Capítulo VI

"Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro"

Platón

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Me estiro en la cama mientras dejo ir un bostezo que hace que me acorrale más entre las sábanas, me siento cansada, tanto que me es difícil poder abrir los ojos, levantarme de la cama y poder comenzar con mi rutina diaria; necesito de unas buenas vacaciones, pero recuerdo que estás comienzan hasta en enero del otro año, por tanto, no puedo hacer nada por lo que me toca ir a trabajar.

Suspiro para ir abriendo poco a poco los ojos, me los rasco y termino por tirar las sábanas a un lado para levantarme; paso mis manos por la parte de mis antebrazos hasta irlas deslizando por mis hombros llegando a los pechos; por Dios, creo que necesitare también un masaje; bueno es de menos que me sienta casi destruida internamente cuando ayer tuve un día difícil en el trabajo.

Quien hubiera dicho que la posición de gerente sería algo sencillo cuando sólo es el comienzo de mi nuevo cargo luego de que el señor Josip me lo dejará cuando terminó por jubilarse; últimamente he tenido que ir de un lado a otro, reuniéndome con otros departamentos de la empresa y teniendo que estar pendiente con toda la parte de logística, que incluye mi área para desarrollarla de una forma correcta sin haber un desequilibrio entre el labor y los empleados; a mitad de año todo se vuelve más cargado, tanto que no puedo perder de vista todo y cuando menciono todo, hablo de las ofertas de servicio, el manejo de materiales, producción, inventario, transporte y almacenamiento del producto, evaluar las competencias de Kavala's Industry, involucrarme en el desarrollo del plan de marketing y la planificación y control de los productos y servicios que vendemos.

Por Dios y ahora tengo una reunión con la junta directiva para darle al jefe el reporte del área de logística de los últimos quince días; que bueno que me ocupe ayer de detallar y describir lo que han sucedido los últimos días, si no, no hubiera sido capaz de dormir tranquila luego de darme cuenta que está es la sexta reunión que tengo con el jefe y su equipo que lleva trabajando un largo tiempo con él.

Me doy una buena ducha con agua fría para despertarme y luego lavarme los dientes, termino por vestirme usando una falda negra, medias, una blusa blanca y una chaqueta en conjunto que termino por doblarme las mangas hasta por los codos. Sé que la apariencia a veces no define todo de una persona, pero en estas ocasiones debo de ir bien presentable ya que las reuniones son importantes y más si quiero demostrar que soy una mujer ordenada, cuidadosa y delicada con los detalles.

—Te he hecho el desayuno y en el termo, va tu café recargado. —Rade me entrega una lonchera al ver que no puedo quedarme a desayunar.

Es extraño poder ver a Rade encargarse a veces de hacer el desayuno o la cena en casa, últimamente parece estar más centrado en sus obligaciones en el hogar antes de salir corriendo a ver a sus amigos e invitarlos a jugar una partida de cartas; está vez es de sorprenderme porque no creí que en serio se tomaría la responsabilidad en ayudarme un poco en casa, sin añadir que a pesar que su nuevo trabajo no nos provea mucho dinero, al menos sirve para ir pagando poco a poco los gastos que se recolectaron luego de haber ido por última vez al casino y perder una alta suma de dinero.

—Gracias. —Le digo con una sonrisa.

—Quería decirte que ayer me dieron los resultados del semiograma que me hice hace dos semanas. —Comentó mientras agarraba unas tostadas y se las preparaba con jalea.

Le di una mirada e intenté evaluar su estado de ánimo desde la poca distancia en que nos encontramos en la pequeña cocina; no lo veo tenso, pero tampoco emocionado, no es que Rade sea de las personas muy expresivas, pero del tiempo que estamos juntos sé cuándo le sucede algo o no, pero por lo visto las noticias que tiene no exactamente suelen ser malas si no, su humor por la mañana fuera diferente cuando por el momento se mantiene tranquilo y ha preparado el desayuno sin haberlo imaginado.

—Y, ¿cuáles son los resultados? —Le pregunto.

Se da la vuelta y pone sus manos en la encimera mientras me da una mirada, doy gracias que las terapias con el psicólogo y el tratamiento farmacológico para su infertilidad le estén abriendo un poco más la mente, ya que he podido ver un cambio en él en los últimos tres meses que a veces me preocupo tanto que pueda tener una recaída, debido a que me siento bien sabiendo que él poco a poco va progresando y también está viendo los intereses del uno hacia el otro, no solo en su propia conveniencia y bienestar.

—Son buenas noticias —deja ir una sonrisa que me parece tierna —, el semiograma mostró que ocho mil de mis espermatozoides están en movimiento. —Suspire sintiéndome alegre de escuchar eso.

Desde que llegamos a saber que tiene un problema de infertilidad ambos hemos tenido que cambiar ciertos hábitos personales en la casa, entre ellos, la alimentación. Lo bueno es que a pesar que a Rade le gustaba fumar y beber alcohol, nunca lo considere como un adicto en ambas cosas, más bien, solo lo hacía cuando se encontraba estresado o ansioso, pero al tener que dejar el cigarro y el alcohol a un lado, también me ha hecho un favor en ya no tener que estar soportando el olor al tabaco y por supuesto, sus desarreglos cuando se emborrachaba.

Por tanto puedo decir, que los últimos tres meses han sido los más juiciosos y tranquilos que he tenido por parte de Rade, lo cual me hace sentir bien y a la vez, orgullosa de él al saber que se ha comprometido en poder ajustar su vida y adaptarse a los cambios que hemos tomado; porque en sí, nunca consideré a Rade como un marido que ya se encontraba totalmente perdido en sus propios placeres, más bien, lo bueno es que siempre él se ha dado cuenta que aunque no le guste que le pueda decir sus verdades, tienen un propósito y no exactamente es para molestarlo sino que, para mejorar las condiciones en su vida.

—Me alegro mucho de escuchar eso —le digo con sinceridad.

No hemos vuelto a hablar sobre la inseminación artificial, pero si lo he estado considerando en los últimos meses, ya que a pesar que no tengamos un noventa y nueve por ciento de fiabilidad de que el primer intento suceda, he hablado con la clínica que nos recomendó la doctora Lozo, donde ya he pagado por el tratamiento para pueda comenzar con el proceso, del cual hace ya dos meses lo he conllevado con sólo tomar las indicaciones que me ha estado dando la doctora Jukić.

— ¿Crees que podamos intentarlo? —Se muerde el labio con nerviosismo.

—No te preocupes, Rade. Hace dos meses que estoy en el tratamiento de ovulación con la doctora Jukić, veré si ella lo aprueba para poder comenzar ya con la inseminación artificial. —Le comenté.

— ¿En serio quieres intentarlo? Es que no quiero que lo veas como una obligación o sólo por cumplir mi deseo de ser padre. —Dice apenado por las reacciones que tomaba hace unos meses.

Bueno, no es que esté muy cómoda tomando este tipo de método, pero lo prefiero antes de seguir intentando al modo de un embarazo natural cuando ya sabemos que es imposible que resulte; además hasta he sentido una pequeña parte de satisfacción al saber que mi cuerpo se ha sentido mejor en estos tres meses sin ser expuesta al sexo constante con Rade, porque ahora la parte sexual de nuestra relación ha quedado como un segundo o tercer plano.

De todas formas, yo misma decidí tomar la decisión de hacerme una inseminación artificial, no le veo el lado malo cuando actualmente ya no es un tema controversial en que las mujeres quieran tratar de tener hijos por un método artificial cuando es más fácil conseguirlo así que por medio de embarazo natural cuando tu pareja tiene problemas de fertilidad.

Por otra parte, la idea de tener un bebé ya no me suena tan tormentoso, luego de reflexionarlo varias veces con mi almohada y ver a Tara tener su primer bebé, quien me hizo su madrina de una belleza de niña a la que nombro como Vera. Al cagar a la bebé me dio una esperanza sobre que quizás ser madre no es algo fuera de lo normal, ya que, leyendo algunas revistas de maternidad, hace mención que te apegas a tu bebé mientras que crece en el vientre y el vínculo se fortalece a partir del segundo trimestre de embarazo. Por tanto, eso lo veo como una ayuda, ya que hará que ame más a mi futuro hijo.

—Es lo que quiero, no es una obligación... —Encojo los hombros. —Bueno, me marcho. Nos vemos más tarde, ¿sí? —Asiente.

—Mucha suerte en tu reunión. —Me guiña el ojo.

—Gracias Rade. —Le digo para luego salir de casa e irme al trabajo.

(...)

Sigo escuchando como el gerente de marketing le explica al señor Thalassinos sobre la propuesta que tiene para desarrollar una nueva estrategia de venta; lo bueno de todo esto es que la idea parece estarla llevando a cabo muy bien, ya que, al explicarla, suele ser muy detallista y descriptiva, al punto de que parece ser una buena opción para ejecutarla en estos tiempos en los que hay una mayor compra del producto.

Por supuesto Alen, no deja de hablar también sobre el posicionamiento en el mercado que ha tenido la empresa en el último mes, añadiendo que, para seguir sobresaliendo entre los mejores vinos y licores del país, se debe de seguir implementando la publicidad de la marca con el fin de que las ventas incrementen y la compañía siga manteniendo su buena imagen. Desde luego para que eso suceda, he tenido que estar presente en las propuestas que Alen ha hecho para saber si sus ideas podrán sobresalir en el mercado, como también, que durante el proceso de realizar su proyecto, los empleados de logística podremos encargarnos de la comercialización de los productos.

Antes de que la reunión finalizara, él empezó a dar los últimos detalles de su plan para escuchar como inesperada me nombro dándole a conocer a todo el equipo que también he formado parte de sus ideas para observar lo que necesita el área de marketing y logística para que la empresa siga creciendo.

— ¿Cuál es la viabilidad que tiene el proyecto? —Pregunto el señor Thalassinos.

—Por el momento, he hecho un estudio y tiene un setenta y cinco a ochenta por ciento de rentabilidad en que el proyecto pueda impulsar el alcance de la marca. —Todos le damos una mirada al jefe esperando su respuesta.

—Muy bien, ¿ya ha establecido el tiempo de gestión y presupuesto a destinar? —Siguió preguntando.

—Sí, está semana nos reunimos la señorita Blažević, el señor Tafra y yo para evaluar los necesario tanto en el área de logística, finanzas y marketing. —Comentó Alen con seguridad.

Me sorprende el determinismo y confianza que tiene él con su proyecto, realmente puede estar nervioso así como me lo hizo saber por la mañana antes de entrar a la reunión pero ahora puedo verlo con una actitud muy profesional, que la exposición de su plan de trabajo para julio a septiembre le quedado muy espectacular; no es de menos la razón por la que está ocupando el lugar como gerente de marketing, si durante quince días él ha tenido que estar pendiente en su propio proyecto antes de presentarlo, mientras que pedía referencias, se comunicaba con varias áreas de trabajo y por supuesto, su perseverancia y perfeccionismo ha logrado que la junta directiva se haya quedado admirada de su desempeño.

—Bien, tiene mi aprobación, señor Stanić. —Dice el jefe arreglando unos papeles.

—Muchas gracias, señor Thalassinos. —Alen apagó el proyector para luego agarrar su computadora e irse a sentar a su lugar.

—Es todo por hoy señores y señorita. —Se levantó el jefe de su lugar. —Espero ver avances o nuevas estrategias en sus áreas de trabajo, eso es todo por el momento, que tengan un feliz fin de semana y nos vemos en quince días. —Todos empezaron a tomar sus cosas para marcharse.

Mientras varios gerentes salen de la sala de reuniones, veo como Alen recoge unos documentos para ponerlos encima de su laptop y luego empezar a caminar en dirección a la puerta, pero se detiene al ver que todavía me encuentro guardando mis reportes y por supuesto, algunas notas que he tomado en cuenta para mejorar e ir incrementando mis conocimientos al ser todavía una principiante en el puesto de gerente.

—Hola Danika —sonríe con simpatía al ver que me acerco a la puerta.

—Hola Alen. —Respondo de forma cortes. —Has estado impresionante en la exposición de tu proyecto, dejaste con la boca abierta a todos. —Le apremie con unas cuantas palabras.

Puedo ver cómo se sonroja y me da paso a que salga primero de la sala para luego ser él quien saliera antes de cerrar la puerta y marcharnos; desde las dos semanas que llevó trabajando junto con Alen, me ha parecido un hombre muy tranquilo pero con mucha inteligencia y creatividad, además de que tiene carisma y extroversión en poder iniciar conversaciones con otra persona, por lo menos puedo considerar que es de esas personas que no te hacen ver de menos y también que simpatizan contigo para que puedas irte adaptando a tu nuevo puesto de trabajo.

—Gracias, creí que el jefe no lo aprobaría ya que en toda la exposición se mantuvo callado, observando minuciosamente mi proyecto y escuchando con cautela cada una de mis palabras. —Dejé ir una pequeña sonrisa.

—Pero te preparaste bien hasta puedo decirte que desde un principio supe que te aprobaría tu proyecto. —Le di confianza.

—Si no hubiera sido por ti en aportarme ciertas ideas y corregirme en algunos aspectos ahorita estuviera siendo mutilado por él. —Dijo riendo de forma nerviosa.

—No es nada, además tú fuiste quien proyectó todo... Es decir, yo solo te aporté un granito de arena —dije con modestia.

—A lo que tú llamas un granito de arena para mí, fue una roca. —Dijo llevándome la contraria.

La verdad es que no quiero llevarme una parte del crédito de su trabajo solo porque le di nuevas estrategias implementadas entre el marketing digital y la logística para que le funcionara en su próximo proyecto de cómo atraer más a la clientela y generar más ingresos en los próximos tres meses que se espera que su proyecto se lleve con éxito.

—Me hace feliz trabajar con alguien como tú, es decir, el señor Josip no era malo en su trabajo, pero a veces se me dificultaba hablarle un poco sobre tecnología —intentó no hablar mal de mi ex subjefe de área.

—No te preocupes, muchas veces él se sintió culpable al no poder estar a tu nivel con la tecnología —le revele.

—Lo extrañare, era un buen ayudante y consejero. —Sonreí.

—Sí, yo también lo extrañare. —Digo susurrando.

El señor Josip fue como un padre para mí, porque no sólo me ayudo a crecer como empleada, sino que también siempre estuvo ahí para mí sobre todas las cosas buenas o malas que me sucedieran; mala suerte que tuvo que volver a Šibenik con su familia, no porque si viviera cerca de Zagreb tuviera la oportunidad de irlo a visitar constantemente.

— ¡Alen! ¡Que presentación! Por poco y me haces que me incline hacia ti para alabarte —río al ver como el gerente de recursos humanos se nos acerca.

—Muchas gracias Fabijan pero tú también estuviste estupendo en la explicación del plan anual de higiene y seguridad que estás creando para la empresa —ambos empezaron a elogiarse.

—Oh no, por Dios, cada año es lo mismo —dice Fabijan haciendo un ademan.

—Claro que no, cada año se supera señor Tadić. —Me entrometo en la conversación. —El año pasado estuvo estupenda la contratación de los primeros auxilios que le otorgo al equipo de logística, se lo agradezco mucho porque aprendimos lo necesario. —Pude ver cómo le alegro escuchar eso.

—Llámame Fabijan, delante del jefe si podemos utilizar nuestros apellidos, pero ya fuera de la sala de reuniones puedes tratarme como tu amigo. —Comentó. —Además, déjeme decirle señorita Blažević que he escuchado por parte del jefe que sus reportes son los mejores de todos los departamentos de la empresa. —Dijo en voz baja para que otros empleados no nos escucharan.

Eso es una muy buena primicia, algo que me gusta escuchar porque cada día me esfuerzo más para que cada reporte esté muy bien elaborado y explicado antes de ser entregado al jefe; al menos he podido escuchar un buen comentario sobre mi trabajo, ya que eso eleva la seguridad de mis obligaciones en mi departamento, ya que con eso de que las tareas poco a poco se incrementan al tener que mantener al margen toda la parte de logística, también tengo que estar pendiente de mis empleados, supervisando su trabajo para que todo se realice de forma satisfactoria y su entrega sea de la misma manera.

—Gracias por el comentario y también puedes llamarme por mi nombre. —Le digo para dejar los formalismos a un lado.

— ¿Irán a la cafetería? Muero por un pogača[1] —Preguntó Fabijan.

—Sí pero primero debo de dejar mis cosas a mi oficina —dijo Alen.

—Igual yo. —Dije viendo que también debo ir por mi almuerzo, el cual me di cuenta que Rade también me empaco de la cena que ayer hice.

—Entonces, ¿nos vemos en unos minutos en la cafetería? —pregunto Fabijan.

—Claro, nos vemos en unos minutos. —Les dije tomando otra dirección para ir al ascensor e ir al área de mi departamento.

En todo el proceso que me dirigí a mi departamento para buscar mi comida e ir a la cafetería, escuche como mi celular empezó a sonar haciendo que lo sacara de los bolsillos de mi chaqueta para así atender a la llamada mientras sostenía el dispositivo con mi hombro y sacaba algunas cosas de mi casillero.

— ¿Hola?

—Buenas tardes, señorita Danika. Habla la doctora Jukić. —Escuché desde la otra línea. —Recibí su correo en la mañana mencionando sobre si se puede comenzar ya con el proceso de inseminación artificial... —El corazón me empieza a latir rápido.

—Sí, es que a mi esposo le acaban de dar los resultados de su semiograma y al parecer tiene ocho mil espermatozoides vivos. —Le explique.

—Muy bien, es suficiente para poder realizar la inseminación artificial que desea. —Mencionó. —Es momento que empecemos con la estimulación ovárica para luego preparar el semen de su esposo y cuando llegue el día, implantar dos o tres mil de estos espermatozoides. —Empieza a explicarme el proceso. —En mis anotaciones puedo ver que su período será la próxima semana, pero quiero asegurarme si su menstruación aún no se ha adelantado —Pregunta.

—No aún no me ha llegado. —Le menciono.

—Bien, entonces, el segundo día de su menstruación debe de venir a la clínica ya que empezaremos con un tratamiento hormonal para desarrollar y preparar el óvulo mediante inyecciones. —Asiento tomando nota lo que dice.

—Y ¿luego? —le preguntó.

—Esperaremos entre cinco a siete días para realizarle una ecografía para evaluar si el desarrollo folicular es adecuado y ver si la estimulación ha sido suficiente. —Sigue explicándome. —Después, entre veinticuatro a cuarenta y ocho horas, le haremos un control para valorar si el folículo alcanzo su medida adecuada para su incorporación en la ovulación, para así, administrarle una inyección hCG que su efecto tendrá en un aproximado de treinta y seis horas en las que no debe tener relaciones sexuales con su pareja. —Cada vez que escucho el proceso parece ser un poco largo.

Que bueno que tengo papel y lápiz para anotar cada uno de los pasos que debo de cumplir para la inseminación artificial, aunque sé que toda la información me la volverá a repetir cuando vaya nuevamente al consultorio para empezar con el tratamiento hormonal; al menos mantener la cabeza fresca y abierta en este momento hace que pueda recordar muy bien sus palabras y pasos, sino ya me encontrara perdida.

—Ya con eso, solo señalare la fecha y hora en que se dará la inseminación artificial. —Asiento terminando por saber que esa será la última fase para empezar a procrear un bebé.

—Muchas gracias doctora. —Guardo en el casillero mi agenda donde he anotado todo.

—De nada señorita Danika, espero verla la otra semana. —Suspiro de forma silenciosa.

—Sí, gracias de nuevo y que pase feliz día. —Digo despidiéndome.

—Gracias e igualmente. —Cuelga la llamada.

Me pongo un tanto nerviosa al saber que posiblemente la otra semana comenzare con el proceso de ser mamá, la verdad es que no creí o, mejor dicho, no esperaba que fuera todo para la otra semana, pero al ver que todo comienza a partir de la menstruación, ahora entiendo porque la doctora tomó esa oportunidad.

Tomo suficiente aire para quitar la ansiedad y los nervios en mi cuerpo, a Rade le emocionara saber esto y no dudo que los próximos días, es probable que se ponga más atento con todo lo que sugiera la doctora para mantener bien mi salud.

Agarro mi comida y cierro mi casillero para ir hacia el elevador de nuevo, apenas toco el botón de la flecha hacia arriba para ver cómo desde la pequeña pantalla, el ascensor empieza a subir y con un timbre, abre sus puertas sorprendiéndome al ver a mi jefe en la misma cabina observando su celular, pero sus ojos pronto se dirigieron a mí al ver que alguien más entraría ahora al ascensor.

Él se hizo un lado para que pasara, así que camine y pronto me quede a su lado mientras apretaba el botón de la cafetería que está a siete pisos arriba de mi departamento. En esos momentos son los que puedo decir que sentí una cierta incomodidad al darme cuenta que ni él ni yo abriremos la boca para decir nada; de reojo veo cómo se entretiene contestando unos mensajes por WhatsApp con una sola mano, mientras que la otra la tiene guardada en el bolsillo de su pantalón; a su lado puedo sentirme un tanto pequeña, ya que ahora que lo tengo a un lado de mí, puedo ver que hasta con zapatos de tacón apenas puedo llegarle a la barbilla, haciendo que en mi cabeza empezara a crear la imagen de lo pequeña que puedo ser.

Pero los pensamientos se esfuman en el momento en que se escucha como el ascensor deja ir un ruido y pronto se detiene de repente haciendo que ambos nos inclinemos hacia adelante con el golpe que dio la máquina de forma desprevenida. Las luces empezaron a parpadear y no me di cuenta en qué momento él estiro su mano y empezó a apretar unos botones, pero al parecer no funcionaron haciendo que termináramos por quedarnos atorados en el ascensor.

— ¡Mierda! —Susurró entre dientes.

Oh no, por favor. Esto no puede estarme pasando... Quedarme atrapada en el ascensor con mi jefe sin tener una salida; esto parece ser parte de una novela romántica erótica, aunque en esta ocasión, de erótica no tiene nada cuando puedo sentir su frustración mientras que mi incomodidad incrementa con sólo saber que podemos pasar unas largas horas aquí si nadie se dé cuenta de lo que ha sucedido.

Veo como marca un número de teléfono y empieza a llamar a alguien para que venga a auxiliarnos, lo bueno es que su celular ha podido tener señal porque el mío parece no tenerlo, lo cual me abruma un poco al saber que mi dispositivo no me ayudaría en estas ocasiones.

—Vedran, llama al asistente eléctrico... ¡No! ¡Lo necesito ahora!... ¡Por qué el ascensor dejo de funcionar y...! —Empezó a discutir.

Creo que no debería ni siquiera sentirme afortunada en quedarme atrapada con mi jefe en el ascensor cuando lo único que deseaba después de la reunión era tener un almuerzo tranquilo, un descanso mental y luego prepararme para seguir trabajando, pero con todo esto lo único que he ganado es empezar a tener estrés, angustia por si no salimos pronto de este lugar y, por si fuera poco, el perfume de mi jefe ha empezado a impregnarse en mi nariz, sintiendo un aroma muy varonil a cuero y canela.

— ¡Solo hazlo ya! —Cuelga la llamada enfurecido.

Me acaricio el rostro y el cuello tomando en cuenta que dudo que el asistente eléctrico se encuentre a una cuadra de Kavala's Industry para reparar pronto este daño. Veo mi comida y sé que si no la caliento es probable que termine por comérmela fría porque mi estómago ya empieza a rugir.

Apoyo mi espalda en la pared del ascensor mientras espero un milagro al estar encerrada entre estrechas paredes de hojalata y a dos metros de mi jefe; hubiera preferido que hubiera sido otro empleado, pero ahora, me doy cuenta que no puede ser así cuando esto es la pura realidad de la situación y no un simple sueño.

— ¿Tardará mucho en llegar? —Pregunte nerviosa.

—No, ¿por qué? ¿Padece de claustrofobia? —Ahora él es quien pregunta.

—No, pero no me gusta estar encerrada por mucho tiempo, me pone ansiosa —me sincero como si eso ayudara.

Hacer un berrinche no servirá de nada cuando lo único que necesito es que podamos salir pronto de aquí, no es que me considere una persona con claustrofobia, pero el hecho de no tener la libertad de moverme como deseo porque a mi lado tengo a mi jefe y también de poder respirar aire puro porque lo único que respiro ahora es su fragancia masculina hace que me desoriente y comience a orar para que no entre en frustración.

El tiempo en que permanecemos en el ascensor atrapados y sin aire acondicionado, hace que me quite la chaqueta mientras me la enrollo en mis caderas, es una mala elección porque sé que terminare por arrugarla pero qué más da cuando tirarla al suelo, resultara lo mismo. Así que mirando al techo y centrándome en como la luz blanca sigue parpadeando, escucho un suspiro leve, casi silencio si no fuera porque dentro del ascensor no se escucha más que nuestras respiraciones.

Le doy una mirada de reojo, puedo ver cómo trata de distraerse en su celular, pero en vez de eso, sus manos parecen fallarle ya que varias veces maldice y más cuando estás empiezan a temblar, haciendo que enarque la ceja y tengan que amarrarme el cabello con una liga que está en mi muñeca. Hace calor y estar aquí no ayuda mucho cuando nuestras respiraciones comienzan a agitarse a punto de que el único aire que inhalamos cada vez comience a ponerse cálido, haciendo que mi cuello empiece a derramar unas pequeñas gotas de sudor mientras que con mi mano, intento ventilarme para darme aire.

— ¿Está bien? —Termino por preguntarle al ver su intranquilidad.

—Soy un poco claustrofóbico. —Menciona avergonzado mientras se masajea el cuello.

Ay Dios, si en estas ocasiones puedo actuar como una loca porque odio estar encerrada, no sé diga de una persona con claustrofobia quien puede perder el control de su cuerpo si no sale pronto de este lugar; puedo ver como mi propio jefe intenta mantenerse cuerdo ante aquella situación, pero observó cómo también el efecto del calor empieza a cambiar la temperatura de su cuerpo, haciendo que sea el siguiente en quitarse el blazer y dejarlo enrollado en su brazo para no arrugarlo. Varias veces traga hondo haciendo que pueda ver su manzana de Adán moverse, mira el techo del ascensor y de nuevo intenta entretenerse con su celular evitando mantener una comunicación conmigo lo cual al menos podría distraerlo, pero, en fin, al parecer no es muy social.

Se apoya en la pared del ascensor y cierra los ojos mientras que se abre dos botones de su camisa blanca, si no fuese tan curiosa con cada uno de sus movimientos hubiera podido dejar desapercibido ese momento, pero mi mirada no pudo pasar a otro punto que no fuese en ver una parte de su pecho; soy la siguiente en tragar hondo mientras busco una forma de controlar mis nervios y por supuesto, la curiosidad que invade mis ojos.

¿Cuántos años más o menos tendrá mi jefe? No se ve muy viejo, pero tampoco muy joven, puede que esté entre la edad de Rade o que sobrepase de ello, pero su cabello entre castaño y café oscuro no muestra ni una serie de canas blancas y tampoco tiene muchas arrugas en la piel, aunque también su cuerpo muestra lo tonificado que se encuentra por hacer ejercicio... La última vez que se le celebró a su padre su cumpleaños tenía unos cincuenta y dos a cincuenta y cuatro años, es lo que más recuerdo, pero eso fue hace seis años por tanto no creo que su hijo tenga más o menos entre unos cuarenta a cuarenta y cinco años... Probablemente si sea de mi edad. Pero, ¿por qué me interesa saber? Jamás le había tomado interés a Demian Thalassinos desde que se encargó del puesto de su padre y se convirtió en mi jefe, siempre lo vi como un tema de mi poco parecer, así que porque mejor no ignorarlo de nuevo, así como lo hecho en todos estos años.

— ¿Quiere agua? —Me da una mirada de extrañez.

¡Ash! Lo que dije que iba a ser, fue lo que menos he hecho. Lo que estoy haciendo es el ridículo en frente de mi jefe, como si intentara llamar su atención. Debería intentar mantener la boca cerradita porque si no, terminaré por hacer tonterías que pueden arruinar mi imagen.

—Por favor. —Fue inevitable no sorprenderme con su respuesta.

Le paso mi botella de agua que compre hoy por la mañana en la cafetería, gracias a Dios no la he abierto, por lo menos dirá que le estoy ofreciendo agua pura y no con mi ADN nadando en el líquido.

Abre la botella, pronto le da un enorme trago de agua y deja ir un suspiro de alivio como si la bebida calmara su nerviosismo. Oh por Dios, porque mi jefe no pudo ser un hombre gordo y viejo, fuera más fácil de ignorar cada uno de sus movimientos que tener que estarlo mirando de reojo cada cinco a siete minutos... Recuerda Danika tienes esposo y estas planeando tener un hijo, céntrate en tu familia y no en tonterías niñatas que pueden ser muy absurdas porque sabes que tu jefe no se tomara el tiempo de coquetear contigo y tampoco en mirarte, porque ya sabes que es lo que menos está haciendo desde que nos quedamos atrapados en el ascensor.

—Lamento por quitarle su almuerzo en esta tontería. —Musita con horror.

Al menos no se ha ido la luz... Porque fuera más horrible quedarnos en la oscuridad; ya que basta con estar frustrados y asustados para añadir otra cosa peor, porque con el poco aire que recibimos y el espacio limitado ya hace que todo se vuelva más complicado a nuestro alrededor.

—No se preocupe, tanto usted como yo no teníamos idea que esto sucedería. —Encojo los hombros mientras me quedo apoyada en la pared.

Tomo uno de los recipientes de comida para abrirlo y sacar un trozo de zanahoria, quizás pueda calmar mi ansiedad comiendo ya que es lo único que puedo hacer mientras esperamos que el ascensor vuelva a funcionar.

— ¿Quiere uno? —Le ofrezco unos trozos de zanahoria, apio y brócoli.

—No, gracias. —Niega.

—Vamos señor Thalassinos, no es que con un trozo de zanahoria nos estemos comprometiendo... —Ay Cristo, ¿qué fue lo que dije?

Puedo ver como elevó una ceja y de cómo las comisuras de sus labios se movieron sin permitir que riera por la estupidez que acabo de decir. Sé que por respeto a mantener la relación laboral entre jefe y empleada no llegará a tomar nada de lo que le ofrezca, excluyendo la botella de agua que eso si lo necesitaba para aliviar su estrés en estar atrapado en un ascensor.

Mientras me dispongo a morder las zanahorias para callarme la boca y no dejar ir otra estúpida palabra de mi parte, las luces vuelven a parpadear y seguido de ello, el ascensor hace otro ruidito que logra que de nuevo nos balanceemos a los lados hasta que la máquina se mueve y pronto las puertas se abren en el siguiente piso, veo la hora de mi reloj de mano para darme cuenta que sin sentir el tiempo, ya ha pasado una hora y media, haciendo que no tenga receso y seguido de ello, tenga que volver a mi trabajo.

Tomo mis cosas para salir pronto del ascensor antes que suceda otro incidente del cual no deseo que pase, pero al salir de la máquina, afuera veo al asistente eléctrico y a un hombre quien está esperando a mi jefe, mientras le susurra unas palabras que parecen darle una explicación acerca del fallo que ha tenido el ascensor.

Les doy a todos la espalda para poder huir de aquel sitio y poder proseguir con mi vida para olvidar esta horrible experiencia, pero antes una voz masculina al pronunciar mi apellido hace que me detenga y me ponga tensa, logrando que dé, media vuelta para verlo.

—Gracias señorita Blažević. —Asiento sin poder decir alguna palabra. —Por el evento imprevisto que acaba de pasar, puede tomarse uno de estos días. —Me admiro al escuchar aquello. —Feliz tarde. —Se despide dándome la espalda sin poder agradecerle.

Dios mío, que día más extraño... Espero que esto nunca se vuelva a repetir.

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[1]Pan horneado relleno de pescado salado, tomates y cebolla.

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Continuará...

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