CAPÍTULO 3
— ¿Qué tal los nuevos?— me pregunta Mae, en cuanto me siento junto a ellos en el almuerzo.
—Normal— me encojo de hombros. No tenía mucho que decir sobre los chicos, no había nada fuera de lo normal en ellos que pudiera notar a simple vista.
No parecían siquiera ser parte de algún culto satánico, como mi padre pensó. Pero bueno, a veces las apariencias engañan.
— ¿Normal?— dice Mae, incrédula—, comparto calculo con la chica, April. Créeme, Jaz, ella no es del todo normal.
— ¿Por qué lo dices?— pregunta Lee.
—Estuvo sonriente y amable todo el tiempo, nadie es tan feliz en esta vida.
—No tiene nada de malo que esté feliz todo el tiempo— repongo.
—Todos estuvieron llenándola de preguntas. Digo, no es la primera chica nueva en el pueblo, y no será la última. ¿Por qué tanto revuelo?
—Tranquila, cariño— la calma Lee—, que no te caiga bien no significa que tengas que juzgarla tan duro.
—De seguro es solo una máscara, y terminará siendo una perra total...
—Hola, Jaz— escucho una voz cantarina a mi lado. Volteo para ver a April, sonriente.
—April— la saludo amablemente, de reojo veo la expresión seria de Mae, claramente disgustada.
—¿Me presentas a tus amigos?— mira hacia Mae, con expresión juguetona.
—Ella es Mae O'Connell y...
—Él es mi novio, Lee Gardiner— me interrumpe Mae. Veo a Lee rodar los ojos, y continuar comiendo.
—Es un gusto conocerlos— le responde April, que en ningún momento se ve afectada por el mal humor de Mae.
Veo su bandeja, y está casi vacía, una simple manzana— entera aun— y una botella de jugo.
—¿No te da hambre?— no puedo evitar preguntar, todavía viendo su bandeja casi vacía.
—Llevo una dieta muy estricta— responde simplemente. Escucho un bufido de parte de Mae. April sigue inmune a su mala expresión.
—Intenté convencer a Garrett de que viniera a compartir con nuestros nuevos compañeros, pero no quiso. Es la primera vez que somos nuevos en una escuela, y él no quiere colaborar.
—¿Dónde vivían antes?— pregunto con curiosidad.
—En Seattle— mira a todo alrededor, a todas las mesas llenas de chicos. Como en cualquier otra escuela, estaban divididos en grupos. Los deportistas y porristas, los rebeldes, los nerds y los que no clasificaban en ningún grupo. Yo me encontraba en los que no clasificaban en ningún grupo, realmente no me importaba pertenecer a ninguno. Tenía suficiente con Mae y Lee, aunque tampoco había mucha esperanza pues, como son pareja, a veces quedaba sola.
— ¿Por qué se mudaron?— pregunta Lee, quien no me había dado cuenta de que nos estaba prestando atención hasta ese momento.
—Lo dejaré en que tuvimos problemas allá— respondió April. Mae me lanzó una mirada de duda, sabía lo que rondaba por su mente. Sabía que quería que averiguara sobre qué clase de problemas había tenido. Pero no quería, no tenía ningún interés en saber más sobre ella, si es que llegaba a ser alguien peligroso, no quería tener nada que ver con ella.
***
—Por favor, Jaz— me suplica Mae por décima vez.
—No, Mae, no quiero ser tu espía— le respondo en tono cansado, mientras saco los libros de historia, mi siguiente clase.
—Vamos, Jaz— insiste nuevamente—, necesito una historia candente para el periódico escolar, y sé que April será quien me la conceda.
—Entonces pregúntale tu misma.
—No seas boba, no podría tener una conversación larga con ese rayo de sol. Me empalagaría hablar con ella.
—Eres una exagerada.
—Y tú una mala amiga.
—Mae— cierro mi casillero, un poco más duro de lo que quería—, April me cae bien, así que no pienso hacer algo para arruinarle su primer día en la escuela. Tú la escuchaste, es la primera vez en ser nueva en una escuela. Y como parte del comité de bienvenida, es mi deber hacer sentir a los nuevos, bienvenidos.
Caminamos hacia la clase que nos correspondía.
—Eres mala, Jazmine Davenport— me dirige una mirada dolida antes de sentarse en el asiento junto al mío.
Cuando el profesor Masen entra al salón, todos nos acomodamos en nuestros asientos. Detrás de él viene Garrett; todas las chicas, incluyéndonos, soltamos un suspiro audible al verlo. Debía admitir que era completamente atractivo. Sin duda podría llegar a ser la razón de sueños húmedos de las chicas y algún otro chico tambíen. Su cuerpo era grande y fornido, rozaba quizá el metro ochenta y cinco de altura. Su pálida piel no desentonaba con sus rasgos físicos. Todo encajaba a la perfección en él.
—Es súper sexy— me susurró Mae.
—Claro que lo es— concuerdo con ella.
—Quizá algunos ya lo conocieron, pero para los que aún no— habló el profesor Masen—, él es Garrett Cooper, su nuevo compañero.
—Amiga, creo que necesito un cambio de ropa interior, la que tenía la acabo de mojar por completo— me susurra de nuevo Mae, a lo cual no puedo evitar reírme.
—¿Qué es tan gracioso, señorita Davenport?— me dice Masen en tono serio. Toda la clase me mira de pronto, pero mi mirada se fija en Garrett, quien frunce el ceño al darse cuenta que lo miro fijamente.
—Yo...
—Señor Cooper, siéntese al lado de la señorita Davenport, ella lo ayudará a ponerse al corriente en la clase.
—Pero yo estoy sentada aquí— reclama Mae, molesta.
—Hay un asiento vacío al fondo de la clase, quizá así logra comportarse mejor— reprende Masen.
Bufando, Mae deja el lugar vacío para irse al del fondo. Luego, Garrett, quien también ve con mala cara al señor Masen, toma el lugar antes ocupado por mi mejor amiga.
—Hola de nuevo— le digo a Garrett, en el tono más amistoso que puedo, susurrando para que Masen no me llame la atención de nuevo.
—Hola— suelta en tono frio, sin despegar la mirada del frente, donde está Masen dando las instrucciones sobre un nuevo proyecto.
—Con el compañero que tienen al lado, deben realizar un reporte sobre las vidas de todos los presidentes de la republica del siglo pasado— explica Masen. Encuentro cierto alivio al tener a Garrett a mi lado, quizá él sea más trabajador que Mae, quien solo se dedicaba a ver revistas mientras yo hacia la mayor parte del trabajo— Con este proyecto tendrán derecho a recibir su examen de fin de semestre, quien no lo entregue a más tardar, el viernes, perderá la nota del examen.
Escucho como toda la clase hace sonidos de protesta, yo simplemente suspiro, y miro de reojo a Garrett, quien sigue con el semblante en blanco.
***
—Esto es injusto— reprocha nuevamente Mae—, le pediré, no, le exigiré a Masen que me ponga de nuevo contigo.
—¿Por qué? ¿Qué tiene de malo tu compañero?— pregunto, cansada de sus reproches del día.
—¿Collins?— dice su nombre con desprecio—, ¡Se estaba comiendo los mocos! ¡Creí que eso solo lo hacían los niños del kínder!
—Bueno, tendrás que soportar al come mocos hasta el viernes, si quieres tu nota de examen.
Me mira con indignación.
—No puedes ser tan mala amiga, Jaz— me reclama, nuevamente.
—Te quiero, Mae; y no te ofendas, pero eres una pésima compañera de proyectos, siempre hago casi todo yo sola.
—Pero así es como funcionamos— dice ella reprochando, de nuevo.
—Así es como tú funcionas— le recuerdo.
—Bien, entonces trabaja con tu súper sexy compañero— hace pucheros.
—Lo disfrutaré por ambas— digo abriendo la puerta de su auto, en cuanto aparca frente a mi casa—, ¿me recoges mañana?
Me mira de mala gana, y yo le sonrío angelical.
—Más te vale estar puntual— me advierte, me rio mientras asiento y cierro la puerta del auto.
Abro la puerta de mi casa y suspiro. Tenía muchas curiosidad respecto a los nuevos, y aunque le había dicho a Mae que no me entrometería en sus vidas, quizá el proyecto de historia me permitiría saber un poco más del misterio de la llegada de mis nuevos compañeros al pueblo.
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