CAPÍTULO 24

—Dicen que tengo que irme en cuanto se empiece a notar— dice Mae cuando su llanto se ha calmado, realmente no me gustaba que mi mejor amiga fuera el llanto andando últimamente, pero no me quedaba más que escucharla y apoyarla—, Lee se quedará para terminar de estudiar, es lo que mis padres quieren que haga, y luego, no podremos volver en mucho tiempo.

—Me parece una estupidez, realmente no puedo creerme todavía que a tus padres les importe más lo que diga la gente que cuidar de su nieto. — digo, sintiéndome indignada ante lo que Mae me estaba diciendo.

—Es la mentalidad retrograda que las personas aquí tienen, fue una enterrada de cara, claro, pero no por quedar embarazada tan joven van a crucificarme. — dice molesta.

—¿A dónde irás? ¿qué pasará con tus estudios?

—Iré con una tía a Missouri— sorbe por la nariz—, vive en una especie de granja o comunidad Amish, no sé cuál es la diferencia— se encoje de hombros, yo sabía la diferencia, pero no la iba a interrumpir, ya tendría tiempo de corregirla—, allí podré terminar de estudiar en casa o algo así, no sé, solo sé que los meses que vienen serán un infierno.

—Al menos sabes que Lee no te abandonará. — le digo segura de eso.

—Y luego, podremos ser una familia feliz por el resto de nuestras vidas. — dice sarcásticamente.

—Quizá no será todo risas y amor, pero todo irá bien, estoy segura de eso. — trato de animarla.

—Voy a extrañarte— dice rompiendo en llanto, y el pensamiento de no volver a tenerla cerca me hace llorar a mí también—, ya no podremos graduarnos juntas. — solloza y yo la acompaño en su llanto esta vez.

—Iré a visitarte tanto como pueda, lo prometo. — la abrazo y nos quedamos así hasta que logramos calmarnos.

—Hay que disfrutar tanto como podamos los meses que nos quedan— Mae limpia sus lágrimas y luego las mías—, tengo ocho semanas, así que supongo que a mediados de octubre tendré que irme.

—Eso nos deja un mes, que vamos a aprovechar al máximo. — le aseguro.

Asiente y nos volvemos a abrazar.

—¿Quieres quedarte aquí?— le pregunto.

—No, debo volver a casa, mis padres están molestos, no quiero aumentar su enojo.

—Está bien— asiento comprendiéndola, luego la acompaño directo a su auto—, ten cuidado, por favor. — le digo preocupada, más que nada por la situación del nómada rondando por el pueblo.

—Nos vemos mañana en la escuela. — es lo que responde antes de encender su auto y conducir de regreso a su casa.

Entro a mi casa y corro directo a mi habitación, donde encuentro a Garrett tirado en mi cama.

Sonrío al recordar el placentero momento que hace una hora habíamos compartido, estaba sedienta de más, quería más de él. Lo quería todo.

Sé que siente mi presencia dentro de la habitación, pero no se mueve de la posición en la que está, por lo que—sintiéndome como una niña traviesa— voy directo a sentarme sobre él, con mis piernas a cada lado de sus caderas. Ignorando el hecho de que si las cosas se salen de control él podría causarme daño, tomo su rostro entre mis manos y lo beso con hambre, como si la depredadora fuera yo.

—¿A qué se debe tanto entusiasmo? — dice contra mis labios siguiendo el ritmo de mis labios.

Me separo para poder contestarle, rozando nuestros labios mientras hablo.

—Tengo hambre— muerdo su labio—, hambre de ti.

—Dejaría que me comieras completo— me empuja levemente tomándome por los hombros para que nos podamos separar—, pero no es el momento, debes descansar, comer comida de verdad. Mañana debes ir a estudiar y este fin de semana ha sido muy loco para ti.

Caigo en cuenta de lo que me está diciendo, pero no me levanto de donde estoy, recuesto mi rostro sobre su duro pecho y disfruto de su compañía mientras puedo, porque sé que mañana se iría y no estaba segura de cuánto tiempo tardaría en volver.

No tenía idea de en qué posición nos encontrábamos, respecto a si somos pareja o no, pero estaba segura de que me gustaba estar a su lado, y a pesar de que lo que había descubierto de él no fuera algo tan simple como que tiene un fetiche por los pies, la atracción se encontraba entre nosotros y no iba a esconderla por temor, iba a encarar la situación y tratar de tomar la sartén por el mango, lo que sea que eso significara.

—¿Ya te había dicho lo mucho que me gustas?— le digo levantando mi mirada, colocando mi barbilla contra su pecho.

—No recuerdo que me lo hayas dicho ya— dice con una enorme sonrisa, rodeando mi cuerpo con sus fuertes brazos sin ejercer tanta presión—, pero me gusta cómo suena eso.

Me da un beso en la cabeza y siento como las mariposas en mi estómago se vuelven locas dentro de mí.

—¿Cuánto tiempo te irás?

—Menos de una semana— responde al instante, subiendo y bajando su mano por mi espalda suavemente—, no son vacaciones, Jaz. Iré por respuestas, eso es todo.

—¿Qué pasa con la escuela?

—Que yo sepa estará ahí cuando vuelva— dice burlonamente, entorno los ojos y le doy una palmada en el hombro—, además, no pueden enseñarme algo que no sepa. Y estoy seguro de que tendré muchas oportunidades más de cursar el último año.

Me quedo callada ante la idea, era consciente de que algún día, eventualmente, nos tendríamos que separar. Ambos éramos completamente diferentes, yo iría a la Universidad y dudaba que Garrett fuera a seguirme hacia allá. Por lo que me dedicaría a disfrutar el momento, el presente era algo a lo que me tendría que aferrar para poder disfrutar de lo que sea que estuviera empezando a sentir por Garrett, por más fuerte que fuera.

—Permíteme corregirme— Garrett habla, sacándome de mis pensamientos—, sé de algo que aún no se hacer.

—¿Qué cosa?— arrugo la frente, confundida. Estaba segura de que podía hacer muchas cosas, algunas muy placenteras, por cierto.

—Detener el tiempo— dice, confundiéndome más—, me gustaría saber hacerlo, y así poder quedarnos de esta manera para siempre.

Eso, sin duda era lo más cursi que alguien me había dicho nunca, pero causó un efecto dentro de mí, me hizo estallar de amor, de emoción, de felicidad. Garrett me hacía sentir así, era como un tornado de emociones, arrasando todo dentro de mí. Garrett hacía que toda aquella preocupación, tristeza y temor que había sentido en un solo día se fueran disipando, reduciéndose a este momento, tranquilo y dulce, entre nosotros dos.

—Eres todo un romántico. — siento que mi sonrisa de boba enamorada se instala en mi rostro con facilidad, mientras admiro lo mucho que el vampiro debajo de mí me gusta.

—Tú haces que ese lado de mi aparezca. — me da un beso en la frente y siento que me derrito ante tal acto.

—Quiero saber más de ti.

—Pregunta lo que quieras. — dice seguro.

Tenía muchas preguntas en mi cabeza, y al instante cada una de ellas empezaron a revolverse entre sí, mientras decidía cual era la primera que haría.

—¿Tienes algún tipo de poder especial?— le digo, recordando cada parte de los libros de vampiros que había leído antes en los que éstos tenía algún don especial que los identificaba.

—Sí, no son poderes especiales— dice riéndose levemente—, son dones que podemos desarrollar si nos lo proponemos. Algunos de los nuestros son demasiado holgazanes para siquiera intentarlo, pero otros hemos dedicado nuestro tiempo libre en abundancia para desarrollar algo especial.

—¿Cuál es tu... don?

—Puedo hacerte ver lo que yo quiera— al instante recuerdo el día en el que descubrí la verdad, me hizo imaginar que estaba en un lindo prado—, realmente tenemos limitaciones sobre lo que podemos hacer, nuestros dones se reducen a ejercer poder sobre la mente, sobre los sentidos, la sanación, sensaciones, y control de movimiento. Algunos incluso pueden desarrollar el leer mentes, pero eso requiere de mucha práctica y concentración.

—¿Quieres decir que los dones no son únicos?

—Exacto, intentamos e intentamos entre nuestros propios límites hasta que encontramos algo en lo que destaquemos— giro hacia mi costado para poder salir de encima de su cuerpo y me acomodo viéndolo de lado para poder prestar mejor atención—, por ejemplo, no soy el único que tiene el control de transmitir imagines en las mentes de los demás, hay al menos un centenar de otros vampiros que pueden hacerlo, hay algunos, los más fuertes, que pueden desarrollar más de un don. Pero como te digo, es cuestión de práctica y concentración.

«Algunos de nosotros podemos hacerlo tanto en las mentes humanas como en los de nuestra misma especie, pero unos solo logran desarrollarlo para controlar las mentes humanas— cuando no digo nada, él continúa hablando—, Nathalie puede mover los objetos de lugar, lo que no es tan impresionante. Pero también es una rastreadora, puede entrar en la mente de cualquier persona para saber su ubicación. Y, aunque ahora puso su entrenamiento en pausa debido a su estado débil, está intentando desarrollar el don para poder usarlo con los demás de nosotros.

—¿Es por eso que logro escucharla en mi mente?— digo, notando como las cosas se vuelven más claras poco a poco.

—¿Qué tú qué?— dice confundido.

—Ya sabes, al principio, cuando ustedes se aparecieron, lograba escuchar su voz en mi mente en ocasiones, era confuso antes, pero ahora todo tiene sentido — explico—, el día que me desmayé, incluso pude verla, parada en el medio de la sala mientras mi madre me llevaba hacia las escaleras.

—Se supone que eso no pase— dice con la frente arrugada—, o bueno, antes no había pasado, el don le permite mantenerse escondida de la mente de la persona a la que está tratando de localizar— me explica—, pero supongo que el hecho de que eso haya sucedido, es debido a su conexión.

—Cada vez me gusta menos eso de tener una conexión con ella. — hago una mueca de asco.

—Lo entiendo— asiente Garrett con una sonrisa divertida—, Nathalie Razi puede ser mala con los humanos, les guarda cierto rencor debido a su pasado— noto que su apellido es italiano, por lo que ahora sé el por qué su acento marcado—, pero con nosotros ha sido buena, ella nunca ha creado a otro vampiro, nos encontró en su camino alrededor del mundo y nos acogió como sus hijos. Nos ha protegido y hemos logrado formar lo más cercano a una familia.

—Claro, entonces dices que si no fuera humana y si su alma oscura no estuviera en mí, ¿sería buena conmigo?— le digo incrédula ante la idea.

—Sí, incluso estaría de acuerdo con que estuviera tan relacionado contigo.

—Tampoco es que necesites su aprobación. — me encojo de hombros.

—De hecho, no es así— aparta su vista de mi por unos segundos, buscando las palabras indicadas, supongo—, si no estuviera tan decidido a luchar por ti, si no me estuviera enamorando de ti tan profundamente— siento como lagrimas pican en mis ojos al escucharlo decir esas palabras—, realmente no me arriesgaría a que Nathalie me torturara por estar contigo, eso y que estoy ayudándola a encontrar una cura para lo que les está sucediendo.

—Eres muy tierno ¿sabías?— le digo volviendo a sonreír como una boba—, me encanta que puedas decir esas cosas con tanta facilidad, sin temor y sin dudar.

—Ya te lo he dicho, sacas la mejor versión de mí. — está por acercarse a darme un beso, pero de repente, en lo que pareció un segundo, ya no se encontraba en la habitación.

Lo único que pude fue como la puerta de mi baño se cerraba, luego la puerta de mi habitación se abre lentamente. Siento mi corazón latir rápido, con temor. Pero si fuera alguien peligroso, Garrett no hubiera desaparecido, por lo que me relajo al ver que mi padre es quien asoma su cabeza por la puerta entre abierta.

—¿Jazmine?— pregunta antes de dirigir su mirada hacia mí—, oh, aún estás despierta— dice y solo puedo asentir, mi corazón aún no había regresado a su ritmo normal—, te traje la cena. Lamento no haberme aparecido en todo el día.

Es cuando recién me doy cuenta que está completamente oscuro afuera, la luz de mi habitación había estado encendida todo este tiempo, por lo que no me había fijado siquiera en la hora.

—No te preocupes— le sonrío, tomo mi teléfono y veo la hora en la pantalla: 9:30 p.m., vaya que el tiempo se iba volando cuando estaba con Garrett—, bajaré en unos segundos para cenar contigo.

—Está bien, te espero. — es lo último que dice y se va volviendo a cerrar la puerta.

Es cuando Garrett sale tranquilamente del baño.

—No estaba consciente de que hora era— le digo levantándome de la cama, aún estaba con mi pijama, ni siquiera había tenido la oportunidad de darme una ducha, por suerte no estaba emitiendo malos olores, aún—, bajaré unos minutos para cenar con mi padre, volveré en cuanto termine.

—Estaré esperándote. — me dice sonriente, esta vez tomando mi lugar sobre la cama.

—Me gusta tenerte en mi cama. — lo provoco.

—Baja antes de que tenga que raptarte para mí solo. — me ordena en tono de broma.

Solo me río y salgo de la habitación, sintiendo como mi corazón había pasado de estar a ritmo rápido lleno de nerviosismo, a un sentimiento de calidez en mi pecho, llena de lo que esperaba fuera amor y no un ataque cardíaco. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top