Capítulo 7: Cortejos
Diario de la sociedad: “Las notas de un ruiseñor.”
Londres, 25 de abril de 1810.
Mis queridos lectores:
Finalmente ha comenzado esta nueva temporada. El baile de apertura fue realmente exquisito; con decoraciones extravagantes y realmente costosas. Pero no fue la decoración de los condes, ni del hijo fuera del matrimonio de Lord Shepherd lo que llamó la atención de esta autora, más bien fueron dos señoritas: Lady Elizabeth Dagger, un diamante oculto que recién salió a la luz. Ella tuvo la suerte de bailar con el vizconde Theon Chadburn, ¿será ella quien rompa con la maldición de las vizcondezas? Y Lady Jane Chadburn fue sacada al salón por el duque de Fairytale, Erick Dagger, sin dudas fue ella quien llamó más la atención. No me equivoqué al decir que es realmente diferente, pero lo diferente no es adjetivo de feo. Lady Chadburn es sin dudas una joya, un rubí que llegó a la sociedad para brillar. Sin dudas estas dos jovencitas recibirán muchas visitas de pretendientes. Y ansío volverlas a ver en el siguiente baile. ¿Tendremos dos bodas en esta temporada? Eso estará por verse.
—¿Quién crees que esté detrás de estos escritos? —Le pregunté a Mary, quien estaba concentrada peinándome.
—Nadie lo sabe mi niña, pero en algo sí tuvo razón. —Sonrió.
—¿A qué te refieres?
—¡¡Jane!! —Beth interrumpió en la habitación cual alma desbocada —¡No vas a creerlo! —La miré con desconcierto.
—¿Qué pasa?
—Abajo está tu hermano esperándote junto a unos diez pretendientes.
—¿No era solo uno? —Pregunté sorprendida, pues al despertar recordé que mi tía Margaret me dijo que había un caballero esperando.
—Así era… pero dice Prinsley que fue cuestión de minutos para que uno, se convirtieran en diez. —Rectificó Beth.
—Pues, no los hagamos esperar.
Esta mañana me alisté con un vestido hermoso y delicado, de color verde claro que hacía resaltar aún más mi cabello rojizo, con detalles de flores bordadas y las mangas caídas en forma de flores. Mary optó por un recogido delicado, y lo adornó con un broche en forma de flores.
Bajé con cuidado las escaleras y mi corazón comenzó a palpitar mientras veía a mi hermano y a mi tía Margaret acompañados por unos diez caballeros con ramos de rosas en sus manos. Todos, si excepción, me miraban deslumbrados. Al llegar abajo, hice una corta reverencia y me senté en uno de los sofás en espera de conversar con el primer caballero.
Mi tía fingió estar bordando en otro sofá, y aunque parecía no estar pendiente, ella lo miraba todo desde la distancia, en cambio, Theon se paró detrás de mí y mandó a pasar al primer caballero mientras que los otros esperaban su turno en la entrada, suerte que nuestra sala de estar era realmente inmensa.
—Buen día, milord, disculpe la tardanza —Sonreí apenada.
Este caballero no era para nada alguien agraciado. Él era de gran tamaño, robusto, con una barriga prominente que se escondía debajo de un traje elegante de colores oscuros y botones costosos. Su cabello era oscuro con algunas canas y unas grandes patillas a los lados, mientras que sus ojos eran de un azul cielo intenso que daban la sensación de tener alguna ceguera. Era sin dudas mucho más mayor que yo, mucho más que tía Margaret. Él había llegado al alba, y esperó pacientemente hasta que yo estuviese lista.
—Cada minuto valió la pena, milady, está usted espléndida. —Sonreí por cortesía, y luego me entregó un ramo de rosas rojas. Es curioso como todos regalan rosas como si esas fueran las únicas flores que existieran.
—¿No estaba usted anoche muy cerca de nosotros, Lord Krueger? —Mi hermano atacó por sorpresa —¿No creo haberlo visto tan emocionado anoche cuando pasó junto a nosotros y vio a mi hermana esperando ser invitada a bailar? —Sentí cómo dejé de respirar, a lo lejos vi a mi tía atacando con la mirada a Theon y yo solo veía al caballero en frente de mí aflojándose incómodo el cuello de su camisa.
—Anoche no me sentía muy bien de salud, no quise ser un mal bailarín para milady. —Sonrió forzadamente.
—Qué mal por su salud —Theon hizo una mueca fingida de lástima —Aunque debo decir que se recupera bastante rápido de sus malestares.
Tía Margaret carraspeó su garganta y yo me removí incómoda en el sofá.
—Disculpame, milady —Se levantó con rapidez de su asiento —Acabo de recordar que tengo una reunión importante —Y así, se retiró del salón mientras que Theon sonrió victorioso.
Cada pretendiente tiene solo quince minutos para presentarse y conversar un poco. Luego de Lord Krueger, fue el turno de Lord Fletcher, quien me regaló, igual al anterior, un ramo de rosas, pero estas eran blancas.
—Recientemente fui invitado a conversar con el rey, fue todo un honor pasar una tarde con su majestad —Esas fueron sus palabras iniciales luego de presentarse y halagarme, y curiosamente, esta vez mi hermano no dijo una palabra, pues esta vez solo carraspeó la garganta muy fuerte.
Después fue el turno del marqués de Shefflied, un viudo que solo expresó sus deseos de encontrar una madre sustituta para sus hijos gemelos.
Luego, fue el turno de Lord Berbrocke, quien se arrodilló sin previo aviso y comenzó a recitarme una poesía, tan dulce y con palabras entonadas que creí por un momento que de su boca saldrían flores, mariposas y arcoiris.
Y así pasaron casi todos, con sonrisas falsas, hablando de sus títulos y riquezas, hablándome de lo hermosa que estaba cuando todos me vieron la noche anterior y ni siquiera me habían invitado a bailar. Solo tuve que bailar con un duque para despertar el interés de todos… Hasta que llegó a mi lado el último pretendiente:
Un joven de cabellos dorados y con algunos mechones descansando en su frente. Parecía tener al menos la misma edad de Theon. Sus ojos eran verdes claros, y su mandíbula bien definida. Su altura era algo digno de admirar. Vestía con un traje que le quedaba perfectamente elegante. Su chaqueta y chaleco gris le quedaban ajustados, su camisa blanca estaba abotonada hasta el cuello con elegancia. En sus manos traía un ramo de hermosas peonías. Él sin dudas era el más apuesto y sorprendente de todos los que habían venido hoy a visitarme.
—Buen día, milady —Me entregó el ramo de aquellas hermosas flores, y me sorprendió que solo él decidiera no regalarme rosas —Está usted muy hermosa esta mañana, me presento, soy Simon Benett.
—Recuerdo haber leído sobre usted en el periódico, Lord Benett. Usted ganó una carrera de caballos recientemente, una puntuación perfecta en los últimos tiempos. —Le comenté con emoción.
—¿Le gustan los caballos, milady? —Una sutil sonrisa dejó a la vista un hermoso brillo en sus ojos.
—Así es, milord, amo cabalgar, pero no soy tan experta como usted, eso se lo aseguro —Sonreímos.
—¿Le gustaría cabalgar conmigo uno de estos días, milady?
Primer caballero que habla conmigo sobre algo que me gusta, es el primero que no me habla sobre su título y riquezas, el primero que no me quiere como un objeto ni como madre adoptiva paro sus hijos.
—Me encanta…
—No lo he visto en el club recientemente, barón Benett —Mi hermano interfirió y sentí cierta frialdad recorrer por toda mi espalda —¿Tiene algo que ver con sus cuentas por pagar?
Ahí va mi supuesto pretendiente más prometedor…
El caballero apretó sus labios y miró a mi hermano como si quisiera desaparecerlo con su mirada. Se puso de pie, me hizo una reverencia y le hizo otra a mi hermano y a mi tía, y se retiró del salón sin mirar a atrás.
—El barón Benett está en bancarrota, sin dudas está buscando a una buena señorita que pague sus deudas con su dote —Informó Theon.
—No es nada fácil encontrar a alguien adecuado. —Confesé en un suspiro.
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Hola, hola.
¿Me extrañaron?
No se preocupen, les prometo que mañana habrá más de una actualización.
Espero y este capítulo les gustara.
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