Capítulo XXI
"La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo"
Platón
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—Ay no, realmente odio las sorpresas, pero está, acepto que es de las únicas que me gustan que me oculten para luego saberlas. —Dice con entusiasmo Vladimir.
Dejo ir una pequeña risa mientras sigo comiendo el almuerzo que Cyrene me preparo, está demasiado delicioso que no contengo las ganas de poder seguir entrando a mi boca, varios camarones bañados en salsa; disfruto el sabor que detengo varios gemidos al saber que este es el mejor almuerzo que he llegado a tener en toda mi vida.
Luego de reintegrarme hace una semana y media en la empresa, me he dado cuenta que son pocas las cosas que han llegado a cambiar en los días que estuve ausente, no hay nuevos empleados, mi equipo de trabajo sigue haciendo bien su labor, los postres de la cafetería siguen siendo buenos y mis amigos, siguen siendo los mismos. Fue una alegría poder volver a verlos porque son personas que animan mi día de forma repentina, como también, son las personas que más me han apoyado luego de escuchar por parte de los otros gerentes algunas quejas por las que estuve haciendo teletrabajo, lo cual no me asombra que Demian haya sido tan reservado que no comento absolutamente nada de la razón por la que no me presente un mes.
Volver a mi trabajo es un respiro emocional, estar todo en día en la finca ya no suele ser muy divertido cuando mayormente solo soy yo y los trabajadores, quien la mayor parte de ellos no conversan conmigo por creer que Demian los puede regañar o despedir, sin embargo, a pesar que las cosas no sean así, me hacía falta mantener una socialización con alguien, no es que Cyrene, Lovro y Karim sean unos postes de los cuales no mantendré una conversación, pero ellos al tener sus obligaciones, termino por quedar como una segunda y tercera prioridad, además, interrumpirlos es demasiado abrumador cuando entiendo que a la hora de trabajar es para mantenerse concentrado.
Así que cuando volví a la empresa todo mejoro, porque hablar con mi equipo técnico y mis amigos, las cosas han resultado mejor de lo planeado aunque la mayor parte de los empleados de la empresa ya han empezado a murmurar cosas sobre mí al darse cuenta que he cambiado y no es para negarlo cuando he tenido que empezar a usar ropa holgada que no permita hacerle daño al bebé o que le provoque alguna incomodidad; así que hoy por hoy sigo siendo la portada de noticia de toda la empresa a pesar que mis amigos se acaban de enterar.
No es que siempre se los ocultaría a ellos, pero dada la casualidad que Vladimir se fijó muy bien en mi físico y Alen se le salió decir la frase emblemática del día: «¡Demonios Vla! ¡¿Qué no te das cuenta que a Danika le ha crecido el vientre?!» Por eso y por obvias razones mi pequeño grupo ya se enteró que estoy embarazada, lo cual el tema del día soy yo y el desarrollo de mi bebé.
— ¿Cuántos meses tienes? —Pregunto Fabijan.
—Tengo quince semanas de gestación, lo cual eso es, tres meses con dos semanas. —Les anunció.
— ¿Ya sabes qué es? —Niego a la pregunta de Vladimir.
—Eso se sabe con más precisión al quinto mes de embarazo, Vladimir. —Le dice Alen a él.
—Sólo era una pregunta. —Encogió él sus hombros.
—Un poco tonta porque has tenido hijos y eso deberías saberlo bien. —Menciona Alen.
La verdad es que hablar este tema con ellos me resulta reconfortador, sé que suena extraño pero ellos parecen ese tipo de amigos que aunque no sean mujeres, de cierta forma sientes que hablan tú mismo idioma en varias ocasiones, lo cual es lo bueno de ellos porque los temas deportivos, fiestas y automóviles los dejan a un lado cuando están solos, agregando los momentos en que hacen reuniones con sus esposas, las cuales ya me han invitado pero por cuidar la salud del bebé he dejado a un lado ciertos pasatiempos y actividades, sin añadir mi nuevo negocio emprendedor que es la panadería, la cual la otra semana se va a inaugurar y me hace feliz comenzar está travesía.
—Y ¿cómo te ha estado yendo con el embarazo? —Pregunta Alen.
Bueno, a veces discutir ciertos asuntos con ellos si puede ser un tanto extraño, como por ejemplo se encuentra esté momento incómodo en el que no puedo expresarles con libertad sobre que he empezado a sentir como mis pezones me cosquillean mientras mis senos crecen por la acumulación de leche. Mmm, creo que no podré mencionar eso. Descartaré cosas así con ellos porque a pesar que Fabijan y Vladimir ya tienen hijos y han visto a sus esposas en este estado, no puedo considerarlo igual.
—Los mareos matutinos han terminado algo que me alegra porque ir a vomitar en las mañanas ya se estaba volviendo mi pasatiempo. —Hago una mueca de asco.
— ¿Qué cosas te provocaban las náuseas? —Pregunta Fabijan.
—Las trufas y olores fuertes a carne o barbacoa. —Les compartí mi dato.
—Gracias a Dios solo descubriste dos cosas, Marija no podía ver ni un pastel de chocolate porque iba a vomitar, luego siguió las salchichas y, por último, el queso... ¿lo puedes creer? —Dijo un tanto alborotado, Fabijan.
—Slavica no podía ver el pescado y las carnes rojas, ese tiempo para mí, casi fue de pura dieta comiendo ensalada y pechugas de pollo. —Dijo asustado Vladimir.
Que mis amigos me compartan las experiencias de sus mujeres es maravilloso, aunque no dudaría que las historias tendrían más emoción cuando ellas mismas me lo confesaran, así como lo hacen mis amigas del grupo, quienes no se han aburrido la última semana de frotarme el vientre como si fuera una de esas bolas mágicas de cristal.
—La verdad es que el embarazo te tiene más hermosa, Dani —comentó Alen.
—Oh gracias. —Dije sonriendo.
¿En serio cuando las mujeres estamos embarazadas nos vemos hermosas? Quisiera poder decir que sí pero habitualmente de aquí a tres meses más me veré como una vaca, porque apenas me he dado cuenta que he empezado a subir unas poquitas libras de más, sin tener que engañarme que los pechos ya han empezado a pesarme logrando que los sujetadores me incomoden y ahora quiera andar sin ellos. Creo que tendré que empezar con la idea de comprar más ropa de maternidad, ya que, en este paso, los pantalones y algunas blusas ya no me quedarán de aquí a una o dos semanas más.
—Cuando tengas ocho meses, no dudo que tu departamento querrá hacerte un baby shower. —Se mofa Vladimir.
—Nos invitas. —Le sigue la corriente Alen.
Ay Dios, realmente no sé si Demian aprobaría eso, bueno, creo que no es necesario que sea él quien lo apruebe cuando el bebé es más mío que de él, además no es que en esa pequeña fiesta revelé quien es el padre, simplemente cuando mi hijo o hija nazca, yo seré el padre y la madre de él o ella, así que no creo que haya ni un inconveniente en ello si mi departamento quiere hacerme un pequeño evento, porque con eso de que ya se ha empezado a rumorar sobre mi embarazo, ya he tenido los primeros comentarios por la mañana sobre pequeñas palabras motivadoras y tiernas que creo que han sido suficientes acarameladas para decir que no deseo escuchar más de ellas antes que pueda empalagarme emocionalmente.
—Serás la mamá más linda. —Dice Alen con cariño.
—Lo siento Dani. Quisiera decirte eso, pero tengo esposa. —Dice Fabijan.
—Ya somos dos, amigo. —Lo apoya Vladimir.
—Pero eso no quiere decir que seas la segunda mamá más bonita del mundo. —Me motiva Fabijan.
Oh cielos, no puedo creer que el tipo de amigos que pude llegar a tener, realmente estoy muy feliz de que ellos lo sean porque a pesar que son hombres saben cómo tratar a una mujer con respeto y con un cariño sincero sin sobrepasarse de los límites de amistad; al menos tenerlos a ellos ha sido una bendición también porque a pesar que no nos conocemos desde hace años, me han brindado la oportunidad de conocerlos por cómo son y por supuesto, invitarme a entrar a sus vidas y ayudándome con lo que necesite.
— ¿Qué te parece si hacemos una barbacoa el domingo por tu embarazo? —Menciona Vladimir.
—Oh no, no te molestes con ello, Vla. Además, te recuerdo que el olor a barbacoa me provoca náuseas. —Dejo ir una risa al ver su rostro de decepción.
—Vamos Dani, hay que festejarlo, además conocerías a nuestras esposas y podrías llevarte otras experiencias de parte de ellas sobre ser madre. —Sugiere Fabijan.
No creo que sea una mala opción, de todas formas, ellos desde hace meses han querido que conozca a sus esposas, así que no le veo ni un problema en hacer más amigos; por otra parte, no hay nada fuera de lo normal en aceptar una invitación de mis compañeros de trabajo para ir a sus casas y festejar un momento, algo que necesito luego de unos largos meses de estrés y deudas.
—No te niegues Danika. Por favor. —Alen hace un puchero.
—Bien —todos celebran —, solo porque ese puchero me enterneció. —Le digo a Alen quien deja ir una carcajada.
(...)
Entro a un enorme salón que lo clasifico como uno en donde se celebran fiestas o reuniones sociales importantes, debido a que en una esquina se encuentra un piano y por supuesto a sus alrededores no hay más que adornos, una chimenea y un gran espacio donde se puede montar una pista de baile.
Antes de sentarme en el suelo, dejo una caja que contiene algunas de mis pertenencias que pude sacar de la casa de mis abuelos luego de que me desalojaran de ella; saco varios objetos para dejarlos a mi alrededor, la verdad desde que me mude a la finca, no he tenido mucha motivación de querer ver o sacar las únicas pertenencias que han quedado de mi antiguo hogar, añadiendo que, son pocos los recuerdos que tendré de mi familia y de lo que quedará en mis manos por parte de mis abuelos.
En esa caja no hay más que fotografías en blanco y negro de mis abuelos cuando eran jóvenes, de varios broches de cabello en forma de flores de mi abuela, una pipa de mi abuelo, una parte de la colección de vinilos de ellos, un brazalete de perlas de mi madre y una corbata de mi padre.
Realmente no son cosas como muy relevantes pero son muy importantes para mí porque han pertenecido a mi familia; pero mientras que sigo registrando, mi corazón salta de la alegría al encontrar un pequeño traje de gimnasia que ocupe cuando tenía nueve años, al verlo, una parte de mí, sintió ternura al recordar como de niña me gustaba hacer gimnasia y acrobacias en las que muchas veces practicaba con algún lazo o pelota en el jardín con tal de disfrutar las maniobras que podía hacer con la resistencia de mi cuerpo.
Realmente no era la mejor gimnasta entre todas las demás chicas pero puedo decir que siempre me iba muy bien en los campeonatos que mayormente no pensaba sinceramente en ganar sino más bien lo hacía por diversión porque era mi pasatiempo preferido; mi abuela fue quien se dio cuenta del don que tenía, aún puedo recordar como ella le insistió a mi padre para que me llevará a clases de gimnasia artística y rítmica con el fin de no sólo quedarme en casa e ir a la escuela, sino que para crear algún pasatiempo en el que me divirtiera y aprovechara el talento que tenía.
A pesar que mi padre no era de las personas que ganaba mucho dinero, decidió obedecer a mi abuela y fue entonces que un día me inscribió en un programa para niños y adolescentes con talento, en donde fui admitida con una beca y termine aprovechando siete años de mi vida en la gimnasia, logrando ir a varias competencias locales e internacionales en donde obtuve un gran reconocimiento por mis destrezas, pero sinceramente lo que más me llevo a eso, no fue pensar en llevarme a casa una medalla o trofeo sino más bien, un buen recuerdo de haberme divertido en alguna competencia.
Por ello, es que siempre a Marinella le hago saber eso, que sin importar el lugar que se lleve en una competencia, lo importante es que se divierta; sé que todo esfuerzo tiene su recompensa, pero la pasión, el amor y la diversión que se le pone a tu deporte o tu talento preferido no proviene de la ambición sino más bien del cariño que le tienes porque sabes que es lo que te gusta hacer.
Dejo a un lado el pequeño vestido para luego ver el lazo que ocupe hasta mis quince años, el listón sigue intacto sin tener ni un daño, aun es suave y liso con ese color amarillo que brilla como el oro; lo veo por un momento y me pregunto si... No creo, hace quince años que no práctico gimnasia que es posible que haya perdido la técnica de los movimientos, además con un mal movimiento puedo caer y golpear a mi bebé.
Estuve a punto de dejar a un lado el listón cuando la curiosidad me gana para volver a verlo detenidamente; tomo suficiente aire y me digo que evitare cualquier salto o movimiento brusco que pueda dañar al bebé, así que levantándome del sueño y recogiendo varias cosas para dejarlas dentro de la caja, despejo todo mi alrededor para poder moverme con libertad, reviso que no haya algo en el suelo que pueda dañar la planta de mis pies, como también compruebo que el suelo no sea los suficientemente liso para deslizarme con los punteras.
Tomo aire y hago estiramientos de piernas y brazos para prepararme antes de comenzar con mi espectáculo privado; diez minutos son los que me tomo en hacer varios ejercicios antes de comenzar, me suelto el cabello y dejo que caiga tanto en mis hombros como en mi espalda; agarro mi celular y busco en mi Playlist de Spotify una canción adecuada para mi baile, terminando por encontrar la versión de piano de Follow Your Fire[1] de Kodaline.
Espero unos segundos para prepararme mientras tomo la vara del listón y empiezo a moverlo, cuando le doy play a la canción, empiezo a escuchar el sonido de las teclas del piano y es así como empiezo a dar una pequeña presentación para mí.
Empiezo a moverme de un lado hacia el otro dando pequeñas acrobacias que logran que extienda mis brazos y piernas mientras que el listón pasaba por encima de mi cabeza y a los lados de mi cuerpo, doy varios giros en punta, estiro mi pie logrando tomarlo, flexiono mis brazos hacia arriba y pronto me quedo un momento en el suelo mientras que con el listón hago varios círculos que rodean mi cuerpo, me levanto para luego dejarme llevar por la canción haciendo movimientos lentos con mi cabeza y cerrando los ojos para no tener un mareo; vuelvo a hacer otras acrobacias intentando no hacer un perfecto split al saltar, tengo mucho cuidado en no ser rápida con los pasos, más bien intento hacerlos de forma delicada y sencilla proporcionándole a mi cuerpo una adaptación nueva no sólo porque he vuelto a hacer gimnasia luego de un largo tiempo, sino que también, para no caer y provocarme algún daño; mi cuerpo se va hacia atrás, quedando mi pecho alzado, nuevamente hago un medio giro hasta erguir mi cuerpo, dejo que el listón se mueva nuevamente a mi lado para luego pasarlo alrededor de mi cuerpo hasta que al terminar la canción termino por arrodillarme y ver hacia el suelo.
La canción deja de sonar y mi respiración es lo único que escucho, la cual se encuentra agitada sin decir que puedo sentir como unas gotas de sudor aparecen en mi frente; Dios, ha pasado un largo tiempo en que no he disfrutado en volver a hacer gimnasia. La sensación de volver a repetir mi pasatiempo y talento logro que una energía positiva llenara de alegría mi cuerpo, es como haber revivido algo divertido y querer volver a hacerlo, pero con el embarazo y al no mantener un peso equilibrado, sé que una segunda vez ya pondría en riesgo mi equilibrio, así que es mejor no volver a intentarlo.
Antes de levantarme e ir por una botella de agua, escucho unos aplausos haciendo que eleve la mirada de forma sorprendida encontrándome a Demian apoyado en el marco de la puerta.
—Me has dejo sorprendido.
Se acerca a mí para luego brindarme su mano para que pueda levantarme del suelo, así que, al tomarla, quedo a una altura un tanto baja de la esperada, ni siquiera puedo creer que sin zapatos apenas le llego a su pecho, sin dudarlo, su altura puede estar entre los... un metro ochenta y cinco o un metro noventa.
—Estuve a punto de detenerte al ver esas acrobacias extremas... —Abrí la boca para poder defenderme, pero él me interrumpió. —Pero me di cuenta del equilibrio y agilidad con la que te movías que sabía que era más probable que obtuvieras un golpe al interrumpirte que al interrumpir tu baile. —Menciona.
Apruebo su teoría porque sé que está en lo correcto, si me interrumpía en un momento en que me encontraba absolutamente concentrada en lo que hacía, podría haber perdido el control de mi cuerpo o hacer un mal paso terminando por caer al suelo, sin embargo, le agradezco que se haya quedado callado hasta terminar de ver la presentación, que no creí que además de mí, la disfrutaría.
Salimos del salón mientras que nos encaminamos a la cocina, el calor me está irritando y si no llego a beber un sorbo de agua, soy capaz de desmayarme, quizás exagero un poco, pero la verdad, es que siento el cuerpo un poco deshidratado.
— ¿Así que eres gimnasta? —Pregunta él con curiosidad.
—Era. —Le digo en tiempo pasado.
—Pues eso no se ve así. —Dice apoyándose de una encimera.
Que no practique gimnasia es una cosa pero que no haya olvidado mis movimientos y ejercicios ya es otra, lo cual me parece sorprendente porque a pesar que he ganado peso y ya no tengo las mismas habilidades que antes, aún la esencia de mi talento ha quedado.
—Dejé de practicar gimnasia hace quince años. —Le conté.
—Un largo tiempo. —Asiento a sus palabras. —Aun así, eres buena en ello.
—Es porque ves a una campeona de medallas de oro. —Le digo con orgullo.
—Olvide que tienes un ego muy alto —se ríe de mí —, ¿por qué lo dejaste?
Bajo la mirada un momento para recordar la verdadera y única razón por la que ya no seguí compitiendo, como también, tuve que romper mi sueño que pudo llevarme más lejos de lo que soñaba.
—Cuando me mudé a la casa del esposo de mi tía, muchas cosas cambiaron en mi vida, dejé de hacer cosas que amaba para tener que hacer cosas que no me tocaban —dije haciendo una mueca.
— ¿Ellos siempre te trataron mal? —Pregunta con cierto tono molesto.
—Los primeros meses solo fue una prueba de resistencia, ya el año ya no toleraba vivir ahí y ¿qué podía hacer con mi vida si no tenía a nadie además de mi tía? —Encogí los hombros. —Había perdido una beca en una de las mejores instituciones educativas del país por el egoísmo de Franjo, el esposo de mi tía. —Seguí relatándole mi vida.
La verdad es que todo se debió a Franjo, a él nunca le gusto ver que tenía éxito en mis talentos y deberes escolares, siempre intentaba lograr hacerme ver de menos en frente de su hijo pero creo que mi autoestima y seguridad tolero todo aquello, ya que Tomislav no era más que un chico fracasado y perezoso, quien le dejó de importar sus estudios para vivir una vida llena de fantasías de la cual sigue manteniendo hoy en día en su cabeza hueca porque sigue pensando que todavía después que muera su padre, lo seguirán manteniendo y cuidando como un bebé.
—Luego me saco de la academia en donde practicaba gimnasia artística y rítmica hasta que termino por ponerme en una escuela pública con la idea de que no había dinero en casa para que yo siguiera estudiando en una privada como si fuera una reina. —Reí con amargura.
Pero quien hubiera dicho que él se había atrevido a tocar el dinero que mi padre me dejo de herencia logrando que en vez que lo invirtiera en mi futuro, lo estuviera haciendo con su hijo, y mi tía como una tonta y sumisa, le creyó cada una de sus palabras diciéndole que tanto yo como Tomislav nos merecíamos un buen futuro, logrando entender que por un año, él estuvo viviendo en costillas de mi dinero hasta que a los dieciocho tuve el poder de obtener lo que quedaba para invertirlo en mis estudios y un pequeño apartamento, ya que lo demás lo costeé del trabajo que tuve en Kavala's Industry.
—Lamento escuchar eso. —Dijo con un tono de voz triste.
—Bueno, no es de lamentarse en todo —intenté quitarle la melancolía a mi historia —, ya que esas experiencias me convirtieron en una persona independiente y luchadora, logrando que a los dieciocho años tu padre me diera trabajo en Kavala's Industry. —Él se sorprendió.
Por lo menos de todas las cosas malas que viví en mis tres últimos años antes de convertirme en adulta, saqué actitudes buenas de mí a pesar que en situaciones me comportara como una niñata inexperta en tomar decisiones. Al menos, el potencial que mostré en mi trabajo y mis estudios logró que me convirtiera en alguien que no se queda con lo poquito que recibe en el día, más bien, tome mis experiencias y trabajos en práctica para esforzarme en ser alguien exitosa y buena persona, así como mi padre siempre deseo que fuera.
—Quien lo hubiera dicho y yo pensando que habías llegado a la empresa por hacer tus prácticas de las horas sociales. —Comento riendo.
—Uy jefecito, me doy cuenta que no lee bien los expedientes de sus empleados. —Le reprendo con diversión.
—Graciosa, si supieras que son más de trescientos expedientes que debo saber sin añadir de los que entran y salen cada dos por cinco años. —Ruedo los ojos.
—Excusas, esas son solo excusas señor Thalassinos. —Ambos reímos.
Nos quedamos callados un momento mientras sigo bebiendo de mi botella de agua y el parece ver las puntas de sus zapatos; quien hubiera dicho que Demian y yo nos estamos llevando bien a pesar que al principio la relación era peor que la de perros y gatos conviviendo bajo el mismo techo.
—Lo que hiciste allá fue asombroso. Quizás no perfecto, pero si algo que vale la pena apreciar no sólo por su talento, sino que también por la pasión por la que hiciste esas acrobacias que casi logran que me dé un infarto al imaginar que podía pasarle algo al bebé. —Niego mientras dejo ir varias pequeñas risas.
Deja de apoyarse de la encimera para luego darme una última mirada antes que se marche, verlo con más frecuencia en su finca ya no es incómodo, más bien, es serena por la idea que ya no ha llegado a haber más discusiones y mucho menos, indiferencias que provoquen que desconfiemos uno del otro.
—Quieres saber algo. —Dice antes de salir de la cocina, haciendo que mueva la cabeza de arriba hacia abajo, afirmando sus palabras. —Has dejado de ser una ninfa para ser una musa. Al menos ya no sólo eres un rostro bonito. —Aprieto los labios para evitar dejar salir una sonrisa. —Que descanses, Danika.
Mierda. Un golpe muy estratégico para provocar que mi corazón casi se salga del pecho y ya no sienta calor por las acrobacias que hice sino más bien por la timidez que se presenció por medio del rubor de mi rostro.
Tonto bipolar, lo que le provocas a mi cuerpo.
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[1] Garrigan, S.; McDain, J. & Mac, S. (2018) "Follow Your Fire". Ireland. B-Unique Records.
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Continuará...
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