Capítulo VII
"El miedo es un sufrimiento que produce la espera de un mal"
Aristóteles
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Trago hondo mientras me muerdo el labio al saber que dentro de una media hora me llamaran para comenzar con el proceso de la inseminación artificial, sé que debería estar muy segura en que todo saldrá bien cuando en los últimos días no he hecho más que seguir con las indicaciones de la doctora Jukić y con todo el seguimiento de las inyecciones que he tenido que estarme poniendo para hacer el tratamiento hormonal; ahora lo emocionante está a punto de llegar, he leído y me han mencionado que esto es un procedo corto y nada doloroso, suponiendo que el Blog al que encontré por curiosidad, revelaba una diversidad de comentarios que afirmaban que solo hay una presencia de incomodidad al principio, ya que meten un pequeño tubo para filtrar el número de espermatozoides electos para que lleguen a fecundar al óvulo, lo cual suena como un tipo de experimento en espera que resulte en las próximas semanas para saber si tuvo éxito.
Mis manos no dejan de temblar mientras que Rade se encarga de llenar los papeles de mis datos y del proceso de la inseminación artificial, confirmando a la vez el consentimiento que doy para que se haga dicho proceso en mi cuerpo sin ser obligada o amenazada por un tercero; hubiera querido sentirme capaz de llenar aquellas hojas pero aún me siento indispuesta a poder mantener la cabeza en otra cosa que no sea en imaginar lo que pronto sucederá, eso sin decir que los nervios ya empiezan a atacarme que repetidas veces he tenido que levantarme solo pagar ir a tomar un poco de agua de un oasis.
Lo peor es que ni siquiera pude comer un poco de mi desayuno porque en mi estómago sólo siento un mar lleno de intensas olas que se mueven de un lado a otro como si una tormenta las hubiera provocado. Por lo menos no hay necesidad de comer o de ayunar para hacerse la inseminación, ya que lo único que se requería es que Rade tuviera que dejar en un depósito su semen para ser evaluado y preparado antes que seleccionen los espermatozoides que tendrán que hacer su trabajo.
Quisiera tener las reacciones de Rade en este momento quien se ve tranquilo y apacible en está ocasión angustiosa, lo digo así porque toda la mañana se la ha pasado dándome consejos y animándome a que todo saldrá bien. pero por supuesto que debe de salir bien porque, aunque la idea de la inseminación artificial al principio fue una más de mi marido que mía, al final fui yo quien me convencí en hacérmela, haciendo que gastara unas cuantas kunas de mis ahorros para hacer este método de embarazo.
Veo como mujeres solteras como también otras acompañadas de su pareja entran y salen de la clínica donde se realiza la inseminación artificial y la fecundación in vitro, muchas se les ve una sonrisa en el rostro como si acaban de ganar el premio de año, añadiendo que hay otras que simplemente intentan sonreír, pero se encuentran cansadas o un poco adoloridas por el proceso.
Por otra parte y dejando a un lado está convicción, me gusta ver cómo los tiempos han cambiado durante el paso de los años, sintiéndome agradecida que las orientaciones sexuales se han abierto más al mundo, porque ahora puedo ver cómo parejas homosexuales también vienen a hacerse este método de fertilidad para empezar a crear una familia, es bonito ver ese brillo de sus ojos radiar esperanza y amor, como también, seguridad de que pronto formaran una familia.
Juego con mis dedos para nuevamente morder mi labio inferior, muchas preguntas vienen a mi mente y todas ellas se pelean para ocasionar un caos en mi cabeza, entre ellas: ¿podré quedar embaraza? ¿Servirá esté método? ¿Qué pasaría si no? ¿Será que el destino no desea que algún día sea madre?
Realmente nunca estuve preparada para contestar algo sobre mi deseo de ser madre, la verdad es que siempre tuve dudas en mi cabeza si serlo, mi madre murió apenas cuando me dio a luz y el único amor maternal que puedo considerar que tuve fue el de mi tía y el de mi abuela; ya que el tiempo en que mi padre cuido de mí, el formó parte de los dos roles pero siendo sincera, siempre me pregunte que se hubiera sentido tener a mi madre conmigo, a quién contarle mis malas experiencias en el amor, quien abrazarla en los momentos que necesitaba su apoyo, contarle mis experiencias o aventuras, que me regañara por ser rebelde o desobediente en mi adolescencia, que me acariciara el cabello cuando llorara, que me sirviera por las mañanas un desayuno que te anima el día y por supuesto contar con ella en todo, recibiendo abrazos, besos y amor de su parte.
No la culpo a ella por haberse marchado muy pronto de mi vida, pero mala suerte que cada uno de nosotros trae un destino en su camino y no sabemos lo que pueda suceder el día de mañana con nuestra vida, lo único que podemos seguir haciendo es vivir y recolectar experiencias buenas y malas que nos ayudaran a ser mejores personas, añadiendo que parte de nuestra vida se convierte en nada más y menos que un libro de historia que nosotros mismos escribimos de forma invisible desde el momento en que nacemos, aunque a estas alturas desearía que por lo menos mi historia fuera de comedia antes que de malas vivencias que a veces me sucede en mi diario vivir.
—Señorita Ivanović.
Dios mío... nunca me acostumbre a usar mi apellido de casada, casi siempre me gusta que me llamen por mi primer apellido, antes que el de Rade y no es que suene mal sino porque a veces ya me identifico como Danika Blažević que como Danika de Ivanović; pero sé que en estas ocasiones no tengo remedio cuando debo de usar Ivanović antes que Blažević por como dice en mi documentación.
— ¿Sí? —Le respondo a una chica con su bata de doctora.
—Soy Branka Katić, seré quien conlleve su proceso de inseminación artificial, ya que la doctora Jukić tuvo que ausentarse este día por una urgencia personal. —Me comento la chica.
—Sí, está bien. —Dije un tanto nerviosa.
No creo que sea necesario tener que comentarle al respecto sobre si conoce mi caso, ya que en estas situaciones ellas como profesionales ya deben de estar capacitadas para realizar un buen proceso de inseminación artificial cuando reemplazan a uno de sus compañeros de trabajo por alguna dificultad, así que no tengo porque preocuparme y más si la doctora Jukić la dejó a ella como la persona que llevará a cabo mi proceso de quedarme embarazada.
—Necesito que me acompañe, es momento en que comencemos —dice sonriendo.
— ¿Danika? —Rade llega a mi lado.
— ¿Mi esposo podrá estar presente? —Le preguntó.
—Si él lo desea, no tenemos ni un inconveniente —Comenta.
Le doy una mirada a Rade esperando que no se niegue a acompañarme en esta situación porque lo que necesito ahora es que alguien me tome de la mano y pueda sentirme segura acerca de lo que vendrá en unos minutos.
—Vamos cielo, te acompaño.
Suspiro relajada al ver que él está dispuesto en acompañarme; la doctora Katić nos hace una señal con su mano para caminar junto a ella, tomo la mano de Rade y no la suelto en ningún momento, prometiéndome de forma silenciosa en mi cabeza que nada malo sucederá; pasamos a una habitación en donde se encuentran dos enfermeras, ambas están preparando todos los instrumentos que se ocuparan para el momento, me dan un saludo junto con la doctora y Rade para seguir en su trabajo.
—Debe ponerse esto, señorita Ivanović. —La doctora me entrega una bata azul.
La tomo de sus manos para ver cómo me señala el baño en donde puedo cambiarme de ropa, así que yendo a aquel lugar y encerrándome en él, empiezo a quitarme mis prendas para luego ponerme la bata y mirarme por una última vez en el espejo pensando que ya no solo seré yo sino que pronto llevaré un bebé en mi vientre quien debo de otorgarle no solo mi atención y sus cuidados necesarios, sino que también, una estabilidad y principalmente, amor.
Doblo mi ropa y la dejo a un lado porque luego de esto, volveré a ponérmela. Salgo del baño y pronto la doctora me menciona que debo de a recostarme en el asiento color blanco; así que con pasos nerviosos como lentos voy hasta el objeto en donde primero me siento para después a recostarme, terminando por ver el techo color crema y un aparato de luz.
Me siento como si estuviera en una consulta con el dentista, solo que está vez, en vez de sacarme una muela me implantaran unos espermatozoides en mi vagina para que estos fecunden mi óvulo y quede embarazada; tomo suficiente aire y cierro los ojos hasta que una mano encima de la mía me hace abrirlos de nuevo para ver a Rade a mi lado con una pequeña sonrisa que me tranquiliza.
Giro mi rostro y veo como una de las enfermeras le entrega una jeringa a la doctora quien ya se ha puesto su mascarilla y sus guantes, pronto de un pequeño bote pone la punta de la jeringa para empezar a absorber lo que creo que es el esperma de Rade; se lo entrega nuevamente a la enfermera mientras que otra llega con una bandeja llena de utensilios de limpieza.
—Haré una breve limpieza, señorita Ivanović. —Me dice antes de hacerlo.
Me abren las piernas mientras las inclino para que la doctora pueda hacer su trabajo en el momento en que siento como algo empieza a introducirse adentro de mi vagina intentando limpiar de forma interna y externa; cierro los ojos avergonzada ya que las únicas personas que me han visto en esta posición ha sido Rade y mi ginecóloga, la verdad es que me siento extraña al hacerme esto y más cuando las enfermeras también observan con el fin de mantenerse al tanto del trabajo de la inseminación artificial.
—Es hora, le deseo mucha suerte señorita Ivanović. Espero que pronto nos pueda traer buenas noticias. —Trago hondo con el comentario de la doctora.
A pesar que trata de simpatizar y crear un ambiente sin tensión, realmente algo me inquieta y no sé porque tengo esa sensación de tener un mal presentimiento en el momento en que observo como por medio de una cánula empiezan a guiarla por mis piernas, hasta que está es introducida de forma lenta en mi vagina, siento una extraña incomodidad que logra que me ponga tensa y apriete la mano de Rade.
— ¿Duele? —Pregunta él.
—No, solo es incómodo. —Susurro.
No puedo ver mucho porque la tela de la bata obstruye la imagen que podría tener en frente, solo siento esa dichosa molestia hasta que algo parece ser expulsado dentro de mí; de nuevo la sensación extraña invade mis pensamientos como si mi consciencia apareciera y me dijera: «¡Detente ahora!». Pero intento ignorarla ya que está ha sido mi decisión y esto es mi futuro en donde ya no hay vuelta atrás.
Solo son unos minutos los que se tarda la doctora en hacer el proceso de inseminación artificial cuando pronto aquel extraño objeto que me ha introducido empieza a salir y por fin, dejo de sentir esa molestia. Le entrega a una de las enfermeras el aparato para luego llevárselo y así limpiarlo. Me hace un ademan para que pueda bajar las piernas y así relajarme luego del proceso.
Ni siquiera deseo escuchar unas palabras motivadoras en este momento cuando una vocecilla en mi mente pasa diciéndome en voz alta: «Es probable que luego te arrepientas de esto, porque todo ya está hecho y no hay vuelta atrás». Agito mi cabeza y hago que ese pensamiento se esfume para poder quedarme tranquila, de todas formas, aún no estoy embarazada, tengo que esperar unos días para saber el resultado.
—Eso es todo, señorita Ivanović. La doctora Jukić la recibirá en dos semanas para saber si el proceso está yendo como se debe y si también, quedo embarazada. —Siento un cosquilleo al escuchar aquello. —Si es posible, se necesitará que para el día de la cita usted entregue un examen de sangre que pruebe que está embarazada, ya que las pruebas caseras de embarazo a veces no son cien por ciento seguras. Por ello, le recomendamos una prueba de sangre. —Asiento tomando en cuenta sus instrucciones.
—Muchas gracias. —Dijo casi mascullando el agradecimiento.
—No hay de qué, ha sido un placer y espero que resulte quedar embarazada. —Se empezó a quitar los guantes. —No dudo que será un bebé precioso y más tomando en cuenta quien es el padre. —En ese momento la doctora no le dio una mirada a Rade sino más bien soltó el comentario al aire como si en verdad no fuese a él quien se lo estuviera diciendo.
Quizás fue una superstición mía, de todas formas, Rade es el padre, así que no tengo porque estar dudando sobre otras cosas. Me levantó del asiento para así poner los pies en el suelo, lo único que necesito de este día es tomar un largo descanso, gracias a Dios con lo que sucedió en el ascensor con el señor Thalassinos pude tomarme este día libre; ya que, aunque pueda regresar a mis labores habituales, aún no me siento preparada mentalmente para trabajar.
Me voy hacia el baño y empiezo a quitarme la bata para ponerme mi ropa, pero antes de hacerlo, le doy una mirada a mi cuerpo, sabiendo que esté ya no volverá a ser el mismo dentro de un par de semanas, debido a que empezare a sentir los cambios cada vez que el bebé empiece a crecer; tocó mi vientre y aunque apenas han pasado solo unos quince minutos desde que me implantaron el esperma de Rade, solo tengo una cosa en mente y esa es, que una nueva vida pronto crecerá en mí y que tengo que ser todo lo posible para darle a esté bebé una buena vida, mejor de la que pudieron darme.
(...)
Me acuesto en mi cama para poder tener un minuto de paz y tranquilidad, gracias a Dios, me he quedado sola en casa para reflexionar en todo lo que me ha sucedido en el día, es bueno saber que Rade ha podido seguir manteniendo su trabajo y que su alegría se la llevó al saber que pronto se convertirá en padre; ruedo en la cama y termino por verme en el espejo, no me veo como la típica mujer feliz y segura quien tendrá la oportunidad pronto de tener un bebé sino más bien, me veo como alguien que sigue preocupada y tiene sus miedos y dudas, no quisiera adelantar el tiempo para pensar en tonterías pero es que a veces siento que el futuro es demasiado incierto para pensar en un felices para siempre, aún falta mucho por lo que sobrellevar y aunque quise hacer esto antes de que el número de espermatozoides de Rade disminuyera con el tiempo, todavía sigo sin convencerme en lo que acabo de hacer.
Escucho como alguien toca la puerta de mi casa, con pocos ánimos de querer levantarme, me quedo a recostada unos minutos más, pero la insistencia de que abra la puerta, me hace dejar un par de murmullos y maldiciones, ya que lo que quería era un poco de paz y tranquilidad, en donde veo que ahora, ya no podré tener eso.
Bajo de las escaleras para abrir la puerta, en donde sin esperarlo, mi grupo de amigas entra sin poder darles el consentimiento que lo hagan como si se tratará de entrar a una fiesta juvenil de una casa; todas ellas parecen haber considerado la idea de visitarme tomando en cuenta que sabían que hoy tendría mi inseminación artificial, se sientan en los sofás de la sala y esperan a que sea la siguiente que las acompañe, así que antes de hacerlo voy a la cocina y preparo agua para hacer té, porque sé muy bien que el cuento y los comentarios van para mucho tiempo.
—Y bien, ¿cómo te fue? —la primera en hablar fue Jelena.
—Mmm... —Encojo los hombros. —Nada fuera de lo normal, fue incomodo, pero no dolió. —Les digo a todas sentándome en el sofá de una pieza.
— ¿Rade te acompaño? —Pregunto Nevenka.
—Sí, estuvo conmigo en todo el proceso. —Hago un gesto de desinterés.
— ¿Cómo se lo ha tomado? —Preguntó Tihana.
—Está más feliz que yo, en realidad él espera que todo salga bien y pueda quedar embarazada. —Comento.
—Cuéntanos todo, Dani. —Tara me animó.
No tenía previsto tener que comentarles a ellas ahora mismo todo el proceso operativo que se hizo para la inseminación artificial, pero creo que es un buen momento para liberar mi estrés y angustia sobre esto. Sin embargo, en otro momento tenía preparado dormir lo que restara del día, pero veo que mis planes han cambiado.
Les comenté todo a ellas sin dejar desapercibido ni un detalle, todo se centró en mis emociones y pensamientos que surgieron en esa hora que me encontraba en la clínica, explicándoles mis nervios, como también, el proceso de la inseminación artificial. Omití lo de la vocecilla de mi cabeza porque puede ser un buen motivo para discutir sobre la advertencia que ellas me dieron durante días sobre pensar muy bien si quiero que Rade sea el padre de mi bebé porque, aunque ellas saben que mi marido está yendo a terapias y ha conseguido un trabajo, no las convence a un del todo que haya cambiado y que sea un padre ejemplar para mi futuro hijo o hija.
—Esperemos que sí quedes embarazada, hemos deseado que formes parte del club de maternidad —bromea Tihana al ver que soy la única que aún no tiene hijos.
—Eso lo veremos en dos semanas. —Digo con una pequeña y corta sonrisa.
—Tu jefe es el magnate multimillonario, ¿Demian Thalassinos? —Me pregunta Tara.
—Sí, ¿por qué? —enarco la ceja por el cambio de tema.
—Saben, he escuchado un rumor de él que no tengo idea si es cierto o no, pero todo surgió de alguien que parece haber escuchado algo muy íntimo de su parte hace tiempo. —Mencionó Tara.
—Y ¿qué es? —Le pregunta Nevenka con interés.
Tara parece prepararse para dar a conocer la noticia del año, pero simplemente entre más pasan los segundos, todas nos empezamos a poner impacientes al ver que ella no dice nada entreteniéndose de los gestos que hacemos.
—Escuche que hace tiempo Demian donó semen a un banco de esperma. —Todas excepto yo abrieron sus ojos en grande con aquella sorpresa.
—Y, ¿qué con eso? —Digo con indiferencia.
Tara eleva una ceja mientras se pone seria al ver que el tema no es de mi entretenimiento para seguirlo conociendo, sé que mi jefe tiene muchas admirados dentro y fuera de su empresa y aunque es considerado como uno de los hombres más guapos, inteligentes y talentosos en residir en Croacia, no es de mi interés querer saber su vida privada. Es mejor mantenerlo como mi jefe antes que verlo con otros ojos, porque no quiera decir que su atractivo no llame la atención siendo llamado un "dios" no sólo por venir de Grecia, sino que su físico es demasiado sublime para cualquiera que quisiera posicionarse a su nivel.
—Oh Danika, es que siempre debes de arruinar lo emocionante —pongo los ojos en blanco con el comentario de Tara.
—La verdad es que no sé a qué viene ese dato de mi jefe con lo que me sucedió hoy —intento conocer la razón por el que salió ese tema.
—Solo imagina que en vez de que te pusieran el esperma de Rade hubiera sido el de Demian... —sacudí la cabeza con pensar rápido en eso.
— ¡No! ¡Ni deseo pensarlo! ¡Eso sería una locura! —Resalto alarmada.
Pensar que, si me hubiera hecho una inseminación artificial proveniente de un donante de esperma y que ese hubiera sido el de mi jefe, en este tiempo ya estuviera comenzando a retractarme de lo que hice. Porque para mis amigas es fácil pensarlo porque no trabajan con Demian Thalassinos, él no se ve como un hombre de compromiso familiar o que se considere como hombre hogareño, más bien, él se ve como alguien que consigue su propio interés y que se concentra solo en su trabajo como si su vida siempre dependiera de ello. No, es imposible creer algo así, tener un bebé de mi jefe es lo que menos desearía en mi vida.
—La verdad es que, si me dieran una opción sobre en que esperma elegir, hubiera preferido el de Demian antes que el de Rade —achico mis ojos y le doy una mirada asesina a Jelena.
—Eso no me da gracia —le digo a ella molesta.
—Imagínense un bebé de Danika y Demian Thalassinos —agrega Nevenka —... ¡Sería hermoso! —Me doy un golpe en el rostro.
— ¡Sí! Imagínense genes de un griego y una croata... —se emociona Tihana.
Quisiera asesinar en estos momentos a Tara pero no puedo luego de ver cómo le da de comer a mi ahijada, y sería una pena dejar a la pequeña sin su madre.
Pensar sobre ese tema ya me ha comenzado a fastidiar, lo único que deseo es que el tema quede estancado y se olvide de una buena vez, pero lo bueno es que ya no debo de discutirlo luego de escuchar como el agua de la tetera ya ha hervido, así que puedo irme a la cocina a hacer el té mientras ellas dejan de comentar en un posible bebé entre mi jefe y yo.
A la próxima será mejor que me prepare mentalmente para sus comentarios y así no amargarme con mi día.
(...)
Dejó la prueba casera encima del lavabo mientras espero su resultado que en cinco minutos me dirá si estoy embarazada o no, realmente me encuentro en un mar de nervios luego que estás dos últimas semanas pasaron volando sin haberlo imaginado, me siento un poco fatigada y tensa, tanto que ya no sé si los mareos y vómitos que tuve esta semana han sido porque estoy seriamente embarazada o nada más han sido los nervios por contar cada uno de los días sabiendo que pronto descubriré la verdad.
Sé que tenía que hacerme una prueba de sangre para confirmar mi embarazo pero en sí, tenía está prueba casera entre mis cosas luego de que seis meses atrás sabía que ya ni debería de intentar seguir esperando a quedar embarazada cuando el método natural no funcionaba, pero ahora que en la tarde me entraron unas ganas de vomitar cuando me llevaron un pedazo de pastel de cumpleaños de uno de los empleados de logística quien le celebraron en el almuerzo su día especial, el olor del turrón provoco que mi estómago se revolviera y tuviera que correr con disimulación a los baños de mujeres para ir a desechar mi almuerzo.
Eso no es normal en mí y más cuando conozco mi cuerpo sabiendo que por un trozo de pastel no iré a vomitar. Así que, para no estresarme más, luego de salir de mi trabajo me vine pronto a casa, me di un baño y ahora me encuentro en esta situación impaciente de saber sí estoy o no embarazada.
Los nervios me matan y más en saber que luego de caminar en círculos en el pequeño baño, los cinco minutos ya han pasado. Desde la distancia en que me encuentro no puedo ver el resultado de la prueba casera, así que, acercándome a ella, pero tomándola sin verla, tomo aire y siento como mis manos se enfrían, como también, de muevo vuelven las náuseas.
Hay algo dentro de mí que ahora me hace pensar que por primera vez quiero una rayita en la prueba, pero por otra que, de una sola vez, ya aparezcan las dos después de todo el proceso que he tenido que llevar.
Cierro los ojos, me persigno y pongo la prueba en frente de mí, solo Dios sabrá lo que sucederá hoy en adelante, así que abriendo poco a poco los ojos termino por saber la verdad sobre aquella prueba, la cual debo de aceptar, aunque me guste o no...
Dios mío, dos rayitas.
Caigo hacia atrás terminando por sentarme en la tapadera del inodoro, no dejo de ver la prueba de embarazo mientras que intento ingerir bien la respuesta a pesar que me ha dejado atónita. El estómago se me revuelve y por primera vez en mi mente digo aquella corta oración que no pensé decirla pronto... Estoy embarazada.
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Continuará...
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