Capítulo XXV
"El miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son"
Tito Livio
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Escucho como tocan la puerta haciendo que musite un «pase adelante» mientras inclino un poco mis piernas para evitar unos dolores leves que provienen desde mi entrepierna hasta mi vientre; últimamente este nuevo mes ha ocasionado que tenga varios cambios de rutina en mi vida, ya no puedo estar mucho tiempo parada ni sentada, tampoco haciendo mucho esfuerzo físico, debo de estar tomando descansos si no quiero morirme del sueño, debo de dormir un aproximado de más de ocho años y por supuesto, han llegado los aceites naturales que además de esparcirlos por mi vientre hay otros que me echo en mi espalda haciéndome un poco de masaje que suele ser inútil porque mis brazos no me alcanzan y también estos me impiden mantenerlos trabajando por más tiempo.
Creía que el segundo trimestre de embarazo sería el más fácil de todos con escuchar que son los meses en los que las mujeres se mantienen balanceadas pero lo único que he visto de mí de forma controlada son mis humores, de ahí todo ha incrementado, dejando a un lado el apetito, los senos y el sueño que por lo regular es lo que más me tiene a borde todos los días.
— ¿Estás bien? Cyrene me mencionó que desde que llegaste no has hecho más que encerrarte en la habitación. —Dice Demian con preocupación.
Si supiera por todo lo que estoy pasando comprendería que a veces lo único que requiero es de estar sola o por lo menos que alguien pueda complacerme en mis deseos, pero que podrá saber él cuando no pasa en casa y apenas me da visitas constantes por la semana para saber mi estado de salud y la del bebé.
—Sí, fue un día pesado —Digo levantándome para sentarme en la cama.
—Si sigues así tendré que cambiar nuestro contrato e imponerte que este sea tu último mes de trabajar en la empresa. —Le hago un gesto molesto.
—No es culpa del trabajo, son los cambios que está teniendo mi cuerpo. —Justifico mis palabras.
Demian me da una de esas miradas de las cuales me evalua de cabeza a pies para asegurarse que todo va bien y no sólo trato de poner excusas ante mi estado anímico o por lo duro que se está volviendo mi trabajo ahora que estoy embarazada; aun así, aunque descubriera que no le miento y se dispusiera a buscar los cambios que tenemos las mujeres en su quinto mes de embarazo por Google, podría saber que tengo la razón.
— ¿Preparada para mañana? —Suspiré.
—No sé, no encontraron a mis testigos y sin eso, no sé qué podrá suceder con la decisión del juez —mencioné mientras juego con mis dedos.
—No te decepciones, siempre hay un rayo de luz entre la oscuridad —dejo salir una sonrisa.
— ¿Ahora das frases de reflexión? —Me burlo de él.
—Es una forma de apoyo. —Encoje los hombros.
Se acerca a mí para sentarse en una esquina de la cama, pero siempre manteniendo distancia, le ha crecido un poco la barba que siendo sincera se ve mucho más maduro de lo que sé ve otras veces. El perfil de su rostro podría haber sido hecho por los mismos dioses, pero sé que, en verdad, heredo unos espectaculares genes que cualquiera envidiaría; de forma silenciosa, veo sus labios, los cuales a pesar que son delgados podrían proporcionar un placer intenso con sólo probarlos o tocarlos... Y Dios, no puedo dejar de pensar en los músculos que oculta bajo esa camisa.
— ¿Estás seguro de querer ser mi testigo? —Enarca la ceja. —Sabes que tienes que decir la verdad sobre que eres mi jefe y... que estoy esperando un bebé de tu sangre. —Demian hace una mueca.
—Recuerda que lo importante no es mencionar aquello que está fuera del parámetro del caso. —Asiento.
—Si, pero, ¿cómo explicaras el asunto de que estuviste en el centro de natación? Porque siendo realista, tienes que dar una buena argumentación para que no crean que tú y yo... —Le doy mi punto de vista.
—Lo tengo todo planeado, no te preocupes. —A pesar de su justificación aún sigo teniendo mis inseguridades.
La verdad, es que no sólo temo en que el juez no le crea cada palabra a Demian, sino que tengo miedo también de lo que piensen los demás cuando sepan que es mi jefe y sin decir que pueden crear teorías de ellos que logren que el caso le dé la ventaja a Tomislav antes que a mí; otro punto es que no se encontraron a las dos testigos y hasta entonces, mi palabra no tendrá mucho sustento y credibilidad sino se encuentran a aquellas dos mujeres que pueden ayudarme a que gane la demanda.
— ¿Cómo va el embarazo? —Abro los ojos sorprendida con el interés del otro asunto.
—Bien, ya sabes que la otra semana nos toca ir al obstetra de nuevo. —Le hago el recordatorio.
—Te veo fatigada. —Hago una mueca.
—Me duele la espalda, he intentado darme unos masajes por mi cuenta, pero han sido inútiles —Le comento. —Y no le pediré algo así a Cyrene y llamar a un masajista no está en mis planes. —Digo con desconfianza.
Se queda callado un instante como si estuviera analizando mis palabras, pero la verdad es que no estoy de mucho humor para proseguir o mantener la conversación, lo único que viene a mi cabeza es que un baño caliente en la bañera pueda quitarme un poco el dolor de espalda, pero no sé qué tan probable sea eso.
— ¿Qué es lo que ocupas para darte masajes? —Pregunta interesado.
—Un aceite de hierbas naturales. —Le entrego el bote que se encuentra en mi mesita de noche.
— ¿Me permites? —Arqueo la ceja.
Veo como con su dedo índice hace unos giros en círculos dándome la señal para que me gire y le dé la espalda; no sé porque, pero mi cerebro nuevamente se activó para darse cuenta de lo que él planea, pero no vi el momento en que mi cuerpo reaccionó por sí solo para terminar por ponerme de espaldas de él mientras que mi corazón ya palpita de forma acelerada al saber lo que pronto vendrá.
—No tienes por qué hacerlo. —Digo temblando.
—No es algo del otro mundo, solo es un masaje. —Menciona relajado.
¿Un masaje? Por Dios, en mi cabeza solo cabe la idea de qué si un par de amigos pueden hacer esto sin pensar en lo que puede llegar a terminar; no es que desconfíe de Demian, pero tengo miedo en lo que puede llegar a acabar esto cuando en estos momentos mi cuerpo es frágil y necesita de un contacto que no sea solo de mí. Además, últimamente, no sé porque ya no puedo ver a Demian como un simple amigo o jefe, mayormente hasta considero que me falta tener la cabeza fría para no pensar en él.
Mi respiración se vuelve entrecortada cuando presiento que comenzara a pasar sus dedos en mi espalda, pero me altero en el instante en que siento mi blusa subir a punto de tener que halarla para cubrir la poca piel que he mostrado en unos segundos en frente de él.
—Demian... —Lo nombro de forma nerviosa.
—No pretendo sobrepasarme, Danika. —Trago hondo.
—Lo sé. —me demoró en responder.
—Confía en mí, ¿sí? —Asiento.
Nuevamente intenta subir mi blusa a punto de dejarla cerca de mis hombros, pero sabiendo que no podrá darme un masaje de esa forma, termino por alzar mis brazos hacia arriba para quitarme por mi cuenta la blusa y dejarla a mi lado. Me siento extraña al tener que estar así en frente de mi jefe, más al solo tener puesto el sujetador de encaje color blanco que resalta mi piel.
Pensé que Demian comenzaría rápido, pero en vez de eso ni siquiera sentí que se moviera, gire un poco mi cabeza y me di cuenta que está apretando sus ojos, no sé qué es lo que esperaba porque un masaje no se da al mantenerse una blusa puesta, al menos lo que yo conozco. Su actitud se asimila al de un adolescente virgen, con sólo pensar en ello, me hace reír y eso me tranquiliza un poco.
Le doy su tiempo esperando que no se arrepienta cuando doy un pequeño salto al sentir sus dedos llenos de aceite pasar por mi columna vertebral, apenas los mueves en círculos que por fin puedo empezar a sentir un alivio en mi espalda que hace que deje de ponerme tensa para dejar que él haga su trabajo.
Al principio sus movimientos son inseguros e inexpertos que tuve que evitar reír al sentir su nerviosismo, no sé porque se ha puesto así cuando fue él quien dio la idea de hacerme un masaje, irgo mi espalda y dejo que sus dedos puedan moverse con libertad, pero sé que hay algo que le impiden proseguir en línea recta su trabajo. Siento un cosquilleo en mi interior por lo que haré, pero sin dudarlo no es una prueba de ver hasta donde llegamos los dos, simplemente se trata de que me haga un buen masaje que logre que me quede satisfecha.
Pongo mis manos hacia atrás hasta que mis dedos sienten el broche del sujetador, sin tardarme mucho, termino por zafarlo hasta que esté se desabrocha y siento como la prenda se suelta para darme la libertad de poder respirar mejor, sin embargo, también les da la libertad a mis pechos para caer; deslizo los tirantes por mis hombros hasta quitarme el sujetador y dejarlo a un lado cubriendo mis pechos con mis manos que ahora se encuentran frías ante lo que estoy haciendo.
Esta vez, Demian se tarda más que la primera vez, pero cuando estoy a punto de darme la vuelta para saber si no huira de lo que he hecho, siento nuevamente sus dedos acariciar mi piel; cada segundo y minuto que pasan son los más glorioso de mi vida, no sólo porque él sabe muy bien cómo dar masajes sino porque muchas veces, toca puntos sensibles en los que me muerdo el labio para no liberar un gemido.
Cierro los ojos y los aprieto al sentir como sus dedos pasan en los extremos de donde se encuentran mis pechos, por un momento desee quitar mis manos para luego darle la libertad que las suyas pasen por mis senos. Muerdo salvajemente mi labio inferior al tener ese pensamiento morboso en mi cabeza, ni siquiera pude quitar la idea de cómo sus manos podrían masajear mis pechos, de cómo sus dedos podrían apretar mis pezones y de cómo podría jugar con ellos.
Siento pronto como mis pezones se empiezan a poner erectos entre las palmas de mis manos haciendo que estos terminen por rozarse, tuve ese cosquilleo de nuevo que provoco que tragara hondo, más cuando sus manos pasaban de mis hombros hasta bajar a mi espalda baja, abría la boca a cada quince a veinte segundos para dar un enorme trago de aire, sin añadir, que el labio inferior se me terminaría por desangrar de tanto morderlo.
¿Qué se sentirá tener las manos de Demian en otras partes del cuerpo? Son suaves y fuertes que tienen el toque perfecto para hacerte perder el conocimiento... Dios mío, quiero que se detenga, pero mi mente bloquea mis palabras que están son impermisibles para poder decirle que ha sido suficiente, una parte de mí quiere que continué y otra que solo termine para olvidar este suceso.
—Creo que ha sido suficiente, espero no haberte dañado. —Menciona.
¿Haberme dañado? Ha sido el mejor masaje que alguien me ha dado en la vida, hasta me hace dudar que sea un principiante, es probable que pudo haber ido a clases de cómo dar masajes sexys y gloriosos.
— ¿Te sientes mejor? —Asiento. —Bien, debo de irme. Mañana tengo que pasar por una de las fincas antes de ir a la corte, nos vemos mañana y descansa, ¿sí? —Vuelvo a repetir el mismo ademán.
Se despide y se marcha para dejarme sola en mi habitación, vuelvo a cerrar los ojos e intento ignorar y eliminar toda imagen que aparezca en mi cabeza, no es un buen momento para pensar con la cabeza caliente, además sería bueno darme una ducha y dormir tranquila, porque mañana será un día largo, solo espero tener la paz y tranquilidad en la noche, evitando soñar con las manos de Demian.
(...)
— ¿De dónde usted conoce a la señorita Blažević?
Mierda, nunca me había sentido tan mal en toda mi vida, el estrés, los dolores de cabeza y los mareos frecuentan mi angustia en cada minuto que un testigo pasa a hablar al estrado, no es que tuviese que pensar que dirán algo fuera de lo planeado o terminaran por darme la espalda cuando son quienes han visto todo lo que me ha hecho Tomislav en todo este tiempo, estoy absolutamente abrumada porque ya llevamos cuarenta y cinco minutos en la corte y no puedo percibir que es lo que opina el juez de todo esto, debido a que sigue manteniéndose en una posición neutra que solo hace más que golpear con su martillo en ocasiones cuando mi abogado o el abogado de Tomislav objeta al decir algo contrario de lo que se planifica preguntarle al testigo.
Desde que puse un pie en la sala judicial perdí mi tranquilidad, ni siquiera he podido estar conforme ante las declaraciones que dio Tomislav que no son más que una mentira, acusándome a mí como una incitadora quien en todo el tiempo que estuve viviendo en la casa de su padre, no hice más que provocarlo actuando además de una acosadora como una golfa que quería mantener relaciones sexuales con él. Realmente su declaración me parece tan absurda que, en sí, es todo lo contrario porque para ser sincera, fue él quien desde siempre me acosaba solo dentro de casa y unas cuantas veces fuera de ella, añadiendo que tengo malos recuerdos de las veces que lo encontré en mi habitación haciendo una que otra porquería o como también de las veces que me forzó a besarlo o tener algo con él mientras no había nadie en casa.
La verdad es que tengo que dar una buena versión y argumentación de los hechos, no hay pruebas además de mis palabras que comuniquen ese acoso sexual que siempre hubo de su parte, apenas creo que el testimonio de mis amigas ayudo a que desmitificaran ciertos eventos que se dieron y que ellas fueron participes de sus conductas conmigo, sin embargo, el testimonio del padre de Tomislav dice lo contrario, solo falta saber si mi tía es capaz de apoyarme en esto o me dará la espalda como otras veces.
Sin dudarlo, creería que no está de mi lado cuando al darme la vuelta y verla al lado de su marido me hace saber que no cree en mi palabra sobre que su hijastro me agredió, pero lo más insultante fue saber que por la mañana me recrimino más en no haberle mencionado que estaba embarazada antes de darme un apoyo en esta etapa dura de mi vida. Ella como tía y hermana de mi padre debería protegerme, pero creo que el amor ciego de su marido le ha bloqueado la vista, ni siquiera puedo entender cómo fue capaz de decir que mentiré en decir que posiblemente Tomislav me violó, que ahora estoy concibiendo un hijo de él y que me encargare de hacer que él responda por el bebé.
—Es mi empleada. —Responde Demian que ha sido el siguiente testigo en pasar al estrado.
— ¿Cuánto tiempo tiene de conocerla? —Pregunta el abogado de Tomislav.
—Aproximadamente nueve años. —Sigue respondiendo él.
— ¿Y en todo este tiempo ella no ha presentado conductas poco decentes con otros empleados? ¿Agregándolo a usted? —Abrí mis ojos en grande al escuchar eso.
—Objeción señoría. —Dice mi abogado interrumpiendo. —El abogado Pavić se está desviando del caso.
—Concedida. —Dice el juez. —Le pediré que reformule muy bien sus preguntas, señor Pavić.
—Si señoría. —El abogado de nuevo le da una mirada a Demian. — ¿Qué hacía usted el día de los eventos en el centro de natación? ¿Frecuenta ir a esos lugares?
Mi piel se erizo al escuchar como el abogado de Tomislav le hace esa pregunta a Demian, no sé qué tipo de respuesta llegará a dar, pero a estas alturas me siento preocupada porque un simple comentario puede arruinar los verdaderos argumentos de los hechos; supongo que él tiene algo bajo su manga, porque ayer me dijo que tenía todo controlado, así que debo de confiar que Demian dirá lo necesario, pero también sin dar tantos detalles que puedan verse involucrados en la relación que tenemos.
—No, no frecuento en ir a esos lugares, sin embargo, mis sobrinos estaban de visita y decidieron ir a nadar ese día mientras que mi hermano me pidió que los fuera a recoger. Y se dio la casualidad, que me encontré a la señorita Blažević en ese lugar. —Veo como Demian explica los hechos con tanta cautela que cualquiera podría creer lo que dijo.
—Y, ¿qué fue lo que observo exactamente en ese instante que se encontró a la demandante? —Siguió preguntando el abogado Pavić.
—La señorita se veía angustiada, llena de temor al correr o alejarse de alguien que parecía haberla atemorizado o provocado algún daño; hasta que observe como el señor Banić le grito a ella, no tardo en alcanzarla, la sujeto fuerte de sus brazos y parecía amenazarla. Hubo forcejeo, pero él no la soltó y parecía tener la intención de tirarla a una piscina que se encontraba vacía. —Describió Demian.
—Dice usted que ¿parecía tener la intención de tirarla a la piscina? ¿No cree que pudo haberse exaltado en pensar eso? —Demian niega a la pregunta.
—No, de ninguna forma. Él balanceo a la señorita repetidas veces en dirección a la piscina. —Replicó Demian.
Mala suerte que el video de las cámaras de vigilancia de ese día no se encontraron, bueno, esa es la excusa porque sé que para ese día se encontraban funcionando, sin embargo, creo que ciertas personas fueron más listas en pedir esas grabaciones para eliminarlas y no mostrarlas en este instante, porque bien se pudo haber logrado observar que Tomislav fue quien en todo momento me agredió y lo único que hice fue correr para alejarme de él.
—Claro, pero si la señorita y mi cliente se encontraban en una zona alejada, solitaria y fuera del público, ¿qué hacía usted en ese lugar? Tomando en cuenta que fue a buscar a sus sobrinos. —Sentí una tensión en mi espalda.
—Como dije, fui a buscar a mis sobrinos. Son niños pequeños y traviesos, no se quedaron quietos en el lugar en donde deberían haberme esperado, además nunca había visitado ese centro, razón por la que no los encontraba. —Respondió Demian.
Quisiera creer esa versión de los hechos, pero sin dudarlo, tanto Demian como yo sabemos qué está mintiendo, además si no hay pruebas que justifiquen que está diciendo la verdad, él puede cometer el delito por falso testimonio y sabemos que eso es grave porque también implica ir a la cárcel.
— ¿Tenemos pruebas de lo que dice? —Demian asintió.
—La nana de mis sobrinos estuvo con ellos y también hay llamadas telefónicas de mi hermano conmigo para decirle que no podría llevar a sus hijos a casa luego de ver el estado en que se encontraba la señorita Blažević. —Dijo él.
—Eso es todo, señoría.
Dejo ir un suspiro mientras veo como Demian baja del estrado para irse a sentar a las bancas del público, realmente no me esperaba que él tuviera ya pensado todo lo que debía de decir en la corte, algo que nos ha favorecido y veo que las preguntas evadieron toda circunstancia que podía aliarnos al estar involucrados con el asunto del bebé.
—Ahora llamo a la señorita Blažević. —Dice el abogado Pavić.
Tengo que tomar en cuenta todas las indicaciones que me dio mi abogado, sé que el señor Pavić buscará la forma de contraatacarme en todo sentido, buscando una justificación de mi demanda y por supuesto, haciéndome dudar de mis propias palabras para desmentir la idea de que Tomislav quería agredirme y violarme.
Sinceramente no me encontraría tan preocupada si hubiera más evidencias que testigos, ¿por qué lo digo? Porque al menos con el video de la cámara de vigilancia revelaría las conductas de Tomislav hizo conmigo, pero solo tengo fotografías de los edemas que me dejo al apretar fuertes mis brazos, como también, la herida de la cabeza que me provoco al golpearme en la pared del baño. Los testimonios de los testigos han sido buenos, pero a veces creo que ciertas evidencias como fotografías o videos muestran una justificación más aceptable que una vía oral en donde las palabras puedan estar llenas de verdades o mentiras que nunca se sabrán si son reales a pesar que algunos testigos sí estuvieron en la escena de los hechos.
Paso al estrado y hago el juramento de decir la toda la verdad de los sucesos, así que sentándome en la silla y colocando muy bien el micrófono, veo como el abogado de Tomislav se acerca a mí.
—Hablemos de su versión de los hechos, señorita Blažević. —Fue lo primero que dijo.
Relatar la escena de los hechos no es complicado, más bien, especificar a detalle lo que realmente sucedió en el altercado es lo que tengo que ser muy coherente, en cada palabra y en la forma en como lo explico; no es que se trate de haberme aprendido a pie de la letra los eventos de ese día, pero como decía, una minúscula palabra puede cambiar la perspectiva de todo el hecho.
No tardó mucho en contar los hechos de forma cronológica para darme cuenta como el abogado analiza cada una de mis palabras para saber que preguntas tendrá que hacerme para ponerme en contra de mi propio testimonio y poner en duda mis criterios de lo que sucedió ese día para que el juez díctame que Tomislav siempre dijo la verdad.
— ¿Por qué tardo en poner la denuncia, señorita Blažević? Pudo haberla hecho el mismo día, pero espero exactamente casi veinticuatro horas para declarar lo que hizo el señor Banić. —Fue lo primero que pregunto.
—Lo hubiera hecho, pero termine en el hospital por una amenaza de aborto por el daño que él me provocó y me dieron de alta muy tarde donde lo único que quería era irme a casa a descansar. —Mencioné.
—Pero ese mismo día recibió la noticia que su marido Rade Ivanović había sido encontrado muerto, ¿no? —Enarque la ceja al ver que el asunto se está yendo a otro camino.
—No del todo, solo me mencionaron que debía de ir a la morgue para reconocer un cuerpo que tenía similitudes con el de él —expliqué —, sin embargo, al día siguiente fui a reconocer el cuerpo y sí, era mi difunto marido. —Él asintió.
—Y, ¿cómo se tomó la noticia? —No comprendo a lo que quiere llegar.
—Mal... Era mi esposo, ¿cómo cree que pude habérmelo tomado? —Dije desconcertada.
—Bueno, he sabido que su marido empeño su casa y la dejó llena de deudas hasta dejarla embaucada y en la calle. —Mencionó.
¿Pero qué? ¿Qué tiene que ver Rade en esto? ¿Por qué me está haciendo preguntas fuera del caso? No comprendo a que va con ello, obviamente me sentí mal porque Rade murió era mi ex marido y aunque lo odié por varias semanas tampoco podía reprimir todo ese enojo por su muerte, además que quería, ¿qué viviera también en depresión por su muerte? No, el amor entre él y yo termino mucho antes de empezar a descubrir sus estafas y sus sucios juegos.
—Sí —respondí cortante.
—Y, ¿cómo ha estado sustentando esas deudas? —Cruzó los brazos. —Porque son muchas y por lo que sé, un trabajo en la empresa del señor Thalassinos no cubrirá todos esos gastos. —Contraatacó.
—Poco a poco estoy pagando las deudas, con mi trabajo de gerente en la empresa del señor Thalassinos, como también, he empezado un negocio en donde espero que pueda brindarme una ayuda monetaria —respondí.
— ¿En serio? Se sabe que, con la muerte de su marido, algunas deudas se esfumaron de su cuenta y es extraño que ya pudo pagar deudas cuando su salario no aporta gran cantidad, añadiendo que apenas su negocio acaba de empezar. —No comenté nada acerca de ello. —Es muy sospechoso, ¿no lo cree? —Achicó sus ojos. —O será que tiene a alguien que la esté beneficiando. —Empecé a sentirme mal con ese comentario. —Porque con un dinero extra, cualquiera se podría volver a levantar. —No quite la mirada de él a pesar que es intimidadora. — ¿No cree que eso le ha salvado un poco? —Frunzo el ceño.
—No comprendo lo que dice, ¿a qué se refiere? —Digo extrañada.
—Bueno, ya sabe, su marido extrañamente apareció muerte, algunas deudas desaparecieron... —lo interrumpí.
— ¿Está tratando de decirme que asesine a mi marido para que saliera de esas deudas? —Resalte molesta.
—Yo no he dicho eso, además, ¿por qué ahora viene a poner una demanda contra el señor Banić? Cree que sí gana... El dinero que obtenga ¿solucionará sus deudas? —Pestañeo repetidas veces al escuchar eso.
Niego rápidamente ante lo que el abogado Pavić está diciendo, ¿qué tiene que ver mis deudas con la demanda? Lo único que he hecho es abrir un caso que debí de haberlo continuado desde hace varios años, en donde pude haberme ahorrado varios problemas que me ha ocasionado Tomislav.
— ¡Eso no es cierto! ¡Él me ha atacado durante años! —Dije molesta.
—Y, ¿por qué nunca hablo? —Me cuestionó.
— ¡Lo hice! ¡Pero nadie me creyó! —Dije alterada.
— ¿O será que usted mintió para sacrificar a ese pobre hombre que usted ve ahí sentado? —Hice mis manos unos puños. —Hace un par de años hizo lo mismo, intento meter a mi cliente a la prisión, pero luego usted retiro la demanda, ¿se arrepintió? ¿Cambio de opinión? ¿Supo que no era justo lo que hacía? —Empezó a bombardearme con preguntas que ya ni siquiera sabía cómo responderlas o defenderme porque sentí como me paralizaba y el mundo se cae encima de mí. —Eso es todo, su señoría. —Ni siquiera dejo que me defendiera.
Me abrume tanto que me quede con la boca abierta a pleno momento de dar una explicación ante sus atacantes preguntas, el juez me dio una mirada para poner atención a unos documentos que le han sido entregado para que lea; observo como mi abogado se levanta para acercarse al estrado, ahora, es su momento para que me haga ciertas preguntas.
—Señorita Blažević, hace doce años usted puso una demanda en contra de Tomislav Banić, ¿puede decirnos por qué fue? —Suspire ante la pregunta de mi abogado.
Siento un nudo en la garganta que me impide revelar aquello que mantuve por muchos años en secreto, ni siquiera mis amigas o el propio Rade supo de ello, no sé si mencionarlo ayudará de algo, pero vale la pena intentarlo, y más ahora que el abogado Pavić acaba de solapar muy bien a Tomislav en sus acciones.
— ¿Señorita Blažević? —Mi corazón está a punto de salirse de mi pecho. — ¿Puede responder a mi pregunta? —Asiento.
—Hace doce años... Tomislav... —Cerré los ojos. —Me agredió sexualmente. —Mis manos empezaron a temblar. —Estuvo a punto de violarme en la casa de su padre.
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Continuará...
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