cAPITULO 7
Durante ese primer día Jinhwan no salió de su cama, Hanbin cumplió su palabra, luego de despachar a los chicos se dedicó a cuidar de él, limpió los golpes de su cara y le puso una pomada que disminuiría la hinchazón y el dolor.
Cuando iba a guardar el botiquín Jinhwan lo detuvo.
—Espera, ¿puedes, dejarlo aquí, por favor? —preguntó, esperando que Hanbin no le preguntara por qué.
En lugar de cuestionarlo, Hanbin accedió y fue a preparar algo para que ambos comieran, dándole el espacio que necesitaba.
Cuando se quedó solo, Jinhwan se destapó de las cobijas que lo habían cubierto mientras lo curaba, y se quitó también el pantalón de pijama. Las lágrimas estuvieron a punto de volver a derramarse mientras veía las feas marcas dejadas allí, pudo contar cinco mordidas en total, entre sus muslos y su cadera, en algunas incluso había roto un poco la piel.
Jinhwan respiró profundo para controlarse, no tenía tanto tiempo además, así que se apresuró a limpiar las marcas y a poner antiséptico y desinfectante en todas ellas, aunque en el proceso siseó de dolor varias veces. Estuvo listo antes de que Hanbin volviera, se puso de nuevo el pantalón de pijama y se metió a la cama como si no hubiera pasado nada, sin saber que el líder había escuchado todo desde fuera.
Un tiempo después Hanbin entró con dos platos de sopa, al dejarlos sobre la mesita de noche Jinhwan le miró con una ceja levantada.
—¿Ramyeon? ¿En serio?
—¡Oye! Si quieres algo saludable y delicioso deberás esperar a que Song regrese, esto es lo mejor que puedo hacer —se defendió el líder.
Jinhwan soltó una risita, algo baja en realidad pero era mejor de a como lo había encontrado en la mañana así que Hanbin se sintió algo más aliviado. Le tendió su plato.
—Ten cuidado, está caliente.
El mayor tomó el plato y los palillos que le tendía Hanbin, revolviendo los fideos para poder comer. Llevó la comida caliente a su boca...
Pero no pudo comer, en cuanto sintió el calor que desprendían los fideos, su mente recordó el sexo de Junhoe, su sensación y su sabor. Su mano tembló y la comida terminó por caer de nuevo al plato.
—¿Estás bien, Hwanie? —cuestionó Hanbin preocupado, de pronto Jinhwan se había puesto pálido.
—Sí, yo, solo no tengo hambre ¿sabes? Estoy demasiado cansado
—Pero debes comer.
—Lo sé, sólo déjame dormir un poco ¿sí? Y comeré cuando despierte.
Hanbin se le quedó mirando, pensando en que debía hacerlo comer, pero...
—Ah, de acuerdo, está bien. ¿Cómo es que no puedo negarte nada?
—Eso es porque me amas —dijo con una voz más aguda, una broma que habían hecho ya en muchas ocasiones anteriores.
Esa vez, sin embargo, apareció un brillo extraño en los ojos de BI, quería decirle a Jinhwan que en efecto lo hacía, mucho más de lo que sospechaba; pero aun no era el momento ni el lugar.
—Anda, duerme entonces. Te despertaré a la hora de la comida.
Jinhwan asintió y se acomodó mejor entre sus cobijas para dormir. Siguiendo un último impulso, Hanbin se acercó para dejar un último beso en la frente de Jinhwan, apagó la luz y salió.
Durante el resto del día Jinhwan se la pasó durmiendo, lo cual agradeció pues cada momento que pasaba en vela, la culpa, la vergüenza y el dolor eran una tortura.
No fue hasta que ya era de noche que despertó completamente, gracias a la voces que discutían fuera de su puerta:
—Vamos BI, solo quiero darle la sopa que preparé para él, lo hará sentir mejor —ese era Song, podía reconocerlo.
—Lo entiendo, Yunhyeong hyung, pero es mejor dejarlo descansar, él me dijo que quería dormir. Dame el plato y se lo dejaré para que coma cuando despierte.
—Que no, yo lo preparé así que es justo que yo se la dé.
En el silencio posterior, Jinhwan se pudo imaginar que ambos estaban en alguna especie de enfrentamiento de miradas. Luego escuchó el suspiro de Song.
—Solo quiero saber que está bien, ¿sí? Bueno, todos queremos saberlo, estamos preocupados.
Aquellas palabras hicieron reaccionar a Jinhwan, él no estaba solo y no podía dejarse llevar por la amargura así, no podía darse por vencido. Abrió un poco la puerta para asomarse, aunque se arrepintió un poco al ver la mirada que le dedicó Song al ver su rostro.
—Está bien Binnie, puede pasar.
En cualquier otro momento Yunhyeong se hubiera burlado de Hanbin por obtener lo que quería, pero parecía demasiado preocupado por Jinhwan en ese momento.
—¿Qué te ocurrió? —preguntó nada más entrar.
Jinhwan se mantuvo firme en cuanto a su mentira de haberse caído de la cama; Song tampoco le creyó demasiado, pero para ese momento la hinchazón había bajado bastante gracias a los cuidados de Hanbin así que no se veía tan mal.
—Bueno, hice un poco de caldo de pollo, con arroz, eso te ayudará a sentirte mejor —le dijo con ternura y preocupación.
Mientras Jinhwan comía, uno a uno fueron entrando el resto de los miembros, todos menos Junhoe claro. Todos parecían alegrarse de verlo bien, aunque se preocupaban al verlo golpeado, solo Song y Bobby dudaron de su palabra en cuanto a la caída, pero ninguno preguntó más.
Con la compañía y distracción del resto, pudo comer poco a poco, aunque las náuseas de pronto volvían a molestarlo, podía controlarlas mejor. Se sentía bien estando con los miembros, con sus amigos.
Gracias a ese apoyo se pudo ir sintiendo mejor, con el paso de los días los golpes de su rostro sanaron sin dejar ninguna marca, lo cual agradeció. No así las mordidas de sus piernas, las cuales dejaron suaves cicatrices casi imperceptibles, pero allí estaban.
Durante esos días casi no vio a Junhoe, él no se acercó y aunque de forma constante preguntaba por su estado, no se animaba a acercarse; lo cual Jinhwan también agradeció y le ayudó a recuperarse psicológicamente. No sabía cómo hubiera reaccionado si es que el más alto intentaba acercarse durante esos primeros días.
Por el contrario, Hanbin estuvo bastante al pendiente de él, cuidando que no estuviera demasiado tiempo solo, y que comiera como era debido. Aunque este último punto era bastante difícil para Jinhwan, y muchas veces terminaba vomitando parte de lo que comía. Cuando estaban solos Hanbin se acercaba a abrazarlo, pegándolo contra su pecho como si se tratara de un niño.
Seguido dejaba también suaves besos en su mejilla o en su frente, aunque reprimió el impulso de volver a besarlo en los labios. Lo hacía sobre todo en los momentos en que Jinhwan parecía perdido y devastado, cuando su mirada se perdía en los recuerdos.
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