✾ ‧₊˚ ‣ CAPÍTULO 82 🌙
━━ En donde se intercambiaban lindas palabras 𖧧

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HARRY NO PODÍA DEJAR DE MIRARLA, lo que solía ser el caso de todos modos, dado que cada vez que estaban juntos, sin importar si estaban con personas o solos, el Potter no podía quitarle los ojos de encima de todos modos, y ahora estaba a su lado, ahora era diferente.

Estaba de pie en el borde de la superficie plana de la que Sirius le había hablado, que no era tan peligrosa como sonaba, ya que había varios pies de tejas de pizarra inclinadas que formaban el techo entre las casas adosadas, sus ojos no en el patio de frente a la casa como de costumbre, sino en la vista detrás de la casa, de la ciudad.

La falda de su vestido revoloteaba alrededor de sus piernas debido a la cálida brisa de agosto que estaba en sus últimas piernas cuando se acercaba septiembre, sus manos anudadas frente a ella separándose lentamente y una alcanzando para descansar en el brazo que Harry tenía alrededor de su cintura, una posición en la que se había sentido bastante natural, con los dedos de ella encerrados alrededor de los suyos. Dudaba que sentiría este contenido cuando regresara a Hogwarts, ahora que ciertamente estaba sucediendo.

Porque ahora... por mucho que considerara a Hogwarts como su hogar, que en realidad nunca tuvo debido a los Dursley, tenía otro lugar. Y la casa real donde era bienvenido, incluso si estaba sucia y húmeda y llena de artefactos consumidos y creados por la magia oscura. Una casa donde vivía su padrino, donde Jane estaría viviendo. Era bienvenido allí, tanto como lo era en Hogwarts.

—¿Hiciste todo esto tú mismo? —preguntó Jane, mientras se volvían hacia la manta que estaba en el centro del área. Estaba libre de toda la basura que Sirius y su hermano habían dejado allí ahora, aunque Harry no estaba muy seguro de haberlo visto tirarla. La miró a los ojos cuando se sentaron, vio el destello de diversión e incredulidad.

—Sabes que no lo hice —Harry sonrió—. Tuve ayuda... de Sirius y Remus —admitió con facilidad, observando cómo ella se reía y uniéndose a él con algunas risas casi autocríticas—. Pensé en eso... en algún momento de la semana después de que te dijera todo. Cuando conociste a la profesora McGonagall y tuviste ese encuentro realmente extraño con Snape.

—Ese es el tipo del... pelo realmente grasiento, ¿verdad? —ni siquiera lo estaba diciendo de mala manera, como Harry estaba tan acostumbrado a presenciar con respecto al profesor de Pociones. Jane frunció el ceño por un momento, recordando cómo la había mirado fijamente por un momento, los ojos parpadeando hacia ella por un segundo y luego de nuevo en ella, arremetiendo con su túnica a su alrededor antes de volverse hacia la puerta—. Eso fue extraño.

—Todo lo que entiendo es cuánto le recuerdo a mi papá. Probablemente le recuerdes a alguien... él ha estado en Hogwarts durante años —Harry se encogió de hombros, ignorando la rareza como un mero momento de recuerdo para el profesor, tal vez de un antiguo estudiante que odiaba o que en realidad le gustaba un poco.

Jane asintió distraídamente. —Hablando fuera —eventualmente dijo, aparentemente habiendo debatido el tema en su mente varias veces—. Sé que te prometí que escribirías, y lo haré también, pero solo quiero... hablar sobre lo que sucede cuando vas a Hogwarts. No quiero desanimarte ni nada por el estilo... solo... siento que nos siguen interrumpiendo, no es que me moleste o que pueda evitarse en esta casa-

—Entiendo —Harry estuvo de acuerdo—. Y no te preocupes, no estás bajando el ánimo ni nada. Creo que deberíamos hablar de eso... Es bastante obvio dónde estaré... ¿y tú? —se había dado cuenta con un sobresalto de que en realidad no lo había confirmado, y solo tenía que estar seguro.

—Nos quedamos aquí —dijo Jane, reconociendo la mirada de alivio en sus ojos—. Definitivamente, Flora me dijo ayer. Viviré aquí y ella también, y Angela vendrá y se unirá a nosotros pronto, usando mucho tiempo cuando salíamos a trabajar en eso... y cuando íbamos a la playa era para reclutar gente. Ella ha estado haciendo eso mucho.

—¿Tú que tal? —preguntó Harry.

—¿Qué?

—Dijiste por qué es importante que Flora se quede y por qué ella quiere quedarse. Pero cuando ella esté trabajando con la Orden, ¿qué estarás haciendo? —preguntó Harry. Jane vaciló por un momento, antes de sonreír.

—Iré a la escuela. Flora ha investigado: no está muy lejos y puedo tomar un autobús cuando no puedo caminar y es una escuela primaria mixta y tomaré el examen para ingresar cuando sea necesario, abre de nuevo. Probablemente empezaré una semana más tarde —Jane sonrió, abrazando sus piernas contra su pecho—. Aparentemente es buena para inglés e historia... que son mis enfoques. Y podré vivir como solía hacerlo.

—¿Te arrepientes de saberlo todo? —preguntó Harry, sintiendo una repentina urgencia por saber si ella estaba feliz o no.

—¿Eh? —parpadeó Jane—. No, por supuesto que no. Soy más feliz sabiendo que se más y es importante para ti... no solo eso, sino que eres tú, eres un mago... y has pasado por mucho y tú eres increíble y, bueno, te amo, así que está eso, por supuesto que estoy feliz.

Harry la miró fijamente por un momento, incapaz de luchar contra la sonrisa que aparecía en su rostro. —¿Me amas? —Jane se sonrojó y desvió la mirada—. No, no, está bien. Yo también te amo —sus rodillas se rozaban, las manos encerradas en la distancia mínima entre ellos, la conversación de repente se volvió tímida y tímida.

Eran jóvenes, demasiado jóvenes para saber si realmente lo decían en serio. Pero lo que sí sabían... realmente lo sintieron. Se sentía bien, eso era todo lo que importaba, y si Harry regresaba a Hogwarts sabiendo eso, no le importaba.

Además, tenía la sensación de que un intercambio de cartas con Jane ayudaría con las dificultades del próximo año. Al menos tenía a alguien que no lo odiaría por arruinar el consuelo que había llegado después de la derrota de Voldemort. Y ella lo amaba, él tenía y estaba bien con eso.

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