Capítulo XIII

"Cada lágrima enseña a los mortales una verdad"

Platón

⁎⁎⁎

Intento seguir poniendo atención a la reunión que tenemos con toda la junta directiva pero se me hace imposible luego de recordar las facturas que llegaron el día de ayer, recordando el dinero que debo abonar o pagar para que el banco deje de seguirme insistiendo acerca de cobrarme cargos e intereses por no ser puntual con los pagos; el gerente administrativo sigue explicando la gestión que se harán en los próximos meses en cada uno de los departamentos de la empresa con el fin de poder evaluar si las operaciones, obligaciones y deberes se están llevando a cabo correctamente, como a su vez, si ha llegado a haber un buen uso de los recursos que provee la compañía con el negocio de los vinos y licores.

Me siento un tanto cansada, que ni siquiera he podido dormir tranquilamente con tanto problema que se me ha venido por encima, añadiendo que tuve que comprar el ácido fólico para que el bebé pueda desarrollarse bien; sin embargo, últimamente el niño o la niña no me lo está poniendo nada fácil cuando tengo náuseas matutinas y no puedo comer cualquier tipo de comida sino soy capaz de correr al baño para ir a vomitar.

Por otra parte, desde la semana pasada que le deje claro a mi propio jefe que no tomaría su dinero o cualquier tipo de propuesta que me causara desaparecer de su vida, dejo de seguir insistiendo, algo que se lo agradezco porque no soy capaz de discutir nuevamente el asunto cuando ese día salí agotada del hotel y termine por quedarme en un apartamento de solteros muy sucio y pequeño. Además, tendrá que tolerarme los próximos meses porque por ley y código de trabajo, no puede despedirme al estar embarazada, sino es probable que pueda caer una demanda de su parte al desemplear a una mujer sin una justificación razonable.

Con Rade no he tenido muchas esperanzas de encontrarlo, es como si se hubiera convertido en el hombre invisible y fuese poco probable de encontrarlo, siendo sincera, ya estoy aburrida de seguir yendo a los casinos a buscarlo cuando no es un lugar que me guste entrar y más cuando varios hombres ya me han perseguido buscando de mí algo más que jugar a las máquinas o apostar dinero. Así que no me quedo de otra que reportarlo como desaparecido para que las autoridades lo busquen y así, él pueda encargarse de sus propios problemas.

Me acaricio el rostro y bebo un poco de agua de la botella que tengo encima de la mesa para poder despertar, está vez es inútil poder ocultar mis ojeras y también lo aburrida que estoy, por lo menos los demás gerentes se encuentran atentos a lo que dice el gerente de administración, mientras tanto yo, a pesar que quiera entender lo que explica, al final mi concentración se termina por desviar haciendo que mis apuntes se terminen por leer con poca coherencia; miro el reloj de mi mano para darme cuenta que faltan diez minutos para que esta reunión termine, por lo menos luego llega la hora de almuerzo, eso ayudará a animarme, aunque sea comiendo.

Cuando el gerente administrativo deja de hablar, al final inconscientemente el jefe termina por decir algunas palabras antes de marcharnos, haciendo que cada uno de los gerentes y otros directivos le entreguen sus reportes de la semana para que evalúe el rendimiento laboral que ha llegado a haber en las últimas dos semanas tanto con el trabajo como con los empleados. Antes de poder acercarme a él, levanto la cabeza con dignidad para entregarle mi carpeta en donde él solo me da una mirada para luego tomar mis papeles, me doy la vuelta y me marcho esperando que no quiera hablar conmigo, pero cuando salgo de la sala de reuniones para irme con Alen, Fabijan y Vladimir, respiro con más tranquilidad al saber que ha pasado otro día más en el cual, ambos nos ignoramos como si no hubiera sucedido nada.

Alen y yo nos dirigimos a la cafetería mientras que Fabijan y Vladimir van por su comida a sus oficinas, realmente la comida del lugar no es de mi devoción pero con todos los arreglos que he tenido que hacerle al apartamento y la poca motivación que he tenido los últimos días para levantarme temprano para prepararme el almuerzo donde solo el desayuno me alcanza, al final, no me queda otra opción que tener que comprarlo, a pesar que solo lo hago dos veces por semana porque mis recursos monetarios se agotan cada vez más.

— ¿Te encuentras bien? —Le doy una mirada a Alen.

—Sí, ¿por? —Él empieza a agarrar un trozo de bayadera[1].

—Vamos Danika, somos amigos y sabes que soy muy observador —me reprende al darse cuenta que no quiero decirle nada.

¿Por qué debería contarles a los demás sobre mis problemas? Alen es un gran amigo y siempre se preocupa mucho por las personas que él quiere, es extraño decirlo cuando solo llevamos meses de conocernos y ser amigos, sin embargo, ha mostrado una cercanía muy directa a mí al darse cuenta que hay cosas en las que coincidimos, como también, en algunos consejos que nos repartimos mutuamente para nuestra vida laboral y personal.

No quiero que Alen se preocupe por mis propios problemas, además es posible que si le cuento mi situación económica no dudara en darme diversas alternativas para ayudarme a salir adelante, sin embargo, nada funcionara cuando debo más de veinte mil kunas en varias cuentas de banco, sin decir que, tengo la obligación de pagar la renta de la pequeña habitación del apartamento y seguir con los cuidados prenatales del bebé que de por cierto ni siquiera he asistido al obstetra para saber cómo va su crecimiento y si se encuentra sano.

—Puedes contar conmigo, Danika. —Me pone una gelatina de limón en mi plato.

—Estoy embarazada, Alen. —Musito muy bajo para que los otros empleados de nuestro alrededor no nos escuchen.

— ¡Enhorabuena! —Me felicita con alegría.

A pesar que se muestra feliz por la noticia se da cuenta que mi reacción no es la misma que la de él, así que su sonrisa se borra para luego mirar hacia los lados para seguir conversando el tema conmigo sin que nadie más nos escuche. Realmente no quiero revelar muchos detalles y tampoco nombrar el sinfín de problemas que he empezado a tener, pero por otra parte siento esa necesidad de confesárselo a alguien, ya que lo mismo me sucede con mis amigas, pero cuando empiezo a hablar con ellas, hay algo que me detiene y termino por ignorarlo para no amargar su día.

— ¿Está todo bien con el embarazo? —Quisiera afirmar eso, pero tampoco tengo idea si el bebé está bien.

—No sé... —Digo reprimiendo las lágrimas.

Odio tener cambios humorales en este período de gestación, quisiera tener ese tipo de embarazos en los que las mujeres naturalmente se comportan con normalidad como si nada les perjudicara, aquellas que no tienen náuseas, vómitos, sueño, dolor de espalda y cambios de humor... Por Dios, estar embarazada es un reto grande y no me veo muy preparada para seguir con esto.

—Oh Dani. —Alen se compadece de mí. —Ven, creo que debes de hablar con alguien.

Ambos salimos de la fila donde se pide la comida, pero antes de seguir avanzando veo como Alen termina por pagar los postres que ha agarrado para luego seguir caminando fuera de la cafetería, pasamos por varios pasillos en los que no comprendí hacia dónde vamos, pero cuando me hace entrar al ascensor y aprieta un botón que lo identifico rápido por ser el de su departamento, al final la máquina nos lleva pronto al cuarto piso. Al llegar, me lleva hasta su oficina donde no tarda en sacar de su pequeña nevera una botella de agua y entrégamela para hacerme una señal para que me siente en una de las sillas que están en frente de su escritorio.

Quita varios de sus proyectos como papeles para guardarlos y así dejarlos en un espacio libre en su escritorio y oficina; se sienta en su silla para así comenzar a ponerse en esa posición de amigo que escuchara los problemas de su amiga.

—Bien, habla conmigo lo que desees. Ya sabes que no te juzgare. —Dice antes que rompa a llorar.

No tengo idea cuánto me tarde en llorar o cuánto me tarde en explicarle lo que me ha sucedido en las últimas semanas omitiendo el asunto que el padre de mi bebé es mi jefe, simplemente sentí que al conversar todo aquello me ayudaba a liberar una parte de mis preocupaciones, como también, en sentir que alguien si le importaba escucharme.

Agarre varios pañuelos de una caja que me entrego Alen mientras que limpiaba mis lágrimas y me sonaba la nariz; cuando creí que ya había sido suficiente en hablar y contar todos mis problemas de cabeza a pies, le di una mirada a mi amigo, quien en ningún momento se limitó a interrumpirme, interrogarme o juzgarme; se quedó ahí escuchando hasta que creyera que es el instante adecuado para hablar, así que mientras juego con la gelatina de limón, él pone su mano en mi brazo y pronto me reconforta con una sonrisa y unos ojos llenos de compresión y gracias a Dios, no de compasión.

—Te agradezco por contarme esto —asiento con un nudo en la garganta.

—No sé qué hacer, Alen. —Evito seguir llorando.

— ¿Por qué no me lo dijiste? Puedes irte a vivir conmigo y puedo ayudarte en lo que necesites —hago una mueca.

—Alen, lo que menos quiero es ser la carga de alguien más... —Él niega y toma mi mano.

—Oh no, no serías una carga. La verdad es que sería muy bonito contribuir en una ayuda comunitaria con una amiga como tú, además sería divertido criar a ese bebé —ríe haciéndome sacar una pequeña sonrisa.

—Eres el mejor, pero no puedo aceptarlo. —Le soy sincera.

—Dejaré que lo pienses, ¿sí? —Asiento para no decirle que no.

No pensaba que Alen se pondría en esta postura conmigo, pero, aun así, aunque me ayudase tengo siempre esa responsabilidad en contribuir con algunos gastos de la casa, pero por lo menos tendría el apoyo de alguien, esa es la parte positiva de las cosas. Por tanto, creo que sería buena opción pensarlo antes de darle una decisión definitiva.

—Y si lo deseas, puedo contactar a un amigo para que pueda hacerte tu primera ultrasonografía —sugiere.

— ¿Qué? ¿En serio? —Se ríe al ver mi emoción. — ¡Gracias Alen! Sería de gran ayuda. —Sonríe. —Bueno, tengo que ir a trabajar sino Stefan es capaz de ponerle queja a nuestro jefe que no estoy cumpliendo con los horarios de mi trabajo. —Le digo levantándome de su asiento.

—Sí, tienes razón. Ese hombre solo te trae problemas también. —Suspiro afirmando sus palabras. —Dani, piensa en mi propuesta, ¿sí?

Me acerco a él y le doy un abrazo mientras que él parece convertirse en ese hermano mayor sobreprotector que nunca tuve; cuando estuve lista para irme, me despedí de él y me marche de su oficina y su departamento, pero antes de poder ingresar a mi trabajo, pase a los baños para poder maquillarme y no dejar a la vista, alguna señal de que estuve llorando. Cuando estuve preparada, proseguí con mi labor que a pesar que no me sentía con mucho humor para seguir continuando debo de hacerlo para seguir adelante y por supuesto, solventar mis deudas.

(...)

Hogar polvoso hogar...

Bueno, al menos tengo un lugar donde quedarme a pesar que sigue lleno de telarañas y polvo, no me debería quejar del todo, porque a pesar que es lo más económico que pude encontrar en el centro de Zagreb, me ayuda a pagar una mínima cantidad por el arrendamiento y por supuesto, no debo de gastar en el pasaje para viajar de mi nuevo hogar hacia mi trabajo, ya que me queda un tanto cerca.

Me siento en la silla y antes de poder ingeniarme que es lo que cenaré esta noche además de los típicos huevos o cereal con leche, escucho como alguien toca la puerta de mi casa; pronto saco mi celular de mi cartera y registro el calendario para saber si no ha llegado el día que debo de pagar la primera cuota del apartamento, pero me doy cuenta que todavía falta dos semanas para que pueda cancelarlo, así que esperando que no sean malas noticias, me levanto de la silla para caminar hacia la puerta, en donde la abro y pronto con molestia tiro la puerta nuevamente para cerrarla y caminar en dirección a la cocina, pero el sonido de mi celular hace que ponga los ojos en blanco para contestar aquella llamada que ni siquiera tuve que ver la pantalla para saber quién me llama.

— ¿Qué quiere? —Digo fría y cortante.

— ¿Puede abrirme la puerta? Si es tan amable —Dice con sarcasmo.

—Creo que tirarle la puerta en su nariz no fue suficiente para afirmar que no deseo verlo por estos rumbos, ¿no lo cree? —Escuche su suspiro. —Además, ¿no tiene asuntos más importantes y entretenidos que hacer? —Evado su pregunta con otra pregunta.

—Claro, soy un hombre ocupado... —Le interrumpo.

—Entonces como hombre ocupado que es, debería seguir con esos asuntos y dejar de seguir espiando mi vida —escucho un suspiro.

—Vengo con buenas intenciones —declara.

—Con buenas intenciones o ¿con un cheque en su cartera con varios ceros? —Lo cuestiono.

—Uy... —Escuche la voz de alguien más.

—Con buenas intenciones, ¿puede dejarme entrar? Odio tener conversaciones importantes por celular cuando podríamos hacerla de cara en cara. —Ruedo los ojos.

Tomo suficiente aire para poder tener la valentía suficiente de retomar la misma conversación de siempre con mi jefe, así que insegura de lo que pueda suceder, termino por pasar la mano en mi cabello, suspirar y por último erguir mi espalda para caminar en dirección a la puerta en donde me doy cuenta como él es el primero en entrar seguidamente de su hermana quien no la esperaba que viniera.

Cierro la puerta para luego darme cuenta como él registra todo rincón del pequeño apartamento, desde la sala que solo en un rectángulo pequeño hasta la cocina en donde solo una persona puede llegar a entrar, pasar y caber en ella; suspira para luego concentrar su mirada en mí, aquellos ojos de tonalidad entre azulada y verdosa se encuentran con los míos, por lo menos hay una pizca de control y versatilidad en comparación de la última vez que hablamos, ya que en los últimos días, ninguno de los dos volvió a poner a prueba al otro para saber las verdaderas intenciones que tenemos con el bebé.

—Es un placer poder volver a verla, señorita Blažević. —Me alzó la mano su hermana en forma de saludo.

Ahora que ambos hermanos están uno a la par del otro, se puede ver muy bien sus similitudes, sin embargo, la diferencia más notable es su carácter porque mientras que Demian se encuentra tenso y serio, Cassandra se ve relajada y alegre; algo que por lo menos puedo considerar que los Thalassinos se pueden salvar de ser demasiados diplomáticos y formales. Aunque la última vez que supe algo de la familia de Demian, Vladimir confirmó que tenía un gemelo, pero aquí tengo a su hermana que se puede ver que no tiene la misma edad de él, a no ser que me esté confundiendo.

—Llámeme Danika. —Le digo con confianza mientras tomo su mano.

— ¿Ha considerado lo que le dije? —Dejé salir una risa molesta.

—Si está aquí para esto, le pediré con amabilidad que se vaya antes de que conozca el carácter que he conseguido al estar embarazada. —Le sonreí falsamente.

No sé cómo las hormonas a veces no me permiten de que busque una forma de asesinar a este hombre cuando solo me hace perder la poca tolerancia que le tengo, si tengo que soportar verlo en el trabajo es sólo porque necesito mi trabajo y no desperdiciare mi puesto de gerencia que tanto se me ha dificultado tener con esmero y esfuerzo solo por una pelea que no valdría la pena.

—Demian. —Lo regaña su hermana.

— ¡¿Qué?! —Resalta asesinándola con su tono de voz y mirada. —No me digas que hacer cuando tú eres la principal culpable cuando pase días, meses y años diciéndote que sacaras mi semen de ese banco de esperma antes que sucediera esto y mira en qué situación nos encontramos ambos. —Refunfuñó mi jefe.

Quien sea que haya tenido la culpa aún sigo considerando que él es quien no está actuando de la forma más madura, sé que no le gusta la idea que esté esperando un hijo de él, pero la realidad de los hechos es que no tengo nada que ver en lo sucedido, así que no puede siempre ponerse en posición de ofensiva cuando aquí la persona quien debe de sentirse más ofendida por su actitud soy yo.

—Terminemos con esto una vez, porque su presencia me provoca migraña. —Me froto las sienes. — ¿A qué ha venido señor Thalassinos? —Prefiero llegar a una conclusión rápida.

—Quiero proponerle un trato que no sólo la beneficiara a usted, sino que también en la decisión sobre lo que quiera hacer con su bebé. —Menciona sin escrúpulos.

—Suspiro. —No quiero su dinero. —Digo mascullando.

—No es eso, sino más bien, una oferta —enarcó la ceja.

— ¿Cuándo entenderá que no me venderé? O al menos, que el niño no está en venta. —Cruzo los brazos.

— ¡Dios! Usted es peor que las titánides[2], en serio. —Cassandra se ríe al ver como su hermano empieza a perder la tolerancia. —Solo escúcheme, ¿sí? —Dice con paciencia al ver mi terquedad.

Sea lo que sea que me ofrezca siento que él buscara la forma de apoderarse de mi libertad como también en dominarme en todo sentido; pero, de todas formas, escucharlo no sería mala idea, además pueda que haya una pequeña parte en la que me favorezca y ayude al bebé.

—Le daré cinco minutos. —Le digo.

— ¿Cinco minutos? No habla en serio, ¿verdad? —Dijo tedioso.

—Le quedan cuatro minutos con veinte segundos... —Le di una mirada a mi reloj.

— ¡Por todos los dioses del Olimpo! —Gruñe. —Mi hermana ha tenido la magnífica idea de que se vaya a vivir a una de nuestras fincas, para que pueda tener un buen proceso de embarazo hasta que el bebé nazca. —Comenta.

— ¿Por qué debería tomar su oferta? —Digo cruzando los brazos.

—Intento ayudarla. —Responde molesto al ver mi actitud.

— ¿Intenta? —Niego riendo. —Eso es poco convincente y más cuando hace un par de días me dejo clarísimo que tengo cara de vividora. —Recuerdo con pesar sus palabras.

Cierra los ojos y aprieta sus labios mientras intenta dar un par de vueltas en la cocina, pero le es imposible cuando el lugar es estrecho y sus caderas comienzan a chocar con las encimeras.

—Sé lo que dije... —Dijo entre dientes.

— ¡Muy bien! Entonces, ¡adiós! —Le señalo la puerta.

No se mueve, ni siquiera da un paso a pesar que estoy a punto de empujarlo, aunque sé muy bien que sería inútil con sólo saber que bajo esa camisa de manga larga formal esconde un increíble cuerpo musculoso y fuerte.

—Por favor, Danika. —Suplica Cassandra. —Queremos ayudarte porque sabemos la situación en que te encuentras, sé que mi hermano no es todo un caballero por ahora, pero hemos discutido sobre esto y deseamos de corazón que tú y el bebé estén sanos —muevo la cabeza ignorando su propósito de ayuda —, sé que no quieres tomar nuestra ayuda luego de todo el conflicto que te hemos hecho pasar, pero, te pido por un momento que pienses en la estabilidad que podrías ofrecerle a ese bebé si aceptas nuestra idea. —Trago hondo.

Realmente su ayuda no la deseo, pero nuevamente tengo curiosidad de saber que es lo que ambos tienen en mente para que acepte su ayuda; además, con la situación en que me encuentro no podría al menos proporcionarle un buen crecimiento a este bebé a no ser que en serio, pueda sacar algo factible en esto.

— ¿Con qué condiciones? —Le pregunto. —Porque hace una semana me dijo usted que siempre habrá algo a cambio, ¿no? —Dejó ir un bufido.

—La primera de ellas que no le comenté a nadie que soy el padre del bebé o que por lo menos no sea capaz de nombrar el apellido Thalassinos en esta ocasión. —Ruedo los ojos.

—La idea que tenemos para usted es que cubriremos la mayor parte de los gastos, entre ellos la comida, un hogar y lo que necesite el bebé durante estos meses —prosigue en explicar, Cassandra.

— ¿Por qué intentan ayudarme? Sé que quieren que guarde el secreto, pero no le veo mucho sentido lógico a esto. —Mi jefe le da una mirada a su hermana.

—Como le dije, sabemos que está pasando una mala situación y si la clínica no le ayudo en su problema, por lo menos, yo si quiero hacerlo. —Dijo Cassandra.

La verdad es que sigue sin tener mucha lógica, porque esto no se ve como un acto de empatía y caridad cuando el propio Demian dejó en claro que no quería tener ni una relación con el bebé, no sé cuál es el problema que tiene conmigo, pero sé que esto le sigue incomodando y sí está intentando convencerse en ayudarme es solo por su hermana, no porque él lo esté haciendo de corazón.

Su propuesta a pesar que es sensata y buena, no sé si debería aceptarla, es decir, cubrirán con varios gastos que serán para el bebé, pero el costo de esa ayuda equivale a algo más que simplemente guardar el secreto que la criatura es un Thalassinos, porque en el rostro de mi jefe puedo ver que hay algo más que eso que sigue escondiendo y no quiere decirlo en frente de Cassandra.

—Y bien, ¿qué le parece? —Dice él.

— ¿Por cuánto tiempo? —Le pregunto.

—Por diez meses, por lo que entiendo, estará en su segundo mes de embarazo, ¿no? —Afirmo su respuesta moviendo su cabeza.

— ¿Qué hay del bebé? —Sigo interrogándolo.

—Se lo dejo en sus manos, de todas formas, ya me dejo en claro que no lo abortara. —Encoje los hombros.

— ¿No es eso lo que quería? —Cassandra parpadea al escuchar eso.

— ¿Qué? —Cassandra le da una mirada asombrada a Demian.

—Nunca dije que quería que usted abortara, siempre le dejé en claro que usted podía hacer lo que deseará con el bebé porque es su decisión y su cuerpo. —Esas últimas palabras me recordaron a alguien. —Además, tiene razón, a veces debemos de aceptar nuestros propios errores y las consecuencias que trae. —Suspire.

Que buen aliento para entender que él sigue sin importarle tan solo un poco el bebé, al menos no es algo a lo que tendré que lidiar, sin embargo, los últimos días también he tenido otras decisiones para el bebé solo con el fin de poder darle una mejor vida y bienestar ya que no creo poder salir de este problema pronto.

—Entonces, ¿qué le parece? —Pregunta de nuevo.

Es una buena oportunidad, no hablo por mí sino que para el bebé que tendrá comida, un hogar y bueno, lo necesario para crecer saludable; ya que en sí, la prioridad más grande es el niño o la niña que se está formando en mi vientre, quizás no he sido la mejor madre hasta el momento, ya que le he proveído disgustos y problemas que me extraña que aún no haya tenido una señal de aborto espontáneo de tanto estrés que he recolectado, así que aunque no quiera aceptar la dichosa oferta, por lo menos lo haré sólo por el bebé.

—Sí acepto, no es por mí, sino que por el bienestar del bebé. —Les dejó en claro a ambos hermanos.

—Claro, solo espero que esa idea se siga manteniendo. —Aclara Demian. —Prepare sus cosas, nos vamos en unos minutos. —Se levanta y se dispone a salir del pequeño apartamento.

—Gracias de nuevo. —Le digo a pesar que me dé la espalda.

—Es a mi hermana quien debe de dárselas, ella fue quien tuvo la idea. —Dice frío y sin resentimiento de saber que cada vez lo odio por su actitud.

Bueno, al menos ha sido una mejor propuesta que la de haber recibido dinero de su parte para que desapareciera de su vida; aun así, algo me dice que esto es el comienzo de lo que pronto está por venir, porque, aunque Cassandra se vea feliz por la idea de que me marché de aquí para mantenerse más cerca de su sobrino o sobrina, mi instinto me dice que Demian tiene preparado un az bajo la manga que dará con otra dirección a lo planeado.

(...)

Los pocos objetos que al final me quedaron luego de que me desahuciaran de la casa de mis abuelos fueron los únicos que tome y me lleve hasta la finca que Demian y Cassandra me han propuesto para que viva ahí mientras el bebé se sigue desarrollando en mi vientre, estoy un tanto nerviosa que no he podido alejar mi rostro de la ventana y a pesar que el lugar en donde pasare viviendo los próximos meses se encuentre siempre en Zagreb tengo la idea que este nuevo hogar cambiara mis perspectivas.

Pronto dejamos de ver varias casas a nuestros alrededor para ir viendo porciones de bosques y sin dudarlo, de largas hectáreas de fincas en donde hay siembras de uvas, a lo lejos se pueden ver varias casas grandes en colinas que suelen ser alumbradas por faroles, como también, varios letreros que afirman el nombre del viñedo que se encuentra en ese lugar; sigo viendo a mis alrededores cuando el vehículo se detiene y una puerta de enrejado de varas de hierro se abre para que Demian siga manejando.

El clima se vuelve cada vez más fresco al entrar a la finca, sin decir que a lo lejos puedo ver una enorme oscuridad, pero puedo detectar con facilidad los campos de uvas, sin decir el aroma que es muy palpable como la tierra mojada; Demian sube una pequeña cuesta hasta que mis ojos se terminan por engrandecer cuando veo la casa a la que se refería él, donde no es nada más y menos que una casa hogareña hecha de piedra con un enorme jardín y una fuente en medio. Las luces que alumbran la casa reflejan lo bien cuidada que se mantiene, como también, lo hermosa que es por fuera.

—Bienvenida a la Finca Dionisio. —Dijo Cassandra.

Dios mío, esté será mi hogar en los próximos meses, ¿qué cosas son las que me deparara el futuro ahora? Solo espero que la mayoría de ellas, sean buenas.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

[1] Una torta hecha de galletas, chocolate y avellanas, siendo un postre tradicional de Croacia.

[2] Forma femenina de los titanes de Grecia.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top