No quiso levantarse de la cama, tanto por el peso extra de su hija como por el repentino frío que sentía desde la mañana.

Era el claro indicio de que el otoño terminaba para dar inicio al invierno, y con ello podía dar casi por hecho el inicio de su tercer y último trimestre...

Suspiró agotado mientras se acurrucaba en su lugar y acariciaba con cuidado el hogar de su bebé, la pequeña le dio una suave patada como respuesta a su muestra de afecto. Sonrió con nostalgia sin dejar su tarea.

Ryoken volvió a cerrar sus ojos, tratando de volver a caer en los brazos de morfeo...

Quería volver a ese hermoso mundo de sus recuerdos hechos sueños donde Yusaku seguía con él.