CAPÍTULO 2
El domingo por la noche, antes de irme a la cama, recibo un mensaje de Jane; la presidenta del comité de bienvenida de la escuela.
Jane: Mañana debes llegar más temprano a la escuela, serás la encargada de darles un recorrido a los nuevos. No hay excusas ni vuelta para atrás.
Así que si habría chicos nuevos en la escuela, aunque no estaba del todo segura sobre si se trataba de los adolescentes de la furgoneta. El misterio que los acompañaba me atraía demasiado, quizá era el morbo de lo peligroso que podría llegar a ser lo nuevo y desconocido.
***
Ser parte del comité de bienvenida era para obtener créditos extra y poder ser admitida a una buena universidad. Únicamente lo hacía por eso, así que no me agradaba la idea de darles recorridos a nuevos alumnos. Era la primera vez que Jane me ponía, más bien obligaba, a hacerlo. Supongo que se dio cuenta de que siempre me mantenía al margen, ayudaba solo lo necesario para que no dijeran que no hacía nada, pero trataba de estar lo más lejos posible de las obligaciones. Cada año había chicos nuevos en la escuela, más que nada los niños que iban creciendo y pasaban de ser pre-adolescentes de secundaria para convertirse en adolescentes de preparatoria; cada año la población estudiantil crecía y crecía. Y justo hoy, me había tocado a mí dar el recorrido.
—Sus nombres son: Garrett Cooper y April Stones. — me dice Jane en cuanto me ve esperando en el estacionamiento, ni siquiera me saluda, con su aire petulante se acerca y me mira con aburrimiento.
—¿Cómo sabré quiénes son?
—Eso averígualo tú, ni siquiera yo sé cómo son.
—Gracias, Jane, eres de gran ayuda. — digo con sarcasmo.
—De nada— me sonríe con falcedad—, estos son sus horarios, debes entregárselos y señalarles donde se encuentra cada parte importante de la escuela.
—Sé lo que debo hacer. — tomo los papeles con desgana.
—Y realmente me sorprende, pues nunca lo has hecho antes.
—Nunca han necesitado de mi ayuda. — me encojo de hombros.
—Tienes razón, pero para todo hay una primera vez. Suerte. — luego de dirigirme una última mala mirada, me deja en el estacionamiento casi vacío.
Ya que es muy temprano por la mañana, no hay muchos estudiantes. Mae se había rehusado a levantarse más temprano, por lo que tuve que pedirle a papá que me viniera a dejar.
—¡Hey! Jaz. — levanto la mirada al escuchar el saludo de Lee, mi mejor amigo.
—Lee. — le digo a modo de saludo.
—¿Qué haces aquí tan temprano?— se sienta a mi lado, trae un vaso de café, el cual me tiende para que beba un sorbo. Lo acepto.
—Tengo que darle el recorrido de bienvenida a dos nuevos chicos, Jane me obligó a venir temprano. — le digo en tono de sufrimiento.
—No creo que aparezcan pronto, todo está casi vacío.
—Lo sé, ni siquiera sé cómo son— me quejo nuevamente—, y no sé como sabré quienes son, no tengo la facilidad de reconocer caras nuevas por aquí.
—Suerte con eso entonces, Jaz — se levanta de mi lado y se reacomoda su mochila en el hombro—, me gustaría quedarme, pero tengo un nuevo artículo por escribir para el periódico escolar. Hablamos luego.
Se va antes de que pueda decirle algo más. Lee ha sido mi mejor amigo desde la primaria. A principios de la secundaria, creía que Lee y yo terminaríamos siendo pareja, pues nos besábamos, nos divertíamos y compartíamos buenos momentos juntos, mi primera vez fue con él en tercero de secundaria, y realmente me gustaba, pero nunca hablamos de tener nada más que una amistad con beneficios. Lee decía que era mejor de esa manera, y que no estaba listo para una relación en ese momento; eso cambió cuando Mae llegó al pueblo y a la escuela en el último año de secundaria, el flechazo fue a primera vista. Desde entonces, han estado juntos e inseparables. Claro que siempre tratan de poner de lado su relación cuando están conmigo, para que podamos pasar tiempo juntos y divertirnos; al principio era incómodo por la historia que Lee y yo compartíamos, pero luego de unos meses lo superé y todo mejoró.
Desde que terminé con mi novio de año y medio: Spencer Blake, cuando estamos los tres, tratan de no actuar demasiado cariñosos, para que no me sienta mal; no me importaría que lo hicieran, ni siquiera les prestaría demasiada atención.
Spencer me engañó con una universitaria, no se lo perdoné. Por suerte Lee y Mae estuvieron a mi lado durante la trágica ruptura con mi primer novio formal.
Estar con él me había traído mucha popularidad, era jugador de basquetbol y todo un bombón. Por suerte, aceptó que la culpa la había tenido él, y no difundió malas cosas de mí tras la ruptura; eso lo hizo para que lo perdonara, pero claramente no lo iba a hacer. Pues tampoco estaba tan enamorada o estúpida para perdonar tal cosa como una infidelidad.
Regreso al mundo real, viendo como el estacionamiento ya casi está lleno, no falta mucho para que toquen el timbre del primer periodo. Claro que no entraré a los primeros dos periodos, pues tengo que servir de guía turística.
Decido caminar un poco por el estacionamiento, tal vez eso me ayudará a encontrar a los supuestos nuevos. Veo que de repente, todos giran la mirada hacia un auto que está entrando al estacionamiento; es un reluciente Audi A4, el cual se parquea cerca de donde me encuentro parada. Nunca había visto un auto como ese por el pueblo, de haberlo visto sí me habría acordado. Del auto bajan dos chicos, un chico alto, de cabello castaño, ojos café oscuro y una tez blanca casi fantasmal; la chica no era para nada parecida a él, rubia, ojos verdes intensos, no era muy alta pero si tan blanca como él; ambos tenían unos cuerpos excelentes, muy esbeltos. Su salida del auto es casi como en una película, como en cámara lenta. Miran a todo su alrededor, con la mirada segura de sí mismos, caminan hacia el frente del auto, uno al lado del otro; se miran mutuamente, y sonríen con autosuficiencia.
Reacomodándome la mochila en el hombro, me acerco a ellos para darles una "calurosa bienvenida".
—Disculpen— les digo para llamar su atención, lo cual logro—, ¿Garrett y April?— digo nuevamente, con la voz un poco intimidada, la chica asiente con una sonrisa. El chico simplemente me observa con el rostro serio—, Bienvenidos. Soy Jazmine Davenport y les daré un recorrido por las instalaciones hoy.
—Mucho gusto, Jazmine— me saluda la chica, sin quitar su sonrisa emocionada. Noto un leve acento británico sofisticado en su voz.
—Acompáñenme— les digo, adelantándome unos pasos lentamente. Volteo un poco para corroborar que me han seguido, y si lo hicieron— Tomen sus horarios— le entrego los papeles, sin dejar de caminar.
Les enseño donde queda la oficina del director, el gimnasio, los salones predeterminados para los clubes escolares, el campo de soccer y football, los salones principales y los salones donde indican sus horarios. Ambos se mostraron interesados en lo que les decía, pero no hacían preguntas.
—Y dime, Jaz— April rompe el silencio que se ha proporcionado luego de pasar por el salón de matemática avanzada, materia que April tomará, pues me dijo que las matemáticas se le hacían de lo más fácil— ¿Las personas aquí son malas con los nuevos?
—No diría que malos, pero si curiosos — le digo sin dejar de caminar—, a pesar de que estamos acostumbrados a recibir nuevos casi todo el tiempo, éstos vienen de la secundaria, pero es obvio que ustedes no saltaron de último año de secundaria para el último año de preparatoria. Así que puede que se conviertan en el centro de atención durante un tiempo.
—Eso es genial, me gusta que me presten atención— dice April, aun con la sonrisa intacta. Me daba cuenta de que era una chica resplandeciente, irradiaba felicidad, comodidad y tranquilidad. Esperaba que no fuera una simple faceta o mascara. Realmente me caía bien. No podía decir lo mismo de Garrett, pues no había dicho ni una sola palabra desde que había comenzado el recorrido—, a Garrett le preocupaba que nos trataran mal.
—April... — le dice él en tono de advertencia. Su voz me produce un escalofrío agradable, es gruesa y profunda, pero no lo suficiente como para ser tenebrosa.
—Es la verdad, Garrett; me lo dijiste esta mañana.
—No hay de qué preocuparse— le digo directamente a Garrett, haciendo contacto visual inevitablemente—, a lo mucho los verán con curiosidad, pero luego de unos días se acostumbrarán.
—Es genial escuchar eso— dice Garrett, con falsa emoción.
Nos detenemos al escuchar el timbre del tercer periodo. Ambos revisan sus horarios para ver qué clase les toca. A April le toca química y a Garrett gimnasia.
—Te veo luego, un placer conocerte, Jaz— April se acerca a mí y me deposita un beso en cada mejilla, acción que me toma por sorpresa, más que nada al sentirlos fríos contra mis mejillas. Luego se va entre la multitud de adolescentes que cambian a su siguiente clase.
—Hasta pronto— me dice Garrett con su sexy voz gruesa. Nos miramos fijamente por unos segundos casi eternos, lo que me hace temblar por completo.
Luego, se va él también. Atrayendo todas las miradas en el pasillo, caminando con seguridad de sí mismo; sin ver atrás.
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