boca con la mano antes que saque conclusiones erróneas.
—Te lo explicaré pronto, pero no creas en ningún momento que tuve una aventura amorosa con nuestro jefe, por favor. —Le suplique para que me crea.
—Pues necesitaré de una buena explicación si no quieres que me muera de la curiosidad porque es probable que no duerma está noche sin antes saber por qué Demian Thalassinos está aquí, a tu lado y acompañándote al obstetra. —Señala la clínica.
—Lo sé, sólo no le digas a nadie de esto —eleva una ceja y se pone serio.
— ¿Me ves cara de andar publicando la noticia? —Cruza los brazos.
—Lo siento, sé que no. —Le doy un abrazo. —Te diré la verdad, pero te pido paciencia por ahora, ¿sí? —Asiente.
—Te quiero, ahora ve adentro, que Nikola debe estarte esperando. —Sonrío y me alejo de él para volver a entrar a la clínica.
Al estar dentro de nuevo de la clínica, puedo ver como Demian se ha quedado esperándome mientras que el doctor Horvat ya está a su lado. Ambos nos saludamos y él me hace pasar a su consultorio para proceder con la penúltima ecografía y visita que le haré, así que mientras él va por mi expediente, Demian y yo nos quedamos solos.
— ¿Qué hacía él aquí? —Susurra molesto.
Por Dios, esté será el día de dar explicaciones. No basta con tener que soltarle la verdad a Alen para que ahora Demian también sepa que mi amigo y compañero de trabajo fue quien me recomendó hacer aquí mis consultas para llevar mi control prenatal con más confianza, comodidad y a un bajo costo luego de estar pasando por una crisis económica.
—Luego te explico. —Se asombra.
— ¿Sabías que Alen estaría aquí? —Niego rápido.
—No, no es eso. —Me acarició la frente. —Más bien, él es amigo del doctor Horvat y fue quien me lo recomendó para que aquí hiciera mis controles de embarazo. —Demian aprieta sus ojos al cerrarlos para luego intentar relajarse.
La conversación termino pausándose cuando el doctor Horvat llegó nuevamente a su consultorio, para empezar a hacerme primero la evaluación oral sobre cómo me he sentido últimamente, si no he tenido algún sangrado, algún dolor, cualquier cosa. Luego de ver que todo va muy bien, comenzó la evaluación física.
— ¿Está preparada para la sorpresa? —Enarqué la ceja.
— ¿Qué sorpresa? —Le pregunto al doctor Horvat.
El doctor le da una mirada a Demian para ver como él asiente aprobando que pueda decirme aquello que ellos me están escondiendo, así que mientras que me quito el abrigo para dejarlo en la silla, el doctor Nikola me hace subir a la camilla para luego levantarme la camisa hasta dejarla en mi abdomen; es ahí cuando veo que la máquina que ocupara, no es la misma que siempre ha utilizado en mis citas, está parece ser más reciente y con un prototipo más tecnológico.
—El señor Thalassinos pago para que está ecografía sea en 4D. —Me asombro al escuchar el comentario del doctor.
Le doy una mirada ligera a Demian quien ya se encuentra sentado a mi lado, él deja ir una pequeña sonrisa hasta que se sorprende en ver que me levanto, lo abrazo por el cuello, le agradezco con susurros muy cercanos a su oído por lo que ha hecho logrando que termine por darle un beso en su mejilla.
— ¿Preparada? —Me indicó el doctor Nikola.
Asiento mientras mi pecho se cubre de alegría al saber que veré a mi bebé en otra dimensión; el doctor Horvat pone encima de mi vientre el gel para luego con el transductor irlo esparciendo por cada parte de mi estómago; está vez, giro mi rostro y busco la mano de Demian la cual se encuentra sobre sus piernas, él al ver lo que estoy buscando, no tarda en ofrecérmela para darme ese apoyo ante el emocionante momento que viviré.
Hoy la imagen ya no es en blanco y negro, hoy tiene la tonalidad negra y naranja en donde se puede ver con más claridad el cuerpecito pequeño de mi bebé, un nudo se me hace en la garganta cuando lo encuentro y veo cómo se mueve con libertad.
—Antes que nada, ¿quieren saber el género del bebé? —Pregunta el doctor.
Le doy una mirada a Demian para saber si a él le interesa, pero en un susurro me dice que me deja la decisión en mis manos, por lo cual, sé que ha sido lo mejor porque desde hace tiempo he venido con esa idea de que si quiero o no saber si será un niño o una niña.
—No, quiero que sea sorpresa cuando nazca. —Mencioné despreocupada.
No importa lo que termine siendo, lo importante es que esté sanó y fuerte. Hijo o hija, siempre lo amaré con todo mi corazón porque a pesar que haya llegado a mi vida de forma inesperada, me la ha cambiado para un bien del que yo misma me he propuesto a salir adelante sobre cualquier dificultad que aparezca en mi camino.
—Muy bien, entonces lo mantendremos en sorpresa. —Comenta el doctor.
Veo como empieza a mover el transductor de un lado hacia el otro mientras me explica con más detalle la salud del bebé, como siempre, no hay malformaciones, sus órganos y genitales ya están desarrollados, el nivel de placenta esta correcto para su edad de crecimiento y, por último, me muestra su columna vertebral. Antes de poder proseguir, veo como él oprime un botón y está vez pone los latidos del corazón, comentando que su ritmo cardíaco es de 151 latidos por minuto, una buena cantidad para su edad.
—Ahora veamos su rostro. —Dice el doctor Horvat.
Veo como con el clic de la computadora, hace un cuadro para así aproximar la imagen de mi bebé, pero inesperadamente, está aparece rápido logrando que no me pueda preparar en ese momento; es cuando en la pantalla veo la carita de mi bebé, sus facciones son reconocibles que la emoción me puede y aprieto la mano de Demian para luego empezar a llorar.
«¿Qué estaba pensando cuando dije que quería darlo en adopción?»
Varias lágrimas se deslizan por mi rostro cuando veo a mi bebé moverse, en ciertos instantes abre su boca y en otros sus pequeñas manos las pasa por su rostro como si tratara de ocultarse, pero al final hace señales de las que me río y termino por observarlo con tanto amor, hasta que, en un instante, mete su dedo pulgar en su boquita y empieza a chuparlo.
—Oh cielos, se está chupando el dedo. —Dice Demian sonriendo.
Giro mi rostro y veo como él está atento de cada movimiento que hace el bebé, sus ojos están radiando de curiosidad y felicidad que es primera vez que me doy cuenta que está entusiasmado con lo que ve ahora mismo; ni siquiera puedo describir lo que sentí en ese instante cuando mi interior me dijo que Demian ha empezado a tomarle aunque sea una pizca de cariño al bebé, no sólo me lo decía con el orgullo que admiraba la imagen en la pantalla sino que vi cómo sus ojos se cristalizaron como si estuviera a punto de llorar.
—Sus movimientos son buenos —menciona el doctor —, aquí vemos sus deditos —acerca más la imagen y nos muestra su mano con sus pequeños deditos —y aquí vemos el cordón umbilical. —Nos lo señala.
—Es hermoso. —Digo con un nudo en la garganta.
—Me doy cuenta que es juguetón o juguetona, miren como se mueve. —Río al ver que mi bebé se gira de un lado a otro.
—Mira nos está haciendo muecas y saca su lengua. —Señala Demian con alegría.
Siendo honesta, ya no sé qué es lo que me ha hecho llenar el pecho de felicidad, si la sorpresa de Demian para ver a nuestro bebé mucho más de cerca o que es primera vez que lo veo interactuar en la consulta, revelando cada una de sus emociones, siendo estás, muy reales. No sé qué es lo que pueda suceder luego de que terminemos de ver a nuestro bebé, pero sé que, este día será inolvidable.
(...)
Antes de entrar al vehículo, tomo el brazo de Demian para que deje de caminar, se da la vuelta y evalúa primeramente si no me ha sucedido nada, sin embargo, al notar que estoy bien, solo relaja su cuerpo para darme una mirada compasiva, lo que acaba de suceder hace unos minutos allá adentro de la clínica ha sido el mejor recuerdo que me llevaré en mi vida, quisiera preguntarle a él si ha sido también el suyo, como a su vez, si él tiene algún sentimiento por el bebé pero no quiero presionarlo en este momento cuando no quiero quitarle esa alegría y tranquilidad luego de descubrir que nuestro hijo o hija, se encuentra muy bien y que en la próxima y última cita, podremos verlo con más nitidez.
—Demian... Yo... No tengo las palabras suficientes y adecuadas para agradecerte lo que has hecho está vez por mí y el bebé. —Él relaja su rostro.
— ¿Te gusto la sorpresa? —Reí al darme cuenta que su pregunta ha sido tontita porque él debió de haberse dado cuenta la felicidad que irradié en el momento de ver a mi bebé.
—Lo ame, muchas gracias. —Le digo antes de abrazarlo.
Bajo una pequeña capa de nieve y en un estacionamiento solitario, me di cuenta que él a pesar de su frialdad y dureza que muestra cada día, tiene un gran corazón, no es un hombre perfecto porque sé que debe tener sus defectos así como los tengo, sin embargo, no dudo que él es capaz de hacerme sentir más viva con este tipo de experiencias que disfruto compartirlas a su lado, no sólo porque pueda verlo como una obligación sino porque, a pesar de todas las cosas, él es y será siempre el padre mi hijo o hija, sin importar que lo acepte o no, llevará sangre Thalassinos y simplemente eso, me hace sentir orgullosa porque mi bebé tendrá aunque sea una porción bonita de su papá.
Me separo de él lentamente hasta que nuestros rostros se mantienen muy de cerca, lo miro a los ojos y siento que ahora mismo no está ese Demian tenebroso y lleno de secretos, parece ser, como si ahora se encuentra uno lleno de pasión y ternura. Entrecierro mis ojos y no sé lo que me está sucediendo en ese instante cuando siento como nuestros rostros se van acercando a punto que nuestras narices ya rozan, su aliento cálido suspira entre mis labios provocándome una sensación abrumadora pero sensacional; pongo mis brazos en sus hombros y cuando siento que nuestros labios estarán a punto de unirse, algo interrumpe el momento cuando mi celular vibra en uno de los bolsillos del abrigo.
Me relamo mis labios y me separo de él llegando nuevamente a la realidad de lo que estuve a punto de hacer, por primera vez me doy cuenta que intentar besarlo no era un capricho de mi mente o corazón, más bien era una decisión que deseaba que sucediera, porque por más que lo niegue, Demian ha entrado a mi vida de una forma directa e inesperada a punto de que últimamente sienta una emoción de tenerlo a mi lado y sin dudarlo, un deseo que admito que pueda ser más que una atracción.
— ¿Hola? —Respondo a una llamada de un teléfono desconocido.
— ¿Danika? —Reaccionó rápido al escuchar la voz de mi prima.
— ¿Marinella? ¡¿Estás bien?! —Digo preocupada.
—Sí, estoy bien. ¿Crees que podemos vernos? —Le doy una pequeña mirada a Demian.
—Claro que sí, ¿sucede algo? ¿Dónde estás? —Le pregunto angustiada.
— ¿Puedes venir al Choco Café Trešnjevka? —Pregunta.
—Bien, nos vemos en diez minutos ahí. —Le digo antes de colgar.
Es extraño que mi prima me haya llamado y me haya citado en una tienda de postres, no es que esté desconfiando de ella cuando pueden usarla de anzuelo para que diga cualquier cosa mala de Tomislav que me ponga en contra y la verdad, es que no la juzgaría cuando es una niña y pueden dominarla con facilidad. Sin embargo, como su prima debo de estar para ella en cualquier ocasión, sin importar la mala situación en que nos encontremos.
— ¿Sucede algo? —Pregunta Demian antes de que entre al auto.
—Tendremos que ir a Višnjevac. Es urgente. —Le digo a él mientras me subo al auto.
— ¿Es tu prima? —Dice encendiendo el vehículo.
—Sí. —Le confirmo.
Espero que no le haya sucedido nada a mi prima, sino no sé qué terminaré por hacer para defenderla de quien le haya hecho daño, sin embargo, también tengo temor sobre lo que pueda pasar, porque, aunque no quiera desconfiar de Marinella, no tengo duda que Franjo o hasta mi propia tía pueda involucrarla en el caso de Tomislav con cualquier tipo de propósito que pueda lograr que pierda mi demanda.
— ¿Puedo decirte alguna cosa? —Le doy una mirada.
—Claro... —Hago que prosiga.
—No crees que esto... ¿pueda ser una trampa? —Me rasco el cuello.
—No debería dudar de mi prima, pero sí. —Dije sintiéndome mal de decir eso.
Pero, ¿por qué debería dudar? La razón es sencilla, es porque nunca he tenido una buena relación con Franjo, mi tía ahora me odia porque piensa que arruinaré la reputación de mi prima una vez que alguien sepa que su medio hermano es un violador y Marinella no sé qué pensará de todo esto si ya lo sabe; realmente lo único que me duele de todo esto es darle problemas a mi prima, porque aunque quiera ignorar la idea de que ella no tiene nada que ver en esto, en verdad, también está expuesta en ello. No tengo idea de lo que sucede dentro de su casa, pero sé que no la debe de estar pasando bien, porque si ya sabe la razón por la que Tomislav está en la cárcel, debe de tener una tormenta llena de dudas acerca de quién debe de decir la verdad, como también, si todo lo que le dicen es cierto o no.
No debería de culpar a Tomislav de esto, pero sí él nunca se hubiera comportado de esa forma conmigo, podíamos haber llevado la fiesta en paz, pero en cambio, decidió arruinarme mi adolescencia con todo tipo de acoso que no puedo ni siquiera medir cuál es el más bajo o el más alto.
Cuando llegamos a la calle de donde se encuentra la tienda de postres en donde Marinella me espera, me asegure en ordenar todos mis pensamientos, como también, en preparar mi cuerpo para cualquier sorpresa. No quiero pelear con mi prima y más con ella quien considero la única familia que me queda luego de ver que mi tía me ha dado la espalda en creerle antes a su hijastro que a mí.
—Quiero que tengas cuidado, ¿sí? —Me dice Demian antes de bajarme del auto.
—Sí. ¿Me esperas? —Asiente.
—Claro que sí, todo el tiempo que tú creas que sea necesario. —Sonrío.
Salgo del auto para aproximarme a la tienda de postres que puede considerarse como también una cafetería, así que entrando a ese lugar en donde me espera mi prima, veo cómo se encuentra tomando un batido de fresa mientras juega con su postre utilizando una cuchara. Estoy un poco nerviosa porque no sé si alguien de su familia puede estarme vigilando o si debajo de su mesa habrá un micrófono para que alguien esté escuchando nuestra conversación; no debería estar teniendo esté tipo de ideas irracionales, pero es que no me quiero confiar en lo que podamos hablar o revelar en este instante.
— ¿Cisne? —Ella eleva su cabeza.
Al primer intento ella se queda petrificada pero pronto eleva sus ojos para darme una mirada, donde estos se cristalizan de inmediato hasta que empuja la mesa haciendo que su batido casi se de vuelta para levantarse y correr directamente hacía mí, logrando darme un abrazo solo que está vez la distancia nos limita un poco ya que mi barriga ha crecido.
—Lo siento... ¿No te hice daño? —Le doy una mirada llena de comprensión por su miedo al haberme abrazo rápido sin importar que chocara con mi bebé.
—No, claro que no preciosa. —Acaricié su mejilla.
Nos sentamos en la mesa y espero que ella sea la primera en hablar, quiero darle el tiempo suficiente para que analice las cosas que me dirá antes que la conversación pueda ponerse fea porque no tengo duda que me ha llamado para darle respuestas a sus propias dudas, porque también es posible que sus propios padres le hayan llenado la cabeza de tonterías a fin de envenenar nuestra relación.
—Papá me prohibió verte y hablarte... —Dice triste. —Dice que eres mala influencia para mí y que no debería acercarme a ti. —Trago hondo.
— ¿Saben ellos que estás aquí? —Niega rápido.
—Les invente que tenía entrenamiento de natación luego de clases. —Juega con sus dedos de forma nerviosa. —Quería verte y... Necesito respuestas Danika... Las necesito —Sus ojos se ponen rojos.
Lo sabía, ya le han comentado lo que está sucediendo entre nosotros que no evitaron tener que decirle la realidad de la situación solo para que ella me odiara, pero lo único que han logrado es confundirla más y no saber si tener que confiar en la palabra de sus padres o propiamente de mí, quien desde pequeña sabe que jamás le mentiría.
— ¿Qué quieres saber? —Le pregunto.
— ¿Es cierto que quieres meter a mi hermano a la cárcel? —Pregunta primero.
Dios, ¿por qué Franjo y mi tía tuvieron que decirle de una sola vez la noticia? Es solo una niña de doce años que aún no puede entender cualquier asunto de la vida, ni siquiera sé si estaré en lo correcto en revelarle cosas que desastrosamente no me corresponden hablarlas con ella.
—No cariño, no es eso... —Me interrumpe.
—Y ¿por qué mamá y papá dicen que es tu culpa que se hayan llevado a mi hermano a la cárcel? —Pregunta de repente.
Será complicado hacerla entender todo lo que estamos pasamos por la situación que me puso Tomislav, pero siendo sincera no quiero herirla, pero habrá cosas que creo que no podré mantenerlas a su límite.
—Quiero que tomes en cuenta que, aquí nadie tiene la culpa de nada, ¿sí? —Ella no respondió. —Tomislav cometió un error, un error que bajo la mirada de la justicia no está bien hacerlo —tome sus manos —. Sabes que te quiero como mi hermana y yo no sería capaz de hacerte daño, sólo quiero que creas en mis palabras y sepas que jamás te pondría en contra de tu propia familia, estás creciendo y quiero que tú seas la única que pueda tener el juicio de creer o no en quien tu desees basándote en la verdad que te revelan. —Limpié con mi pulgar varias lágrimas de su rostro.
Cerró los ojos y empezó a sollozar un poco más fuerte, haciendo que agarrara mi mano para llevarla a su mejilla hasta apretarla en ella. A pesar que ella está entrando a una edad de pre adolescencia, aún es una niña y no quiero que su propia familia arruine la imagen de otras personas porque ellos no son capaces de ver la verdad ante sus ojos, pero tampoco seré yo la que señale y culpe a esas personas solo para que mi prima los odie y sienta rencor de ellos por el daño que me están ocasionando.
Papá siempre me enseño que cada quien debe de tener su propio juicio de lo demás y que sin importar que, nosotros no somos quienes debemos influenciar a las demás personas a juzgar a otras para envenenarles la mente. Cada quien es responsable de su propio criterio que tenga de los demás, pero eso debemos de conservarlo para nosotros mismos, ya que no es correcto llevar a otros al mismo camino cuando puedan tener una opinión diferente de esa persona.
— ¿Tomislav te hizo daño? —La piel se me eriza con su pregunta.
—Mari... —No estoy muy segura de decirle la verdad.
—Lo hizo, ¿verdad? —Pregunta con mucha desesperación.
— ¿Por qué quieres saber eso? —Le pregunto, pero ella hace una mueca.
—Porque... —Veo como tiembla. —Él... —Su respiración se vuelve agitada.
— ¿Él qué, Marinella? ¿Qué hizo Tomislav? ¿Te hizo daño? —Mi corazón se empieza a agitar rápido con esa idea.
—No a mí... —Responde con miedo. —Él... Le hizo daño a otra chica. —Enarqué la ceja.
— ¿Cómo lo sabes? —Sus manos empezaron a temblar.
—Porque... Yo lo vi y lo escuché.
(...)
Observo como Demian se queda impactado con lo que le estoy comentando, es algo que no se imaginaba escuchar de nuevo de mis palabras o más bien relatado de la anécdota que me contó mi propia prima quien apenas tuvo la valentía de decírmelo antes que se derrumbara del miedo por los recuerdos. Aun puedo ver como lloró, tembló y varias veces miraba a su alrededor como si sintiera que alguien nos estuviera vigilando; fue difícil contármelo, pero lo hizo, a pesar de ello, no se sintió en total libertad comentándomelo, porque primero sintió que condenaría a su medio hermano y lo segundo, que temía la forma en cómo podría usar esa información.
— ¿Me crees? —Le pregunto a él, quien se ha mantenido en silencio desde que termine de contarle la historia.
—Sí, claro que sí. —Dice sin dudarlo. —Sin embargo, no podemos poner a tu prima de testigo, es menor de edad y para que declaré los hechos, sus padres tendrían que firmar un consentimiento para que participe en el caso. Sin eso, esto queda como una historia al aire. —Suspiré al saber que tiene razón.
—Y, ¿una grabación? —Le pregunto.
—Ayudaría, pero sería irrelevante y si se da cuenta tu tía que usaste a tu prima para contar esa historia al creer que te comunicaste con ella para ponerla en contra de su propio hermano y eso, será una clave para que te pongan la orden de alejamiento. —Cierro los ojos disgustada de escuchar eso.
—Y, ¿si buscamos a la chica? —Demian suspira.
— ¿Cómo lo haremos? —Pregunta.
—Marinella me dio el nombre y apellido de la chica, quizás podamos encontrarla —le entrego la servilleta con los apelativos de la víctima.
—Será difícil encontrarla solo con un nombre y un apellido, esperando que ella no se lo haya cambiado y también no haya salido del país. —Comenta Demian.
— ¿Crees que tengamos esperanzas de encontrarla? —Hace una mueca.
—No perdamos la fe. —Me agarra la mano. —Haré lo que tenga en mis manos, no permitiré que Tomislav salga de la cárcel como si no hubiera cometido un crimen. Está es una enorme ventaja y nuestra última oportunidad para ganar la demanda. —Asiento mientras veo como nuestras manos se quedan juntas.
Me termina acercando a su cuerpo para darme un abrazo confortador. Lo que hizo Marinella por mí jamás sabré como pagárselo, no sé cuál fue la razón por la que confió en mí antes que su propia madre en revelarme aquello, porque en otra persona, hubiera sido capaz de seguirlo ocultando para no llevar a su hermano a prisión, pero a estas alturas, solo me queda aprovechar estas oportunidades para seguir luchando por aquella pesadilla que viví y quisiera olvidar de mi cabeza.
—Sé que no es momento para preguntártelo... —Me separo de su cuerpo para verle su rostro. —Y sé que en nuestro contrato dice que no debemos de crear ningún tipo de lazo, pero...
— ¿Qué quieres decirme? —Intento no ilusionarme con la idea que pasa por mi cabeza.
— ¿Quisieras pasar la navidad y el año nuevo en Grecia? —Abro la boca.
— ¿No estás bromeando? —Niega. — ¿Contigo? —Se le sale una risita.
—Claro, pero quiero que tomes en cuenta que no permitiré que te escapes para ir a descubrir Grecia, luego desaparezcas para enamorarte de un griego y termines huyendo con él para llevarte a mi hijo o hija. —Menciona rápido burlándose de mí.
Un clic activa mi cerebro al haber escuchado esa palabra que aún me suena como si lo hubiera imaginado o creado en mi mente, no sé si mostré un rostro de sorpresa, pero él se mantuvo un poco tenso como si supo bien lo que dijo haciendo que no fuera la forma correcta de haberlo anunciado. Quisiera preguntarle si lo puede volver a repetir, pero, no quiero presionarlo ahora que él puede estarse adaptando a la idea de que será padre, es mejor darle su tiempo y que poco a poco, Demian pueda irlo mencionando sin insistencias.
—Bueno, también agregando que compartirás tiempo con mi familia, claro... —Dice un poco nervioso.
— ¿Seguro que quieres que vaya? —Le vuelvo a preguntar.
—Segurísimo. —Me guiña el ojo.
Entonces, ¿por qué no hacerlo? Además, no quiero pasar la navidad y el año nuevo sola, es una fecha para pasarlo en familia y al ser el primer año en que no tengo familia y solo a mi bebé quien aún no ha nacido, al menos cuento con Demian para pasarla bien.
— ¿Cuándo nos marchamos?
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Continuará...
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