20: No es personal

No pasó nada realmente remarcable en los siguientes meses excepto tres o cuatro cosas.

La primera: la cercanía que tenían ahora el locutor y su superior, esta era tal, que Alastor sabía casi todos los secretos y rutinas de su superior. Si hubiera querido, incluso podría saber cada cuanto iba al baño.

La segunda: el avance del canal de radio, cada vez había más espectadores, más capital (dinero que solía irse en inversiones) y más trabajo por lo tanto, pero el casi castaño era feliz.

La tercera: el fin de la época de inundaciones, que se ocuparía de formar una pequeña parte de un libro de historia del infierno un tiempo despues, muchos territorios habían vuelto a su alimentación normal de carne animal, más fruta que carne, más verduras que fruta, etc. Sería excesivamente tedioso describir la dieta de cada territorio por la cantidad de estos que había en esta época.
Así que, resumiendo, lo más importante de este punto es que el territorio en el que estaba Rosie siguió siendo caníbal y el de Alastor, para su desgracia y satisfacción a la vez, no.

La cuarta era algo aún en proceso, era apenas aquellas nubes negras que avisan de la tormenta. Y tenía que ver con Souk.

Ese día estaba perfeccionándolo, rondaría las dos de la mañana cuando, en su ahora espacioso cuarto, consiguió invocar a varias sombras funcionales. Hizo que limpiasen la habitación y le trajesen algo de comer, se moría de hambre y le apetecía algo de fruta, sería caníbal, pero eso no implica que solo comiera carne. Su cara fue un cuadro cuando vio que le trajeron una naranja, posiblemente la única que quedaba en todo el lugar.

Por alguna razón había adquirido un sentimiento desagradable hacia las naranjas, tal vez por el cuadro, que todos comprendían y nadie le explicaba. Comió con resignación mientras releía el guión de la mañana siguiente.

De pronto sintió unas ganas irrefrenables de irse a la cama, no se sentía cansado en absoluto, pero sentía ansiedad con solo pensar en quedarse despierto un minuto más. Se metió en la cama y apuró la comida, Souk se irguió a un lado suyo y lo miró confuso.

-¿Por qué siempre te vas a dormir a la misma hora?- preguntó tras meses de tener esa duda.

-¿Es siempre a la misma hora?- parecía confuso, nunca veía el reloj para acostarse.

-Exactamente la misma hora y el mismo minuto-

-...siento ansiedad- explicó -es extraño, pero siento que algo terriblemente malo pasará si no me meto en la cama al menos-

La sombra estuvo pensando unos minutos, vio al reloj como si eso lo ayudase a pensar. Luego vio por la ventana, al cielo nocturno, a la posición de la luna, y lo recordó.

-¡Oh! Ya lo entiendo, tienes ansiedad post-mortem- aseguró, al ver la cara de confusión del demonio decidió explicar el término en mayor profundidad -el día antes de tu muerte casi no dormiste, y estabas tan cansado la noche que pasó que no pudiste reaccionar tan bien como si estuvieras totalmente descansado. Moriste exactamente a la misma hora en la que te entra ansiedad, porque sientes que si pasas un segundo más despierto volverás a morir mañana por el cansancio-

-Tiene sentido supongo- habló tras unos instantes de pensarlo -¿Alguna solución a eso?-

-Primero, no te duermas tan tarde, no esperes al límite. Después, puntualmente quédate despierto después de esa hora, así tu mente irá entendiendo que las cosas han cambiado y que no por estar despierto más o menos tiempo va a pasar algo malo-

Alastor se limitó a asentir y a taparse hasta casi la cabeza, no tardó más de unos segundos en dormirse. Souk suspiró, le preocupaba que eso le pudiera afectar a la larga y perdiese a su contratista. La idea de que se le acabase la diversión por otros tantos siglos le provocaba cierta ansiedad, pero tendría que aprender a manejarlo.

A los días ya tuvo todo listo, había repasado el plan al menos treinta veces y había entendido uno de sus errores, aunque eso había sucedido hacía un tiempo.

El Lord tenía muchos amigos, muchos Overlords, de territorios cercanos y lejanos, eso podría suponer un problema, pero también tenía ese punto cubierto.

Rosie le había escrito hacia un tiempo para avisarle de que la Overlord que gobernaba en su zona la había acogido. Eso sería de ayuda, pero aún no tenían tanta confianza como para traicionarla, no tan pronto.

-¿Estás seguro de esto?- preguntó Souk -digo, entiendo tus ansias de poder y tu ambición por llegar a más, pero vas a estar tú solo contra unos cinco o seis Overlords hasta que Rosie pueda unirse, y aún entonces apenas tendrías realmente apoyo-

-Soy consciente de ello, ¿por qué crees que estuve practicando tanto?- habló sonriente -cuando acabe con todos los que vayan a por mí, mi siguiente objetivo serán los demás, todo aquél que esté encima. No me importa si eso crea un problema a gran escala en el infierno, no me importa si me genera problemas en un futuro, no pienso volver a estar debajo de nadie nunca más- afirmó con seriedad, aunque seguía sonriendo como siempre, claro.

Souk le puso una mano en el hombro y lo miró con tanta seriedad como había en las palabras del locutor.

-Alastor, no creo que estés preparado, mátalo si quieres, ocupa su lugar si quieres, pero espera antes de matar a alguien más, no has llegado ni a un cuarto de lo que puedes llegar y no llegarás a tiempo para mañana- aconsejó.

Tardó al menos una hora en convencer a su contratista de que cambiase sus planes de matanza absoluta para casi un 25% del infierno.

-De todos modos el plan de hoy no es tan difícil, ya lo has hecho todo mi querido Souk. Tengo los documentos y la forma perfecta de que él me haga el trabajo- aseguró sonriendo con maldad -ahora escóndete, tenemos que ponernos manos a la obra-

Souk se escondió justo a tiempo, alguien llamó a la puerta y Alastor trató de aparentar serenidad. Al abrir la puerta se encontró a uno de los sirvientes.

-El Lord desea verlo- anunció -ahora-

No tardó más que unos minutos en subir hasta el último piso. Entró solo a la oficina de su aún superior y lo vio sentado en su cómoda silla, mirándolo con seriedad.

-¿Me llamaba, señor?-

-Deja de pretender de una vez- replicó, parecía enfadado -enhorabuena, estoy entre la espada y la pared, ¿Qué quieres de mi?-

-Señor, me temo que n- -

-¡Claro que entiendes lo que te digo!- gritó tirándole un papel arrugado, al locutor le costó un mundo no sonreír al ver que era una de sus cartas.

Una parte de su plan había consistido en enviar a un remitente inexistente hablando de que detuviese sus maquinaciones. Había aprovechado el viaje de una persona cercana al lord para fingir un secuestro, en cada carta dejaba caer pequeños secretos del Lord. Aficiones no muy bien vistas, combinaciones de cajas fuertes en las que guardaba una fortuna, el número de su tarjeta de crédito...incluso alguna foto en la que aparecía él viéndose con su amante en secreto, su amante pecador.  Eso último había sido la bomba final, el plano era bueno y mostraba a los dos hombres de rangos distintos besándose con despreocupación.

-¿¡Qué quieres de mi!?- repitió, cansado de la situación.

Afortunadamente la habitación estaba insonorizada, eso hizo que Alastor alcanzase su límite y se echase a reír con fuerza. Tanta fuerza que se echó a llorar por la gracia que le daba la escena, y ver la expresión desconcertada y asustada del ave tan sólo hizo que continuase por un rato.

Cuando pudo parar se secó las lágrimas y miró a su aún superior.

-¿Realmente quiere saber lo que quiero?- preguntó con una amplísima sonrisa, el Overlord se estremeció -primero, quiero que dejes de gritar, tu voz es molesta-

-¿Como te...-

-Silencio- imploró con una voz firme y rotunda, tanto que el ave no pudo hacer otra cosa que callarse -ahora, vas a escucharme con atención y vas a hablar solo cuando tengas que contestarme...asiente si lo has entendido-

Tras unos instantes de silencio por la estupefacción, el ave asintió lentamente y con duda. Sentía que debía huir, como un conejo que sabe que hay un zorro a punto de cazarlo, pero no podía moverse.

-Bien, llevo más de un año a tu servicio total y absoluto. "Alastor haz esto, Alastor haz lo otro, Alastor no me importa una mierda tu forma u opinión"...realmente fue divertido ver cómo creías haber conseguido a alguien de confianza...apuesto a que en unas semanas planearías llevarme a la cama...desagradable- escupió con asco -ahora, antes de que empieces a plantearte nada, tengo localizada a la chica, sería una pena que alguien con tanto por delante muriese por tu culpa, ¿no crees?-

El Lord apretó los puños y el pico, Alastor soltó una risilla de satisfacción.

-Fue bastante tonto por tu parte pensar que no me daría cuenta de que te importa...bueno, que nadie se daría cuenta-

Alastor se estiró y suspiró.

-Admito que me costó más de lo que esperaba aguantarte y obedecerte, pero habrá merecido la pena...Souk, arriba-

Ordenó, y su sombra se irguió y miró al Overlord sobre el hombro de su contratista.

-¿Debería ser misericordioso?- preguntó mirando a su sombra, no necesitaba ver al Overlord para saber que estaba aterrado. Posiblemente una sombra que se levanta y que habla es la peor cosa que te puedes encontrar en el infierno.

-Bueno, no parece que lo esté pidiendo- rió Souk

Ambos miraron con fijeza al ave, quién tuvo que tragarse lo que quedaba de su orgullo para agachar la cabeza y murmurar.

-...Piedad...por favor-

El ego de Alastor dio un salto y se amplió notablemente, escuchar a alguien tan altivo rogar por piedad era tan satisfactorio que, de haber sido más depravado, posiblemente hubiera tenido un orgasmo. Afortunadamente, él no era así, claro que no.

Se acercó al ave y se sintió el doble de grande que él.

-Repite- ordenó -o no te gustará lo que te hagan mis sombras-

-¿Sombras?- preguntó remarcando el plural, cada vez más asustado

-Repite- insistió mientras algunas sombras se erguían muy levemente.

Esta vez al más alto se le notó el miedo en la mirada y en los ojos, esta vez sus palabras eran sinceras cuando habló.

-P-por favor...piedad-

-...de acuerdo, me has convencido...abajo- ordenó y todas las sombras se pegaron al suelo nuevamente -...te daré un destino más ameno...acabemos como una obra de teatro, no suena tan mal, ¿verdad?-

El ave retrocedió poco a poco, era exactamente lo que Alastor tenía planeado. Unas sombras pusieron con suma discreción una escalerita improvisada y abrieron la ventana. El ave tardó en darse cuenta de eso.

-Adelante "señor"- incitó sonriendo con maldad.

El ave se vio derrotado, si lo mataba se sabría la verdad, si de milagro llegaba a un acuerdo, sus condiciones de vida serían tan extremas que no duraría una semana. Al final, el suicidio realmente parecía la mejor opción.

-...Si voy a morir aquí y ahora, quiero saber la verdad-

-...supongo que es justo- cedió -bien, Sir Pentious pensaba gracias a un servidor que lo ibas a echar a la calle, por eso intentó matarte, porque sabía que no sólo te limitas a echar a la gente. El canal de radio es algo inesperado, posiblemente una de las cosas que no son mentira- se fue acercando y el ave fue retrocediendo hasta el último escalón, sintiendo el viento en la nuca -y sí, mi nombre es Alastor...pero ya no puedes hacerme nada...solo eres un viejo débil y agotado, tu mejor opción es saltar y hacer el teatro de que no deseas seguir con esto si quieres que ella esté bien...bueno, que ellos lo estén...¿Tenía ya comprado el anillo?- preguntó con curiosidad.

-...se lo di la semana pasada...nos íbamos a casar el mes que viene...por favor, te lo ruego...si muero ahora, si no me queda nada...no les hagas daño- rogó, y su angustia fue tal, que el demonio ciervo se sintió ligeramente conmovido.

-...salte ahora y no les haré nada-

Él sonrió con tristeza y se secó una lágrima con su emplumada mano.

-...mi nombre fue Ronald- murmuró con la vana esperanza de que alguien lo recordara por lo que fue, luego se dio la vuelta, se agarró al borde de la ventana y cerró los ojos antes de tirarse.

Y pensó en todo lo bueno que había pasado una vez muerto. Pensó en él y en ella, en su protegido al que tenía como una hija y a su amante y amado.

-Lo siento- profirió en un susurro antes de estamparse contra el suelo y morir con los huesos rotos y lágrimas bajo sus ojos.

Souk sonrió detrás de Alastor, le puso una mano en el hombro y la otra frente a él. En esta última aparecieron unas fuertes llamas alargadas y finas que se movían de forma elegante.

-Recoge tu premio- incitó la sombra sonriéndole.

Alastor extendió la mano y asió las llamas, la forma le recordó a un bastón. Y fue por eso que re convirtió en un micrófono alargado.

-Extiéndelo hacia el cuerpo y piensa que es una especie de aspiradora para almas- dijo para que entendiera el concepto.

-Si hace lo que creo que hace, es bastante denigrante compararlo con una aspiradora-

Se acercó a la ventana y apuntó adecuadamente con ayuda de su sombra hacia el cadáver del que antes era Overlord. Algo negro salió del cuerpo, era algo similar a una gruesa hilera de humo negro que fue metiéndose en el micrófono. Al acabar, Alastor se alejó y examinó el objeto.

-Eso debería ayudarte a controlar mejor las sombras y un par de cosas más...pero no es momento de curiosear ahora, tienes un teatro que acabar- le recordó, agarrando la parte recta metálica del aparato y haciéndolo desaparecer -adelante- animó mientras volvía al suelo.

Alastor puso su mejor expresión de preocupación y pánico mientras bajaba las escaleras a toda prisa hasta el jardín. Al llegar ya había algunos diablillos al rededor del ave, que había aterrizado a la sombra de un árbol. Comprobaron un par de veces si seguía con ellos, pero su alma se había ido definitivamente.

Alastor se quedó en el lugar aún cuando se llevaron el cuerpo, estuvo ahí hasta que se puso el sol, y solo entonces, a la luz del ocaso, vio que el árbol era un naranjo. Y pensó "que cruel y preciosa coincidencia".

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