En ese instante, emerge Max, su presencia sorprendente en medio de la incertidumbre. Las palabras brotan de mi boca mientras lo observo incrédula:

-¿Max? ¿Qué haces tú aquí?

Max responde con determinación:

-"Vine a buscarte. Jamás te dejaría aquí sola".

De repente, el remolino de viento que me envolvía se eleva hacia los cielos, envolviéndonos a ambos en una espiral de luz y energía. En un abrir y cerrar de ojos, desaparecemos, y mi memoria se nubla, dejando solo el eco de ese momento misterioso en mi mente.

Despierto de repente, sintiendo la tierra cubriéndome por completo. Con esfuerzo, logro salir de la tumba en la que había sido enterrada. Parece que todos me habían dado por muerta y me sepultaron prematuramente. Ahora, me encuentro en un lugar desconocido, enfrentando la incertidumbre de lo que viene a continuación. Con determinación, me hago la pregunta crucial: ¿A dónde iré ahora?

Empapada de lodo y completamente sucia, me dirijo hacia el nuevo castillo, donde supongo que mi familia debe encontrarse. Al llegar, los empleados me impiden la entrada, probablemente porque mi rostro cubierto de barro me hace irreconocible. Sin perder tiempo, forcejeo con ellos y logro entrar rápidamente al castillo. Comienzo a gritar desesperadamente:

-¡Madre! ¡Francis! ¿Dónde están?

De pronto, unas puertas se abren frente a mí y aparece....