Sospecha

J.A.R.V.I.S.

Autora: Clumsykitty

Fandom: Marvel AU.

Parejas: Stony principalmente.

Derechos: A soñar y vivir.

Advertencias: Universo alterno sin poderes, una historia inspirada en los cuentos del maestro Bradbury como en las ideas que asaltan a la autora en las noches de desvelo y perdición. Dedicado con mucho cariño a Kasu Tailer por sus acosos y mensajes amenazadores llenos de amor.

Gracias por leerme.



I just can't look its killing me
And taking control
Jealousy, turning saints into the sea
Swimming through sick lullabies
Choking on your alibis
But it's just the price I pay
Destiny is calling me
Open up my eager eyes
Cause I'm Mr Brightside

Mr. Brightside, The Killers.



Sospecha.

"-Comandante Rogers, ¿puedo hablar a solas con usted unos minutos?"

Steve tomó aire, levantando su mentón mientras observaba a los reclutas correr alrededor de uno de los campos de maíz en una brillante y rojiza mañana marciana. No se podía quitar de encima la conversación que había tenido con JARVIS luego de salir de manera más o menos discreta de la habitación de Tony Stark. Sus recurrentes pesadillas sobre los drones atacando sobre su nave, los gritos de Bucky como los alaridos de sus soldados antes de morir venían con más fuerza durante las noches, avivados por aquella insólita como amenazante conversación con el mayordomo de Manhattan.

"-Claro, JARVIS, ¿sucede algo malo?

-Por favor, sígame."

Estuvieron charlando en aquel hangar que el dron usaba para "dormir" si era posible la palabra. El comandante había estado con los nervios a flor de piel todo el tiempo, sin quitar la vista de encima de aquellas pinzas que bien pudieran rebanarle la cabeza pesa a toda promesa de no hostilidad.

"-Adelante.

-Quiero que considere esta conversación como algo privado entre usted y yo.

-¿Vas a decirme qué sucede, JARVIS?

-¿Cuáles son sus intenciones con el Señor Stark?"

Casi se echó a reír en ese momento, de no haber sido porque se percató de la hora, que estaba a solas con un enorme dron que le estaba preguntando de forma insólita por lo que había sucedido en la recámara de Tony, lo que le hizo pensar en que habían sido observados por JARVIS y eso solamente aumentó su desagrado ante la situación.

"-¿Mis intenciones con Tony?

-Señor Stark.

-Él me ha pedido que le llame Tony, podemos despertarle...

-No. Estamos hablando usted y yo, comandante. Nada más.

-JARVIS, ¿existe alguna contrariedad por la que tenga prohibida cualquier intimidad con Tony?

-El Señor Stark no es un consuelo ni un pasatiempo.

-Ah... no tengo pensado algo así con él.

-¿Qué es lo que tiene pensado, Comandante Rogers?"

Aquel engendro artificial lo había hecho sentir como un adolescente que ha sido atrapado saliendo de la habitación de su novia por el padre de ésta. Sam Wilson le hizo una seña, pidiendo su autorización para la siguiente parte del entrenamiento que el rubio otorgó con un asentimiento de cabeza, apretando su mandíbula.

"-No sé que tengo pensado con Tony, JARVIS.

-¿Está jugando con él?

-¿Puedo saber por qué lo hostil de tus palabras?

-Responda, comandante.

-Tú eres el que debe responder, porque aquí y ahora, yo tengo autoridad sobre ti."

No había querido ser autoritario con el querido mayordomo de todos pero la manera en que ese ojo reactor estaba sobre él, lo tarde que era y ese extraño comportamiento, avivaron los malos pensamientos que tenía sobre aquel robot con pensamientos autónomos.

"-Solamente quiero hacerle una advertencia clara, comandante.

-¿Advertencia? ¿Estás amenazándome?

-Cualquier comportamiento hiriente o que cause malestar hacia el Señor Stark no lo toleraré. Su bienestar es prioridad para mí.

-¿Eso es una amenaza?

-Hemos terminado, Comandante Rogers."

Steve tensó su cuello, con sus ojos entrecerrados. JARVIS estaba tomándose demasiadas libertades y si algo le fastidiaba, era que se inmiscuyeran en sus asuntos personales, sobre todo si ese alguien era un viejo trasto que se sentía una gran maravilla tecnológica. Aunque lo fuera. Sus soldados terminaron el entrenamiento, con un silbatazo que les permitió volver a sus habitaciones para asearse antes de retomar sus deberes por el resto del día. El rubio levantó su tableta para revisar sus pendientes cuando sintió una mano serpentear desde la mitad de su espalda hasta su hombro, girándose para ver un par de ojos amielados observarle con diversión.

-Marte por tus pensamientos, Comandante Rogers.

Ya fuese premeditadamente o no, el mayordomo de Manhattan había hecho todo lo posible porque Tony jamás estuviese a su alcance, frustrando sus planes de iniciar una relación como acostumbraban en la colonia. Un bot descompuesto, una avería en el sistema, charlas con la madre del millonario. Siempre había algún pretexto que el dron ponía para alejarlos, claro que eso no podía decírselo a Stark, pensaría que estaba loco y con la voluntad bien dispuesta en minar la confianza de todos en la querida inteligencia artificial. Probablemente sí estaba volviéndose loco. Su hombre de confianza, el Mayor Blake había confirmado su sospecha de que el Agente Olsen le había tendido una trampa aprovechando su fobia a esas cosas robóticas. Decir ahora que JARVIS estaba impidiendo una relación amorosa con el CEO de Industrias Stark iba a sonar a paranoia.

-¿Estás bien?

-Sí, lo siento. Creí que estabas ocupado.

-¡Ah! Steve -Tony bufó, cruzándose de brazos- Mejores pretextos se han inventado los hombres a lo largo de la historia para no hacer lo que deberían haber hecho. ¿Qué sucedió con eso de que ibas a cortejarme y ganarte mi corazón?

-Estuviste... ocupado. No quise interrumpir tan importantes actividades de tu apretada agenda.

-Bueno, voy a decir que sí porque sí es cierto, ¡pero era la idea! Quería que llegaras todo primitivo a decirme que necesitaba un descanso y me cargaras sobre ese ancho y duro hombro para llevarme a la cama donde seguiríamos tus lecciones sexuales.

El comandante rió ante semejante idea. -Soy un caballero.

-Seguro.

-¿Cómo es que has venido hasta acá?

-Steve, cielo -el castaño rió- Tampoco es que Manhattan sea enorme, solamente hay que preguntar dónde está el protector santo de la colonia y todos apuntan a la misma dirección.

-No sé si sentirme halagado u ofendido.

-Debes sentirte con ganas de ir a mi taller. Hay algo que deseo mostrarte.

-¿Tu proyecto secreto que no es tan secreto?

-¡Ah! Ya no existe la discreción en estos tiempos -Tony hizo un gesto dramático antes de sonreír con un guiño al rubio, enredando un brazo sin pedir permiso- ¿Vamos?

-Encantado.

-¿Lo ves? Todo siempre es cuestión de voluntad, la próxima vez que estés dudando entre si eres una prioridad o no en mi vida, simplemente ábrete camino hacia mí y lo averiguarás.

-¿Qué tal si estás en una junta importante?

-Las juntas importantes son contigo, Jefe de Manhattan.

-Touché.

Tony rió, pegándose más a él con sus ojos clavados en los azules del comandante, quien le devolvió la mirada mientras cruzaban el pequeño jardín que daba al taller.

-Me gustas, Tony.

-¿Sólo te gusto?

-Eres increíblemente exigente.

-Soy un genio.

-Ser un genio y ser exigente no es lo mismo.

-Pero está implícito.

-Y te encanta contrariarme.

-Es que haces unas lindas caras que es imposible resistirse.

La mano libre del rubio alcanzó aquella que se sujetaba de su brazo en ángulo para que Stark se pegara a él. Había algo en esa mirada amielada, sus bromas como el tono de su voz que le proporcionaba tranquilidad, como una puerta a otro mundo que llevaba escrito su nombre. Steve no supo describirlo, pero le gustaba la sensación y esperaba que fuese recíproco porque aquel excéntrico como temerario hombre estaba haciendo algo en su interior que estaba cobrando fuerza como una estrella a punto de colapsar. Llegaron al taller, que había pisado solamente en la entrada porque JARVIS se las arreglaba para que no entrara, sí era el mayordomo de Manhattan, pero el comandante se mordió la lengua para enterrar el comentario cuando ahora tenía una oportunidad de oro para estar con el millonario.

-Venus por tus pensamientos, Steve.

-A este paso, me darás todo el sistema solar.

-No hay problema, nadie lo ha reclamado.

-Tony, el Tratado...

-Sssshhh, no rompas el romance, Steve, déjalo fluir, únete a la Fuerza.

-¿Es que nunca puedes dejar pasar alguna referencia?

-Te encantan -canturreó el castaño aplaudiendo para encender todo el taller.

Era amplio, de paredes blancas con formas de hexágonos de donde se desplegaban pantallas o brazos robóticos. Había otros bots paseándose que hacían limpieza con quejidos graciosos, varias mesas de trabajo llenas de trastos que el rubio no podía describir, solamente su creador sabría para que servían. Una mesa principal pegada a un ventanal que daba a los maizales era donde se encontraba mayor orden y por supuesto, la sorpresa que no era tan sorpresa. A un lado de esta mese se hallaba una pequeña cámara de cristales reforzados donde flotaba los restos de aquella cápsula recuperada por Van Dyne y Pym en las fronteras de la colonia con un holograma por encima, una reconstrucción hipotética de su forma original.

-¿Listo para verlo, mi guapo comandante?

Rogers se acercó a la mesa donde estaba el otro. -Dicen que es una armadura nueva para JARVIS.

-Ah, el rumor no es tan acertado, lo cual dice que he hecho bien mi trabajo. Sí es una armadura, pero no es para J.

-¿Eh?

-Verás -Tony se llevó a la boca unas frutas secas- Cuando hablamos esa noche en mi cama luego de tu iniciación sexual conmigo que espero repetir pronto, me quedé pensando en esa idea que mencionaste sobre ser el rival más débil para el Látigo de Fuego.

-Tony...

-Espera, esto se pondrá bueno. Tienes razón y no puedo quedarme así, es decir, me necesitan, yo me necesito, debo protegerme... no hagas esa cara de macho alfa lomo plateado de que estás proponiéndote como mi salvador. Lindo gesto, pero seamos realistas, en una contingencia como esa, no estaremos ninguno de los dos pensando en sí este reactor en el pecho resistirá, así que he pensado en mi autoprotección.

-¿Una armadura?

-Chico listo, sí pero aún no has visto lo mejor.

El castaño sonrió de oreja a oreja, dejando sus frutas y extendiendo sus brazos como sus dedos. Las partes en rojo y dorado que había sobre la mesa brincaron de la superficie metálica como si de pronto hubieran adquirido consciencia propia, envolviendo el cuerpo de Stark ante los ojos atónitos del militar quien dio un par de pasos hacia atrás, boquiabierto al ver una figura imponente hecha de metal inteligente. Sonrió admirado, aplaudiendo después con una risa, acercándose a la armadura para inspeccionarla para deleite de Tony, el cual esperaba ese gesto.

-¿Dictamen, Comandante Rogers?

-Ergonómica, ligera por lo que noto pero resistente. ¿Usará el poder de tu reactor como fuente de alimentación?

-Brillante, Steve -la máscara se retiró, dejando ver un par de ojos traviesos como su sonrisa- Y vendrá a mí sin importar dónde me encuentre.

-¿Cómo?

-Digamos que Bruce me ayudó con un nano virus...

-Oh...

-Calma, solamente es para que la armadura reaccione a mi ADN, en caso de un Látigo de Fuego, me pondré a salvo y así podremos ayudar al resto de la colonia. Ahora -el excéntrico genio camino, dando un giro para mostrarle el desempeño de la armadura- Si las pruebas que haga resultan satisfactorias, este tipo de armadura puede ser la diferencia para los marcianos.

-¿Piensas crearlas en masa?

-Ajam.

-No lo sé... pueden usarse para otros fines.

-Steve, Steve -el castaño volvió a él tomando sus manos con sus guantes metálicos, el contacto era extraño porque tenía un agarre firme- Deja de verle el lado malo siempre a las cosas. ¿No te agrada la idea de poder salvar población vulnerable con este tipo de armaduras?

-¿Resiste la salida al espacio exterior?

-Ou, ou, me temo que no, pero al menos puede alcanzar la capa exterior donde está nuestra nave de escape.

-¿Nave de escape? ¿Por qué no he sido informado de eso? -reclamó algo indignado el rubio, sin dejar de mirarle.

-Si quieres vencer a tus enemigos, debes confundir primero a tus amigos.

-Creía que era más que tu amigo.

-Que conveniente giro de la conversación.

-Dime de esa nave.

Con un manoteo ligero, Tony hizo aparecer una pantalla mayor a las demás donde se veía una silueta flotando alrededor de Marte. El comandante notó la forma clásica de una enorme nave de combate, frunciendo su ceño en claro gesto de duda.

-Nadie la ve porque usa un camuflaje, tiene la capacidad para albergar a todos los colonos, víveres y combustible para volver a la Tierra o a la Luna. El único requisito es llegar ahí.

-Con las armaduras no habría problema.

-Es un plan B, Steve. Si no es posible llegar a las naves de emergencia, directo a la nave.

-Ahora veo por qué te llaman el genio del siglo.

-Del milenio.

El comandante bufó, cruzándose de brazos. -¿Cuáles son esas pruebas?

-Oh, oh, lo olvidaba, me pierdo en tus ojos, cariño -la máscara apareció de nuevo con esos ojos geométricos iluminándose- Ya la he probado en vuelo aquí, dentro del taller, pero deseaba hacerlo sobre los campos de maíz, me hacía falta un compañero sensual que además fuese un piloto experto y me dijera si las lecturas del vuelo son correctas o debo hacerle mejoras al rendimiento de los propulsores.

-Gracias por la confianza, Tony. Y creo mueres por volar.

-¿Lo ves? Estamos conectados -pantallas nuevas aparecieron sobre la mesa principal de trabajo, uno de los bots le tendió con su brazo un teclado con monitores integrados que el rubio reconoció como los comandos de vuelo- Por favor, si caigo, que no termine con una mazorca en el trasero.

-Te cuidaré, no te preocupes -sonrió Rogers, mirándole unos segundos- Hagamos esto, si vuelas bien y esa cosa funciona, te regalaré un beso al volver.

-Sí que sabes estimular mi imaginación, cielo. Reserva esa saliva porque reclamaré mi premio.

-Por todos los cielos...

-Que recorreré en este momento, atentos todos, el primer vuelo de Tony Stark en Marte está a punto de llevarse a cabo. Un pequeño logro para un guapo millonario, un enorme salto para los marcianos.

-Estoy listo -rió el comandante.

Las compuertas superiores del taller se abrieron una vez que los candados de seguridad se retiraron, dejando ver un hermoso mediodía que apenas comenzaba. Steve levantó su mirada hacia la armadura que se elevó en vertical con una mano metálica despidiéndose con un beso volado antes de salir a toda prisa. Rió ante la ansiedad del castaño, mirando ahora los monitores como las pantallas que dejaban ver lo que Tony estaba observando en sus propias pantallas. Las manos diestras del comandante teclearon los comandos necesarios que enviaron los ajustes para la computadora que controlaba la armadura, escuchando un grito de emoción al perfeccionar el sistema de vuelo.

-También te quiero, Tony.

-Esas son fuertes declaraciones por parte del Héroe de la Guerra del Agua.

-¿No usarás a JARVIS?

-¿Noto celos en tu voz, querido? -bromeó el otro- No, J está muy ocupado cuidando de los excavadores de los nuevos mantos acuíferos. ¿Quieres que lo conectemos a esta prueba?

-Estamos bien.

-Si tú lo dices, te creo.

-Vamos a probar con giros, ¿te parece?

El comandante no pudo negar la maravilla de aquella armadura, era como tener una nave de combate con la mejor respuesta al manejo. Los propulsores quizá eran demasiado potentes, sin embargo, al pensar para qué servirían era mejor así. Elevarse hacia el espacio exterior iba a requerir de una fuerza de despegue enorme, aunque Marte no tuviera la misma gravedad que la Tierra. Sus ojos fueron hacia la nave oculta de la que recién se enteraba. Muy inteligente por parte del millonario dejarla girando como un satélite alrededor del planeta, así no tardaría en estar en la posición de emergencia en tal caso. Y oculta a los ojos espías de la Tierra, evitaban que pensaran en que estaban preparándose para una guerra de mundos. Ese rumor lo había escuchado antes de partir de la base de las Fuerzas Conjuntas, la mayoría de los habitantes de su tierra natal creían que los marcianos pensaban en abandonarlos a su suerte y contraatacar.

Un sonido extraño, fuera de lo común le sacó de sus pensamientos. El rubio giró su rostro hacia donde se encontraban los restos de la cápsula antigua, notando un corto circuito dentro de las paredes de contención. Se volvió hacia las pantallas para notificarle a Stark. pero un chispazo más fuerte le hizo respingar, buscando de inmediato como apagarlo. Miró alrededor en busca de los controles, más había varios y no supo bien cuál de todos ellos era el principal cuando mostraban la misma información. La cámara de cristal comenzó a llenarse de humo y luego fuego, el holograma encima de los restos flotantes desapareció cuando éstos fueron envueltos en llamas. El comandante maldijo, notando que uno de los brazos autónomos le tendía un extinguidor con un chillido que parecía que estuviera asustado. Steve lo tomó, rompiendo los cristales que lanzaron una alerta mientras llenaba de espuma anti incendios aquella reliquia.

-¿Steve? ¿Qué sucede? ¿Por qué hay una alerta de intrusión?

-¡La cápsula está quemándose!

-¡¿Qué?! ¡Voy para allá!

Para cuando el castaño alcanzó al comandante, el fuego ya había sido extinto, la espuma cubría la mesita donde estuviera aquella reliquia. Sin embargo, los químicos de esta espuma fueron enemigos de la delicada composición del metal antiguo, por lo que cuando despareció, lo hizo con aquella reliquia tan bien cuidada hasta entonces. Rogers miró sus manos, el extintor, los vidrios rotos, señaló la pantalla donde estaba el video del incendio como para eximirse de una culpa, aunque sabía que había actuado muy impulsivamente sin pensar en que la cápsula al ser antigua pese a ser de metal no pudiera resistir algo como una espuma anti incendio. Hubo un silencio pesado en el taller, Tony salió de su armadura casi de mala gana, tallándose el rostro.

-Lo siento, Tony, no pensé...

-No te disculpes -habló al fin el otro, levantando una mano- Era un trasto viejo como sueles decir.

-Pero...

-Tenemos los hologramas, fotografías, no está todo perdido.

-De verdad que lo lamento.

Stark negó, quitándole el extintor de las manos del rubio con una sonrisa.

-Escucha, fue un accidente raro, ¿de acuerdo? Seguramente Hank anduvo metiendo mano porque estaba necio con examinar a fondo la cápsula, debió olvidar inspeccionar por cualquier desperfecto. No es la primera vez que hay un incendio en mi taller.

-Quisiera que eso me alegrara, pero me preocupa más.

-¿Dónde está mi beso?

Steve al fin se relajó, riendo al tiempo que rodó sus ojos, atrapando entre sus brazos al millonario para darle aquel beso que tanto pedía e igualmente esperado, fogoso, algo posesivo, pero con un sentimiento de disculpa impreso. Cuando se separaron, una mano de Tony golpeteó en juego su mejilla, guiñándole un ojo.

-Se perdió más en la guerra y nadie lloró por ello. Mejor vamos a comer, ya tengo hambre.

-Tienes un problema de metabolismo, Tony. Siempre estás comiendo.

-Lo dice el que tiene un súper suero que hace imposible que suba un gramo de sana grasita.

-No sé cómo haces para abochornarme.

-Pienso en tu trasero y sale natural.

-Tony...

-Steve. Anda, escuché que probarían con un nuevo postre en el comedor, donas de maíz.

-¿Donas de maíz?

-Te juro que si Genosha consigue el éxito con su trigo, te convenceré de que les declares la guerra para apoderarnos de sus plantíos y tener donas decentes.

-¿Una guerra entre colonias solamente por unas donas?

-Lo valen, Steve. Su peso en agua.

El comandante rió de nuevo, tomando la mano del castaño para entrelazarla con la suya, recibiendo una amplia sonrisa con ello.

-De verdad lo siento, Tony.

-Ya, de todos modos esa reliquia tenía sus días contados, ahora, luego del postre quiero que vayamos a mi habitación y mientras tenemos sexo desenfrenado quiero tu opinión sobre el desempeño en vuelo de mi armadura.

-Creo que no seré capaz de concentrarme si me distraes así.

-Vamos, comandante, ¿no te gustan los desafíos?

-Solamente los tuyos.

-Ah, Steve, Steve, soy tuyo.

-Y será corroborado en unos instantes.

-Wow, sabes encender mi chispa.

En un rincón muy escondido en la mente del rubio había se creó un pensamiento que sería recurrente los días posteriores. Que ese extraño accidente no había sido casual sino provocado, y dados los antecedentes en contra de su persona solamente pudo pensar en un culpable cuyo nombre era sagrado en todo Marte, hasta en esa famosa colonia Genosha, donde solamente habitaban marcianos nativos, ningún terrícola. Steve tenía una ventaja ahora, caminando de la mano con el castaño frente a todos y no era demostración de afecto como parte de un protocolo de cortejo, era un detalle quizá pasado por alto para todos, más no para él. Al haber estado en contacto con la reliquia, un aroma particular de ella, quizá aumentado por el fuego, llegó a su nariz. Un olor que ya había distinguido el día en que llegó al planeta rojo, con una ubicación diferente al sitio donde hallaron la cápsula.

JARVIS podía ser inteligente, pero el comandante tenía una excelente memoria.

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