I

Cuando Mirabel se percató de que se había enamorado de su tío hizo todo lo posible para enterrar el sentimiento. Intentó fijarse en los muchachos del pueblo y darse una oportunidad con alguno de ellos, fracasando rotundamente en el intento.

Dolores parecía percatarse de que algo le pasaba, y le dedicaba miradas curiosas cada mañana a la hora de desayunar, poniendola extremadamente nerviosa. Mirabel sentía que en cualquier momento podría leer su mente y descubrir sus sentimientos hacia el vidente, el terror la recorría cada que pensaba en la reacción de la familia si se llegaban a enterar. A Julieta y a la abuela les daría un infarto, ni qué decir del tío Bruno, seguramente estaría perturbado.

A pesar de sus esfuerzos por deshacerse de aquella emoción, sus sentimientos parecían intensificarse cada vez más, a veces Mirabel creía que su tío sentía lo mismo. Él llegaba a mirarla con tanto cariño que la joven sentía que Bruno la amaba recíprocamente.

Sus palabras de apoyo, las bromas que solo ellos dos entendían y la timidez de Bruno cada que recibía un abrazo u halago de parte de Bruno mantenían esa pequeña llama denominada "Esperanza" en Mira, que a veces no evitaba pensar en como serían las cosas si Bruno y ella pudiesen estar juntos.

O en si Bruno si quiera la amara.

El mundo se le fue encima a Mirabel en cuanto esa otra mujer apareció, siendo la gran fiesta de compromiso de Dolores y Mariano.

Al caer la noche de aquella fecha, mientras Mirabel charlaba animadamente con su tío sobre su próxima telenovela con ratas, fue que ella entró por la puerta principal en compañía de Alma, esbozando una sonrisa bonita a la hora de que la abuela le indicara que la siguieran, dirigiendose hacia tío y sobrina.

El muy notable sonrojo y comportamiento más torpe de su tío al verla fue un golpe en el corazón para Mirabel. Había deseado tanto provocar esa reacción en el vidente y esa desconocida en ese entonces lo logró con tan solo su presencia. La joven de gafas se sintió celosa.

Bajo las luces de la casa ambos charlaban luego de haber sido presentados formalmente, mientras Alma tomaba del brazo a Mirabel y la obligaba a retroceder junto a ella. Bruno y la otra mujer ni siquiera parecieron notar su ausencia.

—Míralos Mirabel, ¿No crees que se ven perfectos juntos?— Cuestionó Alma mirando la charla de los dos con emoción.

Mirabel había visto a su tío reír antes, pero no de la manera en la que parecía hacerlo con Esmeralda. Parecía menos tenso con forme más hablaban, Bruno incluso mejoró su postura y le mostró sus ratas, que subieron por el brazo de la mujer hasta sus hombros. Ella no pareció disgustada y eso hizo que Mirabel desviara la mirada.

—Sí, muy adorables— Rio neviosa la más joven.

Alma la tomó de los hombros alegremente, sin notar la incomodidad de su nieta.

—Sabía que Esmeralda se llevaría excelente con Bruno— Presumió orgullosa —En cuanto la ví supe que podrían ser tal para cual, espero que cada vez se lleven mejor—

Con esas últimas palabras Alma se retiró para hablar con Pepa, dejando en soledad a una celosa Mirabel.

Mirabel sabía que podría pasar entre ellos dos y no hizo más que guardar sus sentimientos. Con la introducción de esa mujer a su vida se aproximaban días largos para la joven.

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