cAPITULO 6

A la mañana siguiente, Jinhwan estaba sentado frente a su tocador, el lugar que siempre ocupaba para maquillarse y prepararse para salir; en aquel momento estaba reuniendo el valor para abrir los ojos y ver el desastre que estaba seguro que era: había despertado con el lado derecho de su cara palpitando de dolor, lo cual no era nada bueno.

En cuanto abrió los ojos y vio su reflejo se arrepintió, tenía el pómulo derecho hinchado y amoratado, el moretón recorría por la parte de atrás hasta abarcar también su mandíbula.

Tenía los ojos rojos luego de tanto llorar y oscuras ojeras debajo de estos, notó que esos mismos ojos volvían a aguarse al verse en semejante estado. Parecía más un niño desvalido que un adulto de 24 años.

Se tocó con cuidado la herida en su pómulo, justo sobre su distintivo lunar, sintiendo el dolor que ocasionaba el contacto, intentó tocar alrededor para poder medir la gravedad de los daños. Pensaba en la cantidad de maquillaje que necesitaría para poder ocultar aquel desastre.

De pronto la puerta de su habitación se abrió.

—Hyung, ¿sabes dónde está...? —Hanbin entró con la familiaridad de siempre a su habitación, sin embargo se silenció en cuanto lo vio.

Jinhwan le miraba con los ojos agrandados por la sorpresa, tenía el rostro golpeado y parecía a punto de llorar, a punto de romperse por completo. De inmediato el lado protector de BI despertó, sin decir nada más se giró para cerrar la puerta detrás de sí.

—¿Qué ocurrió? —preguntó con la voz baja y tensa, preocupada.

Jinhwan sintió pánico, aunque menos intenso que el del día anterior, prometía volverse igual de fuerte. Sus ojos viajaron por toda su habitación con rapidez hasta posarse al lado de su cama.

—No, no pasó nada, solo tuve una "pesadilla", creo que brinqué o me moví, y me caí de la cama. Me pegué con la mesita de noche, al caer —mintió.

Para Hanbin no pasó desapercibida cierta ironía amarga con la que dijo pesadilla, se cruzó de brazos y le miró con seriedad, quedaba claro que no le creía. No dijo nada, pero soltó un pesado suspiro.

Jinhwan intentó sonreír para tranquilizarlo, aunque falló estrepitosamente gracias al dolor que el gesto le ocasionó.

—No necesitas preocuparte, estoy bien. Me maquillaré bien para que no se vea y podremos ir a grabar.

El líder negó con la cabeza antes de acercarse a él, lo tomó de la barbilla con suavidad, solo con la punta de los dedos.

—Permíteme revisarte, ¿sí?

—Ya-a te dije, estoy, bien —susurró Jinhwan, aún así se dejó hacer—. No es, para tanto.

Hanbin giró un poco su rostro para poder verlo mejor con la luz, era un golpe bastante doloroso pero no parecía haber ningún daño significativo. A diferencia del mayor, él sí que se había metido en una que otra pelea a puños, reconocía bien lo que veía.

—Ay, Hwanie —suspiró, preocupado.

Jinhwan sintió que su pecho se oprimía, Hanbin no lo había llamado así desde que se habían conocido, antes de saber que en realidad era varios años más grande, él y Bobby solían ser muy protectores con él en ese entonces.

Estaba tan embebido en aquellas memorias que apenas notó la cercanía del menor hasta que posó sus labios muy suavemente sobre el pómulo herido, con un beso que buscaba ser tan curativo como tranquilizador.

Los besos se sucedieron con la misma delicadeza, como el roce de alas de una mariposa que pasara cerca, tan así que el dolor del contacto era mínimo. Hanbin siguió el mismo camino que recorría el cardenal a lo largo de su rostro.

Cuando llegó a los labios se detuvo a solo unos milímetros, de forma que pudo sentir el suspiro que soltó Jinhwan. Se rindió entonces y junto por fin sus labios a los suyos, aunque en un inicio no se movió, simplemente dejó allí la presión igual que había hecho a lo largo del moretón, ambos habían cerrado los ojos y se dejaron llevar por el momento.

Al menos hasta que un estremecimiento sacudió el cuerpo de Jinhwan, seguido de otro y otro más. Hanbin se apartó de golpe al darse cuenta que el mayor estaba sollozando.

—Hwanie, lo siento, lo siento. No quería lastimarte, no llores —pidió preocupado.

Jinhwan dejó caer la cabeza y se cubrió el rostro con las manos mientras comenzaba a llorar sin poder contenerse. Pronto tuvo a Hanbin arrodillado a su lado para poder abrazarlo, se preocupó aún más cuando los sollozos de Jinhwan se acrecentaron, aunque cuando iba a separarse el mayor se aferró a él con todas sus fuerzas.

Hanbin lo mantuvo sujeto con ternura y firmeza, jamás había visto así a Jinhwan y su corazón se rompía ante eso. Se mantuvo repitiendo palabras de consuelo, acariciando su cabello y su espalda hasta que, poco a poco, se fue calmando.

Cuando recobró el dominio de sí mismo, Jinhwan soltó a Hanbin y lo empujó para alejarse un poco.

—Lo siento, es solo que fue... fue una horrible pesadilla, la peor que he tenido nunca —hipó.

Hanbin lo miró a los ojos, preocupado y un poco enojado, sin embargo aquellos ojos enrojecidos y húmedos le rogaban que no le preguntara más. Al final suspiró y se puso de pie otra vez aunque no se alejó, siguió alisando el cabello claro de su mayor.

—Bien, de acuerdo. No te preocupes más ¿sí? No diré nada. Me haré cargo de todo.

—¿Hacerte cargo?

—No puedes grabar en estas condiciones, hyung, pero no te preocupes, hablaré con el manager para pedirle algunos días, a fin de cuentas vamos adelantados en las grabaciones. Mandaré a los chicos a ensayar a la agencia, luego te traeré el botiquín y algo de comer, ¿de acuerdo?

Jinhwan sorbió un poco y se limpió los restos de lágrimas del rostro, aunque de nuevo hizo un gesto al tocar la parte lastimada.

—Gracias Binnie, eres un buen líder.

Hanbin negó con la cabeza.

—No hago esto como líder, Hwanie, hago esto como alguien que se preocupa por ti, alguien a quien le duele verte así y que desea que estés bien...

"Alguien que te ama", estuvo a punto de decir, y la intención quedó suspendida en el aire, pero Jinhwan estaba tan alterado que no era ni de cerca el momento de mencionar algo así.

Lo importante ahora era reparar a su hada de 13 centímetros que, de alguna forma, había terminado rota así.

—Yo cuidaré de ti —prometió.

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