J.A.R.V.I.S.

Autora: Clumsykitty

Fandom: Marvel AU.

Parejas: Stony principalmente.

Derechos: A soñar y vivir.

Advertencias: Universo alterno sin poderes, una historia inspirada en los cuentos del maestro Bradbury como en las ideas que asaltan a la autora en las noches de desvelo y perdición. Dedicado con mucho cariño a Kasu Tailer por sus acosos y mensajes amenazadores llenos de amor.

Gracias por leerme.

Obsesión.

Tony Stark era un tonto por no decir un egocéntrico que se adjudicaba los éxitos de otros para sí mismo. Así se lo repetía constantemente Hank Pym mientras trabajaba en ese pequeño rincón que había adaptado entre los escombros. No le deseaba ningún mal, pero creía que se había quedado muy corto por no decir que se había vuelto cobarde luego de la desaparición de JARVIS. Había creado otra inteligencia artificial incorpórea llamada FRIDAY que simplemente era otra sirviente más como el resto de los drones sobrevivientes. Ya no habría ninguno portando el reactor tan maravilloso que los hizo diferentes al resto y por ello el Doctor Pym consideraba a Tony Stark como un tonto.

Había olvidado que él fue el primero en recuperar al Mayordomo de Manhattan de su estado deteriorado cuando llegó a la colonia y que le había dado sus propios patrones mentales para que su cerebro positrónico pudiera volver a su completa funcionalidad. Quizá no dominara tan bien la programación avanzada más era un genio igual que Stark, dejar a un lado semejante proyecto era no solo una grosería, también era una falta de respeto a su trabajo arduo mucho antes de que Industrias Stark vinieran a traer el milagro de la civilización a suelo marciano. Hank no iba a renunciar a ello por más dolor o lágrimas de luto que viera en los demás, incluyendo su ahora prometida, Janet Van Dyne.

Así que en cuanto pudo, buscó entre los escombros los prototipos y refacciones de JARVIS que sobrevivieron a la explosión del robot. Robó algunos bocetos sobre el reactor, estarían incompletos más tenían la información suficiente para crear algo similar. Lo importante para Hank Pym era el poder traer de vuelta ese cerebro positrónico. Con semejante chatarra trabajó a escondidas en su prototipo que no mostró a nadie ni a su prometida, era un secreto bien guardado para que Tony Stark no le robara una vez más el crédito por haber dado vida a una inteligencia artificial.

Se habían salvado de la amenaza de la Tierra gracias a JARVIS, pero la Tierra seguía ahí, agonizante y demandante como siempre. No iban a dejarlos en paz. Habían llegado los Attilianos como una muestra de lo que pretendían hacer, y ahora con el reciente episodio todos, incluyendo a los colonos de Genosha, les habían recibido de brazos abiertos únicamente porque Boltagon y su familia se ofrecieron voluntariamente a limpiar todo resto radiactivo puesto que su genética era más resistente para esas labores, ganándose la confianza del resto. Pero el doctor no podía confiar en ellos, sabía que tarde o temprano mostrarían su cara como lo hiciera HYDRA. Él había leído la mente de JARVIS, había comprendido ese temor a tales amenazas escondidas incluso en los rostros más amigables. Con el Comandante Rogers más concentrado en su boda que en cuidar de Manhattan, o de Marte mismo, solo quedaba él como única esperanza para salvar esa tierra rojiza que ahora se había convertido en su hogar.

Necesitaban un guardián, igual que lo fuera el Mayordomo de Manhattan, pero ya no le restringirían como lo hizo su primer creador y luego Tony Stark. Sería completamente autónomo, una consciencia artificial superior a la humana, Pym le daría los patrones neuronales para ello. Tenía buenas ideas, y estaba haciéndolo por una causa noble, la protección de su hogar marciano, aunque nadie en estos momentos viera el peligro porque estaban demasiado ocupados reconstruyendo sus hogares. Pero él si lo veía, cada vez que el punto distante en el horizonte que era la Tierra aparecía en el cielo, Hank corría a su escondite para seguir trabajando hasta que una noche, al fin, un destello azul claro apareció en un rostro humanoide de sonrisa forzada. La mirada de Pym se iluminó.

-Estás vivo... y te llamaré, Ultrón.

FIN