La mañana era radiante, el sol de septiembre se colaba difusamente a través de las cortinas cerradas de la habitación de Elissa d'riole. La decoración neoclásica era exquisita y es que ella siempre tubo buenos gustos , claro esta que su madre prefería no tener cortinas en las ventanas pues se ceñía fielmente al estilo pero ella las quería y así era ella nunca hacia las cosas sin un motivo o por la corriente popular nunca se dejaba arrastrar tenia una mente muy clara y tomaba decisiones siempre basadas en su experiencia y tras exhaustivas reflexiones. Se levantó con un humor que no encajaba con el día soleado. Tomó una larga ducha mientras pensaba en su vida y se lamentaba de la monotonía de de sus días. Era recurrente que ella pensara en sus ilusiones de niña cuando solía recostarse en el césped de una pequeña colina la cual quedaba a tan solo unos metros de su casa en su pueblo natal moca. Las horas pasaban lentas y mágicas para ella al estar allí tendida entre el cielo azul y el verdor de la colina sus ojos se posaban en las blancas nubes de caprichosas formas que flotaban suspendidas haciendo volar su imaginación cuanta paz y felicidad inundaban su corazón. Solía pensar en lo que seria de adulta, pensaba en la libertad y las cosas increíbles que podría hacer; pero sus sueños chocaron con la realidad. Su familia de origen italiano había caído en desgracia y en los tiempos en los que ella llegó al mundo solo les quedaban deudas y ruinosas propiedades. Pero Elissa aún a pesar de todo creció como una joven alegre y de una fuerte voluntad y en medio de dificultades logró terminar la universidad. Más nunca pudo ejercer su carrera de derecho pues estando en el último año de sus estudios conoció a su actual esposo Adalberto Rancier político y exitoso empresario dueño de una gran fortuna. Adalberto suplió ampliamente las carencias de la familia d'riole y una vez mas llegaron a tener cierto prestigio.