Capítulo 16 ও
Jimin despertó y suspiró risueñamente como acto reflejo cuando se sintió cálido.
Fue ahí cuando un aroma extremadamente agradable a la vez que atrayente y varonil llegó a sus fosas nasales, por ello aún con sus ojos cerrados sonrió tiernamente acurrucándose más contra aquello que era tan cálido y cómodo.
Sin embargo frunció su ceño cuando notó que la postura era bastante desconocida y que no estaba sobre un colchón, además de que su mejilla estaba apoyada en algo duro que presionaba una zona específica de su piel, algo que parecía ser un hombro.
Respiró hondo y entonces muchísimas feromonas con aroma a madera cálida, ámbar y cedro llegaron a su pequeña nariz.
Así que ante el aroma hubo de abrir sus ojos repentinamente y cuando lo hizo se sorprendió no creyéndose lo que parecía estar justo frente a él.
Siendo un pequeño manojo de nervios, se inclinó hacia la izquierda intentando no hacer mucho ruido y con su mano tanteó su mesita de noche, abriendo el primer cajón para tomar sus gafas antiguas, las mismas que tenían una montura más desfasada y menos graduación. Pero le valdrían, porque ahora apenas veía sin nada.
Nervioso se las colocó sobre el puente de su nariz y fue ahí, cuando finalmente pudo ver más nítidamente, aunque con un poco de mareo debido a la menor graduación.
Aún así aquello no pudo frenarle de ver la escena frente a él.
Pronto se separó suavemente de lo que estaba acurrucándole y con mirada confusa miró el cuerpo sobre el que estaba a horcajadas, entonces los latidos de su corazón se dispararon cuando sus ojos subieron hasta el rostro dueño de ese cuerpo, que tan bien se amoldaba al suyo propio.
Él estaba...
Estaba encima del regazo de Jungkook.
Pero... ¿cómo había pasado eso?, ¿por qué había dormido toda la noche sobre el cuerpo del pelinegro?
Entonces cuando la realización llegó a él, parpadeó y se sintió más embelesado todavía cuando otra gran oleada de feromonas del pelinegro llegaron a él sonsacándole un suave jadeo.
Por la diosa luna, Jungkook estaba emitiendo feromonas de apareamiento junto a su característico aroma.
Y aquello pilló completamente desprevenido al omega, más cuando notó los fuertes brazos estaban rodeando su propia cintura de forma suave.
Fue ahí cuando entre la bruma de todas las feromonas que el azabache estaba emitiendo, se atrevió a mirar el rostro del mayor con mayor detenimiento.
Pronto miró al frente y su corazón incrementó los latidos.
Jungkook estaba dormido aún, por ello sus ojos estaban cerrados, su prominente nariz emitía el sonido de su acompasada respiración, sus labios finos estaban extrañamente sumergidos en un rojo sangre al igual que sus mejillas estaban levemente sonrojadas y su fina mandíbula estaba relajada, aún así sus cabellos negros parecían haber crecido unos centímetros y aquellos caían rebeldemente por su frente que se encontraba ligeramente sudada.
Jimin sintió su respiración acelerarse al darse cuenta de lo cerquísima que estaba de su amor platónico, bueno, es que prácticamente estaba encima.
Otra cosa le llamó la atención cuando al mirar su propio torso, se dio cuenta de que tenía puesta otra sudadera que no era la suya, así que con una de sus manos tomó el cuello de la tela y la llevó a su nariz percatándose de que el aroma en ella era de Jungkook.
—P-pero, ¿qué ha ocurrido en la d-discoteca? —Murmuró nervioso no queriendo despertarle.
Y es qué por mucho que intentara recordar qué había pasado la noche anterior, habían muchas lagunas mentales que no le permitían recordar exactamente qué pasó después de que hubiera comenzando a beber el primer cubata con sabor a piña.
Entonces su respiración se desestabilizó y se removió inquieto sobre el regazo cuando recordó que bajo su sudadera, tenía puesta una camiseta de mangas cortas.
Mangas cortas.
¿Y si Jungkook le había cambiado la sudadera y había visto sus brazos?
Al instante el castaño emitió un sonido de frustración y entonces sintió miedo a la vez que muchísima incertidumbre.
En ese momento se sintió extremadamente delicado y vulnerable ante la posibilidad de que Jeon hubiera descubierto sus heridas.
Aunque Jimin no pudo hacer mucho cuando otra carga de feromonas del mayor llegaron a su nariz para dejarle completamente encantado. Mordisqueó insistentemente su abultado labio inferior en un amago de calmar a su Omega interior que ahora quería incrementar su aroma natural para atraer al pelinegro.
Así que al instante feromonas con olor a flores exquisitas emanaron del cuerpecito del omega.
Y aunque intentó controlarse para dejar de emitir su aroma, un omega recesivo como él lo era no podía controlar sus feromonas con facilidad, así que el menor pronto se sintió un poquito inútil.
Y menos si delante de él, tenía a un alfa comenzando a entrar en celo.
Aunque Jimin no lo supiera, Jungkook era su alfa destinado y por ello su intento de dejar de emitir su aroma estaba comenzando a ser un claro fracaso, ya que el Omega interior del mismo sí sabía que ese Alfa era su destinado, el único que no lo sabía era su humano.
Tan sólo un segundo después intentó quitarse de encima del pelinegro, sin embargo un leve gruñido por parte del mismo le hizo paralizarse en su sitio.
—J-Jungkook, despierta. —Susurró con voz suave sintiendo su corazón latir desbocado dentro de su pecho.
Los ojos de Jeon se abrieron repentinamente.
Y aquellos estaban teñidos de un profundo dorado.
Cosa que hizo que Jimin tragara saliva sonoramente.
Simplemente se sentía completamente acorralado en esos ojos salvajes y en el delicioso olor del azabache que poco a poco se acentuaba más.
Respiró de forma irregular cuando su cuerpo se vio afectado por tercera vez por el olor del alfa, sus ojos se entrecerraron y no pudo evitar que un pequeño jadeo ahogado saliera de sus pomposos labios.
No obstante debía hablar e intentar hacer entrar en razón a Jungkook, que aún mantenía sus brazos rodeando su cintura manteniéndole a horcajadas sobre su cuerpo.
En ese momento, Jimin divisó a la perfección como los ojos de Jungkook destellaron en un precioso color dorado para en seguida volverse de nuevo a sus marrones.
Cosa que significaba que el pelinegro estaba luchando con su Alfa interior para que no le dominara.
—Jimin. —Murmuró Jungkook con una voz extremadamente profunda y grave que le puso los vellos de punta.
—Jungkook... e-estás, tú, estás comenzando a e-entrar en celo. —Dijo inquieto.
—E-es... —Jungkook respiró de forma ahogada cuando su cuerpo incrementó más su temperatura corporal.—, m-mi primer celo. —Murmuró finalmente con su voz sumergida en un grave tono.
Y ahí el de gafas casi se ahogó con su propia saliva cuando notó algo crecer bajo los vaqueros del mayor, su trasero estaba sobre el regazo de Jungkook y por ello, pudo notarlo.
—Tranquilízate, intenta bloquear la emisión de feromonas. —El de gafas habló sereno manteniendo la calma.— N-necesito que dejes de rodearme con tus brazos para t-traerte supresores. —Dijo aún tranquilo.
Sin embargo lloriqueó cuando su Omega emitió más aroma a flor de azahar del naranjo, manzanilla y vainilla, cuya última nota avainillada curiosamente ahora estaba más acentuada en un toque más dulce y profundo.
Aquello avivó al Alfa de Jungkook, ya que éste notó como ante ese nuevo aroma intensificado, su razón humana se apagó por segunda vez, y su vista se volvió borrosa por unos segundos para luego ésta volverse completamente nítida y definida.
Pudo ver al precioso omega frente a él con mejillas sumergidas en un potente sonrojo que acentuaba sus pecas naturales.
Entonces el alfa observó expectante como los ojos del menor se vieron sumergidos en un precioso color plata, los mismos que por la noche le habían dominado en la fiesta.
Fue ahí cuando finalmente ambos conectaron miradas y Jimin sintió como en sus ojos, sus gafas molestaron.
Así que dejando a su Omega interior hacerse con él, se quitó sus gafas y las dejó sin cuidado alguno sobre la cama olvidándose de ellas.
No las necesitaba debido a que sus ojos estaban sumergidos en un precioso color plata cortesía de su Omega que le estaba dominando, y debido a que estaba durando mucho con sus ojos sumergidos en ese estado, pudo ver perfectamente sin ellas.
Su agudeza visual había subido gracias a su Omega, y entonces sus ojos conectaron con los dorados del alfa.
Ambos emitieron un suspiro suave.
Dorado y plata fundiéndose en una bonita a la vez que candente mirada.
Y estaban tan peligrosamente sumidos el uno en el otro, que estaban al borde de olvidar lo que podría pasar si uno de ellos dos no ponía un alto.
⸙
Primera parte.
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