Chapter Eighteen

"Chapter Eighteen: After The Dinner"
"Capítulo Dieciocho: Después de la cena"

James

Llegamos a mi departamento y subimos.

- ¿Algo de tomar? - pregunté. Ella asintió sentándose en el sillón.

- ¿Más vino? - dijo burlonamente, asentí sonriendo.

Ella me esperaba sentada mientras yo traía dos copas y el vino. Serví y le entregué su copa. Me senté al lado de ella. Sin saber que decir. Ella rompió el silencio.

- Esto es incómodo - dijo riendo.

- Ni que lo digas - la seguí - Usualmente, es mucho más fácil. Unas cuantas palabras y luego sexo y listo. Y comprenderás que esto me saca de mí zona de confort - ella asintió.

- Si no olvidas, yo hago justamente lo mismo que tu. A excepción de las palabras. Los hombres van directo al cuerpo, entonces no se me es necesario el conquistar a alguien.

- ¿Cuáles han sido las peores frases que has escuchado? - pregunté bebiendo de mí copa.

- "El sexo es una trampa de la naturaleza para no extinguiese" - reímos - Mucho para mi gusto - se burló - Dime tu una.

Sonreí mientras pensaba.

- "La vida es como el punto G, aprende dónde tocar y tendrás a alguien a tus pies."

Ella rió.

- ¿Al menos funcionó?

- Dos veces - hablé orgulloso - Tu turno.

- "El amor crea tensiones, el sexo las relaja" En realidad, esa no esta tan mal. Te toca.

- "El sexo no se explica, se práctica" Esa fue con una maestra. Tengo buena memoria.

- "La virginidad es un dinosaurio que habita en la mente de los ingenuos" - reí fuertemente.

- Esa estuvo mal - acepté - "No hay mujer frígida, sólo hombre inexperto"

- ¿Con quién usaste esa? - inquirió.

- Una mujer de 55 años - me excuse levantando mis hombros. Ella negó sorprendida.

- Eso está tan mal.

- ¿Qué? Ella era hermosa - Caroline rió.

- Está bien, escucha, " El sexo es sucio sólo cuándo se hace bien".

- Esa me gusta - hablé y ella me miró mal.

- Puedes usarla, esta patentada por un idiota. Tu turno - dijo Caroline burlándose.

- "No importa ni lo grande ni lo grueso, sino el tiempo que dure tieso"

- ¿Qué te pasa? - dijo sin creerlo - ¿Cómo alguien cayó en esa?

- No lo se. Simplemente pasa. Creó que lo único que me ayuda es mi atractivo.

- Concuerdo. Voy yo. Esta viene con una pequeña historia. Este tipo se acercó a mi, nada de mí gusto y yo le dije "Prefiero estar sola antes de estar contigo"

- Auch - dije y ella rió.

- ¿Sabes lo qué me dijo? - negué - "Masturbarse esta bien, pero follando conoces gente".

- Hay que anotarle el punto al pobre hombre - dije divertido - "Si el cine es el séptimo arte, el sexo es el octavo."

- Esa tiene cierto toque. "Le pedí a Dios una flor y me dio un jardín. Le pedí un árbol y me dio un bosque. Le pedí un buen polvo y me trajo a ti. De ti depende que crea en Dios."

- Sólo por esa frase me siento avergonzado de ser hombre.

- Lo se. Tu turno.

- "Un hombre no puede acotarse con todas las mujeres, pero debe intentarlo" Esa es mi frase favorita.

- Típica de ti. "El sexo es un mal necesario, gusta mucho y cuando se hace hay que cuidarse."

- Esta no la dije yo, pero en realidad es tonta - expliqué - "Las mujeres son como los paracaídas, si no se abren no sirven para nada".

- ¡Por Dios! Que indignación - dijo entretenida - "Los hombres son como los baños, o son una mierda o están ocupados".

- Bastante buena - reí - " Las mujeres sólo saben contar hasta el 68, por que al 69 tienen la boca llena"

- No - dijo negando múltiples veces, mientras hacia una cara de asco. Yo sólo reía - Esa esta completamente mal.

- Tu turno.

- Los hombres prometen, luego te la meten y después de haberla metido. Adiós a lo prometido - aplaudí contento y ella sólo sonreía.

- Esa me gusto.

- Está, aún que no lo creas, me la decía mi madre. "Los hombres son como la pizza, los llamas y en menos de 30 minutos los tienes calientes en tu puerta."

- Una mujer sabia - nos quedamos callados por un momento y la besé.

Ella se recostó en el sillón y susurré contra sus labios.

- La última - sonreí - "El sexo es lo más divertido que se puede hacer sin reír."

Ella me besó. Delineé con mi lengua su labio inferior pidiendo permiso para entrar a su boca.

La levanté de su lugar y la puse a ahorcadas sobre mi. Ella se sentó y continuamos besándonos. Ella pasó de mí boca a mi cuello y mordisqueó ligeramente. La sentí rozar su lengua dando pequeños besos.

- Tocame, Caroline - dije tomando sus manos con gentileza - ¿Lo deseas como yo?

Escuché como ella gimió despacio en mi oído. Paso sus manos a mi camisa, abriéndola. Metió sus manos debajo de ella acariciando mi abdomen y pecho. Mis manos se movieron a su trasero pegándola más a mi. Otro gemido más por parte de los dos.

Esto se sentía tan malditamente bien. Todo el cuerpo de Caroline era como una promesa de sexo salvaje. Y no podía despegarme de ella tan fácilmente. Mi mano se deslizó por la espalda de ella, buscando el cierre de el vestido negro. Fue una cuestión de segundo deshacerse de el. Su conjunto de ropa interior negro hacia que su color de piel se viera mucho más cremoso. Mi boca se deslizó a su hombro, succionando y mordiendo aquella zona.

- No me contestaste antes - le dije contra su piel. Ella no emitió ningún sonido, sólo un pequeño suspiro - ¿Te gustan mis besos? - subí hacia sus labios besándola rápidamente y soltándola al mismo tiempo. Ella me miró por un tiempo y atacó mis labios, sosteniendo mi mentón con una mano y mi cuello con la otra.

- Imposible negarlo - susurró contra mis labios, sonreí para volver a besarla. Me quitó mi camisa. Pasé mis manos suavemente por su pecho haciendo que ella se moviera hacia adelante buscando mi tacto.

Aquí me encontraba yo, rompiendo todas mis reglas a causa de está mujer.

Caroline

Él me estaba matando, lo hacia tan lento, me hacía sufrir. Moví mis caderas sobre él, haciendo fricción entre nuestros dos centros. Él gimió contra mi boca.

- Me pones caliente, Caroline - susurró y me agarró fuerte de la caderas. Fue subiendo sus manos por mi cintura hasta mi pecho y acarició sobre mi sujetador.

Si él no lo hacía, yo tomaría el poder. Pasé mis manos por detrás de mí espalda, abriendo mi sujetador y dejándolo caer en medio de nosotros.
Su mirada se dirigió a mis pechos y luego hacia mi cara.

- Eres un poco lento, Wood - dije alzando una ceja. Él sonrió divertido. Pasó sus brazos por mi cintura y me jaló a él, dejando mis pechos enfrenté de su cara. Aprisionó con su boca una de mis pezones, jugando con sus lengua y dientes, haciéndome retorcer debajo de él. Una de sus manos brindó un pequeño masaje a el otro. Mi boca no paraba de emitir gemidos. Desatendió uno de mis pechos y con sus dos manos tomó mis piernas y se levantó sin dejar de besar mis pechos.

No sabía a donde se dirigía hasta que caí sobre una cama. Tomé su cinturón y desabroche su pantalón, quitándolo junto con sus boxers. Él rió, quitando mi última prenda.

Vi como la cabeza de James se encontraba contra mi pecho, succionando mi pezón con su boca, mientras el otro era jalado ligeramente con sus dedos, mis manos se dirigieron directamente hacia su cabello azabache pegándolo más a mi.

Su boca subió a mi boca nuevamente, besándome fuerte. Él me penetró sin previo aviso. Y ambos gemimos fuertemente.

- ¿Más lento? - se burló, y yo negué extasiada. Sus estocadas empezaron siendo lentas, robándose múltiples gemidos de mí parte.

- James - susurré por primera vez su nombre y como si algo despertará en él, empezó un ritmo más rápido. Tomé su espalda rasguñando fuertemente. Un gemido ronco salió de él.

La habitación esta llena de el golpe de nuestros cuerpos y el sonido de nuestros gemidos. Me agarré fuertemente de él, antes de gritar al llegar mi liberación.

Él mordió mi hombro y susurró mi nombre al llegar. Cayó rendido sobre mi. Nuestros pechos se movían rápido al tratar de normalizar nuestras respiraciones.

- No podré cansarme de esto fácilmente - hablé exhausta.

- Es el plan - dijo sonriendo. Se veía tan jodidamente caliente de esta manera, su cabello sudado pegado contra su frente y su labios ligeramente inflamados.

Salí de la ensoñación y me acosté al lado él, dándole la espalda. Me tapé con una sabana y cerré mis ojos.

"Sólo sexo, Caroline"

Me recordé a mi misma. No podía crear algún sentimiento hacia James. A menos que el deseo fuera sentimiento. A nosotros nada nos unía. Escuché un suspiró cansado por parte de él. Y caí dormida.

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