Capítulo XIV
"Los grandes conocimientos engendran las grandes dudas"
Aristóteles
⁎⁎⁎
—Y está será su habitación.
Camino al lado de Demian para ver la habitación que me ha ofrecido para quedarme en los próximos meses, hubiera dicho en cualquier otro momento que el lugar es demasiado grande para mí pero lo vi acogedora cuando a su alrededor se encuentra una enorme cama en medio, con sus roperos, un escritorio, un sofá, una pequeña biblioteca y lo más increíble, unos grandes ventanales en frente de la cama para poder ver el amanecer y el atardecer; los colores suelen ser neutros entre blanco con tonos color lila.
Dejo mi maleta en el suelo para seguir observando la habitación mientras me muevo minuciosamente por todo su alrededor, sin dudarlo, es hermosa y cómoda, algo que no dejare de repetirlo en mi cabeza; sin embargo al acercarme a los ventanales puedo ver un jardín lleno de flores, aunque la mayor parte de ellas no puedo verlas ya que solo son alumbradas por pequeños faroles o lámparas en sus alrededores; a pesar que la habitación tiene una buena vista, me pregunto si las ventanas se encontraran polarizadas para que las personas de afuera no observen lo que sucede adentro.
Al acercarme al cuarto de baño, no es nada más y menos que un baño deluxe, con una ducha de hidromasaje, una bañera, su retrete, su lavamos de cerámica blanca, una estantería de madera con toallas, candelas, jabones y un equipo de música... ¡Vaya que baño! Ni siquiera soñando podría tener algo así algún día.
Tomo aire para luego salir de aquel lugar y de nuevo quedarme en la habitación; espero no acostumbrarme los próximos meses a este lugar que parece ser soñado y sacado de una de esas revistas de Forbes que hacen evaluaciones de las casas de las personas más multimillonarias del mundo; sinceramente de un pequeño apartamento pase a vivir en una finca que la conozco solo por nombre cuando aquí se cultivan los vinos para el Riesling y los Chardonnay; aquellos que son más seleccionados y representados por la empresa en sus ventas.
—Puede quedarse en está habitación o puedo llevarla a otra —niego rápido a su opción.
—No, está es perfecta. —Le digo mientras le doy una mirada.
—Los ventanales son polarizados, así que no se preocupe por si cree que alguien la pueda ver. —Señala.
Duda resuelta sin haber preguntado, por lo menos podré dormir tranquila con eso, además empiezo a imaginarme como serán los días lluviosos al estar en está habitación, como también, si la luna llena se verá desde está dirección; me mentalizo pronto que no me haga muchas ilusiones, solo serán diez meses y de nuevo volveré a mi típica vida.
—Tendrá una mucama, un chófer y una cocinera; ellos le ayudaran en lo que necesite mientras se hospeda aquí en los próximos meses —explica.
—No creo necesitarlos... —Me detiene antes que prosiga hablando.
—Los tendrá y espero que no siga negándose —hago una mueca —también estarán otros empleados que son los que se encargan del viñedo, también ellos contaran con su servicio en cualquiera cosa que necesite. —Concluye.
No creo que sea necesario tener tanto empleado para que me ayude, además, tampoco me quiero sentir inútil mientras espero que el vientre me crezca y llegue el día del parto, ya que requeriré de hacer otras actividades para no aburrirme y frustrarme, porque empiezo a darme cuenta que Demian no vivirá aquí; una buena decisión que me dará un enorme respiro porque solo lo veré en los días que hayan reuniones y si se da la casualidad, que venga a esté lugar para darle un chequeo a su viñedo, como también, a su casa, porque no tengo duda que él sentirá cierta desconfianza en dejarme su hogar en mis manos cuando no nos conocemos bien.
—También tendrá una nevera llena de comida y es probable que mañana le encargue una cita con un obstetra porque dudo que haya ido a uno desde que confirmó el embarazo, ¿no? —Me rascó el cuello.
—Ya debe de saber la respuesta de ello —claudico.
—Bien. Entonces, creo que solo es eso por el momento. —Empezó a decir antes de marcharse. —Mañana vendré a ver cómo ha resultado su adaptación, si no veremos si podemos acoplarnos a sus comodidades. —Suspiro al ver que sigue sin creerme.
—Está bien. —Digo mientras me siento en la cama.
La verdad, es que esto es mucho más de lo que pude haber imaginado, así que no creo seguirles exigiendo a ellos como familia, brindarme más cosas cuando la casa tendrá todo lo necesario así como Demian y Cassandra me lo hicieron saber; de todas formas, aunque no pensaba venirme a vivir a Plešivica creo que ha sido una mejor opción, ya que la mayor parte de las casas están alejadas, la ciudad también y no conozco a nadie de mis alrededores que empiecen a creer que el lugar en donde estoy residiendo por el momento, es una de las fincas de mi propio jefe, en donde para que eso haya sucedido tuvo que haber alguna relación, lo cual no ha sido así. Por lo tanto, es un alivio grande vivir acá y mantener mi situación como un secreto.
—Gracias. —Le digo antes que cierre la puerta.
—Mire señorita Blažević... —Lo interrumpo.
—Danika. Puede llamarme así si lo desea. —Suspira.
—Mayormente no me gusta esto, pero creo que así nos empezaremos a tratar fuera de la empresa. —Encojo los hombros. —Entonces, también me tendrá que llamar por Demian. —Me quedo admirada al escuchar eso ya que es algo nuevo e inesperado.
— ¿Qué me ibas a decir? —Empiezo a hablar de manera informal.
—A mí me gusta hacer bien las cosas, así que, adelantándote con los detalles, firmaremos un contrato sobre qué te comprometerás a... —Lo detuve nuevamente.
—A no revelar la verdad, lo sé. —Dije sin necesidad de que me lo recordará.
—No exactamente, pero mañana hablaremos bien de ello, ahora descansa que me he dado cuenta que no has tenido unos días buenos con la acumulación de problemas que has ido recolectando. —Asiento.
Al marcharse, me quito los zapatos para luego acostarme en la cama, antes de quedarme dormida pienso en que me daré una ducha para después hacerme algo de comer; sinceramente espero que las condiciones del contrato no sean muy severas y estrictas, ya que no estoy preparada para tener que ser la sumisa de mi jefe cuando sólo estoy aquí porque el bebé necesita un bienestar y si no pago poco a poco cada una de mis deudas, es probable que sea la siguiente en parar en prisión antes que el idiota de mi ex marido.
Nunca creí que tendría que aliarme con mi jefe con algo muy personal, pero cuando las alternativas se te agotan, estás son las únicas opciones que tienes para lograr salir adelante sin meterte en más problemas.
(...)
A pesar que mi primera noche en la finca fuese la más tranquila, no pude dejar de pensar en todo lo que vendría después, sinceramente las deudas son las que me quitan el sueño cada noche, seguir recordando las altas cantidades de dinero que debo y pensando en si cada día no me llegara una notificación de advertencia por no pagarlas a tiempo; a estas alturas debería de creer que es imposible abonar dinero a cada semana, por supuesto que intentaría tener otro trabajo para que me sustentara, pero el problema es que cuando se den cuenta que emplearon a una mujer embarazada, es posible que me corran y dándome una menor cantidad de dinero por las horas de trabajo que labore.
No sé en qué otro lugar podré encontrar un empleo estable en el que sin importar mi condición, me dejen seguir trabajando por un largo tiempo, pero aun así, seguiré buscando otros trabajos que logren que pueda seguir recolectando más dinero para pagar las cuentas, que a pesar que la mayoría sean de Rade, tampoco puedo quedarme con los brazos cruzados esperando el milagro de que aparezca y vaya a pagar todos los recibos que él mismo acumulo cuando sigue desaparecido y nadie me da una respuesta sensata sobre dónde está.
Salgo de la habitación para ir a prepararme un desayuno, quizás los sándwiches que me hice el día de ayer no fueron suficientes, aunque recordando que hoy me alimento por dos, será normal que mis apetitos aumenten más cuando estos no son satisfechos como deseo; estoy a punto de entrar a la cocina estilo vintage cuando me detengo al ver a una mujer mayor ordenar varias vasijas por su tamaño para luego agarrar una franela donde empieza a encerar unas copas y cubiertos.
Supongo que los empleados de los que me habló Demian ya han llegado, así que mala suerte que mis propios servicios de hacerme la comida y probablemente ocuparme de la limpieza de la casa, hayan acabado en menos de veinticuatro horas; miro hacia los lados para darme cuenta que la casa de la finca se ve muchos más enorme al ser cubierta por los rayos del sol que entra en los ventanales que reflejan el jardín y por supuesto la salida trasera que va en dirección a los campos del viñedo; por un instante me da mucha curiosidad ir a ver los cultivos de las uvas antes que el sol se posicione encima de todo y el cambio del clima deje de ser fresco a cálido, así que pienso que será mejor que me apresure si quiero ir a dar una vuelta para conocer más la casa, de todas formas, algo así no me ha prohibido Demian que haga.
—Buenos días, usted debe ser la señorita Blažević —la señora deja de limpiar las copas para acercarse a mí con una sonrisa dulce.
—Buenos días, lo siento si la interrumpí. —Ella niega mientras me invita a pasar a la cocina.
— ¿Tiene hambre? Puedo prepararle lo que usted desea —dice acercándose a la nevera.
—Sería fabuloso, aunque me gustaría ayudarle, es que no estoy acostumbrada a... —No sé cómo explicarle que no soy el tipo de mujer que le gustan que los demás hagan sus cosas.
—No se preocupe, señorita Blažević. —Ella saco un cartón de huevos y unos vegetales. —El señor Thalassinos me ha ordenado que haga lo que usted desee. —Hago una mueca.
Ay, ¡gracias Demian! Realmente esto es de lo que probablemente no podré acostumbrarme con facilidad, lo malo de ello, es que, aunque le mencione a él que esto es lo que preferiría que haga un cambio para adaptarme dudo que acepte, logrando que al final me dé un sermón y no me obedecerá porque dirá que es parte del acuerdo que tendremos.
— ¿Cuál es su nombre? —Le pregunto.
—Oh lo lamento, olvide presentarme. —Dice volviendo a sonreír. —Me llamo Cyrene y estaré a su orden en todo lo que necesite.
Supongo que debe ser alguien de confianza de Demian ya que por su nombre y ciertos rasgos físicos puedo distinguir que no es una mujer croata, así que no dudo que debe de venir desde Grecia, a no ser que haya nacido aquí, ya que el idioma sabe manejarlo muy bien sin tener complicaciones en su pronunciación.
— ¿Desearía unos huevos benedict con bacon? —Sugiere.
— ¡Claro! Pero déjeme ayudarla —le hago un puchero con mi boca.
—Sucede que mi trabajo es servirle, señorita... —Se detiene al ver que me pongo a su lado.
—Danika. Llámame por mi nombre, lo de señorita no me luce mucho. —Le guiño el ojo.
Ella deja ir una risita al ver que seguiré insistiéndole hasta que termine por conseguir mi objetivo, así que al final me permite ayudarle a hacer el desayuno, a pesar que sea ligero de prepararlo; terminamos de hacerlo en menos de diez minutos los cuales fueron muy precisos y más cuando ya me encontraba sentada en el taburete y empezando a comer dos deliciosos huevos benedict con bacon, algo que a mi paladar le encanto probar porque hace tiempo que ni yo misma he podido consentirme con este tipo de desayunos.
—Es un lindo día —comente luego de dejar la taza de café en la mesa.
—Croacia tiene un magnifico clima, no me parece extraño que todos los días sean hermosos —dice ella mientras que pone varios recipientes pequeños en la despensa.
— ¿Siempre ha vivido aquí? —Le pregunté.
—Nací en Grecia, pero desde temprana edad me vine a vivir a Croacia para servirle a la familia Thalassinos. —Ahí está la clave de mi pregunta.
—Les ha tomado mucho cariño para seguir trabajando con ellos. —Ella asiente.
—Han sido muy buenos y amables conmigo. —Dice con sinceridad.
Me pregunto si ella sabrá las intenciones por las que Demian la habrá llamado para que trabajara acá, porque, aunque quisiera ocultar la verdad, será inútil cuando mi vientre empiece a crecer, sin embargo, quizás hasta mi propio jefe me pida que cubra la noticia que tendré un hijo suyo en frente de sus empleados para que ellos tampoco sepan de ello, en donde es capaz de hacer que diga que estoy aquí por un acto de caridad de su parte para ayudar a una pobre embarazada que se encuentra en banca rota.
— ¿Usted es amiga de Demian? —Pregunta ella.
¿Amiga? Apenas somos conocidos por no decir que con anterioridad la única relación que había entre ambos era de jefe a empleada, pero con la noticia de esté bebé, apenas hemos empezado a conocernos mutuamente, lo cual tanto él como yo, hemos sacado el peor carácter que tenemos a punto de casi comenzar otra guerra mundial.
—Algo así... —Evito decir la verdad.
Por culpa de Demian me crecerá la nariz de Pinocho, espero que otros empleados no hagan la misma pregunta porque en sí, lo único que me relaciona a él, es ser una simple huésped que se quedaran solo diez meses y luego se irá de esta casa como si no hubiera llegado a suceder nada.
Termino pronto mi desayuno para poder huir antes que pueda hacerme otro tipo de preguntas que tomaré como poco probables de darle una respuesta verdadera; así que acabando mis huevos benedict con bacon y mi café, me levanto para ir a lavar los platos, pero Cyrene me lo impide agarrándolos rápido para que ella pueda lavarlos inmediatamente.
—Lo haré yo. —Dice riendo al ver como mi boca está llena de comida.
Es tarde para protestar cuando ya los ha lavado, así que antes de salir de la cocina le agradezco por el desayuno para luego marcharme, salgo por la puerta trasera para terminar en el jardín que gracias a Dios no está cubierto de rosas, sino que de diversidad de flores que llenan de color y vida la casa; recorro el lugar con mucha cautela y curiosidad mientras que me doy cuenta que entre más me alejo de la casa encuentro otras atracciones, entre ellas una piscina, un columpio colgante con cojines y una pérgola de madera donde hay un comedor en el jardín.
Sigo caminando para luego cruzar a otro extremo de la casa, en donde está vez empiezo a sentir un fresco aroma a uva logrando ver como unos empleados traen consigo enormes canastas de uvas verdes donde empiezan a guardarlas en una caseta; me dan un saludo para después seguir con su labor, haciendo que de escondidas, los persiga hasta terminar por encontrarme con el viñedo, el cual desde la pequeña loma que me encuentro, puedo ver las largas hectáreas llenas de enrejados donde se han cultivado los racimos de uvas.
Más o menos entre una o dos docenas de trabajadores son los que se encuentran haciendo su trabajo para mantener la calidad de la uva, mientras que otros, se encuentran cortando la cosecha para dejarlas en canastas; es fantástico ver de dónde proviene las fruta de las que se hacen los vinos y los licores de la empresa, ahora veo porque Demian se toma la delicadeza de verificar el trabajo de todos, porque a pesar que las uvas sean la parte principal o mejor dicho, esencial de la producción de nuestras ventas, también es lo que mantiene de pie la empresa y el empleo de muchos.
— ¿Qué haces?
Doy un pequeño salto en el momento en que una voz ronca logra disipar mis pensamientos con respecto al viñedo y a la empresa; me doy la vuelta para poder ver a Demian quien se mantiene serio y mirándome de forma cautelosa como si me estuviera evaluando para encontrar algún detalle nuevo sobre mí. Es extraño verlo sin su ropa formal pero dado el hecho que es domingo por supuesto se pondría una vestimenta casual para el momento, se quita los lentes de sol para luego dejarlos colgando en su camiseta, le da una mirada a su viñedo y pronto la vuelve a centrar en mí.
—Acompáñame. —Se da la vuelta para comenzar a caminar.
¿Ni un buenos días o cómo amaneciste? En serio que este hombre es muy frío y misterioso, deberían otorgarle un perfecto título que combinara ambos términos ya que no parece mostrar un sentimiento de empatía o una emoción de alegría en está mañana; sin duda, Demian nació para ser un buen negociante ya que él no espera a que el tiempo siga pasando, en vez de eso, prefiere aprovecharlo porque para él cada segundo de su tiempo vale oro, así que no tengo porque creer que él no irá justo al grano ahora mismo con respecto al acuerdo.
Camino detrás de él mientras que pasamos de la caseta a la piscina, luego al jardín hasta llegar al interior de la casa; nos movemos a través de otros pasillos hasta que al final de cuentas terminamos en frente de una enorme puerta de madera en donde él saca una llave, gira el pomo y me hace una señal para que sea la primera en entrar; la oscuridad de la habitación y el olor a madera hacen que mis sentidos se aviven pero cuando Demian enciende la luz puedo ver que se trata de una oficina clásica, con tonalidades masculinas de gris, negro y un marrón muy oscuro.
—Siéntate.
Pasa a mi lado para luego rodear el escritorio y sentarse en la silla giratoria de cuero negro, saca unos documentos y pronto me los entrega para que pueda leerlos mientras me siento en una de las sillas que se encuentran frente de la mesa; apenas abriendo la carpeta me encuentro con un documento de seis páginas que explican a detalle y descripción lo que sucederá en los próximos meses, como también, aquello que debo o no hacer y añadiendo el rol que tendré dentro de la familia Thalassinos por el momento.
Tengo mucho cuidado en leer cada término y condición que muestran las cláusulas del contrato, algunas me parecen demasiado exageradas, pero las acepto para evitar algún tipo de problema futuro, aunque siendo sincera una de las reglas principales que no deben de romperse es la que casi me saca una carcajada porque sé que no sucederá nunca.
«Ninguno de los dos usuarios podrá mantener una relación amorosa durante el plazo de los diez meses siguientes».
Suena absurdo, pero estoy acuerdo con ello, de todas formas, no deseo tener nada con mi jefe, ya que es demasiado tener que haber ofrecido su ayuda para luego enamorarme de él como una de sus otras empleadas de la compañía que babean por él.
Lo siguiente que leo son los cuidados maternales que ofreceré durante los siete meses siguientes, como a su vez, de tres meses extra para que el bebé pueda desarrollarse y alimentarse como se debe, aunque luego de ello aparece un apartado que hace que me sorprenda al ver que recibiré cada mes, dos mil quinientas kunas que servirán para comprarme lo necesario durante el embarazo, como también, algo para el bebé.
— ¿Para qué el dinero? Creo que eso es innecesario. —Le hago saber.
—Supe que te hicieron un recorte en todas tus tarjetas y por lo poco que he visto, todo tu dinero lo estás usando para pagar las deudas. —Forme una línea con mis labios al saber que ha seguido investigándome. —Así que, ese dinero te servirá para que te puedas comprar ropa o lo que desees ya que, si te das cuenta, tu cartera debe estar vacía. —Ruedo los ojos.
Es mejor no tocar ese dinero, aunque me lo ofrezca, si lo llegase a ocupar solo fuese por alguna importante necesidad, pero prefiero no hacerlo, es demasiado aceptar ya varias cosas que Demian me ha dado para que ahora fácilmente tome su dinero como si hubiera sido más rápido ganármelo quedándome embarazada que tenerlo por mi trabajo.
— Después de todo lo que has pasado, ¿aún sigues con la idea de conservar al bebé? —Suelta sin remordimiento.
Le doy una mirada y pronto la bajo observando la punta de mis zapatos; la verdad, es que ya ni sé que es lo que quiero para mí o para el bebé, lo esencial es darle amor y protección pero, también una estabilidad económica; sin embargo, a estas alturas me siento desequilibrada en el aspecto emocional y económico que considero que no sé si sería una madre adecuada para el bebé, hasta me siento culpable de estarlo haciendo sufrir con todos mis problemas cuando debería de sentirse protegido.
Lo peor de ello, es que aún recuerdo las palabras de Demian sobre aquel día que hablamos en el hotel sobre lo de traer un bebé al mundo en mis condiciones, no sabría decir ni siquiera que luego de que la criatura nazca, podría darle lo necesario, un buen hogar, una buena comida, proporcionarle los cuidados necesarios... Y pensándolo bien, cuando crezca todo se volverá más difícil si no solvento pronto mis deudas, muchas preguntas han llegado a mi cabeza estos días entre ellas: ¿quién lo cuidará cuando vaya a trabajar? ¿Le podré ofrecer una buena educación? ¿Le daré una calidad de vida plena? ¿Le daré el tiempo necesario a pesar que tenga dos o tres trabajos para sacarlo adelante? ¿Podré ser una buena madre para él o ella?
Es difícil estar en esta posición cuando antes creía que tenía todo eso, pero ahora, lo he perdido todo, no tengo ese hogar estable que ofrecerle y ni siquiera una familia que lo ame además de mí. Quisiera sonar egoísta y decir que quiero quedármelo, pero esto no se trata de mí, sino que, de él o ella, además Demian no lo desea y no puedo obligarlo a quedarse con el bebé cuando desde un principio dejo claro que él no quiere tener un vínculo con la criatura.
—Sé que, no responde a tu pregunta, pero... ¿por qué no lo quieres? —Él desvía la mirada.
—Ser padre no es lo mío —Responde.
— ¿Solo por eso? Sabes que nadie está preparado para ser padre o madre, ¿no? —Suspira.
—Elegí no tener más hijos, Danika. —Enarque la ceja.
— ¿Qué? ¿Qué quieres decir? —Digo extrañada.
—Entiende, no puedo criar ese bebé. —Se niega a torcer su brazo para decir la verdad.
—Pero, ¿por qué donaste esperma? —Hace una mueca.
—Mira, sé que al principio me comporte como un idiota al pedirte que te alejaras de mí para no tener una conexión con el bebé. Sé que estuvo mal —razonó —, pero si te soy sincero no soy alguien emocionalmente estable, sí, tengo dinero, pero no le podré dar esa parte primordial al niño o la niña. —Irgue su espalda. —Si estoy aquí haciendo este acuerdo contigo es para garantizarle a ese bebé un cuidado en los próximos meses que esté en tu vientre, proveyéndole lo necesario ya que no estaré presente cuando crezca. Por lo menos quiero que sepa que no fui de esas personas que simplemente no quiere hacerse responsables de un bebé, que al menos, me preocupe por su bienestar y quise lo mejor para él o ella. —Mencionó con honestidad.
Lo envidió por tener claro sus pensamientos y decisiones, mientras tanto yo, ni siquiera sé que es lo correcto o no, quiero estar presente en la vida del bebé, pero no sé qué es lo que pueda suceder cuando nazca, me comprometería a darle una buena crianza con los recursos necesarios que debe de tener durante su crecimiento, pero el futuro es incierto, ¿qué sucedería si no pago a tiempo las cuentas y terminan por ponerme un delito? ¿Qué sucede si termino en cárcel o en la calle? ¿Qué pasaría luego con el bebé? ¿Lo tratarían bien? ¿Les proveerían una persona responsable que desee cuidarlo como un padre o madre? O ¿solo lo haría porque el gobierno les otorgaría una manutención? No, en realidad, debo ser justa e inteligente, no sólo pensar con las emociones sino ser razonable por la situación en que me encuentro.
—Tienes razón. —Me decepciona decir aquello. —Pero, no sé qué puedo hacer por él o ella.
—Lo principal es saber lo que tú puedas darle y ofrecerle. —Menciona.
—Quizás, otra familia le pueda dar esa estabilidad que necesita —Demian arquea su ceja.
— ¿Qué? —Resalta.
—No sé, quizás buscarle una familia sea lo mejor. Ninguno de los dos es estable. —Cierro los ojos. —Es decir, tú puedes ofrecerle una buena vida con lujos, pero no con amor —empiezo a decirle —y conmigo es lo contrario, porque le puedo dar amor, pero no puedo ofrecerle una seguridad económica hasta el momento. —Me explico.
—Danika, piensa bien las cosas. No te exijo que tomes decisiones precipitadas... —Niego con la cabeza.
—Lo que sucede Demian, es que no quiero arriesgarme. Una madre busca lo mejor para su hijo. —Juego con mis dedos. —Prefiero darlo en adopción para garantizarle una buena vida tanto emocional como económica antes que termine por perjudicar su vida. —Tomo aire. —Y si eso me hace ser mala madre por abandonarlo de esta forma, en vez de luchar por él o ella... Ya ni siquiera sé que es bueno o malo para el bebé. —Siento un nudo en la garganta.
Es imposible pensar en estos detalles con la cabeza llena de problemas, pero es que debo de ser madura y darme cuenta que mi realidad está fuera del alcance para criar muy bien a un bebé, si no estuviera tan liada con conflictos con el banco y posiblemente pronto con la justicia, pensaría que luchar por el bebé, es la opción más valiente que tengo, aunque me sacará sudor y lágrimas.
—Tienes siete meses para pensarlo bien. —Repite.
—No, es mejor que el bebé se encuentre en buenas manos. Quizás tu hermana nos ayude a buscarle una familia y pueda ser madre subrogante. —Demian se acaricia el cuello.
—Bien, si es lo que deseas, hablare con Cassandra sobre ello. —Concluye sin insistir.
Termino por leer el contrato para luego tomar un bolígrafo y hacer mi firma, dando por terminado que me comprometo a todo lo que dice el documento sin fallar alguna clausula. Demian hace lo mismo y pronto me hace saber que se lo entregara a su abogado para que pueda declarar de forma oficial el contrato.
A estas alturas lo único que debo de asegurarme es que el bebé crezca bien en mi vientre y pueda dárselo a la próxima familia... Dejé de ser madre en unos minutos para ahora convertirme en una incubadora, sólo espero que el bebé algún día me perdone por haber tomado esta decisión.
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Continuará...
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