✾| nueve

Narrador omnisciente

Todo se había vuelto un mar de silencio, las chicas se miraron por unos segundos por lo que había dicho él ¿ir a su casa? pero eran unas completas desconocidas, bueno, un poco. No sabían qué responder, Abril miró a Peyton de nuevo pidiendo ayuda de respuesta, por primera vez su cabeza había quedado en blanco.

—Nos encantaría, pero creemos que sería algo inapropiado.

Dijo Peyton casi entre dientes. Le sonrió un poco, querían irse, bueno, ella parecía insistir más que la propia Abril. Cuando estaban por volver a darse vuelta, el perrito el cual Taehyung estaba paseando, empezó a ladrar, eso hizo que esta vez Abril lo mirara, esta bajó quedando en cuclillas. Pareciera que sus ojos se hubieran iluminado. Taehyung soltó la correa que tenía el perrito en su collar, este comenzó a juguetear un poco con las manos de Abril, a lamerlas y casi a medio ladrarle.

—No me puedo resistir ¡Es demasiado lindo!

—Puede ser inapropiado si fuésemos desconocidos, pero ya nos hemos visto un par de veces.

Dijo Taehyung. Abril no parecía prestarles atención, sólo se dedicaba en acariciar la panza del perro, este estaba en el suelo con las patas abiertas, casi durmiendo a causa de las cosquillas. Se levantó y quería lamerle la cara de Abril, parecía que hasta la conocía, era muy amigable.

—Tienes razón, pero me encantaría saber más de este bebé lindo ¿Cómo se llama?

—Yeontan.

Yeontan se paró en dos patas, colocando las de delante en las rodillas de Abril, así alcanzando su rostro y lamerlo. Lo único que hizo ella fue reír con fuerza. Yeontan movía su colita con alegría y saltaba mientras no paraba de ladrar, estaba emocionado. Al final parecía que a Abril le caían mejor los caninos más que las mismas personas y a alguien también le agradaba otro humano.

Abril estaba encantada con el cachorro que parecía que iba aceptar lo que había dicho Taehyung solo por seguir con Yeontan, ahora no miraba nada de malo. Se volvió a su postura dejando inquieto a Yeontan, cuándo iba a decir algo a Taehyung, su teléfono empezó a sonar.

Después de unos segundos...

—¿Quién era?

—Dahyun.

A esa hora comenzaban a dar su serie favorita y las 3 lo miraban juntas, y por eso Dahyun las llamó para que se apresuraran.

—Cierto, ha de ser por lo de la serie —Abril asintió.

—Es decir... —El rostro de Tae parecía fuera de lugar, quería saber una respuesta, parecía que esperaba que dijeran que sí, ella solo lo miró como pidiendo perdón.

—Tenemos que irnos, pero... la próxima vez quisiera conocer a tus amigos, pero esta vez no de mala gana.

Algo dentro de ella la hizo sentir feliz. Sonrió de forma sincera para luego irse del lugar dejando a Taehyung en el parque, que terminó de pasear a Yeontan y luego dirigiéndose a su casa.

Mientras iban en camino a la universidad, Abril no podía despegar su mirada en Peyton.

—Es raro que ya no te alegras tanto ver a Taehyung, creí que te gustaba como tu artista favorito.

—No es nada de eso. Aunque no lo creas, me estoy muriendo de felicidad por dentro.

Abril Anderson

Parecía tan ajena al mundo, estaba durmiendo, debía dormir más y no quedarme hasta tan tarde viendo esa serie. Apoyé mi mejilla contra el escritorio, haciendo que mi mirada se fuese hacia Carolina, parecía tan concentrada hasta que me miró y esbozó una gran sonrisa con esos hermosos dientes blancos, que pesada, luce tan despreocupada de la vida.

El profesor había acabado de leer su libro, se despidió y se fue. En unos minutos llegaría el siguiente para darnos su clase de finanzas.

—Chicas, les tengo que contar algo.

Levanté mi rostro del escritorio mirando a Olivia. Los demás la miraron esperando a que dijera algo, menos Jake, pero como estaba delante de mí, le di un golpe en la cabeza para que también pudiera escuchar.

—El chico de intercambio que llegó hace algunas semanas me ha dicho que le gusto y obviamente yo también siento algo por él. Es tan lindo y comprensivo, rozamos nuestras manos y todo.

¿Qué? Solté una pequeña risa, creí que diría algo más. Por otro lado, como bien dijo Olivia, él chico de intercambio venía desde Suecia por dos años. En mi opinión, no me agrada tanto ya que es el más vanidoso y egocéntrico de todos, tal vez si lo conociese cambiaría, aunque lo dudo. Lleva ya un mes aquí y es insoportable, no lo aguanto la verdad.

Nosotras nos dábamos cuenta quien decía ser él rubio feo ese, pero decidimos seguir escuchando.

—Y ¿Qué más pasó?

—Nos hemos estado viendo desde hace algunos días y esta noche salimos y creo que me invitara a salir, ah, ¡seré su novia!

—Olivia, me conoces, sabes lo que pienso de las personas así como él, cuidan mucho su cabello, hablan solo de ellos, se creen el centro de atención. Creo que tal vez ese chico no es lo suficiente para ti.

Asentí dándome razón a mi misma. No me culpo, algo me dice que es mala gente. Me levanté, tomé mis libros y comencé a salir del salón, creo que el profesor no vendrá.

—Abril... —Se acercó a mí— Hablé con Alex, me dijo que se quedará unos días más por aquí y luego regresará a Londres. —La miré para luego cerrar mi casillero.

—Me da igual, con tal que me pasé a visitar o algo —Peyton se alejó y cuando la iba a seguir sentí que alguien me habló haciendo que mirara a mi costado, que es de donde provenía aquella voz.

—Eres la famosa Abril, ¿no? —Por verlo, perdí a Peyton de vista, que asco —Vaya cosas cuentan de ti, pero parece no importarte.

—Tu Casper ¿No? —Sonreí pareciendo impresionada.

—Eres muy hermosa a decir verdad, no solo eran rumores. Debo apuntar a mi lista de "cosas por hacer" para empezar a creer en esos rumores.

—Ya. Bueno, adiós —Esbocé falsamente una sonrisa, con algo de asco porque así me sentía.

—Espera...

Tomó mi antebrazo para detenerme. Mi mirada se mantuvo en aquel agarre, levanté mi mirada mirándolo con tanta rabia, agresivamente, quería que no me tocara.

—Dime que pasa, pero no me toques —Me torné seria. Lo miré fijamente y él me soltó levantando sus manos, haciéndose el gracioso.

—Me encantaría y sería un placer que saliéramos a dar un paseo ¿Qué dices?

No se cuantas veces tengo que dejar en claro esto, pero las personas egocéntricas son las que más odio y creen que sus encantos son los mejores cuando son una asquerosidad. Debía ser una persona con paciencia y cortesía como mi padre me enseñó, por eso no le insultaba aunque sea un poco.

—A mí no me llama la atención salir contigo —Sus cejas se levantaron, parecía que me dejaría en paz, pero fui yo la que se detuvo, debía decirle algo más—. Si no mal recuerdo tú habías dicho que estabas enamorado de Olivia y ella es mi amiga —Me sonrió despreocupado.

—Es que ella se me declaró y no quería hacerla sentir mal.

—Pues, sabes una cosa; yo te diré que no quiero estar contigo, porque eres una basura. Olivia merece a otro chico mejor, no una asquerosidad como tú —Él sonrió socarrón, eso provocó algo dentro de mí, como un asco interno muy fuerte.

—Es muy difícil, las lenguas no mienten. Puede ser que ella sea mejor que yo, pero, tu... eres mejor que todas —No quise decirle nada más. Antes de irme lo volví a ver mal, con fastidio.

Había un pequeño receso de clases; decidí salir para tomar un poco de aire. Cerca del edificio donde enseñaban una asignatura había un parque así que decidí irme ahí. Mientras caminaba hacia el parque, no podía dejar de pensar en el tipejo ese, ¿Cómo puede ser capaz alguien de tal cosa? A ver, el chico puede tener buena autoestima, está bien, pero ¿tanto para ofender y desechar los sentimientos de otros? Es increíble. Aparte, desde que conozco a Olivia, es una persona demasiado linda y le da igual ir con cualquier chico, pero al parecer esta vez se enamoró.

Llegué a un banco de color verde que estaba en la orilla del camino, me senté en el, puse mis piernas al nivel de mis pechos. Mientras trataba de leer, mi mente se volvió a perder en la risa socarrona del estúpido rubio ese. ¿Pero qué pasa con el mundo?

—¿Tu estudias aquí? —Me espanté un poco, no me había dado cuenta que había alguien al lado mío.

—¿Taehyung? —Él me sonrió.

—¡Qué sorpresa! —Me acabo de dar cuenta de que me acordé de su nombre.

—Sí, ¿Qué haces tú aquí?

Bajé mis piernas para parecer civilizada y cerré mi libro, esperando a que él me respondiera.

—Si te das cuenta, este patio está en la parte delantera del campus, así que no es de su propiedad; es decir, pasan personas que no son estudiantes y los mismos estudiantes.

—Entiendo.

—Hablé con mi mánager para decirle que saldría un rato por los alrededores, pero me alejé. Suelo pasear por aquí casi siempre —Me llamó la atención que se empezara a reír— Te reconocí desde que te vi, venías caminando con las cejas fruncidas, murmurando algo y con un libro en las manos. No te diste ni cuenta que estaba ya sentado aquí, te sentaste dejando tu mochila en el suelo y empezaste a renegar otra vez. Me dio ternura verte refunfuñar tanto.

Hice sonar mis dientes por lo último que dijo, "ternura" sí, como no. Creo que no le daba derecho llamarme así a pesar de que me había visto llorar, agh, cierto, me miró llorar.

—Tuve una pequeña discusión...

—Tranquila. ¿De qué trata ese libro que lees? —¿El libro? Me di cuenta que el libro lo puse en mis piernas y se podía ver la portada.

—Bueno, este...es sobre sangre y todo eso. Te daría miedo —Él quiso ver la portada, pero yo le di vuelta. Le sonreí para distraerlo, pero este me sonrió de nuevo tratando de tomar el libro.

—Déjame verlo —Fui tan tonta, que en vez de meterlo en mi mochila, lo escondí detrás de mí.

—No, em...mira, vienen muchos fans a por ti —Me levanté, tomé mi mochila con una mano pero con la otra, se me resbaló algo.

No, no no...

—Trataste de engañarme. Pero mira no me digas que esto es...

Narrador omnisciente

El cuerpo de Abril se tensó. No deseaba que alguien que no fuese ella mirara lo que leía, claro, sus amigos y familia sabían que era una lectora maniática de diferentes géneros literarios, pero más aquellos dirigidos al misterio y el romanticismo. El problema de esto, es que el muro de rudeza que la chica de ojos verdes colocaba ante los demás quedaría destruido al descubrir lo que era propensa a leer, decir o hacer. Su defensa propia para no resultar herida de algo, se formó haciendo creer a los demás como a sí misma que puede convertirse en hielo y una persona sin sentimientos, la cual no puedes destruirla, solo ella misma. Era una pequeña 'tontería' creada por ella misma desde que tiene uso de razón. El problema aquí, ¿Qué caso tendría engañar a alguien que ya te ha visto tan vulnerable?

Taehyung estiró un poco su brazo para llegar al suelo y poder tomar el libro. Acarició suavemente la portada, tratando de recordar algo.

—¿Pero este libro no es ese romántico?

—Dámelo.

Los labios de Abril formaron una línea de disconformidad, cuándo Taehyung empezó a leer el breve resumen de la obra que contenía el libro. Él quería abrirlo, pero ella se acercó a él para tratar de quitárselo, este se alejó y colocó el libro por encima de su cabeza. Abril gruñó molesta por aquel gesto, no entendía qué le pasaba a ese chico. En el mismo lugar, saltó un par de veces para alcanzar el libro, él no paraba de emitir pequeños sonidos de los que se divertía. Abril se cansó, estaba molesta, se cruzó de brazos esperando a que él hiciera algo. Taehyung aprovechó que Abril se alejó, bajó el libro hasta su pecho y lo abrió, pareciendo buscar una página en concreto— Página 116 —Dijo él para sí mismo. Sonrió cuando encontró lo que buscaba.

"No, quédate un rato. Habla conmigo" —Apreció más aquella línea y luego cerró el libro. Miró la portada de nuevo— Mi amigo recomendó esta obra, por lo visto lo estás leyendo en coreano —Las manos de Abril parecían sudar, se sentía incómoda—, Yo antes de ti —Dijo casi balbuceando.

—Como ves, es obligatorio leerlo, por eso está en coreano, para aprender, sabes.

Sin tartamudear, lo había dicho. Mordió su labio inferior esperando a que este se distrajera un poco. Taehyung hizo contacto visual con ella, ahí fue cuando ella le arrebató el libro de sus manos y lo guardó en su mochila. Él sonrió al verla como se colocaba su mochila en la espalda, se cruzó de brazos y lo miró esperando alguna acción.

El momento era extraño, ninguno hacía nada, su pequeña escena había sido torpe y llena de dos idiomas combinados —Siento que tal vez no me entiendas.

—Llevo dos meses aquí y he aprendido algunas cosas.

Al parecer la suerte tomó la mano de Abril ese día, un poco. La campana la salvó, literalmente, era hora de volver a clases.

—Quién sabe si nos volveremos a ver. Me tengo que ir —Levantó su mano para despedirse.

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