✾ ‧₊˚ ‣ CAPÍTULO 43 ☀️
━━ En donde él pierde el foco 𖧧

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JANE ESTABA OBSERVANDO mientras él se concentraba, una de sus manos subiéndose las gafas y la otra sosteniendo un rizo de su cabello. Su picnic había sido un éxito y los restos estaban envueltos en papel de aluminio en la bolsa y minutos después se habían ido a nadar.

El río era bonito y el agua no estaba demasiado fría, pero después de pasar bastante tiempo en el agua habían decidido volver a sentarse en la orilla, entre la sombra de un árbol y el sol abrasador. El columpio de cuerda atado a la rama se balanceaba con la ligera brisa, solo un poco mojado desde que saltaron.

Harry estaba sentado en una toalla, con otra sobre su regazo con el cabello de ella esparcido sobre ella. Lo había atado mientras estaba en el agua, pero se las había arreglado para soltarse durante la diversión y se había mojado.

Él se lo había secado, con movimientos cuidadosos mientras usaba la toalla, luciendo un poco confundido cuando Jane levantó las margaritas, pero se las arregló fácilmente para enredarlas en las diminutas trenzas que estaba haciendo, esparcidas por la ropa.

—¿Crees que es... extraño de mi parte dudar tanto de ser adoptada? —habló Jane, la pregunta había estado en la punta de su lengua desde antes de partir.

—Para nada —Harry pasó sus dedos por otro mechón de cabello pelirrojo, separándolo en tres mechones—. Incluso si no lo ves tú misma, Flora puede ver que eres especial de una manera que ningún otro niño lo ha sido para ella.

Los ojos grises de Jane se posaron en él y él hizo una pausa en sus movimientos. Un destello de horror lo recorrió. —¿Dije algo malo? —preguntó Harry, una sacudida de su cabeza fue suficiente confirmación para que él volviera a trenzar las margaritas en su cabello.

—No, has dicho algo realmente... cierto —Jane suspiró, observándolo mientras se concentraba—. Pero me siento tan simple. Si me quitas el verano y la posibilidad de tener acceso a la biblioteca de Adley, me vuelvo tan... poco interesante. Incluso mi nombre, Jane, es el más simple de todos.

A Harry le dolía el corazón. Parecía que, sin importar cómo él o Flora la vieran o qué tan bien lograra ocultarlo, había ciertos aspectos de sí misma que Jane veía como inexorablemente comunes entre las personas. Harry no estuvo de acuerdo, pero también sabía que solo podía convencerla de esto hasta cierto punto.

—Para la persona más maravillosa —intervino Harry, esperando que sus mejillas no estuvieran tan calientes como su estómago. Sus dedos se apartaron de su cabello cuando ella se sentó, girándose para quedar sentada frente a él.

La sonrisa más suave, gentil y bonita estaba sentada en su rostro. —Harry... —los ojos de Jane se encontraron con los de él y ella continuó diciendo algo, aunque el chico Potter no podía concentrarse del todo.

Y Harry se encontró hundiéndose, su voz como miel y pegándose a cada parte de su cerebro, cubriendo sus pensamientos, asfixiándolo. Sus ojos brillaron con felicidad, y Harry se encontró a sí mismo ahogándose en el gris. Pero un pensamiento de repente lo golpeó, recordándole esos ojos sin vida del chico de Hufflepuff que había muerto justo a su lado y se congeló.

—¿Harry? —su dulce tono ni siquiera rompió sus pensamientos. Su mirada no vaciló, los ojos se posaron en el agua frente a él—. ¿Harry? —parecía que no podía escuchar sus palabras, su corazón latía con fuerza en sus oídos.

Una mano apareció en el hombro, temblando suavemente. Atrapado en la pesadilla de sus pensamientos, Harry no podía escapar todavía. Jane, por otro lado, parecía estar entrando en pánico. Ella había notado esto antes, cómo él podía quedar atrapado en sus pensamientos y tener esa mirada absolutamente aterrorizada en sus ojos.

Jane lo había visto en los ojos de uno de los niños que llegó al orfanato hace un mes. Ella era la hermana mayor de un par de gemelos, y aunque ninguno de los otros niños se había enterado de lo que les había sucedido, todos sabían que era algo considerablemente traumático.

A menudo también se perdían, condenados para siempre a atravesar sus propios recuerdos dañados. No sabía por lo que había pasado Harry y no tenía idea de que los recordatorios parecían estar dispersos por todas partes, pero lo perseguía tanto como lo habían hecho los tres hermanos.

—Harry —repitió, aún más gentilmente, acercándose más y más, levantando las manos para acunar sus mejillas—. Harry —insistió Jane, observando cómo sus ojos volvían a enfocarse.

—Yo... —Harry parpadeó, una mano se alzó para apartar sus lentes y frotarse los ojos, antes de volver a colocarlos y mirarla a los ojos de nuevo—. Lo siento... lo siento mucho.

—No te preocupes —Jane lo tranquilizó rápidamente, pero aún no vio cesar el pánico en sus ojos—. De verdad Harry, no importa.

—Yo solo —tragó saliva, pareciendo ser muy consciente de las manos de ella en sus mejillas y rápidamente miró hacia abajo, limpiándose las suyas, ligeramente húmedas, con la toalla sobre sus piernas—. Recordé algo de repente.

—Está bien, de verdad —repitió Jane, la mano en su mejilla derecha arrastrándose hasta su oreja, el dedo rozando el aro en su oreja antes de retirarse—. ¿Trata de no pensar demasiado en eso? —sugirió ella suavemente—. Sé que está bien que lo diga, pero... de verdad, trata de distraerte.

Harry sintió una pérdida repentina de su calidez cuando ella se puso de pie, sonriéndole. —Lamento mucho hacerle esto a las margaritas, pero vamos, al agua. Hace demasiado calor para que me quede aquí sentada por más tiempo.

Harry tenía una sonrisa en su rostro mientras se ponía de pie, siguiéndola hasta la orilla arenosa del río y hacia el agua tibia, haciendo todo lo posible por alejar el pensamiento de Cedric de su mente.

Eso podría reservarse para las pesadillas que tan a menudo ocurrían en su pequeño dormitorio con los Dursley. Pero en lugar de eso, iba a pasar sus horas de vigilia con alguien que parecía entenderlo increíblemente bien.

Y así pasaron otro tramo de ellos en el río, el agua los salpicaba. Detrás de Jane, siguió un rastro de margaritas.

Se ayudarían mutuamente.

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N/T: Si no puedes decir que realmente no creó un trauma a Harry de todo la cosa que vivió en los libros, pues aquí lo haré.

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