✾| cuarenta y siete

Kim Taehyung

Apoyé mi rostro en mi mano, que estaba en el posa brazos del asiento. Especialmente hoy, me dediqué a apreciar las vistas por medio de la ventanilla del avión. El sol estaba en lo más alto, habían muchas nubes y un que otra llenas de agua que pronto liberaría.

Quise pegar los ojos, pero cada vez que intentaba dormir, me despertaba por la misma pesadilla, esa donde miraba a Abril en el suelo después del accidente, cuándo su sangre se formó en un charco y a penas podía hacer algo para ayudarla. Que miserable tuve que haber sido para no esforzarme más.

La transcendencia, el desánimo, la poca valentía que tuve, todo hizo que llegara hasta este punto, cuándo no tuve ni idea de que hacer, en que mi mente no deja de pensar, en donde mis ojos pesan por qué la noche anterior la dedique a llorar hasta no poder, donde mi pecho sufría una pesadez que jamás desaparecería.

Pasaron como tres veces y la azafata insistió en que comiera, pero me negué. Quería tratar de descansar, a pesar de que no iba a hacer así. Salí de casa lo más de prisa que pude, si hubiera podido, lo hubiese hecho ayer mismo, pero solo quedaba un vuelo y mi padre me obligó a quedarme. Tuvimos una pequeña discusión; no dejaba de repetirme que la dejara marcharse, que le diera tiempo de reflexionar lo suficiente.

''Escucha las palabras de tu padre, no estás pensando en ella, solamente en ti. Debes entender que cometiste un grave error, entendemos que te lo pidieron, pero ella no lo sabía.''

La voz de mi padre resonaba en mi cabeza nuevamente.

''Taehyung, a pesar de las acciones que cometiste, sé que todo fue por amor, un amor que nadie igualará. Aunque tu madre te pidió que ya no la buscaras, obedéceme y no te rindas, no esta vez, no hasta que estés seguro de que ella no quiere estar contigo, corre y dile la verdad a pesar de los riesgos.''

Eso haría.

Tomé la maleta para caminar hacia la salida del aeropuerto. Me fijé en los taxis que se encontraban afuera, así que me subí en uno.

Estaría ya en camino a la cabaña, no quería ver por los momentos a los chicos, aunque les envié un mensaje en resumen de lo que ha pasado.

Las nubes que miré en el avión se movieron, porque al parecer estaban abajo de mí y en nada empezará a llover.

—Aquí está bien.

Mencioné al conductor. Quería caminar un poco hasta la cabaña.

El olor a tierra mojada entraba por mis fosas nasales, los pocos árboles que adornaban la entrada hacia la cabaña, tenían pequeñas gotas en sus hojas, parecían brillar.
Seguro Abril ha llegado antes, me pregunto si ya vino o tendré que esperar mucho.

Me dirigí hasta la cocina, arrastrando la maleta. La dejé en una esquina de la puerta y quise abrir la nevera. Antes, me encargué de solo dejar agua y cosas que no se vencerían. Tomé una botella y la tomé entera.

Creo que más o menos pasaron dos horas. Tenía mi cabeza recostada sobre la mesa, sin ningún movimiento proveniente de mi cuerpo, nada más el parpadeo instantáneo de mis parpados.

Escuché un leve ruido, alguien trataba de abrir la puerta. Se abrió y se cerró a la vez. Pude escuchar las gotas de lluvia. Los pasos se acercaban, tan cerca. Alejé mi rostro de la mesa y me quedé sentado, escuchando como ella subía las escaleras que estaban al lado de la cocina, las que la llevaría a las habitaciones. Venía por sus cosas.

Cerré los ojos y esperé, esperé y seguí esperando, me hubiese quedado ahí si no fuese por ese ruido molesto. Me levanté deprisa hasta donde provenían aquellos alaridos. Mis pasos eran grandes en dirección a ella, pero me detuve al ver la ligera abertura de la puerta. Fijé mi mirada ahí, observándo como Abril se dedicaba a darle golpes y a desordenar sin cuidado la cama. Un nudo se formó en mi garganta, no podía sentirme peor.

La maleta que estaba detrás de ella se cayó, a causa de una leve patada que le dio por accidente. El ruido hizo que se asustara y dejara las sabanas. Recobró su postura luego de unos segundos.

—No sé que hacer —Susurró apenas. Limpió sus lágrimas, esas provocadas por mí.

—Yo tampoco.

Hablé. Tomé la puerta y la abrí poco a poco. Tragué saliva para que aquel nudo pudiera irse. Apreté mis labios e imaginé en algo bueno, imaginé cuáles serían las palabras perfectas.

—Dime la verdad.

No se movía, mantuvo su postura intacta hacia la cama. Evité acercarme más y respetar su espacio.

—Siempre he querido estar a tu lado, desde la primera vez en que nos conocimos. Yo, no quise hacer nada malo para lastimarte, las circunstancias en ese momento...

—Mi padre —Interrumpió. Vi nuevamente como sus lágrimas caían.— Yein dijo que tú habías sido el culpable de su muerte, que tú estabas ahí cuándo él murió— Bajé mi cabeza con vergüenza, con agonía, a no saber qué decir. Entonces, ella se dio la vuelta para mirarme— Él era el amor de mi vida, mi padre era lo mejor que tenía... y por tu culpa perdí mis recuerdos... y lo perdí a él.

—Estás malinterpretando todo.

—Estoy cansada. Tengo que aceptar que talvez mi madre tenía razón, ella quería solo lo mejor para mí y tú no lo eres.

—Te amo Abril.

—Con una te amo no vas a arreglar nada. Eres un cobarde, ¿acaso te avergüenza lo que los demás piensen?, no luchaste y no luchas por esto que teníamos. Únicamente quiero decirte que, no recuerdo nada, pero te odio.

Mi respiración se aceleró, apreté mis ojos con fuerza. Era como si mi pecho estuviera a punto de salirse. Tragué saliva, pero fue no sirvió para nada, las lágrimas estaban saliendo. Abril salió de la habitación tomando aquella maleta.

''no te rindas, no esta vez, no hasta que estés seguro de que ella no quiere estar contigo, corre y dile la verdad a pesar de los riesgos.''

Abrí los ojos al recordar eso. Me di la vuelta y corrí persiguiéndola. Bajaba la maleta por las escaleras y cuándo llegó al final, se balanceó, como cuándo le daban aquellos mareos.

—¡Abril!

Bajé rápidamente para ayudarla, pero alzó la mano para que no la tocara.

—Me estuve preguntando que si nadie me lo hubiera dicho, ¿hasta cuándo te guardarías esto? ¿Hasta qué aceptara casarme contigo, tuviéramos hijo y en mi lecho de muerto lo confesaras? Deseo no haberte conocido nunca.

Mi corazón dolió más de lo normal ante la última oración. Seguí su camino, la quise detener para decirle la verdad, sin importarme el riesgo de lo que pasara después. La miré, pero justo en ese momento su nariz empezó a sangrar.

—Detente.

Ordené firme, pero no le importaba. Pasó la manga de su camisa por su nariz y se limpió.

—No entiendes nada, por favor escúchame.

—Jamás voy a entender por qué estuviste al lado de mi padre cuándo murió, en vez de ayudarle.

Todo esto, estaba mal, tan mal, ella se miraba demasiado pálida. Tomé su brazo, justo su cuerpo cayó al suelo y yo con ella. La tomé entre mis brazos, igual cuándo estaba con Yein. Su respiración se sentía lenta, mis manos temblaban y no sabía qué hacer.

Saqué mi teléfono de mi pantalón, llamé a emergencia para que vinieran de prisa, yo no sería capaz de llevarla en este estado, acabaríamos peor. Según las indicaciones que me habían dado, traté de hacer que ella recobrara la conciencia, inútil, ya que no parecía reaccionar.

Pasaron apenas unos minutos y dos hombres vestidos de amarillo, entraron a la cabaña forzándola, otro venía atrás con una camilla. La arrebataron de mis brazos y caí al suelo, asustado por lo que pasaría.

*

Mantuve mis manos entre mis piernas, que una de ellas no dejaba de moverse hacia arriba y hacia abajo. Llamé a todo el mundo que se me ocurrió, Dahyun... a los chicos... y a su familia.

No sé que hice, tal vez era lo correcto y necesario. Los gritos de la señora Vanessa fueron normales y sabía que en cualquier momento podían llegar, sabiendo lo que son capaces de hacer por Abril.

—Todo es tu culpa.

Levanté mi cabeza para encontrarme con Yoongi delante de mí. Nadie podía decirme nada, yo mismo me culpaba de todo. Miré hacia atrás como los demás se acercaban.

—Taehyung...

Namjoon posó su mano sobre mi hombro. Estaba junto a Jimin, al parecer los demás no lograron venir.

—¿Hace cuánto llevas esperando?

No lo sabía, apenas recordaba todas esas palabras hirientes y verdaderas que me había dicho Abril.

—¿Familiares de la señorita Anderson?

Todos volteamos al mismo tiempo. El doctor había aparecido en la sala de espera. Me adelanté y le supliqué al doctor con mis ojos que hablara de una vez.

—Necesito saber por qué la señorita Anderson no fue tratada antes.

—¿De qué habla? —La cara de confusión se notaba a leguas en Yoongi y en mí también.

—Hace una hora tuve una charla con el joven aquí presente, me comentó la situación que tenía la señorita Abril y todos los reportes médicos que tengo; ella hace 4 años sufrió un accidente automovilístico —Asentimos—, el cual fue un accidente cerebrovascular, de tipo hemorrágico. El problema aquí, es que lo que ocurrió fue que hubo alguna ruptura de un vaso sanguíneo del cerebro, a causa de eso tuvieron que operarla y cuando esto sucede es difícil recuperarse por completo, pero por lo que vimos, salió bien, ya que se tomó a tiempo. Ella quedó con un pequeño trauma, su cerebro se inflamó un poco, esto pudo provocar daño en las estructuras cerebrales que forman el sistema límbico, el cual controla las emociones y los recuerdos.

Sentí una presión en mi pecho.

—Esta es la razón por la cual ella empezó a sufrir amnesia. Por lo que puedo ver, no recibió ningún tratamiento. Ella, al perder tanta sangre, se detuvo la producción de glóbulos rojos y le recetaron unas pastillas, las cuales son en realidad vitaminas especiales para la producción de estos glóbulos, pero esto no funciona como cuál porque eso lo hace tu cuerpo.
Al paso del tiempo, puedo ver que le recetaron más pastillas

El Doctor comenzó a ver los informes que tenía en sus manos.

—Estas pastillas eran para inflamación, mareos, y dolor de cabeza especiales los cuales la calmaban, pero en realidad necesitaba otro tipo de medicación, es decir, ingresarse inmediatamente al hospital. Ella tenía recaídas porque se estaba produciendo un tipo de Anemia .

—¿Cómo es eso posible? —Dije.

—Tú me diste toda la información que necesitaba, así que deducimos ciertas cosas; bajó de peso por una semana que estuvo en el hospital, esto avanzó más la anemia y su apetito disminuyó; después de eso ella presentó síntomas como algo de debilidad, piel pálida de vez en cuando, latidos del corazón irregulares, dificultad para respirar, mareos o aturdimiento, dolor en el pecho, manos y pies fríos, dolor de cabeza. El dolor de cabeza era porque su cerebro no fue tratado y este no recordaba nada, cada vez que ella recordaba o sentía que estaba en algún lugar conocido... el dolor de pecho y cabeza aparecían

Tomé asiento mientras colocaba mis manos sobre mi cara, no podía creerlo.

—Confirmamos con unos psicólogos y psiquiatras que tenemos en el hospital y dijeron que ... ella padeció de un ''Jamáis vu'' — Todos lo miraron con atención— Ella pensaba que todo lo veía por primera vez, pero en realidad, todo era visto anteriormente, ya que su cerebro sufrió un tipo de reinicio total. También podríamos decir que se trata de un 'efecto aniversario'.

—¿Y qué pasa con ella ahora?

—Le hicimos ciertos análisis; la señorita Abril deberá ganar un poco más de fuerzas así realizar un tratamiento para ayudarla a producir más glóbulos rojos. Ella necesita recordar todo, pero hasta que despierte...

—¿Qué?

—Ella está en coma.

—Es mi culpa...

—No muchacho, esto es por no tratarla antes. Esto suele ocurrirle al 62% de las personas que sufren un accidente como de ese tipo. No sabemos cuándo puede despertar, máximo puede estar así una semana o más. Cuando despierte, si no recupera, aunque sea el 70% de toda su fortaleza, no puede salir del hospital ni siquiera del país, ya que puede llegar a ser más grave la próxima vez de otra recaída. ¡Fuerzas a todos! —El doctor se despidió.

Todo lo que estaba pasando era demasiado rápido que apenas me daba tiempo para respirar. Los chicos se quedaron a mi lado, esperando alguna noticia.

Los segundos se volvían minutos, los minutos pasan a horas, unas horas de tantas incertidumbre y nerviosismo. Dahyun aprovechó un leve descanso que tenía en su trabajo para pasar por el hospital. Jimin se encargó de comentarle un poco lo sucedido, yo apenas podía cruzar palabras, aparte de que ella no quería tampoco hablarme.

Nuestra atención se dirigió al ruido de la entrada, que se acercaba cada vez más a la sala de espera.

—¿¡Donde está?! ¡Necesito ver a mi hija!

Yoongi resopló al saber de quién se trataba. 3 personas con prisa entraron a donde nos encontrábamos, cada uno se limitaba a mirarme. Me levanté de mi asiento para poder ser algo digno de comentar lo que había sucedido.

—Señora, le pedimos que guarde silencio.

Una joven enfermera trataba de calmar la situación, así que Harry le comentó que todo estaba bien. Apenas di dos pasos hacia enfrente, en cuánto ella, con toda la amargura encima, caminó decidida hacia mí, con su mano levantada chocando luego en mi mejilla.

Mi cabeza retumbó por el impacto, talvez no debería pensar esto, pero sentía que me lo merecía.

—¡No se vuelva a acercar a él de esa forma!

Miré a Dahyun colocarse por delante de mí. A Alex no le importaba. Quería acercarse a mí, pero los chicos me ayudaron.

—Si lo tocas, te parto la cara.

Mi corazón se saldría de mi pecho. La situación era tan horrible.

—¡Todos tienen la culpa de lo que le está pasando a mi niña!

Los casi sollozos de la señora se escucharon. Erguí mi espalda y me atreví a mirarla sin ningún tipo de gesto y con el pecho pesado.

—Madre, creo que sería mejor que nos tranquilicemos. Ellos pueden ser culpables, pero nosotros también.

Namjoon tocó mi cuerpo para dirigirme a donde estaba sentado anteriormente. No he podido hacer nada, solo esperanzado de lo que pasara después. No moví ni un solo dedo para ayudarla, si ese día del accidente hubiese sido más rápido, ella no hubiera sangrado tanto, talvez si hubiera dicho la verdad.

Mis ojos se sentían pesados, de una manera que quedaría dormido y desearía nunca despertar.

*

Habían pasado 12 días desde que Abril no despierta.

Me dediqué a cuidarla de vez en cuándo, ya que su familia insistía. Los amigos de ella vinieron, pasaban horas aquí. Yo, yo apenas quise salir del hospital. Traté de hacer lo mejor posible por no dejarla nunca.

Caminé por aquel pasillo blanco del hospital. La mano de Dahyun tocó mi hombro, haciendo que la mirara.

—Estará bien.

Siempre que íbamos ahí, me repetía lo mismo.

Dos días después del ingreso de Abril, Dahyun y yo hablemos y por primera vez le conté la verdad, omitiendo partes que me veía obligado a no confesar. Logré que me entendiera en parte, sabiendo los dos que fui un estúpido también.

Detuvimos nuestro paso. Giramos un poco nuestros cuerpos para quedar enfrente de aquel gran cristal, que nos permitía ver la habitación. Ahí estaba ella, conectada a todos esos cables que hacían que pudiera seguir con vida. Poco a poco, dejé de llorar cuándo la miraba así, pero la tristeza no se va. Los médicos no dejaban de hacerle exámenes diarios para ver algún avance, o algo que nos indicara una mejora... o si no despertaría dentro de mucho.

Los demás llegaron, a veces venían para poder verla.

—Llegamos a tiempo. Mira a nuestra niña.

Escuché a Carolina. Hablaban entre ellos con pesadez, como siempre.

Tan pálida, tan débil. Suspiré y sacudí mi cabeza.

Mi teléfono empezó a sonar, cuándo miré la terminación del número, me espanté y decidí alejarme de ahí para poder contestar.

Había pasado mucho tiempo desde que no me llamaba, pero empezó a ser constante desde que le conté lo que había pasado con Abril.

—Señor...

Susurré. Miré hacia los lados, asegurándome que nadie estuviese cerca.

—¿Cómo está ella?

.

.

.

.

.

Buenas.
Perdón que no he subido capítulos, es que se me van los ánimos de editar esta historia a veces y quisiera cambiarla toda, pero arruinaria ya lo que tengo escrito de hace años.

Nada, espero les esté gustando. Este capitulo, por decirlo así, es el final de la primera parte, como el segundo acto ¿?, supongamos.

Gracias por leer.
No olviden hidratarse mucho, últimamente hace demasiada calor.

~Herbst

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