"Chapter Seventeen: The Dinner"
"Capítulo Diecisiete: La Cena"

James

Bajé del auto para abrirle la puerta a Caroline.

- Gracias - dijo casi en un susurró. Dejé escapar un suspiró. Estaba muriendo por follarla.

Aún seguía un poco enojado con el idiota. Pero yo no podía estarlo. Por más loco que suene, Caroline y yo no somos nada, más que una mentira. No puedo enojarme. Si ella quisiera podría regresar con Zac luego de que el contrato de acabará.

- James Wood. Hice una reservación - le dije al anfitrión. Ella checo la lista y asintió.

- James Wood. Si aquí esta - habló mientras llamaba a un mesero - Para dos ¿Cierto? - Asentí. Me sentía tan incómodo.

- ¿Estás bien? - preguntó Caroline detrás mío. Asentí, ella tocó mi brazo - Estas todo tenso. Y tu frente esta sudando ¿Qué pasa? - su ceño esta fruncido. Abrí la boca para contestarle pero fui interrumpido.

- Su mesa está lista - nos dijo el mesero dirigiéndonos a ella.

Separé la silla para que Caroline se sentará. Ella me sonrió agradecida, aflojé un poco mi corbata y solté un suspiró. Tomé asiento y ella me quedó viendo sin decir nada.

- Bienvenidos. Aquí está el menú. Vendré en unos momentos para saber su decisión - el mesero se fue.

- Ya me dirás qué es lo que te pasa - habló Caroline. Mientras yo me encontraba jugando con el reloj que tenía en mi muñeca.

- Bueno - intenté no estar nervioso pero se me hacia imposible - Es mi primera cita - dije en un susurró restándole importancia, mientras me enfocaba.

- No te escuché - dijo Caroline inspeccionando mis movimientos.

- Es mi primera cita - gruñí bajo mientras veía alrededor. Caroline levantó una ceja con sorpresa.

- ¿Estás jugando? - puse mis ojos en blanco y regresé mi vista al menú - Oh, vamos, James ¿Nunca? Así como de ¿Nunca? - preguntó sin creerlo - ¿De joven? ¿Al cine o algo así? - negué sin ponerle atención - ¿Nunca? - volvió a preguntar.

- Nunca, Caroline, nunca - dije enojado poniendo el menú en la mesa.

- Lo siento - dijo apenada - Y Se puede saber ¿Porqué el hermoso James Wood no ha tenido una cita? - habló ironizando la palabra hermoso. Reí.

- Digamos que el "hermoso" - fije haciendo comillas con mis dedos - no fue hermoso hasta la universidad.

Caroline me miró antes de hablar.

- ¿No eras el típico casanova en la secundaria? ¿El que se acostaba con todas la chicas de la escuela? - nuevamente sin poder creerlo. Negué - Okay, eso si es sorprendente ¿Porqué?

- En la secundaria... - empecé pero por segunda vez fui interrumpido y lo agradecía ya que esto me daba tiempo para pensar en lo que diría.

- ¿Ya tomaron su decisión? - preguntó el mesero. Caroline ordenó primero y así después yo.

- ¿Eliges el vino? - Asentí dándole el nombre al mesero. Él asintió dejándonos.

- ¿Y bien? - dije Caroline apresurada por que yo hablará.

- Era muy delgado en la secundaria, y bueno en eso momento no era nada atractivo, además de que pasaba por mi etapa de acné. Así que fue un duro tiempo para mi - hablé sutilmente.

- Ya veo - dijo después de unos segundo - Esto puede parecer extraño ¿A qué edad persiste tu virginidad?

- Un poco de tacto, no estaría mal - dije burlón, ella se sonrojó apenada - La perdí a los 18 años, poco después de entrar a la universidad - ella asintió - Y respecto a ¿Sí me acosté con todas las chicas de la secundaria? Técnicamente, lo hice - levanté mis hombros con soberbia.

- ¿A qué te refieres? - preguntó confundida.

- Sabrás de su sorpresa cuando me vieron en la reunión de la escuela, 5 años después - sonreí - Por lo menos, sólo en esa fiesta me follé como a siete mujeres.

- Eso está tan mal - me miró con desaprobación - ¿No tenían esposos o novios? - Asentí.

- No fue mi decisión, Caroline. Si ellas querían engañar a sus respectivas parejas era su problema. Yo no tenía ninguna relación.

- Ni has tenido - se burló ella.

- Hasta ahora - le contesté.

- Esto no es una relación, James - Asentí sonriendo pesadamente.

- ¿Qué hay de ti, Caroline? - antes de que ella contestará, el mesero trajo nuestros platos - ¿Muchos prospectos?

- Algo así - ella sonrió de lado - No me permitían tener novio, en ese entonces, así que me tenía que negar siempre y pues eso sólo... - la corté.

- Más deseable - completé por ella. Ella asintió riendo.

- Mi padre sólo preguntaba por mis calificaciones y listo. No más.

- Ya veo. ¿Cuándo perdiste tu virginidad? - ella se quedó pensando un momento.

- Veinte años - Asentí - en la universidad.

- Dime que no fue con el imbécil.

Ella sonrió.

- Lo fue.

- Desperdicio. Des-per-di-cio - dije alargando mis palabras. Luego reímos mientras comíamos.

- Fue lo que fue, James. Me enamoré de él. De las decisiones más estúpidas - se levantó de hombros.

- ¿Al menos fue bueno? - pregunté levantando mis cejas de arriba a abajo. Aún que el tema me incomodaba bastante.

- Fue bueno - asintió sonriendo - No el mejor, pero estuvo bien - ella rió.

- Me alegró, la primera vez es la importante.

- ¿Quién fue la tuya? - preguntó divertida.

- Carmen Muñoz - suspire orgulloso.

- Mucho orgullo en ese nombre. Cuenta la historia - dijo entretenida.

- Era latina. No se de que parte. Pero ¡Wow! - hablé divertido - La conocí en una fiesta de fraternidad. Ella sólo estaba en Chicago de vacaciones y bueno, ella tenía una gran garganta - Caroline y yo reímos fuertemente. Ella negó.

- Tu primera vez fue tan... - ella no encontró palabras y volvimos a reír.

- ¿Profunda? - bromeé.

- ¿Qué me cuentas de la familia Wood? - forcé una sonrisa - Si no quieres hablar de ello, esta bien, James - negué.

- Está bien - sonreí - Tengo una melliza - Caroline sonrió sorprendida - Somos completamente diferentes. Soñó con la boda perfecta, la familia perfecta y todo eso. Y yo, soy yo - reí - Mi madre - suspire - una mujer complicada - Caroline sonrió.

- ¿Porqué?

- Tiene una manía con tener nietos y una gran familia. Así como con los valores. Ella quiere técnicamente que seamos personas amables. Y bueno, mi papá, él murió cuando yo tenía 17, casi 18. Mamá tuvo problemas con ello. Le costó superar la muerte de mí padre - dije jugando con mi copa para después dar un sorbo.

- Lo lamento, James - sonreí...

- No te preocupes. Ya es viejo. Siempre quise ser como mi padre, pero él era demasiado bueno como para ser alcanzado. La gente usualmente le decía que él era bueno ¿Sabés lo que contestaba? - Caroline me miró atenta y yo sonreí - "Fácil es ser bueno, difícil es ser justo". Así que por eso, me hice abogado - Caroline dudó antes de preguntarme.

- Tu, ¿En realidad querías ser abogado? - Asentí contento.

- Siempre. Pero fue mejor cuando mi padre me apoyó. Y me enseñaba a no ser, ya sabes, injusto o un ladrón.

- Entiendo, mi papá usualmente nos decía "El derecho es la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios; todo depende de la persona."

- Palabras sabias - sonreí - ¿Nunca te dijeron la regla de las "3 P"? - Caroline asintió mientras reía.

- "El abogado que quiere dinero, no defenderá a las 3 P: Putas, pobres y parientes" - dijimos al unísono para luego reír.

- Típico. Pero no la sigo - dijo ella haciéndome sonreír.

- Lo mismo. Te toca hablar sobre tu familia.

- Mi familia en general, es un poco complicada. Ya conoces a Liam, que es un completo idiota - reí asintiendo - En realidad, es que lo quiero mucho, pero le encanta molestarme. Y tengo otro hermano.

- ¿Son tres? - ella asintió - ¿Porqué no se nada de él?

- Él sigue en la universidad, además no está estudiando leyes. Está estudiando medicina.

- Eso es genial - Caroline hice una mueca - ¿Cuál es el problema?

- Papá quería que él fuera abogado. Quiere que toda su sangre estudié leyes. Es algo anticuado en algunas cosas. Como con la obsesión, al igual que mi madre, tienen por tener nietos. Que el árbol genealógico nunca muera - dijo ella burlonamente.

- Completamente entiendo esa parte. El que te fuercen a tener una relación no es de lo mejor a sentir - Caroline rió.

- Mi hermano recibe nuestro apoyo. Él lo sabe. Se podría que él es el más serio de nosotros.

- ¿Y cómo se llama?

- Bruno. Bruno Stone. Igual de rubio, igual de británico. Ya los conocerás, a todos. - dijo ella divertida.

- Eso estaría bien. Tu igual conocerás a mi familia. Sólo no salgas corriendo.

- Lo prometo. Si tu lo prometes - levanté mi mano derecha, en señal de juramento - ¿Nos vamos? - Asentí.