Capítulo Único

Secretaria: Aquí está su café, señorita (habla la secretaria de Elizabeth Cooper, la famosa empresaria de veinticuatro años).

Betty: Muchas gracias, ¿qué tal va la búsqueda de un guarda espaldas? (Pregunta ella tomando un poco de café).

Secretaria: Mañana empieza a trabajar. Su nombre es Archie Andrews y tiene veinticinco años.

Betty: Bien, mañana tengo que ir una junta, él me acompañará. Es joven, espero que no sea tan aburrido como el último (dice con una sonrisa juguetona).

Secretaria: No culpe al último guarda espaldas, ya tenía treinta años.

Betty: No se preocupe, no le guardo rencores y espero que le vaya bien con su pastelería (sonríe de manera dulce).

Secretaria: La dejo, señorita (da media vuelta y empieza a caminar).

Betty: Gracias, Jessie (dice y se concentra en leer unos documentos).


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Betty: Buenos días, Jessie (dice con una pequeña sonrisa)

Jessie: El nuevo guarda espaldas está esperando para su junta.

Betty asintió y tomó unos documentos que necesitaría.

Caminó por todo el edificio hasta llegar a su auto, donde encontró a un hombre de espadas. Su espalda era ancha al igual que sus hombros, pudo notar su cabello rojo despeinado que lo hacía atractivo.

Betty: Buenos días, debes ser Archie.

Archie dio media vuelta para encontrar a una chica muy atractiva de ojos verdes, cabello rubio y una pequeña sonrisa amable.

Archie: Es un placer, señorita (expresó sonriendo de manera amable mientras admiraba la belleza de mujer que tenía frente sus ojos).

Betty: El placer es mío (vio la hora en su reloj). Es tarde, debemos irnos.

Archie asintió y acto seguido abrió la puerta del auto. Betty entró al auto y sacó su celular para contestar algunos mensajes. Archie dio la vuelta entera y se subió al asiento de conductor. Encendió el auto y manejó hasta el restaurante donde sería la junta de trabaja de su hermosa jefa.


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Un año, un año había pasado desde que Archie y Betty se habían conocido. Con el tiempo se hicieron amigos y Archie comenzó a sentirse cada vez mas atraído por su jefa. Era tan hermosa, siempre que tenía la oportunidad se daba el placer de verla atreves del espejo retrovisor. La había visto dormida, sumisa en sus pensamientos, feliz, distraída, triste, preocupada y enojada, pero siempre la veía mas hermosa que el día anterior.

Siempre sonreía al verla y su corazón siempre latía de la emoción al tenerla cerca. Pero no todo era color rosa, últimamente la veía sonreír de manera especial.

Sonreía cuando veía el celular o cuando estaba sumisa en sus pensamientos y recordaba algo, sus ojos brillaban cómo nunca habían brillado. El chico la conocía y temía tener razón.

Archie miró de reojo a Betty, notó ese brillo en sus ojos y esa sonrisa tan hermosa.

Archie: Oh mi querida Betty, el amor te tiene muy feliz (dijo con una sonrisa, aunque por dentro se sentía con el corazón a punto de romperse).

Betty: No digas tonterías, no me pasa nada, simplemente pienso en la junta.

Archie: Dudo que el trabajo te tenga tan feliz.

Betty sonrió al recordar a esa persona especial, a ese chico de ojos verdes y cabello negro, recordando su hermosa sonrisa. Recordando a su Jughead Jones.

Betty: Bueno, hay un chico… hemos estado saliendo los fines de semana y…

Archie: Tu sonrisa lo dice todo. Me alegro por ti, temía que murieras virgen (ríe y Betty lo mira mal).

Negó con su cabeza y Archie deja de sonreír, se concentra en manejar y llegar al edificio de su jefa.

Al llegar se despiden con una sonrisa. Archie sube a su auto y maneja hasta su departamento, cuando entra revisa su redes sociales y ve un par de fotos de su jefa con un tal Jughead Jones, que es escritor de famosos libros.

Se llevó sus manos a la cabeza y caminó hasta su cocina, donde tomó su botella de vodka y bebió del líquido como si su vida dependiera de ello. Fue tanto lo que tomó, que al siguiente día no recordaba absolutamente nada, pero al ver la botella acabada y sentir un molesto dolor de cabeza lo imaginó.

Alguien empezó a tocar muy insiste su puerta. Él, con mucho pesar se levantó y vio a su vecina cruzada de brazos frente a él.

Verónica: Idiota, te he estado llamando (dijo molesta).

Archie: Lo lamento, pero ya deja de preocuparte por mí, se siente raro que tu ex se preocupe por lo que haces.

Verónica: Olvida que soy tu ex por un momento, ¿quieres, guapo? (Le sonrió y entró).

Cuidó de Archie todo ese día, escuchó todos sus lamentos por no estar a la altura de su jefa y ser un cobarde.

Verónica: Archie, estás a la altura de ella, ¿pero has pensado en que eso no puede funcionar?

Archie: Sí, pero veo cada maldita foto en donde ella está con él y mi corazón duele, Ronny. Duele como la mierda.

Verónica: Hay relaciones que no están destinadas a estar juntos. Hay personas que no se gustan entre sí, el amor nunca será perfecto y jamás será cien porciento feliz.

Archie: Es horrible cuando sabes que no está destinado a ser, pero te encantaría que lo fuera (dijo entre un suspiro).

Y entre un silencio, Archie se quedó dormido. Verónica le puso una manta encima de él, y le dio un beso en la frente de buenas noches.

Verónica: Y hay personas y sentimientos que nunca se olvidan (dijo melancólica).

Salió del departamento, llegó a su cama y tomó una foto de Archie entre sus manos, la acarició, y entre una lágrima bajando por su mejilla y el recuerdo de un sentimiento en su pecho se quedó dormida.


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Un año más había pasado, Archie ya no sentía lo mismo por su jefa, sin embargo verla bailar con su ahora, esposo, le daba una sensación de vacío en su pecho. Él también quería a alguien especial, y hubiera sido hermoso que ese alguien, hubiese sido esa chica de ojos verdes, cabello dorado y con una hermosa sonrisa.

Verónica: Bueno, estás en la boda de tu enamorada, no pensé que vendrías.

Archie: Bueno, no podía faltar. Además, creo que esta es la oportunidad perfecta para cerrar ese ciclo.

Verónica: Sabes que no es así de fácil, ¿cierto?

Archie: Lo sé, pero veo la sonrisa y mirada de ambos y me doy cuenta de que ella jamás me miraría de esa forma, jamás me miró así.

Verónica le sonrió y Archie se la devolvió. La acercó a él y la sacó a bailar.

Verónica dejó reposar su cabeza en el hombro de al hombre que jamás dejó de amar.

Archie miraba cómo los novios estaban felices en su boda, como se miraban enamorados y dejó escapar una sonrisa.

Ese día, en esa boda, algo en su pecho había cambiado. Había olvidado a la chica que jamás lo miró así, jamás lo miró cómo a él, cómo a Jughead.

Bailando con Verónica, su ex. Se dio cuenta que no podemos olvidar a alguien tan fácil y no podemos obligar a alguien a mirarte así; con ojos de amor.








Nota de la autora:

¡Hola! Espero les haya gustado esta mini historia, este pequeño OS. Estoy feliz de al fin publicarlo.

Si te gustó deja tu estrellita y comenta que te pareció. Me despido de todos ustedes.

Babai~

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