N U E V E
el meme soy yo, es hyuka, somos todos.
trigger warning: pensamientos sobre tca, comentarios misóginos, abuso interpersonal, conversación sobre homofobia internalizada, contemplación (e intento) de suicidio.
este capítulo está dedicado a thnkuforthevenom porque solía ser el mayor fan de jealousy y a phano, porque siento que le hubiera gustado esta historia si siguiera vivo. por él, jealousy sigue en pie.
todos se preguntaban cómo carajos metería al sookai, well me tomó un año but there you go.
Kai y Yeonjun apenas llevaban media semana de novios, pero el rubio ya empezaba a sentir que lo estaban comiendo vivo.
Tampoco debía malinterpretarse; el problema no era Yeonjun, es más, entre más tiempo pasaba con el azabache y se volvía testigo de su asquerosamente linda personalidad, más se preguntaba a sí mismo cómo él y un tipo como Soobin habían durado juntos tanto tiempo. Huening siempre pensó que eran la típica parejita popular del instituto que a todos les causaban náuseas y se veían tan primitivos que se asumía que la mayor parte de su relación consistía en sexo o contacto de algún tipo, teniendo en cuenta la cantidad de veces que se habían comido las bocas a los ojos de todos los presentes.
Pero Yeonjun no era así. Yeonjun era increíble. Yeonjun era un buen novio. Dulce y atento.
Bueno, no era como si el tipo le hubiese preguntado si querían formalizar; mas, teniendo en cuenta el tipo de cultura que su país manejaba, se sobre-entendía que ambos eran novios si ya se habían besado de verdad por lo menos una vez; o sea, con Heeseung se besó incontables veces, pero ninguno dio el primer paso en ese caso. Yeonjun, a diferencia de Lee, lo había dado esa misma noche al mandarle un mensaje con sus dulces sueños, disculpándose por lo de la puerta y pidiéndole a su novio que descansara.
«Novio» escrito e incluido dentro del mensaje.
Kai reprimió su lado catastrofista y se dejó llevar por el chico, copiando sus acciones para saber qué hacer ya que su conocimiento en relaciones era nulo, una habilidad que tendría que desarrollar a la fuerza ahora que le había dicho —o expresado con su beso— que tenía luz verde para estar con él.
No obstante, no pudo haber imaginado que todo cambiaría radicalmente en cuanto consiguiera novio.
Y no precisamente con Yeonjun.
—Wonie, ¿pediste permiso para venir al cine hoy, cierto? —Jay le preguntó al menor en medio de una hora libre que estaban teniendo y la tensión de la atmósfera los asfixió en segundos.
Las miradas se ceñieron en Park; cuatro pares de orbes regañándolo y uno sintiéndose algo confundido tras haber sido sacado de su intento de siesta debido a la alerta. El americano no se insultó a sí mismo en ese momento, gracias la frustración provocada por el reproche en sus ojos, porque sabía que lo haría peor.
De por sí ya era malo.
—¿Irán al cine? —la voz de Huening rompió el silencio de su pequeña burbuja.
—Emm... Sí. —Sunoo sacó la cara por los cinco, esbozando una mueca que no le cayó bien a Kai en el estómago—. Iremos a eso de las seis, cuando Won salga de tutorías.
—¿Irán todos?
Riki asintió:— Menos Yuna. Dijo que tiene una cita.
¿Ryujin iría? ¿Por qué no le había dicho? ¿Por qué ninguno le había dicho? Revisaba su grupo todos los días y no recordaba que hubieran mencionado alguna salida al cine... como tampoco la reunión en casa de Jake después de la fiesta de Yewon o la sesión de estudio que terminó en karaoke que tuvieron hace dos días en casa de Jay mientras él estaba en el estudio. No le habían dicho nada.
Ni siquiera su mejor amiga.
—¿P-Por qué yo no sabía de eso? —el rubio tuvo que aclarar la garganta cuando sus palabras se cortaron solas.
Llevaba días notando los cambios que se dieron en cuestión de horas de confirmar su relación con Yeonjun; llevaba sobrepensando y analizando cada pequeña cosa, tragando saliva al descubrir cada mentira y sintiendo náuseas por las noches cuando pensaba tanto que lo único que callaba a su cerebro impostor era el sueño que lo noqueaba. Algunos días ni siquiera dormía porque los pensamientos cesaban. No, era peor; Ning hablaba tanto que su cerebro no aguantaba y lo mandaba a dormir mientras seguía pensando.
Había imaginado cada escenario, del más ligero al peor, y al parecer el último tenía muchísimo más sentido. Dios, estaba sintiendo incluso más nauseas.
Ni siquiera sabía porqué preguntaba si sabía la respuesta.
—Es que Yeonjun parece ser una extensión de tu trasero, Hyuka. —Ja, era justo lo que temía escuchar. Jay ni lo trató de azucarar.
Y por eso el japonés le proporcionó un zape.
—Lo que ese idiota quiso decir, —Heeseung tomó las riendas de la conversación tras sólo haberle dado un vistazo a Huening. El rubio estaba seguro de que estaba haciendo un buen trabajo ocultando lo que sentía, pero, bueno, Heeseung era Heeseung— es que, como ustedes apenas iniciaron su relación, pensamos que quizás te gustaría pasar más tiempo con tu novio. Como Yuna.
Él no quería convertirse en Yuna. Desde el día posterior a la fiesta, se declaró novia de Allen y no hablaban con ella fuera de su chat grupal, e incluso lo único que sacaban de esas efímeras conversaciones era «saldré con Allen, hablamos cuando regrese». Kai quería que todo siguiera igual, ¿por qué tener a Yeonjun en su vida significaba cambiar las cosas?
—Ustedes igual pasan todo el tiempo juntos, ¿no? —Kai odiaba el tono de voz y la sonrisa sellada que Jungwon le estaba dedicando. Era impropia en él y destilaba pena y vergüenza que él no necesitaba. Lo peor de lo que decía era que tenía razón y al mismo tiempo no podía estar más equivocado. Yeonjun era un tipo ocupado; había comprobado en cuatro días de relación que no tenía tiempo ni para respirar —cosa que le causaba inseguridad y al parecer acabó con su relación con Soobin—, pero, al mismo tiempo, sabía que tan pronto como librara un espacio en su agenda, Yeonjun lo seguiría o haría planes por los dos a los que él no sabía como negarse—. Esto es más una salida de solteros.
No importó realmente si convenció a Kai o no, la atención fue acaparada por el bufido de Jongseong.
—Claro, Won. Recházame en mil idiomas.
El menor rodó los ojos, considerando su intromisión imprudente.
—Cállate, hyung.
—Ouh. —fue lo único que pudo articular el rubio después de un rato, cabizbajo y tragando saliva. Se sentía traicionado y casi podía escuchar la voz de Lea jactándose sobre no haberse equivocado sobre sus amigos, pero tampoco pensaba que fuera razón suficiente para molestarse con ellos porque, al fin y al cabo, su intención era buena. Por ese motivo sólo levantó su mirada y les dedicó una sonrisa sellada parecida a la de Jungwon—. Igual apreciaría una invitación la próxima vez. Jun pasa más ocupado de lo que parece. No salimos tanto como piensan.
—Pues, las invitaciones de última hora son de mal gusto, pero ¿quisieras venir? —Heeseung ni siquiera lo estaba mirando, es más, le estaba otro dando un sorbo a su termo del vicio; aun así, había algo en su voz que transformó la sonrisa forzada de Huening en una genuina.— Estoy seguro de que Ryu amaría que vinieras. Estuvo quejándose todo el rato cuando asumimos que estarías con tu novio y siento que la haría feliz.
—Seguro, le diré a mi noona-.
Sin embargo, el universo siempre encontraría una forma de contradecirlo y dejarlo en ridículo. En esta instancia, fue la caída de una peso súbito y seco en su pupitre, empujando sus brazos fuera de este con su cadera y obligándolo a enderezarse.
El peso era tan ligero que tenía nombre y título. Su novio, Yeonjun.
—Hyuka, adivina qué. —su sonrisa era tan predecible que casi podía saber que esto iba a terminar con ellos saliendo.
Incluso así, quizás era la melosería característica de una relación recién nacida, no pudo evitar darle toda su atención y mirarlo hipnotizado. Ahora que eran novios, Yeonjun se le hacía más bonito y menos irritante. Era vergonzoso.
Tenía suerte de que, en el exterior, luciera como normalmente lo hacía; exhausto y harto de vivir. La única diferencia de su usual actitud para los demás era que ahora no se privaba de colocar sus brazos en el regazo del azabache como los tenía en el pupitre antes de que llegara y dejaba al contrario tocarle el rostro o acariciarle el cabello. Sus amigos fácilmente podían pensar que era el Kai de siempre dejando a su novio hacer lo que quisiera, aunque realmente estuviera embobado por él.
Kai casi podía oír a Jungkook decirle que no era muy normal que pensara mucho en las formas de no causar una impresión en sus amigos o que sus acciones con sus novios estuvieran limitadas por lo que pensaran, pero el rubio pensaba no considerarlo hasta que él se lo dijera.
—¿Qué? —le respondió, echándole una mirada de disculpa a sus amigos, excepto a Heeseung porque Yeonjun lo tapaba, en lugar de tratar de adivinar.
—Tengo unas horas libre hoy en la tarde. —Kai, por educación, reprimió la mueca que quiso decorar su rostro, pero el resto no lo hizo. Por suerte, Yeonjun no le prestaba atención a los demás.— Hoy son las admisiones para nuevos miembros en el club de debate, pero logré que la vicepresidenta tomara mi lugar hoy en las entrevistas.
—¿Cómo lograste que Chaewon hiciera eso por ti? —el rubio frunció el ceño.
El chico se había atravesado con Kim Chaewon de la clase dos varias veces a lo largo de su vida. Ella era la presidenta de su clase y lo fue desde que él tenía memoria; la chica era parecida a Yeonjun, pero más soportable por la simple y llana razón de que era una amargada y ambiciosa en potencia y no iba ocultar su disgusto o fastidio por alguien solo para obtener puntos de amabilidad. Lo fantástico de ello era que, al parecer, todo el mundo le parecía irritante.
Básicamente era como él y Ryujin, pero parecía tener la vida resuelta, aspiraciones, ganas de alcanzar el éxito y un plan de supervivencia a largo plazo bastante cómodo.
—Me debe un favor. —se limitó a decir su novio—. Aunque sólo me va a cubrir por unas horas. Mañana y pasado mañana debo hacerlas yo.
El rubio le echó un vistazo a sus amigos y los muy pesimistas —les decía así cuando él era el mayor pesimista de su grupo— ya estaban mirándolo como si su novio lo hubiese atrapado prisionero. Kai sentía que aún podía demostrar su punto y salvar su salida.
—¿De qué hora a qué hora? —preguntó el mayor de la relación.
—Cuatro a seis. Luego debo regresar y quedarme hasta las ocho para los entrenamientos de básquet. Pensaba que podrías acompañarme al mall que está cerca a comprar algo de ropa y volverlo una especie de cita, ¿te parece?
Perfecto. Desde la posición en la que estaba, recostando su sien en sus brazos que descansaban en las piernas del azabache, podía ver a Lee y casi podía asegurar que habían pensado lo mismo. Lo había descifrado con su sonrisa, esa que le desató una oleada de algo cálido en el pecho; era agradable saber que al menos alguien —no trataba de insinuar que sus amigos ya no lo querían— todavía lo deseaba cerca de ellos.
—Me gusta la idea. —asintió el rubio, dedicándole la primera pequeña sonrisa del día y desde que llegó—. Te invito a comer algo antes de que regreses al instituto, por lo que tienes que entrenar.
Yeonjun ya ni siquiera se sorprendía; en cuatro días de relación, Kai había cuidado de su alimentación mejor que Soobin en cuatro años y no era algo que necesariamente le gustara a Choi. Sí, le enternecía y todo, pero debía trabajar el doble para mantenerse en su peso actual con todo lo que el mayor lo alimentaba; sin embargo, estaba consciente de que Kai lo hacía porque le gustaba cuidarlo de esa forma y si eso lo mantenía con él, Yeonjun no tenía quejas.
Trotaría un par de horas antes de dormir o le pediría a Soobin que se quedara a dormir para que lo hiciera quemar calorías con sexo si era necesario. No era tan difícil si consideraba sus opciones.
—¿Nos encontramos a la salida entonces? —el entusiasmo de Yeonjun asemejaba a la de un niño pequeño. Sus manos empezaron a peinar sus hebras rubias y Huening pudo sentir sus párpados volverse pesados otra vez. Al parecer fue obvio porque la risita del azabache lo llevó a abrir y cerrar los ojos otra vez—. Ayer te dormiste temprano, ¿por qué tienes tanto sueño?
—Mi cuerpo se prepara para el descanso eterno, príncipe.
—El descanso eterno es la muerte, Hyuka.
—Lo sé. —el rubio frunció el ceño al sentir las caricias en su cabello cesar—. Por eso lo dije.
Yeonjun debía parar de reírse. Era imposible para él mantener los ojos cerrados cuando debía admirarlo cuando sus orbes rasgados desaparecían por la risa... Maldita sea, ojalá quemaran su cerebro por pensar algo tan increíblemente ñoño y cursi.
—Estás loco. —su novio al parecer aprovechó que tenía los ojos cerrados para depositar un beso en la comisura de sus labios, huyendo lejos de su alcance mucho antes de que reaccionara. Su instinto salvó al azabache, puesto que Kai estuvo por golpearlo en el brazo por hacer eso frente a sus amigos—. Nos vemos a las cuatro. No me extrañes hasta eso.
—Dios, ya ve a tu asiento.
—Qué adorable.
—Ahora, Jun.
—Ya, ya. —Choi puso los ojos en blanco a la mirada irritada y fulminante de su novio; aunque, juzgando por lo rojas que estaban sus orejas, sabía que sólo lo estaba echando porque se moría de la vergüenza. Le daban más granas de molestarlo, pero Huening Kai tenía un límite —más de uno— y nunca hacía mal ser prudente con él—. Pareces un gatito enojado.
Ahora fue Huening el que rodó los ojos; no obstante, siguió a su novio con la mirada, dándole rienda suelta a sus impulsos de sonreír, hasta que lo vio conversando con Beomgyu, Taehyun y Soobin en el fondo del salón, lugar donde probablemente estaría hasta que el profesor regresara. El que más se fijó en él en cuanto llegó fue Soobin, entablando conversación con Yeonjun de inmediato. Se suponía que debía sentir algún tipo de sensación negativa al respecto, pero Kai era demasiado relajado y maduro como para dar la impresión de que era un novio inseguro y celoso que no lo dejaría entablar una conversación amena con su ex-novio. Él genuinamente no veía problema con ello.
Se limitó a dirigirse a sus amigos, estos analizando las acciones de su novio para estar pendientes como si él les hubiera pedido que lo hicieran. Lo más chistoso era que todos lucían indignados.
—¿Todavía habla con Soobin? —Jungwon fue el primero en decir lo que todos pensaban—. ¿No te parece raro que sigan hablando?
Huening se encogió de hombros:— No realmente. Estuvieron juntos por años, me parece algo lógico. Mientras yo no tenga que convivir con él innecesariamente, no me interesa.
—Se nota que nunca has tenido pareja, Hyuka. —bufó el americano entre ellos, su mirada lanzando dagas en dirección a Yeonjun y la risa provocada por Soobin. Todos lo regañaron exclamando por decir aquello de forma tan seca y directa, pero Kai no podía pedirle a Jay que actuara de una forma que no iba con el rubio; sólo se limitó a escuchar y tomar en cuenta su opinión—. No confío por completo en él si ese gigantón sigue en su vida. Podría estar viéndote la cara de idiota y saliéndose con la suya.
—Yah, hyung. —el menor del grupo no resistió el impulso de proporcionarle una leve patada a Park—. Disculpa, pero eres el menos indicado para decirle eso a Hyuka hyung. Tú tampoco has tenido pareja nunca.
—En primer lugar, auch. Me estoy reservando para ti. En segundo, quizás nunca haya salido con nadie, pero sí tuve que chantarme toda la relación de Heeseung y Sunoo. —Kai todavía no comprendía porque le picaba la nariz cada que recordaba esos dos fueron pareja—. Algo de experiencia tuvo que darme el haber presenciado todo ese desastre.
—Si ese es tu argumento, entonces lo que le acabas de decir a Hyuka sobre Soobin y Yeonjun es estúpido. —Riki se volvió el refuerzo de Yang, señalando a Lee y Kim que se removían incómodos al ser su antigua relación usada como referencia—. Estos dos todavía se hablan y siguieron siendo amigos después de haber terminado.
—Es distinto. Es dolorosamente obvio que a Heeseung le gusta Hyu-.
—¿Entonces vienes con nosotros al cine, verdad? —el castaño decidió que Jay había parloteado lo suficiente, por lo que no dudó en encajar su mano sobre la boca del rubio para callarlo. Su sonrisa se veía tan amable y dulce que Kai no tuvo tiempo de sentirse mal por estar consciente de lo que el rubio estuvo por decir—. No tendrías que ir a ningún lado. Vamos al mismo centro comercial.
—Ya le dije a Ryu. —anunció Sunoo en lo que le sonreía a la pantalla de su celular. Pronto volteó el artefacto para que todos pudieran ver el chat y Kai se sintió idiota por haber dudado de su amiga. «¡Sabía que no estaba loca por haber comprado una entrada extra! That's my boy!»—. Si te desocupas antes, ¿podrías ir comprando las palomitas y te devolvemos cuando lleguemos? Alguien a veces se demora en salir de sus tutorías.
—Pues alguien debe quitarle el primer lugar al odioso novio de Hyuka hyung y ese debo ser yo. —Jungwon, como el tipo maduro que era, le sacó la lengua a Kim.
Kai rio con su cabeza recostada sobre el pupitre.
Todo estaba bien. Todo era normal. Todo seguía igual. No debía entrar en pánico. Fue tonto por hacerlo. Sus amigos lo querían.
Nada cambiaría por tener novio.
—De acuerdo, ¿nos vemos en el cine a las seis? —no, no ando repitiendo diálogos. Ahora quien emitía la pregunta era Yeonjun y Soobin, Beomgyu y Taehyun eran los receptores de la misma. Desde que Kang y el Choi castaño habían revelado su relación, Yeonjun llevaba insistiendo con tener una cita doble al menos una vez. Beomgyu quiso recordarle que ya habían tenido citas dobles —hasta triples— antes, pero sabía que la emoción del azabache estaba ligada al hecho de sería su primera cita doble como un grupo de chicos que les gustaban los chicos y Soobin, título otorgado por el organizador de la cita—. Los encuentro frente a la cartelera después de que deje a Hyuka en el estudio.
El menor de los cuatro bufó tras escuchar aquello:— ¿Por qué insististe en salir con él hoy si vas a complicarte la vida llevándolo y trayéndolo?
—Porque es mi novio y quiero pasar tiempo con él. —el aludido se cruzó de brazos.
Soobin le dedicó una mirada entrecerrada.
—Nunca hacías el esfuerzo de pasar tiempo conmigo.
—Porque siempre estabas ocupado follándote a mi prima. —el gruñido que su novio soltó le dejó saber a Yeonjun que había ganado, aún así rematar las quejas de su novio eran su actividad favorita—. Por lo menos yo saco tiempo para ti y para Hyuka, Soobin-ah.
—Dios, todavía no me acostumbro a todo este maldito embrollo todo raro. —Kang arrugó su rostro en una mueca.
Yeonjun y Soobin se habían reunido con ellos para explicarles cómo iba a funcionar todo ahora que Kai sería una presencia recurrente en sus vidas dado que él y Choi eran novios, lo que significaba que deberían fingir que los azabaches sólo eran amigos frente al rubio y abstenerse de decir algo sobre ellos estando juntos en el salón. Frente todos los estudiantes, ambos Choi sólo estaban atravesando otro bache, otra pelea donde uno de ellos —solía ser Soobin, pero a nadie le sorprende que ahora sea Yeonjun— se iba a meter a los pantalones de otra persona para dar la ilusión de que ya lo había superado. Cada uno de sus compañeros estaban esperando que el azabache se cansara de Kai en cuestión de una semana y volviera a estar sobre Soobin a la siguiente.
Yeonjun era afortunado de que el grupo de Huening solo se hablarán entre ellos o tendría muchas personas a las cuales sobornar. Dios, ya había gastado suficiente dinero tratando de callar a personas todas las veces que Soobin metió la pata e hizo sus cuernos visibles.
Le contaría todo a Huening sobre el arreglo de su relación poliamorosa, pero primero necesitaba tiempo para asegurarse de que no lo dejaría.
—Yo tampoco. —el castaño entre ellos concordó con su novio. Todavía no podían creer que lo dijeran en voz alta frente a sus amigos.
—A mí no me importa. —Soobin, siendo el espécimen simplón que era, se encogió de hombros—. Mejor para mí. Como callado y doble.
Si el Taehyun de hace un par de semana estuviese allí, probablemente le hubiera celebrado y chocado los cincos con el menor por lo que acababa de salir de su boca, pero este Taehyun, el que estaba consciente que pensaba distinto y no iba a callarse, no pudo evitar rodar los ojos y proporcionarle el zape que Yeonjun y Beomgyu estaban deseando darle.
Cuando Soobin se giró a fulminarlo con la mirada, Taehyun no hizo más que imitar su acción:— Eres un asqueroso, Soob.
—Hablaba María Teresa de Calcuta de los gays.
—Al menos yo no le monto el cuerno a mi novio.
—¡Pero a tu novia, sí!
—Exnovia. Y era complicado.
—Pues lo mío también es complicado.
—¿Qué es complicado? Te follas a la prima de tu novio. —Beomgyu optó por meterse como refuerzo de Kang.
—¿Quieren gritarlo? —generalmente a Yeonjun no le importaría, hasta le daría risa, que esos tres sacaran sus trapos sucios y los tiraran sobre la mesas, pero, en el contexto en el que se encontraban, oídos de muchos escuchándolos y su novio oficial a unos cuantos metros, en ese momento no lo estaba apreciando demasiado—. ¿Le paso un maldito micrófono?
—Cálmate, ¿quieres? —el azabache trató de no molestarse ante la imagen de Soobin rodando los ojos—. Todos nuestros compañeros conocen nuestra rara forma de ser y el tuyo está muy ocupado hablando con su grupo de perdedores como para escucharnos.
Lo peor del asunto era que tenía razón. No tienen idea lo mucho que le enervaba la sangre a Yeonjun que no se equivocara. No sabía de qué pudieran estar hablando para que los seis estuvieran formando un círculo tan estrecho ni qué tan secreta era su conversación para que estuvieran tan cerca de los rostros del otro; Choi sólo sabía que se había irritado con un solo vistazo, porque ni siquiera su relación con Huening evitaba que Heeseung se pasara alrededor de su novio como una mosca en busca de comida en el lugar equivocado.
No pudo detenerse a sí mismo cuando sacó su celular de su bolsillo.
Jun: almuerza con nosotros hoy, ¿sí?
Hyuka🥰: creo que mejor en otra ocasión, príncipe.
Jun:
Jun: ¿por qué no hoy?
Hyuka🥰: pues quiero comer con mis amigos.
Jun: pero ya pasaste toda la clase con ellos. date un chance de convivir con otra gente, hyuka.
Hyuka🥰: no creo que sentarme a escuchar como tú y tus amigos hablan de gente que nunca topé en mi vida cuente como convivir con otra gente.
Jun: okay, buen punto, pero no creo que, por un día que comas con nosotros, tus amigos vayan a desaparecer.
Hyuka🥰: yo sé que no, pero tampoco quiero comer con ustedes, jun.
Hyuka🥰: no sólo almuerzo con los chicos del curso que están en mi grupo. jake y hoon son de otra clase y ryujin y yuna también.
Hyuka🥰: sobretodo ryujin.
Hyuka🥰: no nos hemos visto mucho en esta semana. quiero ver a mi mejor amiga.
Jun: invítala.
Hyuka🥰: jun, no es nada personal, pero a ryujin no le cae bien ninguno de ustedes.
Jun: pero beom estará allí.
Hyuka🥰: beomgyu en específico.
Hyuka🥰: no sé si te has dado cuenta, pero ellos se detestan.
Jun: quizás sólo necesitan pasar más tiempo juntos para llevarse mejor :D
Hyuka🥰:
Hyuka🥰: sí, mejor no. la verdad no tengo ganas de presenciar una pelea hoy.
Jun: usas memes míos ahora🥰.
Hyuka🥰: ... estaba allí.
Hyuka🥰: como sea, gracias por la invitación, pero voy a comer con mis amigos.
Jun: ):
Hyuka🥰: sí, una carita no me va a convencer, jun.
Jun: bueno, lo di todo.
Jun: ¿puedes por lo menos pasarte por mi mesa antes de que acabe el receso?
Hyuka🥰: claro, supongo que puedo ir a verte unos cinco minutos.
Jun: increíble, nos vemos💗
Hyuka: de acuerdo.
—¿Por qué te rascas la cabeza ahora? —se dio cuenta de lo que estaba haciendo con su mano libre cuando la mano de Soobin rodeó su muñeca y la alejó de su cabeza. Él lo miraba con un ceño fruncido, toda su atención en el azabache dado que Beomgyu y Taehyun estaban inmersos en su propia conversación.
—No es nada. Sólo que...—no pudo evitar que su mirada vagara hasta esa esquina del salón donde Huening reía mientras veía a Heeseung hacer malabares para que Jongseong no fuera golpeado por Jungwon, dado que el rubio lo estaba molestando mientras terminaba de completar un trabajo para sus tutorías. Era el tipo de risa que sólo veía cuando el rubio estaba con sus amigos y no podía evitar preguntarse si realmente era por ellos o tenía algo que ver con el castaño que su novio seguía siguiendo con la mirada—. No me gusta que Kai sea tan cercano a Lee.
—Son amigos, Jun.
—A Heeseung le gusta Kai.
—Y yo estaba convencido de que el rarito le correspondía, pero aceptó salir contigo por una razón. —su novio se encogió de hombros. Yeonjun deseó poder ser igual de despreocupado que él por, al menos, un instante—. Solo él sabe por qué, pero sea cual sea, tú vas ganando.
Yeonjun, siendo la persona que era, no podía hacer más que ver la catástrofe:— Claro, estaré ganando hasta que entere que se están viendo a escondidas.
El azabache nunca esperó que Soobin fuera la persona que saldría en defensa de Kai, menos que le proporcionaría un zape por imaginar tal escenario, uno que, según su experiencia, tenía alta probabilidad de ocurrir si él no tomaba riendas en el asunto y controlaba la situación como lo haría su madre.
—Yah, te entendería que duraras de mí, pero estamos hablando del gordito Ning que parece pingüino perdido detrás de Ryujin. —bueno, su lógica tenía sentido, pero no le quitaba esa rara sensación que residía en su pecho—. Como alguien que le sabe a verse a escondidas con alguien, créeme cuando te digo que no tienes de qué preocuparte con él. No mata ni a una mosca. Preocúpate por decirle la verdad antes de no quiera hablarte más porque, desde su perspectiva, el que se está viendo con alguien a escondidas eres tú.
Si había algo que Yeonjun odiaba aparte de toparse con su madre en un mal día, era cuando Choi Soobin tenía razón y el menor lo sabía perfectamente porque lo único que podría borrarle esa sonrisa presumida de la cara sería un puñetazo o que explotara el sol.
De hecho, por más que tuviera razón, Yeonjun no pudo soltar el asunto. Incluso estando en la cafetería, rodeado de personas a las que les tenía que ofrecer sonrisas falsas y participación desinteresada en sus conversaciones, lo único que Choi podía hacer era observar la mesa de los perdedores —honorífico nombre otorgado por Soobin y aceptado por el grupo según Kai le había mencionado—, donde su novio estaba debatiendo algún tema que él desconocía con Jongseong y Jake mientras Ryujin le pintaba las uñas con Sharpie.
Heeseung y Kai ni siquiera estaban interactuando, pero la mirada anhelante del castaño a la que Huening era ajeno parecía ser suficiente para erizar la piel y rozarle los nervios.
—Lo voy a llamar para que venga. —su pensamiento fue filtrado por su boca y dicho en voz alta, llamando la atención de su mejor amigo.
Su reacción fue tanto predecible como extraña viniendo de él.
—Hazlo si quieres. —Yeonjun no sabía porqué le ofendía tanto que se encogiera de hombros—. Solo te advierto que robándote su atención todo el tiempo no vas a caerle mejor a mi hermana.
—¿Por qué debería importarme caerle mejor? —no entendía el punto de hacerlo cuando Choi Ryujin obviamente tenía preferencias; lo odiaba a él y adoraba a Heeseung, Yeonjun no podía cambiar eso por más que quisiera porque conoció a la peliazul mientras ella odiaba sus entrañas sin razón.
—Porque a Kai le importa. No dudará en dejarte si Ryujin no te acepta.
—Si fuera a hacer eso, ¿por qué aceptó ser mi novio?
Sí, Yeonjun sabía que técnicamente nunca hubo una declaración o pedida de mano, pero su punto se entendía perfectamente.
—Porque ellos tienen una relación sana donde su individualidad es importante. —de no sentirse tan amargado, a Yeonjun le habría dado risa la forma en que Beomgyu rodó los ojos con la boca llena—. Kai no va a pedirle permiso para tener novio, pero sí valora mucho su opinión. Probablemente la toma más en cuenta de lo que tomaría a su noona. ¿Sabes por qué?
—¿Porque son dependientes del otro?
—Porque ella estuvo antes que tú y seguirá allí cuando te deje. A Kai le podrás gustar, pero siempre va a elegir a la persona con la que ha planeado huir desde los doce años, Jun, por encima de cualquiera. Ryujin prefiere a Heeseung porque él sabe eso. —existía cierta amargura en las palabras del castaño. Estaba tan seguro de lo que decía que Choi se preguntaba si sólo se trataba del conocimiento adquirido por crecer con su melliza o si tuvo que aprender todo por la fuerza—. Entre más rápido te metas eso en la cabeza, mejor.
Yeonjun no pudo evitar el impulso de preguntar por mucho tiempo:— ¿Por qué lo haces sonar tan personal?
El azabache observó cómo Beomgyu le echaba un vistazo a la mesa antes de bajar la mirada hasta concentrarse en revolver su comida. Se volvió a encoger de hombros, por lo que pensó que su amigo no le daría una respuesta concreta, al menos hasta que volvió a hablar con la boca llena.
—Es el tipo de sabiduría que adquieres cuando tu gemela te deja de lado por un niño que conoció en la escuela. —probablemente Beomgyu estaba consciente de que él y la peliazul no hablándose iba mucho antes de la llegada de Kai a sus vidas, pero eso no detenía al castaño de imaginar qué sería de ellos si tan sólo él y su hermana hubieran tenido espacio para mejorar su relación. Eso también era su culpa, pero sentir celos de Kai era mucho más fácil que tomar responsabilidad—. Es el mejor consejo que te puedo dar respecto a esos dos.
Yeonjun quiso saber más, hablar más, pero sabía que raramente Choi Beomgyu se dejaba derrotar por la melancolía. A menos que fuera a emborracharlo, el azabache no pensaba pasar de patear una mochila llena de cucarachas para lo que Beomgyu todavía no se sentía listo de desempacar.
Lo único que podía hacer era tratar de obedecerle a su amigo porque él siempre tenía razón.
—Esperaré a que venga entonces.
—Sabia decisión.
Yeonjun optó por darle algunos bocados a su comida en lo que esperaba Huening; siempre era lindo ver la sonrisa orgullosa de Kai cuando lo veía comer algo. Podría ser ridículo y generarle náuseas, pero era algo que estaba dispuesto a hacer por aquellas migajas de validación que sentía cuando el rubio le acariciaba el cabello como a un perrito por hacer algo tan básico como alimentarse.
A la tercera cucharada sintió asco, pero, entre juegos y revueltas a su comida, logró pasar de tres a siete y de siete a diez. Eran cucharadas pequeñas y ni siquiera consistía la mitad del plato, pero sería lo suficiente para que Kai se sintiera satisfecho con su esfuerzo. Yeonjun nunca se le había pasado por la cabeza lo difícil que era para él siquiera echarle vistazos a la comida antes de estar con el mayor; era como si su relación fuera esta terapia de exposición en donde el azabache no tenía escapatoria. Probablemente comer no debería ser tan difícil, pero él no podía evitar contar las horas hasta la siguiente comida para pensar con anticipación como evitarla, aunque, ahora que estaba con el rubio, ya se trataba de repeler sino de aprender a soportar.
Soportar la ansiedad, aguantar las náuseas, reprimir las ganas de llorar y, sobretodo, hacer paz con el hecho de que comer no significaba lo mismo para él que para otras personas.
Estuvo por dar su undécima cucharada cuando un chillido y un golpe de metal en seco alertó a todos en la cafetería. Una bandeja de comida se había estrellado contra el suelo, un bowl de udon rodó por el suelo, una botella de agua rebotó hasta los pies de alguien y el suelo fue cubierto por arroz, kimchi y una ensalada similar a la que Yeonjun estaba comiendo en ese instante.
Detrás de ese desastre se encontraba Yuna, su cabello cubriéndole el rostro, sus manos en el suelo y sus rodillas sosteniendo su caída. Cayó —o eso creía el azabache ya que había estado demasiado ocupado con su conflicto interno como para prestar atención— junto a la mesa que vuelto su territorio desde que llevaba saliendo con Alen; el susodicho estaba sentándose en el centro de la mesa, pasando de ella como si no fuera capaz de ver a su novia en el suelo.
«¿Viste cómo la tiró?» se empezaron a escuchar los murmullos a su alrededor y a Yeonjun no le sorprendía. Tipos como Allen Ma lo hacían sentir malditamente afortunado de tener un novio como Soobin. Por lo menos el suyo preferiría cortarse la mano antes de ponerle un dedo encima y se disculpaba después de haberle alzado la voz sin motivo.
Decencia básica si me lo preguntan, pero yo sólo cuento la historia.
En medio del silencio, tan denso que podría ser cortado con el filo de una aguja, Yeonjun observó como Yuna retrocedía en el suelo para no ensuciarse con la comida derramada, mas no se levantó. Probablemente se sentía demasiado humillada como para levantar la cara y que Allen haya reído desde su asiento y le hubiese lanzado una servilleta no lo hacía mejor.
Fue casi perturbadora la forma en que seis personas elevaron la tensión al correr hasta la escena; Ryujin siendo la primera en saltar, Kai saliendo detrás de ella, Riki yendo a la par con Choi, Heeseung tratando de detenerle, Taehyun maldiciendo en voz baja a la peliazul por ser una tonta y Beomgyu siguiendo a Kang por meterse en donde no lo llaman.
Yeonjun quiso ponerse de pie para ir detrás de Huening, pero una mano en su muslo no se lo permitió. No tenía idea en qué momento Soobin se deslizó a su lado, sólo sabía que estaba mirando al suelo y le apretaba con tanta fuerza el muslo que empezaba a doler. Por un momento pensó que era él siendo un posesivo de mierda como generalmente lo era, pero terminó descartando aquello cuando el menor finalmente levantó la mirada y la fijó en Allen con la esperanza de perforar hoyos en su rostro con el poder que faltaba en sus orbes.
No le costó mucho darse cuenta de que Soobin no estaba reteniéndolo para que no fuera con Kai. Al contrario, él se estaba reteniendo a sí mismo con todas sus fuerzas.
—Quédate conmigo o voy a ir hasta allá y molerlo a golpes. —a Yeonjun ni siquiera le sorprendió escuchar aquello salir de su boca; con su historia familiar, era de esperarse que no tolerara estos espectáculos—. Tu mamá no apreciaría que relacionaran tu nombre con el de un violento. No te vayas, Jun.
El azabache tuvo que hacer un esfuerzo inhumano para ordenarle a cada hueso de su cuerpo que se quedara quieto. Debía confiar en el hecho de que Beomgyu y Taehyun no dejarían que nada le pase a Ryujin y que, por consecuencia, ella no dejaría que nada le suceda a Kai. Además, Lee estaba allí. Yeonjun esperaba que su estúpido crush al menos sirviera de algo y salvara al rubio en caso de desatarse el caos.
Y había una alta probabilidad de que lo hiciera, porque mientras Kai ayudaba a Yuna a ponerse de pie, Ryujin y Riki no perdieron tiempo de pararse frente a Allen, la peliazul empujando la bandeja de comida de Ma con tal fuerza que se volcó sobre su uniforme.
—Yah, Choi. —aunque estuviera riendo, sus manos arremetieron contra su camisa con furia en un intento de limpiar los fideos que la manchaban y de intimidar a la peliazul que ni siquiera inmutaba; Ryujin estaba parada frente a su mesa como si su odio contra él fuera personal y probablemente selló su sentencia para que lo fuera en el momento que Yuna tocó el suelo—. ¿Acaso no te han dicho que no tengo problema con poner a mujeres en su lugar?
Yeonjun no podía creer que hubiese dicho eso en voz alta y Soobin no podía creer que los profesores fueran tan inútiles que se paraban junto a las puertas de la cafetería sin mover un solo dedo.
—Perfecto. Así todos podrán ver cómo alguien te rompe la cara para variar. —el azabache trató de no juzgar a Ryujin y lo alterada que tenía la realidad; si bien ella tenía coraje, Allen le ganaba en estatura y fuerza.
Querer irse de golpes con él era casi una misión suicida.
Beomgyu estaba consciente de ello, por lo que no tardó en ponerse junto a su hermana para agarrarla del brazo antes de pudiera actuar o hacer algo estúpido.
—Ryujin, cálmate.
—¿Calmarme? —a pesar de que se estaba dirigiendo a su gemelo, no apartaba la mirada de Ma—. Este niñito con insuficiencia eréctil acaba de golpear a una de mis chicas, ¿y tú quieres que me calme?
Técnicamente Yuna era su única chica, pero Ryujin estaba demasiado enojada para darle sentido a la oración.
—Es mi novia. —fue el único justificativo de Allen.
La reacción indignada de la peliazul no sorprendió a nadie:— Oh, es tu novia. ¿Eso te da derecho tratarla como si fuera tu esclava, maldito pedazo de basura?
El pelirrojo contra el que Ryujin estaba despotricando chistó, su acción enervando a la chica aún más.
—Choi Beomgyu. —para el colmo, se dirigió a su hermano y la señaló en medio de un suspiro con el que seguramente la estaba llamando loca—. ¿Puedes hacernos un favor a todos y cerrarle el hocico a la perra de tu hermana?
—Hijo de tu gran-. —Ryujin estuvo a dos segundos de saltarle sobre la mesa, pero el agarre del japonés detrás de ella se lo impidió.
Yeonjun al principio creyó que Riki se había puesto de pie porque finalmente haría algo que no fuera estar junto a Sunoo y lucir desconectado del mundo. Técnicamente había tenido razón, ya que estaba evitando que Choi se metiera en una pelea que no podía ganar, pero, por alguna razón, esperaba que fuera él quien también quisiera lanzar golpes en defensa de Yuna.
Definitivamente el azabache no se esperó que la persona que azotara sus manos sobre la mesa fuera Kang Taehyun.
—¿Cómo fue que la llamaste?
—¿Acaso estás sordo?
—Desearías que lo estuviera, Ma. Tienes chance de disculparte todavía.
—No voy a disculparme solo porque te la estás cogiendo. —por más que estuviera soltando palabras fuertes, la sonrisa de Allen había flaqueado, volviéndose una línea recta que no daba paso a ninguna emoción, pero reflejaba todas. Pronto los golpes empezarían a caer y Yeonjun estuvo a dos segundos de agradecer al cielo que Heeseung haya rodeado a Yuna y Kai para guiarlos de nuevo a la mesa. Lo único que lo mantenía intranquilo era que Ryujin seguía allí; si ella llegaba a saltar a la pelea, su novio iría tras ella y Choi necesitaba ser el soporte de Soobin en ese instante. En serio, casi podía sentir las uñas del menor perforarlo a través de los pantalones por lo mucho que se estaba conteniendo—. Allá tú si decides ser la cura de las marimachos ahora que estás soltero. Déjame a mí con mi perra en paz.
Se supone que el primer puñetazo que le das a tipos como estos siempre se siente glorioso y probablemente Taehyun hubiese averiguado porqué de no ser porque una mano rodeó su muñeca. Yeonjun no sabía cómo Soobin le hizo para llegar hasta Kang a la velocidad de un rayo; sólo sabía que estaba deteniendo a Kang y que él se imaginaba el por qué.
—Vamos, deja de meterte en peleas ajenas. —empezó a jalonearlo y Beomgyu, al fin reaccionando a la tensión del momento, optó por agarrarlo del brazo para ayudar al azabache.
El castaño tenía a Ryujin agarrada de un lado y a Taehyun del otro, ocupando el soporte de Riki para llevarla consigo. Teniendo que en cuenta que la mesa de los perdedores estaba más aislada y lejana a la de Allen, ambos llevaron a sus bombas a segundos de estallar hasta la mesa, por lo que Yeonjun —al fin— se pudo levantar y correr hasta donde estaba el rubio, sentado junto a Yuna con sus brazos alrededor de sus hombros.
Agradeció que todos estuvieran demasiado concentrados en Yuna como para notar la forma en que Soobin lo agarró del brazo para mantenerlo a su lado. Si era porque todavía lo necesitaba para mantenerse en sus cabales o no quería que un montón de gente lo viera junto a Kai, sólo él lo sabía.
—Si se pelean con él ahora, se va a desquitar con ella cuando haya nadie, maldito idiota. —el menor finalmente soltó a Taehyun, usando más fuerza de la que debería a la hora de tirarlo en el asiento. Posiblemente un poco de la ira acumulada que se le escapó de las manos. Soobin notó que la castaña quiso decir algo, por lo que se le adelantó—. Ni lo intentes defender. Tú y yo sabemos que lo hará.
—Tienes razón, Ryu. —habló Kai en cuanto vio a su amiga rodar los ojos mientras se soltaba de su hermano. No de Riki, sólo de Beomgyu—. Tú deberías saber cómo funciona.
—Claro que lo sabe. Y tú también. —el castaño pasó de dirigirse a su hermana para dirigirse a su novio—. No sé qué demonios se les metió en la cabeza para querer hacer eso, pero no están ayudando.
—Fue mi culpa. —la voz de Yuna llamó la atención de todos. Se encontraba cabizbaja y se estaba dando el lujo de disfrutar de la calidad de Huening antes de que fuera demasiado y la metiera en problemas—. Yo quería... Él solamente-.
Choi Soobin no pensaba tolerar esa estupidez.
—Cierra la boca, Shin. Nadie hace algo para merecer que su pareja le golpee.
—Sí. No hiciste nada, solo estar saliendo un imbécil. —Jungwon se aseguró de alzar la voz en la última palabra para que se pudiera escuchar hasta la mesa de Allen.
—Wonie, por favor, cállate. —Jongseong le cubrió la boca con la mano, ignorando por completo la expresión de gatito molesto con la que Yang lo estaba fulminando—. Si ese tipo viene y quiere pelearse contigo, automáticamente voy a tener que pelear en tu lugar, me va a sacar la puta y no quiero morir antes de dar nuestro primer beso, ¿entiendes?
—Yuna, te puedo llevar a tu casa si quieres. —se escuchó como Lee le preguntó a la castaña y esta solo se aferró mucho más al cuerpo de Huening—. Que Kai y Ryu vengan si te hace sentir más segura.
Shin sacudió la cabeza:— No es eso. Es que mi mamá me hará regresar y disculparme con él de todos modos.
—Maldita sea. —Ryujin caminó hasta ella para tomarla del brazo y animarla a pararse, su agarre siendo flojo a pesar de la evidente molestia que estaba sintiendo. Huening también se tuvo que levantar porque Yuna no parecía querer soltarlo—. Te quedas con nosotros en el estudio y lidiamos con tu desastre de madre mañana. Vamos.
Los cuatro empezaban a alejarse y ahora Yeonjun quien debía apretar el antebrazo de su novio para suprimir las ganas que tenía de correr hasta ellos e invitarse dentro de la mini van de Lee para que Kai no tuviera que pasar tiempo con él. Era tonto y estaban enfrentándose a una situación grave, una en la que Kai estaba 200% concentrado en cuidar a su amiga como para pensar en él o en Heeseung, pero era en lo único que podía pensar. Era un hábito muy complicado de exterminar, en especial porque apenas lo estaban obligando a hacerlo.
—Espera, espera. —Yuna se detuvo a mitad de camino y Ryujin necesitó toda su voluntad para no maldecir—. Mis cosas están-.
—Ustedes vayan. Yo voy por ellas y los sigo. —las palabras dejaron la boca de Yeonjun mucho antes de que pudiera darse cuenta.
La Choi peliazul quiso quejarse, pero no tuvo otra opción más que suspirar cuando Yuna no dudó en asentir porque, por alguna razón, ella confiaba en el azabache. Los cuatros retomar su camino y Yeonjun le proporcionó un par de palmaditas en la cabeza a Soobin por su excelente control antes de salir en busca de la mochila de Yuna a su salón.
No lo cuestionaron en lo absoluto por entrar a un salón que no era el suyo y llevarse las cosas de otra estudiante, tampoco por salir hasta el estacionamiento por la puerta principal, resultado que sólo podía atribuir al estatus de su familia dentro y fuera del instituto.
La mini van de Lee estaba detenida en el semáforo, por lo que optó por apurarse antes de perderla de vista.
Por otro lado, Ryujin y Yuna estaban una junto a la otra por primera vez desde la fiesta. Era incómodo, increíblemente incómodo, porque la fiesta de Yewon también había sido la cereza en el pastel que oficializó la relación de Yuna con Allen. Había sido la noche que Ryujin la había besado y en la que Shin había salido corriendo en busca de Allen para rogarle que la tomara como su novia oficial.
No habían hablado desde entonces.
Ninguna de las dos sabía exactamente cómo había sucedido. En algún momento de la noche, cuando los demás se dieron cuenta de que 1) Kai y Yeonjun se estaban tardando demasiado y 2) Ryujin, junto a la mitad del grupo, apenas podía sostenerse a sí misma, todos decidieron unánimemente salir en busca de ellos; los perdedores se dividieron para ir por Kai y Beomgyu y Taehyun optaron por cazar al acompañante de la cumpleañera, Soobin, por si Yeonjun estaba con él. Jake, Riki y Sunghoon fueron por lado; Heeseung, Jay y Sunoo fueron por otro; Beomgyu y Taehyun se fueron guiando por la multitud; y se suponía que ellas dos, siendo las únicas mujeres del grupo, iban a juntarse a la búsqueda juntas.
Pero Ryujin estaba tan mareada que tuvo que sentarse en el suelo y Yuna no iba a dejarla sola.
La peliazul había recargado su cabeza en el hombro de la castaña y esta, por una razón que ella no comprendía, fijó su mirada en su rostro sonrojado hasta que no pudo apartarla. Sus dedos movieron mechones de cabello detrás de su oreja y Ryujin se acurrucó en su cuello, provocándole cosquillas. Shin no sabía en qué momento había acunado su mejilla carmesí, ni el instante en la mayor dejó de esconder para conectar sus orbes perdidos con los suyos, sólo sabía que hubo un momento en que empezó a cerrar la distancia, otro en el que se detuvo para admirar la hermosas pestañas que rozaban la piel nívea de Ryujin y que luego ella, como se esperaba de Choi, había terminado lo que Yuna empezó.
No podía esperar que Shin no haya salido corriendo cuando Choi Ryujin la había besado con tanta ternura y delicadeza que se aceleró el corazón. Yuna nunca había sentido tanto con un solo beso y eso la aterró por completo.
Así que se convirtió en la novia de Allen para callar a su ruidoso corazón que arremetía dentro de su pecho, furioso y desesperado, por llamar la atención de la peliazul.
Y ahora estaba en el asiento trasero de la minivan de Heeseung con la chica que había estado evitando desde la fiesta a su lado. La chica que debía evitar. La que necesitaba evitar, porque su madre tenía un plan, lo que significaba que Yuna tenía un plan de reserva y no podía echarlo a perder con sentimientos.
—¿Estás bien? —la voz de la peliazul susurró en medio de las dos. Quizás la mayor no quería romper el silencio o, probablemente, no quería perturbar la tranquilidad entre los dos chicos sentados frente a ellas. Kai y Heeseung habían sido separados por la tensión desde la fiesta; no habían dejado de hablarse, pero sí estaban conservando su debida distancia el uno del otro. Huening porque sentía vergüenza y Lee porque estaba enojado consigo mismo. Era la primera vez en días que ambos podían sentarse en paz junto al otro, Heeseung manejando y Kai haciendo comentarios sobre las canciones que salían en la radio—. ¿Solo te empujó, verdad? ¿No te ha hecho nada más?
¿Cómo querían que no sintiera algo cuando la voz de Ryujin albergaba toda la preocupación que su expresión se negaba a demostrar? La peliazul parecía estar más interesada viendo la pantalla oscura de su celular, pero, si prestabas suficiente atención, su mirada estaba mucho más concentrada en los raspones y moretones en las rodillas y muñecas de Yuna.
—Sólo se enoja a veces. Es todo.
Ryujin suspiró como si estuviera conteniendo un par de opiniones que se le quedaban atoradas en la garganta:— Yah, Shin. Sus novias-.
—Sus exnovias estaban locas.
—¿Él te dijo eso?
—Sí. Debe ser por algo, ¿no?
—¿Y no te parece que ese algo tiene que ver mucho más con el pedazo de mierda que él es que con el resto de chicas? Las siete no pueden estar locas. —Yuna quería que la tratara mal. Que fuera la Ryujin del inicio del año y los años anteriores, la que la apartaba de su espacio y le decía lo tonta que era todo el tiempo. Necesitaba que Ryujin volviera a tratarla como una molestia y no como alguien que se preocupaba por su bienestar. No cuando le había movido el mundo y ella no podía costear—. Tipos como él no cambian. Empieza con un empujón y termina con una denuncia que la policía va ignorar porque nuestro sistema de seguridad y derechos es una mierda. Por Dios, te llamó su perra enfrente de todos, Yuna. Mereces algo mejor, al menos alguien sepa respetarte-.
—¿Alguien como quién? —la castaña la interrumpió antes de darse cuenta que lo hizo—. ¿Quién esta gran persona que va a tratarme mejor? ¿Tú, unnie?
El elefante en la habitación se encontraba barritando desesperado y ahora Yuna lo había empujado bajo a un reflector. Ryujin la miró de tal forma que sintió la boca seca; no había herido sus sentimientos con el sarcasmo de su implicación, probablemente porque se necesitaba más para lastimar a Choi Ryujin, pero sí había algo en su ceño que inquietó a Shin y la obligó a apartar la mirada.
—Deja de provocarlo, unnie. Si realmente llegaran a pelear, no tendrías oportunidad de ganar. —fue lo que la castaña se limitó a decir antes de que su boca la traicionara.
El resto del viaje al estudio fue silencioso por parte de ambas, lo único que podían eran el claxon de los autos alrededor de ellos, la música en la radio y los susurros de la conversación de los chicos en la parte delantera. Yuna se limitó a mirar a la ventana para ignorar que Ryujin seguía observándola, como si haciendo eso pudiera sacarle respuestas de los poros. Es más, la peliazul no se detuvo hasta que llegaron y tuvieron que bajar de la minivan, dirigiéndose al auto que estaba detrás de ellos para recoger la mochila que Yeonjun se había molestado en traer. Kai dijo algo sobre mandarle un mensaje después y Heeseung se despidió, comentándole a Yuna que estaba invitada a su salida de la tarde si necesitaba distraerse y asegurándole a Kai que él guardaría las cosas de Ryujin y suyas para entregárselas en el centro comercial. Eso concluyó en ambos autos marchándose y ellos subiendo hasta el estudio.
Yuna se empezó a preparar para el interrogatorio desde el momento en que subieron las escaleras y, para cuando cerraron la puerta, buscó asiento en el sofá-cama donde Saja la recibió para ocupar su regazo.
—¿Vas a decirnos qué carajos te pasa con ese pedazo de excremento, Shin Yuna? —Ryujin finalmente soltó las palabras que había deseado soltar en el auto—. Pensé que finalmente estabas saliendo de tu burbuja de niña pick-me y fastidiosa que piensa que su existencia entera se resume en servir a un hombre. Hemos visto como eres con los perdedores. Eres genial, inteligente, chistosa y en realidad todos apreciamos tu compañía. ¿Qué pasó contigo para que hayas pasado de avanzar dos pasos a retroceder veinte?
Huening, quien entendía que Yuna estaba alterada y tenía mejor control de sus impulsos que Ryujin, tomó asiento junto a ella para hablarle con gentileza:— Tiene razón. Todos nos estábamos llevando bien y tú de pronto te alejaste por Allen. ¿Hay algo que no nos estés contando?
Yuna usó todas sus fuerzas para concentrarse en el pelaje de Saja, porque si llegaba a mirar a Kai a los ojos, probablemente lloraría.
—¿Por qué es tan difícil de creer que me gusta Allen y quiero estar con él?
—Porque te gustaba Kai, Yuna. —la castaña no entendía cómo la respuesta de Choi tenía sentido—. Te gustaba porque era lindo y respetuoso y no te metía la mano debajo de la falda cuando estabas borracha y lo perseguiste año tras año por más que te dijera que era gay porque era el mejor chico que ibas a encontrar. Allen Ma es todo lo contrario a eso. Es un patán, un violento y no sólo metería su mano en tu falda, sino en la de otras diez chicas en un mismo día. Alguien como él no es tu tipo. Yo conozco tu tipo, Kai conoce tu tipo. Todos lo hacemos. Entonces, explícanos, Yuna. ¿Por qué mierda, si estabas tan desesperada por encontrar novio, terminaste con un chico como él?
Dios, había estado guardando el secreto tan bien desde el comienzo del año que nada la movía más que las ganas que tenía de morderse la lengua y decir nada, pero Ryujin se escuchaba tan frustrada y la mirada de Kai le inspiraba tanta confianza que no podía hacerle un favor al orgullo de su madre cuando habían personas en su vida que se preocupaban tanto. Por lo tanto, tomó una de las manos del rubio y la apretó en orden de reunir coraje suficiente para hablar.
—Es una apuesta.
—¿Apostaste que saldrías con él? —Ryujin frunció el ceño, tomando asiento frente a ella en el suelo para escucharla.
La castaña sacudió la cabeza.
—No, yo perdí una apuesta con él. —Shin tomó aire porque, incluso resumido, era una larga historia—. ¿No se si recuerdan esa vez en séptimo grado cuando todos como curso apostamos que perderían nuestras virginidades antes de que no graduáramos? Ustedes dos no participaron, pero recuerdo que estaban allí. Fue idea de Ryujin que los perdedores llevaran a los ganadores a comer a un buffet que solo personas con cucharas de oro* pudieran pagar. En el momento fue una apuesta sin sentido y todos se olvidaron de que alguna vez la apuesta existió, al menos creí eso hasta que Allen y yo nos encontramos en una fiesta en vacaciones. Me dijo que pronto se acabaría el tiempo de la apuesta y que le contara cómo me había ido si ya había cumplido con ella. Yo le dije que no lo había hecho todavía, pero que tampoco porque era una apuesta que hicimos a los trece años. Él solo se rio y se fue y yo me olvidé de que habíamos hablado de eso hasta que tuve que irme a casa. Mi mamá me había quitado el auto para salir con su novio, así que tuve que irme caminando porque no tenía dinero para un taxi. Él... Él vio que me estaba yendo y reunió a sus amigos para que me siguieran todo el camino hasta mi casa, gritándome cosas como que él estaba interesado en ayudarme a ganar y que le pediría a unos amigos que tenía por allí que se metieran a mi casa y me violaran dormida para que no fuera la única en perder.
(*: para quienes no estén familiarizados con la teoría socioeconómica coreana de las clases sociales como cucharas, se supone que las personas con cucharas de oro (o sea, que nacieron con una cuchara de oro en la boca) representan solamente al 1% de la población con un salario anual de más de 800k - 1.6 millones de dólares y más de 4 - 8 millones de dólares en activos).
—Puto bastardo...—Ryujin aprovechó un momento en que Yuna tuvo que callar para tragar saliva.
—Esa noche no dormí porque estaba sola en casa y estaba asustada de que fueran a entrar. Luego pasaron los días en lo que no supe nada de él y creí que solamente había sido una estupidez suya de borracho, pero empecé a topármelo en todos los lados cuando estaba sola o con mis amigas en cuanto comenzaron las clases. Al principio pensé que solo se trataba de una coincidencia, después se puso a rondar por mi casa y me di cuenta de que no lo era. Era como si me estuviera cazando. —la castaña tuvo que apretar la mano de Huening un poco más cuando llegó a la parte que verdaderamente la hacía llorar—. Le conté a mi mamá porque me estaba asustando, pero ella dijo que eso pasaba cuando eres bonita, que los chicos no pueden evitar la necesidad de poseerte cuando te ves como yo, y luego me preguntó si la familia de Allen tenía dinero. No quise decirle, pero ella lo averiguó sola. Me obligó a que me acercara a él y le mintiera que quería un novio primero si iba a ayudarme a completar la apuesta. Él aceptó y desde que lo hizo mi mamá no me deja entrar a la casa o se va con su novio para que lo lleve a la mía para que...
"El cuerpo puede arreglarse con cirugía, Yuna. La pobreza, por otro lado, solo puede solucionarla tu noviecito".
—... haga lo necesario para atraparlo. —juzgando por la forma en que ambos amigos junto a ella se tensaron, supo que ambos entendieron por donde estaba yendo—. Ella piensa que me estoy quedando con él y Allen piensa que ella es estricta. He estado robándole el dinero de mi pensión que ella esconde en su habitación para pagar el sauna donde estoy durmiendo, el gimnasio donde me estoy bañando y los taxis en los que me estoy moviendo porque me siento demasiado aterrada como para caminar sola en la calle. No lo sé, siento que va a aparecer con sus amigos y me va arrastrar hasta su casa y me va a ser todas esas cosas que no ha podido hacer porque lo he estado emborrachando y dejado que me toque voluntariamente de vez en cuando para que se le olvide. Le dije que lo dejaría cumplir lo de la apuesta cuando cumpliéramos un mes.
Ellos empezaron a salir cuando fueron a Lotte World. Eso fue hace un poco más de un mes.
—¿Yuna, tú...? —Kai dejó sus palabras morir cuando la menor negó con la cabeza.
—No. Por eso lleva como una semana molesto conmigo, por eso me está tratando así.
Se notaba a leguas cuando Choi Ryujin se tragaba su ira:— ¿Y qué piensas hacer?
—Seguir negándome y evitándolo hasta que se canse de mí y se encapriche con otra chica. Probablemente decepcione a mi mamá otra vez y me castigue, pero no quiero... Soy tan joven. Quiero graduarme, ir a la universidad. No puedo darle lo que quiere.
—¿Ese es tu plan? —tanto Ryujin como Kai le preguntaron en unísono, ambos lucían incrédulos.
—Mi mamá no me va a ayudar, a mi papá no le importo y la policía no va a hacer nada.
—¿Estás consciente de que va a seguir golpeándote antes de que se canse de ti? —Kai le preguntó con cierta incertidumbre decorando su voz.
La castaña se encogió de hombros.
—No es como si tuviera otra opción, ¿no es así?
—Muy bien, entonces. —Ryujin se puso de pie, cosa que tensó a los otros dos contrarios, porque nunca se sabía qué reaccionar esperar de una Choi enojada. No obstante, ella solo echó su cabeza hacia atrás y cerró los ojos por lo que parecieron ser diez segundos para no perder los cabales—. Okay, nos hace falta arroz y lavavajillas. Puedes usar el dinero que estabas gastando en los saunas, gimnasios y los taxis para ayudarnos a reponer lo que hace falta.
—No entiendo.
—Te vas a quedar aquí con nosotros.
—¿Ah?
—Espero no seas alérgica a los gatos.
—No lo soy.
—Entonces está decidido. Tú y yo dormimos en el colchón con Saja y Kai en el sofa-cama.—dictó la peliazul quitándose el pullover del uniforme por encima de la cabeza y lanzándolo por allí. Probablemente el enojo la había hecho sentir caliente y por eso lo había hecho, pero, desde que se besaron, la castaña no podía evitar encontrar atractivo todo lo que Choi Ryujin hiciera y le parecía bastante confuso. Todo el asunto de Ryujin era confuso. No había tenido tiempo de pensar en ellos con todo el asunto de Allen, pero ahora que viviría con ellos, comería con ellos y dormiría con ellos, no podría evitar lo que sea que significaba ese beso con la peliazul por mucho tiempo—. Llamarás a tu papá y le dirás que transfiera tu petición alimenticia en la cuenta de noona. Si eso le caga a tu mamá o no, en realidad no me interesa porque no te dejaré volver con ella hasta que este dispuesta a protegerte como se debe. Iremos por tus cosas saliendo del cine, ¿entendido?
Kai y Yuna se limitaron a asentir, ambos demasiado estupefactos como para desafiar la autoridad de la mayor del estudio.
—Okay.
—Voy a dormir. Levántenme a las cinco. —fue lo último que dijo antes de deslizar la mampara que los separaba del área común y la cocina con la minúscula habitación.
—Eso fue...
—Intenso. —Huening terminó la frase por ella, pero luego sacudió la cabeza, poniéndose de pie y ofreciéndole una mano a la castaña. La chica la observó por un momento antes de que Huening se estirara para unir sus manos con una sonrisa. A veces se lamentaba que Kai y ella no pudieran suceder; a decir, era el primer y único chico que alguna vez le había gustado, precisamente por las razones que Ryujin comentó antes, porque no había un chico que fuera igual de bueno que el rubio y ella quería alguien bueno—. Vamos. No alcanzaste a comer nada. Te invito algo y luego volvemos para que pueda alistarme para salir con Jun. Te dejo el trabajo de despertar a la bestia.
Aquello último la robó una carcajada, inspirándola a levantarse y seguirlo donde fuera a llevarla. Si Kai la dejó andar por la calle agarrados de la mano y subirlo a las stories de su cuenta privada, sólo él sabía por qué. Aunque probablemente lo había hecho porque él era así de bueno.
Para Huening, el tiempo con Yuna pasó demasiado rápido. Después de años y años de amistad, finalmente aprendió muchas cosas sobre ella.
Por ejemplo, aprendió que Yuna era vegana y animalista. Tras haberle dicho eso, muchas cosas a lo largo de sus vidas tomaron sentido; se dio cuenta de que varias de las veces en las que pensaba que Yuna estaba sometiéndose a una rara dieta, realmente ella sólo había estado excluyendo alimentos de original animal, lo cual era desafiante cuando formaban parte de una cultura donde incluso el kimchi se preparaba con salsa de pescado. También le contó que quería estudiar veterinaria y que planeaba construir un albergue para darle hogar temporal a animales callejeros y abrir campañas de adopción responsable. Descubrió que a Yuna realmente le gustaba estudiar; no solo disfrutaba de ir al instituto porque así huía por un rato de su madre, también era increíblemente lista, le interesaban los temas vistos en clase y poseía una memoria fotográfica. Solo pretendía ser tonta la mayor parte del tiempo porque su madre le había ordenado que lo hiciera.
A Kai le hubiese gustado quedarse más tiempo y aprender más de la castaña; ahora que no existía ninguna cortina entre los dos, se sorprendió a sí mismo con lo mucho que estaba disfrutando de su compañía, incluso estando solos los dos. No obstante, ahora Huening tenía un novio y debía pasar tiempo con él.
Por ello volvieron al estudio media hora antes de las cuatro y se tomó una siesta de 20 minutos, usando los diez sobrantes para cambiarse de ropa y cepillarse los dientes. Para cuando Yeonjun tocó la puerta, el buen humor que había adoptado al escuchar a Yuna hablar sobre cómo los leones y tigres eran solo gatos gigantes se había disipado, convirtiéndose en sueño e irritación a la luz.
Aunque, por supuesto, donde alguien veía un problema, Yeonjun veía una ventaja. Al estar medio adormitado y malhumorado, Yeonjun se vio en la obligación de abrazarlo las dos horas que estuvieron el centro comercial, haciendo que fuera demasiado difícil para ambos caminar si lo abrazaba por la espalda.
—Te ves como todo un peluche de esta forma. —Kai no se había dado cuenta de que su novio había salido del vestidor, ni que se había agachado frente a él. Había estado distraído alimentando a su Pou cuando la voz de su novio lo llevó a levantar la mirada.
Yeonjun se veía increíble con el conjunto que se estaba probando y lo más probable era que el azabache lo supiera; sin embargo, ahora estaban saliendo, por lo que debía ser amable con él y mierdas así.
—Te ves muy bien.
—¿Te gusta el color?
—Sí, resalta tus labios.
Por supuesto que Choi Yeonjun usaría sus palabras en su contra:— ¿Andas mirando mis labios?
—Pues tus ojos son café excremento y eres blanco como Casparin, lo que más resalta en rojo son tus labios. —era ridículo que estuviera dejando de prestarle atención a su hijo hambriento por tener que defenderse ante Yeonjun y su sonrisa pícara—. ¿Este sí lo vas a comprar? Dijiste que necesitabas un conjunto nuevo para ir al club de señora del domingo.
El azabache frunció el ceño.
—¿Yo te conté eso?
—Sí. El lunes. Mencionaste algo sobre tu mamá queriendo ir de rojo y que ahora debías comprar algo rojo para ir combinados.
—¿Y lo recordaste? Han pasado tres días.
—¿No se supone que ese es mi trabajo? —ahora Huening era confundido—. Estamos saliendo ahora. Sería desconsiderado que no te prestara atención cuando me cuentas algo.
Y Yeonjun sabía que tenía razón, solo no era algo con lo que estuviera acostumbrado. Soobin, por más que a veces hiciera un esfuerzo por ser más atento, generalmente se interesaba y recordaba las cosas que decía cuando le convenía o cuando quería distraerlo. Había pretendido que le interesaba tantas veces que esperaba lo mismo de Kai, en especial con el tipo de personalidad que el rubio se cargaba.
Descubrir lo contrario era una sorpresa bastante amena.
—¿Sí lo vas a comprar? Ya tengo hambre. —se quejó el rubio, devolviendo la mirada a su celular cuando el sonido de una notificación lo alertó—. Mira. Hyunjin me dijo que le compráramos un waffle con helado. Ya vamos.
—¿Hyunjin? ¿Como mi dongsaeng Hyunjin?
—¿Cuánta gente crees que conozco? Tú eres la mariposa social de este dúo.
—Relación.
—Hey, dame dos segundos para adaptarme, ¿quieres? —el mayor puso los ojos en blanco ante el puchero del azabache—. Ahora, ¿vas a probarte algo más o vamos a ir comprarle su waffle con helado a mi cuñado?
—¿Puedes llamarlo cuñado a él, pero no decir que soy tu novio en voz alta?
—Es distinto. Hyunjin me cae bien. —se encogió de hombros en lo que se ponía de pie, un suspiro abandonando sus labios en lo que se estiraba. Kai lo agarró por los hombros y lo enderezó en su lugar, dándole la vuelta para guiarlo hasta el vestidor—. Vamos, príncipe. Pronto serán las cinco y debes estar en el instituto para la práctica a la seis.
Yeonjun se sentía estúpido por estar sintiendo mucho con lo mínimo. Kai, siendo él mismo, solo estaba siendo atento y tratando de ser un novio decente. Si el azabache quería besarlo hasta dejarlo sin oxígeno por ser bueno, era solo su problema y un secreto nunca contaría.
Y también algo que hizo porque Choi Yeonjun siempre hacía lo que quería.
Cuando Kai lo apresuró dentro del vestidor, el azabache miró a los lados y jaló al rubio con él hasta que ambos estuvieran dentro del cubículo. Huening lo miraba como si estuviera apunto de regañar y Yeonjun estuvo apunto de preguntarle si le daba permiso para besarlo cuando se dio cuenta de que ya no debía pedirlo porque el rubio era su novio y podía besarlo cuando y cuantas veces quisiera.
Era chistoso como Kai por una parte le correspondía el beso y por otra le proporcionaba un golpe en el brazo por no darle una advertencia de lo que tenía en mente. Su reclamo duró lo mismo que la palmada porque pronto tuvo un brazo rodeando su cintura y otro alrededor de su cuello mientras procuraba someterlos al ritmo de un beso lento para que no hiciera demasiado ruido.
A Yeonjun no le importaba si lograba devorarlo entero o si solo llegaba a saborear su boca; él disfrutaría cada uno de los besos que Kai Kamal Huening tenía para ofrecerle.
—No me voy olvidar de salir a comer por esto, ¿sabes?
—Solo quería besarte. —le reprochó el azabache al escucharlo dudar de sus muestras de afecto—. ¿No ves que no te he besado apropiadamente en cuatro días?
—Debió ser un martirio, eh. —Kai estaba demasiado cerca como para ver su expresión, pero desde la distancia que estaban ocupando Yeonjun podía ver todo el esfuerzo que estaba poniendo para no ladear una sonrisa—. Quizás debería privarte de besarme cada cierto tiempo. Debería hacer que te los ganes.
—Eso es cruel.
—Tú sabías dónde te estabas metiendo, príncipe.
En eso tenía razón.
—Si te prometo que vamos a comer lo que tú elijas, ¿me regalas otro beso? —le pidió, rogó, con la mirada de perrito más potente que pudo adoptar. El mayor bufó y se echó hacia atrás, pero también dejó que su sonrisa finalmente saliera a la luz, estirando sus comisura como si estas no pudieran evitarlo—. ¿Eso es un sí?
—No es un no.
—¿Qué quieres comer hoy?
—¿Te parece un hotpot? Es sopa y tiene vegetales y proteína.
—Yah, elige algo que tú quieras comer. No pienses en lo que vaya hacerme bien a mí. —aunque, al mismo tiempo, le parecía adorable y hacía que le gustara Huening mucho más.
El rubio pareció pensarlo por un momento:— Quiero pizza.
Por supuesto que quería pizza.
—¿Hawaiana? —el rubio asintió y Yeonjun lo tomó como señal para acunar las mejillas contrarias—. Pizza será entonces.
—Cool.
—¿Ya te puedo besar?
—Quiero helado después de la pizza.
—¿Tú no eres mayor que yo por un mes? ¿Por qué tu querido dongsaeng lo está pagando todo?
—Porque él quiere un beso.
Sí, era un trueque justo y honesto, al menos ese fue el razonamiento que dibujó una sonrisa en el rostro de Yeonjun antes de que volviera a buscar los belfos del rubio con los suyos.
Choi Yeonjun era fan de los besos. Era algo que su novio sabía perfectamente y que Huening pronto descubriría; el azabache de por sí era pegajoso, pero besar a alguien no era algo que pudieras hacer con cualquiera, sino es algo que haces cuando alguien realmente te gusta y no encuentras otra forma más que esa para demostrárselo. Le gustaba besar y ser besado, le gustaban los piquitos y los besos extensos, le gustaban los dulces y los apasionados, le gustaban en la mejilla, los esquimales y los mariposa. Le gustaban todos los besos que pudieran existir, por eso, cuando Huening tomó distancia, no pudo evitar hundir su nariz en su mejilla, inhalando su aroma.
—¿Eso qué fue? —le preguntó el rubio en una pequeña risita.
—Un sniff kiss.
—¿Y por qué merezco uno?
—Solo porque sí.
Kai, en un intento de ignorar lo mucho que se le estaba subiendo la sangre a las mejillas, carraspeó y tomó un paso hacia atrás, comunicándole al azabache que lo estaría esperando afuera y que estaba antojado de helado. Él sólo rio en respuesta mientras los miraba irse y, cuando finalmente estuvo a solas frente al vestidor, se preparó a sí para lo que le esperaba cuando salieran de la tienda.
Tuvo que evitar mirarse al espejo en lo que se cambiaba de ropa o no podría consentir a Huening con la pizza y el helado como le había prometido.
Una vez fuera, le dijo a una de las empleadas del local que le reservaran la tienda y salió de la mano con su novio, balanceando sus manos en lo que el rubio le comentaba que el fin de semana iría a su casa con Bahiyyih para pasar tiempo con Hyunjin y le pedía que no fuera a entrometerse porque no quería que su hermanita lo viera meloso con su novio cuando podrían estar jugando. Yeonjun no podía tomarlo en serio, en especial porque ambos sabían que el azabache iba a estar donde el rubio estuviera, pero de todos modos asintió y le prometió darle su espacio, tratando de no sentirse muy emocionado con el hecho de que conocería a la hermana menor de su novio.
Para ser alguien que hacía énfasis en sus supuestamente pobres habilidades para mantener una conversación, Huening Kai hablaba bastante. Mayormente se extendía hablando de Ryujin, Bahiyyih o algún anime que estuviera viendo, pero hablaba más de lo que presumía.
Era agradable que lo hiciera. Al menos así lo distraía lo que estaban comiendo; Kai se sintió orgulloso de él por haber comido un par de trozos de pizza y Yeonjun se sintió satisfecho con la sonrisa en su rostro cuando lo dijo.
—Uhm, ya faltan quince minutos para las seis. —el rubio notó la hora tras enseñarle un video gracioso de Saja hace un par de años. Yeonjun recargó su frente en el hombro del contrario en lo que emitía un sonido similar a un gruñido y una rabieta en un protesta al no querer que su cita se acabara todavía, acción que provocó una risa inconsciente en Huening. Ambos estaban compartiendo una copa de helado de chocomenta, por la que se la arrebató gentilmente de las manos del azabache para establecer distancia entre ellos—. Vamos, Jun. Tienes que llegar a la práctica. Anda.
—No quiero. —a pesar de su berrinche, Choi buscó las llaves de su auto en su bolsillo trasero—. ¿Te llevo a tu casa o al estudio?
—Oh, está bien. Yo me quedo aquí.
El mundo entero se detuvo para Yeonjun.
—¿Ah?
—Las chicas deben estar llegando en cualquier momento. Puedo esperarlas solo. —el rubio se encogió de hombros—. Ve tranquilo.
El azabache pensaba que el universo debía estar haciéndole una especie de broma:— ¿Las chicas? ¿A-A qué te refieres?
—Sí, Ryujin y Yuna. —Kai lo miraba como si estuviese loco por cuestionarlo y, por un momento, el azabache temió que pudiera conectar los cables para darse cuenta de que Yeonjun estaba nervioso porque le ocultaba algo; no obstante, en lugar enojo, su rostro se arrugó en una mueca compungida—. Mierda, iba a decírtelo en el receso, pero ocurrió lo de Yuna y me olvidé. Los perdedores vamos a ver una película al cine. Según entendí, las chicas vienen primero y el resto cuando Won salga de tutorías.
Eso significaba que Lee Heeseung también estaría allí. Increíble. Malditamente increíble.
—Te invitaría a que te unieras, pero tienes práctica. —carajo, ¿por qué tuvo que haber hecho planes con Soobin, Beomgyu y Taehyun? Nadie en ese grupo lo consideraba lo suficiente para mantener un ojo en su novio y Heeseung. Si algo llegaba a pasar, él nunca lo sabría—. Jun, ya faltan diez minutos. Tienes que irte ahora si quieres llegar a tiempo.
Para el colmo, su celular vibró dentro del bolsillo de su chaqueta. Era un mensaje de Beomgyu.
"Nos estamos estacionando. ¿Ya estás regresando de lo de Kai?".
Maldita sea, cierto.
—Es Beom. Tienes razón, voy a llegar tarde si no me apuro. —Yeonjun hizo su mejor esfuerzo para no denotar que su humor se había arruinado y que estaba metido en graves problemas. Se limitó a besar castamente la mejilla de Huening y empezar a huir—. Diviértete con tus amigos. Avísame cuando llegues a casa, ¿okay?
—Claro. No te excedas jugando. —a Kai no le interesó verlo irse; se dio la vuelta y empezó a encaminarse a la escaleras que lo llevarían al cine del establecimiento.
Porque era de esperarse; alguien como Huening no sería un cursi que esperaba hasta perder a su pareja de vista.
Jun: estoy en el patio de comidas. vengan rápido y que nadie los veo.
Beom: asumo que esto tiene que ver con mi hermana y los perdedores buscando lugar donde estacionar también.
Jun: sí, vamos a tener que ir a otro lado, pero primero quiero ver algo.
Beom: ¿nos harás seguirlos, jun?
Jun: ajá, vienen o me esperan. lo que a ustedes se les dé la puta gana.
Beom: mierda, está bien. amaneciste con el bóxer entre las nalgas hoy.
Yeonjun estaba consciente de que se estaba desquitando con alguien que no tenía vela en tal entierro, pero no podía evitar cuando su novio pasaría dos a tres horas encerrado en una sala oscura con un bastardo que evidentemente todavía sentía cosas por él. Si bien Choi había conseguido ser su novio jugando sucio, Lee Heeseung debía ya haber captado la indirecta y hacerse a un lado. Kai era suyo. Su novio. No alguien a quien podía mirar con ilusión. Tenía que respetar su relación.
El azabache subió al patio de comida en el elevador para evitar toparse con Huening y se ubicó en una mesa donde tenía vista directa al lobby del cine y, al mismo tiempo, su presencia era cubierta por un par de macetas decorativas. Kai estaba de espaldas y tan distraído con su celular que ni siquiera vio a sus amigos y Soobin pasar corriendo detrás de él para llegar a la mesa donde Choi estaba escondido. Los tres fueron conscientes —o sólo tuvieron que darle un vistazo a la expresión que cargaba— de su podrido estado de ánimo y se abstuvieron de comentar algo, limitándose a estar en silencio mientras veían al grupo de Kai llegar.
—¡Kai Kamal sacrificando su batería social por los perdedores! —a Jongseong no le importaba si estaba gritando en el centro comercial; él haría su escándalo y correría para abrazar Huening si así lo quería. El susodicho no correspondió el abrazo al sus brazos estar restringidos por el agarre de Park, pero sí rio a carcajadas cuando Jake imitó a Jay y se unió al abrazo, envolviéndolo por la espalda—. Tomaremos una cerveza por tu compromiso, hermano.
—Yah. —Sunghoon apareció detrás del Park rubio y no dudó en proporcionarle un zape—. Quedamos en que tendríamos un plan sano hoy. Dale tiempo a nuestros riñones para descansar un rato.
—¿Qué hay de malo con una cerveza un jueves? Es una mini versión del viernes.
—Mi tío dijo algo como eso una vez y lo terminaron encerrando en una clínica para alcohólicos. —Jake bromeó. Park ya había soltado a Huening, pero Sim todavía no quería hacerlo y Kai no estaba retorciéndose para que lo hiciera, así que suponía que no había problema. Quizás si pudiera ver la cara de Yeonjun se daría cuenta de que sí lo había.
El azabache estaba usando toda su fuerza de voluntad para no ponerse de pie y gritarle al australiano que, por el amor de Dios, soltara a su novio.
—Yah, Jake. Déjalo, no puede respirar. —bueno, vamos a suponer que Lee había hecho un trabajo medianamente decente al lograr que Jake se apartara.
—Pensé que ustedes vendrían después. —entonces Kai no le había mentido. Al menos eso asumía por su expresión que parecía encontrarse en una zona media entre confundida y sorprendida.
—Mi tutor me dejó salir quince minutos antes, hyung. —Yang le explicó, restando importancia con un ademán.
—Y nosotras ya estábamos listas. —Ryujin le había prestado ropa a Yuna, dado que ninguna de las dos estaba usando uniforme como los demás—. Le dije que pasara por el estudio en lo que la princesita aquí me cancelaba en Twitter por no tener maquillaje.
—Tuve que idearme con lo que tenía en la mochila. Fue un horror.
—Como dije. Princesita. —si Yeonjun no estuviera de un humor infernal, se hubiera preguntado qué era de Ryujin y Kai con su necesidad de usar apodos referentes a la realeza como algo malo.
—Bueno, ya estamos todos. —para la desgracia de Choi, Sunoo, quien seguía representando una amenaza, envolvió a Huening y Nishimura por los hombros, uno con cada brazo, aunque tuviera que caminar de puntitas—. Vamos a comprar palomitas. La película está por empezar.
—Oh, ojalá tengan las de caramelo salado. —fue el único que rodeó a Kim por la cintura para que no se cayera en su intento de caminar colgado de tipos tan altos.
Bueno, no era tan malo. Era una salida en grupo. Kai estaba saliendo con sus amigos. Estaba en su derecho de pasar tiempo con ellos. Era normal-.
—Hyuka, ¿vas a mezclar gomitas ácidas con las palomitas, verdad?
—¿Cuándo no lo he hecho? Es una sorpresa en cada bocado.
—Genial. Estaba esperando que lo hicieras. —si su humor antes estaba amargo, se terminó de ir por el caño. Él había invitado a Huening al cine hace unos días y nunca vio las gomitas ácidas; ahora no podía evitar preguntarse si su novio no se sentía lo suficientemente cómodo con él como para ser libre con sus peculiaridades o si sólo era algo que hacía con Heeseung presente porque Lee comería palomitas con gomitas ácidas con él—. Yo me siento junto a Hyuka, entonces. ¿Alguna objeción?
—Dios mío, Hee. Siéntate con tu marido en silencio. —a veces algunos de los chistes de Jay no daban risa—. Como sea, yo voy con Wonie. El resto se jode.
—Jay, siéntate con tu marido en silencio. —Riki imitó su chiste y la queja del americano se perdió con sus voces en lo que todo el grupo se adentraba a los pasillos del local donde Huening Kai compraría gomitas ácidas, las revolvería entre las palomitas, se sentaría con Lee Heeseung y rozarían sus manos cada que fueran a buscar una sorpresa entre el maíz.
Choi se sintió enfermo.
(te amo, ryujin oreo) (also, recuerden que jealousy está ambientado en el 2022).
Lea estaba a punto de perder la cabeza. Habían pasado 24 horas desde la ultima vez que Choi Ryujin supo algo de su hermano y eso ya era suficientemente malo porque si había alguien en el mundo que pudiera encontrar a su dongsaeng cuando los Huening no podían era ella.
Y ahora Choi venía a pedirle ayuda porque su dongsaeng no había regresado al estudio a dormir.
Nadie podía culparla si estaba tomándose cinco minutos para fumar un cigarrillo en lo que pensaba en los mil y un lugares donde su inestable hermano pudo haber huido para echarse a morir. No, no. Ella debía tenerle fe a las palabras de Jungkook y creerle cuando le decía que Kai no trataría de quitarse la vida otra vez. Sí, estuvo una semana entera crónicamente deprimido, pero no lo haría. No ahora que tenía amigos y hablaba todo el tiempo sobre la universidad. ¿Eso tenía que significar algo, cierto? Planeaba vivir lo suficiente como para querer ir a la universidad y convertirse en un psicólogo. Como Jungkook. Porque aunque no era ético, él admiraba a Jungkook y no haría una estupidez sabiendo que eso significaba que Jungkook había fallado en su trabajo. ¿Verdad? Alguien debe venir decirle que sí-.
—¡Esto es tu maldita culpa, Choi Yeonjun!
—Unnie. —la castaña que ahora parecía vivir con ellos en el estudio se acercó a ella, probablemente huyendo de la pelea separada por la mampara, y le ofreció una taza de té. El lugar era pequeño, pero la ventana de la habitación era suficiente grande para que ella pudiera recargarse y fumar su cigarrillo cómodamente. Trataba de no preguntarse cuantas veces Huening Kai se había parado frente a esta ventana y se había preguntado si moría por la caída—. Es de valeriana. Ayuda con... los nervios.
—¿Mi culpa? ¡Ustedes fueron los que hicieron una actividad grupal y lo excluyeron en medio de una recaída!
—¡Tú iniciaste la recaída! ¡Ni siquiera eso, también la empeoraste! —Ryujin sonaba tan furiosa, como si estuviera a punto de explotar en lágrimas gracias al coraje—. ¡Estaba aprendido a controlar sus consumos de alcohol antes de que tú y tus malditos amigos lo llevaran a beber seis de cada siete días! ¡Él finalmente se estaba integrando con gente, se estaba recuperando antes de que llegaras! ¿Por qué te cuesta tanto admitir que eres una pésima influencia?
—Claro, lo admitiré cuando ustedes admitan que lo excluyeron al punto de que Kai se negaba a salir de casa.
—La puta madre, Yeonjun. ¿Acaso no has pensado que si no fueras un maldito pegajoso entrometido desesperado por acaparar su atención, Kai podría haber asistido a nuestras reuniones? Lo invitamos a todas sin falta y rechazó cada una de ellas porque tú, su puto novio, ya había hecho planes por los dos. —Lea empezaba a pensar que, si esos dos no se callaban pronto, iba a necesitar otro cigarrillo—. Trata de evadir la culpa todo lo que quieras, pero eso no cambia el hecho de que tú y tu trasero dependiente lo abrumaron tanto que ahora mi mejor amigo probablemente está en algún lugar contemplando el suicidio.
—Deja de decir eso.
—Es lo que es. Sabías dónde te estabas metiendo cuando decidiste ser su novio. ¿Por qué no fuiste más considerado cuando pudiste serlo?
—¿Van a callarse ya? —Huening no pudo evitar alzar la voz para ser escuchada por ambos incluso a través de la mampara. Llegó a la conclusión de que no tenía caso que hubiera algo que los separara, por lo que dejó caer lo que quedaba de su tabaco por la ventana y abrió aquella imitación de puerta, aceptando el té que Yuna le ofrecía. Tanto el azabache como la chica estaban frente a frente, atacándose el uno al otro con sus manos hechas puños a los lados. Ambos se giraron a verla como si ambos fueran dos venados y ella un semáforo—. Me vale un comino de quién es la culpa. Lo único que sé es que Kai está perdido y mi papá no me contesta. No puedo hacer nada por lo segundo, pero pelear definitivamente no va a arreglar lo primero. ¿Van a ser útiles y ayudarme a buscarlo o van a estorbar más pasándose la culpa?
El silencio los envolvió a los cuatro. La verdad era que nadie sabía por dónde empezar; si bien no era la primera vez que Kai huía, sí era la primera que nadie sabía nada al respecto. Tanto Ryujin como Lea trataban de consolarse a sí mismas convenciéndose de que ya lo habrían encontrado si hubiera intentado atentar contra su vida, porque el destino siempre las premiaba con la mala experiencia de encontrar y salvarlo antes de que fuera demasiado tarde.
Yuna, quien se mantenía al margen y se notaba tensa, alzó la mano como estudiante de primaria para llamar la atención del resto.
—Le dije a los perdedores y a Beomgyu que no encontramos a Hyuka y están dividiéndose en grupos de búsqueda mientras hablamos. —la ahora pelirroja avisó con su celular en la mano—. Pensé que sería más eficiente si somos muchos buscando.
Gracias, Dios bendito.
—Eso nos va a ayudar a ganar mucho tiempo, Yuna. Te lo agradezco. —la castaña suspiró y optó por beberse el té que la menor le había ofrecido de un solo sorbo. Ya estaba tibio, por lo que no terminó quemando su sentido del gusto—. Muy bien. Yuna y yo nos uniremos al grupo de búsqueda. Ella viene conmigo en mi auto mientras que ustedes dos se quedarán aquí y nos avisarán si Kai llega a regresar.
Huening se esperó las quejas que recibió casi al instante.
—¿Qué? No, noona.
—Unnie, quiero ayudar.
—Los dos ya han hecho demasiado, ¿no creen? —Lea nunca había sido buena para tragarse sus palabras y no iba a comenzar ahora que su hermano estaba perdido. Su energía estaba puesta en una sola cosa y era en encontrar a Huening Kai.
Me imagino que todos ustedes deben estar perdidos. Kai estaba bien antes, casi puedo escucharlos preguntarse. Descuiden, los pondré en contexto.
Todo rebobina a tres semanas en el pasado, cuando seguían en junio, cuando Kai encontró una forma de balancear su relación con el tiempo de calidad que ocupaba pasar con sus amigos y cuando Yeonjun se dio cuenta que Huening saliendo con los perdedores no significaba algo bueno. Choi, siendo la persona que era, no buscó a discutir con el rubio lo mucho que le molestaba que saliera con Lee Heeseung cuando él no estaba; de hecho, ni siquiera manifestaba su molestia en lo absoluto. Lo único que hacía al respecto...
"Kai, hoy vamos a reunirnos con los chicos saliendo del instituto"
"Kai, hagamos tarea juntos".
"Kai, ¿vienes a mi casa hoy? Por fa, por fa, por fa".
"¿Sabes, Kai? Sería lindo que mi novio viniera a las prácticas".
"Kai, ven. El consejo estudiantil siempre necesita manos extras".
No importaba cuánto estuviera descuidando sus prioridades y actividades, Choi Yeonjun encontraría una forma de que Kai pasara tiempo con él y solo con él, tarea que le venía fácil cuando tenía a un novio crónicamente complaciente. Si bien no podía evitar todas las salidas del grupo, dado que existían algunas de las que no se enteraba, había estado haciendo un buen trabajo saboteando las reuniones que sí llegaban a sus oídos; incluso tentaba a su suerte cada vez que debía inventar una excusa diferente, entrometiéndose a las salidas como si lo hubieran invitado y arrastrando a Beomgyu, Taehyun y Soobin a planes espontáneos para los que no tenían otra opción más que aceptar.
Claro, Choi estaba consciente de lo mal que sonaba. No planeaba que el resto de su relación fuera así; no quería que Kai dejara a sus amigos por él, ni mucho menos volverse el motivo por el que sus amigos dejaban de invitarlo a lugares. Solo necesitaba eso, el control y la tranquilidad, por un par de días. Necesitaba asegurarse de que nada malo fuera a ocurrir entre el rubio y Heeseung, necesitaba convencerse de que todo estaba bien con lo perdedores antes de compartir a su novio con ellos. Necesitaba a Huening Kai a su lado, prestándole atención, para sentirse sereno.
Soobin no parecía muy contento con ello.
—Jun, esto está jodido en tantos niveles. —no lo malinterpreten, a Choi Soobin no le iba ni le venía lo que Yeonjun hiciera en su relación con Huening; le daba más tiempo para pasar tiempo con su noona y hurgar en busca del secreto que ella parecía estar guardando, también tenía momentos para sí mismo donde invitaba a su madre a salir de la casa un rato. No le molestaba realmente el arreglo que tenían ahora. No obstante, él estaba haciendo un esfuerzo inhumano para hacer las cosas bien y no cagarla para que Yeonjun, quien nunca era así de imprudente e impulsivo, viniera a meter la pata haciendo todo lo que estaba mal—. Ya llevan un mes de novios y todavía no le has dicho que seguimos juntos. No contento con eso, ¿ahora también vas a mandarte tremendas pendejadas porque estás celoso de Heeseung?
El azabache, completamente consciente de que estaba siendo regañado y odiando cada segundo, decidió que le restaría importancia al asunto dándole un sorbo a su botella de soju:— No veo realmente qué estoy haciendo mal. Solo quiero pasar tiempo con mi novio.
—Está escuchando a Tyun hablar sobre fútbol.
—Eso es bueno, ¿no? Está siendo sociable con más gente. Le hace bien.
—¡Jun, está tan borracho que se ríe con todo lo que le dice porque no entiende nada! —sí, Beomgyu estaba igual de extrañado viendo al chico que generalmente nunca le dirigía la palabra colgarse del brazo de su novio, quien estaba igual de ebrio, en lo que carcajeaba porque, al parecer, la pelea entre los fanáticos de Messi y Cristiano Ronaldo la encontraba hilarante. El castaño estaba junto a los muchachos ebrios, esperando una señal para llevarlos a casa porque el azabache iba por el mismo camino que esos dos si seguía bebiendo. Los cinco estaban sentados en el césped junto al río Han, donde la gente estaría sentada sobre mantas de picnic y comiendo ramen barato con dumplings y una cerveza de no ser porque ya era cerca de media noche.
Usualmente tomaba mucho para que Choi Beomgyu y Choi Soobin se pusieran de acuerdo en algo, motivo porque chocaban constantemente o se limitaban a hablarse cuando Yeonjun estuviera cerca; sin embargo, no había mucho que debatir respecto a la situación en cuestión. Yeonjun se estaba aprovechando de que Kai no pudiera decirle que no y eso lo lastimaría a la larga. Quizás ya lo estaba haciendo si pasaba de una resaca a otra y cancelaba planes con sus amigos a último minuto. Alguien como Huening Kai, cuya ansiedad social lo obligaba a estar de la mano con Ryujin a cada lugar que fuera, necesitaba beber cantidades insanas de alcohol con tal de soportar al grupo de su novio; era la única forma en que no rodaba los ojos por cada idiotez que Taehyun decía pensando que era graciosa, en que no mencionaba a Ryujin cada que Beomgyu abría la boca, en que no le lanzaba algo a Soobin cada que lo llamaba Ning y en que no le daba ansiedad cuando Yeonjun quería besarlo frente a los chicos. Todo era demasiado para él, pero estar en una relación era un buen cambio —según Jungkook, aunque nunca le dio muchos detalles sobre su dinámica de pareja—, por lo que debía poner de su parte y adaptarse.
Beomgyu en algún momento le había comentado a Soobin que le parecía triste, porque el rubio realmente le estaba pareciendo agradable, pero que aquello no era de mucha importancia si necesitaba alcoholizarse desesperadamente para poder convivir con ellos. El menor se encogió de hombros y le dijo que no era la gran cosa, que la vida era así, pero en realidad opinaba lo mismo; es más, se le hacía incluso más cagado y retorcido que fuera Yeonjun, su propio novio, el que alimentara ese patrón de comportamiento. Si bien Huening no era un niño al que le estaban apuntando con una pistola en la cabeza para que buscara él mismo las botellas de soju cada que paraban en una tienda convencional, Choi no le estaba dejando de otra; él sabía que Kai no le podía decir que no algunas veces y sabía que el rubio en verdad preferiría era estar con su grupo de perdedores, pero lo retenía. Ya fuera con una súplica, con una frase malintencionada o con una expresión de perro mojados y besos que Huening no podía rechazar.
Yeonjun podía ser increíblemente persuasivo cuando quería. Él sabía de eso.
—Quizás le parece verdaderamente chistoso lo que Tyun le está diciendo, Soobin-ah. —el azabache rodó los ojos, permitiéndole a su espalda un descanso al recostarse sobre el césped—. ¿Desde cuándo te preocupas tanto por Hyuka, eh? La última vez que chequeé era un rarito que no soportabas.
—¿Y acaso eso me detiene de ser una persona decente? Jun, es tu novio. Ning. Él no es Soobin para que hagas con él lo que se te cante en gana. —si el azabache menor tenía razones aparte de la decencia para querer cuidar de Huening, ese era sólo asunto suyo.
Normalmente, así como todas las veces que Soobin le recordaba a Choi que Kai no debía/iba a soportar todo lo que él había pasado con él, Yeonjun rodaría los ojos y diría que le haría caso más tarde. No obstante, se creía por allí que el alcohol sacaba los verdaderos colores de la gente y, aunque –dentro del entendimiento de Soobin– su novio estaba lejos de ser una mala persona, Choi Yeonjun seguía siendo humano.
A Soobin no le sorprendió haber encontrado amargura y malicia como respuesta a su comentario.
—¿Sabes? Te quejas mucho de mí para ser alguien que se niega a dejarme. ¿Tienes una especie de fetiche por el sexo gay o algo por el estilo? —la mirada cansada y hostigada en su rostro lo hacía parecerse a un zorro más que otras veces.
—No estoy contigo para acostarme contigo y lo sabes.
—Bueno, tampoco sé por qué estás conmigo para empezar. —genial, un Yeonjun resentido era lo que menos necesitaba—. Digo, si pobrecito Soobin la pasa tan mal. La golfa de Yewon debe ser finísima contigo.
—Creo que ya es momento de que dejes de beber. —el azabache agradecía haberse acercado al mayor cuando este decidió mantenerse a un par de metros del resto para pensar. Sí, perturbó su tranquilidad para regañarlo por ser un novio de mierda, pero al menos Kai, estando tan perdido como lo estaba, no podía escucharlo desde esa distancia, ni notar que estaban discutiendo—. Dame la botella, Jun.
—Vete a la mierda, Bin. No puedes decirme que hacer. Tampoco eres quien para quejarte en mi cara de mí como tu novio cuando todo lo que hice fue porque tú me provocaste. —Soobin quiso replicar que, si bien él le había dado razones, Choi le gustaba el control por naturaleza.
Y sí lo hizo, pero no para defenderse, porque no tenía caso actuar como un santo.
—¿Y Ning qué hizo para provocarte, eh? —sabía que había lanzado un buen argumento porque Yeonjun había cerrado la boca instantáneamente, apretándolos en una línea recta—. Ir al cine con sus amigos no es un puto delito, Jun.
—Heeseung estaba allí. No me gusta que se vean cuando yo no estoy para cuidarlo.
—Claro, porque es un juguete al que le pones membrete para que los demás niños no te lo roben, ¿no? —el menor era consciente de que estaba demasiado metido en el tema como para restar importancia después, pero al diablo, quizás su novio entendería si notaba que estaba hablándole en serio—. Has sido un maldito posesivo, celópata y controlador desde que te conozco. Empezaste con tu status y tus cosas y ahora lo eres hasta con tus novios. Kai no te ha hecho nada, pero lo sigues tratando como si fuera el tipo de chico que se ríe a tus espaldas mientras se mete en las piernas de otro.
—Podría, ¿no? A ti te descuide un poco y te dejaste engatusar por una arpía. —tal parecía que la intención de Yeonjun era lanzar ácido.
—Pues Heeseung al menos lo trataría como un ser humano y no como un trofeo. Si se dejara seducir, no lo culparía.
Por primera vez en cuatro años de relación, Choi Yeonjun buscó su mirada y el menor encontró en ella odio, crudo y latente:— Vete al infierno.
—Con gusto. —el azabache no perdió tiempo en dejarlo por su lado para dirigirse y sentarse junto a Beomgyu, quien estaba rebajando con agua las botellas de soju que Kai y Taehyun estaban bebiendo a escondidas. El castaño lo miró como si hubiese cachado con las manos en la masa cometiendo un crimen hasta que se dio cuenta de quién se trataba—. Nos vamos. Todos.
El castaño arrugó su rostro en una mueca.
—¿Qué hacemos con el auto de Jun? Él se ve algo indispuesto para manejar.
—Tú lo vas a hacer.
—¿Quieres que vaya, los deje a todos, regrese en taxi hasta acá para llevarle su auto y volver a mi casa otra vez en taxi? —Beomgyu cuestionó con el ceño fruncido.
—No. —el azabache le extendió su mano al mayor—. Quiero que me des las llaves de tu auto.
—¿Disculpa?
—No lo voy a decir dos veces, Beom.
—¡No, no te voy a dejar manejar a mi bebé! —a veces a Soobin que su amigo cuidaba a su auto más de lo que cuidaría de su propio novio—. Es una reliquia. Necesita ser tratada con cuidado y tú eres imprudente detrás de un volante. No me niego. Maneja el de Jun.
—No puedo quitarle las llaves. No quiere verme ahora mismo y Kai necesita ir a casa pronto. Este no es su ambiente. —el suspiro que abandonó sus labios debió demostrarle al castaño lo exhausto que se sentía—. Si quieres puedes ir delante de mí en el auto de Jun para que te siga y te sientas más tranquilo, pero Jun no va a dejarme coexistir en el mismo espacio que él y alguien debe cuidar de Kai. Él no puede hacerlo y Tyun es tu novio, te escucha más que a mí. Tú llevas a esos dos y yo llevo al ratito.
Con la intención de no dejarle muchas opciones, Soobin se puso de pie, estirando su mano al castaño para que pudiera hacer lo mismo. De no ser porque estaba estresado, a Soobin le hubiese parecido graciosa la forma en que el mayor parecía estar a dos segundos de patalear como un niño berrinchudo.
La distribución fue cansada y meter a Jun en su auto sin Kai a su lado fue casi una odisea, pero el menor del grupo se encontró a sí mismo sintiéndose más tranquilo ahora que tenía sus manos sobre el volante de la Ford de su amigo y los ojos en el camino, Beomgyu conduciendo frente a él sin ninguna prisa, probablemente porque manejar a turbo teniendo a dos ebrios detrás no era la mejor de las ideas si ansiaba llegar a su casa sin estar cubierto en vómito.
Beomgyu le había comentado que le había escrito a Yuna para que persuadiera a Ryujin a que se fuera a dormir, así no tendrían que topársela, y para que estuviera esperándolos abajo. Cualquier cosa que lo mantuviera alejado de la furia con cabello azul que Huening tenía como amiga le parecía bien.
—Yah, yah. —una de sus manos soltó el volante por unos segundos para proporcionar palmaditas suaves en el muslo del rubio. Podía ver sus párpados cansados rindiéndose de a poco y Soobin no quería cargar con un tipo inconsciente—. No te duermas. Pronto llegaremos a tu estudio y Yuna no podrá cargarte si estás dormido.
—Pero tengo sueño. —Huening arrastraba las palabras en medio de bostezos.
—Esto no es hostal, Ning.
—Kai.
—La misma mierda.
—¿Dónde está Jun? —el rubio quiso buscar al mencionado con la mirada, pero su cuerpo daba la impresión de sentirse demasiado pesado para eso.
El azabache se encogió de hombros:— Con Beom. Él está manejando el auto de Jun.
—¿Por qué no vino en este? —aunque su rostro era inexpresivo y su mirada estaba perdida en las luces de Seúl, el menor casi pudo saborear un puchero con las palabras del contrario.
—Porque Jun es un borracho horny y no tengo ganas de ver como te quita la virginidad en el asiento trasero. —mentira no era. Yeonjun sí era el tipo de borracho que metería sus manos en los pantalones de su novio por el puro goce de hacerlo, él lo sabía por experiencia, pero tampoco podía dar por hecho que Huening Kai aguantaría ser toqueteado en ese estado.
Para su sorpresa, Huening Kai sacudió la cabeza en una risa vaga, desviándose completamente del tema:—No soy virgen.
—Claro. Lo que tú digas, Ning.
—¡En serio! —el azabache no escuchaba al rubio hablar tan vivamente desde que tenían trece o catorce años. Estar borracho debía hacer maravillas por sus escasas habilidades sociales—. La perdí hace cuatro años.
—¿Ah, sí? ¿Quién fue el afortunado? —fue natural para Soobin preguntar por un hombre, dado que cualquiera con sentido común sabía que Kai Kamal Huening era gay, aunque no fuera la representación estereotípica de uno.
El rubio no lucía como alguien realmente interesante y dudaba haya hecho algo sumamente loco con lo ansioso que era, por lo que trató de hacer memoria en el pasado para recordar a todos los chicos que hubieran podido ser gays de closet hace cuatro. La probabilidad de que el rubio haya tenido sexo con alguno de ellos a escondidas era bastante alta.
O extremadamente baja.
—Ryujin. —respondió el chico de forma tranquila, como si él dato en sí no fuera confuso.
—¿Ryujin? ¿Choi Ryujin? ¿La prometida lesbiana de Sunoo? —el azabache quiso usar diferentes maneras más para describirla, pero se limitó con la más inofensiva para que Kai no se fuera a enojarse y se volviera difícil de transportar.
El rubio asintió.
—Ajá. La perdí con ella.
—Pero eres gay.
—Ajá.
—Y ella también.
—Ya sé.
—¿Entonces...? —por qué, pero Soobin no sentía que tenía el derecho de hacer preguntas. Él y Kai no eran amigos desde sexto grado y su amistad no era realmente equitativa.
Aunque Kai pareció leerle la mente y le respondió.
—Porque pensamos que dejaríamos de ser gays si lo hacíamos. —y lo dijo tan tranquilo, como si fuera algo que normalmente cuentas. Como si todos tuvieran sexo con su mejor amiga en esperanza de ya no gustar de los hombres. Soobin tuvo que recordarse que estaba llevando a un Kai borracho a su casa y que no podía detenerse a un lado para mirarlo a la cara porque Yeonjun sería capaz de bajarse del carro en movimiento para cuestionarlo—. Ambos salimos del clóset casi al mismo tiempo. Después de un año de aguantar las consecuencias, pensamos que quizás sí estábamos confundidos y tener sexo nos pareció la mejor forma de quitarnos lo gay. Ryujin solo confiaba en mí y yo sólo confiaba en ella.
El azabache estaba seguro de haber escuchado cosas peores; no obstante, no notó que la garganta se le había secado hasta que tuvo que pasar saliva y carraspear para volver a hablar.
—¿Y cómo fue?
—Espantoso. —el azabache suponía que reírse del recuerdo era cómo Huening sobrellevaba con él—. Fue incómodo besarnos y vernos desnudos y se volvió desesperante que ninguno de los dos pudieran sentir algo. Aunque era la primera vez de los dos, ambos estábamos seguros de que no debías sentir sudor frío o sentir náuseas en el proceso. Yo no logré levantarla por mi cuenta. Los dos nos pusimos a llorar, pero fuimos demasiado tercos que seguimos hasta el final. Tuvimos que cerrar los ojos e imaginar que estábamos con la persona que nos gustaba para acabar con la tortura. Cuando terminó, sólo nos abrazamos, lloramos toda la noche y seguimos con nuestras vidas homosexuales.
Al menor no sabía qué lo inquietaba más; que el rubio le contara eso como si estuviese hablando del viaje que hizo a la casa de su abuela en Gapyeong o estar consciente de que Huening Kai tuvo que pensar en él para sobrevivir su primera vez.
Porque Choi Soobin sabía perfectamente que el pequeño regordete de once años que conoció cuando lo transfirieron había estado enamorado de él y Kai sabía que él sabía. Eso volvía su amistad dispareja; el rubio había querido pasar tiempo con el chico que le gustaba y el azabache sólo a alguien que lo siguiera mientras hacía travesuras en su nueva escuela.
Puede que Huening Kai haya sido el niño que lo ayudó a descubrir que sentía algo por los niños. Él fue el inicio de su trayecto al descubrimiento y Yeonjun fue el fin. Su padre le prohibió andar con uno y lo empujó desesperadamente a cortejar al otro.
Y ahora ese mismo niño le decía que había necesitado pensar en él para poder tener sexo con su mejor amiga en orden de quitarse lo gay. Soobin se sintió un poco enfermo y no sabía exactamente porqué; Kai no había dicho su nombre para que él no llegara a esa conclusión, pero Soobin tenía buena memoria y la época de su once a los catorce años había sido claves para su vida, al punto que suprimió al rubio de sus recuerdos y volvió a recordarlos cuando se topó con él, por supuesto que ahora lo recordaría y uniría los puntos.
Lo único que lo sacó de trance fue, irónicamente, la respiración serena del rubio.
—Oi. —quitó nuevamente su mano del volante para apretar el muslo del mayor, provocando que se enderezara y despertara de su sueño en medio de parpadeos—. Te dije que no te duermas.
Soobin hizo una nota mental de que Kai borrado podía llegar a ser berrinchudo:— ¡Pero si tú te dormiste primero!
—Estoy manejando. No podría dormir aunque quisiera, Ning.
—Mi nombre es Kai.
—Siempre te he llamado Ning.
—Y por eso le dije a mi psicólogo que la voz autodestructiva de mi cabeza se llamaría Ning.
—¿Y a mí qué interesa? Yo te puse el apodo antes de que se lo pusieras a la voz de tu cabeza. —también había que tomar nota de que Choi Soobin podía actuar como un niño berrinchudo si quería—. Eres novio de Jun ahora, así que vas a verme más seguido. Tendrás que vivir con ello, Ning.
—Yo no quiero verte. Quería salir con mi amigos hoy. —ahora ya no sólo escuchaba el puchero, también lo vio cuando Kai se giró a mirarlo con los brazos cruzados.
Soobin apostaba que sí. También apostaba que Kai lo hubiera pasado mejor con sus amigos; comparados con ellos, que sólo se bebieron en el río Han, los perdedores tuvieron una sesión de estudio que terminó en un reñido juego de Monopoly en casa de Jongseong, si las stories de Sunoo era una fuente confiable de la cual fiarse. Era el tipo de plan que gente ñoña disfrutaría, definitivamente el tipo de plan que Kai consideraba divertido.
Él debería estar formando parte de esos planes, no los que Yeonjun hacía por ellos.
A Soobin le picó la lengua. Era arriesgado y la probabilidad de que perturbara su tranquilidad era de 200%, pero era algo viable, algo en que podría culpar a las tres botellas de soju que bebió. Cuando se le pasará el capricho, Yeonjun lo perdonaría.
—Ning, tengo que decirte algo sobre Jun y yo...
—¡Uh, Yuna! —quizás si Soobin no hubiese pasado tanto tiempo tratando de procesar la historia de Kai, habría logrado decirle la verdad, quizás habría tenido más tiempo para hacerlo, pero Beomgyu había detenido el auto frente a la castaña y Soobin no era el dueño del auto como para sacar a Kai a dar una vuelta y decirle lo que quería decir—. ¿Ya puedo dormir, cierto?
—Solo no en las escaleras o harás que Yuna tenga un accidente, Ning.
—Kai.
—Ya mejor acostúmbrate. —Soobin no sabía que le había sonreído hasta que Yuna abrió la puerta del copiloto para sacar al rubio del auto. El azabache sintió la forma en que sus comisuras cayeron, tratando de ocultar cualquier evidencia de la conversación que habían tenido en el camino—. Será mejor que lo subas rápido. Está a dos segundos de dormirse.
Contrario a las palabras del azabache, Huening abrazó a la castaña, luciendo bastante despierto, en cuanto sus pies tocaron el concreto:— ¡Yuna, te extrañé!
La castaña le correspondió como pudo, lo cual fue difícil porque Kai era gigante y bastante pesado para que alguien tan delgada como ella pudiera con él.
—Vamos a dormir, Hueningie. —la chica le proporcionó leves acaricias en la espalda antes de tomar el brazo derecho del rubio y rodearlo sobre sus hombros para mantenerlo recto en lo que subían las escaleras—. Muchas gracias por traerlo, Soobin.
El azabache sólo asintió con la cabeza y avanzó con el auto de Beomgyu cuando este empezó a alejarse. En cuanto llevaron a Yeonjun en su casa, el castaño no hizo preguntas, ni cuestionó porqué debía darle un aventón extra cuando podría quejarse con su novio, y lo dejó frente a su casa, donde el azabache entró a su casa por la ventana. Su padre probablemente estaría viendo televisión y, aunque podría presumir que venía de verse con Yeonjun para obtener un par de días de tranquilidad, él estaba demasiado cansado.
Sólo se metió a su cama y se preparó para ir solo a clases al siguiente día porque su novio definitivamente no lo iría a recoger.
—Soobin, esa la última vez que te permito llegar tan tarde. —El profesor Park, su tutor y padre de Jongseong, le pidió que se quedara un momento antes del receso. Evidentemente había calculado mal la duración del viaje ya que, en su defensa, él no estaba acostumbrado a usar transporte público. Yeonjun llevando siendo su chofer designado por lo últimos cuatro años y nunca antes se había enojado tanto que lo dejaba a su suerte. Siempre había una primera vez para todo, por supuesto—. Si vuelve a suceder, voy a tener que citar a tus padres.
Lo que le faltaba, maldita sea.
Soobin decidió no dejar que mucho tiempo pasara. La última vez Yeonjun se había enojado con él por una semana e incluso así le daba aventones, siempre y cuando Hyunjin estuviera presente. Gastar dinero en transporte le parecía estúpido cuando su novio tenía un auto que funcionaba perfectamente. Aprovecharía la hora del almuerzo para hablar con él y solucionar la discusión antes de su padre reconociera los indicios de un problema.
Probablemente lo único bueno de su pelea había sido que Yeonjun dejó a Kai en paz por un día para variar, al menos eso podía interpretar al ver al rubio siendo molestado por sus amigos al estar en clases con resaca; tenía la cabeza recostada en el hombro de Ryujin y ella, aunque se la notaba tensa, le estaba acariciando el cabello. Perfecto. Era el lugar donde Kai pertenecía. Si tenía suerte, podría convencer a su novio de que tuvieran una cita para que Kai pudiera salir con sus amigos una tarde.
No que a Soobin le interesaran las necesidades del rubio. Un solo acto de caridad nunca era suficiente.
El azabache apartó su mirada de la mesa antes de que pudiera ser cachado por alguno de los chicos del grupo y se dirigió hasta donde su novio estaba sentado con sus amigos. Pudo ver cómo rodó sus ojos al verlo, pero, como si pudiera leer su mente y sus intenciones, se puso de pie antes de que pudiera decir algo, saliendo de la cafetería sin mirar atrás porque estaba seguro de que Soobin lo estaba siguiendo. Ambos entraron al baño, lugar donde el menor no cerró la puerta hasta que su novio chequeó que no hubiera nadie aparte de ambos.
El mayor se permitió expulsar una bocanada de aire antes de tomar asiento en los lavamanos de mármol:— ¿Qué? ¿No terminaste de quejarte anoche?
—Trataba de aconsejarte, no quejarme, Jun. —la respuesta y su suspiro fueron automáticos, porque tenía su discurso preparado al ser su novio tan predecible—. No estás tratando a Kai como se debe y lo sabes. Yo no pierdo nada si él te deja, pero tú sí.
—No va dejarme.
—Extraña a sus amigos. —soltó porque no sabía que otra cosa decir para que el mayor lo escuchara—. Me lo dije ayer cuando lo llevé al estudio. Jun, él no quiere verme a mí o a Beom o a Tyun. Él quiere jugar cartas con su grupo de perdedores y lo haces sentir miserable cada vez que lo obligas a pasar tiempo con nosotros. A mí no me afecta, pero ¿crees que tú vas a soportar verlo con Heeseung después de esto? Porque eso es lo que va a pasar.
El azabache frunció el ceño:— ¿A qué te refieres?
—¿Quién crees que va a aprovechar para ser el hombro en el que llore al momento en que termine contigo por controlarlo demasiado? —el menor se cruzó de brazos una vez estuvo frente a su novio—. Puedes evitar que vea a sus amigos, pero no a su psicólogo y cuanto le cuente lo que estás haciendo, le va a aconsejar que te deje y él lo va a hacer porque es un niñito obediente que nunca le llevaría la contraria. Y cuando te deje, Heeseung no va a tener a nadie que le prohíba acercarse.
Su novio fue atrapado por el silencio y sus pensamientos, lo cual Soobin tomó como oportunidad para meterse entre sus piernas y estar más cerca. No había sido su idea desviar el tema de él o fingir que realmente se interesaba por la relación de su novio con el rarito de Huening, pero hey, no iba a cuestionar nada si funcionaba.
—¿Tú crees?
—Lo sé, Jun. Por algo llevo diciéndote que le bajes a tu intensidad por semanas, pero no me escuchas. —Soobin actuó en cuanto notó que el mayor iba a morderse las uñas, acunando sus mejillas para que lo mirara a los ojos—. Tienes que admitir que eres más impulsivo que yo cuando estás celoso.
—Solo un poco.
—Más que un poco. —demasiado si la experiencia de cuatro años de Soobin contaba de algo.
—¿Crees que Kai quiera dejarme?
—No aún, pero creo que podría si no lo dejas respirar solo por un día. —el Choi menor pasó sus pulgares sobre el entrecejo del mayor para evitar que lo arrugara—. Si tanto de jode que Heeseung esté allí, actúa como alguien de tu edad y dile que te causa inseguridad. Estoy seguro de que mantendrá su distancia si le lloras un poco.
—¿En serio?
—Claro. Se ve como el tipo de persona que te perdonaría cualquier cosa si te pones a llorar.
—De acuerdo. —como si eso hubiese resuelto todas sus diferencias, Yeonjun no perdió tiempo en envolver el cuello del más alto con su brazos, buscando que sus cuerpos se juntaran mucho más—. Perdona por no pasar por ti hoy.
El azabache se encogió de hombros.
—No importa. Solo no vuelvas a dejarme a mi suerte con el bus.
—¿Qué tal la experiencia premium del transporte público, señor fancy? —Soobin no trató de reaccionar o sonreír ante el tono burlesco en la voz de su novio—. ¿Tuviste que darle tu asiento a una viejita o te permitieron tener privilegios?
—Qué gracioso eres, eh.
—De hecho, Kai me considera hilarante.
—Yo no soy Huening Kai.
—Lo sé. —el menor se limitó a oír su sonrisa porque estaba demasiado cerca para ver otra cosa que no fueran las pestañas contrarias, el lado positivo de ello siendo que Yeonjun tampoco inflar su ego al darse cuenta de que él también estaba sonriendo—. A Kai no lo besaría en un baño de la escuela.
Pero a Soobin, sí.
El Choi mayor lo estaba besando como si hubiese reencarnado en un león famélico; el menor se sentía devorado y no tenía ningún problema con ellos. Le gustaba cuando el azabache era brusco, cuando le mordía labios y succionaba su sinhueso, cuando lo se aferraba a su cabello con firmeza y exploraba los confines de su boca como si se tratara de una tierra abandonada por civilización perdida. Si Yeonjun necesitaba dar rienda suelta a la ferocidad que reprime con el rubio, Soobin lo sujetaría de la cintura, saborearía la sensación de sus piernas enrollándose alrededor de su cadera y sería su desquite con todo el placer del mundo.
El menor no sabía cuanto tiempo había pasado desde que sus labios entraron en contacto, pero no debió de ser más de diez minutos, la sabía porque ninguno de los dos aguantaba tanto tiempo sin aire. Realmente no importaba si fueron diez minutos o dos horas, porque la duración de su beso se volvió irrelevante para ellos el segundo en que alguien abrió la puerta del baño y lo encontró en aquella comprometedora posición.
Y no cualquier alguien.
—Pero qué mierda. —Yang Jungwon, con todo su gran intelecto, no supo cómo reaccionar ante lo que vio. Siendo el menor de su clase y teniendo padres tan sobreprotectores como los que tenía, existía ciertas situaciones para las que no estaba preparado: cachar al novio de uno de tus amigos montándole el cuerno con su exnovio definitivamente era una de ellas—. Y-Yo... Me confundí de ¿baño?
—Carajo. —Yeonjun lo había empujado y saltado de los lavamanos como si estuviese hecho de lava. Ni siquiera se molestó en tratar de arreglar su apariencia porque el daño ya había sido hecho—. Jungwon, déjame explicarte.
—Yo no vi nada. —se limitó a decir y trató de huir, de no ser porque Soobin fue más rápido y bloqueó la salida con su cuerpo.
El Choi mayor intentó una vez más.
—Te juro que no es lo que parece. Te explicaré todo, sólo no le digas a Hyuka.
—¿Que no le diga? —aquella petición pareció sacarlo de su estado de conmoción, inmediatamente tomando su lugar como alguien que estaba su derecho a estar enojado porque encontró a dos personas cometiendo un acto atroz—. Hyuka hyung es mi amigo. Por supuesto que voy a decirle que su novio se estaba comiendo a su ex en los baños.
—Es una relación poliamorosa. No estamos engañando a nadie. —espetó el azabache, la frustración provocando que hundiera sus manos en su cabello, especialmente cuando se dio cuenta de lo pésima que sonaba su excusa.
—¿Hyung lo sabe? —Yang se cruzó de brazos.
—No he encontrado la oportunidad de decirle.
—Entonces lo estás engañando, Choi Yeonjun. —Soobin pensaba que quizás, sólo quizás, el universo estaba tan en contra de la relación de su novio con el rubio que había llegado al extremo de enviar al enemigo académico para que los descubriera—. Estás loco si piensas que no le diré a nadie.
Yeonjun miró al cielo, como si hubiera una forma en la que Dios se comunicara con él para sacarlo de ese embrollo, y tal vez sí lo hizo, juzgando por la forma en que sus hombros se relajaron y tomó aire para dirigirse a Jungwon con una sonrisa sellada. Tal vez Dios era una mujer de mediana edad que le había enseñado a Yeonjun a siempre obtener lo que quería.
—¿Cuánto?
—¿Disculpa? —Yang era un chico listo. No estaba confundido, sino indignado.
—Todo el mundo tiene un precio, Wonie. —Soobin sabía que tenía razón porque él también tenía uno; no obstante, toparse con una copia de Choi-Minatozaki Sana siempre era escalofriante—. Dame una cifra. Un nombre. Una meta. Debe haber algo que quieras y sólo yo lo puedo conseguir. Aprovecha.
Soobin jamás cuestionaría el vínculo que había entre los perdedores, no cuando se habían cuidado la espada en tres meses lo que él y sus amigos no lo habían hecho en años. Estimaba que serían esas amistades de instituto que se reunirían cada tres meses un sábado por la noche cuando todos hayan tomado caminos y universidades distintos tras haber logrado graduarse, unidos y presentes en las vidas de los otros como en las películas. Sin embargo, una parte de su ser no pudo evitar arquear ambas cejas cuando el menor se calló y lo empezó a considerar.
Bueno, el grupo estaba conformado de personas que habían pasado años en cursos distintos. Tenía sentido que no existiera ese tipo de lealtad, ¿cierto?
Cuando se le pasó por la mente sentir decepción, tuvo que recordarse que haría lo mismo.
—Quiero el primer lugar. —uh, esperen. Jungwon parecía tener un objetivo claro y ese era lo único que Yeonjun tenía prohibido darle; el menor lo sabía si la sonrisa satisfecha que esbozó cuando vio la expresión de Choi caer significaba algo—. Si no quieres que abra la boca, serás el segundo lugar lo que queda del año. Si no puedes hacer eso, te venceré yo mismo, pero le contaré a Kai hyung lo que acabo de ver.
Esta vez Soobin se hizo a un lado cuando el menor quiso salir, no porque el asunto haya terminado, sino porque sabía que su novio querría rebasarlo y él no quería estar en su camino cuando lo hiciera. Sí, después de cuatro años de relación, predecir las acciones de Choi Yeonjun era una especie de talento que a veces olvidaba que tenía.
El azabache se restregó el rostro con las manos cuando salió del baño y vio a su novio llegar antes que Jungwon a la mesa de los perdedores, llevándose a Huening consigo. Al fin había logrado convencer a su novio de bajarle a su intensidad y Yang-jodidos-Jungwon lo había arruinado.
Mierda, Soobin podía ver la expresión molesta de Ryujin desde el lugar donde se encontraba parado.
Y molesta era una forma de decirlo, en realidad Choi estaba furiosa. Estaba empezando a hartarse del principito mimado de Choi Yeonjun, quien pensaba que podía arrastrar a su mejor amigo y acaparar toda su atención como si tuviera algún derecho. Por Dios, había tenido que llegar al extremo de que estaba enviándose mensajes con su gemelo con tal de saber que el azabache no lo había llevado a algún lugar peligroso; aunque ese límite estaba establecido y cumplido, a Ryujin le dejaba un mal sabor en el estómago la cantidad de tardes y noches que su mejor amigo había llegado borracho hasta perderse.
No era sano, no era divertido, no era algo que Kai disfrutaba si el deterioro de su estado de ánimo cuando estaba sobrio era algo en lo que basarse. Su amigo había estado en este hueco antes, se suponía que sabía cómo soltar el soju y salir de ese lugar él solo, pero, por alguna razón, y esa razón teniendo nombre y apellido, parecía estar excavando más a fondo en lugar de buscar la salida.
La peliazul tenía un límite y Choi Yeonjun estaba bailando sobre él.
Una mano sobre su hombro la sobresaltó. Estuvo por reaccionar bruscamente cuando se dio cuenta de que se trataba de Lee Heeseung, cuya mirada estaba perdida en la mesa donde Yeonjun se había llevado al rubio. Maldita sea, normalmente no juzgaba las decisiones de su amigo, pero ¿cómo fue tan estúpido para dejar ir a alguien como Heeseungo por Choi Yeonjun de todas las personas habidas y por haber?
—Yah. —su voz era gentil y el apretón en su hombro también—. Déjalo. Apenas llevan saliendo un mes, es normal que sigan en la etapa de luna de miel.
Bueno, quizás Lee era un tanto ingenuo.
—No entiendo cómo puedes estar de acuerdo con esto.
—Concuerdo con noona. —se unió Jungwon, quien regresaba del baño—. Ese tipo no merece a hyung. En un solo mes, lo ha aislado por completo de nosotros y lo emborrachado casi todos los días. ¿Quién sabe a qué punto llegará cuando pasen los meses y cumplan un año? Alguien como Choi Yeonjun no es confiable.
—No es nuestra decisión, chico. Es de Hyuka. —Sunoo interceptó, tomando el lado de Lee en la conversación.
—Sun, a veces es necesario recibir un golpe de realidad para tomar una buena decisión. —Riki parecía estar hablando desde la experiencia—. Kai necesita uno urgentemente.
—O una misión de rescate. —Jake aportó al argumento del japonés, suspirando en lo que se concentraba en su comida.
—Chicos, prometimos que lo íbamos a apoyar cuando él y Yeonjun empezaron a hablarse. —Yuna les recordó, sonando como una madre usa toda su paciencia para lidiar con sus hijos berrinchudos.
—Eso fue antes de que señor Penthouse wannabe viniera y se robara a nuestro amigo. —nada detendría a Jay de fulminar a la mesa de Yeonjun con la mirada y probablemente nadie lo culpaba.
Sunghoon aportó con su opinión en lo que, disimuladamente, le servía comida extra a Jake y Sunoo:— Sí, Yuna. Tú has tenido que cargar con su trasero borracho todas las noches, ¿no crees que está llegando un poco lejos?
Todos conocían la respuesta a esa pregunta.
Había llegado demasiado lejos y Ryujin no iba a seguir callándose.
Esa noche, cuando Yuna se quedó dormida y le llegó un mensaje de Beomgyu notificándole que estaban cerca para dejar a Huening en el estudio, quien bajó a recibirlo y ayudarlo fue ella. Los cuatro debieron sorprenderse cuando la vieron abajo porque todos se bajaron detrás de Yeonjun y Huening Kai, como si tuvieran el presentimiento de que habría una pelea.
No se equivocaban.
—Hey, Ryu. —Choi se quiso dirigir a ella con esa misma confianza que le conseguía notas altas y preferencia con los profesores, como si con ella pudiera ganarse su confianza. Estaba lejos de hacerlo—. Aquí te entregamos a mi novio. A las doce, como Cenicienta.
—Soy Ryujin para ti, Yeonjun. —la peliazul se acercó hasta tomar el brazo de su amigo y alejarlo del azabache, afortunadamente demasiado cansado y borracho para leer la atmósfera todavía—. Esta es la última borrachera que se pega contigo. Muchas gracias.
Una risa nasal, corta e irónica, brotó de Yeonjun antes de que pudiera controlarla:— ¿Por qué sería la última?
—Porque voy a hablar con Jungkook y Lea unnie para dejarles saber que eres una pésima influencia, así que dile bye bye a tu amorcito porque no vas a verlo por un tiempo. —la peliazul se escuchaba seria, lejos de estar bromeando, y eso irritó el cerebro alcoholizado de Choi.
Beomgyu, Soobin y Taehyun perdieron tiempo mirándose entre ellos en busca de alguna iniciativa; quizás si alguno de ellos hubiera actuado antes, podrían haber evitado la pelea.
—No puedes hacer eso.
—Claro que puedo y lo haré, Choi. Madura y aprende que no siempre vas a conseguir lo que quieres.
—Es mi novio.
—Es mi mejor amigo y tengo más derecho. —Ryujin acostumbraba a levantar la voz cuando quería ser escuchada, aunque usualmente se controlaba cerca del rubio porque no le gustaban los gritos—. Cuando hayas estado con él durante lavados de estómago, puntos en sus antebrazos y pasado noches con él en el hospital, créete digno de tomar decisiones por él. Mientras tanto, sube a tu maldito auto, vete a casa y no vuelvas a acercarte a Hyuka.
El castaño entre ellos dio un paso entre ellos.
—Ryu, quizás quieras calmarte...
—No, Beomgyu. No quiero. Estoy harta. —a pesar de que le estaba hablando a su hermano, la mirada de la peliazul estaba sobre la de Yeonjun y este casi podía jurar que la chica tenía intenciones genuinas de aniquilarlo con sus orbes—. Estoy hasta el colmo de tu puto amigo y la forma en la que trata al mío. Estoy harta de solo ver a Hyuka por las noches porque el señorito parece perro con ansiedad por separación. Estoy harta de sentir que estamos excluyendo a Hyuka de nuestros planes porque no puede ir a ningún lado sin el permiso de su novio inútil. Estoy harta de verlo ebrio hasta la inconsciencia cuando se supone que él ya no hacía eso. Está recayendo en malos hábitos y es culpa de su basura de novio.
La peliazul sintió un suave jalón en su camiseta. Era Kai, ya parecía consciente de su alrededor y de que había gente discutiendo, y eso no le gustaba. La chica suspiró, decidiendo tragarse sus palabras y llevarse a su amigo antes de que siguiera despotricando a Choi Yeonjun en su cara como tanto quería.
En serio, ni siquiera yo puedo entender qué hacían Soobin, Beomgyu y Taehyun metidos en la discusión si no detenían al azabache de actuar conforme a sus impulsos. Una de esas cosas, por ejemplo, siendo detener a Ryujin del brazo cuando ella se dio la vuelta con Huening para subir al estudio. El agarre fue más tosco de lo que Choi había planeado, probablemente porque estaba ebrio y no era consistente de su fuerza, cosa que tuvo como consecuencia que Huening se mareara y se soltara de su amiga, cayendo al suelo de concreto.
Juzgando por la expresión de la peliazul, estaba lo que le seguía a colérica:— ¿En serio acabas de tocarme?
A pesar de que sabía que ese había sido un movimiento bastante débil y que lo mejor sería que se fuera en su auto, Yeonjun no se permitió mostrar arrepentimiento por lo que acaba de hacer. Taehyun actuó rápido y se encargó de levantar al rubio mientras que Soobin y Beomgyu buscaban la forma y el momento de intervenir para que no se hicieran daño, el castaño pendiente a su hermana y el menor con su atención fijada en su novio.
—Sí, porque lo que vas a hacer es irracional. No tienes porque involucrarte en mi relación con Hyuka.
—Puedo hacerlo cuando le estás haciendo daño.
—Solo estamos pasando tiempo juntos, Ryujin. Las parejas hacen eso.
—¿Y necesita beber todos los días para pasar tiempo contigo? —cuestionó la peliazul, empezando a exasperarse—. Por Dios, ni siquiera recuerda cómo llegó a casa cuando se levanta, Yeonjun.
—Nadie lo obliga a beber. Siempre dice que convive mejor con las personas bebiendo un poco, es todo. —sí, el argumento del azabache no ayudaba mucho a su caso.
—Se supone que ya no debería necesitar de alcohol para ser más sociable, imbécil. Ni siquiera estar en un lugar que lo estrese tanto como para beber en orden de calmarse. ¿Acaso eres tan egocéntrico que eres incapaz de ver que eres malo para él? —la chica se peinó el cabello con los dedos en un intento de mantener la compostura—. La puta madre, esto no estaría pasando si fuera novio de Heeseung.
Oh, no. Soobin se preparó para agarrar a su novio antes de que se volviera un tornado iracundo, Palabras equivocadas.
—Retráctate.
Ryujin colocó sus brazos en jarra, casi luciendo burlona:— No. No lo haré.
—Retráctate o...
—¿O qué, maldito snob? —si bien la peliazul era demasiado baja para mirar al azabache a la cara, su semblante al acercarse a Yeonjun fue tan intimidante que la hizo crecer unos cuantos centímetros—. ¿Acaso dije algo que no fuera cierto? A diferencia de ti, Hee sabía cuidarlo. Sabía lo que Kai necesitaba y lo hacía sin que se lo pidiera. Se deshizo de comportamientos y hábitos dañinos para Hyuka. Dejó de fumar, dejó de mezclar su RedBull con Jägermeister, dejó de entrenar a clientes que le pagaban bien para concentrarse en Hyuka. ¿Qué has hecho tú desde que eres su novio? ¿Embriagarlo? ¿Separarlo de sus amigos? ¿Joder su horario de sueño, su tratamiento terapéutico, su progreso en el gimnasio y su estado anímico? ¿Crees que te mereces un premio por cagarla tanto?
—¿Chicos? —Taehyun trató de llamar su atención, pero estaban demasiado ocupados como para prestar atención.
—Seriamente deberías entender que Kai tiene su propia vida, algo que quizás no comprendas porque estás muy acostumbrada a pasar insanas cantidades de tiempo con él. —Beomgyu se preguntaba si Yeonjun realmente pensaba lo que decía o si solo era el alcohol hablando por él—. Quizás su fantasía de Riley y Maya les sirvió en secundaria, pero ya están por graduarse, Ryujin. No van a poder pasar pegado como mugre y uña toda la vida. Es tiempo de que madures y lo dejes vivir tranquilo y por su cuenta.
En lugar de sentirse ofendida, la peliazul sonrió complacida, como siempre le hacía cuando tenía la razón en algo:— Woah. Te caga que te compare con Hee, pero eres incapaz de respetar la única relación de Kai que nunca va a cambiar. Él sí nos respeta.
—Quiere robarse a mi novio. Por supuesto que se colgaría de ti por aprobación.
—Chicos...—la voz de Taehyun volvió a hacerse presente.
—Él no necesita colgarse de mí por aprobación. No necesito ser su amiga para notar lo mucho que quiere a Hyuka. Si alguien merece a mi mejor amigo es él, no tú.
—¿Qué es tan increíble sobre Lee Heeseung, de todos modos? —sabían que Yeonjun estaba molesto cuando empezaba a hablar con las manos—. Se suponía que ese ñoño iba a estar demasiado ocupado tratando de pasar el año para no repetir y ahorrando dinero largarse de Seúl a la primera oportunidad, ¿cómo terminó convirtiéndose en un tipo intachable y el epítome de una bandera verde?
La peliazul se encogió de hombros:— No lo sé. Tal vez debes estudiarlo mejor para ver si así eres la mitad de bueno que él es.
—¡Tú-!
—¡Chicos, maldita sea! —esta vez Taehyun logró llamar la atención de todos, y con suerte no era demasiado tarde—. ¡Kai no puede respirar!
Así es. Su novio y su mejor amiga le habían provocado un ataque de pánico, al menos eso creían por la forma en que se le estaba cortando al respiración y se aferraba al hombro de Taehyun como si su vida dependiera de eso.
Ryujin fue la primera en dejar a Yeonjun hablando solo y arrodillarse frente al rubio, pidiéndole con voz suave, pero firme, que respirara con ella. Soobin quitó a Taehyun de donde estaba para que su presencia no alterara al rubio; el menor no se había acercado con esa intención, pero estuvo lo suficientemente cerca de él en el proceso de quitarle a Kang de encima que pudo notar algo que Ryujin no logró distinguir al estar alterada.
Se giró para acusar a sus amigos y su novio:— ¿Cuál de ustedes fumó cerca de él mientras yo no estaba?
—Yo fume uno de que otro cigarrillo mientras hablábamos. —Taehyun frunció el ceño sin comprender qué ocurría.
—Mierda. —Ryujin pareció conectar los cables con la implicación de Soobin y acercó su oreja al pecho de su mejor amigo, inmediatamente colgando su pesado brazo sobre sus hombros para llevarlo hasta el auto de su hermano—. Le está chillando el pecho. Beomgyu, rápido. Enciende el auto
—¿Qué está ocurriendo? —Yeonjun había sido tomado con la guardia baja.
—Le está dando un maldito ataque de asma. —Soobin no pudo evitar sonar molesto porque incluso él sabía que el rubio era asmático, ¿cómo su novio no lo sabía?
—Oh, mierda. —Beomgyu también pareció entender porque se movió al segundo, corriendo hasta su auto para abrirle la puerta del asiento trasero a su hermana que entró al auto con el rubio, quien apretaba su mano con fuerza y parecía estar haciendo un esfuerzo inhumano por pasar un poco de oxígeno a través de sus pulmones. Ryujin estaba segura de que quizás el posible ataque de pánico que estaba teniendo era el culpable de su estado, porque un ataque de pánico puede y es capaz de desencadenar uno de asma, pero el humo de tabaco también tomaba su parte como un primer detonante.
No se quedaron a discutir probabilidades ni a analizar escenarios, la peliazul ni siquiera sabía cómo los tres que se quedaron llegaron a sus casas si el único conductor que ella conocía estaba ebrio. Tampoco le interesaba. Lo único que quería era llegar a la casa del rubio y buscar el inhalador que sabía que tenía guardado en la mesita de noche junto a su cama porque, según él, era imposible que le diera un ataque de asma a la edad que tenía.
Ni siquiera se molestó en agradecerle a su hermano cuando llegaron. Ya tenía mucho en sus manos al estar sosteniendo al rubio y tocando el timbre de la casa desesperadamente para que la hermana mayor del rubio les abriera. Por suerte la castaña no tardó mucho y no hizo muchas preguntas al ver a Kai ahogándose cuando trataba de respirar, solo les abrió paso para que ella pudiera llevarlo al cuarto y los siguió porque nunca se sabía cuando necesitaban ayuda extra.
Gracias a que Taehyun les avisó lo más rápido de lo que ella y Yeonjun se lo permitieron, Huening solo necesitó un par de minutos con el inhalador en la boca para empezar a calmarse. Eso no detuvo realmente el llanto consecuente del susto provocado por el ataque, pero, por lo menos, ya no estaba luchando con sus pulmones para ver cuál de los dos moría primero. Ryujin se arrodilló frente a él y le secó las lágrimas de la cara mientras Lea le buscaba un cambio de ropa. El rubio no paró de llorar hasta que se quedó dormido, siéndole imposible detenerse incluso cuando Ryujin se metió bajo los edredones con él y lo abrazó toda la noche.
Claro que Ryujin no sabía la verdadera razón por la lloraba. Era la misma que lo había alterado fuera del estudio y que le había prohibido levantarse de la cama los días que siguieron al acontecimiento.
Kai recordó que se odiaba a sí mismo debido a aquel pensamiento que había estado evitando por un mes entero, y que no pudo seguir haciéndolo porque Ryujin y Yeonjun ya habían colocado la idea en su cerebro; Lee Heeseung y cómo Kai le había destruido el corazón aunque no se lo merecía.
El rubio agradecía que su celular se descargó en algún punto porque no estaba soportando oír la vibración del aparato cada que Yeonjun lo llamaba. Ryujin supo lo que estaba ocurriendo el momento en que se levantó al día siguiente y Huening no quiso levantarse. No lo obligó a hacerlo porque sabía cómo Ning trabajaba; no lo forzaría a dejar la cama, pero sí lo visitaría cada día para asegurarse que haya ido al baño y alimentarlo un poco. Aunque era su primer rodeo, nunca te acostumbraba al 100% a ver a su mejor amigo tan débil y vulnerable. Pasó todas las tardes con él hasta el caer de la noche dado que debía volver con Yuna porque le aterraba dormir sola en el estudio —se lo había perdonado la primera noche porque estaba consciente de que la peliazul actuó por instinto. La castaña lo visitó una que otra tarde para acariciarle el cabello mientras dormía.
Sus amigos quisieron visitar a Kai durante la semana que estuvo indispuesto; ella no quiso contarles lo que pasó por respeto a su amigo, pero Lea tuvo que ir a justificar que estaría faltando por unos días y su tutor anunció el cambio de la cifra de personas en el aula para los trabajos en grupo. La habían interrogado en el receso y no había podido quedarse callada por mucho tiempo.
Ella y Yuna habían detenido a los siete chicos casi trepándose en sus espaldas para que no fueran a perturbarlo.
Pero no pudo detener a su novio.
Si Huening Kai era honesto, Choi Yeonjun era la última persona que quería ver en ese instante; no solo porque estuviera involucrado en el torrente de pensamientos que lo obligaban a pasar postrado en su cama, sino también porque le avergonzaba que lo viera de este modo. Todo era demasiado abrumador para alguien como él, que no estaba acostumbrado a las recaídas y todo lo que venían con ellas. Para el tercer día, el rubio dejó de tener fuerzas para cepillarse los días, así que no podía besarlo. Para el segundo día, Ryujin dejó de insistirle que se bañara y para el cuarto dejó de someterlo a ser limpiado con toallitas, por lo que no podía abrazarlo. Para el quinto, Lea dejó de llevarle comida porque él seguía sin tocarla, por lo que no podría escucharlo sin que empeorara su migraña. Para el sexto, dejó de responder cuando le hablaban, por lo que no podría entretenerlo. Lidiar con una recaída depresiva no era algo que alguien como Yeonjun debería hacer, sin importar que Kai le haya advertido en lo que se estaba metiendo cuando el azabache manifestó el deseo de estar juntos y él haya aceptado.
Su novio apareció por su casa al séptimo día.
Alguien tan pulcro y ordenado no pudo evitar esbozar una mueca cuando entró a su habitación. Trató de omitirla y la cambió por una sonrisa gentil en un segundo, pero Huening pudo verla y tuvo que darse la espalda con el edredón hasta la barbilla para no verlo más o Ning despertaría y no podría callarlo.
—Hola, Hyuka. —escuchó su voz, más dulce que la miel, en lo que se acercaba a la cama—. Lea noona me dijo que no te estabas sintiendo bien, ¿quieres hablar de eso?
Genial. Su hermana mayor probablemente no le había dicho a Yeonjun que no debería decirle que ella estaba en casa para cuidarlo de lejos; Ryujin y Yuna no lo habían hecho porque sabían que se sentiría culpable si se enterara que su noona tuvo que pedir permiso en el trabajo para asegurarse que no hiciera nada estúpido.
Cosa que no estaría ocurriendo si solo fueras una personas normal y no una maldita bomba, Huening Kai.
—¿Estás dormido? —el azabache preguntó y Huening esperó que pudiera ver que había sacudido la cabeza debajo del edredón porque realmente no quería hablar o empezaría a llorar—. Okay. ¿Puedo acostarme conmigo?
No estaba seguro de cuanto tiempo duraría alguien como Yeonjun en sus sábanas sucias y sudadas, pero no lo detendría si quería acostarse.
—Gracias. —Huening sintió el colchón hundirse junto a él cuando se removió para darle espacio—. Te traje todo el material que te has perdido para que te pongas al día cuando te sientas mejor.
¿Viste? Ni siquiera puedes hacer tus tareas como una persona normal, Kai. Es literalmente lo único que Lea te ha pedido que hagas y eres tan, pero tan inútil que no puedes hacerlo por ella.
—Uhm, también puedo contarte todo lo que ha pasado en el instituto para que no sientas que has perdido nada. —era obvio que el azabache estaba haciendo todo para llenar la falta de respuesta; al final del día, cualquiera sabía que Yeonjun no se llevaba muy bien con el silencio—. Soobin ganó otra competencia de ajedrez y le dieron una medalla. Su cara cuando le tomaron las fotos fue muy chistosa. Taehyun ha estado entrenando duro porque van a venir scouts al próximo partido que tenemos. Beomgyu empezó a tocar la guitarra otra vez y la anda llevando a todos lados. Ehm, de los perdedores, Sunoo finalmente pasó las pruebas para el club de debate...
Algo que te perdiste por ser tan malditamente delicado.
—Riki se peleó con el maestro de religión porque empezó a hacer chistes transfóbicos a mitad de la clase...
Algo en lo que pudiste haberle apoyado si tan solo pudieras ser un chico como los demás y salieras de esta maldita cama.
—Lee aprobó todas las pruebas de inglés que le faltaban el año pasado, creo. Algo así escuché...
Algo en lo que tuvo suerte de ser dedicado porque le fallaste cuando nunca le diste tutorías por ser un novio dependiente y un amigo de mierda.
—Jungwon me superó y alcanzó el primer lugar en promedio...
Joder, Kai. Tu amigo finalmente logró aquello que tanto quería y tú probablemente arruinaste la celebración por estar postrado en esta maldita cama. ¿Cómo puedes ser un hipócrita y decir que quieres que tus amigos sean felices cuando no puede siquiera compartir esa felicidad con ellos? Eres un mentiroso, un traidor, un bueno para nada. Las cosas nunca acaban bien cuando estás cerca.
—Creo que por eso los perdedores se tiñeron el cabello hoy. Deben estar celebrando que Jungwon llegó a primer lugar. —Yeonjun debió haberse callado hace rato—. Mira, sigo a Sunoo. Subió en sus stories la travesura de teñirse en casa de Lee. Te muestro.
Kai no había tenido la intención de darse la vuelta y comprobar si lo que decía era cierto, pero su cuerpo se movió antes que él. Yeonjun lo debió haber tomado como algo bueno porque me movió más cerca y básicamente le puso el celular en la cara. No mentía; Riki, ahora pelinegro, le estaba tiñendo el cabello de los demás con el suyo mojado, Jake y Sunghoon tenían fundas en las cabeza, Heeseung estaba a un lado con los brazos cruzados mientras se reía de los gritos de Jay, este estaba lamentándose haberse teñido de un color que parecía haber mutado a un verde con rayitos rubio, Yuna estaba con Jungwon, ella le colocaba el tinte azul con una toalla enrollada en la cabeza, y Ryujin era la que siendo atendida por Nishimura.
Su amiga había ido por el estilo oreo, tal como él se lo había recomendado en vacaciones.
Lo hicieron sin ti, Kai. ¿Ves? Eso es lo que obtienes por herir a Heeseung. No te necesitan para pasarla bien. No eres importante para ellos. Deben estar aliviados de que se libran de la carga que es lidiar contigo por una semana. Deberías hacerles el favor y desaparecer de sus vidas para siempre.
Kai no sabía de dónde había sacado fuerza para levantarse, pero lo siguiente que supo era que había echado a Yeonjun de su habitación. Había ocurrido tan rápido que apenas podía recordar las protestas y el rostro confundido de su novio cuando lo hizo. Tampoco sabía cuánto tiempo estuvo en la ducha ni a qué hora pasó de estar en sus pijamas a ponerse lo primero que encontró por allí. No tomó en cuenta si no se topó con su hermana porque estuviera dormida o haciendo teletrabajo en su oficina; si le fue tan fácil dejar la casa, probablemente ella no había estado cerca para detenerlo.
Kai no sabía adónde estaba yendo, sólo sabía que no podía seguir en su casa o se ahogaría a sí mismo con una almohada.
Eso nos trae nuevamente al presente, un día después de que el rubio haya huido, donde Lea había obligado a Ryujin y Yeonjun a esperar en el estudio mientras los demás salían a buscar. Según las actualizaciones de Yuna, Beomgyu había prestado su auto y su ayuda para la búsqueda, Soobin y Taehyun uniéndose porque entre más personas, mejor. Saber eso sólo terminó de frustrar al azabache, quien había empezado a limpiar y ordenar el estudio en una forma de calmar sus nervios. No le había pedido permiso a Ryujin para mover sus cosas, pero ella tampoco le estaba prestando mucha atención, si tenemos en cuenta que se mantenía sentada en el sofá con Saja en su regazo y miraba la puerta cerrada fijamente en un intento de invocar la presencia de su mejor amigo detrás de esta.
Cada quien calmaba sus nervios como podía.
—¿Puedes quedarte quieto? —la chica suspiró en lo que pasaba sus manos por el lomo de Saja, apartando su mirada de la puerta cuando escuchó al gatito maullar por su atención. Si Yeonjun tuviera una mascota de confort, probablemente estaría igual de tranquilo que ella. Para su mala suerte, Saja lo despreciaba tanto como su dueña—. Me estás poniendo nerviosa.
—Está demasiado desordenado aquí.
—Pues que ordenes no va a hacer que regrese.
—Ya lo sé. —soltó en lo que parecía ser un gruñido mientras ordenaba el interior de la gavetas, sacando todo para volver a ordenarlo o tirarlo si estaba expirado. Para cuando el anaquel central de la cocina estuvo vacío, se cruzó de brazos, mirando a la chica en busca de respuestas—. ¿Por qué hay tantas latas de piña aquí?
La risa sarcástica de Choi por poco destilaba amargura:— ¿Qué? ¿Acaso no sabías que tu novio está loquito por la piña?
Estando en una situación como en la que encontraban, Yeonjun decidió que lo mejor sería dejar de mentir por un rato, aunque sea frente a Ryujin, quien parecía ver a través de él de todos modos. Sacudió la cabeza cabizbajo para no enfrentarla mientras lo juzgaba.
—No lo sabía.
—Pues ya lo sabes.
—¿El jugo de uva?
—Hace un buen reemplazo de vino para un semi-alcóholico recuperado.
—¿Semi-alcóholico? —exclamó el azabache escandalizado, su mente regresando a las últimas semanas.
La de cabello oreo rodó los ojos.
—No como tal. —normalmente no le importaría si a Choi Yeonjun lo carcomía la culpa, pero, ahora que estaba atrapada con él, no quería que pusiera su estudio de cabeza en un intento de distraerse de sus pensamientos—. Jungkook dijo que estaría cerca de rozar esa línea si no dejaba de beber para las vacaciones. Estuvo tomando jugo de uva y mirando series conmigo, mientras tú te perdías con tu exnoviecito en la fiesta de alguno de tus minions, porque quería recuperarse y no terminar encerrado en una clínica otra vez. Había logrado ser menos dependiente y aprendido a controlarse hasta que tú llegaste.
Por la pequeña tranquilidad que estaban teniendo, el azabache decidió omitir el final de su discurso.
—¿Por qué bebía tanto?
—Decía que se le hacía más fácil existir cuando bebía. Comunicarse, socializar, estar en un lugar donde hubiera mucha gente. Lo ayudaba a apagar su cerebro y "actuar como una persona normal". —a pesar de su uso de comillas al aire, Yeonjun podía entender a qué se refería. Él había sido testigo de ello; Kai pidiéndole que pasaran por una tienda de conveniencia y regresara con botellas de soju en la maleta. Dios, Soobin había tenido razón—. Pasó de usarlo como herramienta a depender del alcohol. Es común en pacientes con un cuadro depresivo como el suyo. Cuando empezó a beber cada que se sentía triste, cosa que sucede todos los días, Lea unnie, mi hermana y yo le pusimos un alto y Jungkook le advirtió que haría el papeleo para internarlo. Entonces se detuvo.
Y luego él decidió forzarlo a pasar tiempo con personas que lo ponían tan ansioso que sólo podía soportarlos bebiendo. Todo por sus celos.
Ahora su novio estaba perdido. Ryujin no mentía cuando lo acusó de ser el culpable.
—Lo siento. —Yeonjun hizo lo posible para reunir y ocupar toda la sinceridad que le cabía en el cuerpo, así la chica no podía dudar de su disculpa. Trató de tragarse el llanto, porque no tenía el derecho de llorar frente a la persona que más amaba a Huening Kai en el mundo, pero él era humano solamente—. Ryujin, en serio lo lamento. Yo no estaba... Jamás quise que esto sucediera. Es mi novio.
—Dime la verdad, Yeonjun. —cuando el chico se atrevió a mirarla, Choi había dejado a su gato en el sofá y se estaba dirigiendo él—. ¿Por qué insistes tanto en estar con Hyuka? ¿Fue el primer chico que se te cruzó como rebound cuando terminaste con Soobin? Porque no todavía no me entra en la cabeza como alguien como tú, que ni siquiera se ha molestado en aprender lo más básico sobre mi mejor amigo, quisiera estar con él. Sabías donde te estabas metiendo, entonces, ¿por qué hacerlo?
La respuesta era simple para Yeonjun, pero tardó porque temía que no fuera suficiente.
—Nunca me habían tratado como una persona hasta que conocí a Hyuka. —de estar en otras circunstancias, se habría encogido de hombros y sonreído, quizás en una donde Huening Kai estuviera cerca para observarlo a lo lejos. No obstante, la realidad en la que se encontraba era diferente; en sus circunstancias actuales, él estaba llorando porque su novio había desaparecido porque lo empujó a un recaída gracias a inseguridades que Huening nunca le provocó. Yeonjun tomó una respiración profunda y se limpió el rostro. La expresión dura de Ryujin no iba a cambiar por verlo llorar y tampoco esperaba que lo hiciera—. Siempre fui el hijo del doctor Choi y de la empresaria Minatozaki. El presidente del gobierno estudiantil. El capitán de este y otro equipo. El primer lugar en el GPA. O el novio de Soobin. Con Hyuka, sólo soy Yeonjun. No debo ser nada más. Él definitivamente no quiere algo más de mí, sólo que sea yo mismo, lo cual me aterra y me gusta. No lo sé. Kai ve algo bueno en mí. Nunca había conocido alguien como él.
Aunque la chica no pareciera sorprendida, el azabache pudo notar que su guardia bajó considerablemente comparada lo cerrada que se miraba antes. La vio cruzarse de brazos y conectar su mirada con la de él de modo que observaba directamente a su alma.
—Muy tierno y todo, pero no tienes lo que se necesita.
—Puedo hacerlo si me das una oportunidad.
—Vivir con Kai requiere paciencia, inteligencia emocional, deconstrucción y empatía. ¿Realmente crees que puedes desarrollar todas esas cualidades para cuidar de él? —la muchacha cuestionó y el azabache asintió, cosa la llevó a arquear sus cejas sin estar convencida—. Veamos. Volvamos en el tiempo al 2018. Cuatro años en el pasado, tu novio, Kai Kamal Huening, estaba sentado llorando justo donde te encuentras parado porque el mundo se le vino encima y decidió que la mejor de solucionarlo es beber raid para morir, lo cual obviamente no pensó bien porque no murió y ahora le arde la garganta y el estómago. ¿Qué haces?
¿Qué?
—¿Eso pasó de verdad? —saber que un Kai de catorce años había intentado hacer eso y que una Ryujin de la misma edad tuvo que manejar esa situación le dejaba un mal saber en la boca.
—Ajá. Vayamos un poco más atrás en el pasado. 14 de agosto del 2017. Kai odia tanto la idea de vivir un años más que se encerró en el baño con un bote de pastillas que le prescribió la psiquiatra y te deja encerrado afuera. ¿Qué haces? ¿Qué le dices para que te abra? ¿A quién llamas para que lo atienda antes de que le dé una sobredosis y empiecen a fallarle los signos vitales? —eran muchas preguntas fundamentales y Yeonjun no sabía cómo responder ninguna de ellas—. ¿Sabes qué? No nos vayamos tan lejos en el pasado. Dos años desde el día presente. Diciembre del 2020. Kai se emborrachó para poder sobrellevar las reuniones familiares de su lado materno, luego fue a casa, decidió que estaba harto de estar vivo y se abrió los brazos con un estilete. ¿Cuánto tiempo tienes para llevarlo al hospital? ¿Qué crees que pudiste haber hecho durante la semana para evitar que eso suceda? ¿Crees que si hubieras dicho algo habrías cambiado el rumbo de las cosas? ¿Piensas que tendrás la valentía de quedarte con él en el hospital y cuidarlo aunque eso signifique soportar tener que verlo vendado hasta que cicatricen los puntos? ¿Tus sentimientos lindos y tu enamoramiento podrán lidiar con algo como eso, Yeonjun? ¿Tienes lo que se necesita?
El azabache estaba consciente de que lucía como un pescado, abriendo y cerrando la boca en un intento de decir algo mientras procesaba toda la información que Ryujin había lanzado en su cara. Cuando conoció a los mejores amigos, pensó que eran unidos porque llevaban años en la vida del otro, como él y Beomgyu; nunca se le pasó por la cabeza que Kai y Ryujin eran lo que eran porque habían tenido que salvarse, literalmente, más de una vez.
Jamás imaginó que estar en la vida de Kai implicara tantas habilidades y sacrificios. Si bien no trataba de suicidarse todos los días, días como los de la semana pasada ocurrían con más frecuencia de la que creía. Si Kai no podía levantarse de la cama, Ryujin lo cuidaba. Si Kai debía cruzar la calle, Ryujin lo agarraba de la mano. Si la ansiedad social de Kai era más grande que él, Ryujin hablaba por él. Si Kai estaba en peligro, Ryujin sería la primera en intervenir y protegerlo a toda costa.
Yeonjun quiso decir muchas cosas. Que lo lamentaba. Que se esforzaría más. Que él podría manejarlo. Que él podía tener lo que se necesitaba. Que la admiraba. Que ella no debía cuidarlo sola. Que él quería ayudar. Que no volvería a repetir lo que pasó en las últimas semanas. Que dejaría de ser tan celoso. Que se pondría freno cuando se sintiera inseguro de Heeseung. Que haría lo que sea.
Pero no puedo, porque la puerta del estudio fue azotada abierta y el lugar se llenó en una segundo.
—Creo que hacer el estudio nuestro punto de reunión no fue nuestra mejor idea. —Sunoo arrugó la nariz al estar todos amontonados en el pequeño espacio donde Ryujin, Kai y Yuna vivían.
—Deberían alquilar un lugar más grande. —Ryujin escuchó opinar a Taehyun cuando regresó de encerrar a Saja en la habitación antes de que se estresara con tremendo gentío.
—No voy a hacer a mi noona pagar por un lugar más grande cuando solo Kai y yo vivimos aquí. —la de cabello oreo rodó los ojos, tomando el carraspeo que vino de su lado al omitir a la tercera, nueva, inquilina—. Y Yuna.
Lea la secundó.
—Sí. La renta en el centro es cara, incluso si somos dos personas pagándola. —bueno, esa era información nueva para Ryujin; mas no haría preguntas porque tenían asuntos más importantes que atender—. ¿Nadie tiene alguna novedad? ¿Vieron algo o recibieron un mensaje?
La respuesta de la mayoría fue negativa.
—Buscamos en todos lados. —Sunghoon informó a la castaña.
—También intentamos rastrear su celular, pero no aparece en el radar. —Riki, quien le sabía a la tecnología, se sintió decepcionado por no haber sido útil—. Debió haberlo apagado.
—¿Qué hay de Bahiyyih? —Soobin, quien estaba recargado en una de las paredes del fondo, dejó que la pregunta volara en el viento, llamándola atención de todos en la sala. Yeonjun se preguntaba cómo siquiera sabía de la existencia de la dongsaeng de su novio—. Digo, ¿no la han llamado y preguntado si lo ha visto?
Ryujin sacudió la cabeza:— No. Kai se niega a que ella se entere que está mal.
—No lo sé. Si yo quisiera morir, vería por última vez a las personas que quiero. —Choi estaba encontrando lógica en la idea de su novio—. ¿Él la quiere, no?
Todos miraron a Lea y esta frunció el ceño, completamente de que no tendría sentido molestar a su hermana menor, pero sacando su celular de todos modos para mandarle un mensaje. La palpable tensión en la habitación podría cortarse con el filo de una aguja; todos querían rodear a la mayor y ojear su sala de chat en Kakaotalk mientras hablaba con su dongsaeng, pero, con el estrés que se cargaba encima, probablemente le provocarían un ataque claustrofóbico y era lo que menos necesitaban.
Tuvieron que esperar unos minutos para recibir una reacción de Lea.
—Santa mierda. —la castaña sonaba sorprendida—. Tenías razón. Hiyyih dice que fue a visitarla hace un par de horas.
—Eso quiere decir que no ha hecho nada todavía, ¿no? —Yeonjun se atrevió a decir lo que todos pensaban, acercándose para leer las respuestas de Bahiyyih—. Debe estar por allí en alguna parte.
Un foco pareció haberse encendido encima de la cabeza de Heeseung:— Noona, ¿en qué distrito vive Bahiyyih?
Todos llevaron su atención al castaño, quien parecía estar listo para correr si la mayor le decía lo que quería escuchar. Lea no entendía qué idea podía estar pasando por su cabeza, pero no lo cuestionó. Se limitó a contestar en espera de que fuera útil.
—En Yongsan-dong. ¿Por qué?
Dicho y eso, Lee Heeseung agarró sus cosas y salió corriendo por la puerta apenas la escuchó.
—¿Adónde vas? —Jongseong se asomó por el corredor para gritarle.
—¡A buscar a Hyuka!
Yeonjun trató de ignorar su dolor de estómago ocasionado por la idea de Heeseung conociendo más de su novio que él y rogó al cielo que, cualquiera sea la locura que Lee tenía en mente, pudiera encontrar pronto a Huening Kai.
Y lo hizo. El centro estaba a kilómetros de Yongsan, pero el castaño se saltó un par de semáforos en rojo para poder llegar lo más rápido que le dieran las llantas de su minivan. No estaba completamente seguro de que su hipótesis fuera correcta, pero se limitó a pensar que no le costaba nada intentar. Dejó su auto estacionado en un lugar donde probablemente lo multarían y corrió con todas sus fuerzas por las afueras de todo el parque que rodeaba el malecón del lugar hasta llegar al puente que conectaba a Yongsan con otros distritos de Seúl, siendo únicamente separados por el río Han.
El cielo estaba pintado de rosa y el sol se escondía que pasaba, por lo que se trataba de la simple ubicación de los elementos de una foto en un encuadre, pero, maldita sea, Kai no tenía porque lucir tan bello como una hada con esa combinación de luces cálidas, mucho menos cuando su posición en sí era algo aterradora. Un mal movimiento en el lugar donde se encontraba sentado y caería al río, lo cual era una locura porque usualmente había seguridad alrededor de los puentes para cerciorar que algún otro joven no se creyera inmortal y usara el barandal como asiento.
O que los suicidas no se aventaran.
Heeseung se cuestionó seriamente si debería llamar a los bomberos o tomar el riesgo de acercarse. Luego llego a la conclusión de que, conociendo a Huening, el horror de atraer atención innecesaria y ser convertido en una noticia lo haría saltar al agua en un abrir y cerrar de ojos.
Acercarse él mismo sería.
—Hyuka. —trató de mantener su voz neutral y serena para no asustarlo, acercándose sigilosamente como si de un león en cautiverio se tratase—. Aquí estabas.
Lee no alcanzó a captar su expresión porque el rubio estaba de espaldas, pero tomaba como ganancia personal el que Huening no haya saltado al río al escuchar su voz:— Yah, Heeseung. ¿Cómo me encontraste?
El castaño se tomó la libertad de colocarse junto a él contra la baranda y ahora podía ver su rostro. Estaba frunciendo el ceño, su mirada perdida en ls caída del sol. Estaba lagañoso, su cabello se veía grasoso y tener ojeras más profundas que el río Han, pero eso no detenía al sol de hacerlo brillar hermosamente cuando lo bañaba con su resplandor.
—Mi pequeño sexto sentido de Hyuka me trajo hasta aquí.
Heeseung se sintió orgulloso de haber podido ver un fantasma de sonrisa asomarse por las comisuras del rubio.
—Claro. Tienes uno de esos.
Algo en particular llamó la atención de Lee y era aquello que Huening continuaba moviendo entre dedos de forma que sus manos debían sujetarse de la baranda de metal. Manos ocupadas, propenso a tragedias. Heeseung reconoció el color y la forma, pero decidió preguntar en orden de mantener a Huening conversando; si tenía suerte, sus pensamientos se aclaraban y volvía a tierra firme por su cuenta. No perdía nada con intentarlo.
—¿Qué es eso en tu mano?
El rubio levantó el tabaco para que estuviera a su vista:— Se lo robé a Lea noona.
—¿Piensas fumarlo, asmático?
—Me gustaría intentar. —el rubio asintió—. Me dije a mí mismo que saltaría en cuanto se me acabara el cigarrillo.
—Pero todavía no lo has encendido.
—Sí, culpa al atardecer. Quería ver uno por última vez.
—¿Sabes que no puedo dejarte fumarlo, cierto? —el castaño suspiró con sus codos apoyando en el barandal mientras su mirada se perdía con el oleaje en el río. Se recriminó usar ese tipo de palabras que repelían a Huening de pedir ayuda, por lo que fingió encogerse de hombros para restar importancia—. Bueno, si quieres intentarlo, no te detendré.
—¿De verdad?
—Es tu vida, Kai. Tú ves qué hacer con ella.
—De acuerdo. —Heeseungo tuvo que resistir el impulso que sujetar al menor de la cabeza cuando este se removió sobre la baranda para mirarlo—. ¿Qué hago?
—No lo sé. Descúbrelo tú solo.
—¡Tú eres el fumador!
—Retirado. Y no voy a enseñarle a fumar a un asmático.
—Eso no es justo.
—La vida no es justa.
El rubio rodó los ojos:— Lo haré solo entonces y seré mejor que tú, ya verás.
—Quiero verte intentarlo.
—Mira y aprende.
Su «mira y aprende» terminó siendo un chiste. El rubio no estaba consciente de que se necesitaba una técnica específica para contener el humo después de dar una calada y terminó tragándolo en su lugar. Su pequeño juego lo llevó a toser y Heeseung tomó eso como su oportunidad de rodear la cintura de Huening con sus brazos para sacarlo del barandal, palmeando su espalda una vez que sus pies estuvieron en tierra firme. De estar en otra circunstancia y de no ser este el chico que le gustaba, habría rodado los ojos.
—Dame eso. —el castaño murmuró en desaprobación, quitándole el cigarrillo y dejándolo caer en el río—. ¿Ya satisficiste tu curiosidad?
La tos no le permitía hablar, por lo que Huening se limitó a levantar su pulgar. El castaño sacudió su cabeza, dándole su espacio para que se calmara y retomando su lugar en el barandal donde se deleitaba con la vista del atardecer y el río. Después de unos minutos, sintió al rubio imitar su posición, dirigiéndose al amanecer que había trucado el propósito por el que fue al río Han en primer lugar.
Lee robó vistazos de su rostro como había estado haciendo el último mes, esta vez para asegurarse de que no estuviera herido físicamente en lugar admirarlo como de costumbre. Al cabo de unos diez minutos y una séptima mirada, Heeseung inhaló una bocanada de aire y se animó a hablar.
—¿Quieres decirme por qué desapareciste por 24 horas enteras? —se atrevió a preguntar y el contrario se tensó en un suspiro—. No tienes que hacerlo si no quieres, pero me ayudaría mucho a entender y ayudarte.
Más silencio.
El rubio frotó sus manos juntas y enderezó su espalda hasta poder relajar sus músculos tensos. Heeseungo pensó que quizás no le diría, dado que le había dado la apertura de no hacerlo, pero no fue así. Huening estaba tomando coraje, probablemente porque sabía que si iba pedirle a alguien que descifrar el desastre, la persona que podría iba a ser Lee Heeseung, por lo que se dio la vuelta y recargó su cuerpo en el barandal, dándole la espalda al río, para poder mirarlo mientras le preguntaba aquello que tenía atorado en su garganta hace una semana.
Solo Lee tenía el derecho de responder.
—¿Crees que soy una mala persona?
El castaño lo encaró con el ceño fruncido:— Por supuesto que no.
—¿Seguro?
—Pues claro, ¿qué clase de pregunta es esa?
—Yo sé que lo soy. —el rubio se tomó uno o dos minutos para ordenar los pensamientos en su mente—. Me volví novio de Yeonjun aunque sabía que sentías algo por mí y-y pude elegirte. Quería hacerlo, porque nunca me había sentido tan cómodo con alguien como lo hago contigo, pero no lo hice. Correspondí sus sentimientos y dejé los tuyos de lado...
Así que iban a tener esta conversación. Heeseung había esperado aplazarla; no tenía ganas de recordarse lo estúpido que había sido por esperar el momento indicado cuando este nunca llegó. Era algo que se recriminaba todos los días y definitivamente algo que no le gustaba sentir. Que preferiría no sentir y reconocer. Pero si eso era lo que estaba lastimando al chico que quería, no iba a negarle el derecho de sentirse en paz. Dejaría de evitar el tema.
—Kai, sabes que no fue así. No fuiste cruel como lo estás haciendo sonar ahora mismo.
—Sabes que es cierto.
—No, no lo es.
—Heeseung, no trates de salvarme de las consecuencias de mis acciones. Estoy bastante grandecito para eso.
Era irónico que el rubio mencionara las consecuencias de sus actos porque el que realmente estaba pagando por ellas era otro. Él.
—Solo digo que no es tu culpa que todo haya resultado como lo hizo. No lo sobrepienses. —okay, quizás lo último estaba demás. Huening Kai sobrepensaría cualquier cosa; era el encanto de su amistad –relación–, el rubio sobrepensaba y él le sobreexplicaba—. Te gustó otro chico y ya. Eso no te hace una mala persona, ni significa que hayas sido cruel.
—¡Pero sí lo fui! Pude haber dejado las cosas tal cómo estaban y estaríamos bien. Tú no estarías incómodo, Ryu no estaría estresada por mí, el grupo no se estaría alejando de mí y yo podría estar tranquilo otra vez, pero ¿qué hice? Me hice novio de un tipo que no me ha causado más que problemas desde que llegó y lo jodí todo. —Kai tuvo que pasar sus manos por su cabello un par de veces para poder mantener la calma y cordura, aunque había usado más fuerza de la necesaria en su agarre porque Heeseung notó un par de hebras caer en su hoodie negra—. Y ahora ustedes están haciendo planes sin mí y haciendo cosas en grupo como pintarse el cabello y yo me quedé solo por elegir a un chico que no soportan. Realmente no creí que darle una oportunidad no sería tan malo, pero Ryujin y Yeonjun se pelean cada que se ven porque ella piensa que es un pésimo novio que no puede cuidarme, lo cual es irónico porque el tipo parece incapaz de dejarme solo. Quiere venir conmigo a todos lados y si él viene con nosotros, Jungwon no va a querer ir; si Won no va, Jay tampoco irá; si Jay no va, Sunoo y Riki tampoco lo harán; y si ellos no van, Ryu, Yuna, Jake y Sunghoon no irían ni por asomo, ¿qué tengo que hacer yo? Rechazar la salida para que los demás puedan ir y divertirse. ¿Qué me toca a mí? Salir con los odiosos amigos de Eugene porque ustedes ya no se molestan en invitarme y él no parece tener tantita consideración para dejarme tranquilo. ¿Por qué es incapaz de ver que necesito tiempo solo? He estado deprimido toda la semana, por el amor de Dios. ¡Tengo tanta mierda en casa y salir con ustedes era lo único que me generaba tranquilidad y ahora todo se fue a la mierda por mí! ¡Llevo toda la maldita tarde aquí, contemplando si aventarme al río o no, porque la culpa de haber arruinado todo no me deja existir tranquilo ni por un segundo! ¡Yo-!
Heeseung no lo dejó seguir siendo presa de su verborrea. Si estuvieran un par de meses en el pasado, habría besado esas palabras lejos de su boca, pero estaban en el presente, uno donde Kai tenía un novio que no era él, y Lee debía respetar eso. Optó por la segunda opción, colocarse frente a él y estrecharlo entre sus brazos. Ni bien lo hizo, Kai empezó a sollozar y de él brotando aquellas lágrimas que pensaba que ya no podía llorar. Sus brazos rodearon el cuerpo del castaño y este se permitió hundir su mano en sus hebras, acariciando su cuero cabelludo como sabía que le gustaba.
Necesitaba concentrarse en la suavidad de sus oleosas hebras para no romperse, porque escuchar el llanto tendido y desgarrador del rubio seguramente aceleraría el trabajo.
—¿Recuerdes que dije que mis padres son divorciados? Mi papá, el que conoces, es realmente el esposo de mi mamá, ¿te lo dije, cierto? —el castaño aprovechó a tragar saliva en el momento que el rubio asintió—. Pues mi padre, el biológico, es psicólogo, uno muy bueno, y siempre me ha dicho dos cosas: 1) es mi responsabilidad cómo reacciono antes las cosas y 2) las acciones de los demás no son, ni jamás serán, mi responsabilidad. Kai, no te voy a decir que el hecho de que hayas elegido a Yeonjun no me dolió, porque tampoco se trata de mentirte para darte paz. Sí me hirió y afectó por unos días, pero, a la final de cuentas, tu decisión no tiene nada que ver conmigo y no voy a hacerte responsable por la forma en que me siento. No sería justo para ti.
—Pero estás en tu derecho a sentirte herido y molestarte conmigo. Tú me quieres...
—Pues es mi culpa por no haber dado el primer paso y dar por sentado que me esperarías. No eras mío como para reclamarte que no lo hiciste. Esa es mi responsabilidad, no tuya, y no puedo echarte el peso de mis heridas porque tú no la causaste, no era lo que tratabas de hacer. Un chico se jugó por tu corazón y lo aceptaste. No hay nada de malo en ello, ni tampoco algo que yo pueda hacer para cambiar el resultado. —mientras recorría sus falanges por el cabello de Huening con delicadeza, Heeseung pudo escuchar a su padre felicitarlo por finalmente decir todo eso en voz alta. Por reconocer la situación y tomar responsabilidad. Por él y por Kai.
Lee verdaderamente lo amaba, pero era sólo culpa suya el no tener oportunidad.
—Tampoco es tu culpa que Ryu y Yeonjun se peleen. Solo resulta que sus personalidades chocan y ya. Estoy seguro de que lo arreglarán con el tiempo. —Heeseung siguió hablando, aunque su corazón le pedía que se detuviera porque en cualquier momento se iba a romper también—. Y definitivamente no es tu culpa que no te hayamos invitado a salir con nosotros últimamente. Pensamos que querrías pasar más tiempo a solas con Eugene porque su relación estaba en plena fase de luna de miel. Te prometo que Jungwon es demasiado orgulloso como para no asistir a nuestras salidas solo porque no se lleva con tu novio. No es tu responsabilidad ni culpa lo que nosotros decidimos hacer. A partir de ahora debemos aprender de la situación y comunicarnos entre todos, ¿okay? Nuestro grupo no va a desmoronar porque estás saliendo con alguien que no nos cae muy bien. Se supone que somos tus amigos y lo vamos a seguir siendo con Yeonjun estando o no en la pintura. También asegúrate de discutir lo que te molesta con él, pero créeme, este malentendido no va a matarte. Así que dile a tu cabeza que no se preocupe y que se quite la loca idea de saltar al río porque tienes que vivir hasta la graduación, ¿de acuerdo?
Quizás pedirle que aguantara hasta la graduación era muy riesgoso teniendo en cuenta de que estaban cursando su último año y el rubio era propenso a cometer suicidio, pero Heeseung estaba convencido de que podría convencerlo de vivir hasta los 25 cuando llegara la graduación, luego de aguantar hasta los 27, y los 30, y los 40, hasta que pudiera convencerlo de quedarse del todo.
El rubio asintió después de un rato, sorbiéndose la nariz y tomando algo de espacio entre ambos.
—Está bien, pero sigo triste, porque yo también quería teñirme el cabello con ustedes. Me hubiese gustado ser parte de ese plan. A Ryu le queda muy bien el negro y el flequillo y las raíces rubias. Yo también quiero un cambio de look.
El castaño le dedicó una sonrisa genuina y sellada:— ¿Para qué crees que está tu humilde servidor? Yo no me lo teñí. Sabía que probablemente te quedarías con las ganas de unirte y no querrías hacerlo solo, así que di por inexistentes mis ahorros ese día.
Lee se sintió orgulloso por haber logrado hacerlo reír y sonreír otra vez.
—¿No sería muy "gay emocionalmente inestable" de mi parte aparecer con el cabello teñido después de una recaída?
—¿A quién le importa? —Heeseung optó por distraerse limpiando las lágrimas en sus mejillas o cometería el terrible error de besarlo. Huening no tenía porqué verse tan lindo después de haber llorado—. No sé qué tendrás en mente, pero apuesto que te quedará genial.
—¿Tú crees? ¿Podemos ir ahora mismo?
Quizás no sería lo más prudente, definitivamente no cuando habían tantas personas moviendo cielo y tierra para buscarlo cuando Heeseung ya lo había encontrado; sin embargo, Lee nunca había podido negarle algo a Huening y no iba a empezar ahora.
—Por supuesto, pero más vale que nos apuremos si vamos a hacerlo. Tu noona, tu novio, sus amigos y nuestros amigos deben seguir buscándote. Lea noona obligó a Ryu y Yeonjun a esperar juntos en el estudio, así que será mejor que vayamos con ellos antes de que se maten entre ellos. ¿Estás listo?
Kai se quedó observando por un momento la mano que le estaba ofreciendo por un momento y Heeseung tuvo que apartar la mirada para no perder en lo hermoso que se veía con las luces doradas del atardecer haciéndolo brillar.
Por fortuna, para el corazón de Heeseung, el rubio la agarró en cuestión de segundos: —Sí, lo estoy.
—Cool. Gracias por no comerte una locura como saltar al río.
—Gracias por encontrarme. —y Kai le sonrió.
Lee Heeseung necesitaba seriamente hacerse cargo de sus sentimientos o algún día arruinaría todo rogándole a Huening Kai de rodillas que lo dejara ser suyo, que hiciera lo que quisiera con él.
—Cuando quieras. —y aquel era un juramento que cumpliría el resto de su vida.
AL FIN TERMINE, LA PUTA MADRE. quiero disculparme con todas las personas que he ghosteado por haberme hiperfijado en terminar este capítulo. quería publicarlo el 13 de junio, porque es el aniversario de muerte de phano, pero olvidé que soy una viejita que ya no aguanta quedarse despierta toda la noche para escribir. también quiero disculparme por haberles hecho esperar casi un año por esta actualización; el 2023 no fue mi mejor año, de hecho mi vida y mis amistades más cercanas se fueron en pique, pero le sobreviví así como ahora le estoy sobreviviendo a ser foránea.
fun fact: este capítulo lleva planeado desde noviembre del 2022. la escena de kai y heeseung en el río han la tengo escrita desde esa fecha. me pidieron EN NIVELACIÓN que escribiera un texto narrativo para mi examen de práctica disciplinar y yo decidí escribir la conversación del heekai, pero desde el punto de vista del río (🤓☝️). ya estoy en cuarto semestre, so eso dice mucho de cuánto tiempo ha pasado desde que escribí jealousy💀.
prometo (por enésima vez) ponerme las pilas con las actualización. ya me regalaron una libreta para mi cum (fue el lunes pasado), se viene una m semi-organizada porque sigo teniendo tda.
espero que disfruten de estas 30 mil palabras (si es que todavía tengo lectores) y les veo en la próxima actualización. les amo un montón, muchas gracias por esperarme.
—m.
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