Daños

J.A.R.V.I.S.

Autora: Clumsykitty

Fandom: Marvel AU.

Parejas: Stony principalmente.

Derechos: A soñar y vivir.

Advertencias: Universo alterno sin poderes, una historia inspirada en los cuentos del maestro Bradbury como en las ideas que asaltan a la autora en las noches de desvelo y perdición. Dedicado con mucho cariño a Kasu Tailer por sus acosos y mensajes amenazadores llenos de amor.

Gracias por leerme.



Your speakers are blowing
Your ears are wrecking
Your hearing damage
You wish you felt better
You wish you felt better

You can do no wrong
In my eyes
In my eyes
You can do no wrong
In my eyes
In my eyes

Hearing damage, Thom Yorke.



Daños.


-¿Cómo te trata la vida de casado, Bucky?

-¿Cómo va esa vida de amante de tu jefe, Stevie?

El comandante rodó sus ojos, empujando al sargento por un hombro mientras caminaban hacia el interior de un gigantesco cráter en una misión de reconocimiento sobre una nueva grieta que Natasha había descubierto vía satelital. La grieta era un accidente natural de la geografía marciana ya que fue localizada lejos de cualquier colonia, muy cerca del círculo polar en el sur. Profunda y con escape de gas metano en forma de humo blanco, atrajo la atención de los tres científicos de Manhattan que requirieron muestras para análisis posteriores. JARVIS les hizo compañía muy a pesar de los conflictos internos del rubio sobre el dron, el cual muy solícito descendió por la grieta y recolectó las muestras pedidas mientras los demás hacían un examen de los alrededores en busca de una explicación. Un meteorito, un temblor, una burbuja subterránea de gas caliente. Existían muchas teorías para aquello.

La grieta estaba localizada dentro del Valle Marineris, muy cerca de la Cordillera Tharsis. Los volcanes eran muy abundantes, aunque no todos estaban activos o eran ciertamente peligrosos, solían arrojar humo o simplemente alguna emisión de material magmático que no llegaba a las faldas de los volcanes pero que servía para medir los cambios internos del planeta rojo por acción de los superconductores cuya última etapa de ensamble estaba por terminarse en esos días. Con la sombra del imponente Monte Olimpo muy a lo lejos pero aterradoramente inmenso para ser visto incluso a esa distancia, ambos soldados encendieron sus detectores especiales para recolectar todos los elementos presentes en la abertura de la grieta mientras el resto de los hombres del comandante tomaban fotos o hacían pequeños huecos para extraer la tierra.

-No, ya siendo serios, ¿cómo van las cosas entre tú y Tony? Lo he visto más contento.

-Quisiera reservarme mi vida privada únicamente para mis recuerdos.

-¿Tan bueno es?

Steve le dedicó una mirada con todo y casco puesto, gruñendo sobre muchachos que eran muy mal pensados en tanto bajaba su detector al nivel del suelo para hacer las muestras. Muy cierto que las cosas entre el excéntrico castaño y él habían alcanzado un ritmo bastante agradable, Tony era un increíble maestro en los asuntos íntimos, el rubio como el mejor aprendiz ya había comenzado a aventajar a su tutor. La última vez se había encargado de que Stark no se levantara sino hasta pasada la comida y eso porque la propia Janet Van Dyne, preocupada de no verle en toda la mañana, había ido a despertarle. Ese caminar extraño del millonario había sido para el comandante como otra medalla de las muchas que colgaban en su uniforme, con un mejor sabor y una sonrisa que se replicó en esos momentos al revivir el instante tan peculiar.

-¿Qué tal Natasha? Supongo eso ya lo sabías antes de la boda.

-Es de mala educación espiar a la gente.

-¿Y no lo es hacer preguntas indiscretas a tu comandante?

-Siempre que no tienes salida, usas ese truco.

-Así somos los ancianos.

Bucky bufó muy divertido, caminando al lado del rubio con su propio detector. Una columna etérea de humo blanco se desvanecía al ir subiendo desde la grieta con los sonidos metálicos del mayordomo robótico maniobrando dentro. La razón de las evasivas de Steve no solo respondía a su carácter reservado, sabía que JARVIS estaba escuchando sus conversaciones como todas en Manhattan siempre y cuando hubiera alguna clase de sistema o tecnología cerca en red. Aquel trasto continuaba espiándole, una que otra vez había visto por el rabillo del ojo o gracias al reflejo de un cristal aquel ojo azul observándole a lo lejos. No eran ya paranoias suyas. El dron estaba muy al pendiente de sus movimientos desde que Tony había dejado en claro en sus maneras que estaba en una relación amorosa con él. La charla sobreprotectora ya no se había repetido más Rogers tenía presente aquel tono agresivo y esa presencia constante en todos sus movimientos.

-¿Tony?

-Dime, cielo.

-No me... -Steve negó con un suspiro- ¿Qué piensas al respecto?

-Para ser un anciano tienes mucha vitalidad y resistencia.

-¡No! Sobre la grieta -gruñó el rubio, dando un codazo a James quien se carcajeó.

-Oh, sobre eso -la risa de Tony se escuchó- Bueno, es lo que estamos discutiendo Hanky, Brucie y yo. No parece ser por un meteorito, no hay lecturas de combustión ni rastros de oxidación propia de un cuerpo celeste entrando a la atmósfera.

-¿Accidente geográfico?

-Taaaal vez, pero en tal caso debiera haber otras grietas similares cerca, Natasha no ha visto nada. Más bien parece que fue algo que golpeó el suelo hasta agrietarlo.

-Pero acabas de decir...

-Espera, no me interrumpas.

-Okay.

-Buen chico -rió de nuevo el castaño- Estamos suponiendo un escenario donde un relámpago golpeó esta parte del cráter e hizo la grieta.

-¿Un Látigo de Fuego?

-Breve, pero furioso. Sí.

-Tiene sentido como explica por qué la orilla de la grieta es más oscura que el resto.

-Lo estoy viendo, cariño.

-Tony...

-"He terminado con la recolección de muestras" -interrumpió JARVIS- "¿Desea que haga algo más, Señor Stark?"

-¿No te parece la grieta muy al color de Syrtis Major, J?

-"Estaba a punto de mencionarlo, Señor."

Rogers solamente entrecerró sus ojos mientras escuchaba con mandíbula tensa el intercambio de ideas entre el dron y el castaño. Detalles como ésos eran lo que mantenían la guardia alta en el rubio, porque JARVIS siempre encontraba una manera de entrometerse y cuando se trataba de algún asunto relacionado con Marte, siempre acaparaba la atención de Tony. Pero antes de caer en los juegos de aquel viejo robot, prefirió enfocarse en su problema delante, la forma de la grieta que parecía seguir un patrón. Se acercó a Bucky quien recogía su detector al haber terminado con sus lecturas, de la misma forma que la mayoría de los soldados también estaban por completar sus muestreos, ya bien entrenados en los tiempos para evitar sorpresas como aquella primera tormenta que los recibió.

-Hey, Buck, ¿puedes mostrarme el mapa de los superconductores?

-¿Eh? Uh, claro -el sargento tecleó sobre su brazo protegido por un traje, mostrando una pantalla holográfica al rubio- ¿Qué sucede?

-Generalmente cuando un relámpago golpea este suelo, no sigue cierto patrón geométrico, es más bien azaroso. Pero esta grieta... -amplió una de las líneas de los superconductores.

-Demonios, va en paralelo -exclamó Barnes, mirando la grieta y luego la pantalla- ¿Nat?

-Les escucho.

-¿Puedes buscar si hay viejos rastros de grietas que sigan este mismo patrón?

-Estoy en eso.

-Steve, ¿crees que los Látigo de Fuego estén reaccionando a los superconductores?

-Es una buena teoría.

Una teoría que se enlazaba con la historia que Donald Blake le había contado, sobre la posibilidad cada vez más certera de que fuese el reactor original creado por Ho Yinsen, probado muy cerca de Syrtis Major y destruido por su propio creador o por HYDRA que desató con su poder la fuerza brutal del Látigo de Fuego, que ahora respondían a esa misma fuerza latente en los superconductores que Industrias Stark estaba completando para darle a Marte una atmósfera como un campo electromagnético estable y así la terraformación sería exitosa. Puesto que los superconductores usaban como energía base la de sus mini reactores, entre más de estos canales artificiales rodearan al planeta, Látigos de Fuego de mayor categoría irían apareciendo. Esa grieta era como un aviso de lo que podría pasar.

-Tengo los resultados, Comandante Rogers -habló la pelirroja por el intercomunicador- Enviando mapas.

-Vaya que eres veloz, Agente Romanoff.

-Soy la mejor.

En sus brazos se desplegaron una serie de mapas holográficos de diferentes años con la geografía marciana conforme los superconductores fueron siendo colocados. Tanto Bucky como Steve se dieron cuenta que faltaban ciertos datos, los más antiguos que Natasha casi adivinando hizo el comentario justo a tiempo.

-Aquellos mapas que faltan son los que pertenecen a los archivos de Genosha.

-¿Por qué no tienen copias en Manhattan? -quiso saber el comandante.

-Porque fueron hechos a mano por cartógrafos marcianos y jamás fueron digitalizados.

-Ah, los famosos Arcanos -comentó Barnes, refiriéndose a toda esa biblioteca antigua de la que no había ni una sola copia, más que sus originales.

-¿Quién en su sano juicio no crea respaldos de algo tan importante?

-Te falta conocer a los de Genosha, Stevie.

-¿Qué tanto estás charlando sin mí, cariño mío? -intervino Stark en la conversación.

-Creo que los Látigos de Fuego se reproducen con mayor regularidad conforme hay mas superconductores alrededor de Marte... y aumentan su destrucción.

-Estás dejando fuera las tormentas solares, mi amado y guapo comandante.

-¿No podrían complementarse?

-Podrían. Ahora, sean tan amables de volver, no queremos sorpresas ni disgustos, JARVIS ya les espera.

-Como digas, jefe -bromeó Bucky.

Seguirían aquella discusión sobre las causas que provocaban la aparición de un Látigo de Fuego dentro de la nave que voló sin problemas ni tormentas hasta la colonia. Fueron recibidos por Janet, Natasha, Hank, Bruce y Tony, quien no tuvo ningún problema en estamparle al rubio un beso en los labios frente a los demás. Como si fuese un mocoso consentido, el comandante le correspondió muy a propósito con un vistazo rápido a cierto dron que no les quitó ese ojo azulado de encima. Los demás solamente hicieron gestos y caras graciosas por aquellas demostraciones en tanto descargaban todos los equipos junto con las muestras que fueron llevando a los laboratorios. Steve le pidió a su amigo que se encargara de que la nave fuese revisada y sus tanques de combustible recargados una vez más antes de buscarle en su oficina para discutir una posible visita a Genosha.

-Como lo ordene, Señor Comandante.

-Tonto.

La tarea le llevó al sargento hasta pasada la tarde, cuando ya todos estaban preparándose para cenar e ir a descansar. Aunque no hubiesen encontrado una tormenta, el descenso cerca del Monte Olimpo siempre perjudicaba los cascos de las naves por los gases que corroían el metal. La Agente Romanoff fue a visitarle para llevarle unos bocadillos, con la amenaza de que lo esperaba en la cena allá en el comedor a su hora debida. James miró su reloj, no tendría problemas para cumplir su última orden e ir con su esposa, de hecho, ya había salido del hangar de las naves, directo a sus habitaciones donde tomó una ducha rápida antes de volver y revisar que todo estuviera en orden con la nave, sin nadie presente ya porque los trabajos de mantenimiento habían concluido. No se molestó en encender luces pues era solamente revisar los controles interiores, las lecturas de las pantallas y para eso no requirió luz. Estando en esas tareas fue que se percató de la figura del Mayordomo de Manhattan no muy lejos del hangar.

-¿J?

Se dio en la frente al recordar que no tenía encendido ningún sistema de comunicación, pensando que el dron regresaba más tarde de lo usual hacia su espacio donde se quedaba descargando y compilando la información del día. Para su sorpresa, JARVIS no entró al hangar, caminaba recto hacia la entrada de la colonia, pasando por aquella fuente que miró unos segundos, girándose alrededor como si estuviera asegurándose de que nadie estaba observando. Bucky frunció su ceño, extrañado y con una media sonrisa al verle así, bajando de la nave a punto de llamarle en voz alta cuando el robot saltó de improviso, en un sprint que le elevó alto y salió volando hacia los maizales en el sur. El sargento, oculto ya en las sombras y el silencio del hangar, simplemente se quedó quieto al atestiguar aquello, no comprendiendo la razón para una salida nocturna hacia los maizales, a menos que fuese alguna emergencia, pero le extrañó que JARVIS no hubiera encendido ninguna de sus luces de vuelo.

-¿Qué está pasando? -se preguntó Barnes algo confundido.

Unas risotadas provenientes del comedor le sacaron de su asombro, recordando la cita con Natasha. Echó a correr antes de llegar tarde, olvidando por el resto de la noche aquel curioso incidente. Para cuando salieran de la cena, el dron estaba ya en su hangar, descansando como si nada hubiera ocurrido. Bucky no volvería a pensar en ello hasta que, luego de la junta con algunos agentes sobre la visita a Genosha, se quedara dormido más por accidente que conscientemente, en las oficinas centrales. La Agente Romanoff había ido de visita a su antigua colonia junto con el Doctor Banner y el Teniente Barton, por lo que no hubo una llamada que le hubiera despertado sino hasta que el propio barullo de los colonos dirigiéndose al comedor para otra cena le despertó. Pensó en Rogers, pero conociendo a Tony, no dudaba de las razones por las cuales no le había buscado. Sacudiendo su cabeza, se levantó y asomó para ver el paisaje casi nocturno de Manhattan.

Fue ahí una vez más que descubrió a JARVIS caminando a la fuente, tocándola antes de saltar y desaparecer en el cielo, volando silencioso como oculto hacia los maizales del sur. El propio comandante ya les había mencionado respecto a unos posibles restos ocultos bajo los plantíos, pero aún no se daban las órdenes para excavar debido al interés del rubio sobre Genosha. Esta vez, con algo más de temeridad que prudencia, James decidió seguir al dron para averiguar a dónde se dirigía, quizá estaba haciendo sus propias excavaciones. Todos en Manhattan sabían que el buen mayordomo solía tener ese talante rebelde como Tony en cuanto a obedecer órdenes al pie de la letra, provenientes de su comandante. Colándose igual que una sombra en el terreno abierto fuera de la colonia, el sargento fue caminando aprisa entre los maizales una vez que los tocó, siguiendo el vuelo del dron a lo lejos, apenas visible.

Cuando notó el punto en el cual descendía, su hipótesis sobre la excavación tuvo más sentido, era el mismo lugar, si las coordenadas del Mayor Blake eran las correctas. Sin embargo, a Bucky le extrañó que JARVIS lo hiciera tan noche y como si fuese algo prohibido... tragó saliva al darse cuenta de esto último, agachándose para no ser localizado, pero usando su binoculares de visión nocturna que siempre cargaba consigo. Recordó que Donald había mencionado la poca profundidad de los restos si realmente estaban ahí, cosa que sería muy extraña cuando en general, todas las colonias sepultadas por un Látigo de Fuego terminaban varias docenas de metros bajo tierra, algunas incluso más, como fue el caso de Manhattan. Era imposible que algo estuviera tan cerca de las raíces de los maizales... a menos que alguien los estuviera sacando lentamente... o lo hubiera hecho con anterioridad.

El robot alzó sus poderosas tenazas, haciendo a un lado unas cuantas plantas con todo y sus raíces, muy cuidadoso de no maltratarlas. Excavó siguiendo un patrón cuadrado, sacando tierra por montones hasta que se detuvo hasta encontrar lo que buscaba. James sintió que el corazón le latía aprisa al enfocar a JARVIS bajar a su hueco recién hecho, el sonido lejano de metal chirriando llegó a sus oídos. Estaba abriendo algo. Aún en esa distancia, tuvo que ponerse una mano enguantada encima porque un aroma a podrido -cuerpos podridos- llegó a su nariz. Solamente la débil luz del reactor se alcanzaba a ver mientras el mayordomo hacía algo en aquel agujero, su voz apenas era audible, el sargento no pudo escuchar lo suficiente para saber qué estaba murmurando, el tono de voz era lastimero. Luego, después de unos larguísimos minutos en crudo silencio con el viento frío silbando entre los maizales, JARVIS saltó a la superficie, cubriendo aprisa aquel hueco, colocando de vuelta las plantas como los surcos modificados.

James se tumbó por completo en el suelo húmedo, bien oculto entre las largas hojas de los tallos cuando el dron saltó, volando de regreso hacia Manhattan. Permaneció en esa posición hasta estar completamente seguro de que no era vigilado y gateó por seguridad combinada con temor hacia el sitio donde había excavado el robot. Imposible distinguir en la oscuridad donde estaba aquel hueco, todo estaba en su lugar, un aroma a cuerpos podridos era perceptible, más estando a ese nivel del suelo. Puesto que nadie ponía un pie ahí, no existía forma de darse cuenta de ello, menos si habían sido tenazas robóticas quienes tocaban esa tierra húmeda, los rastros de calor eran imposibles. El sargento tembló ligeramente, con labios resecos y el corazón latiéndole a mil por hora. Estaba haciéndose de noche y la temperatura descendía abruptamente, era momento de volver, suerte que el escudo de protección silbando en lo alto confundió sus apresuradas pisadas entre las plantas.

-¿Qué carajos? -masculló cuando al fin llegó a su habitación a oscuras, casi desnudo porque tiró su uniforme en una de las calderas para no dejar ni un rastro que llamase la atención- ¿Qué carajos?

Tenía mensajes pendientes de su esposa que atendió de inmediato, en tanto se daba un baño a consciencia, entrando a la cama sin nada de sueño. La mañana siguiente le distrajo con la llegada de un transbordador con víveres y medicamentos proveniente de Industrias Stark, entre otras cosas. Fue Steve quien le notó extraño, atajándole en uno de los caminos exteriores de Manhattan donde solían correr por las mañanas.

-¿Qué pasa? No me digas que la ausencia de Nat te pone así -bromeó tentativamente el rubio.

-No es nada.

-Ah, vamos, Buck.

-En serio, estoy bien.

-¿Te sientes enfermo? ¿Es el brazo?

Barnes rodó sus ojos al escuchar ese modo mamá gallina. -No.

-Algo te sucede.

El sargento se detuvo en su carrera, tomando aire con las manos en las caderas. Se giró mirando alrededor. Farmbots estaban a la distancia cosechando lo último del maíz de la temporada. No había otras presencias a lo lejos. Tal gesto no pasó desapercibido por Rogers, quien de inmediato se acercó a él con una mirada más seria.

-¿Es JARVIS, cierto?

-Yo no...

-Dime qué sucede -una mano firme apretó el hombro de James.

-Steve, yo... -James dejó caer sus hombros- Bien, te contaré, pero quiero antes tu palabra de que no vas a ponerte como un loco.

-No te puedo prometer nada, solamente que haré lo correcto.

-Ew.

-Anda.

Bucky le contó lo sucedido con el mayordomo, desde que notara su primer vuelo hacia el sur hasta esa excavación en la noche. El rostro de Steve fue endureciéndose conforme iba narrando lo que hacía aquel dron aparentemente a escondidas. Cuando terminó, le miró fijamente sin expresión alguna, después solo le indicó con un gesto de la cabeza que volvieran a trotar, más despacio para hablar mientras terminaban aquel circuito.

-Gracias por decirme.

-Me siento un paria.

-No, Buck, estás cumpliendo tu deber.

-Él no es malvado.

-¿Sabes? Puedo darte razón en ello, es completamente diferente a que cometa equivocaciones.

-Creo que no te entiendo.

Con la mirada fija en el camino, el comandante asintió. -La razón para ir a Genosha no es únicamente por sus mapas topográficos antiguos, o presentarme ante su líder. Donald sospecha que el Agente Olsen está interesado en hurgar en sus famosas bóvedas secretas donde se guardan las memorias de las desaparecidas colonias. Ya lo hizo antes en la Tierra, aquí en Marte es mil veces más sencillo.

-¿Por eso lo incluiste en la comitiva?

-Sí, de algo me debe servir ese espíritu artero. Bucky, en los registros de la Tierra hay una lectura que se hizo sobre una tormenta solar que golpeó a varios planetas en su paso, incluido Marte. Si en verdad JARVIS viajó con Ho Yinsen, piloteando esa nave, sufrió el golpe de la tormenta.

-¿Qué estás queriendo decir?

-En aquel entonces, ese golpe electromagnético alteró el cerebro positrónico del robot. Te repito, estoy de acuerdo en que no es un enemigo como lo fue HYDRA. Pero realizó acciones muy cuestionables, tal vez las razones fueron válidas, no lo sé. Por eso quiero ir a Genosha.

-¿Qué hay en Genosha?

Steve se detuvo, casi estaban de vuelta en la colonia, el sonido de los bots trabajando como de los colonos con sus charlas era más claro para ambos.

-Los bosquejos de las cápsulas de emergencia de Manhattan. Si la historia que tú y yo conocemos de este planeta es verdad, encontraremos en esos esquemas los nombres de Ho Yinsen junto a las de Marty Shelley, entre otros. Pero eso no es realmente lo que busco -el rubio se llevó sus manos a su cintura, recuperando el aliento- El Doctor Shelley fue científico de HYDRA, así que debió ocultar sus hallazgos para no ser encontrados por los espías, era un apasionado de la mitología como bien sabes.

-¿Ajá?

-Esos bosquejos en Genosha no están hechos de papel, sino de cuero como en los códex romanos. Un material perfecto para ocultar con tinta especial los planos de JARVIS, el reactor de Ho Yinsen, y me atrevo a decir que incluso la forma de detener un Látigo de Fuego.

-¿Puedo comentar que estás rayando en la superstición?

-No, Buck, sé lo que digo. Porque esos bosquejos estuvieron a resguardo del propio JARVIS. Eran tan importantes para Shelley como lo fueron sus hijos, así que tanto esa información como los niños estuvieron en el mismo lugar. Uno que ya has visto existe.

-¿Estás... estás diciendo que todo este tiempo todas las evidencias de Manhattan fueron dejadas por el propio JARVIS? -el sargento jadeó, sorprendido- ¿Para qué?

-Su cerebro positrónico, Bucky. He estado charlando con el Doctor Pym. La base de la programación original del robot fue una simulación virtual. Para JARVIS, todo es una simulación virtual, todo es lo mismo, pero con diferentes variables. Estuvo relativamente quieto mientras no tuvo consigo el estímulo que disparara de nuevo sus directrices, entonces Tony apareció.

-Esto ya no es lindo, Steve, siento que estás a punto de decir algo que no me gustará.

-¿Crees que a mí me agrada?

-J... él no... -Barnes manoteó en el aire- Imposible.

-No, es posible. Su cerebro fue dañado durante esa tormenta solar y ahora vive en un bucle virtual donde cree que la supervivencia de Gregory Shelley es prioridad por sobre todos los colonos de Marte.

-¡Él no puede provocar los Látigo de Fuego! -gruñó el sargento.

-Pero sí sabe cómo detenerlos, más nunca lo hará hasta que ese peligro en su cabeza desaparezca, porque en su bucle virtual, todos nosotros somos una amenaza.

-¡Steve!

Éste le sujetó por los hombros. -No vuelvas a seguirle, solamente aumentarás su paranoia. Deja que siga haciendo su rito con esos cadáveres.

-¿Q-Quiénes son?

-Sé qué conoces la respuesta.

Bucky tragó saliva. -Arno y Gregory Shelley.

-Asesinados, por accidente u omisión, por el propio JARVIS.

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