[ 007 ]
—No tenía idea de que estuvieras aquí también. —Eunha sonrió ampliamente, gesto que le encantó al menor.
—Por alguna razón las cosas resultaron así, —Jungkook asintió— ¿cómo has estado?, hace años que no le veo, y siendo sincero, no le hubiera reconocido si no me hubiera hablado.
—Sí, también has cambiado mucho, —la mirada de Eunha viajó rápidamente por el cuerpo del menor— yo, uhm, solicité entrar al palacio hace poco. A mamá le hubiera gustado verme trabajar aquí, no dude en hacerlo en cuanto pasó el duelo de mi padre...
— ¿Madre Gyeom falleció? —La voz de Jungkook se debilitó, ¿cuánto tiempo había pasado?
—Hace dos meses, en realidad, —Eunha sonrió tratando de olvidar el tema, no podía tocar aquello sin que un nudo se formara en su garganta— pero dime, ¿qué tal te ha ido?, seguro tu vida ha sido más divertida que la mía.
—No ha pasado mucho, —Jungkook sonrió— trabajé en el castillo de Busan, y por un error estoy aquí con Yoongi y Namjoon hyung, la historia es bastante graciosa, verás, estábamos...
Los gritos de los guardias fueron como una señal de alerta en Jungkook, él estaba acostumbrado a escuchar esa clase de gritos alarmantes, y como si se tratase de reflejos se posicionó frente a Eunha, desenvainó su espada y apuntó al frente cubriéndola con su mano libre.
Eunha notó la presencia de un tercero, Jungkook se encontraba expectante al frente y no quería distraerlo. Vamos, Eunha, recuerda lo que te enseñó tu padre y tus amigos, la más baja tomó una de las espadas que estaba en el piso, era algo pesada, pero podía manejarla sin problemas. El hombre se acercó a Eunha, pero ella estaba tan nerviosa que su cuerpo temblaba haciéndola dudar.
—Si la tocas date por muerto. —Le advirtió Jungkook.
Ambos hombres comenzaron a pelear, Eunha observaba la escena sin saber que hacer o decir, se sentía fatal por haber fallado a su padre, quien era general en el castillo de Busan.
Jungkook la tomó repentinamente, ambos huyeron hasta el laberinto de matorrales. Sus respiraciones agitadas era lo único que podía escucharse además de los gritos de batalla, claro, para Jungkook no era un buen momento de huir, debía estar entre sus amigos luchando contra esos invasores, pero Eunha era su prioridad.
— ¿Está bien, noona? —Jungkook rápidamente se dio cuenta de su error y negó— Perdone, sunbae.
—Lo estoy. —Asintió Eunha, puedes llamarme noona, iba a responderle, pero no se le hizo un buen momento para ponerse románticos.
—Es un alivio, —suspiró el menor echando su cabeza hacía atras para luego tronar su cuello— la llevaré a un lugar seguro, sígame...
—Está bien, conozco un atajo desde aquí. —Mintió Eunha con una sonrisa, de esas que enamoraban al menor.
—Bien, tengo que ir, —la observó por algunos segundos— sí, debo ir, cuídese, sunbae.
Eunha asintió mientras agitaba lentamente su mano, casi nada ha cambiado, sonrió, sigue siendo el niño de ojos de bambi que conocí. Un hombre a sus espaldas interrumpió sus fantasías cursis con Jungkook, rodó los ojos volteando a su dirección.
—Estos malditos bastárdos, —dijo con molestia al ver unos cuantos contra ella— ¿están locos?, soy una mujer, se supone que su "caballerosidad" les impide pelear con una.
—Tranquila, no vamos a hacerte daño, —respondió uno de ellos— en realidad eres muy bonita, ¿por qué no te unes y te conviertes en concubina del rey Chang de Ppyeong?
—No gracias, —negó— pero les daré su merecido por interrumpir mi momento con el hombre de mis sueños. Les doy cinco segundos si quieren huir.
— ¿Quién te crees que eres? —Uno de ellos se burló de la más baja.
—Bien, —Eunha sonrió juguetona— no digan que no les advertí.
—Oh, ¿una invasión? —Yerin se ocultó detrás de un muro.
El choque de las espadas y gritos masculinos se escuchaba por todas partes, mientras los hombres luchaban con aquellos invasores, las mujeres seguían en sus asuntos como si nada estuviese pasando. A poca distancia percibió a un chico conocido, caminaba lentamente esquivando las peleas de otros y ataques de espada.
— ¿Necesitas ayuda? —Habló al ver la herida en su labio, no se veía bien.
—Solo necesito alcohol, —respondió dirigiéndose a ella— ¿sabes en donde está la sala de medicina?
—La pregunta ofende, —respondió Yerin sonriente, y es que ella conocía el castillo entero por ser sirvienta de la reina— adelante.
Lo llevó por los pasillos aislados de aquellos guerreros, el silencio la sofocaba, pero el hecho de recordar la primera impresión que tuvo con ese hombre la hacía no querer decir palabra alguna con él.
Taehyung estaba avergonzado, no quería que alguien lo viera de ese modo, menos Yerin, creyó que en cualquier momento se burlaría de él y le diría que es un débil. Apretó el libro contra su pecho y bajó la mirada. Ambos entraron a la sala, la cual se encontraba vacía, los médicos deben estar auxiliando un caso grave fuera de aquí, pensó Yerin asintiendo.
—Bien veamos, —revisó los estantes mientras tarareaba una canción— los insumos deben estar por aquí.
Taehyung notó que la canción que tarareaba la menor era la misma que había ensayado durante horas el día anterior, seguro es una coincidencia, pensó sonriendo. Yerin le indicó que tomaba asiento mientras pasaba un algodón con alcohol sobre su herida.
Su respiración chocaba con su rostro, Taehyung no era un mujeriego, y la verdad es que, por la música, no había tenido la oportunidad de dar inicio a su vida amorosa. Analizaba cada facción de su rostro, de cerca es más linda, admitió en silencio mientras seguía apreciando su bello rostro. Hasta que Yerin se alejó dando por terminado aquello.
—Bien, ahora quítate la ropa. —Le ordenó Yerin como si fuera lo más normal del mundo.
— ¿Disculpa? —Taehyung arqueó su ceja— ¿a qué clase de instituto de medicina asististe?
—Deja de exagerar, solo voy a revisar si no tienes otra herida, —señaló su torso— sé que los hombres esconden sus moretones frente a una chica porque creen que eso es de débiles, pero ahora me preocupa tu bienestar no cuán macho eres.
—Estoy bien, solo me golpearon el rostro. —Taehyung se puso de pie.
—Bien te creeré por ahora, pero a la próxima que estés aquí no dejaré que mientras y haré que te quites la ropa para mí. —Yerin lo señaló por unos segundos con el dedo índice.
—Creo que debería prestar más atención a lo que dice, —se acercó a su oído para susurrar— ¿qué pasaría su alguien fuera de la sala escucha a una mujer decirle a un hombre que se quite la ropa?, pensaría otra cosa, ¿no?
Las mejillas de Yerin se sonrosaron, Taehyung sonrió para luego salir de ahí e huir con su rostro sonrojado. Podía aparentar que no estaba nervioso, pero en realidad lo estaba al haberle explicado aquello a una chica tan linda como Yerin.
¿Ahora que pensará de mí?, se preguntaron ambos en su interior deseando revertir el tiempo.
——capítulo largo para
recompensar el otro uwu
Una disculpa por la tardanza,
y por favor cuídense mucho beibis 😚
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