Capítulo 6: Mi primer baile.

  Esta noche tenía que ser perfecta, hermosa e inolvidable. Tenía los nervios a flor de piel mientras bajaba las escaleras y veía a Theon igual de inquieto que yo. Esta noche sería él quien me acompañaría. Mientras más me le acercaba, más de cerca podía ver su rostro deslumbrando emoción y felicidad. Una sonrisa se escapó de mis labios al ver lo feliz que estaba mi hermano al verme.

—Estás hermosa, mi zanahoria. —Besó el dorso de mi mano.

—Por favor, no me digas así delante de los demás, ya estoy bastante nerviosa por las reacciones.

—Todo va a estar bien, te prometo que esta noche vas a brillar.

🥀🥀🥀🥀🥀

La mansión del conde y la condesa Darcy: Una enorme y elegante morada en el centro de Londres. Iluminada con candelabros de oro, adornada con los ramos de flores más enormes y exhuberantes. La entrada estaba plagada de un sin número de carruajes que estaban dejando a sus dueños: lores y ladies vestidos con sus más elegantes y hermosos trajes.

Cuando estuvimos a punto de entrar, mi hermano me ofreció su brazo para sostenerlo, y entre nervios y temblores lo hice.

—¿Estás lista? —Me miró y sus lindos ojos azules brillaban más de lo normal.

—¿Puedo salir corriendo? —Él sonrió.

—Lo harás bien, te prometo que encontrarás el amor.

—Te quiero, Theon —Sonreí.

—Y yo a ti zanahoria. —Me colocó el único accesorio que me identifica como una debutante: mi tarjeta de baile.

Espero al menos llenar un espacio en ella…

Dimos un paso hacia el umbral de la puerta y el mayordomo que estaba ahí pronunció nuestros apellidos y el título de mi hermano…

Sentí muchas miradas sobre nosotros, creí escuchar algunos comentarios sobre mi cabello, pero sobre todo, me percaté de algunas miradas deslumbradas de los jovenes y señores que ahí habían.

—Todo estará bien, tú solo sonríe. —Murmuró Theon, y yo asentí entre nervios a la par que inspiraba profundo.

     El hermoso salón de baile, deslumbraba sofisticación y elegancia. En el centro habían algunas parejas que comenzarían a bailar el primer baile…

—¿Qué hago, Theon? —Lo miré sin saber qué hacer.

—Quédate aquí, yo iré a dar un recorrido a ver qué caballeros asistieron esta noche.

Me encontraba junto a la mesa de las limonadas y los pastelitos. Y mientras veía a Theon mezclarse entre la multitud, una sensación de soledad abarcó mis manos haciéndolas temblar.

Tranquila Jane…

Solo es un baile…

Miré a mi lado y el deseo me palpitaba a tomar un pastelito de limón. Una cosa que no puedo ocultar es mi debilidad por dichos manjares dulces y a eso tenía que sumarle mis nervios traicioneros.

No, no puedo hacerlo, es de mal gusto comer en los bailes.

Pero a mi parecer, nadie me observaba.

Solo uno, lo prometo.

Su olor me llama.

Tomé uno y lo devoré rápidamente para que nadie me viera.

—¿No dicen que comer en los bailes es de mal gusto? —Una voz angelical me asustó, obligándome a tragar el pastelito rápidamente.

—Nunca he entendido porqué sirven tan deliciosos manjares, si es de mal gusto comerlos —Dije y voltee a ver de quién se trataba.
 

Era una joven de extrema belleza. Parecía un ángel con esos hermosos ojos grises, su cabello dorado y su espléndido vestido color blanco, sin dudas, ella también estaba debutando.

—¿Si, verdad? —Sonrió con dulzura —Creo que no hay necesidad de tener tales tentaciones en exposición si no es adecuado comerlas. —Ella también se llevó a la boca con rapidez un pastelito.

—Creo que es para castigarnos. —Respondí y unas risas se nos escaparon de los labios.

—¿Eres Jane Chadburn?

La miré dudosa.

—¿Cómo lo sabe? —Pregunté con curiosidad.

—En Las notas del ruiseñor enfatizaron en que eres diferente —Sonrió y yo noté cierto nerviosismo en mi corazón —Más bien eres hermosa. —Sonreí.

—No tanto como usted, milady. —Confesé, pues ella parecía un ángel.

—Mi nombre es Elizabeth Dagger, pero puedes llamarme Lizzy, me gusta que mis amigas me tuteen. —Sonreímos.

—Me encantaría ser tu amiga, Lizzy ¿Es tu primer baile?

—Así es.

—¡Jane, Lizzy! —Mi hermano nos interrumpió, y junto a él venía un joven bastante sorprendente.

Creo que sorprendente no es la palabra que lo describe.

  Era de gran tamaño, tanto como Theon. Su rostro parecía haber sido esculpido por un artista. Tenía un indicio de barba que resaltaba su mandíbula definida. Su cabello era castaño y lo tenía perfectamente peinado hacia un lado. Sus ojos marrones eran cálidos y cautivadores, resaltando su mirada intensa y profunda.

Vestía con elegancia, como la ocasión lo ameritaba, llevando un traje a medida, con chaqueta y chaleco oscuro, adornados con finos detalles y botones de oro. Su camisa blanca de cuello alto, corbata negra y pantalones oscuros le daban un aire de distinción.

—¡Lizzy! Te pedí que no te acercaras a la mesa de las limonadas y dulces, eso no es bueno para tu búsqueda de esposo.

—Tranquilo Erick, no hay que exagerar. —Mi hermano lo regañó y parecía que había una fuerte amistad entre ellos.

—De todas formas, nadie nos ha notado aún —Prosiguió Lizzy a la par que encogía sus hombros.

—¿Qué vamos a hacer, Theon? —El amigo a su lado habló.

Mi hermano se quedó pensativo por unos segundos, y luego reaccionó:

—¿Qué pasaría si Lizzy fuera invitada a bailar por un vizconde, y Jane por un duque?

¿Un duque? ¿Él es el duque del Condado en que vivimos, el dueño de aquella pintura en nuestra mansión, el gran amigo de mi hermano?

—Despertaría el interés de todos los demás… Una joven que es sacada a bailar por un duque o un vizconde, es digna de ser cortejada. —Analizó el duque.

—Pues hagámoslo…

Mi hermano le ofreció su mano a Lizzy y ella educada la aceptó, con una linda sonrisa en sus labios. Ella parecía haber nacido para esto, para brillar en donde quiera que entrara. Mientras que yo era puros nervios, por bailar por primera vez frente a cientos de miradas y nada más y nada menos que con un duque. Todas las atenciones estarían sobre nosotros, todos estarían pendientes al más mínimo error.

—Milady, ¿me concedería este baile? —Su voz era tan serena y educada.

—Sería un honor, su excelencia —Hice una reverencia con elegancia, así como la tía me enseñó —Y el joven puso su nombre en mi tarjeta de baile y caminamos juntos hacia el centro del salón.

  Sentí miles de miradas sobre nosotros y algunos murmuraban palabras que no alcanzabamos a escuchar.

—Olvídalos a todos, milady. —Me susurró, y enseguida lo miré a los ojos, esos ojos tan serenos y cálidos. 

   Respiré profundo, y la suave y romántica melodía comenzó. El duque, caballeroso y distinguido, se posicionó en frente de mí, y fue ahí que demostró que sus estatura era mucho mayor que la mía, al instante hicimos una reverencia a la vez. Luego unimos nuestras manos derechas, entrelazando nuestros dedos con delicadeza.

—Debo decir que es usted muy hermosa —Habló en voz baja, solo para nosotros dos —Theon siempre habla de usted, al punto de que moría de ganas por conocerla. —Sonreí.

—¿Moría de ganas por conocer a alguien que estaba junto al puesto de limonadas y dulces? —No perdí la oportunidad de decirle aquello por lo que había regañado a su hermana.

—Discúlpame, milady, no era mi intención insultarla, es que es la primera vez que mi hermana se presenta en la sociedad y aún estoy algo nervioso por ella, creo que estoy más nervioso que la misma Lizzy —Sonreímos.

—No se preocupe, milord, lo entiendo perfectamente.

La música envolvía la pista de una forma cautivadora mientras seguíamos bailando al ritmo de aquella maravillosa melodía. En ese instante, una extraña sensación se apoderó de mí, recorriendo todo mi ser y haciéndome sonreir, ya había olvidado mis nervios, ahora solo estaba disfrutando del momento.

—Pues, debo decirle que es usted un gran artista —Me miró algo sorprendido —Mi hermano tiene un cuadro pintado por usted, adornando nuestra sala de estar.

—No tenía idea de que ese era su sitio. Fue un regalo para hacerlo sentir mejor, quise traerle luz a sus días más oscuros.

—Pues debe saber que mi hermano aprecia mucho su regalo, ustedes en verdad son grandes amigos —Sonreí —Por otro lado, le pido que no desista de pintar, como ya le dije, es usted un gran artista.

—Me temo que cuando eres el responsable de cuatro hermanos y una madre no queda espacio para otras cosas.

—Pues le pido encarecidamente que lo encuentre, lo que hace es realmente sorprendente. —Le pedí.

—Gracias, milady.

Cada paso, cada giro que dábamos era ejecutado con gracia y dulzura, mostrando la perfecta armonía entre nosotros, como si hubiéramos practicado juntos miles de veces.

—Si gusta, nuestro trato puede ser informal, a fin de cuentas, su hermano y yo somos como hermanos.

Tiene razón, me parece raro que mi hermano lo trate informal y yo con educación.

—Acepto, me gusta la idea. —Sonreí.

Nuestros ojos se encontraban en todo momento y no sé por qué pensé que solo existíamos él y yo en aquel salón repleto de invitados. Al finalizar el baile, nuestras manos se separaron lentamente sin dejar de vernos a los ojos…

Definitivamente esto va a dar de qué hablar…

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Hola, hola.

¡Actualización de madrugada!

No tenía pensado actualizar, pero veo que tengo varios lectores y no me pude aguantar.

El duque, es el responsable de cuatro hermanos y una madre... No, no saqué mal las cuentas.

Opiniones sobre el duque por aquí.

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