✾ ‧₊˚ ‣ CAPÍTULO 54 ☀️
━━ En donde él lo encuentra 𖧧

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DESPUÉS DE UNOS veinte minutos, Harry y Jane decidieron empacar su picnic, colocando con cuidado las tapas en la parte superior de las cajas de comida y disponiéndolas en la canasta de mimbre en un patrón cuidadosamente colocado, casi tratando de encajarlas como si eran un rompecabezas.

Y esos veinte minutos le dieron a Harry tiempo para maravillarse con sus regalos. Fueron bastante extraordinarios, no, fueron increíblemente extraordinarios. Jane había puesto tanto amor y cuidado en hacerlo que no podía creer que fuera para él.

Claro, había recibido una buena cantidad de obsequios desde que comenzó Hogwarts, como la capa de invisibilidad, el suéter de punto y el dulce de azúcar de la señora Weasley, y varios kits de mantenimiento de escobas, pero nada era como esto.

Por supuesto, todo era increíble, pero no podía dejar de pensar en el libro de poesía. Ese fue un regalo que parecía tan personal. Desde el mismo momento en que se conocieron, había quedado muy claro cómo, para Jane, la lectura era mucho más que eso. Leer era un escapismo, lo único en lo que siempre había podido confiar durante años de incertidumbre y la sensación de no ser querida.

Que ella tomara un libro de poemas, y también su favorito, y subrayara las partes que le recordaban a él ... bueno, era algo mucho más mágico que cualquier cosa que hubiera visto en todo el Mundo Mágico.

No había tenido la oportunidad de mirar cada página, pero después de ver las primeras, pudo determinar una cosa. Nunca se había sentido tan amado como en ese momento. Era una sensación que nunca había experimentado antes.

Por eso tenía la cabeza pegada al suelo mientras subían por la ladera, alejándose lentamente de la playa y del pequeño pueblo adjunto. Tenía que encontrar ese trébol, fuera o no de cuatro hojas.

Fue una suerte que hubiera traído su varita con él, metida en su mochila pero fácilmente accesible. Sabía que tal vez no era la mejor idea usar magia fuera de la escuela, pero Hermione siempre hablaba de practicar durante las vacaciones de verano y estaba convencido de que al Ministerio realmente solo le importaba si se trataba de grandes hechizos; un pequeño hechizo de invocación ciertamente no debería alertar a su sistema.

Pero Harry estaba dispuesto a arriesgarse, mirando el comienzo del camino de grava al que Jane los estaba conduciendo, sin poder creer la vista que tenían frente a ellos: no se parecía en nada a nada que hubieran visto antes.

—Creo que cuando sea mayor quiero viajar —Jane se detuvo abruptamente al borde del acantilado, inclinándose un poco hacia adelante para ver las rocas de abajo—. Realmente nunca pude salir de la ciudad antes de que Flora viniera y me recogiera. Creo que ese será mi objetivo.

—A mí también me gustaría viajar —Harry estuvo de acuerdo. Nunca lo habría pensado antes, pero pasar el verano con Jane le había abierto los ojos a más posibilidades—. Solo he estado tan lejos como Escocia.

Sus ojos todavía estaban en el suelo, levantando la vista de vez en cuando para ver a Jane: ella había tropezado varias veces antes y verla volar por el borde de un acantilado era el colmo de sus preocupaciones. Sus ojos estaban de nuevo en el suelo. Tratando de encontrar un trébol. Había montones, todos agrupados en grupos masivos.

Tres... tres... cinco... tres.

Cinco.

Podía trabajar con eso, mirando a Jane antes de agacharse y arrancarla del suelo, tratando de decidir qué hoja quitar para que pareciera más realista.

—Si seguimos siendo amigos, y no es que no crea que lo seremos, tal vez podamos volver a hacerlo este verano —murmuró Jane, volviéndose a mirarlo—. Pero en vez de eso vete al extranjero y... de hecho lo hiciste.

Sus ojos estaban muy abiertos mientras miraba el trébol en sus manos. Pero entonces una sonrisa apareció en su rostro, de alguna manera incluso más bonita y llena de devoción de lo habitual, Jane dio un paso adelante alejándose del borde y más cerca de él, mirándolo a los ojos.

Y luego lo besó, y la sensación de una dicha eufórica de alivio que Harry nunca podría haber estado más feliz de sentir, y nunca hubiera esperado recibir como lo hizo. Ella lo estaba besando y él la estaba besando, los brazos envueltos alrededor de su cuello, las yemas de los dedos rozando los cortos rizos que descansaban allí.

Todavía completamente incrédulo de que siquiera estuviera sucediendo, las manos de Harry se arrastraron por sus costados y aterrizaron en su cintura, el aroma de lavanda y vainilla envolvió sus sentidos. Era una felicidad completa, estaba tan feliz, tan increíblemente feliz.

No pudo evitar sentirse un poco decepcionado cuando finalmente se separaron, sus manos se entrelazaron y sus ojos se encontraron. Las sonrisas burbujearon en sus rasgos, la sensación de alegría absoluta fue tan abrumadora que terminaron en risitas, con la cabeza apoyada en su hombro.

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N/T: Siii por fin se besaron, me declaro fan de este capítulo.

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