James no sabe mentir (Parte 2)
Las palabras salen de su boca antes de que pueda pararse a pensar en lo que ha dicho. El shock es igual para todos: exclamaciones de sorpresa, bocas abiertas y ojos fijos en James, quien no puede evitar el color que sube a sus mejillas.
Marlene se ríe.
—Vale, no me esperaba eso.
—¿Y qué te esperabas? —responde James de mala gana.
—Que te lo hubiera hecho una chica cualquiera. Definitivamente no me esperaba la frase "estoy saliendo con alguien" pronunciada por ti.
—¿Nos vas a decir quién es la afortunada? —Pregunta Lily, impregnando la última palabra de un sarcasmo muy notable. —Solo por dejarlo claro, no soy yo —continúa.
—No, no eres tú. Y sí, os lo voy a decir, pero primero tengo que hablar con Sirius a solas.
Black levanta la mirada, sorprendido. Asiente y se levanta primero. James lo sigue. Ambos salen del Gran Comedor y se dirigen al campo de Quidditch. A esas horas está desierto, y James se siente en calma cuando lo ve así. No es como la energía frenética de cuando hay partido.
—¿Qué cojones pasa, Cornamenta? Me estás asustando. ¿Es una Slytherin? ¿Por eso te pones así? Puedo ser tolerante si te hace feliz y es buena chica, y puedo...
—No es una chica.
James mantiene su mirada fija en los ojos de Sirius, esperando que estos le den una pista sobre los pensamientos de su dueño. Su expresión es seria, pero no parece enfadado.
—Pero Slytherin sí, ¿verdad? No lo has negado. Ay, Jamie, una serpiente. ¿Es que no te he enseñado nada?
James, pese a la tensión o quizá precisamente por ella, se empieza a reír. Ya suponía que Sirius no le iba a decir nada por que fuera un chico, dado que a él también le atraían. Pero sentaba muy bien decirlo en voz alta y que su mejor amigo lo supiera. Apenas lo había descubierto hacía tres meses y aún le costaba asumirlo. Regulus se lo había puesto todo muy fácil, no presionándole nunca y respondiendo a sus preguntas con paciencia.
—Solo... pasó. Coincidimos en una sala de castigo, hablamos y seguimos hablando y... me lo pasé muy bien. Días después empezamos a vernos en descansos, por la noche, en horas muertas y yo... Me enamoré de él. Resulta que sentía lo mismo por mí y hace dos meses empezamos a salir oficialmente, pero manteniéndolo en secreto. Su familia es... complicada.
—¿Más que la mía? Difícil.
James sonríe.
—Igual que la tuya, de hecho.
—Uy, pobre. ¿Y os habéis acostado?
—No creo que quieras saber eso —contesta, avergonzado.
—¿Por qué no? Siempre me cuentas los detalles de tus aventuras.
—De esta no te va a gustar saberlo.
Sirius entrecierra los ojos. James casi puede ver cómo los engranajes se mueven y encajan en el interior de su cabeza. Está uniendo las piezas. Y Potter se prepara para la hostia.
—¿Es alguien que me he follado? Creo que no me he tirado a nadie de la población masculina de Slytherin, pero nunca se sabe. El alcohol es muy traicionero.
—¿Qué? No, no, Merlín santísimo, no te has acostado con él, eso sería asqueroso.
Casi se tiene que reír ante el desconcierto de Sirius. Pero las imágenes que el comentario ha plantado en su cabeza se lo impiden.
—James, ¿puedes dejarte de jueguecitos y decirme quién es? Me estás poniendo nerv...
—Regulus.
Silencio.
—¿Hay algún otro Regulus en Slytherin? No lo sabía. Creía que era un nombre único que mi estupenda madre se inventó —suelta Sirius, pensativo.
James espera. Tarde o temprano Sirius se caerá del guindo.
—¿QUÉ?
Y ahí está. Cayó.
—Hola, ¿cuñado? —pregunta James, tratando de hacer una broma.
—¿Te estás tirando a mi hermano? —lo dice tranquilo, pero James preferiría que gritara. Esa falsa calma lo asusta más que cualquier cosa.
—Si lo dices así suena horrible, pero... sí, se podría decir que sí.
—¿Y cómo lo tengo que decir para que no suene horrible? No se me ocurre nada.
—Qué tal: "oh que bien, James va a estar aún más unido a mí porque tiene una bonita relación con mi hermano, eso nos hace familia, qué feliz me hace que mi mejor amigo y mi hermano hayan encontrado a una persona que los corresponda". Algo así no estaría mal.
—Todo está mal aquí, James. Es mi hermano pequeño.
—Ya tiene 15 años, Sirius, no es tan pequeño. Solo le saco un año.
—Te follas a mi hermano pequeño —susurra, aún en shock.
—Hacemos otras muchas cosas aparte de eso.
—¡No quiero saberlo!
—¡Te lo dije!
—Vale, está bien, necesito procesarlo.
—Claro, tomate tu tiempo.
James suspira, aliviado. Sí, le ha gritado y sí, podría haber tenido una mejor reacción, como alegrarse por ellos. Pero también podría haber sido peor, podría haberle pegado, dejado de hablar o cualquier otra locura. Por suerte, parecía que estaba más sorprendido que enfadado.
Se les ha hecho tarde, así que se dirigen hacia la Sala Común para encontrarse allí con sus amigos. En cuanto traspasan el retrato, sienten las miradas de Remus, Peter, Marlene, Dorcas y Lily.
Sirius murmura que se va a dormir. James sabe que no puede hacer nada; debe esperar a que su amigo asuma la noticia. Lupin, preocupado, se despide también y sube tras él. James espera que Remus pueda poner un poco de sentido común en la cabeza de Sirius y evite su enfado.
Peter y las chicas le miran, interrogantes. Lo suelta sin más.
—Llevo dos meses saliendo con Regulus, el hermano de Sirius.
Los chillidos y las preguntas no se hacen esperar. James está agotado, pero quiere darle a Sirius espacio para pensar, por lo que no sube al dormitorio. Se queda respondiendo a las preguntas de sus amigas hasta que dan las 11. Anuncia que se tiene que ir porque ha quedado con Reg y se despide entre comentarios que van desde "usad protección" a "dile que a ver cuándo quedamos todos para darle la bendición".
No es hasta que se queda solo de nuevo, de camino a encontrarse con su novio, que se plantea si ha hecho bien en contárselo a sus amigos. ¿Y si a Reg le molesta? Quizá tendría que haber hablado con él antes de contar su secreto.
No, a la mierda. Si quería seguir ocultándolo que no le hubiera dejado una marca en el cuello. Regulus sabe perfectamente que a James se le da fatal mentir.
Cuando llega al pasillo oeste del tercer piso, su lugar de encuentro habitual, Reg ya está allí. James debe tener cara de cansancio, porque su novio se preocupa en cuanto lo ve llegar.
—¿Qué ha pasado? —pregunta acercándose a él.
—Es una buena pregunta. ¿Quieres la respuesta? Esta es —James se quita la bufanda, que todavía llevaba puesta, y le enseña a Regulus el moratón provocado por sus mordidas esa misma tarde.
El cabrón tiene la desfachatez de reírse.
—¿Llevas una bufanda para cubrirlo? Muy mal, Jamie. ¿Cómo voy a marcar territorio si nadie lo ve?
Su tono es de broma, pero James está preocupado.
—¿Cómo que marcar territorio, idiota? ¿Se te olvida que se supone que esto es una relación secreta? ¡Sabes que no sé mentir!
Regulus se pone serio de repente.
—¿Y si no quiero que lo sea? —susurra, con los ojos fijos en James.
James suspira.
—Pues tienes suerte, porque todos mis amigos lo saben ya —susurra también, en un tono más suave que el utilizado anteriormente.
—¿Sirius también? —pregunta sin elevar la voz.
—Sí.
James no puede evitar acercarse a su novio cuando observa el temor en sus ojos. Puede que no lo aparenten ni lo digan, pero los hermanos Black se adoran. Para Reg sería un golpe muy duro que Sirius se enfadara con él por esto. Bastante les costó limar asperezas en el tercer curso del mayor en la escuela, cuando comprobó que Reg odiaba tanto a su familia como él, solo que se le daba mucho mejor ocultarlo.
—Era lo que querías, ¿verdad? —pregunta James despacio.
—No, ósea, sí... —Las manos de James en sus mejillas le tranquilizan lo suficiente como para explicarse –Esta tarde solo quería devolvértela por algo que habías dicho, que si te soy sincero ni recuerdo lo que era. Pero después lo he estado pensando, y durante la cena también, y me he dado cuenta de que en realidad yo quería que te preguntaran quién te lo había hecho y, sobretodo, quería que dijeras que había sido yo. Y entonces me he imaginado ir de la mano contigo por los pasillos, por el comedor, y besarte cuando quiera, y poder quedar en cualquier momento, ir a Hogsmeade juntos... He comprendido que quiero todo eso. Y ya sabes que lo que piensen las serpientes me dan igual, y Barty sabe desde hace años lo mucho que me gustas, y seguro que se alegra de que estemos juntos, y si mis padres se enteran de alguna forma pues ya veré lo que hago, tengo mucho dinero ahorrado y podría buscar algo cuando nos graduemos, y sé que solo llevamos juntos dos meses, pero es que te quiero mucho, Jamie. Y me he cansado de no poder gritarlo.
Tras la última palabra Regulus tiene que respirar hondo para recuperar todo el aire perdido durante su discurso. James permanece serio, sin apartar las manos de su cara.
—¿Has dicho que Barty lleva años sabiendo que te gusto? —pregunta, alucinado.
El menor de los Black resopla y, acto seguido, se echa a reír.
—Después de todo lo que te he dicho, ¿y te quedas con eso?
—¿Llevo años gustándote? ¡Pero si no habíamos hablado hasta este año! —casi grita.
Regulus se rinde porque sabe que, si no le responde, seguirá preguntando hasta que lo haga.
—Me gustas físicamente desde mi primer año en Hogwarts. El primer día, cuando me senté en la mesa, miré hacia mi hermano y estabas a su lado, riéndote. Él me hablaba de ti en casa, de lo genial que eras, de lo bien que tratabas a la gente, de lo mucho que querías y cuidabas a tus amigos y a cualquiera que creyeras que se lo merecía. En tercero me di cuenta de que era algo más que un flechazo pasajero, porque empecé a sentirme nervioso cuando estabas cerca, me picaba la garganta de las ganas que tenía de hablarte y comparaba a cualquier chico contigo. Me llevó año y medio, pero conseguí reunir las fuerzas para decidir que, al menos, tenía que hablar contigo una vez en la vida. No lo conseguí hasta ese día, en la sala de castigos, cuando te dije...
—"¿Cómo es que Sirius se ha librado de esta? Lo normal es que os castiguen juntos" —James recita exactamente esas primeras palabras que Regulus le dirigió. No cree que pueda olvidarlas nunca.
La respuesta de James a toda la información que acaba de recibir es besar a Regulus hasta que los besos ya no son suficientes. Se meten en el aula más cercana y pronto no hay entre ellos nada más que piel. Se gritan te quiero con mordiscos, caricias y roces. Y cuando a James eso no le parece suficiente, encuentra su voz y susurra en el oído de Regulus, mientras este lo embiste despacio, disfrutando de él.
—Te quiero, te quiero, te quiero.
Como si fueran las únicas dos palabras que recuerda en ese momento.
O las únicas que importan.
***
Cuando James traspasa el retrato que da a la Sala Común de Gryffindor, no puede decir que le sorprenda encontrar a Sirius esperándolo en uno de los sofás cercanos a la chimenea. Suspira, se sienta a su lado, y trata de prepararse para la bronca que se le viene encima.
—¿Te gusta de verdad? —Es lo primero que pregunta, sorprendiendo a James con su seriedad. Pocas veces ha visto a Sirius realmente serio, y todas esas veces ha tenido algo que ver su familia.
—Estoy enamorado de él, Canuto. Completamente de verdad.
—No me cuentes lo que haces con él en la cama y si tenéis problemas recurre a Lupin, no a mí.
—Prometido —James sonríe.
Sirius imita el gesto.
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