cAPITULO 16
Pasaron dos días para que los videos llegaran al correo de Hanbin, quien estaba demasiado nervioso como para verlos sólo, así que aquella noche, Bobby y Song estaban con él en su estudio.
—¿Entonces también apareció cuando tú estabas? —le estaba preguntando Bobby al mayor en aquel momento.
—Sí, aunque dijo que solo iba al baño.
Ambos estaban hablando de las noches en que habían hecho guardia frente a la habitación de Jinhwan, Junhoe había aparecido en ambas ocasiones; para la tercera noche, que Hanbin se había quedado allí, ya no lo hizo.
Aquello hacía pensar mal a los otros tres, aunque ninguno quería aceptarlo.
—Están listos... —dijo Hanbin sin mucha decisión.
Los otros dos se acercaron al escritorio de Hanbin, en cuya pantalla ya podían verse los dos videos, pausados, en ambos se veía la habitación de Jinhwan desde una esquina superior, en la primera podía verse la figura del mayor, que al parecer terminaba de ponerse la pijama.
Ambos se acomodaron, uno a cada lado de Hanbin, para poder ver mejor. Song le puso una mano en el hombro para darle apoyo y fue Bobby quien apretó el botón para iniciar la reproducción, la cual estaba acelerada para que no durara ni pesara tanto.
A los pocos minutos de transmisión pudieron ver la llegada de Junhoe, Hanbin soltó un jadeo sorprendido e indignado justo después de que el menor le dió el primer golpe a Jinhwan.
—¿Cómo pudo hacer algo así?
El video continuó, gracias al micrófono con que venía integrada la cámara, pudieron escuchar las palabra mordaces de Junhoe y las súplicas de Jinhwan, y por lo que podían entender no era la primera vez que ocurría algo así.
Cuando Junhoe arrancó el pantalón de Jinhwan y comenzó a morderlo, Song ya no pudo ver, cerró los ojos y desvió la cabeza a un lado, aquello era demasiado. Hanbin levantó la mano derecha para ponerla sobre la de él, que aún se mantenía en su hombro, sin despegar la mirada de la pantalla, apretó su mano tanto buscando como ofreciendo apoyo.
Los sonidos de chapoteos y arcadas que siguieron después casi los hicieron vomitar, tanto Hanbin como Song tenían lágrimas cayendo por sus rostros cuando Junhoe salió del cuarto, el llanto de su mayor calaba en sus oídos tanto como en sus corazones.
Pasaron un buen rato sin poder hablar, solo con el llanto de Jinhwan de fondo. De pronto Bobby se enderezó, tomó lo primero que tenía a la mano, que era una lámpara de piso, y la arrojó con furia al suelo.
—¡Ese maldito bastardo! ¿Qué diablos le pasa en la cabeza? ¡Voy a matarlo! —gruñó.
Aun sin poder hablar, Song le pidió que se calmara con un gesto tembloroso de la mano. Los gritos sólo alteraban más sus ya crispados nervios.
—Yo las vi, las mordidas, —murmuró Hanbin, con la vista aún clavada en la pantalla, las luces se reflejaban en sus lágrimas—. La otra noche, cuando lo desperté de su pesadilla. Vi las marcas, pero no, no pensé...
Su voz se quebraba por el llanto, Song se acercó para abrazarlo y Bobby también le dio un apretón en el brazo. El líder estiró la mano para poner el segundo video, pero se quedó mirando el temblor de su extremidad sin poder animarse a hacerlo. Song puso su mano sobre la de él e hizo presión para que el botón se apretara.
Vieron a Jinhwan entrar a la habitación y tomar sus cosas para bañarse, por un momento creyeron que no verían nada más, al menos hasta que Jinhwan regreso, con Junhoe detrás de él.
—No te atrevas... —gruñó Bobby, como si pudiera impedir algo que había pasado ya hace varias noches.
Era inútil, y los tres vieron el ataque de Junhoe contra Jinhwan, escucharon cómo lo culpaba mientras abusaba cruelmente de su cuerpo. De pronto Song se volteó hasta el bote de basura, a tiempo para vomitar lo poco que había cenado, los otros apenas se percataron, demasiado atrapados con las imágenes frente a ellos.
〜Así que, en efecto, soy el primero〜
Escucharon la voz de Junhoe por sobre el llanto de Jinhwan.
Desesperado, Bobby volvió a moverse, tomó un vaso que estaba en el escritorio y lo arrojó contra la pared opuesta, sin encontrar otro medio de desahogar la furia que tenía que no fuera eso o ir a golpear a Junhoe tanto como se lo merecía.
—¿Qué piensa ese estúpido? ¿Qué nuestro Hwanie era alguna especie de chica virgen?
Pronto tenía a Song a su lado, tomando con suavidad su brazo.
—Jiwon, por favor, tranquilízate.
Bobby estaba a punto de gritarle que cómo podría calmarse en semejante situación, pero al voltear hacia él lo encontró pálido y lloroso, igual de alterado que él. Además, Song le señaló a Hanbin, quien se había quedado en el escritorio pero ya no veía la pantalla.
Tenía la cabeza caída y se mesaban el cabello con las dos manos, con tal fuerza que parecía doloroso.
—Hanbin...
—Debí haberme dado cuenta, soy el líder y prometí protegerlo. No supe ver, lo que le pasaba, yo...
—Basta, Hanbin esto no es tu culpa, no es culpa de nadie más que de ese malnacido hijo de... —Bobby apretó los labios para contener un nuevo ataque de ira.
—¿Qué vamos a hacer ahora? —preguntó Hanbin al aire, sin levantar la cabeza.
—No lo sé —contestó Song—, lo primordial es hablar con Jinhwan, debemos protegerlo e impedir que Junhoe vuelva a acercarse así a él. No sé qué más...
—¡Jinhwan! ¿Quién lo está cuidando esta noche?
—Le dije a DK que estuviera al tanto... aunque no le expliqué en específico de qué debía cuidarse.
Los tres se quedaron mirando por algunos segundos. Hanbin fue el primero en moverse, para apagar la computadora directo de la fuente. Los otros dos ya se estaban moviendo hacia la puerta. Ni siquiera pararon a pedir un chofer, Song se subió al volante del primer coche que encontraron disponible y manejó apenas al límite de velocidad permitida para poder regresar a los dormitorios sin que los detuvieran u ocurriera algún accidente.
Ni siquiera se había estacionado bien cuando ya Hanbin y Bobby habían salido del coche. Los tres subieron por las escaleras pues ninguno tenía el temple como para esperar el elevador. Luego de todo lo que habían visto, necesitaban saber que Jinhwan estaba bien, o al menos todo lo bien que podía estar.
Al llegar todo estaba en silencio, nada parecía fuera de lugar, pero ninguno de los tres pudo estar conforme solo con eso. Avanzaron hasta el pasillo de los dormitorios de abajo, la puerta de Donghyuk estaba abierta y su luz encendida, también la luz del baño.
Hanbin fue directo al cuarto de Jinhwan, pero estaba vacío, aunque pudo notar la cama desordenada. Bobby y Song fueron con Donghyuk, quien estaba revisando su celular en su cama, desde la que podía ver el pasillo.
—¡Oh! Hola hyungs, ¿qué ocurre?
—¿Dónde está Jinhwan? —preguntó Song en lugar de contestar.
—Ah, él está en el baño, se iba a dar una ducha, creo.
Hanbin entró también al cuarto entonces.
—¿Pasó algo raro mientras no estábamos?
Donghyuk frunció el ceño, no solo por las insistentes preguntas de sus hyungs, sino por lo pálidos y alterados que se veían.
—Eh no, no pasó nada. Jinhwan hyung y June hyung estuvieron platicando un buen rato en su habitación, June salió hace rato y luego Jinhwan se metió a bañar, eso es todo desde que se fueron.
Los tres mayores se miraron con patente terror.
—¿Por qué? ¿Qué está pasando? Oigan, me están asustando.
—¿Hace cuánto que se metió a bañar? —cuestionó entonces Bobby, acercándose para tocar la puerta del baño.
Donghyuk estaba a punto de decir que no tenía mucho tiempo, pero miró su celular para asegurarse.
—Bueno, en realidad sí ya tiene un buen rato, no me había dado cuenta.
—¡Mierda! —gruñeron los tres.
Bobby tocó con más fuerza la puerta sin obtener ninguna respuesta, podía escucharse el agua de la regadera cayendo, pero nada más.
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