4. Holding hans

Flexiona ligeramente las rodillas, moviendo los pies de manera lenta; uno hacia delante uno hacia atrás, teniendo un ritmo constante para mantener el equilibrio y no caer de espaldas directamente contra el frío y duro hielo debajo de él. — ¿Te vas a quedar ahí parado todo el rato?

Noé Archiviste que se había mantenido en silencio y velando desde la lejanía la seguridad de su compañero, no siente que el hielo sea muy seguro como para que se lo tome con tal calma al estar patinando sobre este y menos sin los zapatos adecuados. Le miraba con cierto asombro por lo bien que lo hacía (no caer era bastante para considerarlo bueno), como en ocasiones toma más velocidad y a veces la disminuye. Parecía estar divirtiéndose y eso calienta el corazón de Noé.

—No sé cómo hacerlo— responde alzando la voz para que Vanitas le escuche, llevando una de sus manos a la nuca avergonzado. Había tantas cosas que no sabía cómo hacer, cosas que desconocía. —Nunca antes he patinado.

Vanitas escucha y se detiene, hasta frente a su compañero, solo a algunos metros de él, parpadea algunas veces hasta que tuerce los ojos y patina hasta donde se encuentra de manera lenta, dejando que su vista viaje entre el hielo y el más alto, fijándose directamente en sus ojos purpura. Logrando que se ponga nervioso, Noé exhala notoriamente haciendo que sea más escandaloso por el vaho que sale de sus labios, los latidos de su corazón se vuelven algo erráticos y el color carmín que pintan sus mejillas le traicionan cuando Vanitas se detiene cuando está lo suficientemente cerca del vampiro como para que sienta su respiración contra la de él.

Hay un silencio entre los dos.

—Creo que puedo hacer una excepción por esta vez— Vanitas ofrece una de sus manos. —Es una oferta limitada— advierte mirando hacia otra dirección, Noé busca cualquier cosa que le indique si es alguna broma pero no, nada hay de eso. Solo ve el rojo que pinta la punta de la nariz ajena que también invade suavemente los pómulos.

¿Si cuestionaba Vanitas se arrepentiría y retiraría la mano? Posiblemente pero Vanitas no hace nada que no quiera, así que si lo ofrece no estaría mal disfrutar del momento cuando deja que el contacto entre ellos es más cercano.

Toma la mano de Vanitas, el cual se sorprende cuando lo hace. —Espero que no planes tirarme— bromea sonriéndole, el chico de cabellos oscuros siente como si le hubieran dado sacado el aire con tal expresión.

Se pellizca el puente de la nariz con la mano que tiene libre. —Flexiona un poco las rodillas, no mucho así te ayudaras a mantener el equilibrio— indica Vanitas. —Y si terminamos en el frío hielo será tu responsabilidad... ahora primero un pie y luego el otro...

—De acuerdo, eres buen maestro.

—Calla, solo te estoy diciendo lo obvio— discute Vanitas mirando hacia el hielo, más específico hacia los pies de Noé. —Esto es casi lo mismo que bailar ¿Sabes?

—Tú no eres bueno bailando.

El rostro de Vanitas pasa por una expresión ofendida para regresar a su expresión neutra. —Sí, bueno, tú me pisaste— se defiende estirando su mano hasta tomar la mano que Noé había mantenido en el aire para hacer equilibrio, tomándola con algo de fuerza, jalándolo hacia sí. —Cuando dije eso no me refería a que tenías que ser igual de lento— su corazón se agita, siente como golpea contra su pecho en cuanto Vanitas deja de susurrar.

Noé queda mudo, dejando que Vanitas le guié durante varios minutos, luchando por comprender aquellos latidos erráticos.

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