CAPÍTULO 26
Observaba a mi alrededor, fijándome en las expresiones aterradas de unas personas, y la confusión en otras, en cuestión de segundos el gimnasio se había llenado de adolescentes que se empujaban entre ellos para lograr ver qué era lo que estaba sucediendo. Yo sabía qué había sucedido, y me sentí frustrada ante la impotencia de no poder decirlo.
Un vampiro lo había hecho, y lo peor era que se veía como una advertencia, pues ésta vez no había dejado el rostro irreconocible; había visto al chico en Francés, una vez me prestó un lápiz cuando yo había olvidado el mío. Ahora el inocente yacía en el medio del gimnasio, con el cuello completamente destrozado, estaba empezando a tener muy mal olor. Sentí náuseas y pena por aquel pobre chico que no podría cumplir sus sueños en la vida. Era injusto.
—Fue él— digo al teléfono, Garrett aún seguía en la línea, quería asegurarse de que yo estaba bien, pero ahora emocionalmente no lo estaba—, Garrett, fue él. — mi voz se quiebra al pronunciar lo último, quería llorar de la impotencia de saber quién era el responsable y no poder decirlo, de seguro me enviarían a algún psiquiátrico si soltaba la historia de que un vampiro lo había hecho.
—Sal de ahí ahora, Jazmine— dice suavemente—, por favor, Rachel no tardará en ir por ti.
—Tenemos que hacer algo. — repito, bajando la voz para que ninguna de las personas a mi alrededor me escucharan, aunque dudaba que me estuvieran prestando atención en este momento.
—No hay nada que hacer, cariño— dice haciéndome sentir furia en mi interior—, es un lastima, pero no podemos hacer nada más.
Antes de que le pueda contestar, siento que alguien me toma de la mano y me jala fuera de la multitud de alumnos, siento temor por un instante pero me relajo en cuanto veo a la deslumbrante morena que me saca corriendo del gimnasio.
—Puedo caminar sola. — le digo tratando de zafar mi muñeca de su agarre.
—Está bien — me suelta al llegar al pasillo. Volteo a buscar a Mae y Lee, pero no los veo—, tus amigos estarán bien, los policías están empezando a llegar.
—¿Crees que los policías detendrán al asqueroso que está haciendo todo esto?— le digo enojada, el rostro de Rachel se mantiene neutro, seria.
—No se arriesgaría a atacar de día, no es tan estúpido. — se recuesta contra los casilleros y cruza sus brazos.
—Debido al trágico acontecimiento que el día de hoy atravesamos, las clases quedan suspendidas por el día de hoy debido a que la policía tomará acciones en la escena del crimen por las próximas veinticuatro horas— dice la voz del director por los altavoces en los pasillos—, las clases se retoman el día de mañana a las nueve de la mañana. Les pedimos a todo el pueblo estudiantil mantenerse a salvo en sus casas y mantener la calma.
Por los pasillos empiezan a entrar varios policías quienes empiezan a sacar a todos los alumnos del gimnasio, a lo lejos veo a mi padre abrirse paso en medio del revuelo. Entre todos los estudiantes que empezaron a llenar los pasillos de la escuela, logro ver a Mae y Lee. Me acerco a ellos para decirles si quieren venir a casa, de esa manera podrían estar a salvo.
—Chicos. — me acerco corriendo hacia ellos.
—¡Allí estás!— dice Mae aliviada—, iremos a mi casa, esa escena me revolvió por completo el estómago— asiento—, ¿quieres venir?
Volteo a donde está Rachel en la misma posición, observando a los estudiantes desaparecer de los pasillos.
—Que venga también— dice Mae leyéndole la mente—, me cae bien, la verdad— se encoje de hombros—, y quiero indagar en qué tipo de relación tiene con Garrett.
—Son primos — digo rápidamente, soy consciente de que no tienen ningún parecido así que agrego: —, la tía de Garrett se casó con el padre de ella hace unos años.
—Ni siquiera he visto a los padres de Garrett y ahora resulta que hasta primas lejanas tiene. — se ríe sarcásticamente y me encojo de hombros. Es la mejor excusa que se me había ocurrido.
—Será mejor que nos vayamos ya. — me sobresalto al escuchar la voz de Rachel tan cerca de nosotros, cuando hace unos segundos había estado a unos metros de distancia.
—Iremos a mi casa. — le responde Mae, no espera a que digamos nada y toma a Lee del brazo para salir del pasillo rápidamente.
—Tenemos que seguir discutiendo esto. — le digo a Rachel mientras caminamos atrás de ellos.
—No hay nada que discutir. — responde en tono frío.
—Me molesta demasiado su egoísmo. Algún día ustedes también fueron humanos. — noto como Rachel se tensa en cuanto digo eso.
Llegamos al aparcamiento y Lee y Mae se van en el auto de Lee; y Rachel y yo nos montamos al auto de Garrett.
—Insisto en que debe haber algo que puedan hacer. — digo mientras me coloco el cinturón de seguridad.
—Estás siendo demasiado irritante en este momento— dice poniendo el auto en marcha—, me caes bien, Jazmine, no hagas que eso cambie.
—Y ustedes están siendo unos egoístas al no querer tomar parte en esta situación. — no pensaba dejar el tema a un lado solo para seguir agradándole a Rachel.
—¿Crees que no me molesta a mí también?— noto como tensa su mandíbula, pero no aparta la mirada del camino, va más lento que en la mañana porque está siguiendo el auto de Lee.
—Pues no parece que te molestara.
El auto se detiene en una señal de Alto y se gira hacia mí.
—Este era mi hogar también— noto dolor en su mirada—, nací aquí, crecí aquí hasta los quince años.
—Espera— digo dándome cuenta de que no parecía un adolecente de quince años para nada—, ¿fuiste mordida a los quince años acaso?— digo confundida.
—Sí. — el auto se pone en marcha nuevamente y doblamos la esquina rumbo a la casa de Mae.
—No te miras tan joven para haber detenido tu crecimiento a esa edad.
—Crecí demasiado para mi edad— sonríe con la mirada perdida en el camino—, era la más alta de mi clase, siempre me confundían con mi hermana de dieciocho años. — se ríe y luego su rostro se contrae en dolor.
—¿Fue duro?— pregunto luego de unos segundos de silencio.
Duda por unos segundos, pensando cómo responder a eso.
—Leesburg siempre ha sido siniestro, en mil novecientos cincuenta todo era peor— dice por fin, aparcando el auto tras el de Lee frente a la casa de Mae—, creí que sería mi fin cuando aquellos hombres me quitaron la inocencia, y no hablo de una violación, creo que lo hubiera preferido. Porque al menos de esa manera, no hubiera lastimado a nadie más, no habría arrebatado la vida de nadie y sin duda alguna no habría visto a mi familia morir entre mis manos. — antes de que pueda decir algo, sale del auto y se dirige hacia la entrada de la casa a paso ligero.
Salgo del auto rápidamente y trato de alcanzarla.
—Tranquila, no voy a hacerle daño a tus amigos— dice para luego quedarse parada en la entrada de la casa de Mae, esperando a que mi amiga la invite a pasar—, Nathalie me ayudó a aprender a controlarme, a ser alguien mejor dentro de lo que cabe.
Arrugo la frente, me resultaba difícil creer que Nathalie, aquella vampira de mirada dura, hubiera hecho una buena caridad alguna vez en su eterna existencia.
—¿Qué esperan para pasar?— dice Mae interrumpiendo nuestra conversación.
—Esperaba que me invitaras a pasar— responde Rachel—, no me gusta solamente interrumpir en la casa de personas que acabo de conocer.
Yo entro sin decir nada y veo como Mae aguanta la risa.
—Eres bienvenida a pasar. — Mae hace una reverencia y Rachel solo coloca un pie dentro de la casa y lentamente coloca el otro, me mira y me guiña un ojo.
Lee ya se puso cómodo en el sillón, con una soda en la mano. Mae se apresura a sentarse a su lado y se abrazan mientras miran la televisión.
Rachel y yo nos sentamos en otro sillón, en silencio.
—El viernes habrá una fiesta, deberíamos ir. — dice entonces Rachel, atrayendo la atención de mis amigos.
—Claro que no, un asesino en serie podría andar suelto. — digo inmediatamente, dándole una mirada de advertencia a Rachel.
—A mí me parece buena idea— dice Mae sonriendo—, estamos dentro.
—Claro que no— digo seriamente—, no me suena nada a una buena idea.
—No seas aburrida, Jaz— dice Lee—, tenemos que disfrutar mientras podamos. Además me aseguraré de que Mae no beba nada. Solo pasar una noche entre amigos.
—Uno de nuestros compañeros estaba tirado en el medio del gimnasio, sin vida, esta mañana— repongo—, creo que no sería correcto celebrar cuando alguien cercano acaba de morir.
—Jazmine, no quiero ser una perra sin sentimientos, pero el chico ni siquiera era nuestro amigo, y si, es una lástima que haya muerto tan joven— Mae hace una pausa—, pero piensa que quizá lo que él querría es que nosotros pudiéramos divertirnos y seguir con nuestras vidas. Aprovechar cada momento de nuestras vidas, porque en cualquier momento podemos morir.
Quiero saltar hacia mi amiga y golpearla en este momento, pero me detengo, pienso en la vida que hay dentro de ella y me calmo.
Antes de que pueda decir algo, la puerta principal de la casa se abre y la madre de Mae entra, nos mira con el semblante serio en cuanto entra a la sala.
—La fiesta se acabó— es lo primero que dice, mira a Mae con expresión enojada—, necesito descansar.
Rachel y yo nos miramos, incomodas y nos levantamos.
—Es bueno volver a verla, señora O'Connell. — la saludo.
—Lo mismo digo, Jazmine. — dice sin quitar su expresión seria.
—Mucho gusto, señora O'Connell. Soy Rachel Wood. — se presenta Rachel.
—¿Wood?— arruga la frente la madre de Mae—, ese apellido se me hace conocido...
—Mamá...— dice Mae entre dientes—, ¿por qué regresaste tan temprano? Ni siquiera es medio día aun.
—No tengo por qué darte explicaciones. — le responde sin abandonar su expresión seria.
—Creo que será mejor que nos retiremos. — digo rápidamente.
—Si, por favor— la madre de Mae se dirige hacia la cocina, pero antes de entrar se gira y mira a Lee—, creo que deberías irte también.
Lee asiente y se levanta del sillón, le da un beso corto a Mae en despedida y luego salimos los tres de la casa.
—¡Lo siento!— grita Mae desde la puerta de su casa antes de que nos subamos a los autos respectivamente.
Me giro y le digo adiós con la mano y le doy una sonrisa de "no te preocupes".
Nos subimos al auto de Garrett y Rachel lo pone en marcha, esta vez manejando a la misma velocidad que hace unas pocas horas.
—Si voy a ser tu niñera, no te voy a mantener solo encerrada en la casa— dice—, quiero ir a ese parque de diversiones fuera del pueblo.
—Me parece bien— digo convencida ante la idea—, pero que sepas que este viernes no iremos a ningún fiesta.
—O claro que iremos— dice sin despegar su vista de la carretera hacia el parque de diversiones—, Garrett estará de regreso y creo que les vendría bien para su relación el salir más y relajarse un poco.
—¿Nuestra relación?— digo confundida, no estaba segura de hasta donde sabía Rachel acerca de lo que Garrett y yo teníamos.
—No es un secreto que son pareja— me mira divertida, pero yo aparto la mirada—, ¿Qué? ¿Aún no te ha pedido que seas su novia?
—No hemos tenido la oportunidad de hablar de eso...
—Típico de Garrett— se burla—, siempre suponiendo que nosotras sabemos lo que él piensa sin tener que aclararlo con palabras.
Trago fuertemente y siento como una oleada de celos se apodera de mi al darme cuenta de lo que Rachel insinuaba.
—Ustedes...— suspiro, tratando de calmarme—, ¿tuvieron algo?
—Tuvimos bastante— se encoge de hombros, sin darle mucha importancia—, pero tranquila— coloca su mano en mi rodilla—, no fue realmente profundo, al menos no en el sentido sentimental. Fue al principio, cuando Nathalie a penas me había encontrado. Pero meses después me di cuenta de que realmente los chicos no son lo mío.
Alzo las cejas y me quedo callada, para que continúe hablando.
—Los vampiros saben darte placer, porque acepto que si tienen lo suyo— saca su lengua y la pasa por su labio inferior—, pero las vampiras... — suspira y sonríe—, son otro nivel, insaciables de sexo, apasionadas...— se muerde el labio y no puedo evitar que una risa divertida se me escape, ella también se ríe y luego pone la radio para empezar a cantar juntas canciones pop.
Al menos me había quedado claro, que Rachel tenía una parte de humanidad la cual le decía que buscara al vampiro nómada que estaba asesinando personas inocentes, y eso me hacía tener una esperanza, por más mínima que fuera.
Cuando llegamos al parque de diversiones su mirada se iluminó al ver los enormes juegos mecánicos, de los que yo también soy fan. Me había demostrado ese lado aniñado que aún vivía dentro de ella, ya que a pesar de que su apariencia era de alguien de más de veinte años, en realidad tendría quince años por la eternidad. Incluso era más alta que yo. Se coloca una gorra de beisbol para cubrir su rostro de los tenues rayos de sol.
—¿Tienes algún don?— le pregunto cuando nos bajamos de uno de los juegos mecánicos en el parque.
—Cuando era humana— dice caminando al lado mío, me había ofrecido comprarme una malteada—, solía tener un sexto sentido, presentía las cosas antes de que sucedieran. Podía percibir cuando alguien estaba por enfermarse o cuando algo bueno sucedería, lo mismo cuando algo malo estaba por suceder. Al principio, cuando terminé siendo esta... bestia chupasangre— baja su tono de voz al decir lo último—, estaba tan cegada por el deseo que no me concentré en mejorar ese sentido dentro de mí. Luego, cuando Nathalie me encontró y decidió ayudarme, me ayudó a explotar ese sentido. Ahora, soy capaz de ver algún acontecimiento pronto a suceder en la vida de una persona, y estoy practicando para poder ver el destino de uno de mi misma especie.
—¿Podrías...— dudo un segundo si preguntarle—... ya sabes... ver mi futuro?— me siento boba al decirlo, pero Rachel no se burla al escucharme—, ya sabes, solo quiero saber si Garrett será capaz de encontrar la solución a lo que me está sucediendo, o si podré perder esa conexión que tengo con Nathalie.
—Lo he intentado— asiente, nos acercamos a un puesto de comida y pido una de fresa. Luego nos vamos a sentar a una banca que está cerca—, como te decía, cuando Nathalie descubrió lo que les sucede, la segunda semana que estuvimos en el pueblo, me envió a que pudiera examinarte. Estabas dormida, entré por tu ventana una noche. Traté de canalizar tu futuro cercano, pero tenías una especie de pesadilla, te retorcías en tu cama y al parecer eso era como un escudo que no me permitió ver nada.
Cada vez todo era más claro, era ella la que había entrado aquel día, cuando la ventana de mi habitación había quedado abierta.
—¿Está rica?— me pregunta señalando mi malteada. Estoy por ofrecerle un poco pero luego recuerdo que eso no es posible.
—Sí, un poco dulce para mí gusto, pero no me desagrada.
—Solo una vez tuve la oportunidad de probar una malteada de fresa, y realmente estuvo horrible. — se ríe pero yo no puedo seguirle la risa, porque realmente siento lastima por su historia, algo en ella me decía que sufría, pero no sabía cómo podría ayudarla.
—¿El sol no los mata?— decido cambiar de tema.
—Me gusta tu estilo de cuestionamiento, Jaz— me mira de manera aprobadora—, directo al punto, sin miedo. Tienes carácter y eso me agrada— mira hacia un niño que juega cerca de nosotros y sonríe nostálgicamente—, y contestando a tu pregunta. No realmente, al menos no al clima como en Leesburg, el sol no es tan potente como si estuviera en el desierto, probablemente en Las Vegas de día me convertiría en cenizas. Pero basta con cubrir mi rostro con una gorra para no desaparecer. Solo hay que saber en dónde el sol no quema tan fuerte.
Asiento y estoy por preguntarle otra cosa, pero entonces se levanta rápido y me sonríe abiertamente.
—Vamos a disfrutar de este día libre, tengo ganas de subirme a muchos otros juegos. — me toma de la mano y tira de mi hacia un juego tras otro.
Rachel al principio me había dado cierto temor, pero ahora, luego de pasar un día entero con ella, era la que más me agradaba de todo su clan, bueno quedaba en segundo lugar después de Garrett, obviamente.
Pero, a pesar de su estilo bromista, había veces, en las que estaba rodeada de muchas personas, que la miraba insegura y temerosa. Sin embargo, eso no hizo que nada de ese día se volviera incomodo o aburrido. Al contrario, me hacía sentir que había ganado una nueva amiga.
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