Historia
J.A.R.V.I.S.
Autora: Clumsykitty
Fandom: Marvel AU.
Parejas: Stony principalmente.
Derechos: A soñar y vivir.
Advertencias: Universo alterno sin poderes, una historia inspirada en los cuentos del maestro Bradbury como en las ideas que asaltan a la autora en las noches de desvelo y perdición. Dedicado con mucho cariño a Kasu Tailer por sus acosos y mensajes amenazadores llenos de amor.
Gracias por leerme.
John Francis Dooley
The scapegoat has run
All our sins are disowned
And now it's time for you
To take off your mask
And cross the Rubicon
If you and I were one
Within the eyes of our designs
It would still not change
The fact of our leaving
For tonight we must leave
With the first gentle breeze
For the Isles Of Ken
We are assailing
Just like Ullyses
On an open sea
On an odyssey
Of self Discovery
Ulysses, Dean Can Dance.
Historia
Steve no tardó en localizar a la persona que le había escrito aquella tarjeta en la junta de emergencia. Si bien primero dejó pasar un par de días hasta que los humores de los colones se tranquilizaran al saber del daño sufrido en JARVIS por salvarles, comenzó de forma metódica sus pesquisas, haciendo una lista de los posibles candidatos que fue entrevistando de manera disimulada, tachando los nombres conforme no pasaban los requisitos que, según el rubio, debían tener para no solo tratar de llamar su atención de esa manera, también compartir esa aversión por el famoso mayordomo de Manhattan. Llegaron las primeras lluvias, ligeras como vespertinas con casi puntualidad inglesa para cuando al fin se dirigió hacia la biblioteca, un reino no muy visitado donde se encontraba un historiador como celoso guardián de los archivos históricos de la colonia.
-Comandante Rogers, es toda una maravilla ver un uniforme militar pisar la biblioteca.
-Agente Loren Olson, creo que tenemos una charla pendiente.
Loren Olson sonrió malicioso, señalando una silla junto a la mesa donde se encontraba trabajando para que Rogers tomara asiento frente a él. Igual que el resto de los nativos marcianos, sus ojos eran de un color diferente a cualquier ser humano en la Tierra. Todos los nacidos en Marte sufrían un cambio en el color de su iris por los minerales, cultivos o minas sobre las cuales se trabajaban en sus tierras. Natasha Romanoff tenía un color carmesí, Tony Stark ya comenzaba a sufrir esos cambios con sus ojos haciéndose cada vez más amielados, mientras que el del historiador Olson eran verdes como la colonia más al norte, cercana al Polo Norte. Con sus cabellos negros y facciones finas, tenía la expresión muy atípica para un ratón de biblioteca como lo era, más entre los residentes de Manhattan era de sobra conocida su tendencia a jugarle tretas a los demás sin mencionar su afán de humillarles al no saber de historia.
-Es extraño que un marciano no adore a JARVIS.
-Mmmm, porque todos los demás no aprecian la historia como yo lo hago, comandante.
-Sé que estudió en la Tierra.
-Ah, me ha investigado antes de venir. Un hombre con un plan.
-Razón por la cual quiero saber el porqué de esta tarjeta -Steve la mostró, dejándola sobre el escritorio.
Loren la miró como si jamás hubiera visto algo así, tomándose su tiempo para cubrirla con una mano delgada y guardarla en un cajón de su escritorio, haciendo un mohín de disgusto.
-Hay algo extraño en JARVIS y tengo que aclarar que no le achaco ninguna clase de maldad perversa que usted pudiera imaginar. Mi inquietud es más hacia esa parte desconocida de él.
-Creí que todos sabían su historia.
-Gran parte, pero como en los buenos misterios, solo conocemos las partes menos importantes.
-Explíqueme, Agente Olson.
-Cuánta formalidad -rió éste, poniéndose de pie- Sígame, por favor, comandante.
Se dirigieron hacia un pasillo que rodeaba las hileras de servidores donde estaban alojados los miles de libros electrónicos que los habitantes de la colonia consultaban. Había un espacio cuidado y sellado con vidrios herméticos para los libros físicos que pertenecían a la colección privada de Tony Stark. Llegaron a una sala pequeña de temperatura más baja al resto, con el fin de salvaguardar lo que brazos robóticos estaban tratando de mantener en las mejores condiciones posibles. El Comandante Rogers bufó de manos cruzadas tras la espalda, dedicando una mirada a Loren quien le correspondió con una sonrisa inocente.
-Dije que no confío en JARVIS, no en todos los robots. Ops.
-¿Qué son esas cosas?
-Ah, filmillas, pertenecieron al Doctor Marty Shelley, son... de carácter doméstico, no encontrará nada relacionado con su trabajo en materia de robótica o de cerebros positrónicos. La mayoría son momentos de Manhattan, pero igualmente valiosos si alguien sabe observar.
-¿Estamos congelándonos aquí dentro por eso, cierto?
El Agente Olsen se adelantó, tomando unos guantes y luego introduciendo sus brazos en unas ventanillas circulares selladas donde estaban adheridos otros guantes hasta los codos. Solo así tomó un carrete de filmillas, deteniendo el trabajo de uno de los robots para levantarlo a la vista del rubio, quien se acercó observando el deteriorado estado de aquel celuloide. Casi estaban deshechas y se notaba claramente que le fuego las había castigado con verdadera furia.
-Sí, es lo poco que sobrevivió al Látigo de Fuego -comenzó a explicar Loren, mirando el carrete no mayor a una tapa de un tarro cualquiera- Tengo una copia digital de la primera restauración que hicimos de este material, estos robots cortesía de Industrias Stark nos ayudarán a lograr la máxima definición en las imágenes como la calidad del audio y así rescatar las memorias de los colonos que perecieron intentando hacer de este rojizo planeta un segundo hogar de la Humanidad.
-¿Y por qué venimos hasta aquí cuando pudo haberme mostrado esa cinta en primer lugar?
-Me gustan los rubios y fuertes, quería pasar tiempo con usted.
Steve gruñó con la risa de Loren devolviendo el carrete y sacando sus manos de los guantes esterilizados. -Tiene una expresión impagable, comandante.
-No soy uno de sus libros con qué divertirse.
Loren chasqueó su lengua, negando en un gesto divertido mientras señalaba hacia una salita no muy lejos de donde los robots trabajaban, de paredes más oscuras que la usual arquitectura pulcra y minimalista de la colonia. Entraron en silencio, Steve tomando asiento en uno de los pocos, aunque mullidos sillones de tela mientras el otro preparaba la cinta que se proyectó en una pantalla holográfica, uniéndose al comandante al sentarse cerca, cruzando una pierna sobre la otra y apoyando un codo en un brazo del sillón para inclinarse hacia el rubio mientras observaba su expresión conforme pasaban las imágenes de la filmación.
Rogers frunció su ceño, era una grabación casera que se había hecho con una cámara de mano y solamente eran extractos de saludos o vistazos de lo que fue Manhattan en sus inicios, era prácticamente como ver un pueblo de postal antigua en Marte. A diferencia de la moderna protección que hoy tenían, se dio cuenta que cada instalación poseía su propio y muy rudimentario escudo, una barrera de grafeno si no le fallaban sus cálculos, que los salvaguardaba de la radiación solar como del clima. Rostros alegres, algunos tensos, pero tratando de no mostrar el miedo natural a vivir en un planeta que no era su hogar. Vio el rostro del Doctor Marty Shelley saludando al pequeño camarógrafo, entendiendo que era uno de sus hijos.
No estaba del todo restaurada, los rostros no se lograban ver por las quemaduras, tampoco algunas cosas que le hubieran interesado como los canales o pasadizos que parecían haber existido. El comandante giró su rostro hacia el Agente Olsen quien asintió, señalando la parte final de aquella película de unos cuantos minutos de duración. Alguien más de la colonia filmaba al doctor con sus dos hijos junto a la fuente que viese, ellos estaban imprimiendo sus manos. Parecía ser un día de fiesta, la cámara se dirigió de forma torpe a otro punto donde había aparentemente una algarabía. Los hijos del doctor le dejaron para correr y abrazar algo que el rubio reconoció, tensando su mandíbula al acto.
-JARVIS.
Quedó confundido al ver que hasta ahí llegaba la cinta, ni siquiera pudo tener un enfoque certero de los rostros de aquellos niños o de otros colonos. Loren rió, levantándose para quitar la pantalla holográfica y girarse al militar con manos cruzadas al frente acompañado de una sonrisa que se le antojó a Steve algo cínica.
-Es todo lo que tenemos, pero como dije, están trabajando en las filmillas originales para que estos baches como trozos incompletos puedan ser restaurados al menos en un porcentaje mayor. ¿No ha sido algo realmente educativo, comandante?
-¿Qué festejaba la colonia?
-Oh, veo que no es muy bueno para los detalles -Loren rió, volviendo a sentarse y luego reclinándose en el respaldo del sillón con la vista en el techo con luces tenues- Ese festejo fue la activación de JARVIS, Comandante Rogers. El doctor Marty Shelley junto con el Doctor Ho Yinsen fueron de los verdaderos pioneros en el trabajo de robótica avanzada con cerebros positrónicos. Solo que el buen Shelley trabajó arduamente con la inteligencia artificial cuántica. El cerebro de JARVIS fue el primero de este tipo.
-¿Ahora me dirá por qué no confía en JARVIS pero sí en el resto de los robots?
Loren giró su rostro lentamente hacia el rubio, arqueando una ceja y juntando sus dedos extendidos como separados en el aire, codos en los brazos del sillón.
-Siempre directo, eso me agrada. Pues todo reside en esta misma filmación, comandante. ¿No es extraño que solamente sobrevivió lo que hubo antes de JARVIS pero no después?
-¿Ese trasto borró evidencia?
-¿Por qué no hay aunque sean trozos vagos, grabaciones de lo que fue la vida en Manhattan antes del Látigo de Fuego?
-Igual no se hicieron grabaciones, ¿cuál es el argumento de JARVIS respecto a eso?
-Asume que ya le he preguntado.
-Se nota que no es alguien que se quede con dudas, Agente Olsen.
El pelinegro rió. -Es verdad. Le he preguntado, JARVIS simplemente dice que no sabe pues todas las filmaciones estaban juntas.
-¿Y dónde estaban juntas?
-Donde ahora es el hangar, anteriormente, si notó en la grabación, ahí se encontraba el antiguo salón comunitario.
-Agente Olsen, ¿sabe en qué condiciones y dónde encontraron a JARVIS?
-Oh, claro, todo marciano sabe de eso, o no es un marciano de verdad -recitó Loren, irguiéndose para contarle- Cuando llegó la siguiente exploración, al dar con la colonia Manhattan hallaron a JARVIS tratando de sembrar el maíz en un terreno dañado, el propio mayordomo estaba maltrecho, su coraza apenas se sostenía. Sólo repetía "no los abandonaré" una y otra vez hasta que lo alcanzaron y apagaron más por piedad que otra cosa. Como en todo el planeta, no había más vida que ese viejo trasto como lo llama usted, las colonias y todos los cuerpos fueron pulverizados por el Látigo de Fuego, mismo que llegaron a ver un par de años después los nuevos colonos, para su desgracia, con algunas bajas.
-¿No encendieron a JARVIS en ese tiempo?
Loren negó con un suspiro, mirándole de reojo. -Las peleas entre países estaban ya escalando a niveles apocalípticos, comandante. No podían darse el lujo de invertir tiempo y maquinaria en un robot maltrecho a punto de irse a reciclado. Sin embargo, hubo intentos de traerlo de vuelta, períodos en donde trabajó con los nuevos colonos, creando las historias que seguro debe escuchar entre sopa y sopa en el comedor. Hasta que llegó el doctor Hank Pym, de los primeros en aparecer por acá, pero estamos hablando de varias décadas después. Él reestableció a JARVIS al menos lo suficiente para sacar adelante Manhattan. Después llegó Tony con toda esa tecnología y el hallazgo de Ho Yinsen del reactor cuántico que puso en el ya famoso mayordomo.
Steve se quedó pensativo, tamborileando sus dedos sobre los brazos del sillón en el que se encontraba.
-No solo estamos aquí para resguardar los secretos industriales Stark sino también para proteger el secreto detrás de ese reactor cuántico.
-Tengo que decir que no es el único reactor cuántico en Manhattan, comandante.
-¿Qué?
-Verá -Loren hizo un gesto de desdén- Hablamos de Tony, en estos momentos debe tener como media docena de ellos ya en su laboratorio, no todos funcionales, pero al menos un par sí. Los que están haciendo funcionar los maizales.
El rubio miró fijamente al Agente Olsen durante unos segundos de crudo silencio que el otro resistió como si estuviera acostumbrado. Analizó sus palabras como todo lo que ya había recabado sobre la colonia y su funcionamiento, así como ese pasado que se negaba a brotar por completo.
-Industrias Stark es el encargado del campo electromagnético de Marte.
-Y de su terraformación, por supuesto -el pelinegro asintió- Todos lo saben.
-Excepto que todo se debe gracias a la energía de esos reactores a los que JARVIS puede tener acceso.
-Parece que ya podemos discutir nuestro mutuo recelo, comandante.
-Si ese robot pierde la cordura, todos moriremos.
-¿Y por qué habría de perder su cordura, Comandante Rogers?
-Hank Pym es experto en micro universos, y también en comportamientos artificiales. Debió programar a JARVIS de cierta manera.
-Por el Doctor Pym es que Tony llegó a esta colonia tan próspera.
-¿Detectó algo?
Loren se encogió de hombros, prácticamente desparramándose en el sillón. -No lo sé. Hasta donde he sabido, el lenguaje de JARVIS es único, ni siquiera en la Tierra hay algo como él tan avanzado que además modifica sus propios patrones de pensamiento. Claro que nunca ha lastimado a nadie desde que lo encontraron moribundo en estas tierras, más eso no garantiza lo que haya hecho en el pasado. ¿Recuerda los pasadizos que se alcanzan a ver en la película?
-Sí.
-La gran mayoría están sepultados por la tierra que arrastró el Látigo de Fuego, así que es posible que muchos cuerpos de los colonos que pudieran haberse ocultado ahí estén ya en calidad de minerales nutritivos. Hablamos de un evento de hace casi doscientos años. Otras colonias tenían mapas de estos pasadizos y refugios subterráneos, perdidos también salvo en una sola colonia. Utgard. Mi colonia.
-¿Usted vio ese mapa? -Steve arqueó una ceja, mirándole inquisitivo.
-Tengo vagos recuerdos, mi padre me envió a la Tierra y... -suspiró aquel- vino un nuevo Látigo de Fuego con su desastre tras él. No más padres ni mapa.
-Mi más sentido pésame.
-Eso fue hace mucho tiempo, Comandante Rogers. Pero lo aprecio. Ahora... lo poco que recuerdo del mapa es que había un refugio que era únicamente del Doctor Shelley y sus hijos. Tal vez mi memoria pueda confundir detalles por el paso del tiempo, más estoy muy seguro de haber leído la etiqueta de forma correcta, igual que su existencia.
-¿En dónde estaba?
-Mmmm eso es lo chocante, no recuerdo. Pero he visitado todo el territorio de Manhattan en su búsqueda sin resultado, quizá usted tenga mejor suerte, señor.
Olsen le tendió un chip de lectura apenas si del tamaño de una uña, empaquetado en una bolsita transparente. El comandante lo tomó con el ceño fruncido, girando la bolsa como si esperara tener más información de su contenido. Loren sonrió, poniéndose de pie.
-Estoy muy seguro de que en ese refugio se hallan cosas que JARVIS no quiere sean encontradas, le sugiero tenga más discreción al momento de exhibir su fobia y especismo, Comandante Rogers.
-¿Especismo? -éste se levantó ofendido- No es...
-Tal vez no tengo inclinación por la forma que JARVIS es, pero no puedo negar que ciertamente, es un ser vivo. Artificial, pero al fin con una consciencia y capacidad de razonamiento y posibilidad de replicación. Posee todas las características de un ser vivo según nuestros libritos antiguos: se alimenta de la energía de su reactor, respira este hermoso aire marciano para ventilar sus mecanismos, podría reproducirse si quisiera, de hecho, es un secreto a voces que los robots de los maizales son "hijos" suyos y ha sabido adaptarse a los nuevos colonos, incluyendo a un comandante que lo desprecia a morir.
-¿Cuál es el beneficio que espera obtener de mí, Agente Olsen?
-Comandante -el pelinegro negó- ¿Es que todavía no lo comprende? Nadie va a rescatarnos aquí en Marte. Si JARVIS pierde la cordura, moriremos. Todos.
-Hablaremos después.
-Por favor, sí.
Steve le dedicó una mirada, guardando el chip en el bolsillo superior de su uniforme. Así salió de la biblioteca, con miles de pensamientos atacando su mente. Le quedaba claro que Loren Olsen podía ser todo menos confiable, que poseía información importante respecto al mayordomo de Manhattan y que éste guardaba un oscuro secreto. No le eran extrañas las desgracias de los colonos en el planeta porque eran similares a una misión como las que lideró. De hecho, ni siquiera pensaba que JARVIS tuviera algo que ver con eso, era un trasto inteligente pero no omnipresente. Más el que hubiera sobrevivido a un Látigo de Fuego y que su colonia no tuviera más reliquias arqueológicas sobre las cuales recrear su historia eran datos que le inquietaban por una extraña razón que no podía quitarse de encima por más que Bucky le jurara que no existía peligro o Lang le explicara cómo funcionaban las directrices que impedían la agresividad en el dron.
Conocía la famosa historia del Doctor Marty Shelley porque era ya de cultura popular el saberla. Nacido en la Tierra, casado con una neurobióloga. Partió luego del nacimiento de su primer hijo, Arno, hacia Marte en la segunda expedición colonizadora en buena parte porque había sufrido atentados de secuestro al querer sus conocimientos sobre robótica autónoma. Sólo había tenido un discípulo en todo ese tiempo y fue un niño genio llamado Ho Yinsen, quien desapareció luego de que el doctor partiera al planeta rojo, seguramente aconsejado por éste. Gregory Shelley, el segundo hijo del doctor, nacería en Marte, de los primeros niños marcianos. Los recursos en la Tierra comenzaban a desaparecer, las peleas estaban escalando y la población mundial había ocupado todo espacio terrestre posible, incluyendo los descongelados polos.
Aunque ya existían los robots en la Tierra, seguían siendo dependientes de las órdenes humanas o bien no tenían esa capacidad de movimiento y acción que tanto se deseaba para controlar masas de seres humanos comenzando a desesperar por un vaso de agua, un trozo de pan. Marty Shelley enviaría un mensaje a la Tierra diciendo que parecía haber encontrado una forma de acabar con la crisis de alimentos cuando el Látigo de Fuego azotó Marte. Steve llegó a su oficina, encerrándose y dando la orden a su asistente de no ser molestado más que por alguna urgencia. Los Látigo de Fuego eran súper tormentas generadas a partir del choque de un viento solar proveniente de una explosión coronaria con una potencia que haría palidecer cualquier bomba jamás inventada. Dado que el campo electromagnético de Marte aún no estaba del todo construido, estas tormentas cargadas de toneladas de arena, esquirlas de hierro y electricidad cuya fricción genera tornados de fuego, eran las principales responsables del fracaso de colonización del suelo marciano.
El comandante introdujo el chip en un lector, viendo la información desplegarse frente a él en una pantalla holográfica mientras tomaba asiento detrás de su escritorio. Se decía que el problema del doctor Shelley para crear al dron perfecto consistía en su coraza para resistir el clima marciano. Rumores no confirmados hablaron de un viaje de emergencia con material y planos que Ho Yinsen, ahora un joven, enviaba a su maestro, mientras seguía trabajando en la solución final para tener una inteligencia artificial avanzada, ese famoso reactor que no aparecería sino hasta siglo y medio después por las investigaciones de Howard Stark. Esa armadura que ahora usaba JARVIS le había salvado del Látigo de Fuego, pero le constaba con la recién tormenta sufrida que no podía ser del todo cierto, se había lastimado con un evento así. Un Látigo de Fuego lo hubiera exterminado como al resto de los robots.
¿Qué había hecho JARVIS para sobrevivir?
La película que viera en la biblioteca fue de nuevo mostrada ante sus ojos. Rogers la observaría varias veces hasta memorizar cada detalle de la vieja Manhattan hasta donde la maltrecha filmación se lo permitió. Buscaría aquellos pasadizos y también el refugio del Doctor Marty Shelley. Y probaría la sinceridad del mayordomo de la colonia, porque ahora no podía quitarse de la cabeza la manera tan amorosa en cómo abrazaba a los hijos de su creador, gesto que nunca le había visto hacer con nadie en la actualidad... salvo con una sola persona.
Tony Stark.
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