✾| diez

Abril Anderson

Me interrumpió y volví a meter las manos en los bolsillos de la chaqueta, la pregunta aquí era ¿para qué negarlo? No perdía nada ni perdía si aceptaba, así que más daba. Asentí en señal de aceptación y él sonrió. Dejé que él avanzara primero para seguirlo, pero parecía esperarme para ir caminando juntos.

—La verdad me sentí mal por no haberles hablado bien la primera vez en que los conocí, lucían buenas personas.

—Eso es cosa del pasado.

Elevó una mano en señal de que no le prestara atención a eso. Puede sonar ilógico que me pidan conocer a unos chicos los cuales solo he tenido contacto una vez, pero es que, a Taehyung me lo he encontrado tantas veces, me ha visto llorar de una manera que ni siquiera mis amigas lo han hecho. Tal vez, somos ¿amigos? no, no creo eso, aunque si lo pienso, esta vez nos hemos visto 7 veces, cada una dura más que la anterior, pero repito ¿amigos? puede ser.

En camino a su casa, que al parecer no estaba tan lejos. No hablábamos mucho, las únicas cosas que mencionamos fue; cómo adoptó a Yeontan, las maneras en las que lo ha cuidado y el amor que le tiene, así como a un padre; por mi parte, le comenté cómo es que terminé estudiando en una universidad coreana.

El guardia de seguridad que estaba en la entrada de la residencia me reconoció, pero al mirar a Taehyung a mi lado, bueno, yo a su lado no dijo nada, solo hizo una reverencia hacia Taehyung. Nos adentramos, me quedé un poco atrás observando el lugar, por esta parte de la residencia si que no había estado.

Me detuve en seco, no sé cuándo fue que habíamos llegado. Entré al edificio y Yeontan parecía que ya conocía muy bien el lugar que corrió hasta el ascensor. Por mi parte, cuando estábamos en la puerta de su casa, me dijo que me esperara unos segundos. Apreté un poco mi coleta y arreglé mi cremallera, vaya día el cual venía a un lugar tan elegante con mi estado deportivo.

Taehyung se acercó a la puerta y me sonrió para que pudiera entrar, hice lo que dijo y no avancé más hasta que ver que él se colocara al lado mío, seguí sus movimientos, noté que ya llevaba sus zapatillas de casa mientras que yo pisaba el suelo con mis sucios zapatos deportivos.

Las luces de la sala de estar se habían prendido en el momento en que pisamos el Hall de entrada. Me acerqué más al ver como Taehyung se había adentrado; por otro lado, yo me dispuse a ver un poco el lugar, era muy, muy espacioso, agradable sobre todo.

—Todo es muy lindo —Solté en lo bajo, casi para mi. Di una media vuelta mirando todo sobre mis talones, cuando miré hacia adelante, un chico estaba delante de mí.

—Hola, soy Hoseok.

La sonrisa de este chico me parecía demasiado resplandeciente. Ahora que lo pienso, ahora todo era algo obvio, anteriormente me había equivocado con sus nombres. Otros chicos se asomaron detrás de él y pude notar como hicieron leves reverencias.

—Entonces, tú eres Hoseok —Entonces ¿Quién era el que se hacía llamar Jhope? Fue inevitable hacer un pequeño gesto, no entendía muy bien.

—Te los presentaré para que los sepas reconocer.

Asentí levemente, mientras me acerqué un poco a ellos. Por lo visto sus nombres ahora concordaban a la perfección con sus rostros, creo que esta vez ya lo había grabado perfectamente. Entonces podía reconocerlos, Namjoon, Hoseok, Jin, Jimin, Jungkook y el chico que parecía gatito, Yoongi.

—Pero Tae, explícanos bien quién es ella.

—Creo que anteriormente se lo había mencionado. Una vez vino a nuestra reunión de fans, también a dos conciertos. La conozco a parte de eso, ya que nos hemos encontrado un par de veces.

—La vida trae muchas coincidencias.

Escuché que había dicho el pálido, para luego volver al sofá a sentarse. Al parecer ellos sabían que jamás había escuchado de su trabajo, realmente, según recuerdo, jamás los había visto, de no haber sido por Peyton. Realmente no sabía que decir, sentía que ya lo había visto y que tenía que salir de ahí, pero en eso me invitaron a tomar asiento y los seguí.

El chico de hoyuelos, Namjoon, me ofreció algo de tomar mientras hablaban de cosas triviales y yo nada más los escuchaba. Miré a Taehyung que había vuelto de algún lugar de su habitación, me miró y sonrió alegre. Me sentía como una completa extraña en este lugar, apenas conocía a ese chico del perro y ahora escuchaba hablar a 7 chicos, que miedo.

—Taehyung nos contó lo del hospital ¿te encuentras mejor? —Asentí dejando el vaso en la mesa.

—¿Y cómo es que te pasó eso?

—El médico dijo que después de un accidente, sufrí una lesión cerebral traumática y por ello tengo tantas cosas.

Dije sin importancia, por otro lado, ellos se miraron entre sí. Los miré atenta, esperando a que preguntaran algo más, los notaba muy interesados, la verdad que denotan confianza, por lo menos estamos hablando de algo interesante.

—¿Recuerdas cómo fue el accidente?

—Creo que están preguntado muchas cosas.

Taehyung miró de reojo a Jin para que no siguiera diciendo más, tal vez él creía que me estaban agobiando y se disculparon, no encontraba nada de malo, pero si ellos lo miraban así, estaba bien. Puse mis manos en mis rodillas juntas, relamí mis labios secos y tragué saliva esperando a que alguien dijera algo más, si no me veía en la obligación de irme de aquí.

—Em...quieres que te muestre la casa...no sé...

Lo miré, se había levantado del sofá, no me quedaba de otra y me levanté para colocarme a su costado. Creo que la cocina no era de importancia, ya que después de la sala de estar, al lado derecho estaba la cocina, el comedor y así al lado izquierdo unas escaleras, las cuales nos dispusimos a subir. Miré algunos cuadros que estaban en la subida, me parecían relativamente artísticos. Al llegar al inicio de las escaleras, él había llegado primero, sonrió sin mostrar sus dientes. Empezamos a caminar por un amplio pasillo, me enseñó un salón en donde tenían algunos regalos de fans, premios, objetos divertidos que pude grabar en mi memoria ya que todo era algo minimalista. Antes de pasar a otro pasillo, al parecer había una terraza, quería salir pero a pesar de que el sol estaba justo ahí, hacía mucho frío.

Para finalizar, pasamos por una puerta algo de cristal, él siguió caminando hacia las escaleras, pero yo solo asomé un poco la cabeza, a pesar de ser una puerta de cristal, se miraba algo borroso el interior. Sé que no debía parecer tan curiosa. Toqué delicadamente la puerta, se movió al instante y me asusté, pero había sido Taehyung quien la abrió. Lo miré, bueno, si él lo hizo quiere decir que se puede pasar.

Mordí mi labio ansiosa, me parecía maravilloso este lugar. Era un gran salón de color marrón y negro, solo había un gran piano elegante y sofisticado para mi gusto, a un lado, había otra puerta, parecía como un lugar de grabación de música.

—Este salón es algo especial para Yoongi —Había medio escuchado, estaba analizando el sitio.

—¿Puedo pasar?

Él entró primero para luego dejarme el paso libre. Estando tan cerca, sí que estaba brillando, puedo asegurar que hasta me puedo ver reflejada en el piano. Miré a un lado del instrumento, había un gran ventanal donde se podía ver la ciudad, no podía imaginarme lo maravilloso que debía verse aquí de noche.

Estaba a un paso más cerca. Pasé mi dedo por el piano que parecía tan delicado y con mucho valor sentimental. Todo aquí me hacía tener recuerdos de mi infancia, de cómo mi padre se dedicaba a tocar el piano, trataba de enseñarme y así hacer que mi madre escuchara las mejores melodías, a pesar de que fuera desafinado. Solté una pequeña sonrisa. Cerca de la tapa superior del piano, la cual estaba abierta, había unas partituras y encima de estas, me llamó la atención una gargantilla de plata, tenía un dije. Quería tocarlo, nunca había sido aquella que fueran a tomar algo que no era suyo, pero casualmente hoy quería hacerlo. Simplemente bajé un poco mi cabeza para ver bien el dije, se podía ver que tenía una media luna y un medio sol dentro y un par de estrellitas, parecía de muy buena calidad, seguro que es de Yoongi.

—¿Quieres tocar?

Me reincorporé. Tragué saliva. Creo que la obviedad de sentarme era tan grande que lo notó. Sonreí un poco, sentía mis manos cosquillear por hacerlo. Me acerqué al pequeño taburete y me senté, luego sentí como él hizo lo mismo quedando al lado mío. Estábamos tan cerca que me dejaba sentir el aroma que tenía, impregnaba mis fosas nasales, era tan fascinante. Nuestras miradas se cruzaron. Él asintió dejándome saber que no tuviera miedo de levantar mi mano y tocar las perfectas teclas del piano. Cuándo estaba a punto de hacer algo, una voz nos espantó, provenía de la puerta, haciendo que un tipo de hechizo se rompiera.

—Creo que sería mejor que no estuvieran aquí.

Mi piel se erizó. Giré mi cabeza encontrándome al tal Yoongi en el marco de la puerta, no me miraba, se disponía a mirar tan fijamente a Taehyung, no podía definir bien el ambiente entre ellos dos. Tae se levantó y luego yo hice lo mismo que él, quedando a su lado, podía decir que por primera vez me sentía fuera de lugar.

—Lo siento mucho —Susurré.

En verdad me sentía avergonzada. En primer lugar, si es lo que pienso, también soy como Yoongi, a mi tampoco me gustaría que alguien que no conozco de nada entrara a mi salón especial y toqué mis pertenencias. Escuché a Tae suspirar en lo bajo, me miró y me hizo una señal para que saliéramos, es la primera vez que había visto ese gesto en su rostro. El chico pálido entró a la sala al tiempo en que íbamos saliendo, cruzó la mirada con la de Tae y con solo tomar su antebrazo hizo que se detuviera.

Me detuve al mismo tiempo esperando a que él siguiera caminando, pero en eso volteó y me dijo que me adelantara.

Caminé hasta la puerta pero no me fui, no quería ser entrometida pero me quedé atrás de esta misma. Por poco, pero pude fijarme que el pálido metió aquella cadenita en el bolsillo de su pantalón.

No podía escuchar nada de lo que decían, aunque era obvio que discutían, me siento culpable, era culpable. Di una última mirada hacia el salón, Yoongi movía sus manos en señal de que explicaba algo y Taehyung solo se limitaba a escucharlo, sin ni siquiera mirarlo.

Salí de ahí inmediatamente, lo bueno es que no olvidé dónde quedaba las escaleras, las bajé con algo de prisa y al llegar a la sala de estar, solo miré a Jungkook y a Jin.

—¿Qué pasó? —Dijo Jungkook al verme, negué cómo impulso y me acerqué al Hall de entrada.

—Nada, Lo siento, me tengo que ir ya.

*****

El ruido emitido por el televisor estaba siendo más claro, me estaba despertando de una larga siesta. El timbre había sonado y ahí estaba Peyton corriendo a abrir, hoy era Domingo y al parecer era día de comprar, pero saldría con Carolina. Estiré mis piernas un poco, colocándolas por encima de las de Dahyun, que estaba al lado mío. Subí la manta hasta mi cuello, estaba haciendo mucho frío la verdad y estaba durmiendo más de lo normal. Miré a Dahyun, al parecer alguien estaba inquieta. Me senté bien en el sofá, enrollé mis piernas. Toqué su mano para que me mirara también, sabía que le pasaba algo, era muy misteriosa. Hace unos días le recomendé leer un libro, es de misterio y creo que le afecta, ya que le intriga todo.

—Abril ¿puedo hablar contigo? —Asentí—. Los últimos días estuve pensando, no digo que solo por el libro 'El día que se perdió el amor', pero la vida siempre es un misterio a resolver, así es como siento que es tu vida a veces —Enarqué las cejas junto con una sonrisa— Sabes a lo que me refiero, cada caso es personal y serio, con su propia gravedad, pero lo tuyo me preocupa. Me gustaría que me contaras más sobre eso, a penas se lo típico que dices, que sufriste un accidente automovilístico y ya está.

—Comprendo lo que tratas de decirme. Te contaré —Hice que se acercara a mí, debía procesar un poco todos mis recuerdos —Según sé y según dicen; hace 2 años y medio iba en un coche, en busca del supuesto asesino de mi padre. Me subí a un taxi, alguien se cruzó en el camino haciendo que el conductor se desviara de la carretera y el coche quedara estampado en un poste. Me llevaron al hospital, como que me operaron porque tuve una lesión cerebral traumática, también sufrí una lesión de ligamento en mi rodilla, por eso estuve un año yendo al fisioterapeuta. Por lo visto, a causa de eso, me dan dolores de cabeza, mareos y ciertas cosas. Los analgésicos que me dan, es para hacer que todo eso vaya pasándome, pero fue empeorando y tengo que cuidar también mi presión arterial. Un día me levanté, me dijeron muchas cosas y bueno, no volví a preguntar, hasta después de un año cuando Alex me pidió ir a Londres a vivir con él.

—Hay algo más ¿No?

Apreté mis labios, tenía razón. Yo podía decir todo esto, tal cual como me habían dicho a mí, pero era relativamente extraño.

—No creo nada de eso.

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