Capítulo XXVII

"Sin amor y sin risas, nada hay agradable"

Quinto Horacio

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Realmente no entiendo como a Demian le frustro más la idea de haber aceptado que su madre me acompañara a la panadería antes de enterarse del negocio que acabo de tener, es extraño decir que él vio como primera prioridad lo que puede estar tramando su mamá cuando creí que me detendría y me diría que deseaba que me quedará en casa para descansar y no esforzarme mucho para obtener más estrés, pero en cambio, él ha visto la panadería como una distracción para mí, añadiendo que dijo que no veía nada malo que deseará comenzar un negocio para ir pagando mis deudas más rápido, lo cual dentro de mí se lo agradecí de forma silenciosa porque hubiera sido otra carga tener que tolerar cualquier actitud contraria hacia lo que dijo.

En sí, Demian no es de las personas que tratan de causarte más dolores de cabeza, aunque de vez uno puede perder la tolerancia con él cuando no se le obedece sus reglas, pero en otras circunstancias se vuelve comprensivo y analiza muy bien la situación; al menos es algo bueno que he podido ver de él, más con la idea de que no me detuvo al dejar de emprender mi negocio. Lo único que sí vio con mucha cautela es que, al estar sola con su madre, podría suceder cualquier cosa y más porque él no estaría presente luego de tener que viajar a Istria para ver el nuevo viñedo que ha comprado.

Sinceramente, su madre no la veo como ese tipo de mujeres egoístas que no permitirán que me acerque a su hijo o que ella busque sacarme hasta la última respuesta de todas las preguntas que tenga en mente; en vez de eso, la señora Thalassinos se ve como alguien despreocupada y abierta, con lo poco que nos llevamos conociendo he tenido la sospecha que está de paso por Croacia para asegurarse que la vida de su propio hijo se encuentra bien a pesar que Demian se lo ha dejado en claro varias veces; sin embargo, como toda madre con unas cortas palabras no se quedará tranquila, lo que apenas hemos podido conversar sobre el dichoso tema del día que es su hijo, no ha hecho más que preguntarme cosas normales sobre sí su hijo no le miente con su salud, que si todo se encuentra bien en su vida y si no pasa mucho tiempo entretenido en su trabajo, de ahí lo demás ha sido más en conocernos entre nosotras, lo cual ha sido un gusto en saber que ella es fanática del arte, es pocas palabras, su profesión es ser pintora.

Como el día de hoy me debo de encargar de la panadería, las personas que me acompañaran a atenderla serán Tara y Nevenka, al principio para que no hubiera cualquier sorpresa tuve que comentarles que la madre de Demian nos acompañaría en donde Tara fue la primera en resaltar que posiblemente ya esté conociendo a mi suegra, lo cual lo vi absurdo y con los pies en la tierra, para no hacerme ese tipo de ilusiones; además sé que eso no llegará a suceder cuando ya todas mis amigas les he aclarado que entre Demian y yo no hay ni habrá tampoco nada, añadiendo que el bebé se quedará conmigo donde a pesar que tenga sangre Thalassinos, al final, mi hijo o hija vivirá fuera del mundo de esa familia, si algún día tiene la curiosidad de saber quién es su padre, no me quedará de otra que decirle la verdad, aunque espero que nunca le vaya a dar tanta importancia por conocerlo.

—Entonces, ¿de quién fue la idea de la panadería? —Pregunta la señora Dionne.

—Le mentiría si le dijera que solo una aporto con la idea, realmente todo comenzó conmigo en querer poner un negocio y luego empezó Tara en buscar una idea hasta que Nevenka dijo lo de la panadería, luego Tihana propuso este local y Jelena profundizo más en el tema. —Le explique a ella.

Sería absurdo decir que Demian se parece solo a su padre cuando poco a poco he notado que tiene ciertas características de su madre, realmente ella tiene ese interés y curiosidad de conocer a las personas, puede verse como alguien seria, pero por dentro es muy graciosa y divertida, como también, al principio se le debe de ganar la confianza para que ella pueda hablar con más libertad. Realmente es como tener una parte de mi jefe a mi lado solo que, en versión femenina y más madura, es tonto decirlo, pero es la realidad, aunque no debería sorprenderme porque es su madre.

—Pero en sí, ¿quién es la propietaria de la panadería? —Pregunto nuevamente mientras me ve amasar con un rodillo, pero también con mis manos, la masa del pan para hacer unos baguettes.

—En realidad, ahorita todas somos propietarias, pero cuando pueda pagarles a mis amigas todo lo que han contribuido para hacer la tienda, ellas me lo dejaran a mí. —Es lo que todas me dijeron, aunque el negocio entre amigas no lo veo malo.

—Son grandes amigas. —Comenta ella mientras asiento.

—Lo son, a veces me pueden sacar unos dolores de cabeza, pero ellas siempre estarán ahí para mí en todo. —Ella sonríe.

Algo de lo que sí he aprendido es que la amistad que tengo con Tara, Jelena, Tihana y Nevenka es valiosa, porque a pesar que a veces hemos tenido diferencias y problemas, sabemos que entre una con la otra nos necesitamos, en el sentido de que nos damos apoyo y ayuda sobre todas las cosas, porque esté no es la primera vez que nos ayudamos entre sí para que una salga adelante con sus conflictos, más bien, en el pasado, hicimos lo mismo con Tihana quien hicimos lo posible para buscarle un trabajo dándole recomendaciones a varias personas para que la aceptaran, añadiendo de la vez que Jelena tuvo problemas con su marido y la apoyamos en darle aliento para que resolviera sus conflictos con él sin ser tan cerrada para que aprendiera a escucharlo también a él; cada una de nosotras ha pasado por dificultades y en sí, siempre estamos ahí para todas.

—Veo que preparar pan se te da muy bien —reí al escucharla.

—No puedo decirle que soy profesional, pero intento ponerle esfuerzo —encojo los hombros.

— ¿Quién te enseño? —Preguntó.

—Mi abuela, le gustaba consentirme mucho con prepararme mis postres favoritos —dije con alegría al recordar a mi abuela—, así que desde pequeña aprendí por ella a hacer pan y algunos postres. —Le relate.

—Eso suena muy bonito, al parecer tienen buena relación —hago una mueca.

—Teníamos, murió hace quince años. Creo que no soporto ver a mi abuelo morir y bueno, a los cinco meses ella también se marchó. —Dije metiendo el pan en el horno luego de tener seis baguettes en una bandeja de hojalata.

—Lamento tener que sacar siempre estas conversaciones —dijo avergonzada.

—No debería sentirse mal, en realidad, me gusta hablar de mi abuela. Es lo más cercano que tuve a una madre a pesar que mi padre intento equilibrar ese amor tanto de madre como de padre. —Le explique.

— ¿Nunca se volvió a casar su padre? —Negué.

—Siempre mencionaba que mi madre sería su único amor, que nada ni nadie la reemplazaría y tampoco quería que yo sustituyera a mi mamá por otra mujer. —Le dije sacudiéndome las manos al estar llenas de harina. —Suena egoísta, pero creo que mi padre siempre tuvo ojos solo para una sola mujer, aunque luego estuve yo y él me vio cómo su única e importante prioridad. —Dije con una sonrisa en el rostro.

—Suena bien, todo padre siempre querrá lo mejor para sus hijos. —Asiento.

Realmente, mi padre siempre fue alguien leal al amor que le tenía a mi madre, a pesar que ella hubiera muerto, la seguía amando y siempre decía que respetaría ese afecto que le tuvo a pesar que ya no estuviera en el mundo; a veces creía que mi padre se sentía solo y necesitaba una compañera a su lado, pero era muy pequeña para explicarle y hacerle ver que nunca sustituirá a mi madre por otra mujer que llegará a serlo, mi madre sería siempre mi madre y eso no iba a cambiar en nada; pero al final, él se centró más en cómo criarme y hacerme una persona de bien, darme lo necesario y aquello que también aunque pensara que no era suficiente, para mí sí lo era.

Mi familia no era adinera ni tampoco pobre, pero sabíamos que lo necesario no se basaba en el dinero o en los materiales que podíamos tener a nuestro alrededor, tanto mi padre como mis abuelos, me enseñaron que la familia siempre debe ser tu prioridad sobre todas las cosas en el mundo, porque serán los únicos seres que no te defraudarán, a veces podrán herirte con ciertas verdades pero mayormente lo harán para darte un bien, mala suerte que sé que en el mundo, no todas las familias son así, pero quisiera que así fuera; y es algo que le enseñare a mi bebé mediante crezca.

—Él debe de estar muy orgulloso de ti. —Encojo los hombros. — ¿No te lo ha dicho?

—Nunca lo sabré, murió cuando tenía once años —ella se volvió a impactar.

—Oh cielos, me doy cuenta que soy mala para hablar estos temas. —Niego lo que dice.

—No, claro que no. Me hace bien hablar de mi familia. —Le doy consuelo cuando debería ser al revés.

Sí, es extraño que diga que me gusta hablar de mi familia cuando casi todos ellos están muertos, pero la única forma de sentirlos vivos y conmigo, es recordándolos por toda la alegría que me dieron, por las creencias que me dieron, las mejores experiencias que me ofrecieron en mi niñez y por el amor incondicional que siempre estuvo presente.

—Aunque supongo que esté no es tu verdadero trabajo, ¿no? —Cambió de tema mientras voy a lavarme las manos.

—No, en realidad tengo un empleo de gerente de logística —mencioné —, he tenido unos problemas económicos y con el dinero que gano en mi empleo y con este negocio, solucionare varias deudas. Además, cuando nazca el bebé, quiero darle lo mejor. —Dije con orgullo.

— ¿Dónde trabajas? —Preguntó.

—En Kavala's Industry.

Fue tarde para morderme la lengua y no mencionar la empresa de su suegro, de su esposo y ahora de su hijo. Mi cuerpo se tensó por sí solo y cerré los ojos con mucha fuerza al darme cuenta que acabo de cometer un error, no sé qué es lo que pensará ella ahora porque a pesar que Demian y yo seamos "amigos", él me comento por la mañana que su madre es muy persuasiva y no se deja engañar con cualquier cosa, porque con una mínima sospecha de algo, no tardará pronto en querer saber la verdad.

—Así que, ¿trabajas con mi hijo? —Elevó una ceja.

Mordí mi labio y cerré el grifo para quitarme el delantal y limpiarme las manos con este; al verla a los ojos de forma directa, pude percibir que no había enojo o decepción al pensar que podía haberme enganchado con su hijo para terminar embarazada, más bien, su rostro se aproximó a una comprensiva mirada para que dijera la verdad y no le mantuviera más en secreto sus dudas.

—Sí. —Dije atemorizada.

—Y, ¿son amigos? —Hago una mueca.

Camino en dirección a la puerta para darle una mirada a la entrada y ver si Tara o Nevenka están cerca, así que al ver que ellas se encuentran entretenidas atendiendo varios clientes y no se presentaran a la cocina por un buen tiempo; termino por cerrar la puerta y así acercarme a la madre de Demian, aunque al final termine por quedarme en el otro extremo de la mesa porque acabo de cometer la peor tontería del año.

—Algo así —digo nerviosa —, pero no piense que nosotros tenemos algo, es decir, un romance o algo similar. —Pude sentir como mis piernas flaquearon.

—No me sorprende, conozco a mi hijo lo suficiente para saber que él no rompería con facilidad cualquier regla y más si son de su trabajo. —No lo dijo con indiferencia o molestia, más bien con un tono neutro.

Demian me va a asesinar si llega a saber esto, porque al ver la dirección con la que va está conversación, algo me dice que su madre terminará por descubrir que ella descubrirá quién es el padre del bebé que espero a pesar que no hayamos tenido alguna relación amorosa o sexual con su hijo.

—Demian hace tiempo que se ha cerrado con su vida privada y nos mantiene alejado con cualquier suceso que le pueda suceder —empieza a decir —, al verte el día de ayer algo me hizo dudar y darme cuenta que me he perdido de algo que él no es capaz de decirme y sé que el secreto se lo llevará a la tumba como otros que tiene conmigo, con su padre y sus hermanos. —Trago hondo.

Ay Diosito, porque no me ayudaste a intervenir en este momento para no haber revelado un simple detalle que al final, logro que ella descubriera por su cuenta la razón por la que Demian y yo mantenemos una única cercanía, porque a pesar que ya se dio cuenta que entre ambos no hay una relación, sabe que hay un punto específico por el que estoy en su casa y él siente una responsabilidad en cuidar mi bienestar.

—Solo quiero que me digas la verdad —suena a suplica —, Demian es duro y persistente, por lo que, no me lo querrá decir. —Dice con tristeza.

¿Para qué ocultarlo? Sí al final, ella ya lo sabe, lo único que desea es que se lo confirmen para no vivir más con otro secreto de su hijo; debería tener la firmeza que tiene Demian pero en cambio yo, no soy así, el dolor de su madre la ha llevado a la desesperación de unir nuevamente su lazo con su hijo de alguna forma y siendo sincera, aunque sea franca y directa después al decirle que Demian no pretende encargarse o mantener un apego con el bebé, al menos ella quizás se quede tranquila al descubrir la verdad que tendrá un nieto.

—Sí, el bebé es de Demian. —Afirme su sospecha.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero a la vez de un regocijo de alegría, ¿cómo lo descubrí? Sencillamente, al ver cómo se cubre su boca con la mano mientras sus lágrimas bajan por sus mejillas y pronto cambia su mano para ponerla en el pecho donde deja ir una sonrisa llena de pureza y emoción ante la noticia.

—Oh querida. —Se acerca a mí y me abraza.

Me quedo petrificada al no esperar esa reacción de ella, en otra madre pudo haber ignorado toda idea que señalaría que lo que mencioné era una mentira, sin embargo, ella está aquí, abriéndome sus brazos, dándome gracias y diciendo dulces palabras que cualquier madre le diría a su hija o nuera al descubrir que será abuela.

— ¿Cómo va el proceso? —Me acaricia el vientre.

—El bebé está sano y su crecimiento va muy bien. —Le doy un resumen.

— ¿Cómo se lo ha tomado Demian? —Suspiro con esa típica pregunta.

Aquí ha llegado el momento de decirle la parte más realista y dolorosa de la historia que no tengo duda que se llevara la peor decepción de todas, porque luego de descubrir que será abuela la pena será que su hijo no quiere saber nada del bebé una vez que nazca, lo cual debo de estar preparada para su reacción y si es posible, de contemplarla.

—Demian... Ha sido bueno conmigo y el bebé en estos meses, pero... —bajo la mirada.

— ¿Se ha negado a aceptarlo? —Asiento. —Otra cosa que no debería sorprenderme de él. —Suspira.

Antes que ella pueda juzgar la conducta de su hijo, la llevo a sentarse en una silla de madera que hay en una esquina de la cocina, me mantengo pendiendo del pan en el horno y por supuesto, le llevo una taza de café con unas galletas con trozos de manzana y avena a ella para contarle la historia. Realmente no debería estarle contando los hechos de cómo concebí un bebé con su hijo, pero dado el caso que quiero que las cosas queden en claro y ella no se plantee cualquier tipo de teoría; le explico desde un principio como sucedió todo, siempre omitiendo la parte de Rade que no es muy esencial comentarla.

—Esto es un milagro. —Dice sorprendida. — ¿Cómo te sientes sobre ello? —Apoya su mano encima de la mía para darme el valor de continuar.

—He pasado por altos y bajos, pero lo estoy manejando bien —me acaricio el vientre.

—Demian es un testarudo, debería ver a esté bebé como una oportunidad de apreciar más la vida y no estar sometido solo en su trabajo. —Dice con resentimiento.

—No quiero entrometerlo a él en esto, prefiero que el sentimiento se dé antes de obligarlo a amar a alguien que él no quiere que forme parte de su vida. —Menciono.

Ella se queda callada para quedarse un momento pensando, no me gusta la idea que pueda estar planeando algo en contra de lo que acordamos con Demian, porque sí él descubre que su madre ya se enteró de esto por mi culpa, no tardará mucho en desconfiar en mí y molestarse al punto de no dirigirme la palabra.

— ¿Quieres que él forme parte de la vida de mi nieto o nieta? —Hago una mueca.

—No sé, simplemente, le dejé en claro a Demian que esto no es para atarlo con los cuidados paternales y una manutención para el bebé —le explique —, pero hasta el momento no veo que él haya cambiado su opinión.

—Si te soy honesta, Danika. —La mire a los ojos. —Demian no sería capaz de dejar a ese bebé fuera de su vida. —Enarque la ceja. —Él ha pasado por cosas difíciles y traumáticas que no le han permitido seguir con su vida a punto de solo estancarse en su trabajo como un refugió para ese dolor. —Intento descubrir que me quiere decir.

—No me quiero hacer esperanzas de qué él desee acercarse al bebé —dije con realismo.

—Lo sé, pero te aseguro que Demian terminara por caer derrotado cuando el bebé esté a punto de nacer. —Dejó ir una sonrisa. —Y te ayudare con ello —mis ojos se engrandecen.

—No es necesario... —Le advierto.

—Lo es, al menos yo sí quiero formar parte de la vida de ese pequeño o pequeña y no permitiré que la testarudez de mi hijo, logre separarme de ese bebé que a pesar que aún no ha nacido, ya lo he empezado a querer. —Dice con seguridad.

Una cosa es que ella quiera mantener contacto con el bebé y otra, es que su hijo también pudiera desearlo, pero como dije, no debo de hacerme esperanzas. Demian solo es más que un padrino mágico o un guardaespaldas de mi vida, hasta el momento, él no ha querido atravesar esa barrera de afecto que está entre amar a esté bebé o alejarse de él y sinceramente, aunque dentro de mí, desee que él acepte a nuestro hijo o hija, a veces puedo encontrarlo complicado.

— ¿Siempre lo supo? —Le pregunte. — ¿Sin necesidad que le dijera la verdad?

—Sí, al tocar ayer tu vientre... Sentí una conexión con ese bebé, llámame demente si quieres, pero, sentí que ese bebé es de mi hijo a pesar que no haya sido concebido de manera natural, pero si lleva su sangre a pesar de todo. —Miró mi vientre. —Prometo que mi nieto o nieta tendrá a su padre a su lado, sino me dejo de llamar Dionne de Thalassinos.

(...)

Veo como la señora Dionne saca del horno el pastitsio que hizo desde hace una hora; al principio creí que al hacer la cena junto con Cyrene no sería un problema pero cuando la madre de Demian propuso hacer un plato típico de Grecia, ella junto con la reconocida nana de sus hijos, se empeñaron a hacer la comida mientras me propusieron que me fuera a descansar, sin embargo, en vez de eso, terminaron por enseñarme a cómo hacer el platillo luego de negarme al estar sentada y esperar a que el plato de comida ya estuviera hecho.

La señora Thalassinos partió en pedazos el pastitsio que casi suele asemejarse a una lasaña, solo con la diferencia que esta lleva macarrones gruesos. Empezó a ponerlas en un plato para empezar a cenar cuando Demian apareció de sorpresa en la casa, encontrándose a tres mujeres que no dejaban de reír luego de que intentara por medio de una espátula poner mi trozo de pastitsio en el plato, terminando por caer desecho al no tenerle paciencia y cuidado en sacarlo en el molde de vidrio donde se hizo.

—Pensé que estabas en casa, mamá —le dio una mirada a su madre para después dejarle un beso en su sien.

—No, en realidad, pasé una bonita tarde con Danika y para cerrar con broche de oro, decidí hacerle una cena especial —él elevó una ceja, al estar desconcertado con dicho comentario.

— ¿Para qué? —Dijo indiferente.

— ¡Vamos hijo! Deja de ser amargado. Lo hice porque ella está embarazada y necesita atención —Demian agito su cabeza y me dio una mirada.

— ¿Te sucedió algo hoy? —Niego a su pregunta al ver que reacciona con preocupación.

—Me refiero a qué, deberías hacerle compañía a Danika. Ella no puede estar viviendo en esta casa grande estando sola a pesar que tenga a Cyrene cerca. —Le explico la señora Dionne a su hijo. —No sé quién es el padre, pero tú como amigo, deberías ayudarla, mimarla y asegurarle que tiene a alguien a su lado para cualquier circunstancia. —Demian parecía no comprender la repentina actitud de su madre.

Él no dijo ni una sola palabra, simplemente analizo el punto de vista que su madre le presento; me dio una mirada, pero no confirmo en prometer o hacer lo que ella le dijo; nada más murmuro que se quedaría a acompañarnos a cenar y luego llevaría a su madre a su casa, sin embargo, ella no acepto y prefirió pasar la noche en la finca, y pasar los últimos dos días acá antes que vuelva a Tolo debido a que el fin de semana tendrá una exposición de sus nuevas pinturas.

Durante la cena no hubo más que risas, preguntas y momentos de alegría en las que Demian se mantuvo más como un escuchador activo antes de relacionarse con nosotras; en veces, veía como sacaba ciertas sonrisas o minuciosas risas, pero no se le podían ver en efecto porque su mano que está formada en un puño, cubre su boca. En ocasiones nuestras miradas chocaban y sin dudarlo, nos sonreíamos mutuamente para luego seguirle prestando atención a su madre quien no dejaba de contar algunas anécdotas de él cuando era un niño haciendo que Demian se avergonzara un poco pero luego volviera a poner esa postura de firmeza, dominio y poder que muestra.

Al final de la cena, Cyrene se fue a lavar los platos impidiéndome que le ayudara, Demian llevo a su madre a la habitación en donde pasaría la noche mientras que yo, me fui a la mía, en donde al estar en ella, me quede sentada en la cama hasta escuchar cómo alguien tocaba la puerta y sin dudarlo, respondí para que la persona pasara.

— ¿Cansada? —Asiento a sus palabras. —Espero que tengas un momento.

— ¿Para preguntas? —Le digo abrumada por si quiere saber los detalles del día que tuve con su madre.

—No, en realidad, quería darte esto. —Me entrego un obsequio que tenía detrás de su espalda.

Al principio pensé que sería una broma de mal gusto de su parte, pero me di cuenta de la emoción que revelaba sus ojos para que lo tomará y lo abriera, así que, a pesar de mi tardanza, lo tome de sus manos de forma lenta para darle una mirada primero, es cuadrado y liviano, me pregunto que podrá ser. Arranco el envoltorio con cuidado para darme cuenta que no se trata más que un libro de cuentos maternales.

—Demian... —Me interrumpe.

—Lo vi en una librería en Istria, pensé en el bebé y bueno, he leído que al quinto mes de embarazo empiezan a escuchar la voz de su madre. —Encogió los hombros. —Sé que tienes por decidido darlo en adopción, pero al menos sería bueno que, se le fomentara un amor o afecto al estar en tu vientre. —Explicó.

Trague hondo y toque la pasta del libro en donde trae una colección de cuentos maternales, no es algo que esperaba de parte de Demian y más con algo muy especial que hará que me apegue más al bebé a pesar que sigue sin saber que me quedare con él o ella. Posiblemente su madre tenga razón, a pesar que no me ha anunciado que ha cambiado de opinión, pueda que, en su momento, se dé esa oportunidad. Además, ¿por qué no arriesgarme? Siempre me han gustado los retos y si es por el bebé, al menos debería intentarlo también como una vez dijo Tara.

— ¿Quieres leerme uno? —Se sorprendió ante mi pregunta.

— ¿Hablas en serio? —Dijo consternado.

—Sí, estoy cansada para leer uno, aunque quiera. —Intenté verme soñolienta.

Demian hizo una mueca, pero al final encogió los hombros como diciendo que cumplirá mi capricho a pesar de que se sienta inseguro. Se sienta a un lado de la cama para poner su pierna derecha encima del colchón a punto de dejarla estirada; le entrego el libro y me acerco a él para poder escucharlo, pero sin esperarlo, me quedo a su lado sentada para ver cómo lo abre para empezar a pasar unas hojas de la introducción hasta llegar al primer cuento.

— ¿Preparada? —Me da una mirada.

—Recuerda que no es para mí —río mientras me acaricio el vientre como señal de que es al bebé quien le contara el cuento.

—Oh cierto. —Ríe nervioso. —Bueno, preparado pequeño o pequeña. —dice con ternura. —Aquí vamos, la mamá gallina y sus siete polluelos. Había una vez...

Mientras Demian se dispone en contarme el cuento, cierro los ojos para luego apoyar mi cabeza en su hombro para dejar que su ronca, pero aterciopelada voz invada una tranquilidad y seguridad a mi cuerpo, dejo que lea el cuento maternal para acariciar mi vientre para hacerle saber al bebé que, sin importar las cosas, sus dos padres están aquí presentes. Una sonrisita se me sale por inercia para luego sentir el verdadero cansancio de mi cuerpo, sin embargo, está vez, a pesar que me empiece a quedar dormida, una fuerza de alegría y vitalidad llenan mi ser, haciendo que deseé que este momento en vez de terminar siga perdurando.

—Buenas noches mamá gallina. —Es lo último que escuche antes de quedarme dormida a su lado, sintiendo una caricia en mi mejilla y un pequeño beso en mi cabeza.

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Continuará...

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