Capítulo 2. Solo un poco diferente
Solo un poco diferente
Fue un fin de semana en el que se permitió distraerse de lo concerniente a su viaje de inmersión, pero de regreso a la Base sintió un nudo en el estómago, estaba ansioso, preocupado y como nunca, inseguro. Si le hacía caso a su intuición, tendría entonces que renunciar a la misión. Las palabras de JongIn se seguían replicando en su mente, poniéndolo en alerta.
Había aparcado el carro en el subterráneo de la Base, pero ninguno de los dos parecía querer abandonar el automóvil. Sus manos seguían firmes sobre el volante.
—Por favor, no vayas a ese lugar —suplicó JongIn sosteniendo uno de sus brazos.
Kyungsoo giró su cabeza y encontró unos ojos al borde de las lágrimas. El pelinegro empezó a negar en silencio.
—JongIn —agregó suavemente—, si tienes algo que decirme y que puede afectar esta misión es mejor que me lo digas ahora. Sé que te prometí que no te presionaría, pero estás diciendo estás cosas...
Todo el fin de semana, la bestia de cabello azul, había soltado esas frases cargadas de una extrema preocupación y ruego para que no saltara a la quinta dimensión; Kyungsoo lo miraba significativamente a la espera que añadiera algo más y no solo esas palabras con tinte apocalíptico. A estas alturas, era claro para él, que JongIn no solo había cambiado, sino que ocultaba información crucial, pero él seguía luciendo tan hermético como la primera vez que hablaron sobre ese tema.
—Lo siento yo... —JongIn terminó por esquivar su mirada, apretando sus labios en una delgada línea.
—No me voy a apartar de ti, si eso es lo que te preocupa —expresó Kyungsoo tomando la mano del menor, esperando darle algo de determinación.
—¿Incluso si soy solo un poco diferente? —preguntó visiblemente inseguro.
Asintió en silencio haciendo más firme su agarre sobre la mano del menor, quien terminó por recostarse sobre su hombro, lo sintió aspirar sobre su cuello. Estaba expectante a lo que le fuera decir, creyó que este era el momento que estaba esperando desde hace más de dos meses.
—Yo tengo muchas imágenes y voces dentro de mi cabeza, pero creo que por fin estoy entendiendo. —Hizo una pausa—. O tal vez me estoy enloqueciendo. Tengo miedo de perderme —JongIn confesó removiéndose.
Kyungsoo pasó su mano sobre su brazo con suaves movimientos intentando confortarlo.
—No estás enloqueciendo, bebé. Solo has pasado por muchas cosas que las demás personas nunca sabrán —expresó calmadamente sopesando sus palabras cargadas de sinceridad—, esto ha sido así para quienes optamos por este estilo de vida, y lo que tú has vivido es incluso más extraño de lo que yo jamás podré saber. Te prometo que no va a pasarte nada mientras estés a mi lado.
Había algo es que Kyungsoo no solía hacer promesas, siempre ha sido un hombre de palabra, y en tanto JongIn estuviera sosteniendo su mano siempre lo protegería, así su vida corriera riesgo, no había punto de regreso, lo protegería hasta el final.
—Gracias... No sabes lo mucho que te debo, espero tener el tiempo suficiente para poder demostrártelo. Yo prometo contarte todo lo que sé esta noche cuando regresemos a nuestro hogar —añadió firmemente.
Kyungsoo tranquilamente asintió con la cabeza, esa sería la última noche que pasarían en el apartamento ya que, al día siguiente, tendrían que internarse en las instalaciones de la Base hasta lo que dure la misión, incluyendo, claro, el regreso de sus compañeros a salvo o....
—Pero en este momento —agregó con sus mejillas sonrosadas y un rastro de una sonrisa— solo se me antoja besarte—. ¿Puedo? —preguntó en un tono temeroso, a lo que no dudó en asentir antes de sentir los aterciopelados labios de JongIn sobre los suyos, cerró sus ojos y se deleitó bajo los suaves toques que se volvieron urgidos en algún momento.
Mientras estuvieran encerrados en el carro con las ventanas polarizadas, podrán permanecer en su burbuja, demostrándose lo mucho que se importaban.
☄⭐☄⭐☄
—¡Suéltenlo! —ordenó a viva voz.
Dos soldados habían insistido en esposar a JongIn apenas puso un pie en la Base. Kyungsoo les ofreció la mirada más temeraria que podrían ver en sus vidas, haciéndolos obedecer sin chistar
—¿De quién es esta brillante idea? —interrogó, arqueando una de sus cejas.
Los dos guardias, que deben apenas estar en su primer año de entrenamiento, se miraron entre ellos
—De... del doctor Zhan Yixing, nos ordenó que lo custodiáramos hasta el pabellón médico —señaló uno de ellos.
Kyungsoo más calmado, les indicó que irían allí y no tenían que escoltarlos. Entretanto JongIn parecía agitado, no dudó en sostenerlo de su mano y dirigirse hacia donde les habían indicado los dos soldados.
—¿Qué te pasa, Yixing? —Kyungsoo interceptó al chino, quien al parecer los estaba esperando en la entrada del pabellón—. ¿En qué estás pensando en traer a JongIn como si fuera un...?
—Es un peligro —le interrumpió—, sigue siéndolo. O se te ha olvidado lo que le hizo al gemelo de Oh Sehan.
Había terminado con Sehun apenas se dio cuenta que estaba albergando sentimientos por JongIn, por lo que, cuando este fue a su apartamento dispuesto a rogar por una segunda oportunidad, JongIn bastante molesto y posesivo, lo había golpeado. Luego se enteró que su exnovio tenía esposo; por lo que la paliza que recibió se sintió como su castigo.
—Se lo merecía —contestó en un tono mordaz, fulminándolo con la mirada.
—Él es una mala persona —añadió JongIn tímidamente retrocediendo hasta quedar detrás de Kyungsoo.
—Eso no te daba el derecho de golpearlo —acusó el médico en un tono hostil—, al punto de casi matarlo, JongIn ¿ese es siquiera tu nombre? —preguntó con una sonrisa sardónica señalándolo con su dedo índice.
—¿De qué hablas? —interrogó Kyungsoo.
Su irritación se encontraba muy presente en cada palabra expresada. No había soltado la mano de JongIn y no lo pensaba hacer hasta no obtener una explicación por parte de su compañero de exploración.
—Que lo explique él —dijo tajante mirando directamente hacia JongIn con una sonrisita que no le compraba. El mencionado tembló al escucharlo, bajando la cabeza.
—No te preocupes, todo va a estar bien —JongIn le susurró en su oreja como si intentara calmarlo, cuando él era quien evidentemente la estaba pasando mal con todas esas acusaciones.
Kyungsoo se volteó colocando las palmas de sus manos sobre las mejillas del menor, su ojo azul le daba algo de tranquilidad, como si estuviera viendo un manantial , así que intentó sonreírle.
—No sé qué es lo quieren de ti—confesó murmurando a su novio ante los ojos de Yixing, quien se hacía el distraído.
Acto seguido el de origen chino tomó a JongIn de su antebrazo y lo llevó bruscamente a la misma habitación en la que hacía más de dos meses descubrió a JongIn tras el último viaje compartido.
—Si quiere, puedes entrar en la habitación contigua. —Le propuso uno de los médicos, que había estado con Yixing, como un testigo silencioso.
Kyungsoo no lo pensó, así que ingresó de inmediato. Del otro lado estaba el General Lee con una expresión gélida, apenas le dio un leve asentimiento antes de regresar su vista hacia el espejo que los separaba de la habitación contigua. Kyungsoo dio un rápido vistazo hacia su alrededor, reconociendo a la ingeniera Park Joy, junto a otros 3 ingenieros con los que se reuniría más tarde ese día y algunos médicos.
Tomó asiento al lado del líder del proyecto.
—¿Por qué estamos aquí? General Lee ¿algo que deba saber? —preguntó en un tono áspero.
—Solo calla y escucha —agregó señalando con su mandíbula a la habitación contigua.
Descubrió a JongIn que ya estaba sentado alrededor de una pequeña mesa metálica y frente a él, estaba Yixing. Kyungsoo tardó un par de segundos en darse cuenta que sus manos estaban esposadas.
—¿Era necesario? —protestó mascullando las palabras, sus manos se habían convertido en puños.
Pero el General esta vez no respondió, Kyungsoo estaba a punto de sacar a JongIn de allí, tal vez ir al Caribe no sonaba como una mala idea.
—Código binario. —Empezó Yixing su intervención—. Recibimos una extraña señal de JJS, la segunda nave extraviada y este es el mensaje que arrojó. —Señaló un par de hojas que estaba sobre la superficie de la mesa y en las que se lograba ver una secuencia de ceros y unos.
—¿Qué tiene que ver esto conmigo? —preguntó JongIn intrigado.
—Al parecer todo —indicó Yixing secamente—. Dale un vistazo al mensaje, tal vez haya algo que quieras compartir con los demás ¿Kim JongIn?
Kyungsoo observó el momento en el que su pareja con manos temblorosas, a duras penas pudo tomar el documento y se disponía a leer el mensaje descifrado. Entretanto, le dedicó una mirada aguda al General Lee, en busca de alguna explicación, pero su rostro permanecía estoico.
—N-no lo entiendo —respondió JongIn unos segundos después, bajo un tono vacilante.
Yixing había decidido levantarse desde que le entregó el mensaje escrito, dando vueltas a su alrededor como un águila rodeando su presa.
—No entiendo que tiene que ver esto conmigo —finalizó luciendo desesperado.
Kyungsoo mordía su labio inferior, removiéndose incómodo en la silla mientras seguía observando la tétrica escena, incrédulo y molesto por esta situación, estaba a punto de levantarse y sacarlo de allí, pero el General puso su mano sobre su hombro y lo hizo retroceder cayendo nuevamente en su silla.
—Escucha.
Fue todo lo que le dijo como una sutil reprimenda.
—Para quienes no están enterados.
Yixing le daba la espalda a JongIn, dirigiéndose hacia el cristal. Teniendo la certeza que del otro lado de la ventana tiene toda la atención.
—Ayer en la noche recibimos un mensaje en código binario, de acuerdo a lo que descifró el equipo de informática, dice lo siguiente: «Cuidado-6-extraviado-1-5-ya-vienen-K-4-1». —Continuó con la lectura pausada del extraño mensaje.
«Cuidado, ya vienen» recordó de inmediato las palabras de JongIn, su piel se erizó y sus manos empezaron a sudar; dio un breve vistazo a su alrededor, algunos de los que se encontraban con él en la habitación de monitoreo, se veían sorprendidos, susurrando entre ellos ante esta última resolución, no hubo reacción por parte del General Lee. Kyungsoo pensó ingenuamente que nadie más debía saberlo, la advertencia de JongIn solo fue para él, tendría que esperar en la noche para aclarar todo esto.
—¿Qué tiene esto que ver con JongIn? —murmuró hacia su superior.
—¿Cómo te quitaste las esposas? —Yixing exclamó sorprendido tras dirigirse hacia JongIn y notar sus manos libres.
Kyungsoo enderezó su espalda al ver lo que había llamado la atención del extranjero, en efecto JongIn se había quitado las esposas y ni siquiera parecía que se hubiera esforzado, mantenía una expresión neutra casi gélida, no le era fácil leerlo. La habitación había caído en un espeso silencio mientras esperaban la respuesta.
—Solo pasó —respondió fríamente, casi parecía que se estaba burlando del otro hombre. Una sonrisa arrogante se instauró en sus labios.
Kyungsoo observaba la escena con un ceño fruncido y su boca cerrada tensamente. Ese no parecía ser JongIn.
—¿Quién eres? K-cuatro-uno, ¿ese es tú verdadero nombre?
—Mi nombre es Kim JongIn. ¡Soy Kim JongIn! —vociferó haciendo volar la mesa con una fuerza descomunal, alertando a todos a su alrededor.
Su ojo derecho cambió brevemente a un rojo intenso y su rostro se había enrojecido junto con algunas venas que se expusieron sobre la piel de su cuello. Kyungsoo sin dudarlo, se levantó de la silla.
El General Lee dio una señal con sus dedos, y en seguida, tenían guardias sosteniendo a JongIn, quien solo se resistía, soltando una serie de gruñidos.
Kyungsoo tomó la mano de JongIn una vez se encontraron en el pasillo que separaba las dos habitaciones; le lastimaba que lo trataran como un animal e intentó confortarlo así sea con un apretón de manos, lo cual parecía tranquilizarlo al punto en que se detuvo y lo miró solo a él. Los uniformados que lo custodiaban al ver que ya no forcejeaba, se detuvieron.
Con una mirada, le quedaba claro al pelinegro que JongIn seguía asustado y... algo más que no lograba descifrar. Intentó transmitirle en una caricia un poco de serenidad, la bestia de cabello azul pareció sonreírle, pero fue algo tan breve que no pudo estar seguro; e inevitablemente le recordó los primeros días cuando llegó a su apartamento, luciendo perdido, salvaje y hasta un poco tierno.
Por último, desvió la mirada encontrando a Yixing con aire arrogante, que lo alteró todavía más.
—¿A dónde lo llevan? —preguntó con su cara de pocos amigos.
Pero fue su superior detrás suyo quien le respondió.
—Vamos a hablar a mi despacho — ordenó en un tono hostil, las alarmas en la cabeza de Kyungsoo no se habían detenido—. Lleven a JongIn a una de las habitaciones, y si tienen que sedarlo no duden en hacerlo.
—No, por favor, no más drogas... —exigió JongIn sonando abatido a lo último.
—Ya lo oyeron —replicó Kyungsoo alterado, sus mejillas quemando no de vergüenza, sino de lo irritado que estaba con aquella situación—. Nada de sedantes o drogas en su sistema.
—Eso no lo decides tú o K-Cuatro-Uno —Yixing insistía en llamarlo así.
—¡Deja de llamarme así! Mi nombre es JongIn —alzó su vos exasperado. Kyungsoo fulminó con su mirada al médico chino—. ¡Kim JongIn!
—¡Basta, soldado Zhang! —ordenó el General Lee mirando severamente a todos los implicados—. Acompáñanos y alguien por favor que llame a Kim Minseok.
Kyungsoo solo se detuvo por un momento para despedirse de su pareja, pasando su mano por una de sus mejillas dejando un rastro de un sonrojo que logra hacerlo sonreír, aun cuando la situación era tensa a su alrededor.
—Todo va a estar bien.
☄⭐☄⭐☄
El líder del Proyecto Exo'rdium, a paso ligero, rodeó su escritorio hasta sentarse en la silla presidencial en todo el centro de su despacho. Luego les hizo ademán para que tomaran asiento, por lo que Yixing quedó a la izquierda de Kyungsoo y hacia su derecha, el callado Kim Minseok, quien con su expresión facial revelaba su confusión frente a las novedades en la Misión; caso opuesto de Zhang, que mantenía un aire petulante. Kyungsoo entretanto llamaba a la tranquilidad.
—Voy a ser muy breve con ustedes. —El General Lee se expresó sin ningún tipo de preámbulo—, en primer lugar, Soldado Do, es claro que toda esta situación te afecta a un nivel personal, y simplemente esto no puede ser así, somos militares entrenados para ser siempre objetivos y mantener ante todo la cabeza fría.
Kyungsoo asentía silenciosamente, no podía objetar, tenía razón.
—A raíz de todo esto —prosiguió—, lo mejor sería sacarte definitivamente de este Proyecto.
Kyungsoo frenó en seco sus pensamientos, casi parándose de su silla. Sus ojos se ampliaron, la mirada de su superior era severa.
—¡Qué! No puede hacerme esto, General —protestó lejos de tranquilizarse—. No hay nadie más en este momento que haya estado allí antes y regresara completamente bien.
—Es por eso que no te voy a sacar del proyecto —aclaró—, pero a partir de este momento, te retiro de tus responsabilidades como líder de la misión. Zhang Yixing —agregó mirando en dirección al chino— de ahora en adelante serás el líder de esta misión.
El menor en esa habitación quedó frío tras la última sentencia, intentó regularse y actuar con todo el toque profesional que exigía su carrera militar. La sonrisa Yixing se amplió haciendo notorio un hoyuelo en su mejilla derecha.
—Muchas gracias por su voto de confianza, General Lee. —Acto seguido se puso de pie dando una reverencia en señal de gratitud—. No voy a defraudarlo.
Kyungsoo mentalmente rodó los ojos, el mensaje era claramente una dedicatoria a su desempeño. Por otro lado, el nombrado asintió con un rostro serio hacia el nuevo líder de la exploración.
—Supongo que yo continuó en mi posición, ¿General Lee? —Minseok quien había estado siendo un testigo silencioso, preguntó.
—Así es, soldado Kim. Eso solo es uno de los puntos a tratar, lo siguiente, es lo que más debe preocuparlos en este momento y es el mensaje que hemos recibido.
Kyungsoo arrugó su frente luego que el Líder del proyecto con voz grave y con ayuda de su mano derecha, el chino nacionalizado, les informaran, que el día de ayer a las 2040 horas recibieron una señal del segundo módulo perdido JJS, nombrado así por las siglas de su tripulación: Junmyeon, Jongdae y Sehan; y aunque no pudieron rastrear su ubicación, JJS dejó un mensaje en código binario, el lenguaje que usan las computadoras, y tras descifrarlo —Cuidado-6-extraviado-1-5-ya-vienen-K-4-1—, estaba claro el mensaje, pero su interpretación definitivamente ¡no! De acuerdo a Kyungsoo, quien no quería creerlo, o al menos no completamente.
Según lo que mencionó el General, «Cuidado», la palabra inicial, era una primera advertencia; «6» era la cantidad que originalmente había, es decir, la suma de los números que mencionaban: «1» y «5». En ese sentido, «extraviado 1» significaba que una unidad había desaparecido, por lo tanto ahora habían «5» de aquello que desconocían, sin nombre alguno y que probablemente se refería a los 5 cuerpos luminosos identificados, 5 también eran los tripulantes perdidos, por lo que concluyeron, no debía ser una simple coincidencia.
Aún se debía comprobar que aquellos cuerpos luminosos tenían la capacidad de enviar ese tipo de mensajes, y no basarse solo en simples hipótesis y para ello la clave era JongIn, por lo que de inmediato Kyungsoo refutó, pero fue silenciado por el General con solo un movimiento de ojos.
Siguiendo con el mensaje desencriptado, «ya vienen» era una segunda advertencia, y lo último que era lo que Kyungsoo se negaba en creer: «K41» debía ser el nombre del «extraviado 1», lo que según el General Lee, Zhang Yixing, junto al Comité Médico Militar, fue lo que contaminó a JongIn, el fenómeno luminoso «extraviado 1» estaba siendo posesión de él, usando su cuerpo por razones desconocidas, que lo convertían en una amenaza potencial para la seguridad de Corea; por lo que debían estudiarlo de cerca como si fuera un vil animal, fue lo que concluyó al escuchar galimatías.
Kyungsoo negaba vehemente, era consciente que algo evidentemente había cambiado a JongIn, pero de allí a llamarlo posesión, o incluso ser considerado como un peligro para la sociedad, eran acusaciones exageradas, que simplemente se negaba en aceptar. Pero luego estaban todas esas veces en que el menor actuaba de manera extraña, sus nuevas habilidades, su personalidad y cuando se refería a él en tercera persona, al final JongIn solo era un poco diferente.
—Somos científicos, no nos vamos por suposiciones, y claramente esta es una—opinó firmemente Kyungsoo.
—Si quieres pruebas, aquí las tienes.
El General digitó algo en el computador, en seguida el menor del grupo abrió grande los ojos, su rostro se enrojeció en parte avergonzado y la otra totalmente enojado; su privacidad y la de JongIn habían sido violadas. El Proyecto Exo'rdium había interceptado sus conversaciones desde su reintegro. La oficina se inundó de las voces de JongIn y la suya cuando se encontraron en la piscina en el primer día de su regreso, cuando le reveló aquella advertencia que tampoco había entendido completamente en su momento.
—¿Dónde están los micrófonos? —reclamó claramente irritado.
—No existen ya —informó— en algún momento Kim los descubrió y los destruyó. Por cierto, no deberías ser tú el alterado. —Seguía con su voz firme y fría.
—¿Están también en mi apartamento?
—No. Solo estaba en la ropa militar de JongIn.
Kyungsoo bufó al escucharlo, es consciente que es una falta sancionable, pero se siente tan ultrajado que el General Lee solo arquea una ceja, incrédulo.
—Le recuerdo que usted, soldado Do, ¡hizo un juramento a su Patria y hacia esta Base Militar! —exclamó llevando su mano hacia su pecho donde estaban sus insignias como recuerdo de ese juramento—. Toda información que considere de vital importancia para las misiones aquí desarrolladas o para el bienestar de la nación, deberán ser oportunamente informadas a su Superior. ¿Por qué no reportó lo que el soldado Kim le advirtió?
Su tono era letal, pero estaba tan enojado, que apenas se vio afectado. Se sentía traicionado todas sus conversaciones que mantuvieron en su lugar de trabajo fueron espiadas, no podía confiar en nadie. Y fue allí cuando recordó la mirada paranoica de JongIn tras ser internado luego de su colapso; él lo había descubierto en ese momento, JongIn sabía que lo estaban espiando, es por eso que no había vuelto a hablar de aquello.
—Nos has traicionado a todos, Kyungsoo —agregó Yixing en un tono ácido, entretanto el rubio veía la situación curioso sin intervenir—. Acaso no te suena las palabras «cuidado, ya vienen», ¿no fue ese el mensaje que recibimos? Y lo has estado ocultando. Es claro que JongIn es un impostor, ¡Un traidor! Y tú un cómplice.
Las acusaciones hacia él le resbalaban, más lo que decía de JongIn le hacía perder el control.
—No lo es, ¡maldición! JongIn sigue siendo él mismo. No es un maldito terrorista.
«No es Kim JongUn», pensó.
—Repítelo hasta que te lo creas —comentó divertido el extranjero.
—¡Suficiente! —exclamó el General azotando la palma de su mano sobre la mesa haciendo a todos callar—. Es lamentable lo que ha ocurrido con Kim JongIn —expresó calmadamente—. Tendremos que darle de baja, pero será internado hasta que lo que tenga dentro de él revele los planes de sus 5 secuaces, no descarto la posibilidad que sea más.
—No pueden hacerle eso —intervino sonando herido al tiempo que negaba con la cabeza.
Lo consideraban un vil traidor cuando JongIn desde su entrenamiento le entregó su vida a esa Base Militar.
—Está en nuestro deber tomar todas las medidas necesarias para proteger a Corea —justificó el mayor notándose apenado por el curso de los últimos acontecimientos—. Él fue un gran soldado, lo despediremos con todos los honores, en la medida de lo posible.
—Kyungsoo. —Le aconsejó sus ojos suaves lo observaban—, es mejor que lo aceptes, JongIn ya no volverá, ese que está allí no es él.
—Lo siento, Kyungsoo —dijo el más amable del grupo.
Lo que le hizo negar al instante, sintió las lágrimas picar detrás de sus ojos, pero ¡maldición!, él era un soldado y no debía verse descompuesto ¡Nunca! Sus lágrimas no salieron.
—Reúnete con el grupo a las 1000 horas, te daremos un momento.
El General Lee siendo tan intuitivo como siempre, se puso de pie, dándole algunas palmaditas sobre su espalda. Los demás soldados también se pusieron de pie y acto seguido todos abandonaron el despacho, quedando solo allí.
Había una opresión en su pecho, pero Kyungsoo lo sabía, JongIn seguía siendo él, solo un poco diferente, como le había dicho temprano ese día. Pero seguía siendo Kim JongIn, algo en su interior se lo decía.
☄⭐☄⭐☄
—Hay un cambio de planes, debemos adelantar la misión, con todo lo que ha ocurrido no hay tiempo que perder. Mañana en la mañana ustedes deberán hacer el proceso de inmersión a la Quinta dimensión.
Fue lo último que escuchó del General Lee, luego de seis extenuantes horas en las que debió dejar sus sentimientos a un lado y ser lo más pragmático posible.
Durante la jornada, habían trazado la ruta que seguirían, analizado los pasos en cada segundo de la exploración; además hicieron pruebas con el armamento que usarían en caso de alguna amenaza.
«Pero, ¿cómo combatir algo que se desconoce?».
Cualquier arma que usarían sería como disparar a ciegas; sin conocer las fortalezas y debilidades de su oponente, era prácticamente una misión suicida.
Una vez finalizada la reunión, los soldados de turno lo llevaron hacia su habitación, era estrictamente necesario que durmiera bien. Difícilmente podría dormir cuando nadie le daba información JongIn y mucho menos le permitían el ingreso al pabellón médico donde se encontraba.
☄⭐☄⭐☄
—¿JongIn?
Por un momento pensó que había quedado dormido y estaba soñando con él. Pero la bestia estaba allí, y bajo la penumbra, su ojo derecho brilló de un azul radiante.
—Realmente estás aquí —dijo sonriendo aliviado.
Él colocó la mano de Kyungsoo sobre sus propios labios, indicándole que permaneciera en silencio. La imagen de guardias allanando aquella habitación, le hizo temblar. Parte de su templanza se había visto seriamente comprometida desde que se enamoró profundamente de JongIn.
Sintió los labios del menor sobre los suyos, en un par de segundos JongIn estaba sobre él y sus manos parecían volar directamente hacia la piel de su abdomen marcando con sus caricias patrones sobre su piel, por un momento creyó ver un reflejo azul sobre sus dedos, pero no estuvo seguro.
—Siente —gruñó sobre su oreja antes de dar caza a la sensible piel de su cuello.
JongIn lo miraba, parecía que intentaba decirle algo, pero no lo conseguía. Su cuerpo era acaparado por el del menor, y lo sentía en cada terminación nerviosa; la bruma del deseo no parecía querer ceder y Kyungsoo no estaba pensando en detenerse esta vez, el temor de separarse de él, le hacía querer fundirse en JongIn. Sin embargo, es la bestia que se detiene, juntando sus frentes a escasos centímetros de sus labios, el único movimiento es el de sus manos. Kyungsoo estaba a punto de protestar.
—Siente —susurró nuevamente.
Kyungsoo abrió los ojos cuando creyó entenderlo. JongIn empezó a besar sus labios con suavidad, sus ojos permanecían abiertos y sus miradas finalmente terminaron por encontrarse.
«Siente».
Los patrones que dejaba JongIn sobre su piel, que al principio parecían ser aleatorios, empezaban a tomar sentido, al formar letras, creando un mensaje. Kyungsoo necesitaba concentrarse, JongIn intentaba decirle algo, y estaba usando su piel como si fuera un trozo de papel.
Eso solo quería decir que los estaban espiando en ese momento, lo había sospechado, y le fue inevitable llevar su vista hacia los lados.
JongIn seguía besándolo esta vez con urgencia, pero él no podía concentrarse en dos actividades. Así que se centró en el mensaje que parecía arder en la piel de su abdomen.
El menor gruñó sobre su oído, creyendo que fue de placer, sin embargo, a los segundos un grupo de militares hostiles irrumpieron en la habitación y en seguida tenían a un grupo de personas formando un círculo a su alrededor, alumbrándolos con linternas de luz blanca que molestaban sus pupilas.
JongIn lo miró y había miedo en sus ojos, Kyungsoo tembló, y asintió levemente, intentado hacerle entender que el mensaje llegó claro.
—Te amo —JongIn susurró.
Kyungsoo enmudeció, su pareja le sonrió depositando un beso en una de sus mejillas.
Luego de su despedida, todo sucedió velozmente los militares tomaron a JongIn, quien esta vez no se resistió y todos abandonaron la habitación en silencio.
Cuando quedó solo en su habitación, tenía ganas de llorar como nunca, así que se tapó con las sábanas colocando una almohada sobre su cabeza, no quería que a través de las cámaras lo vieran tan vulnerable. Sentía un miedo que se recrudecía conforme los segundos pasaban y el mensaje que marcó JongIn parecía arder en su piel y en su mente.
«Te están esperando. Ellos ya saben quién eres».
JongIn también le había dicho que lo amaba.
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😮 💜 Espero les esté gustando y tengan sus teorías, las pueden dejar aquí, me gustará leerlas. 😊
Quería comentarles que no sé cuando publicaré el siguiente cap 😞 ya que quiero hacerlo cuando tenga finalizado el último cap —estoy en la mitad de la parte final—, espero no demorarme.
Mientras, pueden pasearse por mi cuenta, tengo varias historias desde OS hasta historias largas, les recomiendo Amusement Park: UN Village es de mis fics favoritos❣, tiene algo de misterio, con un poco de esto y un poquito de aquello.
Si, este fue un espacio publicitario.
¡Nos estamos leyendo! 💟
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