Capítulo XVI
"No hay mayor perfección en el mal que el parecer ser bueno no siéndolo"
Platón
⁎⁎⁎
Antes de llegar a decir algo, pienso las palabras adecuadas sin intentar sonar irónica o fría, supuestamente, él no deseaba tener nada con el bebé y en dado caso, siempre se hubiera mantenido indiferente si le comentaba sobre que pronto me haría el ultrasonido cuando Demian es quien me lo recordó esta semana para evitar cualquier diagnóstico que mencionara algo fuera de lo normal.
—No creí que te interesará. —Encogí los hombros. —Fuiste tú quien me dejo en claro que no querías tener una relación de apego con el bebé.
Demian hace una mueca y pone los ojos en blanco, se acaricia la cabeza para ser el siguiente en pensar en sus palabras o también puede estar reflexionando en ellas cuando se ha dado cuenta que no se explicó bien en lo que me dijo.
— ¿Cómo te enteraste? —Le pregunte.
—Lovro me lo dijo luego de enterarme que te fuiste de la empresa sin irte con él como lo hemos acordado —me recordó.
—En el contrato no exigía nada con respecto a irme siempre con tu chófer, y puedo aprobarlo cuando leí cada una de tus cláusulas y restricciones. —Dije segura recordando que en ningún momento mencionaba eso.
Veo cómo se queda callado ocasionando que estuviera a punto de reírme porque no se esperaba que fuera cuidadosa con los detalles del contrato, sinceramente a estas alturas, por lo menos pensará que no soy solo de las personas que firman sin saber de lo que están hablando en los documentos que se le entregan.
—No sólo soy una cara bonita, Demian. Pero te lo pondré en tu ejemplo, no creas que soy solo una ninfa, porque puedo ser más que eso. —Pasé a su lado mientras que se quedaba consternado por el ejemplo que le di.
Voy en dirección a la cocina para encontrarme con Cyrene, ella amablemente me saluda y me da el menú de lo que habrá de cena, sin embargo, se lo dejo a su elección ya que aún no puedo ordenar los pensamientos de mi cabeza para idearme una fructífera comida para la noche, además Demian se encuentra en casa y lo que menos dejará que haga, es que le ayude a cocinar, así que por esta vez se librara de mi insistencia.
Agarro un vaso con agua para empezar a beberlo cuando Demian llega a la cocina, pone sus manos en sus caderas y empieza a revelar aquello que creí que era también un secreto entre todos sus empleados, aunque pensándolo bien, si Lovro le comento donde fui debe de tener una idea de que algo está sucediendo, dándole sospecha que probablemente estoy esperando un bebé.
—Tienes razón, pero no querer un apego no me desliga de querer compartir ciertas actividades para saber cómo se encuentra el bebé. —Menciona sin preocuparse que Cyrene nos escuche.
Ella no parece sorprenderse y no sé si es porque es buena actuando en no mostrar sus reacciones o es que ya tenía previsto también alguna sospecha cuando últimamente en varias horas de comida no ha hecho más que verme que tengo náuseas y en muchas ocasiones, me levanto de la mesa para ir a vomitar, lo cual, soy muy mala disimulando que no me está sucediendo nada.
Cyrene se da cuenta que no digo ni una palabra al llevarse la sorpresa que no sabía que Demian revelaría el secreto a los cuatro vientos, así que negando como a su vez riendo, se seca sus manos luego de lavar unas uvas verdes para salir de la cocina y dejarnos hablar a solas con mi jefe.
— ¿Tus empleados lo saben? —Él mira hacia atrás para ver si se encuentra Cyrene.
—Claro o ¿cómo pensabas ocultar el embarazo? —Ruedo los ojos.
—Lo sé, pero me refiero a qué no se suponía que nadie lo iba a saber además de tu hermana —él suspira.
—Sabemos que eso no sucederá a no ser que seamos cuidadosos y le pidamos a las personas que les contemos de esta noticia que guarden el secreto, o me dirás que no les dirás nada de esto a tus amigas o personas de confianza. —Me quedo callada ante su respuesta.
Ehhh, bueno... ¿Alguien quiere rožata[1]? No sé si clasificar este momento como uno muy incómodo porque mientras que le encaraba el asunto de contarle la noticia a sus empleados de confianza, ya me he dedicado en irle a comentar la noticia a mis amigas, por lo menos desviar el tema es una mejor idea a que tener que afirmar lo que dice.
— ¿La ninfa se quedó callada? —Se burló de mí.
Achique los ojos y preferí no darle el gustito de burlarse de mi silencio, el cual afirma palabras muy ciertas para la ocasión, Demian sabe muy bien como jugar con las respuestas de los demás que no me sorprendería que él ya tenga en su mente varios argumentos que expresen cualquier cosa que diga.
—Bueno, el pronóstico que me dieron del embarazo es que el bebé está bien, no presenta ni un signo de alguna anomalía o que su crecimiento este por debajo de las semanas de gestación. —Le comento desviando el tema.
Agarro mi cartera y de ella saco la primera fotografía de la ecografía que me he hecho, sin lugar a dudas, no esperaba enseñársela en algún momento, pero viendo la ocasión de interés que muestra con el bebé, prefiero no ocultarle nada de información u otra fuente elemental que le permita conocerlo, quizás así, pueda que se le ablande el corazón y de preferencia quiere aceptarlo como su hijo o hija.
Le entrego la ecografía en donde él se tarda en tomarla de mis manos, pero al final lo hace logrando observar cada detalle de la fotografía, sé que no podrá distinguir mucho o en dado caso, focalizar al bebé, así que, tendré que señalárselo para que sepa dónde se encuentra.
—Esté es el bebé. —Me pongo a su lado y le señalo una ruedita. —Aún está pequeño y es poco identificable, pero está creciendo con normalidad. —Le explico.
Demian no deja de observar la fotografía, se ha quedado mudo y petrificado luego de enseñarle al bebé que considero que no es más que el tamaño de una uva que seguirá creciendo hasta convertirse en una sandía.
Hubiera querido seguir observando las reacciones de Demian, pero mi celular empezó a sonar haciendo que me alejara de él para buscar el dispositivo y saber quién me está llamando, así que, dejando a mi jefe a un lado por un instante, termino por ver la pantalla de mi celular para darme cuenta que no se trata más que Marinella. Me doy la vuelta para ver cómo sigue observando la fotografía esperando que no la destroce o la rompa, por lo que, contestando la llamada, salgo de la cocina para irme a la sala donde puedo comunicarme con mi prima.
— ¿Marinella? Cariño, ¿estás bien? —Le digo preocupada esperando que no le haya sucedido nada.
— ¡Hola prima! —Dice exaltada de la alegría. —Estoy bien, ¿tú estás bien? —Me acarició el rostro.
—Sí, lo estoy. Gracias por preguntar cisne. —Le digo mientras me siento en el brazo del sofá color aqua.
—Te llamaba porque quería saber si mañana vendrás a verme a la competencia. —Anuncia.
Me doy un golpe en la frente recordando su especial participación en la competencia de natación, se me había pasado por alto aquel evento que por si fuera poco si no me hubiese llamado, me lo hubiera perdido y es probable que la terminaría decepcionando por romper mi promesa. Lo peor del caso que sentí como si ayer me hubiera dado la noticia cuando mañana es el gran día, así que por ningún motivo debo de faltar.
— ¡Claro que sí! O ¿no me quieres ahí? —Le cuestionó con un tono de broma.
— ¡Claro que te quiero ahí! ¡Necesito tu apoyo! —Menciona emocionada.
Ay Dios mío, con los problemas que he tenido últimamente no recordé este evento, pero lo que me tiene incómoda no es la idea de tener que ir a apoyar a mi prima en su competencia sino más bien, es muy probable que me encuentre a su padre y al idiota de su medio hermano, lo cual no me hace nada de gracia tener que verlos y más cuando no estoy preparada para escuchar sus pésimas bromas y disgustos que me da.
—Será en Bazeni Mladost, a las 10:30 a.m. —Menciona.
Al menos no tendré que viajar lejos cuando su competencia se hará en unas piscinas públicas de natación en el centro de Zagreb. Escucho unos pasos y veo como Demian está a punto de acercarse a mí, así que omitiendo el asunto de que mañana tendré que llevar las suficientes energías para animar a mi prima y evitar una pelea con su familia, termino por decirle unas palabras de despedida.
—Está bien, nos vemos mañana. Descansa mucho y no olvides lo mucho que te amo cisne. —Le digo antes de colgar la llamada.
—Yo también a ti, Danika. —Dice con una voz llena de ternura.
Cuelgo la llamada y me guardo el celular en los bolsillos de mi pantalón; al darme la vuelta, Demian ya está a cinco metros de mí, pero antes de poder decir una palabra, me entrega la ecografía intacta sin verle algún daño que pudo causarle por si el asunto ya no le había agradado más.
— ¿Asuntos importantes? —Dice él a lo que muevo la cabeza para afirmar sus palabras.
No creo que sea necesario decirle que mañana no estaré en casa y que iré ver a mi prima participar en una de sus competencias de natación, de todas formas, en el contrato no decía nada de estarle comunicando cada uno de mis movimientos fuera de casa, ya que lo único que le interesa es que tenga cuidado y no ponga en riesgo al bebé en ningún momento.
—La próxima cita es el siguiente mes. —Le informo.
—Bien, solo te pediré que no me excluyas en las próximas citas, como también en otras cosas que incluyan al bebé. —Dice con un tono de seriedad.
Pero, ¿qué no era él quien no quería tener ni una relación con el bebé? A veces creo que Demian es un poco bipolar en sus decisiones porque un día menciona que no quiere ser parte de la vida del niño o niña para que, al día siguiente, ya esté pensando en querer participar en ciertos eventos que son importantes para la criatura. Al final de esto es posible que nunca comprenda la forma de pensar de mi jefe, de todas formas, no puedo excluirlo en ciertas cosas que tengan que ver con estrechar una relación con el bebé cuando él es su padre y también, tiene cierto derecho de estar pendiente en él o ella en los próximos meses ya que está velando por sus cuidados.
—Claro, no te preocupes por ello. —Le digo mientras me voy.
Necesito comer, darme un baño e ir a dormir, creo que es lo mejor que puedo hacer luego de saber que mañana será otro día largo, lo cual tampoco tengo idea de cómo vaya a terminar.
Después de que cené, leí un libro de emprendedurismo, fui a mi habitación para darme un baño y cuando empecé a ponerme la pijama, me di cuenta de un pequeño problema... Mi tía no debe de saber nada del embarazo.
No es que todo el tiempo o a toda persona deba de ocultárselo pero no creo que sea el momento indicado para decírselo cuando pueda llegar a contárselo no sólo a su esposo sino que a sus amigas quienes a veces suelen ser un tanto chismosas; aún no quiero que la noticia se divague por toda Croacia y más cuando no tengo duda que su marido y su hijastro capaz que se burlen o me critiquen en mi cara de que no pude engendrar a un bebé de forma natural, sin añadir que mi ex marido está desaparecido para evitar las deudas que tiene y que a su vez, el padre de la criatura que espero, es de mi jefe.
Bien, a las diez de la mañana creo que las náuseas matutinas ya se me deben de haber pasado y lo único que debo de evitar es tener cuidado a no resbalarme en el piso con el agua salpicada de las piscinas, como también, no oler la típica comida que me provoca vómitos. Con ello, estaré segura que nadie se dará cuenta que estoy embarazada y podré salvarme de dar cualquier excusa para no revelar la noticia.
Me acerco al espejo y levanto mi camisa larga quedando solo expuesta con mis braguitas, gracias a Dios es apenas el segundo mes de embarazo, algo que también me salva al no verse ni una señal de tener un vientre abultado, ya que el feto aún sigue siendo pequeño, por tanto, llevando mañana algo cómodo y no muy apretado evitara mostrar cualquier señal de un pronto embarazo.
A pesar de ello, acaricio un poco mi vientre mientras lo veo en el espejo, no me quiero imaginar cómo irá creciendo en los próximos meses o de cómo me llegaré a ver con los cambios físicos que tendré ya que mi cuerpo no será el mismo después que nazca el bebé; estoy segura que esto apenas es el comienzo cuando aún me falta que los pechos me crezcan cuando empiecen a generar la leche materna, sin decir que mis pezones se volverán morenos y sensibles, y añadiendo que, posiblemente los pies se me hinchen.
Pude haber leído y descubierto todos estos cambios por medio de las revistas de maternidad, pero nunca me imaginé que comenzaría a experimentarlos uno por uno con cada día, semana y mes que está pasando mientras el bebé crece.
—Danika...
Me giro asustada al ver como abren la puerta de mi habitación sin tocar antes la puerta, veo como Demian se cubre los ojos y suelta una maldición al verme semidesnuda, me da la espalda para luego continuar con unas palabras que me hacen reír al ver su reacción.
— ¿Qué demonios haces? —Dice consternado.
Suelto la camisa y está pronto cae cubriendo mi vientre para terminar en mis muslos, antes de preguntarle por qué ha entrado sin mi consentimiento a mi habitación, me siento en la cama, cruzo los pies en forma de hacer yoga y le doy una mirada de cabeza a pies al ver que se ha puesto tenso con la imagen que exclusiva que le he ofrecido sin haberlo imaginado.
— ¿Por qué entras a mi habitación sin pedir permiso? —Evito contestar su pregunta.
—No me escuchabas, desde hace ocho minutos estaba de tocar la puerta y como no me respondías. Me preocupe creyendo que algo te había pasado. —Sigue sin darse la vuelta.
Es probable que al estar muy sumergida en mis pensamientos haya hecho que no escuchará que estaba tocando la puerta, lo cual no lo culparía que entrará a mi habitación creyendo que me había sucedido algo al no darle una respuesta a sus llamados, más porque en los últimos días, él ha llegado a saber y observar todas las problemáticas que he tenido por encima causándome mucho impacto, estrés y emociones fuertes.
-— ¿Necesitabas algo? —Le pregunte. —Y puedes darte la vuelta que no te daré un espectáculo de exhibicionismo. —Él lo hizo a pesar que vi un rubor encima del puente de su nariz.
—Nada más decirte que si deseas traer visitas a la finca, solo debes de considerar dar una buena explicación sobre por qué vives aquí o cómo has reservado esté lugar. —Menciona.
—Lo sé, pero no tengo esa intención por el momento. —Le dije para calmarlo.
—Está bien, mañana volveré a venir para ver algunas cosas del viñedo, si necesitas algo, solo avísale a uno de los obreros para que pueda venir a verte. —Asiento.
— ¿Por qué no te quedas? ¿No crees que se te hace más fácil? —Él pronto niega.
—No tengo ropa acá y además tengo trabajo. —Dice mientras que observar el espejo donde me encontraba mirando mi vientre. —La mayoría de los documentos están en mi casa, así que no puedo quedarme. —Se justificó.
—Está bien. Entonces, buenas noches. —Digo pronto para no seguirlo reteniendo.
—Buenas noches. —Se concluye la conversación una vez que se marcha de mi habitación.
Al menos hoy se comportó un poco más simpático y relajado, creo que al fin está teniendo una confianza en mí así que eso me deja tranquila al saber que podemos evitarnos peleas o confrontaciones con el mal carácter que ambos tenemos.
Apago la luz y me meto entre las sábanas de la cama mientras tengo el paisaje de la noche en frente de mí, a pesar de ello, la imagen de sorpresa de Demian al verme semidesnuda, como también, ver ese nerviosismo, tensión y rubor que mostró en ese momento llega a mi mente logrando sacarme una sonrisa, por lo menos he visto esa faceta de él que lo hace ver humano y no como un robot sin sentimientos y emociones.
Oh Demian, hoy actuaste como un adolescente... ¿Qué más escondes bajo esa fría coraza que protege todo tu cuerpo y no muestra quién eres en realidad?
(...)
—Si quieres, puedes irte Lovro. Yo te llamaré cuando esté lista para irme a casa. —Le digo saliendo del auto.
—Claro, señorita Danika. —Dice Lovro mientras espera que me marché.
Voy directo al Plivački i vaterpolo centar para ir a buscar a mi prima, escucho varios gritos, porras y aplausos que provienen dentro de un gimnasio, así que voy en esa dirección donde se escucha todo ese tipo de ruidos. El lugar no se encuentra lleno de personas además de unos cuantos niños y sus padres que han venido a disfrutar de un día soleado en las piscinas públicas, añadiendo que tengo cuidado de varios adolescentes que corren a mis lados empapados de agua y otros que, al tirarse hacia la piscina, salpican agua por donde camino.
Al entrar al lugar donde se está haciendo la competencia, veo a varias personas sentadas en las gradas animando a los/as competidores/as que se encuentran haciendo los últimos ajustes de su ropa, otros se encuentran haciendo su estiramiento y algunos ya están preparados para participar en la competencia.
Veo a varios niños y preadolescentes cerca de la orilla de la piscina mientras hablan con sus entrenadores o están hablando con sus familias, entre esas personas busco a mi prima quien no puedo encontrarla con facilidad pero me detengo de inmediato cuando escucho mi nombre y pronto sentir unos bracitos rodear mis estómago mientras escucho varias veces repetidas un «¡Estás aquí!».
— ¡Claro que estoy aquí! O ¿pensaba que no vendría? —Le pregunte mientras tomo su barbilla y lo alzo para que me vea a los ojos.
—Yo sabía que no me decepcionarías, pero Tomislav me dijo que no vendrías porque tienes otras cosas más importantes que hacer, en vez de venirme a apoyar. —Gruñí.
Realmente no hay día en el que ese idiota no se entrometa en mis asuntos, debería ponerlo en su lugar, pero creo que sería demasiada molestia intentarlo cuando él seguirá fastidiándome el resto de vida que nos quede seguirnos viendo por estos eventos que solo lo hago porque amo a mi prima y me importa que sepa que a pesar que no soy muy comunicativa y apegada a su familia, siempre me tendrá para contar conmigo en cualquier cosa.
— ¡Danika!
Marinella deja de abrazarme para darle paso a su madre para que ahora ella pueda hacerlo, en los últimos... ¿qué? Once o trece meses que no he visto a mi tía, bueno, al menos puedo ver cómo le han empezado a crecer los primeros cabellos blancos y como tiene un par de arrugas en su rostro, pero sigue sin dejar de tener esa hermosa sonrisa que heredo de mi abuela.
—Hola tía. —Respondo mientras ella me abraza.
—Mira que hermosa estás, te has hecho algo nuevo, ¿no? —Me toma de las mejillas.
Mmm... no, pero no sé si aquí podemos hacer referencia a mi cansancio por los problemas que Rade me ha causado o porque estoy embarazada de dos meses del bebé de mi jefe, cuando es probable que ya se esté viendo esos efectos de cambios corporales en mí cuando sería imposible.
—No, nada. —Le digo devolviéndole la sonrisa.
Escucho como alguien carraspea su garganta logrando llamar mi atención, la sonrisa se esfuma de mi rostro cuando veo en frente al esposo de mi tía quien no deja de verme con esos ojos de halcón que espera que haga un mal movimiento para asesinarme como un polluelo indefenso.
—Danika. —Me saluda.
—Franjo. —Digo mientras me separo de mi tía.
Mi pesadilla no termina ahí, detrás de él aparece su hijo quien tiene una imagen de vagabundo, aunque capaz que estoy ofendiendo a está personas cuando por lo menos se proponen a buscar algo que los lleve a salir adelante a pesar de su condición, porque observando a Tomislav, él ni siquiera tiene un propósito de vida.
—Veo que te decidiste por venir. —Intento mantenerme calmada.
—Ajá. —Dije disgustada por su presencia.
Desde este momento ignoraré la idea que lo tengo en frente, porque soy capaz de partirle la cara si sigue así, pero al estar en frente de niños y padres de familia, no creo que sea conveniente darles un espectáculo a todos ellos, añadiendo que, me pueden sacar de este lugar por mostrar actos violentos a los infantes.
—Marinella, es hora. —Llega la entrenadora de mi prima.
—Está bien. Deséenme suerte. —Dice ella despidiéndose.
—La tendrás hija. —Mi tía le da un beso a mi prima como apoyo y suerte.
—Debes llevarte la medalla de primer lugar, Marinella. —Le dije Franjo a ella.
—Sí papá. —Murmura.
—Solo recuerda que lo importante es que diviertas, ¿sí? —Le acarició la mejilla a lo que ella sonríe.
— ¡Divertirse! No queremos perdedores en casa, ella debe de ganar sí o sí. —Ruedo los ojos con la estúpida respuesta de Tomislav.
Mi prima nos lanza a todos un beso mientras que empieza a ponerse su gorro y los anteojos; mi tía nos indica el lugar en donde nos sentaremos así que siguiéndola intento mantenerme alejada de aquellos dos hombres para evitar problemas, así que me siento al lado de un niño que está comiendo unos nachos con queso.
—Y ¿cómo has estado? —Pregunta mi tía.
—Bien, siempre igual. —Le escondo todos mis problemas.
—Me alegra, ¿y Rade? —Siento una fatiga al hablar de él.
—Por ahí... —Dije indiferente.
—A la próxima invítalo, sería bueno que conviviéramos en familia. —Dice ella feliz.
¿Convivir en familia? Si claro, su familia, porque esas dos personas que están a su lado no son nada para mí, luego que su esposo me quisiera botar de su casa desde que supo que al fallecer mi abuela, mi tía se quedaría con mi custodia por lo que tenía que alimentar otra boca, también cuando su ignorante hijo, no hacía más que arruinarme la vida día y noche a punto que cuando nos quedábamos solos en casa, para mí era un infierno porque le tenía miedo al saber cuáles fueron sus intenciones desde que llegue a la casa de ellos.
Evite contestarle a mi tía logrando poner atención a la competencia en donde los competidores ya se encuentran en la base en la que saltaran. Mi prima se encuentra en medio de cuatro niñas más, ella con su traje rosa con celeste, empieza a prepararse, así que en el momento en que se escucha el sonido de un silbato, todas las chicas se lanzan a la piscina empezando a nadar en estilo mariposa, pero de pecho; Marinella al tener mucha práctica en su deporte favorito, sobrepasa a tres competidoras quedando al mismo nivel que la primera que salto a la piscina.
—Marinella es lenta, por poco y le ganará la chica morena. —Dice Tomislav.
—No es lenta, la otra chica se ve que tiene más precisión, pero Marinella podrá sobrepasarla —le digo a él mientras que mi prima empieza a llevarle la ventaja.
—Si queda en segundo lugar será una decepción —le doy una mirada.
— ¿Es que a ti solo te importa que gane? —Le digo molesta.
—Papá está invirtiendo dinero en ella, ¿crees que es justo que pierda cuando pagamos muy bien sus clases? —Elevo una ceja.
— ¿Pagamos? Eso se escucha a manada, por lo que sé, tú no trabajas y quienes le pagan las clases a ella son sus padres. —Empiezo a discutir.
—Claro que trabajo. —Suelto una risa.
— ¿De qué? ¿Teletrabajo? O ¿ya inventaste tu propio videojuego? Porque lo último que recuerdo es que solo pasabas en el sofá que casi le dejaste una ruptura de tanto estar acostado. —Me burle de él.
—Ruza, controla a tu sobrina o le pediré que se vaya. —Le dijo Franjo a mi tía.
—Danika, por favor. —Cruzo los brazos y cierro mi boca.
Cierro la boca no porque me obliguen o porque me dejo manipular rápido, solo lo hago para poder estar aquí y ver a mi prima participar en sus competencias de natación, no porque en otras circunstancias podría haberle seguido diciendo sus verdades a Tomislav quien no hace más que criticar antes que aprender.
Marinella gana las tres primeras competencias quedando en primer lugar, ya en la última competencia ella levanta su mano saludándonos; levanto los pulgares diciéndole que lo está haciendo muy bien, así que tirándonos otro beso, se prepara para su último desafió que será nadar de forma dorsal; en el momento en que el silbato suena, las competidoras empiezan a nadar de espalda logrando que está dificultad las lleve a tener diferentes niveles de posición, mi prima quien conozco que esté tipo de estilo tiene un poco de complicación, queda en tercero, pero desde las escaleras que me encuentro no dejo de animarla y gritarle, hasta que siento unos mareos y unas irremediables ganas de vomitar; me siento en el escalón y me cubro la boca evitando un gemido de asco, así que buscando ese olor que me ha provocado las náuseas me encuentro con el niño que tengo a mi lado, quien ha abierto unas frituras con olor a barbacoa.
No me queda remedio que levantarme y huir de aquel lugar, aún me es imposible controlar los vómitos y más cuando tengo algo muy cerca que los provoca, así que sin decirle nada a nadie, me voy en búsqueda de los baños públicos, pero no encuentro ninguno cerca hasta que, al irme alejando del gimnasio, termino por encontrar uno que se encuentran solos; apenas llego cuando me meto a uno de ellos y empiezo a vomitar.
Por Dios, ¡que asco!
Repito la misma acción como cinco veces hasta que la garganta ya me duele y siento que mi estómago se ha quedado vacío; me levanto del piso y agarro un poco de papel mientras me limpio los labios hasta echar el agua del inodoro para que el vómito desaparezca. Me froto las sienes al sentir un dolor de cabeza, lo peor de ello, es que después de desechar mi desayuno he quedado débil y siento que no soy capaz de moverme para poder regresar al gimnasio.
Salgo del baño y me voy a los lavamanos para enjuagarme la boca, menos mal que llevo conmigo una caja de chicles de menta para quitar el mal sabor que me queda en la boca.
— ¿Estás embarazada?
Dejo ir un pequeño grito cuando veo a Tomislav en una esquina de los baños de las mujeres, se me queda observando y deja ir una sonrisa mientras se acerca a mí con pasos lentos como un jaguar que está a punto de cazar su presa.
—No pensé que terminarías por engendrar. —Dijo burlándose de mí.
No tengo porque darle explicaciones o afirmar lo que él dice, ya me basta con tener que tolerarlo para revelarle secretos que son muy íntimos; sin reconfortarme aún del todo, camino hacia a la puerta de salida pasando a su lado, pero me sujeta del brazo y me regresa haciendo que tire de esté para que dejé de tocarme.
—Apártate de mi camino. —Digo mascullando.
— ¿Así que el maldito de Rade te dejo embarazada? —Sigue dándole vueltas al asunto.
—Y a ti que te importa. —Le digo molesta.
—Mmm, no has cambiado en nada. —Se acaricia la barbilla. —Vamos a ver, cuántos meses tienes... —Está a punto de tocarme el vientre, pero le doy un golpe a su mano.
—No me toques imbécil. —Lo amenazo.
—Te has puesto más fiera que la última vez. —Empiezo a respirar rápido.
Mierda, debo de salir de aquí o es posible que no salga en piezas... Le doy una mirada a la puerta, así que, dándole un golpe en la cara como distracción, salgo corriendo, pero el efecto no funciona por mucho tiempo cuando siento como agarra mi blusa y me hace dar varios pasos hacia atrás lanzándome cerca de la puerta de un baño.
—Maldita zorra. —Se acaricia la nariz.
—Aléjate... —Le advierto cuando se vuelve a acercar a mí.
—Siempre te has hecho la difícil, sé que me deseabas Danika, pero siempre quieres que te busque y sea tu perro faldero, así que está vez no será así...
Intento huir nuevamente pero siempre intenta agarrarme, varias veces forcejeo con él al querer besarme hasta que termino por arañarlo de los brazos cuando intenta tocarme hasta que termino por arañarlo en su rostro. Se toca la cara y se da cuenta que mis uñas le dejaron una herida que ha empezado a sangrar, tomo ese momento para intentar huir de nuevo, así que pasando a su lado corriendo, me coge de la cintura y pronto me pone en frente de la pared, mi respiración se agita mientras busco la forma de moverme y usar alguna parte de mi cuerpo que esté libre para seguir luchando, pero él con una mano, deja mi cabeza estampada en la pared y la otra la usa para poner mis dos manos en la espalda mientras las agarra.
—Hoy no te saldrás con la tuya. —Dice cerca de mi oreja.
Bien, creo que no me queda usar el último recurso, el cual debe de ayudarme en esta situación, así que cerrando los ojos y pidiéndole a Dios que alguien venga a rescatarme, dejo ir un grito fuerte el cual provoca un enorme eco en el baño, esperando que alguien me escuche.
— ¡Auxilio!
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[1] Flan.
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