Capítulo 24: Homenaje a la vida

Decidí enviarle el mensaje al duque con carácter urgente. No podía arriesgarme a que no le llegara a tiempo, aunque eso implicara que lo recibiera en la madrugada.

Espero no haber importunado su sueño.

—¡Jane, Jane! —Beth entró corriendo en la habitación. Su respiración era agitada, lo que me aseguraba que venía corriendo desde bien lejos.

—¿Qué sucede?

—Tienes una visita en el salón.

—¿Una visita? ¿De quién se trata?

—Baja y compruébalo por ti misma —Sonrió, tratando de recuperar el aliento, mientras que yo salí de inmediato.

A medida que descendía por las escaleras, un aroma a rosas golpeó mi nariz, para luego escuchar varias voces conocidas desde el salón de visitas.

Cuando mi vista se encontró con la habitación repleta de rosas rojas, mi sorpresa no dio espacio para decir una sola palabra.

—Milady… —Un par de ojos verdes me miraron con un brillo indescriptible —Está usted hermosa esta mañana.

—Gracias, su majestad —Sonreí e hice una corta reverencia.

—Jane, Landon ha venido a darte una noticia —Esta vez fue mi tía quien habló.

Me da cierta gracia que yo sea la única que le hable con formalismos.

—Luego me dices si estás de acuerdo —Mi hermano me tomó de las manos y besó mi frente.

Tanto mi tía como Theon abandonaron la habitación, dejándome a solas con el príncipe.

—Es un hermoso gesto, su majestad.

—¿Pensó que pasaría por alto su cumpleaños? —Sonrió con sutileza.

—Su detalle es hermoso, pero, creo que se le olvidó la fecha —Dije apenada, sintiendo cómo mis mejillas se enrojecían —Mi cumpleaños es mañana, no hoy.

El príncipe sonrió abiertamente.

—No lo olvidé, milady. Solo que conozco muy bien que prefiere pasar ese día en la tranquilidad del campo, por eso he venido hoy a traerle mi regalo, acompañado de rosas tan hermosas como usted.

—Pensé que éste era el regalo —Dije, refiriéndome a las flores que estaban en todos los espacios de la habitación.

—No, milady —Su sonrisa no abandonaba sus labios ni por un instante —Esto fue solo para captar su atención.

El príncipe rodeó el sofá que tenía detrás, y levantó del suelo una hermosa y enorme caja blanca con adornos florales y un lindo lazo rojo. Luego caminó hacia mí.

—Éste es uno de mis obsequios para usted, milady ¿Me haría el honor de abrirlo?

Sonreí, me emocioné. Sentía que mis ojos estaban centelleantes.

Deshice el lazo, para dejar al descubierto un hermoso colgante de diamantes blancos con un safiro en el dige, y unos pendientes de diamantes a juego. Encima de lo que parecía ser un hermoso vestido de gala.

—Es… hermoso. —Mis ojos se encontraron con los suyos —Muchas gracias.

—Es para que lo uses en el evento de esta noche.

—¿Cuál evento?

—Un baile en su honor —Mis ojos se abrieron a más no poder —Esa será mi mayor sorpresa para usted, milady.

—Acaba de decírmelo, su majestad —Sonreí —Ya no es sorpresa.

Él sonrió, mostrando su lindo hoyuelo.

—No se imagina ni remotamente lo que tengo preparado en su honor, milady. La pregunta es: ¿Quiere asistir y verlo con sus propios ojos?

¿El príncipe de Inglaterra acaba de preparar un baile en mi honor en el palacio real? ¡Dios mío, esto es increíble!

—Acepto.

🥀🥀🥀

La hora de partir hacia el palacio casi llegaba, y Beth me estaba ayudando con los últimos detalles. Mientras tanto, mi vista se perdía en el hermoso vestido.

Se trataba de una hermosa pieza de un azul cielo. Confeccionado en un lujoso terciopelo, con un brillo sutil y una caída elegante. Estaba adornado con pequeñas flores en relieve en todo el borde del escote hasta terminar en las mangas caídas. Llevaría unos guantes de color blanco, un hermoso recogido en mi cabello y el colgante y los pendientes de diamantes que me regaló el príncipe.

—Estás hermosa, zanahoria. —La voz de mi hermano se escuchó desde el corredor.

—Gracias —Sonreí.

—¿Estás lista para la gran noche?

—Lista.

🥀🥀🥀🥀

   Sentía a mis pobres nervios atorados en mi pecho mientras veía a una cantidad enorme de carruajes frente al palacio. Todo esto era para mí, todos esos invitados habían acudido para celebrar mi cumpleaños.

Mi hermano fue el primero en descender del carruaje, para luego ofrecerle su mano a mi tía. Cuando llegó mi turno, una mano enguantada que no era la Theon se ofreció a ayudarme.

—Sabía que el vestido le quedaría hermoso. —El príncipe no dejaba de verme embelesado.

—Gracias.

—¿Me permite escoltarla? —Asentí, y comenzamos a caminar.

Caminamos por los interminables corredores del palacio, hasta detenernos frente a dos enormes puertas marrones con detalles de enredaderas.

—¿Está lista? —Preguntó el príncipe, a lo cual yo asentí entre nervios y sonrisas.

—Feliz cumpleaños —Dijo, mientras empujaba las dos puertas, para así mostrarme la belleza que se escondía dentro.

Un salón de baile, no, un lugar de ensueño. Las paredes estaban pintadas de un suave verde claro, decoradas con intrincados dibujos que simulaban ser un bosque encantado, donde árboles altos parecían susurrar secretos y flores de colores brillantes brotaban en cada rincón. Una cúpula imponente se encontraba sobre nuestras cabezas, la cual permitía que la luz de la luna y las estrellas iluminara el espacio acompañado con la infinidad de candelabros de oro, creando un efecto mágico.

Las mesas estaban elegantemente dispuestas, con centros de mesa de flores silvestres que complementaban la temática del bosque. Un gran pastel de cumpleaños, decorado con mariposas de colores y velas brillantes, se encontraba en el centro del salón, mientras a un lado, una enorme mesa rebosante de deliciosos manjares aguardaba ser degustada.

—Espero haber superado sus expectativas, milady.

—Esto es realmente hermoso, su majestad. —Miraba deslumbrada cada detalle de aquel lugar.

—¿Aún no merezco que me hable sin formalismos?

—Usted es un príncipe…

—Un príncipe que se crió con su hermano, corriendo descalzo por el barro —Una risa sonora se escapó de mis labios —Y cuando llegábamos en las noches con las rodillas sangrantes, su tía nos daba una reprimenda y luego nos curaba.

—Definitivamente suena a tía Margaret. —Volvimos a reír, pero luego, su sonrisa se fue borrando lentamente.

—Lamento que mis padres no estén presentes —Dijo —Me gustaría decir lo contrario pero, la vida de los monarcas, muchas veces no es relajada.

—¿Los extrañas?

—Desde niño ha sido así, ya estoy acostumbrado.

Una melodía conocida comenzó a sonar, haciéndome sonreír.

—¿La recuerdas? —Preguntó.

—Me sorprende que usted lo haga.

—¿Cómo olvidar nuestro primer baile? —Sonreímos, y luego me extendió su mano con delicadeza.

—¿Me concede este baile, milady?

—Sería un honor, su majestad.

Caminamos juntos hacia el centro de la pista de baile, donde la música envolvía el aire. Me sorprendió que ninguna pareja se sumara a la danza.

—¿Por qué nadie baila?

—Porque es una orden. Este baile es solo para nosotros.

Mientras nos movíamos al ritmo del vals, todo lo demás se desvaneció; la gente, los murmullos, el mundo fuera de ese instante. Pero en ese momento mágico, el príncipe hizo una señal con su mano, y cientos de mariposas fueron liberadas de algún lugar, volando en un torbellino de colores alrededor de nosotros, dispersándose en todo el salón y dejándome sin palabras.

—Esto es… increíble. —Mis ojos brillantes estaban puestos en aquella belleza.

—Sabía que le gustaría.

Dimos otro giro al compás de la melodía, para así quedar cerca de su rostro, sintiendo su mano sujetar la mía con delicadeza.

—Eres más hermosa de lo que jamás podría haber imaginado —Me susurró, su mirada centrada en mis ojos una vez que la música empezó a disminuir.

La emoción no dejaba de brotar de mi pecho, pero antes de que pudiera responder, él se puso de rodillas, sacando un delicado anillo de compromiso de su bolsillo.

Olvidé cómo respirar, cómo hablar, cómo pestañear, mientras veía los destellos de las piedras preciosas brillando con la luz tenue, creando un efecto casi hipnótico.

—Lady Jane, —dijo con un tono serio —¿Se casaría conmigo?

Me quedé paralizada frente a todos aquellos ojos que nos veían desde la distancia, frente al príncipe de Inglaterra que ahora estaba arrodillado frente a mí. Las palabras de amor y compromiso resonaron en mi mente, pero la realidad de mi situación me hizo dudar.

—Yo... no sé —Dije, finalmente, tragando con dificultad. —Apenas nos conocemos.

Él atenuó su expresión un poco, pero intentó persuadirme con un leve giro de su voz.

—El amor llegará con el tiempo. Tenemos toda una vida llena de promesas y oportunidades.

Sentí una punzada en mi pecho. Él había tenido todos estos detalles conmigo, se había arriesgado frente a su corte para ofrecerme matrimonio. Justo hoy era mi cumpleaños veintitrés, y la posibilidad de contraer matrimonio son cada vez más nulas. Pero no podía dejarme llevar, tenía que pensar en mi corazón, tenía ser honesta conmigo misma.

—Lo siento, realmente aprecio todos estos detalles, pero no puedo aceptar —Una lágrima corrió por mi mejilla en el instante en que el príncipe suavizó su mirada, confundido.

Mi corazón se hundió al ver la tristeza en su rostro, y se fracturó aún más cuando escuché los murmullos de los invitados. Estoy segura de que no lograban escucharnos, pero el rostro del príncipe daba de qué hablar. Aún así, me mantuve firme.

—Perdóneme —Murmuré, incapaz de mirar su rostro —Necesito irme.

Con un último vistazo, me aparté del centro de la pista, dejando al príncipe parado en medio de la multitud, con el anillo aún en su mano, enfrentando las miradas silenciosas de la sociedad.
              

                 

   🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀

Hola, hola.

¿Qué les pareció el capítulo?

Nuestra Jane está decidida a encontrar el amor ¿Ustedes hubiesen rechazado esa propuesta de matrimonio?

       

    Por aquí tienen lo más parecido al modelo del vestido de Jane. OJO, los ojos de Jane no son de ese color.

                     

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