CAPÍTULO 32

—Eres tan hermosa. — dice Garrett separándose de mis labios. Sonrío y entrelazo mis piernas alrededor de sus caderas. Estoy acostada contra mi espalda en mi cama, y él sobre mí, pasando sus manos por todo mi cuerpo en una leve y deliciosa caricia.

—Te quiero, Garrett. — digo, realmente sintiéndolo desde lo más profundo de mi ser. Realmente me sentía agotada, sin razón alguna, porque no había hecho mayor cosa en todo el día. Pero los besos de Garrett me lograban mantener despierta. Además, eran a penas las siete de la tarde, por lo que sería patético que me fuera a dormir ya.

—Te noto tan cansada. — arruga su frente en preocupación.

—Estoy perfectamente hiperactiva, no te preocupes. — le sonrío y reprimo un bostezo cerrando los labios fuertemente.

—Claro que si— dice con sarcasmo, para nada convencido con mis palabras—, tengo el presentimiento de que este fin de semana encontraremos una respuesta sobre cómo podemos eliminar tu conexión con Nathalie, y salvar tu vida.

—Estaré positiva en que así sea. — rozo mi nariz con la de él y lo beso profundamente. Se tensa cuando meto mis manos dentro de su camisa, subiéndolas por su ancha espalda.

Evita bajar sus besos a mi cuello, he notado últimamente que evita esa parte de mi cuerpo, supongo que para no hacerme sentir segura entre sus brazos. Lo cual le agradezco.

Nuestros besos se van tornando cada vez más calientes y de repente siento la necesidad de tener más de él, me estaba dejando de parecer suficiente nuestros encuentros amorosos. Estaba dispuesta a correr el riesgo, además de que desde el la madrugada del sábado, no habíamos vuelto a tocarnos de esa manera. Hoy era lunes, y si bien no había pasado tanto tiempo, me hacía falta sentir su tacto de todas las maneras posibles.

Me separo para quitarme la blusa por encima de mi cabeza y antes de que pueda decir algo, me acerco a él y le saco su camisa también.

—Jaz...— dice en tono de advertencia.

—Silencio. — ordeno. Él solo sonríe y me mira con deseo cuando me desabrocho el pantalón y lo bajo por mis piernas para luego tirarlo a un lado de la habitación.

—Yo...— dice en cuanto me acerco a desabrocharle el pantalón también a él.

—Cállate ya— lo miro traviesa—, yo ardo en deseo y sé que tú también. Estoy dispuesta a arriesgarme. Además, estoy segura de que nunca me harías daño a propósito. ¿Verdad?

—Claro que no lo haría. — responde enseguida.

—Entonces no hay nada más que discutir. — sonrío y muerdo mi labio inferior al ver como se agacha un poco para bajarse la última prenda que queda en su cuerpo.

Y suspiro cuando se acerca a mí y toma delicadamente mis pantis para bajarlas por mis piernas. Cuando éstas caen al suelo, sube dejando besos tiernos por mis muslos, justo donde se encuentran los moretones que accidentalmente me había hecho la primera vez que nos besamos. Cuando sus ojos se posan en los míos, siento mariposas en el estómago y trago fuerte cuando los miro más oscuros que de costumbre.

—Te quiero, Jazmine. — dice, tomando una de mis piernas y enrollándola alrededor de su cadera.

Toma mis manos y entrelaza sus dedos con los míos subiéndolos por encima de mi cabeza. Sus labios se pegan a los míos y me besan de manera dulce. Sé que no es mi primera vez, pero se sentía como tal. Era excitante, y estaba más que preparada para poder convertirnos en uno solo.

—Garrett...— suspiro entrecortadamente cuando siento como su miembro se va abriendo camino dentro de mí lentamente.

Elevo mis caderas para que pueda volver a embestirme, pero me detiene, se tensa y me mira directo a los ojos. Arrugo la frente en confusión.

—¿Qué sucede?— muerdo mi labio al sentir que se mueve lentamente contra mí.

—Tus padres están en casa. — segundos después, se encuentra lejos de mí, colocándose su ropa interior.

Mi corazón se acelera y me levanto de la cama, aún con las piernas temblando por la intensidad de segundos antes.

Tomo mi ropa y me la coloco a la mayor velocidad que mis manos temblorosas me lo permiten.

—¿Jazmine?— escucho la voz de mi madre en el pasillo fuera de mi cuarto. Garrett me mira y trata de contener una risa.

—Ahora creo que estás casi tan blanca como yo. — se burla. Lo fulmino con la mirada y me abrocho el pantalón, justo en ese momento la puerta de mi habitación se abre y mi madre asoma su cabeza dentro de la habitación.

Sus ojos se abren grande cuando ve a Garrett sentado al pie de la cama, y yo parada al lado de la cabecera, sin poder pronunciar una sola palabra.

—Buenas noches, señora Davenport. — saluda Garrett, levantándose y acercándose para darle la mano.

—Garrett. — dice en modo de saludo, su expresión es seria pero relajada, por lo que no está enojada. Le recibe el saludo de mano y asiente hacia mí.

—Hola mamá. — me aclaro la garganta al escuchar que mi voz sale en apenas un susurro.

—Trajimos la cena, estás invitado a quedarte si puedes, Garrett. — nos informa mi madre y luego sale de la habitación, dejando la puerta abierta. Por supuesto.

—¿Por qué no desapareciste?— me acerco a Garrett rápidamente y le recrimino.

—Mi auto está estacionado en la entrada del garaje — me mira de manera obvia y entorno los ojos—, además no es de caballeros el esconderse.

—Casi nos atrapan... ya sabes... — siento mis mejillas enrojecerse.

Garrett suelta una risa ronca, la cual hace que mi estómago revolotee.

—Tenía miedo de que notara que mi amigo aún está bien despierto. — no puedo evitar bajar mi mirada y sonreír al ver que efectivamente es así.

—Puedo ayudarte...— me acerco a él y paso mis brazos alrededor de su torso. Me pongo en puntas para poder rozar nuestros labios.

—Será mejor que bajemos, no quiero causar una mala impresión. — me da un beso corto y rápido y luego toma mi mano para salir de la habitación.

Siento que mi intimidad roza incómodamente a cada paso que doy, pero al menos a mí no se me notaba lo excitada que me encontraba.

—Garrett Cooper. — dice mi padre en cuanto bajamos a la sala de estar. Su tono es más duro de lo usual y no se ve tan sorprendido de verlo en la casa.

Garrett suelta mi mano y se acerca para saludar a mi padre.

—Buenas noches, señor Davenport— lo saluda mi novio. Mi padre le acepta la mano y se impulsa hacia él, me pongo nerviosa al verlo acercarse pero solo es para saludarlo con un abrazo masculino, más fuerte de lo que hubiera visto antes hacerlo, por suerte no podría hacerle daño a Garrett de esa manera. Me quedo sin aliento pero entonces, cuando se separan mi padre le sonríe y me deja completamente confundida—, ¿te quedarás a cenar?

Veo a Garrett dudar un poco, pero luego sonríe y dice:

—Por supuesto. — mi padre lo invita a sentarse a su lado en el sillón mientras ven un partido. Yo me acerco y me siento al lado de Garrett, para estar atenta a lo que hablan.

—Jazmine— dice la voz de mi madre desde la cocina—, ¿puedes venir a ayudarme a colocar la mesa?

—Te acompaño. — dice Garrett en cuanto me levanto del sillón, asiento y tomados de las manos nos dirigimos a la cocina para ayudar a mi madre.

—No hace falta que nos ayudes — le dice mi madre en tono amable—, eres nuestro invitado.

—Insisto— le sonríe Garrett—, no quiero que piensen que soy un intruso más, sobre todo porque ya me encontraba a solas con su hija antes de que ustedes llegaran.

Lo miro sorprendida y confundida a la vez, mi único novio formal había sido Spencer, y desde luego nunca se había ofrecido a ayudar a mi madre. En definitiva no todos los chicos eran iguales.

—Pero que amable eres. — lo alaga mi madre, noto en su mirada que se encuentra fascinada con los buenos modales de Garrett.

Empezaron a hablar como si se conocieran de toda la vida, mi madre contaba anécdotas de mi niñez y estaba segura que no tardaría en ir a sacar el álbum de fotos de cuando era bebé para enseñarle fotos vergonzosas. Garrett me dirigía miradas de ternura y yo me ponía roja cada vez que mi madre decía algo embarazoso. Pero me alegraba que el ambiente no fuera incomodo, y que mis padres pudieran dejar de lado sus criticas duras para darle una oportunidad a alguien que cada vez se volvía más importante en mi vida.

Durante la cena, notaba como Garrett iba cortando los pedazos de carme lentamente sobre su plato, haciéndolos cada vez más pequeños; cuando mis padres apartaban la vista de él, colocaba unos trozos de comida sobre una pequeña bolsa de plástico que le había dado antes de sentarnos, de esa manera cada vez iba desapareciendo la comida de su plato y él solo hacía como que estuviera masticando. La situación me parecía graciosa, pero evitaba con todas mis fuerzas no estallar en risas.

—Espero que puedas venir pronto nuevamente. — le dice mi padre despidiendo a Garrett cuando terminamos de cenar.

Me deshago de la bolsa de comida y caminamos hacia la puerta.

—Tendré en cuenta la invitación— asiente Garrett—, estuvo deliciosa la comida, gracias.

Mis padres se despiden y nos dejan solos en la entrada de la casa, subiendo escaleras arriba. Salimos de la casa y caminamos hacia su auto.

—Estaré de vuelta en unos pocos minutos— dice por lo bajo, juntando nuestras frentes. Me besa delicadamente y siento la necesidad de intensificarlo, pero me abstengo de hacerlo—, te quiero. — deja un beso en mis labios y luego se monta en su auto.

Cuando ha desaparecido por completo de la calle, dirijo mi mirada hacia el frente, en un árbol muy alejado de la casa de los vecinos del otro lado de la calle, noto que una persona se encuentra parada recostada contra el árbol.

Entrecierro los ojos para poder ver mejor de quien se trata, ya que era extraño, pues la figura parecía de sexo masculino y en la casa de enfrente vivía una pareja de mujeres con dos niños pequeños. Camino hacia la banqueta de mi casa, llegando a la calle principal para poder obtener una mejor vista.

El hombre no se mueve del árbol, no logro reconocer quien es. Su ropa es un poco andrajosa y vieja, pero no se sucia. Cuando obtengo una mejor vista del individuo, mis ojos conectan en la distancia con los de él y me sonríe de manera sombría. Siento un escalofrío por todo mi cuerpo y trago fuerte cuando un mal presentimiento aparece en mi cuerpo.

Salgo corriendo hacia mi casa y entro lo más rápido que puedo. Sé que no puede entrar a mi casa pues no lo invitaría a pasar, por lo que salgo corriendo hacia mi habitación, esperando con ansias el regreso de Garrett para sentirme a salvo.

Sin verlo de cerca, sabía que el individuo era el vampiro nómada. Y de pronto empiezo a temer por la vida de las mujeres que viven del otro lado de la calle. Dentro de mi habitación, siento mis piernas flaquear y caigo de rodillas al suelo, sintiendo una presión en el pecho, con la respiración agitada. Sintiendo el cuerpo pesado, me levanto y con dificultad me acerco a la ventana de mi habitación, segundos antes de que pueda cerrar el pestillo de ésta, se abre fuertemente.

Ahogo un grito y caigo sobre mi espalda contra el suelo de mi habitación, cierro mis ojos fuertemente y no lucho más, pues mi debilidad me lo impide.

—¿Jazmine?— dice una voz que reconozco al instante. Abro mis ojos y me lanzo a sus fuertes brazos. Ahogo mi llanto de terror contra su hombro y Garrett me aprieta contra él, tranquilizándome.

—Que bien que estás aquí. — le digo en un susurro. Mi respiración se va calmando y siento como vuelvo a recuperar fuerza en mi cuerpo.

—¿Qué sucede?— dice preocupado, separándose un poco de mi para verme de frente.

Empiezo a explicarle lo que había visto y siento como la respiración me falta al recordarlo. Me tranquiliza y me dice que todo está bien, y que él no se acercaría sabiendo que él se encontraba cerca. Lo que sé que no es del todo cierto, pues sabía que no le temía a Garrett y su clan.

Cuando estoy por quedarme dormida entre las sabanas y sus brazos, noto apenas con mis ojos entrecerrados que alguien más entra por la ventana de la habitación.

Vine lo más rápido que pude, cuando Nathalie se puso de esa manera... temí por su vida también...— escucho la voz de Rachel en la habitación. Pero mi cansancio puede más, por lo que poco a poco las voces se van volviendo más lejanas.

Está empeorando todo. — dice Garrett.

Nathalie no se ha recuperado, está profundamente dormida en este momento... igual que ella. — siento una mano fría colocarse en mi frente.

—Cualquier cosa que sienta una, lo sentirá la otra también— dice Garrett preocupado—, creo que tendré que adelantar el viaje.

Suspiro y me acomodo, quiero decir algo que mis labios permanecen cerrados, estaba empezando a sentir el sueño apoderarse por completo de mí.

Lo último que escucho decir, pero no logro distinguir quien lo dice es:

Vete, cuidaré de ella todo el tiempo que sea necesario. 

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