Capítulo O5


❛ JACK──;;
Capítulo OO5
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;;── ❱ 1O de junio, año 51O .

Caleb Stonewall era del tipo de persona que podía leer con facilidad a los demás, saber qué les afectaba con profundidad, sus heridas pasadas, los ideales, motivaciones y pensamientos del resto. Él lo sabía bien, conocía cada uno de esos aspectos a la perfección y amaba cuando podía usar eso para dañar a sus enemigos, incluso a sus propios conocidos. Era su entretenimiento, parte de su rutina diaria, su mayor felicidad.

Por lo tanto, le daban terribles dolores de cabeza cuando intentaba comprender qué demonios pasaba por la cabeza de ese chico de cabellera rosada, quizás sí que pasaban demonios por ahí. Desde que lo conoció, nunca ha sido capaz de preveer sus movimientos. Mucho menos entendía la razón por la cual el chico sonreía ampliamente y reía mientras cumplía los encargos de su adorado Jack, quien era prácticamente un dios para él y sus encargos no eran más que matar a diferentes personas, tal vez porque eso se le daba bien. A Caleb le desconcertaba cuánto disfrutaba él de cumplir esa clase de tarea y cómo no parecía afectarle los asesinatos junto a todo lo que conlleva, él no podía ser comprendido por Caleb.

Ni una sola pizca de arrepentimiento en su expresión, solo dicha. Caleb estaba seguro de que si pudiera, Mika Bellerose bailaría alrededor de los cadáveres. Esos bonitos ojos azulados eran risueños, casi como si le dieran un dulce, cuando cumplía con los pedidos de su superior.

¿Acaso Caleb también se había vuelto loco por pensar que estaba sintiendo algo fuera de lo común por ese chico? Mira que pensar que sus ojos son bonitos cuando está presenciando cómo asesina a alguien...

Mika Bellerose, quien usaba el alias de Rose, ya había acorralado al objetivo de esa noche y procedió a hacer de las suyas. Los gritos de ese hombre se escucharían desde lejos si es que no estuviera amordazado. La sonrisa del pelirrosa era incomparable y al de ojos verdes no le molestaría seguir mirándolo de esa forma, no lo admitiría, pero gustaba de verlo sonreír aunque fuese esa la situación.

Sin embargo, Caleb también estaba aburrido, no planeaba quedarse hasta que el contrario terminara de torturar a ese sujeto, cuyo nombre ni recordaba, solo que era el herrero real, golpeaba a sus hijos y acosaba a mujeres. Ese hombre era despreciable, por lo que ordenaron matarlo y disfrazarlo de una fuga por huir de una deuda por las apuestas a la que parecía ser adicto, así podrían reemplazarlo con alguien que sirva a los Espectros. Si fuera cualquier otra noche, Stonewall no diría nada, y dejaría que Mika hiciera lo que se le dé la gana porque esa persona se lo merecía y a Caleb también le gustaba ver a Mika feliz, pero no, además del aburrimiento, se acercaba el tiempo límite para atender su otro negocio.

A ese punto, Caleb parecía más su niñero que su trabajador o compañero. Sin embargo, a él no le interesaba si suponía seguir a su lado. Al final, eso es lo que le había encargado la organización.

Oh, Mika, qué rayos habías hecho con el corazón de Stonewall.

───Rose, vámonos.

El oji celeste dejó de hacer lo que hacía para mirarlo mientras se limpiaba las manchas de sangre en su rostro con su brazo. No le gustaba ensuciar su ropa, pero ya estaba hecho.

───¿No podemos divertirnos un rato? ───preguntó Mika lamentándose de que no podía seguir divirtiéndose.

───Ese imbécil ya está muerto, vendrán a llevárselo pronto para congelarlo y ver dónde lo dejan ───contestó el de cabellos marrones───. Y te recuerdo que tienes más trabajo después, ¿no te das cuenta de lo tarde que es? No creo que ese deba ser el ejemplo que des a tus trabajadores. Hemos estado fuera más tiempo de lo que planeamos.

───Bien, bien, ya entendí ───habló el joven de cabellera rosada para proceder a sacar una pequeña hoja de papel en la que escribió con la sangre derramada───. Por si acaso, dejemos una notita de que tienen que tener cuidado con el cuerpo, no sé si se habrá quedado algo de electricidad en él y no quiero hacerle daño a ninguno de los espectros. Espero que traigan a alguien que sepa leer.

Mika tenía la fortuna ──o desgracia── de contar con una bendición, aunque para ellos no se les decía así, sino maldición.

Así como los caballeros especiales, la familia real y la Santa contaban con una bendición ──o dos en el caso de los paladines──, habían unas cuantas personas fuera de ese círculo que también contaban con una. Sin embargo, según la iglesia, era sacrilegio que alguien externo tuviera una y que seguro las tenían por algún contrato con el diablo o por las artes oscuras ──Mika desconocía si aquello era cierto──. Por lo tanto, solo para esas personas se les llamaban maldiciones. Esos casos debían ser denunciados y eliminados inmediatamente, así lo dictaba la ley de Epiriden y no habían excepciones ni para los nobles. Toda persona que contara con una maldición ha de pagarlo con su vida.

Por ello, eran muy pocos los que conocían que Mika tenía una maldición, la de electricidad, y vaya que la sabía aprovechar.

Todos los casos que Mika había conocido acerca de las maldiciones se manifestaron de distintas formas, la mayoría cuando estuvo en peligro. El caso de Mika fue al azar, un día tocó el agua dentro de un balde y se electrocutó un poco. Menos mal que nadie lo vio en ese momento porque de otro modo probablemente no estaría vivo. Se sorprendió al principio, pero ahora disfruta de usarla mientras hacía sus encargos.

Había nueve tipos de bendiciones-maldiciones existentes en el sagrado reino de Epiriden: agua, fuego, tierra, aire, hielo, electricidad, planta, animal y luz. Al manifestarse, dejaban una marca en el cuerpo reflejando el poder que tenían y les permitía usar dicho elemento. Mika tenía esa marca en su abdomen. Era un chico afortunado, la marca no se podía ver a simple vista, él conoció casos en los que la marca la tenían al rostro y no habían muchas formas de ocultar eso.

Además, cabe mencionar que la santa era la única que podía usar la bendición de luz, capaz de curar hasta a la persona más moribunda. No había otra como ella. La única, adorada, sagrada Santa, elegida por la mismísima Diosa. Ella era su representante en esa tierra. Nadie más tenía el privilegio de contar con ese poder.

O al menos eso era lo que se decía.

De todas formas, contar con una maldición le gustaba a Mika. Fuese un poder dado por la Diosa, la familia real o por un demonio, no le importaba. Él era feliz con ello. Aunque hubiera preferido poseer el fuego, así él podría explotar o incendiar todo lo que se le diera la gana con mayor facilidad, Bellerose estaba encantado con su destino.

Probablemente Mika podría llegar a encontrar paz en medio de la destrucción.

El oji celeste observó a Caleb, quien al igual que él se había vuelto a colocar su máscara, se preguntó para qué se las habían puesto si de todas formas iban a cambiarse los ropajes una vez llegados a su destino. Era de noche, iba a ser difícil reconocer sus rostros aún sin las máscaras si no estaban cerca. Bellerose prefería ver el rostro de Caleb, ese que tanto disfrutaba mirar.

Todas las personas que conocían a Mika sabían de sus sentimientos hacia el otro chico porque él podía hasta gritarlo a los cuatro vientos; no obstante, Mika no sabía nada de los sentimientos de Caleb hacia él más de lo que el mismo chico hablaba y aparentaba. Incluso no importaba cuántas veces el pelirrosa le diera indirectas de doble sentido, o Stonewall no las entendía o se hacía el que no lo hacía para no contestarle. Era un poco frustrante porque él sentía la necesidad de saber todo sobre Caleb, pero al mismo tiempo a Mika seguía gustándole.

───Ey, luego de que cada uno se bañe y quitarnos el olor a sangre, te invito un trago ───comentó Rose rompiendo el silencio entre ambos. Definitivamente lo primero que iba a hacer era conseguir ropa limpia.

───¿Me lo descontarás del sueldo? ───preguntó el contrario con un deje de burla.

───¡Por supuesto que no! ¿Por quién me tomas? ───respondió. De repente, recordó que la última vez sí se lo descontó───. Esa vez fue de broma, no seas resentido.

Recibió una confirmación de Caleb una vez llegaron ambos al lugar al que podían llamar hogar. Ingresaron por una puerta trasera que solo ambos y algunos otros espectros conocían. Cada uno fue a hacer lo que necesitaba. Mika dejó con cuidado su ropa de su trabajo preferido en una de las cajas, luego ya se encargaría de lavarla.

La taberna de Mika no era precisamente su casa, incluso tenía una en otro lado, pero los dos pasaban la mayor parte de su tiempo allí, así que decidieron quedarse en ese lugar e instalaron un par de habitaciones más por muy bullicioso que podía llegar a ser.

La taberna era lo único bueno que le había dejado su padre, Jacob Bellerose, y que Mika había convertido en algo extraordinario.

La historia de la familia Bellerose sin duda ha sido complicada. Por un lado, estaba su padre produciéndole el más puro terror por las golpizas que él le proporcionaba hasta que se defendió él mismo, Mika llegó a su límite y desde entonces no se dejó golpear así nada más. Jacob siempre había sido un alcohólico y eso mismo lo llevó a su propia muerte. Luego de ese enfrentamiento con su hijo, se peleó continuamente en bares estando ebrio y en una de esas veces le rompieron el cráneo con una botella de cristal. Su familia no lloró ni le hizo un funeral decente, su primogénito no pensaba que lo merecía y así fue.

Por otro lado estaba su madre, Diona Bellerose, a quien también le tenía tanto miedo de pequeño que automáticamente se alejaba de ella cuando se acercaba. Ella era demasiado joven cuando terminó embarazada y sus padres la obligaron a casarse con alguien que prácticamente descarriló su vida. Ella no estaba libre de pecado, se unió a su marido al desquitarse con el niño que había concebido, lo usó para desahogarse durante bastante tiempo y era indudable que no se arrepentía. Al quedarse viuda, se desentendió de su hijo y decidió juntarse con nobles, con quienes a pesar de que la trataban casi como si fuera basura ella seguía buscando obtener sus riquezas y conseguir una mejor vida. Prácticamente, a ese punto, no quedaba nada de la relación de madre e hijo que uno suele tener.

En el medio, estaba Mika, único hijo de la pareja y quien nunca pudo entender a quienes le dieron la vida. Antes vivía entre las discusiones de sus padres, regaños absurdos, gritos y golpes; ahora, libre de sus progenitores y hecho un adulto. Su vida ahora es solo de los Espectros y para mantener su taberna.

Si la taberna de Mika llegó a ser tan famosa en la capital, era solo por su arduo trabajo y espectacular habilidad en coctelería. Las bebidas hechas por él eran conocidas hasta por los nobles, quienes si no fuese porque en el lugar frecuentaban sucios plebeyos irían cada que pudiesen, ellos se lo perdían por sus prejuicios.

Mika, al ya estar arreglado, se miró una última vez en el espejo de su habitación comprobando que todo en él estuviera en orden, al menos en el exterior. Le gustaba cuidar su aspecto y ponerse accesorios.

Para el oji azul era sumamente importante verse bien.

Cuando llegó al lugar donde atendían a sus clientes, escuchó el conocido sonido para él de las carcajadas de personas ebrias y la música de los bardos que suelen frecuentar el lugar. Mika dejaba estar a estos últimos porque disfrutaba de sus melodías y animaban más el ambiente.

───¡Señor Radhav, buenas noches! ───exclamó el pelirrosa cuando observó al mayor limpiando una mesa desocupada.

───Buenas noches, jefe ───respondió él sonriéndole.

Mika estaba orgullosísimo de haber empleado a Hasín Radhav, no había otro trabajador como él y confiaba tanto en ese señor que a veces lo dejaba encargarse del bar, como ese día que salió a cumplir con su pequeño encargo. Sin duda, brindarle una oportunidad fue lo mejor que pudo hacer.

Bellerose notó la figura de un chico a su lado y lo saludó con la mano. Se trataba del hijo menor de su empleado: Ranjit Radhav.

───Veo que su hijo está con usted ───habló el de cabellera rosada───. ¿Qué tal has estado, Ranjit? Hace un tiempo que no nos encontramos.

───He estado bien y sí, es verdad, las últimas veces vinieron mis hermanos ───contestó Ranjit con una sonrisa. Posteriormente le enseñó una canasta de la que desprendía un olor que Mika conocía bien y le encantaba───. Mi mamá me ha encargado traer unos dulces para ustedes, los ha preparado hoy, y mi abuelo le envía saludos.

───Dile a tu mami que su regalo me hace muy feliz y que cualquier día que quiere le preparo un trago especial solo para ella, también puede venir con tu abuelo, no hay problema ───dijo muy feliz recibiendo la canasta y dejándola detrás del mostrador. Más les valía a esos ebrios o a cualquier persona no tocar lo que le pertenecía.

Por mucho que Mika quisiera comer esos dulces nada más los recibió, todavía tenía un asunto pendiente y el menor de los Radhav le había ahorrado tiempo al aparecerse en su taberna.

Mika lo analizó con la mirada. Caleb todavía no regresaba, mejor para él aunque no lo viera un rato, así no interrumpía.

───Ranjit, ¿te molestaría ayudarme con estas cajas? ───dijo Bellerose señalando los objetos───. No te preocupes, tampoco están tan pesadas.

───Sí, claro, ¿a dónde las llevamos? ───respondió en eso que levantaba algunas cajas junto al empleador de su padre.

───Al almacén, no has estado ahí antes, ¿verdad? Es una buena oportunidad para que conozcas todo el lugar.

Ranjit siguió a Mika sin dudar en lo que decía luego de avisarle. Su contrario abrió una puerta con la llave que traía consigo, era esa misma puerta que siempre estaba cerrada y que su padre le comentó que nadie más además de Mika y Caleb ingresaban, a veces acompañados, pero nunca nadie sin ellos. Se extrañó al ver escaleras detrás de esta, puesto que tenía entendido que el almacén estaba detrás de la taberna, no debajo de ella. Bajó las escaleras y observó la habitación. Era espaciosa, había una mesa y un tablero. Notó también otra puerta, pero supuso que era mejor no tener curiosidad acerca de a dónde conducía.

───¿Curioso? Aquí a veces tenemos algunas reuniones ───comentó el ojo azul con una pequeña risa───. Puedes dejar eso ahí Van, gracias por tu ayuda.

Ranjit estaba a punto de decirle que no era nada hacerle el favor de llevar unas cuantas cajitas hasta que reaccionó a ese nombre. Se asustó.

¿Cómo era que Bellerose sabía su alias en los Espectros?

───No temas, no has sido descubierto ───dijo Mika para tranquilizarlo───. Soy algo así como tu superior, Ranjit, son pocas las cosas que no sé dentro de la organización.

───No me lo esperaba, eso es todo, como el lugar es tan concurrido...

───Por eso es mejor para ocultarse ───dijo sencillamente. ¿Por qué se le ocurriría a alguien que debajo de la taberna habían construido una sala? Y ni hablar de los caminos que habían hecho.

El llamado Rose eecuerda que fue aproximadamente después de un año de unirse a los Espectros que propuso esa idea. Debían tener bases dispersas por la capital y él dijo que podían construir una debajo de su establecimiento. De paso, sería mejor para sus misiones, ya que tendría camino directo sin ser visto salir de su hogar.

Por supuesto, aunque suelen hacer algunas reuniones allí, no era el lugar principal al que iban, eso es otra historia.

───Ranjit, la única razón por la que me he presentado ante ti es porque te quiero advertir algo, no te atrevas a traicionarnos ───dijo Mika sin quitar la sonrisa del rostro, pero para Ranjit esa sonrisa ya le resultaba amenazante.

───Nunca haría eso.

───Sé que eres buen chico y espero de verdad que no lo hagas, no quiero tener que conseguir otro empleado. Tu papá es muy bueno en su trabajo, ¿sabes? Sería una pena que ya no pueda volver aquí... ───habló por un momento como si estuviera triste, luego volvió a su yo usual───. Ni que pueda volver a ver a su familia.

Mika siempre había sido conocido por su característica sonrisa y positividad, un chico amable y alegre. Así era descrito todas las veces, Hasín lo hacía de igual forma, después de todo, fue Bellerose quien le dio la oportunidad de mejorar su escasa economía al contratarlo. Ranjit estaba empezando a dudar de si la personalidad de Mika era la que él conocía o si solo era una parte de esta.

Quizás, esos eran los verdaderos colores de Mika.

───Anda, puedes irte, no te entretendré más, pero sugiero que lo pienses bien.

Ranjit dudó en moverse por unos segundos, se sentía como si el mayor fuera a atacarlo en cualquier momento por más que por fuera no lucía así y no le gustaba tener ese pensamiento. Al final, se retiró.

Al estar cerca a las escaleras y con dudas en la cabeza, se encontró con el compañero de su papá: Caleb Stonewall, quien Ranjit ya había notado lo cercano que era a Bellerose y ello no sabía si le daba buena espina. Ya sabía que Mika no estaba del todo bien de la cabeza por su escena anterior, pero que lo demostrara así de la nada y que lo amenazara abiertamente...

Caleb suspiró pesadamente. Había escuchado toda la conversación.

───Radhav, no le hagas caso a Mika, sí aprecia a tu papá, no le hará daño. A veces se comporta así.

───No parecía que lo tuviera por cómo habla ───dijo en voz baja Ranjit recordando el rostro del joven pelirrosa, definitivamente nadie sonreía diciéndote que tu papá podría no volver con su familia.

───No, es en serio, Mika no le hará daño ───dijo Caleb. No sabía bien qué decirle para tranquilizarlo, ese nunca había sido su papel, pero tampoco deseaba que ese asunto le generara problemas a Mika o que los otros Espectros se enojaran con él por literalmente amenazar a uno de sus nuevos integrantes y crear una mala imagen, las cosas ya estaban algo difíciles───. No somos así, solo que le tiene demasiada admiración a Jack, por eso te ha amenazado. No desea que nada vaya en contra de sus deseos, eso es todo.

El silencio de Ranjit no le gustaba para nada a Caleb. Seguía sin saber qué hacer. Definitivamente no se le daba bien eso de tratar de ganarse la confianza de la gente o hacerlos confiar en otros.

───¿Te arrepientes de ingresar a los Espectros? ───preguntó finalmente Stonewall. Si le decía que sí, tendría que decir que fue su culpa y no la de Mika siendo que él tenía que vigilar a ese chico.

───No, sabía bien en lo que me metía, solo espero que no afecte a mi familia ───dijo el llamado Van luego de pensarlo un poco.

───Por ellos no te preocupes, de eso nos encargamos nosotros, hay una parte asignada a proteger a la familia de los miembros en casos de riesgo o si están fuera por alguna misión si es que no lo sabías. Nunca les pasará algo sin que no intentemos detenerlo; en cambio, no puedo asegurarte nada sobre ti.

───Estoy bien con eso, gracias, iré a despedirme de mi papá, si me tardo mucho en volver a casa mi mamá se preocupará ───acabó por decir Ranjit pasando a un lado de Caleb y marchándose.

Stonewall decidió mejor primero revisar a Mika en lugar de volver a trabajar en la taberna, así que terminó de bajar las escaleras. Lo encontró sentado y jugando con un cuchillo en sus manos.

───No debiste asustar al nuevo.

───¿ de entre todas las personas me vas a decir que no asuste a alguien? No conocía ese lado tuyo tan lindo, creo que me gusta.

───Amenazarlo con su papá fue demasiado y no va con tu imagen ───dijo Caleb para aclarárselo. No le podía decir directamente que lo que le preocupaba era él, no ese muchacho que acababa de irse.

───Ranjit es muy buen chico, demasiado para esto quizás, así que era necesario, tiene que entender que estar en los Espectros conlleva un riesgo, no es un juego de niños. Y, sinceramente, Ranjit se ve débil, como si fuese a huir en cualquier momento o que al primer golpe se desmayaría ───dijo Mika mientras lanzaba el cuchillo a una pared donde estaba pegada una diana. Dio un salto de felicidad al ver que se clavó en el centro.

───Mika, Ranjit no está asignado a la clase de misiones que nosotros hacemos ───dijo el oji verde mientras solo se quedaba a ver cómo el contrario jugaba.

───Es verdad ───le dio la razón───. Pero podría suceder en algún momento que lo descubran y dudo que dure mucho si le ponen un caballero especial delante, incluso si solo es un soldado. No está hecho para esto.

───¿Estás preocupado por el chico? ───preguntó Caleb. Quizás esa era la respuesta a esa terquedad suya con que Ranjit se retire.

───No quiero ver a otra bonita familia triste por la pérdida de alguien ───mencionó Mika. Estaba algo cansado de ver llorar a las personas y no quería encontrarse con la familia de Ranjit en esa situación en caso él falleciera, siempre podía pasar───. Además, todo tiene que salir bien para que nuestro líder pueda cumplir con su objetivo.

Mika Bellerose solo tenía un objetivo en su vida: cumplir con los deseos de Jack y nadie podía detenerlo de hacerlo.














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