III. Simón dice

El momento de brillar siempre llega, para algunos llega pronto y para otros tarde en la vida. Eso es algo que Gaby conocía bien, siendo la hija de en medio siempre buscó una manera de sobresalir y su oportunidad llegaría con un reto.

—Es en serio, solo vean.

Era un video sencillo, pensó Gaby. Solo un grupo de chicas bailando al ritmo de una melodía distorsionada, lo único relevante fueron los ojos, al menos los de la chica del centro: enormes ojos blanquecinos, intentaba no ver los hoyos negro donde debían estar los ojos de las otras dos.

—Dicen que si aceptas su reto, despertarás al misterio oculto de la escuela Quarr Rose. —Lía siguió hablando emocionada

—Claro, ¿intentas decirme que esas son las niñas de la última convivencia de la escuela? —preguntó Lori.

—¡Si! ¿No lo ves? Es idéntica a la foto de Aggie Marsh...

Gaby no prestaba atención, miraba atenta como la chica de cabello rubio se quedaba quieta mirando a la cámara.

"¿Aceptas el reto, Gaby?"

—¿Listas para una pijamada?

Esconderse en la escuela no es tan complicado como podrían pensar, habiendo tantos sitios prohibidos, las tres chicas pudieron evitar fácilmente al conserje hasta la hora del cierre.

Nunca habían estado hasta tarde, los pasillos se volvieron atemorizantes; recorrieron los salones buscando los materiales y se dirigieron al jardín junto al tanque de agua. Gaby mentiría si hubiera dicho que no estaba emocionada, era su momento para ser notada en esta escuela.

Cuando el reloj marcaba las ocho y la única luz que tenían era la de los celulares, Lía encendió la cámara y comenzó la transmisión.

—Bienvenidos a este nuevo reto, —comenzó a narrar Gaby emocionada— en esta ocasión realizaremos el reto de Quarr Rose, ya tenemos todo preparado...

La chica mostró velas rodeándolas y un charco de agua debajo de ellas.

—Comenzamos.

Lori reprodujo el video, dudando por un segundo, Gaby aceptó el reto.

—Ahora sigan mis pasos. No debes fallar ni dejar de seguirme, una vez aceptado el reto no puedes parar.

Una vez más la chica bailó, mientras las otras dos detrás de ella se mueven al mismo compás; Gaby y sus amigas, entre risas, replican los pasos lo mejor que pueden.

La alegría no duró mucho.

Poco a poco los pasos se tornaron complicados y agresivos, logrando que más de una vez Lía y Lori estuvieran a punto de caer sobre una vela. El vídeo continuó el ambiente o quizá los movimientos había cambiado: sus largas uñas se clavan en sus brazos hasta hacerlos sangrar, las piernas de una de ellas apenas pareciesen tocar el suelo.

—¡Basta! —chilló Lori, alejándose.

Lía y Gaby la siguieron, esto empezaba a darles miedo. Lori cortó la transmisión sintiéndose un tanto incomoda con la situación; Gabriela volvió a buscar su teléfono.

"No puedes detenerte Gaby, aceptaste el reto"

—Pero ¿qué...? —comenzó a hablar notando como la imagen en su teléfono solo mostraba lo que parecería un cuarto oscuro llenó de agua.

Un grito se escuchó a su espalda, inmediatamente volteó para encontrarse a las tres niñas del vídeo, rodeadas de agua, ahorcando a Lori mientras Lía se alejaba de la otra niña gritando con fuerza.

Gaby se quedó inmóvil, solo retorciendo su cabello negro entre sus dedos. Sus piernas no se despegaban y la mirada seguía el cuerpo inerte de su amiga golpeando el suelo, mientras Lía era arrastrada hacía el resto. A lo lejos Gaby notó como el hueso en su pierna sobresalía de su piel.

"Tú decides Gaby, ¿terminarás el reto?"

Algo no estaba bien con lo que en un inicio pensó que eran niñas: De la espalda de la niña del medio un trozo de metal sobresalía a cada lado, una a una las partes del cuerpo de las chicas se desprendía y caían, dejando solo las cabezas atadas por el cabello a los tubos de metal.

Finalmente pudo correr hacía su amiga que no dejaba de llorar, evitó mirar a Lori.

Sorbiendo y limpiando sus ojos, asintió. Ella las había metido en esto, ahora debía hacer algo para sacarlas; siguió los pasos de otra niña, moviéndose torpemente y llorando con fuerza al clavar sus propias uñas en su piel.

Cumplió.




Un fuerte grito se escuchó en cuanto Jasper y otros maestros abrieron las puertas de la escuela, nadie más que él se acercó al tanque de agua. Todos saben que ahí espantan las niñas desaparecidas del 97.

—¡Hey, tú! No debes estar aquí. —gritó viendo a una chica en suelo, rodeada por partes descompuestas de lo que un día fueron sus amigas —¿Quién eres?

—Aggie...Marsh...

Jasper se alejó, ignorando el ruido de golpes en el tanque. Encontró un teléfono tirado: la imagen de dos niñas, una con el cuello torcido y otra con una pierna quebrada, permanecen inmóviles en posición de baile, sujetas únicamente por hilos. Y ahí, en medio de ellas una niña de ojos blancos y cabello negro mirando directamente la pantalla.

"¿Aceptas el reto?"

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